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Doña Carmen me quitó un peso de encima

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De  aquellos  polvos  vienen  estos  lodos.

Es lo que se puede pensar al ver lo que se expondrá en este relato y comprender mi comportamiento al ser yo el profesor con otras alumnas, como pudisteis ver en mi relato Diana, mi alumna traviesa. Explicaré como fue mi primera relación sexual con una MUJER, y nunca pensé que sería con alguien así.

Acabamos la clase de Educación Física, el profesor la verdad que nos daba bastante caña. Estaba sudando y quería refrescarme un poco en el vestuario, así lo hice junto a mis compañeros. No daba tiempo a ducharme porque después tenía clase. Comí una manzana que tenía en la mochila y salí fuera.

Asomé la cabeza en el vestuario de las chicas, se oían ruidos de ducha y la tentación me llamaba, era tímido pero no lo pude evitar.

-¿Qué haces aquí?-Me dijo Eva, una compañera de clase.

-Perdona, ya me voy.

Me encantaba Eva. O Más que Eva me encantaban sus tetazas, esas que tapaba con aquella toalla recién duchada. Menos mal que las demás chicas ya se habrían ido, sino me hubieran montado una buena.

-Que cerdo eres, vete de aquí, que como te pille mi novio te va a partir la cara.

Eva cambiaba mucho de novio, era la más espabilada de la clase, todos los chicos querían estar con ella pero evidentemente ella era la que elegía. Seguramente su novio se ponía morado con ella, estaba acostumbrada a comer pollas a diestro y siniestro, follarían todos los días varias veces y se habría corrido en su cara un montón de veces. Además su cara de puta la delataba. Qué envidia…

Salí de la zona de los vestuarios al pasillo para volver a clase pero notaba que tenía algo que me apretaba en los pantalones después de lo que había visto. Me dio vergüenza que me viera la gente así ya que se notaba y fui a la primera planta, donde estaban mezcladas las clases y los despachos de los profesores.

En la zona izquierda, la de las clases, había mucho bullicio así que decidí irme a la zona de los despachos. No había nadie y podía estar tranquilo, me pegué a una puerta y metí la mano por debajo del pantalón pensando en Evita. Estaba en la típica edad de las pajas, como la mayoría de chavales que empiezan a descubrir cosas, así que era normal, o eso decían…

Hasta ahora nunca había tenido ninguna relación sexual con ninguna chica, sólo los típicos piquitos del principio. Seguro que Eva hacía cosas con su novio que yo a esa edad ni me imaginaba que se podrían hacer.

A lo que íbamos, me pegué a la puerta, bajé la cremallera de los vaqueros y metí la mano dentro del pantalón, tocando por encima de los calzoncillos. La tenía durita y notaba que cada vez iba a más. Atravesé la ropa interior y empecé a hacerme una paja en toda regla, acababa de hacer deporte así que seguía tenso y sudando. Me imaginaba comiéndome las tetas de Eva y me preguntaba cómo sería tocar unas tetas suavemente y restregar mi polla con ese cuerpo.

De repente, para mi sorpresa, se abrió la puerta, y ¿quién era?, era Carmen Iborra, mi profesora de Biología y Geología.

Saqué la mano del pantalón pero se notaba demasiado. Había jugado con fuego poniéndome ahí y me había quemado. Me había pillado de lleno.

Sólo se me ocurrió decir:

-Ohh, adiós-Y casi sin mirarla de la vergüenza iba a  bajar las escaleras del edificio.

-¿Qué pasa, Berto? ¿Tienes algún problema? –Me dijo con una tranquilidad que me sorprendió, parecía que no le extrañaba verme así.

-No, maestra, ya me voy.

-¿Te estabas masturbando, verdad?-preguntó.

-No, no, estaba mirando una cosa-contesté.

-Tienes las cremallera bajada y algo ahí que abulta demasiado. No sueles ir con la cremallera bajada.

Se acercó y me empezaron a temblar las piernas, os recuerdo que aún no había tenido ningún tipo de contacto íntimo con nadie.

Me dijo:

-Tranquilo, es normal que a tu edad tengas inquietudes y deseos por descubrir cosas y te puedas sentir atraído por una profesora.

Vaya, ella se creía que estaba allí por ella cuando en realidad ni siquiera sabía que ese era su despacho. Aunque mi profesora Carmen Iborra era realmente bella y con una gran delantera, tendría alrededor de 35 años pero muy buen cuidada, muy bien vestida y siempre muy atenta. Los alumnos en más de una ocasión hemos podido imaginar cosas con ella pero estaba felizmente casada. Llevaba faldita corta, camiseta y unos zapatos muy bonitos. Había tenido suerte en ponerme justo donde estaba su despacho.

Se puso al lado mío, me acarició la cara y me tocó el pecho.

-Relájate, estás muy tenso. Tienes las pulsaciones a flor de piel.

-Será por la clase de Gimnasia, profe-contesté, pero se notaba a la legua que no era por eso.

-Tranquilo, entra a mi despacho y bebe un poco de agua.

Yo entré con toda la inocencia sin imaginarme lo más mínimo de lo que iba a pasar dentro de un rato.

Carmen me preguntó:

-A ver, Berto,¿por qué vienes con la cremallera bajada? ¿Qué has visto?.

No sabía si decirle la verdad, pero era una persona que transmitía una tranquilidad y confianza que sabía ganarse  a los alumnos.

-Pues hemos acabado la clase de Gimnasia y sin querer he visto a Eva con una toalla recién duchadita.

-Vaya con esa muchacha, si en vez de calentar a todo el mundo se dedicara más a estudiar sería una licenciada.-Dijo Carmen.

Estábamos los dos de pie, cerró la puerta del despacho y me tocó la cara. Me dijo que me veía más relajado y en cuestión de segundos bajó la mano por mi cuerpo y metió su mano dentro de mi cremallera, acariciando mi polla por encima de la ropa interior.

-Doña Carmen, ¿qué hace?-Le pregunté ansioso.

-Tranquilo, Berto, cariño, no es bueno que te quedes con eso dentro, tienes que quitarte ese peso de encima.

Y sin más miramientos me besó la cara, metió la mano dentro del calzoncillo cogiendo mi polla erecta y sacándola justo por la cremallera sin quitarme los vaqueros en ningún momento. Empezó a masturbarme fuertemente con mucha violencia con una pasión desatada. Yo no había vivido eso así que empecé a jadear fuertemente. Tenía una sensación rara, al principio lo hizo sin avisarme, como en contra de mi voluntad y sentía como que estaba siendo acosado o violado, pero evidentemente con el paso del tiempo me estaba empezando a gustar.

No me había visto nunca así la polla, estaba grandísima y durísima, apretaba hasta el frenillo y tenía un capullo enorme. Pero yo estaba en blanco, era incapaz de pronunciar palabra y sólo jadeaba.

-Ohh, ohhhhh, uhh, mmm,profe.

-Bien, Berto, disfruta pero haz sonidos menos fuertes que nos van a escuchar.

Yo le tocaba la cintura y con la euforia cada vez me iba más arriba. Me preguntaba si le sentaría mal que le tocara las tetas pero mi polla notaba que iba a explotar y yo también quería aprovechar así que le levanté la camiseta, le aparté el sujetador sin quitárselo y vi sus tetas. Eran mejor de lo que me esperaba !!

Apreté sus tetas y empecé a comérselas mientras ella seguía pajeándome. Tenía unos pezones enormes, y le pegué un bocado muy muy fuerte.

-Ahhh, cabrón, me has hecho daño.

-Perdón, no lo he podido evitar.

Yo notaba que me iba a correr, no sabía si lo que estaba pasando era realidad o un sueño.

La avisé:

-Doña Carmen, no pares, más rápido, voy a correrme.

-Bien, Berto, suelta lo que tienes dentro.

-Fuerte, Doña Carmen

-Si,Berto, disfruta.

-Fuerte, Doña Carmen.

-Si,Berto, disfruta.

Su mano iba a mil por hora y yo estaba temblando, notaba que me corría.

-Ohhhhh,ohhhhh.-Parecía un cerdo.

Ella veía que me iba al ver los temblores y gemidos y me puso su mano izquierda en la boca mientras seguía masturbándome con la derecha.

-Ohhh, ummmmmmm.

Y me corrí con tal violencia contra la pared que incluso se me taponaron los oídos. El semen caía a chorros por la pared, Doña Carmen sacó unas toallitas para limpiar su mano y mi polla.

-¿Te ha gustado, Berto?

-Si, Doña Carmen, me ha encantado, ufff-Estaba rojo como un tomate pero me notaba mucho más relajado como si me hubiera quitado un peso de encima.

-Pues vete a clase, luego limpiaré esto- Señalando a la pared empapada de semen, y me dio un beso en la frente.

Esa fue mi primera relación íntima con una mujer.

Después de eso Doña Carmen Iborra me trataba en clase como uno más sin tener otro tipo de relación diferente. Incluso parecía que se había olvidado de lo que había pasado, o quizás fuera un momento de calentón y luego se arrepentiría ya que como he dicho antes estaba casada. Pero yo sé que ella no se ha olvidado de eso, ni yo tampoco…

Esa experiencia me espabiló mucho y quizás explica mi comportamiento después con algunas de mis alumnas con las que también he tenido relaciones sexuales como aparece escrito en alguno de mis relatos. También puede tener relación con lo cerdo y vicioso que he sido durante mi vida.

Esto es todo, si alguien tiene interés en conocerme, alguna duda o se siente identificada con el relato mi Skype es Berto Jimenez Montero.

Si hay alguien que prefiere mandarme un correo puede mandarlo al Hotmail [email protected].

En Facebook Berto Jiménez Montero.

Espero que os haya gustado, un saludo, Berto.

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