Nuevos relatos publicados: 7

Follada anal en el descampado

  • 4
  • 19.378
  • 9,63 (24 Val.)
  • 0

Era un sábado normal, quedamos para salir y estar con unos amigos y fuimos a un descampado en el cual no hay mucha gente, para beber y estar un rato tranquilos.

Mientras bebíamos había un gran ajetreo de coches que subían, y lo más normal es que, al ser un descampado alejado, fueran para follar.

Dijo mi novia:

-¿De dónde vendrán?

Y la gente con la que estábamos empezó a reírse. Dijo una amiga suya:

-Pues de follar. ¿No ves cómo tienen los cristales, totalmente empañados?

Mi novia cambió la cara y me dijo:

-Jjjj, ya sabemos otro sitio más.

Estuvimos un rato más, tranquilos, bebiendo, fumando los que fumaban, y se hizo tarde (alrededor de las cuatro de la mañana). Nuestros amigos querían irse a casa, así que los llevamos, porque yo era el único que tenía coche.

Mi novia estaba muy cariñosa, y me dijo:

-¿Ya te quieres ir a casa?

-No. ¿Qué te apetece? -le contesté.

Se acercó, me dio un beso y me cogió fuertemente la polla con la mano.

-Podíamos ir al sitio de antes.

-Me parece bien.

Llegamos al descampado, aparcamos y nos pusimos cómodos.

Nos acercamos, nos besamos y empezamos a desnudarnos. Yo tenía aún mis calzoncillos y ella sus braguitas.

Empezamos a acariciarnos cada uno el sexo del otro, y yo, como podía, le comía las tetas y se las tocaba con la otra mano.

-Mmmmm, me encanta como me comes las tetas -me dijo

-Y a mi comerlas -le dije.

Ella buscó mi polla para comerla, despacito, mmm, cómo me gustaba.

Me encantaba, movía la cabeza, de arriba abajo, como se metía la polla entera y succionaba. No podía parar de jadear.

-Ohhhh, ohhh, sigue -decía

-Mmmmmm, que polla más rica.

Ella tenía toda la polla para ella, y empezó a pajearla cerca de la lengua, esperando leche.

Tenía la luz encendida y su cara de guarra me ponía loco.

Le toqué el coño y lo tenía empapado. Le dije:

-Ufff, guarra, como lo tienes

-Sii, fóllamee.

La abrí de piernas y se la metí lentamente. Despacito, luego cada vez con embestidas más fuertes.

-Ohhh, ohhhh, ohhhhhh -mi jadeo iba en aumento.

-Mmmmmm, sigue -el suyo también.

Se oía el sonido y llegar al final. Así estuvimos un rato hasta que dijo:

-Mmmmmmm, fóllame el culo.

La saqué despacito y se puso de espaldas a mí.

Le toqué sus jugos vaginales y se los llevé al culito, chupándoselo también un poquito.

Se estaba empezando a hacer de día, que rápido pasa el tiempo.

-Métemela, pero despacito, no seas bestia -me dijo.

-Vale, tranquila.

Empecé a meterla, era un poco difícil, cuando una gran parte estaba dentro empezó a chillar.

-Aghhhhhh, aghhhh, sácala

-¿Qué pasa? -dije.

-Me duele mucho, sácala y vuélvela a meter.

La saqué despacio y volví a intentarlo. Iba entrando:

-Sí, si, así.

Notaba que entraba toda.

-Sí, si, así, la noto -me decía

Pegué un último arreón y noté que ya estaba dentro.

-Mmmmmmm, sí, me gusta -Me decía

-¿Quieres que acelere? -Respondí.

-Si, si, si, mmmm.

Empecé a embestir, cada vez más rápido, notaba la presión, mmm, era increíble.

-Ohhhhh, ohhhhh -no podía parar de gemir

-Sigue, sigue-decía mi chica.

En ese momento una cabeza se puso en la ventana. Era el típico viejo que se levantaba a las siete para ir a pasear. Nosotros seguimos debido al placer. El viejo siguió palante pero miraba de vez en cuando hacía atrás. No me extrañaba que se hiciera una paja, si allí era todo campo y no había nadie. Pero eso ni nos iba ni nos venía, nosotros seguimos, estaba cerca de correrme.

Cada vez iba más rápido, notaba que le estaba reventando el culo y me gustaba. Veía que me iba y la avisé.

-Ohhhhh, ohhhhh, me corrooo. -le dije.

-Mmmmmm, si, si, córrete en todo mi culo.

Pegué un par de embestidas más y me corrí con todas mis fuerzas.

-Mmmmm, ohhhhhh -que gran gemido pegué.

La saqué, nos abrazamos y nos dimos un beso.

Le pregunté:

-¿Te duele? ¿Te ha gustado?

-Claro que me ha gustado, fiera -contestó.

Nos vestimos y nos fuimos rápido, era ya de día y cada vez había más ajetreo de gente por ahí.

Había sido una gran noche. Además, le habíamos alegrado la mañana al viejo.

Un saludo, Berto.

(9,63)