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Cristina – Otra madre.

Teresa era bastante agraciada, la verdad, quitando tanta ropa, se le adivinaba un bello cuerpo, era morena y con el pelo liso por los hombros, cara fina y gentil, con una nariz puntiaguda que le daba un aire agradable a la cara, delgada y con aspecto de haber pasado mejores días, pero aún así, tenía un cuerpo bonito, sin apenas cintura, pero con rasgos femeninos claros en pecho y cadera. Casi siempre en vaqueros y top sueltos, con zapatillas cómodas,  que disimulaban que en realidad estaba muy buena. Con una personalidad gentil y amable, era una mujer buena, que me acogió en su casa muchas noches de debilidad, y me   ayudaba con mi “adición”.

Todo en Teresa, sin duda, era heredado de su madre,  Cristina, que era más esbelta y alta, con un cuerpo que nada tenía que envidiar a su hija, una versión madura de ella, con más cadera por el parto. La madre se había teñido de un rubio brillante que dejaba claro el bote en unas raíces negras. Similares en físico, la madre lo lucía mejor con vestidos, trajes elegantes, siendo generosa en escotes y enseñando piernas con zapatos que la dignificaban. A Cristina, o Cris, como me pidió que la llamara en cuanto tuvimos algo de confianza, la fui conociendo a lo largo de la semana que se quedó en Madrid para ver a su hija. Era una mujer sofisticada y de modales exquisitos, pero en esencia, algo inocente y crédula, como su hija, solo que era algo más atrevida en ciertos comentarios que Teresa se callaría. Apenas pisaba la casa dónde se supone que vivía, Cris estaba constantemente de viaje, gracias a una situación económica holgada, y a un marido que nunca estaba en casa.

Creo, y esto ya es apreciación personal, que tanto a Teresa, como a Cris, les atraía una figura masculina en sus vidas, que sustituyera al marido de una, y al padre de la otra. Con esa idea en mente, me aproveché de ello, colmándolas de atenciones y cuidados de mi parte, ante los continuos desaires de citas anuladas por parte de él, y esos detalles, eran recibidos con sumo gusto por parte de ambas  mujeres.

Hice de chofer de ambas esa semana. Incluso fui  a buscar a Cris  al aeropuerto, junto a Teresa, cuando regresó de algún lugar del norte de Europa. Las dejé en casa, y luego las llevé a cenar, por que su marido, y padre, volvió a anular los planes. Después llevaba a Teresa al trabajo  o a las reuniones, y cuando no, acompañaba a Cris a algún evento con amigas, o a comprar ropa a un centro comercial.

Una de esas veces, regresábamos al  domicilio de Cris de un día de compras, a  solas ya que Teresa trabajaba. Me hizo entrar con ella en los probadores para decirme cómo le quedaba una falda de tubo que me la puso dura, tenía un buen trasero para su edad. Se debió de dar cuanta y me pidió que saliera del probador. Cogí de la mano a una de las dependientas que la estaban ayudando, y en poco tiempo me la estuve follando a base de bien en un trastero. Cuando salí de dejar a la dependienta medio ida, vi a Cris buscándome y cuando me localizó, vio a la dependienta salir confusa y sonriendo detrás de mí. No dijo nada hasta regresar al coche, en el que siempre se sentaba detrás, pese a ir solos.

-CRIS: eres un sol, no sé cómo puedo agradecerte todo esto.

-YO: no hace falta, su hija se ha portado bien conmigo, y así me distraigo.

-CRIS: espero que no te enfades con mi hija…pero me ha contado tu problema.

-YO: no es ninguna molestia, me gusta hablar de ello.

-CRIS: la verdad, no sé cuando se inventaron eso de los “adictos al sexo”, antes simplemente te llamaban cochino – se le encendían las mejillas de vergüenza al hablarme así, pero en apenas cinco días teníamos bastante confianza.

-YO: tiene razón…la verdad es que no creo mucho en eso de la terapia, pero me ayuda a alcanzar mi objetivos.

-CRIS: yo no creo que tengas un problema, eres un joven guapo y  apuesto, es normal que las mujeres se te rifen.

-YO: por favor, me va a sonrojar, una mujer tan exquisita como usted sacaría los colores a cualquiera – sonrío halagada juntándose las piernas de forma elegante.

-CRIS: muchas gracias, cielo, es una suerte que mi hija haya encontrado a un hombre como tú…

-YO: la suerte es mía por encontrarla a Teresa, pero siento decirla que no somos pareja ni nada.

-CRIS: ya lo sé, en tal caso, lo de la dependienta me hubiera puesto furiosa…- “está jugando”, la dejé hablar, con una sonrisa burlona en mis labios - … si no es indiscreción ¿Y por qué no? Mi hija es muy guapa…

-YO: no es por falta de ganas, se lo aseguro, creo que Teresa tiene miedo de hacerme recaer o algo.

-CRIS: vaya tontería, si fuera yo… hace tiempo que estarías en mi alcoba  – rió, evidenciando la broma.

-YO: si fuera por mí, hace tiempo que estaría en su cama – no había broma alguna, y sus ojos se tornearon de nuevo halagada, acariciando sus piernas por encima de la falda, del caro traje que llevaba.

-CRIS: no hagas el bobo, estoy casada.

-YO: de un marido que la ignora, a usted y a su hija, no me diga que viaja tanto por placer, huye de él y de sus ausencias – se enfadó un poco.

-CRIS: aunque así fuera, no es asunto tuyo.

-YO: le pido disculpas, pero la verdad duele.

-CRIS: pues sí…pero tenemos que llevarlo lo mejor que podamos.

-YO: no se ponga triste, le afea su preciosa cara, y no le hace justicia.

-CRIS: qué bribón eres, anda, calla y conduce – me dio una palmadita suave en el hombro al reírse, mientras Cris no podía evitar una mirada dulce hacía mí.

El resto del camino hasta su casa, fue en silencio, cruzando miradas por el espejo retrovisor. Se había quitado la chaqueta del traje, y una camisa floreada presentaba un botón cerrado menos, enseñando canalillo, incluso juraría que se había remangado la falda por encima de las rodillas.

Al llegar a su casa, aparqué y subí sus bolsas de sus compras, era un contraste extraño ver  una mujer tan elegantemente vestida,  al lado de un chico como yo, vestido con vaqueros y camiseta, y no un acompañante bien trajeado. Me invitó a pasar para tomar algo, por las molestias, y charlamos un rato en el sofá del salón. Yo apenas toqué un vino blanco frío que sacó, Cris en cambio,  se bebió media botella, y se mostraba cariñosa, agarrándome del brazo o de la pierna. Sus ojos se escapaban al bulto de mi entrepierna, y bromeaba con el calor que le entraba… por el vino, claro.

-CRIS: no veas como sube esto…

-YO: está acalorada, quizá debería quitarse ropa.

-CRS: ya te gustaría…pero no, soy una señora casada, no puedo ir en descocada delante de los “amigos” de mi niña.

-YO: no sería molestia,  en sujetador es como el biquini.

-CRIS: es que…- me susurró algo bebida -…no llevo sujetador… shhhhh – se puso el dedo índice en vertical sobre unos labios rojos pintados, y echó la cabeza hacia atrás al reírse, apartándose el flequillo suelto, pero elegante, del rostro.

-YO: no la creo, si no lo llevara, no las tendría tan bien puestas.

-CRIS: ¿Te crees que soy una anciana arrugada?

-YO: no, pero…- me cogió de las manos, dejando la copa en la mesa y me las plantó en sus senos, sintiendo sus pechos firmes sin sujetador.

-CRIS: ¿Qué, a que no llevo sostén?

-YO: no…está claro, aunque podría ser muy fino…debo asegurarme – le fui desabrochando la camisa floreada ante su sonrisa sórdida, cogió la copa, y la apuró justo cuando la abrí del todo la camisa, dejándome sus dos buenas tetas a mi vista, algo castigadas por el edad, pero muy bonitas, coronadas por unos pezones grandes y oscuros, erectos.

-CRIS: ¿Ves?…Soy una mujer de palabra.

-YO: ¡Y qué mujer!…- mis manos acariciaron sus senos, y ella ni se inmutó, sacó pecho incluso.

-CRIS: ¿Te gustan?

-YO: me encantan – me agaché y lamí uno de sus pezones, ella me agarró la cabeza con suavidad.

-CRIS: esto no está bien…- volvió a  dejar la copa en la mesa del slón -…mi hija…- se abrió la camisa floreada -…mi marido…- entrelazó sus dedos con mi cabello en la nuca, pegándome a ella - …ohhhhh sigue…- una de mis manos se metió entre sus piernas subiendo por debajo de su falda para descubrir que tampoco llevaba bragas. Una leve mata de pelo reinaba la zona, y se abrió  para facilitar mis caricias en sus labios mayores.

-YO: ¿Hace cuanto que no se la follan, mi señora?

-CRIS: hace cuatro años que no me toca mi marido – suspiró agitada, relamiéndose cuando mis dedos hurgaron el ella.

-YO: eso no es lo que le he preguntado, me enfadaría si esto fuera solo un juego para usted y no me dejara acabar por que está casada.

-CRIS: eres muy perspicaz…mantengo relaciones íntimas  con mi agente de viajes desde hace cinco años, y siempre encuentro algún chico dispuesto a hacerme feliz en los hoteles, ¿Eres tú ese chico hoy?

-YO: lo soy.

Me puse en pie, y me desnudé, mi polla dura saltó en su cara, y del susto se cayó al suelo del sofá. De forma torpe, agarró mi tiesa estaca, y masturbó sin creerse aquello, luego sonrió, y lamió mi glande con astucia. Se soltó  el ligero recogido de su cabello,  intercalando lamidas con frotar mi polla por sus pechos.

La puse de pie al rato, bajándola la falda, tenía algo de celulitis, pero estaba para follarla a lo bestia. La abracé subiéndola a mí,  rodeándome con brazos y piernas,  y mi rabo apuntó a su coño chorreando. Podía sentir el calor que emanaba de su pelvis, y de una estocada se la metí entera, las que han sido madres nunca me han dado problemas a la hora de ser folladas. Gimió  poseída con cada vaivén, y lamía sus pezones tirando con los dientes de ellos.

Antes de que volviera a tocar el suelo, reventó en un orgasmo histriónico, cayó al suelo de nuevo, ahora chupando mi polla llena de fluidos suyos. Luego Cris  gateó hasta la cama, me arrodillé tras ella, y se le metí hasta las entrañas por su agraciado coño. La azoté y agarré sus senos para coger inercia y sacar a la bestia, destrozándola media hora hasta que se desvaneció en una nube de placer y sudor.Ni se dio cuenta de que usé el móvil.

Dándola unos segundos de aire, empecé a trabajarla el culo, parecía virgen, pero no se quejó cuando metía un dedo tras otro, y al final, mi polla se abrió camino haciéndola gritar de dolor. Con cada lenta embestida, rebajaba el dolor, y un gemido ahogado de lujuria crecía. Pasados 20 minutos, eyaculé en su ano y trabajé su cuerpo hasta tenerla dura de nuevo, follándola por el culo tan fuerte que los orgasmos anales resonaban por todo el piso. La tenia a veinte uñas sobre la cama, gritando a pleno pulmón que le estaba partiendo, que la dolía y que no parara nunca. Embestía tan fuerte que la cabeza de la cama rebotaba contra la pared al ritmo de las acometidas.

La bestia terminó de sacarla de rueda, y tres orgasmos anales seguidos la retorcieron como un hierro candente en el fuego. Recibió mi semen en su culo como una bendición, y nos tumbamos en la cama jadeando. Cris se deslizó por la cama para besarme,  ya la había follado tres veces,  por el culo  incluido,  ahora nos besábamos, y era la primera vez que lo hacía. Recorrí el perfil  de su cuerpo con mis dedos.

-YO: dios…estoy agotado…vaya pedazo de mujer.

-CRIS: gracias…tú…tú no has estado mal…dios…me duele el pompis…no me lo habían abierto desde hacía mucho…

-YO: un desperdicio, follas como una diosa – mentira.

-CRIS: una pena que alguien no sepa apreciarlo…

-YO: tú marido es un capullo, perdóname que te diga.

-CRIS: es un buen hombre…pero descuida mucho a su familia, antes me molestaba, pero ahora ya…mi hija tiene su vida hecha, y yo viajo para perderle de vista.

-YO: pues divórciese, así podríamos estar juntos – era una broma, y me reí sonoramente, pero le metía la idea en la cabeza.

-CRIS: no te creas, lo he pensado, estoy harta de él y de sus desplantes,  pero ponerme a buscar ahora un hombre…se me antoja agotador.

-YO: tal y como follas, yo mismo me pasaría el resto de mi vida haciéndote feliz – me miró atenta, casi como si oírlo en palabras de otro le diera fuerza a la idea.

-CRIS: ¿En  serio te conformarais con una mujer como yo? A tu edad y con esa pedazo de….

-YO: no seria conformarse, sería aspirar – me la monté encima, y la convencí como mejor sabía, con sexo.

La estuve montando otro par de horas, y al final gritaba poseída que iba a dejar a su marido, mientras me cabalgaba con sus senos botando al son de mis caderas.

Me pasé tres semanas siendo su sombra. Cris anuló sus viajes y casi empezamos a salir como pareja, salíamos al cine, a ver teatro y cenar. Teresa se enfada por que perdía atenciones de mi parte por ella, pero al ver a su madre feliz, y a mí distraído de mi “adicción”, se pensó que aquello estaba bien. Pobre, nos sospechaba que me follaba a su madre unas cinco veces al día.

Un día de tantos, quedé  con Alicia y Mara,  en un parque bullicioso y de forma casi clandestina para no alertar a Eleonor de forma alguna. Al acudir, Mara me recibió con un largo y sonoro beso en los labios con lengua, estaba preciosa con un ligero vestido largo blanco, hasta los tobillos, parecía un ángel recién caído del cielo,  y si Alicia no hubiera estado  allí esperando, la hubiera llevado a su casa a recuperar el tiempo perdido.

Alicia se levantó a abrazarme con cariño, al verla, toda la ira y la oscuridad de mi ser se disipaba, era la viva imagen de la sencillez, una blusa anaranjada sin escote y una falda elástica negra hasta las rodillas, sin maquillaje ni un peinado cuidado, no como su hermana, que parecía que venía de la peluquería,  y aún así, Alicia le robaba la mirada a cualquier hombre con una simple coleta y una sonrisa digna del mejor de los poemas. Nos sentamos a charlar.

-MARA: ¿Cómo te va?

-YO: bien…llevo un año con esta mierda…pero bien, en la recta final.

-ALICIA: ¿Cómo te va con la mujer?

-YO: ya es mía, el otro día la acompañé al juzgado, va a presentar la demanda de divorcio.

-ALICIA: te habrá costado mucho…- sonrió algo triste, sin arrugas en el contorno de sus bellos ojos pardos.

-YO: me ha hecho sudar, pero no me importa en absoluto, ya tengo lo que quería de ella.

-MARA: ¿Y la hija?

-YO: mucho más recatada que su puta madre, nunca mejor dicho, está convencida de que me está ayudando con mi “problema”, pero ya preveía esto, es un coste por acercarme sin levantar sospechas.

-ALICIA: ¿En el grupo de apoyo dijiste lo que comentamos?

-YO: sí, palabra por palabra, las medias verdades siempre funcionan bien, aunque la hagan recordar todo lo que dije,  es inútil, o ya lo saben.

-MARA: pues llegó la hora.

-YO: no estoy nada seguro de esto…

-ALICIA: lo hemos hablado mil veces, es la mejor manera.

-YO: es ponerte en peligro a ti y a tu hermana,  de nuevo, no…no quiero, dadme un par de semanas más, encontraré la manera.

-ALICIA: llevamos así dos meses esperando, no hay otra manera.

-MARA: queremos hacerlo…sabemos el riesgo que trae, y lo aceptamos.

-YO: pero yo no…así que hasta que no esté seguro, no haréis nada…por favor.

-ALICIA: no sé si puedo seguir manteniendo la farsa, creo que el psicólogo empieza a olerse algo, ya no se ofrece tanto como antes…

-YO: no sabemos si se llegó a ofrecer nunca, quizá sean desvaríos tuyos.

-ALICIA: por favor, Raúl, llevo cuatro años de carrera, sé más de psicología que algunos de esos papanatas que me han puesto, y este es diferente, trabaja para Eleonor, me esta tanteando, están desesperados por que no dan contigo, has cortado lazos con todos, nadie sabe dónde vives, tu familia es inexpugnable, y solo saben que nos vienes a ver a nosotras. Somos su única opción de llegar a ti, y lo saben, pero si sigo dando largas, no me creerá cuando de el paso.

-YO: una vez que quite a Carlos del medio, tengo a Eleonor pillada, pero hasta entonces es muy arriesgado, ella está rabiosa y cegada, no se lo verá venir, pero él sí.

-MARA: pues hazlo rápido, a mí también me andan tentando, o eso creo, tengo a un chaval que está buenísimo detrás de mí…

-YO: eso no significa nada, eres preciosa – me acarició la cara con sus delicados dedos, entendiéndolo como un halago, más que como una apreciación objetiva.

-MARA: gracias amor, pero una ya se huele estas cosas.

-YO: queda con mi madre, y preséntaselo, ella no falla.

-ALICIA: tú céntrate en que Zeus no se salga del plan, Hera no fallará – la rotundidad de su frase, resonó en mi cabeza.

-YO: no sé como agradecer esto…podríais caer en sus manos y venderme, seguro que sacaríais mucho dinero…- se miraron, y se leyeron la mente como hermanas que eran. Mara cogió algo de su bolso, sin sacarlo.

-ALICIA: queremos ayudarte,  pero no hacemos esto por ti…o no al menos totalmente.

-MARA: lo hacemos por lo que le pasó a Alicia, por Lara…y por Ángel…

-YO: ¿Quien es Ángel?  - Mara extendió su mano, y me dio algo que no reconocí de primeras.

-ALICIA: Ángel…- una ligera lágrima, calmada por su hermana, recorría su mejilla - …Ángel es el nombre que le iba a poner…- entonces miré lo que tenía en la mano, “¡Un test de embarazo!”.

-YO: ¿Dios…Lara estaba…embarazada?

-MARA: sí, nos lo dijo unos días antes de…de que ocurriera aquello, estaba muy asustada…entre nosotras la convencimos de que era algo bueno, o eso creíamos, pero Lara estaba muy deprimida – cerré mi puño sobre el test de embarazo positivo que tenía en la mano, una gota salada cayó de mis  ojos al dorso de la mano. Alicia me cogió de la mano, estaba a punto de partir el test por la mitad de la rabia que tenía.

-ALICIA: aunque fuera una violación, Lara pensó en tenerlo…pero luego se le echó todo encima…murió por que no pudimos ayudarla, murió por que tenía una vida creciendo dentro de ella, y no supimos cómo tratarla…Raúl, no hay dinero que pague el odio que le tenemos a esa mujer, vamos a hundirla en la miseria, vamos a hacer que se arrepienta el resto de su vida, y no pararé hasta verla tan desesperada como Lara se debió de sentir, como yo me sentí al subirme a ese balcón…pero te necesitamos…yo te necesito…para acabar esto de una maldita vez.

-YO: lo haré...os juro que esto terminará pronto…pero no pienso precipitarme, no se perderán más vidas, no en mi guardia – Alicia, llorando, soltó una carcajada leve,  cogió mi cara, que estaría roja, compungida y congestionada.

-ALICIA: lo sé, no hace falta que te pongas tan melodramático – me hizo sonreír, “¿Cómo  logra calmarme de esta manera?”

Los tres nos fundimos en un abrazo lleno de una mezcla tan dispar de sentimientos que no sabría reconocerlos. Mara se unió, pero era un anexo, Alicia me había tocado la fibra, cosa nada, nada, nada fácil. Les devolví el test, con el plástico rajado de la presión de mi mano, y me despedí recomponiendo mi postura.

Si alguna vez pensé que todo aquello no merecía la pena, o si alguna vez dudé de mi venganza, ahora estaba más seguro que nunca.

Regresé a casa de Alexis, dónde aún vivía con ella. Era cierto que estaba totalmente a mi merced, eso, al menos, de la terapia era verdad, y que ya follaba con ella, con todas las vejaciones que dije en el grupo de apoyo, incluyendo que ahora era una de las “empleadas” de Madamme. Pero seguía siendo mi esclava personal.

Era ideal para desaparecer, de cara  a todo el mundo, Alexis era cruel, no ayudaría a nadie, ni siquiera tenía un informe en  el famoso maletín que me dio Eleonor, creo que esto ya os lo comenté, yo había dejado el trabajo casi una mes antes de irme a vivir con ella, nadie me buscaría allí. Alexis y sus cuentas me hacían virtualmente imposible de seguir o rastrear, eso como poco. Luego follar con ella era una experiencia nueva cada día, besaba de escándalo, y literalmente Zeus la hacía de todo, probó hasta la lluvia dorada o cagarme encima de ella, era insaciable a la  hora de humillarla,  y Alexis a la hora de ser humillada, ¿Por qué deshacerse de una mujer así de útil? De hecho, Alexis hasta me traía a casa de vez en cuando a alguna aprendiz del sado, o clientas  sumisas, y follaba con dos, tres, cuatro, o hasta un día, con cinco mujeres en la cama conmigo, totalmente sumisas a mi merced y mis antojos. Hasta el propio Zeus se vio sobrepasado. Ese día, al regresar  de la reunión con Mara y Alicia a su casa, no fue diferente.

Al llegar a casa, Alexis estaba desnuda en el suelo, se alegró de verme, llevaba unos días sin verla, y casi saltaba por el suelo de felicidad. La casa parecía la de de un torturador, llena de cadenas, ganchos y potros, tal como me la imaginaba la primera vez que entré. La até como Madamme me enseñó, con unas lazadas estudiadas,  manos a la espalda con cuerdas sobre las piernas, doblándoselas y apretándolas, con una mordaza en la boca y un consolador  metido por el culo al que si tirabas de las cuerdas se introducía más en su ano. Una vez inmovilizada, la colgué con un gancho, y una polea la suspendía en el aire a medio metro del suelo, colgada boca abajo, gimiendo y llorando al sentir como el peso de la cuerdas hacía que su ano se llenara de plástico, y su cuerpo de excitación.

-ZEUS: dios, eres la piñata más bonita del mundo, debería darte de palos hasta saber si tienes caramelos dentro…pero siempre eres tan complaciente, que te vas a quedar así un par de horas hasta que me den ganas de follar.

-ALEXIS: ummmmmm – con la mordaza no podía hablar, pero tampoco es que hiciera falta, su gemido de placer y su mirada de humillación, eran suficientes para saber que estaba gozando.

Me hice la cena,  vi un partido de fútbol con Alexis balanceándose a un lado de la TV,  trataba de alzar las piernas para que las cuerdas no hicieran tanta presión, pero el cansancio la vencía y eso la generaba una fricción continua en su ano. Su culo se resentía, le dolía,  eso la humillaba, y por lo tanto, la excitaba más,  creo que tuvo dos orgasmos anales y el suelo se llenó de fluidos que goteaban entre sus muslos. Seguramente, si entrara la policía por la puerta, eso sería ilegal, pero allí estaba ella, mirándome con la piel blanca y las mejillas sonrosadas, excitada y feliz de ser ultrajada de esa forma.

Al pasar el tiempo y llegar la noche, me acerqué a Alexis, su rostro era la desesperación absoluta. Me arrodillé a su lado y metí mi cara entre sus piernas, lamiendo su empapado coño, al sentirlo, se retorció sobre sus ataduras y cuando mi lengua la penetró y mis dedos rozaron su punto G se corrió tres veces seguidas quedando medio ida. Volvió en sí al sentir mi verga entrando y saliendo de su coño. Ella no paraba de moverse, pero no podía hacer nada, solo dejarse hacer, y más allá del placer o dolor que la pudiera hacer sentir, era esa sensación de impotencia absoluta la que la hacía gozar de alguna forma que nunca terminé de comprender, pero sí de usar.

Estuve 20 minutos desatado hasta llenarla de semen, sus corridas fueron tantas que cuando la bajé, resbaló con sus propios jugos. La desaté con cuidado, acariciando las marcas del cordaje en su cuerpo, y su trasero amoratado, lleno de azotes y marcas de fustas, mías o de los clientes de Madamme. La hice limpiar todo, y acudir a mi cama cuando terminara, y lo hizo como siempre, sin rechistar y dándome las gracias, todavía no sé por qué me las daba constantemente. Yo ya estaba acostado desnudo, cuando ella apreció totalmente desnuda ante mí, recién duchada como me gustaba que fuera a mi cama.

-ALEXIS: ¿Cómo desea mi señor que duerma hoy?

-ZEUS: te has portado bien,  ¿Cómo has estado durmiendo en mi ausencia?

-ALEXIS: como me ordenasteis, desnuda en mi cama de perro del suelo – la imagen de ella durmiendo así, con su cama acolchada vacía a menos de un metro, me hacía sonreír,  sería demencial y una locura para cualquiera,  menos para ella.

-ZEUS: buena chica, ven aquí -   gateó por la cama a mis brazos, y me pasé una hora besándola. Siento repetirme, pero aquella mujer no besaba, entregaba su alma con los labios.

Me quedé dormido sin darme cuenta, con su cuerpo fresco pegado al mío. Serian las cuatro de la mañana cuando mi móvil sonó, era el número de mi madre, la tenía expresamente prohibido llamarme, salvo emergencia.

-YO: ¿Qué pasa?

-MAMA: ven a casa…ya.

No hacía falta más, me vestí como el rayo y salí disparado con el coche a ese maldito ático. No había dejado a mi madre ni explicarse antes de colgar, así que mil pensamientos pasaban por mi cabeza, la sola idea de que le pasara algo a mi familia, me daban ganas homicidas. No recuerdo haber cogido el ascensor, pero me encantaba ya en el décimo  piso llamando a la puerta jadeando. Al entrar y ver a mi madre en bata y despeinada, me tranquilicé un poco, la di un beso, “¿Cuanto hace que no  veo a mi familia, tres meses?, quizá más, ¿En mis 24 cumpleaños hicimos algo?”, no lo recordaba.

-YO: ¿Qué ocurre? – se giró, dejándome ver a Dany con su hijo sentados en el sofá, el crío jugaba con una consola portátil, abrazado por su madre, con una cara en la que se veía que había estado llorando, con un taza de algo humeante delante de ella.

-MADRE: se han presentado aquí sobre las dos de la mañana, estaba muy nerviosa así que la he tranquilizado un poco, pero pedía hablar contigo.

-YO: ¿Te ha dicho algo?

-MADRE: nada…pero solo una cosa pone así a una madre…su hijo – nos acercamos lentamente.

Al verme, Dany sonrió como si hubiera visto a su salvador. Mi madre, con su natural sabiduría, se llevó a su hijo a la cocina con la promesa de algún dulce, era mayor como para saber que pasaba algo, pero no lo suficiente como para negarse a tal ofrecimiento. Así que me senté al lado de Dany, y esta me cogió de la mano, ansiosa, besándola y poniéndose de rodillas ante mí.

-YO: para, no hace falta que te pongas así, ¿Qué ocurre? – la ayudé a levantarse, pero ella se resistía.

-DANY: por favor…yo necesito ayuda…tú…tú ser bueno conmigo, yo quiero a tu familia…pero yo no poder con esto.

-YO: cálmate, respira hondo y dime de una vez qué te pasa.

-DANY: yo…yo trabajar y cuidar de familia, como tú me dijiste, ellos buenos…pero en mi casa las cosas no van bien…mi marido dejó trabajo que le consiguió padre tuyo, hace meses, bebe mucho y tiene dinero, no sé de dónde lo saca…él…él va de putas…yo sé…pero por mi niño me hago tonta…

-YO: ¡¿No te habrá puesto la mano encima?!

-DANY: no…no…aún…él enfada mucho cuando bebe…grita y me da miedo…y asunta a mi hijo…pero no pega.

-YO: eso es solo el primer paso, no tardará…

-DANY: eso a mi da igual…no sería primero que me pega…pero ahora dice que quiere divorcio…que soy mala mujer y él no feliz…y que …- comenzaba a llorar  – …y que…pedir custodia de hijo…me quiere quitar a mi pequeño.

-YO: eso es absurdo, la mayoría de veces la madre se queda la custodia, eres una buena madre con un sueldo, y él un borracho sin trabajo.

-DANY: ya…pero él tener abogado caro…y …y decir que usar mi pasado…cuando fui puta, tengo antecedentes…que yo ser mal ejemplo…hoy volver loco, decir que mañana irse con niño…yo …yo no sabía dónde ir…yo no quiero estar en casa con él…dice que un día se lo llevará y no volver a verlo…yo no permito,  yo hago locura…yo no dejo que eso pase…por favor…ayuda…- volvía a vencer su cuerpo para besar mis manos, estaba totalmente devastada.

No me hacía falta más, un abogado caro y dinero que salía de ningún sitio, Eleonor había vuelto. Se habría hartado de esperar a que yo apareciera, y de no encontrarme. La última vez que nos cruzamos, creo que el saqué un  millón de € en la fiesta con Carlinhos.

-YO: no te van a quitar a tu hijo, eso tarda mucho en tramitarse, y si no quieres, no vuelvas a casa, por ahora puedes quedarte a vivir aquí, tenemos la habitación de invitados libre, y la mía, puedes trabajar de interna.

-DANY: ya…yo pensar…sí…pero yo no poder…gran señora hace meses dejó de pagar gastos de piso, incluido mi sueldo…

-YO: ¡¿Qué?! ¿Por qué no me has dicho nada?

-DANY: yo no quiero molestar, además, madre tuya me paga buen sueldo, pero gano menos y no puedo pagar de alquiler.

-YO: no vas a pagar nada, tendrás tu sueldo y dónde vivir, por ahora es lo único que puedo ofrecerte, aquí no te pasará nada malo –se lanzó a  mis brazos, llena de algo parecido a la felicidad, pero que parecía más bien alivio.

-DANY: yo…yo estar agradecida de por vida…yo no saber como agradecer yo…- la cerré los labios con un dedo, se iba a volver a ofrecer a algo que no necesitaba.

-YO: tú cuida de tu hijo, y de mi familia, llámame si pasa cualquier cosa, o me necesitas, yo me encargo de tu marido.

Se calmó un poco, y es instalamos a ella y a su hijo en el cuarto de invitados. Allí se durmieron, sintiéndose a salvo, y yo me quedé unos minutos charlando con mi madre en la cocina.

-YO: ¿Por qué no me dijiste que Eleonor dejó de pagar las cosas?

-MADRE: por que no era importante, ganamos suficiente dinero como para poder pagar las cosas, incluida a Dany, y no supondrá ningún problema que viva aquí, nos sobran dos habitaciones desde que te fuiste.

-YO: siento todo este jaleo.

-MADRE: no te preocupes, ¿Tú cómo estás?

-YO: no lo sé, puede que bien…

-MADRE: te echamos de menos.

-YO: y yo a vosotros, pero no os puedo poner en peligro, solo con venir aquí lo hago…- mi madre me abrazó y nos quedamos así un largo rato.

De golpe caí en por qué estaba allí, “Me han hecho salir de mi escondite”. Y pensé actuar con cautela, y quedarme unos días por casa de mis padres.

Mi familia estaba de acuerdo, incluso ya tenían pensado tener de interna a Dany antes. En dos días llevamos sus cosas, y estaba viviendo con mi familia. Por algún motivo, me sentía mejor con ella en el ático, y todo  eso aceleró mis planes. Lo primero por la ola de odio creciente, había estado un año trabajando en la sombra, y casi había olvidado por qué lo hacía,  ahora, con la noticia del embarazo de Lara y la treta con Dany,  lo tenía claro. Lo segundo, era por que Eleonor estaba muy desesperada, no me encontraban, y su única forma de hacerme salir era haciendo daño a los que me importaban, si eso le hacía a mi asistenta, ¿Qué le haría a Alicia o Mara?, ¿O a mi familia?

 

Zeus – Vendetta

Me habían hecho salir de mi agujero, los encuentros con Alicia eran fortuitos y sin avisar, en sitios distintos y de forma aleatoria, no podían saber dónde aparecería, pero ahora sí, en cuanto amenazaron a Dany sabían que acudiría a mí. Así que lo primero fue llevar mi coche al taller de un amigo de Adrián, mi amigo bala perdida, allí despedazaban coches robados y los vendían por piezas. Encontraron tres micros y un localizador GPS, todo nuevo y recién puesto. Apenas había estado en el ático dos de días, y lo habían aprovechado bien. Fui listo y no pasé por ningún sitio destacado hasta que tenía el coche limpio,  dejé en el coche los micros y el GPS, para que pareciera que aún no lo sabía, quedándome en casa de mis padres hasta saber cómo proceder. Pero me habían cabreado, y lo peor, eso enfadaría a Zeus.

Deshacerme del marido de Dany fue lo más sencillo del mundo, se pasó dos semanas llamándola y acudiendo a la entrada de nuestra casa reclamando que volviera a casa, la mitad de las veces borracho, hasta tres veces llamamos a la policía dando parte. A la tercera semana, cumplió su amenaza, y  presentó la demanda de divorcio y la petición de custodia. Mi madre  acompañó a Dany en todo momento, pero dejamos que avanzaran los tramites, los antecedentes de Dany eran muchos por prostitución, pero todos eran antiguos, en cambio, lo cargos más recientes eran de él, por escándalo público y amenazas durante esos días.

No tuve más que seguir al padre una semana, y ver dónde frecuentaba a las putas. Tres días seguidos acudió a la misma prostituta, llevándola al mismo descampado cutre,  y se la tiraba un buen rato, (Jamás entenderé que acudiera a putas teniendo la mujer que tenía). Adrián se ocupó de que  a esa puta no le faltaran un par de gramos de cocaína, la chica la aceptó sin preguntar al ser gratis. Al cuarto día que la fue a ver, esperé a que se pararan en mitad de un descampado y comenzaran a follar,   llamé a la policía anónimamente, diciendo que la estaba pegando. Acudieron y pillaron al marido con el dinero en la mano, la polla fuera y esnifando cocaína de las tetas  de la puta. No sólo le detuvieron por contratar a una puta, y consumo de drogas, sino que le generó unos cargos que cualquier abogado  decente aprovecharía para evitar que la custodia de su hijo fuera suya.

Para cuando llegaron las Navidades, Dany ya era parte de la familia, y su hijo también, con la custodia totalmente suya, y el padre solo podía verle cada dos fines de semana, bajo supervisión, y eso para cuando saliera de la cárcel, ya que se pasó cuatro meses allí. La puta no había tomado tanta cocaína, y la cantidad era superior a la necesaria para pasar de una multa a cargos penales. El abogado caro, de Eleonor seguramente,  se esfumó al menor problema, no les interesaba aquel hombre, solo hacerme salir, pero no les había servido de nada, tenía en una bolsa lo que habían metido en mi coche, que revisaba a diario, para ver si me ponían algo más.

Decidí actuar,  pasadas las fiestas,  monté un número de circo. Sin duda, con el GPS me estarían siguiendo de lejos, así que lo rompí. Al par de horas, cerca de los micros “llamé” por teléfono quedando en un parque, en determinado sitio, a determinada hora, haciendo hincapié en que me encontraría con alguien que había traicionado a Eleonor. Ya sólo podían acudir a la “cita”, o me perderían de nuevo.

Dejé los micros en el lugar acordado, metidos en una bolsa, y me alejé unos 250 metros desde una línea de árboles que me cubrió. A la hora de la cita, no se presentó nadie, y pasada una hora, un coche aparcó cerca. Salieron tres hombres trajeados, y Carlos. Uno de los hombres pasó reconociendo la zona un par de veces, Carlos se cansó, y se acercó, vio la bolsa, y al abrirla, encontró los micros. Soltó una sonrisa leve, se volvieron a meter en el coche, y se fueron.

Les seguí con la vieja motocicleta que me compré junto al coche. Como  me olía, se fueron a la urbanización dónde vivía Eleonor, y pasadas unas horas, salió un coche en el que sólo estaba Carlos. Le seguí con cautela, y averigüé que estaba viviendo en un hotel de dos estrellas no muy lejos de la urbanización, incluso supe la habitación dónde estaba. Desde ese día, estudié cada uno de sus pasos durante el tiempo suficiente como para aprenderme sus rutinas, y cepillarme a una de las limpiadoras, para hacerme con una de las llaves maestras.

Lo tenía todo preparado,  así que sólo tenía que esperar noticias de Cris, que pasadas unas semanas, por fin,  le pidió el divorcio de su marido, ayudada por sesiones de sexo salvaje, con un Zeus desatado. Entonces, y sólo entonces, me follé a Teresa, la hija de Cris. No tiene nada relevante cómo por fin la abrí de piernas, follaba peor que su madre, con eso digo todo. Lo importante es que ocurrió, y obtuve documentos gráficos de todo.

Cuando lo tuve,  entré en la habitación de Carlos, unas horas antes de que apareciera, y me senté a esperarle. Tenía una mesa llena de papeles sobre mí,  y una pared con fotos y líneas interconectando mi vida con ellas. Cuando Carlos entró, estaba tan ensimismado que no me vio, solo al dejar sus cosas se paró de espaldas a mí, y de golpe se giró apuntándome con la puta pistola táser. Al verme, su rostro palideció, pero lo ocultó bien.

-CARLOS: ¿Cómo coño has dado conmigo?

-ZEUS: no eres el único que sabe seguir a alguien…– le tiré el GPS roto a los pies – …Carlos.

-CARLOS: sabía que no funcionaría, pero esa loca está desesperada por dar contigo.

-ZEUS: tranquilo, a ella ya le llegará su hora, pero te ha llegado la tuya… Carlos.

-CARLOS: no estás en posición de amenazarme.

-ZEUS: ¿Eso crees… Carlos?

-CARLOS: has sido un estúpido al venir aquí, puedo dejarte KO y entregarte a Eleonor.

-ZEUS: no me cabe duda, pero no lo harás…Carlos.

-CARLOS: ¿Y eso por qué?

-ZEUS:   varios motivos, el principal es que cuando salga de aquí, no podrás tenerte en pie, el segundo, por que vas a dejar de trabajar para Eleonor, por lo tanto, ya dejaré de interesarte, y el tercero,  por que aunque te creas en ventaja, no lo estás …– mi tranquilidad le hizo dudar, y más cuando me puse una porra acolchada de medio metro en el regazo, prestada de Alexis – …Carlos.

-CARLOS: ¿Por qué repites mi nombre?

-ZEUS: es solo para usarlo mientras tenga valor…Ignacio – su cara se puso blanca, y se acercó a medio metro de mi ofuscado.

-CARLOS: ¿¡¡Cómo sabes mi nombre!!?

-ZEUS: muy fácil, igual que me sé tus apellidos, Gutiérrez López, que naciste en Zamora, y a los 17 años  te metiste en el ejercito, serviste durante 10 años, y luego te metiste a vigilante privado y guardaespaldas en una gran agencia, pero te echaron por excederte en tus procedimientos, así que te metiste a investigador privado en solitario y llevas así desde entonces – Ignacio, alias Carlos, bufaba por la nariz al verse descubierto.

-CARLOS: ¡¡¡¿CÓMO SABES TODO ESO?!!! – estaba furioso, y más al ponerme en pie de golpe, con la porra en la mano.

-ZEUS: es fácil saber de alguien cuando te pasas meses siguiéndole.

-CARLOS: me has sorprendido, tengo que reconocerlo, pero sigues sin tener nada contra mí.

-ZEUS: ahora sé quien eres y podría denunciarte, por lo de Lara.

-CARLOS: buena suerte.

-ZEUS: supongo que te librarías, pero imagino que en tu trabajo sacarte a la luz de esa manera es lo peor que puede pasarte, y tu familia…si se enteran…

-CARLOS: no eres más que un niñato que se las da de listo, puedo pisarte como a una hormiga – apuntó a mi pecho con la táser.

-ZEUS: tu mujer te ha pedido el divorcio ya, ¿No? – su mirada, gélida hasta el momento, se desmoronó por un segundo.

-CARLOS: ¿Cómo....?

-ZEUS: ¿Cristina, correcto?, ¿Y que tal la pequeña Teresa? – por si aún no os habéis dado cuenta, eran su mujer y su hija.

-CARLOS: ¡¡¡CÓMO LAS TOQUES UN SÓLO PELO TE MATO!!!

-ZEUS: tarde…me duele la polla de follármelas – disparó el táser contra mi pecho, lleno de furia en sus ojos. Doblé la rodilla al caer el suelo.

-CARLOS: ¡¡¡¡PUTO MENTIROSO, CÓMO TE ATREVES, JAMÁS SE FIJARIAN EN UN MIERDA COMO TÚ!!!!

-YO: está…está…está todo ahí…- señalé, a duras penas, un sobre en la cama, soltó otra segunda descarga que me tumbó al suelo para asegurarse de que no me moviera. Cogió el sobre, farfullando un “No” tras otro, sabía que las mujeres caían a mis pies. Al ver las imágenes de su mujer comiéndome la polla y siendo follada de mil formas diferentes, rompió a llorar, pero al ver las de su hija, la desolación invadió su alma, podía verlo tan claro,  que sonreía.

-CARLOS: ¡¡¡¡¡¡MALDITO CERDO, ¿QUÉ LE HAS HECHO A MI FAMILIA?!!!!! – se giró con toda su ira en el rostro, apuntando de nuevo al suelo dónde yo estaba, o dónde me había dejado, pero ya no estaba allí. Al girarse para buscarme, la porra cayó sobre su brazo, del golpe soltó la pistola, y las fotos, sus ojos llenos de lagrimas no le permitieron ver como un segundo golpe circular impactó en el lateral de su rodilla, haciéndole doblar la pierna con un crujido.

-ZEUS: deja de gritar  ahora mismo o te parto la mandíbula de un sólo golpe – rodó por el suelo de dolor.

-CARLOS: ¡¡Cómo narices estás de pie!! – intentó coger la pistola de nuevo, pero de una patada la mandé lejos, cuando alzó la mirada, levanté la camiseta y me quité un chaleco interior de plástico hecho a mano, como había leído en Internet, con tela aislante. No sentí nada de las descargas, solo actúe como si hubieran sido reales para ganar el factor sorpresa.

-ZEUS: ¿Cuantas veces creías que te sería útil esa pistola? – le di dos patadas en el estómago que le dejaron sin aire, y le busqué cualquier otra tipo de arma oculta. No llevaba nada.

-CARLOS: ¡Te voy a matar…te juro que te voy a  matar!

-ZEUS: ten mucho cuidado con tus amenazas, ¿Viste el vídeo de lo que el pasó a Lorenzo? – su mirada descompuesta se horrorizó aún más, me ocupé de hacerles llegar una copia gracias a una habitante de la casa de Eleonor.

-CARLOS: ¡¡No…por dios…dime que no las has hecho eso!!

-ZEUS: no…aún…pero podría hacerlo.

-CARLOS: oye…cof…para antes de meterte en un lío mayor…yo solo hacía lo que Eleonor me pedía…

-ZEUS: incluyendo dejar que violen a un chiquilla, hasta dejarla embarazada, y destrozar tanto su vida que se suicide – al oírlo todo, supe que no lo sabía.

-CARLOS: yo…no…- le di otro golpe en la pierna maltrecha.

-ZEUS: tú, sí, estuviste allí, sabías lo que iba a pasar, participaste y te fuiste, sabiendo que la iban a violar delante de mí. Yo al menos me he follado a tu mujer y a tu hija con su consentimiento, podría habérmelas llevado como hice con Lorenzo, habrían sido las putas de medio país antes de que las localizaras, y aún puedo hacer que ocurra. Un par de semanas  y ya ni se acordarán de quienes son,  chuparan  pollas y coños, serán sodomizadas de mil formas y sólo conocerán esa vida.

-CARLOS: no, no la hagas, te lo ruego…- lloraba -…mi mujer es una furcia que se acuesta con su agente de viajes, eso como poco,  ya lo sé, no me importa, pero mi niña no, mi hija no tiene culpa de nada.

-ZEUS: ¡¡¡¡LARA TAMPOCO LA TENÍA!!!! – perdí el número de patadas y porrazos que le di, incluso le pisé la cabeza un par de veces. “Carlos”, sangraba por varios sitios cuando pude hacerme con el control de mi cuerpo.

-CARLOS: vale…- escupió sangre -… ¿Qué… qué quieres?

-ZEUS: veo que captas como va a ir esto, bien…- me senté en la cama, cansado, dejando la porra ensangrentada bien cerca -… lo primero ya te lo he dicho, deja de trabajar para Eleonor, miéntela o dila la verdad, me da igual, pero déjala o vendo a tu mujer, y por si alguna vez se te ocurre cualquier venganza,  podría vender a tu hija, ten claro que no importa cuanto tiempo pase, estaré atento,  quiero zanjar esto aquí y ahora contigo, no quiero involucrar a Teresa si no es necesario, es una buena chica…- Carlos asintió conforme, aún así,  le cogí del mentón para que me mirara fijamente con el ojo no hinchado que tenía, cambiado el tono de voz, y mi gesto, a uno feroz - …pero no…me pongas…a prueba.

-CARLOS: de acuerdo…si prometes dejar a mi familia en paz, yo dejaré en paz a la tuya.

-ZEUS: no voy a prometerte una mierda, obedecerás lo que yo diga, o las castigaré a ellas, como vuelva a saber de ti las encontraré, créeme que están deseando volver a tenerme  entre sus piernas, acudirán ellas a mí incluso, tu niña apenas a probado pero tu mujer…oh dios…como folla…no sabes lo que te pierdes.

-CARLOS: ¡Cerdo!

-ZEUS: a lo que me has obligado… no hay promesa, o lo haces, o me las llevo.

-CARLOS: lo haré – estaba furioso, pero entendía que no tenía opciones.

-ZEUS: eso es lo primero, ahora quiero saber todo, y cuando digo todo, es todo, en la vida de Eleonor.

Es innecesario alargarlo, me contó todo, dónde vivía, cómo, con quien, que cártel se llevó a Lili, la amiga de Eleonor, y como transportaban  la droga, los planes y trampas que me habían puesto, y de las que me había librado, o las que estaban en marcha.

-ZEUS: falta una cosa.

-CARLOS: te lo he dicho todo…

-ZEUS: no, ¿Qué es lo que no saben los del cártel sobre Eleonor?

-CARLOS: no sé de que me hablas – cogí  el móvil y marqué el número de Teresa, delante suya.

-ZEUS: hola preciosa, ¿Te gustaría quedar? – Carlos se arrastró por el suelo, le pisé la cara.

-CARLOS: ¡Para, déjala!

-ZEUS: sí, verás Teresa, tengo un rato libre, y me gustaría llevarte a un sitio apartado, ya sabes, para estar solos un rato…- Carlos/Ignacio sudaba del esfuerzo, sabía que un lugar apartado sería ideal para secuestrarla.

-CARLOS: ¡Para, te lo diré…!

-ZEUS: claro, déjame un minuto amor…– tapé el móvil con una mano -…dímelo, cuando me tenias atado a la silla en aquel cuarto de calderas, le dijiste a Eleonor que “cómo se enteraran de todo”, matarían Lili y a Eleonor…¿Qué es lo que teméis que sepan?

-CARLOS: Eleonor…gasta mucho dinero por tu culpa…los socios le controlan las cuentas, pero sigue pagando a mucha gente bajo mano…recorta los ingresos de la entrada de cocaína…les devuelve un 5% menos de dinero limpio de lo que debería.

-ZEUS: ¡¿Esa loca le está robando  a un cártel de cocaína colombiano?!

-CARLOS: algo así…si se enteran…matarán a Lili, y puede que a Eleonor  también, o peor, que vayan a por su hija.

-ZEUS: ¡¡¿Yasmine?!! – joder, me había olvidado de ella, lo último que supe es que estaba de viaje por el mundo con su novio.

-CARLOS: sí…tienen a un hombre siguiendo sus pasos, por si a Eleonor se le va la lengua – se me escapó una sonrisa malévola.

-ZEUS: esto ya es lo que buscaba…- deje de pisarle la cara mientras “colgaba” la llamada falsa a Teresa - …ahora, te recomiendo que huyas, por que pienso usarlo en su contra, y cuando aparezca el cártel, no querrás estar cerca.

-CARLOS: no seas loco…matarán a todos.

-ZEUS: pasará lo que tenga que pasar…huye y llévate a tus chicas – asintió.

-CARLOS: ¿Ya está?

-ZEUS: sí, recuerda lo que tienes que hacer, o la destrozo la vida a tu hija.

-CARLOS: tranquilo, no me cruzaré en tu camino – me giré para marchame, limpiando la habitación para que no quedara rastro de mí allí. La de la limpieza que me follaba había despejado las habitaciones cercanas, y cortado las cámaras, no quedaría constancia de mi presencia.

Me iba, y fue cuando vi la pistola táser en el suelo. Zeus sonrió.

-ZEUS: sabes…en realidad  falta una cosa por hacer…- debió de mirar dónde estaba fijando mis ojos, y al ver el táser, recordaría mi amenaza, como lo hice yo. Aquella amenaza velada que le hice en el despacho de abogados, en la primera reunión junto a Eleonor.

-CARLOS: no…no te atreverás, te he dado todo…vete y déjame - temblaba, seguramente por las hemorragias internas.

-ZEUS: te dije lo que pasaría…si no cumplo mis amenazas, podrías pensar erróneamente que la de tu hija es falsa, ¿Qué persona sería si no cumpliera mi palabra?

-CARLOS: ¡Una compasiva! – al girarme, en mi mirada ardía el mismo infierno, apreté la mandíbula hasta que me dolían los dientes, y una voz, oscura e inhumana, salió del más hondo agujereo de mi ser.

-ZEUS: yo, no tengo compasión.

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