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Pequeñas Viciosas: Marina

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Marina era una jovencita agraciada en la vida, no sólo por venir de buena familia, a eso había que añadirle su físico. De estatura en la media, sobre 1,67 , cuerpo tonificado, una bonita piel rosada, rubita de pelo largo y sedoso hasta casi la cintura, unos ojos castaños preciosos, pecho no muy grande pero firme y bien colocado, todo en ella llamaba la atención, pero sobretodo, su culo. Un culo de esos de que te giras a mirar casi sin ningún tipo de disimulo cuando la chica pasa por tu lado, un culo que muchos definiríamos como perfecto, redondito, con el volumen y proporciones exactas que le daban el juego que hacía con su fina cintura, no asomaba en él rastro alguno de esa detestada piel de naranja por las mujeres a pesar de su tamaño. Seguramente aquí habría que agradecer bastante que Marina se cuidaba mucho, le gustaba el deporte y por ello practicaba la natación 6 veces en semana, a veces incluso más.

Cuando estaba en la piscina, había muchos hombres y chicos que la miraban. Debido a sus formas, con solo andar un poco, el bañador se le iba metiendo entre sus cachetes y para cuando llegaba al borde de la piscina para prepararse y tirarse, el bañador ya estaba más próximo a tanga que a otra cosa. Ella no era ajena a este hecho. Sabía que la desnudaban con la mirada. Y aunque si bien no era pudorosa con el tema de como le quedaba el bañador, la manera de vestir y alguna que otra cosa más. Sí es verdad que esa situación le producía cierto asco. Ya que a pesar de que tenía novio y de haber perdido la virginidad, en el fondo seguía siendo una chica con mentalidad antigua, debido a que sus padres le dieron una educación conservadora.

Marina tenía varias amigas en la piscina, con todas hacía muy buenas migas, en especial con Natalia la cual tenía una hermana, como ella, pero en este caso melliza. Quizás por eso entre ellas se contaban más cosas y hablaban de muchos temas íntimos. De hecho fue a Natalia a la primera que le contó que había perdido la virginidad con su novio, ya que su hermana estaba fuera del país estudiando en Estados Unidos.

Natalia le preguntaba que si ya se la había chupado a su novio, que si le dejaba que le diera por detrás, que con lo bonito que lo tenía seguro que lo estaba deseando, a lo cual la rubia se limitaba a sonrojarse, reír y decir.

.- Pero tía !! que guarra eres, déjame! jaja

Natalia y Marina eran como la noche y el día, ya que aunque también guapísima y de estupendo cuerpo (si bien no se parecían en nada), su mentalidad era mucho mas abierta, era provocativa, tanto vistiendo como hablando y le daba igual. De hecho en la piscina tenía cierta fama de calientapollas, pero esto a Marina le daba lo mismo, ya que con ella siempre se había portado muy bien. Como una verdadera amiga.

Lo cierto es que cada vez que hablaba con ella, terminaba con un quemazón en su interior. A Marina le gustaba imaginarse esas cosas, pero algo dentro de ella no la dejaba, además no ayudaba tampoco la parecida educación a la suya que había recibido su novio. Por lo tanto, cuando tenían sexo, este consistía en poco mas de diez minutos en la posición del misionero.

Poco sospechaba ella por aquel entonces lo rápido y radicalmente que iban a cambiar las cosas.

Marina era una excelente estudiante, pero en este ultimo trimestre se le estaba atragantando Química, estaba muy agobiada, y cuando le entregaron su examen que no llegaba ni al tres, pensaba que se le venía el mundo encima, no solo por lo que suponía su primer suspenso y más a esas alturas del curso cuando se estaba jugando todo. Si no por la bronca que sabía que le caería al llegar a casa.

Para su suerte, cuando llegó, hacía poco más de media hora que su hermana mayor había llamado anunciando que llegaba en unos días para quedarse un par de semanas. Con lo cual gracias a la alegría de sus padres, la reprimenda fue menor y se quedó en una simple retirada de móvil unos días y en tener que asistir a unas clases particulares un par de veces por semana para mejorar sus notas.

Marina lo aceptó sin protestas sabiendo que se había librado de una buena, es más, estaba muy conforme con todo hasta que llegó el primer día de sus clases. Sus padres le habían encontrado un profesor cerca de la piscina donde ella iba a nadar, y en un horario con el que lo podía compaginar perfectamente. Iba con dos mochilas, una para las clases y la otra para la natación con su bañador, toalla, gorro, gafas... ya que por horario no le daría tiempo a volver a su casa a por las cosas.

Tocó el 3ºB y le contestó una voz grave, en cuanto dijo quien era y a qué iba, abrió la puerta y subió por el ascensor. Cuando llegó al piso, la estaba esperando su profesor en la puerta, un hombre mayor, de unos 50 o mas pensó ella, grande, muy doble, con algo de barriga y algo desarreglado, sin afeitar, no le dio muy buena impresión. A Marina le resultaba familiar esa cara pero no recordaba de qué.

.- M: Hola! Buenas tardes. Saludó con vergüenza.

.- Buenas tardes, me llamo Fernando, me puedes tutear si quieres.

.- M: Va... vale. A Marina aquel hombre le imponía tanto que hasta tartamudeó un poco.

Pasó a su piso, y se podría decir que la vivienda estaba a imagen de su propietario, desordenada en su mayoría y también algo oscura. Todo lo contrario que el cuarto donde éste le impartiría sus clases, todo ordenado al detalle y bien limpio. Marina pensó que ya podía tener toda la casa igual.

Después de hora y media prácticamente sin descanso, Fernando le dijo de parar y que si quería algo de agua, a lo cual Marina respondió con un sí por favor. Cuando volvió mientras le daba un buen trago al vaso, su profesor le preguntó.

.- F: Por qué traes dos mochilas? Si puede saberse.

.- M: Sí sí claro, es que de aquí voy a la piscina que está ahí al otro lado del parque y como no me da tiempo de volver a mi casa, pues ya me vengo con la mochila y las cosas preparadas. Mientras decía esto Marina notó como le cambiaba la cara a su profesor.

.- F: Vaya, ya decía yo que de algo me sonaba tu cara. Y sonrió con un gesto en su cara como de superioridad o chulería. - Creo que te he visto más de una vez por la piscina. Yo también voy, la natación es algo muy sano para el cuerpo.

Y entonces lo recordó, claro que le resultaba familiar la cara de aquel hombre, lo que pasa que sin el gorro le había costado reconocerlo, pero no había dudas, era uno de los que se la quedaba mirando en la piscina sin ningún tipo de vergüenza, no le importaba que ella se diera cuenta, le daba igual.

Marina sintió ese asco que le daba la gente así, pero para su sorpresa, también ese quemazón con el que acababa cada vez que hablaba con su amiga Natalia.

La hora que quedaba de clase pasó más lenta de lo deseado para ella, además, para colmo, después de saber que su profesor la había visto prácticamente con todo el culo fuera y la miraba de esa forma, ahora le era prácticamente imposible concentrarse en aprender algo, quería que la clase terminara cuanto antes para salir de allí.

Cuando se cumplió la hora, Marina recogió a toda prisa y se despidió de Fernando. Pero este antes de irse le dijo.

-. F: Adiós rubita, ahora en un rato te veo a ti y a ese bañador que te queda tan bien.

Marina ni contestó, se puso roja como un tomate y salió hacia la piscina todo lo rápido que pudo.

Una vez allí, sentada en un banco del vestuario, intentó tranquilizarse respirando hondo, no podía creer lo que le había dicho su profesor, no quería que la viera en la piscina, pero tenía que entrenar, y mucho menos quería volver a ese piso a dar clases, pero no tenía nada que ponerle de excusa a sus padres.

Sin muchas ganas se cambió, y se dispuso a nadar, pensó que así se le pasaría el tiempo más rápido, ya que para la hora te terminar había quedado con su novio, para ir a recibir a su hermana a casa.

Entró en la piscina mirando para los lados, y se sintió aliviada cuando no vio a Fernando por ninguna parte.

Estuvo tan concentrada entrenando y dándole vueltas a la cabeza que se le pasó el tiempo volando. Ya casi se había olvidado, cuando mientras estaba recogiendo sus chanclas del suelo, alguien pasó por detrás y lo suficientemente alto como para que se enterara ella, pero ninguna de sus compañeras que ya se dirigían al vestuario, le dijo.

.- En esa postura te queda el bañador aun mejor.

Marina se puso derecha al instante como si tuviera un resorte y vio como Fernando pasaba hacía los vestuarios con su sonrisa de superioridad. Allí se quedó sola al borde de la piscina, sentía como le ardían las mejillas y no era para menos, otra vez se había puesto muy roja.

Llegó al vestuario apenas recomponiéndose, Natalia la vio rara y le preguntó si pasaba algo, a lo que contestó que sólo le había entrado algo de calor y que tenía mucha prisa.

Se duchó y se cambió lo más rápida que pudo. En la puerta de la piscina la estaba esperando su novio, este al verla llegar seria le preguntó si le pasaba algo, ya que le parecía raro que no estuviera más alegre cuando iba a llegar su hermana que no la veía desde hacía meses.

Marina puso la excusa de que le dolía un poco la cabeza y cuando se iban a ir, escuchó otra vez esa voz.

.- Adiós Marina, hasta el viernes.

.- Quien es ese? Le preguntó su novio.

.- M: Es mi profesor de las clases particulares.

.- Anda qué bien no? Vaya casualidad que venga a la misma piscina que tú, así si un día te tienes que quedar más tiempo en las clases y te coincide con que el venga te puede traer también.

Marina no supo ni como responder a eso, la simple idea de verse ella montada en el mismo coche que Fernando le hizo tener escalofríos.

Llegó a casa con su novio, y no tuvieron que esperar mucho hasta que su hermana Paula apareció, se abalanzó sobre ella y se dieron un fuerte abrazo, las dos con lagrimas en los ojos, su hermana mayor a pesar de todavía no tener los 20 años siempre había sido muy madura y Marina pensaba que ahora con su hermana allí todo se arreglaría por arte de magia con solo contarle sus problemas.

Nada más lejos de la realidad, Marina se fue dando cuenta con el paso de los días y de ir contándole confidencias (su vida sexual) a Paula, a la que se parecía bastante físicamente, (Marina tenia algo mas de culo), que ésta ya no pensaba como ella, y estos meses en el extranjero habían hecho que su hermana fuera mucho más abierta de mente.

De hecho su hermana fue muy directa, y le dijo que con una relación con ese tipo de sexo, se podrían querer mucho, pero nunca llegaría a buen puerto si no estaba bien follada. Esa forma de decirlo escandalizó a Marina que se enfadó y salió del cuarto.

No podía creer lo que le había dicho Paula, llevaba dos días ya allí pero es como si hubiera vuelto otra persona y no su hermana, para colmo, ya estaba a viernes, y tenía que volver a casa de Fernando para dar clases.

Llegó pasadas las cinco de la tarde al piso, Fernando le abrió con su gesto de superioridad ya habitual.

.- F: Llegas tarde.

.- M: Per- perdón, se ha retrasado un poco el autobús.

.- F: Vale. Dijo el profesor apartándose para dejar paso a Marina y cuando ésta estaba a su altura le dio un pequeño cachete en el culo. - La próxima vez que llegues tarde te daré fuerte.

Marina se quedó petrificada, no sabía si salir corriendo o qué, optó por seguir andando. Ese día no hubo pausa para beber agua. Quería irse todo lo pronto que pudiera de allí. Cuando se disponía a irse, Fernando le pidió que le diera su número de móvil, que la semana que viene estaba ocupado y no sabía si tendría que cambiar algún horario de las clases.

Marina se alegró de la posibilidad de no ver a Fernando en algún tiempo y más se alegró cuando no lo vio aparecer el viernes por la piscina.

Sin embargo todo cambió a partir del sábado. Como todos los sábados había quedado con su novio, pero este en particular iba a ser especial, sus padres habían salido a una celebración a un pueblo no muy lejos de la ciudad, pero pasarian la noche fuera por el tema de no conducir bebidos. Con lo que le había prometido a su novio que tendrían sexo en su casa. Para lo cual se había depilado de forma muy especial un pequeño triangulo no mas largo que la barba de un hombre después de tres días.

Pidieron a una pizzeria y cenaron viendo una película. En cuanto la película terminó se dirigieron a su cuarto, y allí comenzaron a abrazarse y besarse, se desnudaron y su novio estaba ya con la polla tiesa, normalita de longitud y fina, pero era la única que había visto y le gustaba. Se quedó mirándola, y pensó en lo que le decían Natalia y lo que también le dijo su hermana. Empezó a agacharse, dispuesta a descubrir algo nuevo... pero su novio la cortó.

.- Qué haces?

.- M: Na-nada, bajar a tumbarme.

Marina se tumbó resignada, por primera vez no le apetecía hacer nada con su novio, este se puso el preservativo y se tumbó encima suya y comprobando que estaba mojada, se la metió en esa postura. Así, igual que siempre, durante mas o menos el mismo tiempo que siempre y casi igual que siempre, solo su novio llegó al orgasmo. Una vez creyó sentir uno, pero Marina no estaba segura. Su novio se echó hacía un lado y al poco quedó dormido.

Ella sin embargo no podía dejar de darle vueltas a la cabeza, y al poco escuchó un ruido. Se levantó para comprobar que había sido. Asomó la cabeza al pasillo pero nada, estaba a oscuras y no veía apenas nada. A tientas fue andando por el pasillo, hasta volver a escuchar ruido. Puso toda su atención en los oídos y le pareció reconocer los ruidos como una respiración fuerte. Andó un poco más, y llegó a la altura del cuarto de su hermana. La puerta estaba entre abierta y esos ruidos parecían salir de la habitación. Con un poco de temor, miró a través del hueco que había, gracias a la ventana del cuarto que daba a la calle, entraba la suficiente luz como para ver lo que pasaba allí dentro y lo que vio la dejó con la boca abierta.

Su hermana Paula estaba moviéndose como loca encima de un chico, no le veía bien la cara, pero creía que no lo conocía de nada, cosa rara ya que conocía a todos los amigos de su hermana.

Pues el hecho es que allí estaba su hermana, ahora totalmente abierta de piernas, con el chico encima y agarrándole por los tobillos y bombeando a un ritmo y con una fuerza que nunca hubiera imaginado, de hecho sentía envidia, veía a su hermana como disfrutaba y se preguntaba qué sería el sentirse así. De repente, le vino, ese quemazón, que ya había sentido otras veces y esta vez no lo pudo evitar, allí a escondidas mirando como follaba su hermana, metió una mano por debajo de sus braguitas y empezó a masturbarse por primera vez. Eran unos dedos inexpertos, pero poco tardaron en descubrir como darse placer.

Se masturbaba al mismo ritmo que veía follar a Paula, pensando que era a ella a la que estaban follando, cada vez más rápido, le estaban empezando a temblar las piernas. El chico salió de dentro de su hermana la cogió de la cabeza y se la acercó a la polla, ésta abrió la boca, mientras Marina viéndolo se preguntaba que pasaba. Y de repente explotó, el chico se estaba pegando una monumental corrida en la cara de su hermana y ésta con la boca abierta como pidiendo que cayera algo dentro.

Esa visión, de el chico duro y su hermana haciendo lo que le pedían, hizo no se sabe como, que en un pequeño instante, imaginara que el chico era Fernando con una gran polla y que su hermana... su hermana era ella!!, no duró mas de un segundo esa imagen, pero fue el tiempo suficiente para que mordiéndose el labio (llegando incluso a hacerse algo de sangre) para silenciar el gemido, Marina llegara al primer orgasmo de su vida, un tremendo orgasmo que de tanto placer hizo que le fallaran las piernas y se quedara allí arrodillada en el pasillo durante unos minutos, con su mano aun bajo sus braguitas y preguntándose, por qué.

Al día siguiente nadie pareció haberse enterado de nada, su novio se marchó temprano antes de que volvieran sus padres y no había ni rastro del chico que vio la noche anterior follar con su hermana.

El día se le pasó lento, no paraba de pensar en lo sucedido y de recordar que había pensado en Fernando y en ese momento había sentido su primer orgasmo. Parecía que la cosa iba mal, pero fue a peor, el lunes le pusieron examen de química para el lunes siguiente y para colmo, cuando llegaba a casa recibió un whatsapp de Fernando anulando la clase del martes.

No tenía ningunas ganas de verlo, pero su prioridad era aprobar.

El miércoles y el jueves se cruzó con Fernando en la piscina y le dijo que le hacía mucha falta la clase del viernes que tenía un examen el lunes. A lo cual éste le dijo que podría dar la clase sin problemas. Que llegara a las cuatro y media en vez de a las cinco como habitualmente para así aprovechar un poco más.

No sabe por qué pero le dio como un poco de alegría, incluso no se disgustó cuando Natalia le dijo en el vestuario.

.-N: Oye el hombre ese con el que estabas hablando, cuantito te has girado, te ha mirado el culo y se ha pasado la mano por el paquete, qué cerdo no?, te pone cachonda eso?

.- M: Joderrr Natalia cómo me dices eso?

.- N: No se tía, a mi me pondría. Dijo sacando la lengua y guiñándole un ojo. A lo que añadió. - Pero si fuera un futbolista o algo, no ese, claro. Jaja.

Llegó el viernes y aunque Marina se dio toda la prisa que pudo, de hecho no se cambió después de educación física (iba con unas mallas negras muy ajustadas), no pudo llegar antes de las cinco menos cuarto a casa de Fernando, ella se esperaba lo peor después de las palabras de él la otra vez que llegó tarde. Pero afortunadamente su profesor la hizo pasar con el único comentario de venga que hay que aprovechar el tiempo.

La clase fue la más amena de todas hasta el momento y por primera vez se le pasó rápido el tiempo y pudo estar totalmente concentrada en lo que le estaban explicando.

Cuando fue la hora de ir a la piscina Marina se despidió, a lo que Fernando le contestó que puede que la viera en un rato que a lo mejor iba el también. Cuanto Marina se inclinó a coger su mochila de la natación, éste le dio una tremenda palmada en el cachete derecho, que seguro que se escuchó hasta en el piso de al lado.

.- F: Te dije que la próxima vez que llegaras tarde te iba a dar fuerte. Y parece que tu venias preparada para que te diera con esas mallas que cualquiera ve que llevas un buen tanga, guarrita.

Marina lo miró con odio, sus mejillas encendidas y sus ojos vidriosos y salió del piso a la carrera, escuchando las sonoras carcajadas de Fernando.

Llegó a la piscina un poco tarde, sus compañeras ya estaban dentro, estaba muy nerviosa por lo que decidió sentarse un momento, se tocó el culo, aun le picaba. Con tranquilidad empezó a cambiarse. Cuando se puso el bañador se miró al espejo y vio que tenia toda la mano de Fernando señalada en el culo. Qué vergüenza!! me va a ver todo el mundo, pensó, pero para su incredulidad a la vez que pensaba eso notó una cierta humedad en su chochito. No se lo podía creer. Se había excitado.

Enfadada como estaba, se volvió a cambiar, y volvió a su casa sin nadar. Creía que nada podía ir a peor.

Pero cuando llegó a su casa, su madre le dijo que Fernando había llamado, que estaba muy preocupado por su examen del lunes, que creía que le hacían falta más clases, y que le hacía el favor de mañana sábado, se quedara en su casa desde la mañana después de entrenar hasta que hiciera falta.

Marina se quedó de piedra. No quería suspender, pero no quería volver otra vez a aquel piso... o sí.

El sábado por la mañana transcurrió más deprisa de lo que ella quería y cuando se quiso dar cuenta estaba subiendo ya por el ascensor para el piso.

.- F: Hola. La saludo Fernando que la esperaba en la puerta como siempre, pero esta vez su gesto de superioridad era incluso mayor.

Marina entró sin decir nada y se dirigió a la sala donde le daba las clases.

Empezaron con una nueva lección, pero al poco Fernando paró. Marina levantó la cabeza y vio que la estaba mirando.

.- M: Qué... qué pasa?

.- F: Donde te metiste ayer rubita? Fui a la piscina a sobarme la polla viéndote y mi sorpresa fue no verte allí. Dijo con tono muy serio.

.- M: Es... que me diste muy fuerte y se me quedó la mano señala, ni loca iba a pasar la vergüenza de ir con la mano marcada por toda la piscina.

.- F: Muy bien, pues vete.

.- M: Cómo? Dijo Marina sorprendida.

.- F: Que te vayas, no pienso darte más ninguna lección

.- M: Pero y eso a qué viene ahora? Necesito aprobar, no me hagas esto por favor.

.- F: Viene a que a ti no te dio la gana de nadar ayer para que yo no te viera en bañador y a mi no me da la gana de darte clases ahora. A menos... Y otra vez puso esa cara, pero esta vez con un brillo especial en los ojos.

.- M: A menos qué? Dijo Marina con una esperanza renovada.

.- F: A menos de que te pongas el bañador ese que te queda tan bien y demos la clase en bañador, para que no te sientas sola, yo también me pondré el mio. Jajaja.

Marina lo miró con odio, pero no le quedaba otra, así que accedió. Fue al cuarto de baño y se puso ese bañador azul marino que tan ajustado le quedaba. Estaba húmedo de haberlo tenido puesto apenas una hora antes en el entrenamiento. Con lo cual estaba frio y eso hizo que se le pusiera la piel de gallina y los pezones de punta. Cuando volvió Fernando estaba allí sentado en el pico de la mesa con sus calzonas puestas y una camiseta de tirantas, a pesar de no hacer todavía mucho calor en la calle, en el piso se estaba bien.

Iba a sentarse cuando...

.- F: Espera !!

Marina se quedó quieta.

.- F: Todavía falta algo... algo que no pude ver ayer. Date la vuelta. Ordenó.

.- M: Qué!?

.- F: Que te des la vuelta te digo. Ayer no pude ver mi mano señalada, así que la veré hoy.

.- M: Qué dices tío !! tú estás mal de la cabeza.

.- F: Mira niña, dijo Fernando mientras la cogía del brazo. O lo tomas o lo dejas, si no ya te estás yendo de aquí y reza o chupasela el lunes al profesor en el examen para que te apruebe guarra.

Marina con resignación no le quedó otra que aceptar y lentamente se dio la vuelta. Mostrando ese culo que tanto le gustaba a Fernando.

Casi sin tiempo para prepararse, Fernando le dió una fuerte palmada, de nuevo en su cachete derecho, pero cuando se iba a volver, éste la cogió del hombro con una mano, y con la otra le dió otro cachete, esta vez en el izquierdo, sin tiempo a reaccionar otro, y otro. No eran muy fuertes, pero si lo justo para que sonaran y picaran un poquito.

La sorpresa fue, que al poco, esas palmadas en el culo iban acompañadas por unos gemidos de placer de Marina. Ya no hacía falta mano en el hombro que la sujetara, ahora era ella la que apoyada con las manos en la mesa, sacaba un poco el culo, para que Fernando pudiera darle a su antojo en la nalga que quisiera.

Esto no hizo otra cosa que encender aun mas a su profesor, que la estaba llamando de todo.

.- F: Lo sabía, si es que lo sabía !! desde el primer día que te vi, con esa carita de niña buena, y este culo... zorra, puta, guarra...

Cada palabra iba acompañada de un pequeño azote y esto a Marina le estaba gustando cada vez más.

Fernando paró, llevó las manos a los elásticos que el bañador tenía por encima de la cadera y empezó a tirar de ellos hacia arriba, haciendo que el bañador se frotara por el chochito ya húmedo de Marina.

Marina ya por mucho que quería no podía disimular nada, se mordía el labio y gemía y gemía como loca. Le temblaban las piernas y estaba a punto de llegar al orgasmo por segunda vez en su vida. Pero en ese momento Fernando paró.

.- F: Aaah no, eso si que no, aquí no te corres hasta que yo te de permiso putita. No tengas prisa, tenemos todo el día por delante y te voy a dar un par de lecciones.

Ella lo volvió a mirar con odio, pero esta vez en su mirada también había deseo, un deseo de que la poseyera con todas sus ganas.

Fernando le dió la vuelta y la puso de cara hacia él, le pasó una mano por encima de la tela que cubría su hermoso chochito y sonrió al comprobar que la tenía empapada.

.- F: Veo que te gusta mucho esto zorrita, ahora si quieres seguir disfrutando vas a ser una niña buena y obediente. Vamos, bájame las calzonas.

Marina se lo pensó un momento, pero su cuerpo podía mas que su mente en esos momentos y agachándose le bajó las calzonas a su profesor. Ante su cara, quedó una polla gordisima y venuda, de buen tamaño. Sinceramente quedó muy impresionada ya que de cerca solo había visto la de su novio.

.- F: Cógela y empieza a moverla.

Ella levantó el brazo y con su mano temblorosa agarró aquella polla que ya estaba durisima y apuntando al cielo. No podía abarcar toda la polla de gorda que era y eso la impresionó aun más. Tanto que por la comisura de la boca que tenia entre abierta le empezó a caer un hilillo de baba y no se dió ni cuenta. Estaba totalmente embobada con lo que tenía enfrente.

.- F: Venga, metetela en la boca.

.- M: Es... es que yo nunca...

.- F: No me digas que mi putita nunca ha chupado una polla, no me lo creo, es como si me dijeras que nunca te han dado por detrás con ese culo levantado que tienes que parece que está pidiendo polla a todas horas.

Marina roja de vergüenza no contestó y se limitó a agachar la cabeza y mirar al suelo mientras le seguía moviendo la polla.

. -F: Dios!! no te han dado por el culo, así que mi putita es una mal follada. Pues no te preocupes, que eso lo vamos a solucionar. Dijo Fernando mientras la cogida de las axilas y la volvía a poner de pie. Pero ahora mismo tengo que estar un poco más “despejado” para enseñarte y ya no me puedo aguantar más.

La empujó contra la mesa de estudios, la cogió de las tirantas de los hombros, y de un tirón le bajo el bañador hasta los tobillos. Marina en un acto reflejo se tapó como pudo con las manos. Pero su profesor rápidamente se las apartó. Dejando a la vista ese chochito depilado en forma de pequeño triangulo, y esas tetitas bien formadas y duritas con los pezones pequeños y rosados.

Pareció volverse loco con esa visión, se abalanzó a chuparle las tetas y las manos las llevó hacia el culo, el cual sobaba y abría a conciencia, mientras movía sus caderas rozando su gordo miembro por fuera de la rajita de Marina. Ésta se limitó a dejarse llevar, lo rodeó con sus brazos y abrió un poco las piernas para facilitar el roce, mientras volvía a intensificar sus gemidos.

Cuando Fernando vió que su polla estaba lo suficientemente empapada. Cogió a su alumna, la sentó sobre la mesa y la abrió bien de piernas. Ella ya sabía lo que venía, así que se preparó. Su profesor puso la punta en la entrada de su coñito e hizo un poco de presión, pero entre lo estrecho y resbaladizo que lo tenía en ese momento, la polla se deslizó por encima. Volvió a colocarlo en la entrada, y esta vez aguantando con un par de dedos para que no se fuera hacía arriba, pegó un pequeño empujón. Con el que consiguió meter la punta de su polla en aquel precioso chochito.

Marina dejó escapar un gritito, mezcla de gusto y un poco de dolor, ya que no estaba acostumbrada al grosor de esa polla.

Fernando poco a poco fue introduciendo todo su mástil, hasta que sus huevos tocaron el culo. La tenía toda dentro, y tampoco le había costado mucho, debido al grado de excitación que tenía su alumna. Notaba como ese coñito parecía querer succionarlo todo, pedía más a gritos y él no se lo iba a negar. Así que tras un par de movimientos mas suaves, empezó a taladrar a Marina con todas su fuerzas. La chica estaba lubricando cantidad, ya que con cada embestida se escuchaba un “chop” y también notaba sus huevos mojados.

Marina no podía aguantar ya más, estaban follandola muy duro, y eso le encantaba. Era la primera vez en su vida que se lo hacían así y encima alguien que en principio le daba asco y más de 30 años mayor que ella. Al poco tiempo de que su profesor la estuviera follando con toda su fuerza, ella no pudo más y abrazándose con fuerza alrededor de su cuello, llegó a un tremendo orgasmo que hizo que contrajera todo su cuerpo, llegando incluso a rodearlo y presionarlo con las piernas.

Fernando que al notarlo le encantó más aun lo que estaba pasando, decidió que su momento había llegado también. Agarrándole del culo la levantó a pulso y manteniendo la en brazos empezó a metersela aun más fuerte. Le quedaba muy poco y por los gemidos de Marina parecía que ella iba a llegar de nuevo. Como pudo abrió un poco mas el culo de la chica, y mientras le daba unos últimos golpes secos antes de una monumental corrida dentro de aquel precioso coñito rosado, le introdujo un dedo en el culo. Haciendo que esta pegara el mayor gemido de su vida y tuviera un orgasmo que casi le hace perder el conocimiento.

.- F: Aaah, uuufff qué corrida. Decía mientras dejaba a la chiquilla encima de la mesa tumbada con las piernas abiertas y veía salir su semen en un reguero.

Marina tardó en reaccionar, trató de incorporarse pero no podía, esos dos orgasmos la habían dejado KO por el momento.

Allí tumbada si poder levantarse, con su pelo alocado, y sus mejillas rosadas y las piernas abiertas, con su chochito expulsando gran cantidad de semen, era un imagen, que empalmaría a cualquier hombre. Y así le pasó a Fernando, al cual no le bajó la polla ni un centímetro a pesar de haber descargado sus huevos apenas unos minutos antes.

.- F: Preparada para seguir con las lecciones? Preguntó.

Su alumna, levantándose como pudo y para sorpresa de Fernando y suya propia, contestó.

.- M: Vamos, quiero que me enseñes todo lo que sabes. Prometo cumplir al pie de la letra...

Continuará....

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