Nuevos relatos publicados: 13

Aprendiendo de mi tia Leo

  • 21
  • 21.380
  • 9,38 (29 Val.)
  • 1

Durante una visita de fin de semana a casa de su tía Leo, Ofelia aprende algunas cosas relacionadas con el sexo duro que no se atrevía a hacer con su hermano. Ellas tienen un encuentro muy apasionado que las lleva a realizar algunos planes para el futuro

Hola, soy Ofelia la hermana de Juan quien ya les ha narrado varias historias con nuestra común protagonista Lassie. Yo no les voy a hablar de la perrita complaciente, yo quiero contarles lo que me sucedió con mi tía Leo en un fin de semana que pasé en su casa. Creo que Juan les habló de ese fin de semana pero yo le dije que me dejara la parte mía para contárselas, y aquí les va.

Mi tía Leo es muy querida. Ella se quedó soltera porque según dicen no le gusta depender de nadie. Es menor que mamá, creo que entonces tenía unos 40 años muy bien cuidados. Todos los hombres le decían algo en la calle o tenían que mirarla con ojos de ganas porque además es bonita.

Ese fin de semana me fui con ella para acompañarla, ya antes lo había hecho pero todo había transcurrido normal, cierto es que desde hacía ya mucho tiempo no me quedaba en su casa pero todo para mí era igual que siempre, lo rutinario de una casa pero distinta a la mía. No podía imaginar lo que mi tía Leo me enseñaría, ni las horas que pasaríamos juntas.

Ese día hacía un calor insoportable y lo primero que hicimos al llegar fue tomar un refresco en la sala y mi tía me invitó a bañarnos para sacarnos el sudor, cosa que me pareció muy acertada. Me dijo que ella se bañaría primero pues así mientras yo lo hacía comenzaría a ordenar la cocina y a ver qué comeríamos esa noche. Así fue, yo me quedé en la sala viendo un programa musical mientras esperaba mi turno. Ella tenía cable y me puse a canalear pero me llamó la atención que no había muchos canales programados y decidí reprogramar la programación y ... ¡ Oh, sorpresa! Como un relámpago pasó por mi vista un acto sexual. Esperé con ansias que llegara al 125, último canal de la programación y busqué afanosamente, allí estaba, era el 28, Canal Venus, pura pornografía. Lo reprogramé de manera que no saliera en el cambio de canales sino que hubiera que ponerlo con los números y lo volvía a poner, cuando escuché a mi tía llamándome:

- Ofelia, puedes venir un momento por favor

Me dirigí hacia el cuarto pero allí no estaba

- ¿Dónde estás tía? - Aquí en el baño

La puerta del baño estaba abierta y desde afuera le dije

- Aquí estoy - Ven entra, es que no encuentro el cepillo de la espalda, ¿Quieres hacerme el favor de enjabonármela? - Claro tía, le respondí

Descorrí la puerta de vidrio y tomé el jabón comenzando a pasarlo por la espalda de mi tía. No podía dejar de admirar su cuerpo, era como el de una jovencita, no había arrugas, celulitis, todo era firme, la cola, los muslos, la espalda, tenía una piel muy lisa, sin manchas, ni granos, realmente era delicioso acariciar aquella piel por donde mis manos untadas de jabón corrían suavemente. Creo que hasta cerré los ojos mientras acariciaba la espalda de Leo cuando escuché su voz:

- Lo haces muy bien Ofe, creo que voy a tener que contratarte y prescindir de mi cepillo

Salí de mi estado de adormecimiento y le dije:

- Cierto tía, tan bien lo hago - Pues mira que sí, y volteándose de frente a mí me dijo, ¿Por qué ahora no me enjabonas por esta parte?

Sentí mi cara roja y caliente, mis manos se apartaron del cuerpo de mi tía quien suavemente las tomó y las depositó sobre sus senos diciéndome:

- No tienes de que avergonzarte, ¿Es que acaso no somos tía y sobrina?, ¿No has visto a las personas que dan masajes?, pues esto es casi lo mismo. A ver, ven te enseño.

Y poniendo sus manos sobre las mías que aún descansaban en sus pechos, comenzó a deslizarlas por ellos, bajando luego al estómago, volviendo arriba a los hombros. Yo no salía de mi asombro y la miré a los ojos, ella era ahora quien los tenía cerrados y yo aproveché para mirar su cuerpo. Era realmente espectacular. Sus senos eran firmes, grandes pero no caídos, con unos pezones inmensos, iguales a los de mi mamá, y de color rojo intenso, el estómago era plano y con un ombligo muy lindo debajo del cual observé un perfecto triangulo delgado de vellos producto de una depilación cuidadosa. Definitivamente, mi tía cuidaba mucho de su cuerpo.

De repente me dijo:

- ¿Te gusta lo que ves? Anda quítate la ropa y terminamos de bañarnos juntas, así yo te devuelvo el favor de enjabonarme. Y ante mi estupor, me repitió, anda, no tengas pena que yo soy tu tía.

Me sequé las manos, me quité toda la ropa y me metí en la bañera con mi tía.

- Mójate bien, me dijo, ahora me toca a mí. Y mirándome con detenimiento agregó, tienes un cuerpo muy bonito Ofelia, y tocándome la piel dijo, y una piel muy suave, te pareces mucho a nosotras, o sea a tu mamá, tu tía Sara y yo, pero ... ¿Sabes qué? Hay algo que nosotras tres tenemos en común y que parece que es de familia, o mejor dicho, de las mujeres de la familia, porque tu abuela también lo tiene, eh, ..., es ...

Y dejó la frase en suspenso por lo que me intrigó y me llevó a preguntar:

- ¿Qué cosa tía?

Ni corta ni perezosa la tía subió una pierna al borde de la bañera y con las manos se abrió la concha diciéndome:

- Esto, mira, ves cómo son de grandes estos labios, mira como cuelgan, ¿Será que también tú los tienes así? Para que seas una de nosotras debes tenerlos así de grandes o si no quedas por fuera, dijo y se rió.

Aquellos labios eran enormes, colgaban por fuera de la concha, yo los miraba una y otra vez, hasta que mi tía dijo:

- A ver, muestra los tuyos

A lo que automáticamente respondí haciendo lo mismo que ella y enseñándole

- Uy, no lo puedes negar, grandes también, a ver, y sin darme tiempo a nada alargó una mano y los tomó con sus dedos.

Yo no me moví de donde estaba, la dejé hacer y comencé a sentir calentura, ella pasó de los labios al clítoris y lo masajeó hasta que se puso duro.

- Umm, y también éste no, éste también es grande, yo también lo tengo grande, toca aquí - Y tomando una mano la puso sobre su clítoris que ya había comenzado a crecer, era realmente descomunal, ambas nos estábamos tocando y tomando calor. Cuando mi tía percibió que yo estaba suficientemente caliente me dijo:

- ¿Te gusta? ¿Nunca lo has hecho? ¿No te masturbas? - Sí, de vez en cuando, le dije tímidamente - Bueno, si quieres te enseño, pero ahora terminemos con el baño, ¿Te parece? - ¿Tía tú crees que esté bien hacer esto?, le pregunté, a lo cual me respondió con otra pregunta - ¿Y por qué crees que esté mal? - No sé es que no me parece que entre la familia, yo sabía que mentía porque lo hacía con mi hermano, pero ella no sabía, y tampoco me parece que entre dos mujeres. - Mira Ofelia, creo que tienes mucho que aprender, si tú quieres yo te puedo enseñar, ya te dije, pero no te sientas mal por esto, es muy normal.

A mí realmente me quemaban los deseos de que mi tía me siguiera tocando y de que me enseñara, pero no sabía qué decir, pero me decidí y dije:

- Bueno tía, si tú lo dices, te creo claro, yo sí quiero aprender y quién mejor que tú para enseñarme. - De acuerdo, entonces salgamos, vayamos a arreglar cocina y preparar comida y por la noche comenzamos nuestras clases. Sólo dime una cosa antes, o mejor dos, ¿Te gustó?, y ... ¿Te dejarás enseñar todo de mí? - Sí tía me gustó, me gustó mucho, no hubiera querido que pararas, y por supuesto, ya te dije que me dejaré enseñar de ti.

Yo no veía llegar la hora en que comenzaran mis clases. Comimos y el escenario quedó listo. Mi tía me dijo:

- Bueno Ofelia, ahora que ya terminamos nos ponemos cómoda para la casa, aquí no hay nadie así que podemos andar como nos plazca ¿No te parece?

Y acto seguido se despojó de la camiseta y la pantaloneta que llevaba quedando sus senos al aire y una minúscula tanga que llevaba por interior. Yo hice lo mismo. Acto seguido mi tía se dirigió al televisor y puso en el VHS un cassette que de algún lado sacó, se trajo los controles y vino a sentarse a mi lado en el sofá. Los primeros destellos de la película se comenzaron a ver en la pantalla y al mismo tiempo mi tía me dijo:

- Ahora verás mi reina que tus dudas quedarán despejadas, que nada de lo que podamos hacer es malo y que las relaciones entre dos mujeres es posible y además encantadora, ya verás como en la película se ven no dos, sino varias mujeres haciendo el amor.

Yo estaba todavía temerosa, pero mi curiosidad era mayor y no despegaba mis ojos del televisor y me daba cuenta que mi tía no despegaba los de ella de mí. El título de la película apareció "Disciplinando a Sally 7" y las escenas de sexo entre sólo mujeres se fueron sucediendo una detrás de la otra hasta que empezó el desarrollo de la trama. Yo no podía creer lo que estaba viendo era realmente muy sensual, aquellas mujeres se estaban amando, se estaban entregando completamente en cada beso, en cada caricia, mi concha en poco tiempo estaba empapada y me puse intranquila lo cual no pasó inadvertido para mi tía. Me acomodé en el sofá recogiendo mi pierna derecha y sentándome, o más bien colocando mi concha sobre el talón del pié comenzando a frotarla contra él. Mi tía no dejaba de mirarme y me dijo:

- ¿Te gusta? - Sí tía, le contesté con voz entrecortada, estaba por correrme y yo sabía que no podía hacerlo sin que ella se diera cuenta, pero me dejé llevar y me corrí de manera casi escandalosa.

No más terminé mi tía me besó en la boca y sentí como su lengua se introducía en ella buscando la mía, me dejé llevar y también la besé con mucho deseo. Cuando terminé completamente, me dio mucha pena, pero entonces mi tía tomó el control de la situación diciéndome:

- No sientas pena mi niña, lo has hecho muy bien, vamos ahora me toca a mí y para ello nos quitaremos estos interiores que nos molestan.

Acto seguido tomó los míos por el caucho y comenzó a deslizarlos hacia abajo, yo la ayudé levantando mis caderas y dejando que estos corrieran hacía abajo hasta salir por mis pies. Ella los tomó y restregando la parte donde se apoya la concha contra su nariz.

- Muy mojado, me dijo, y huele delicioso. ¿Has mamado alguna vez reina? - Bueno sí tía, pero nunca a una mujer - Bueno, entonces será tu primera vez, se acomodó en el sofá se sacó su tanga y abrió desmesuradamente las piernas invitándome a poner entre ellas mi cabeza. - - Así lo hice y ya sin mas miramientos tomé aquellos labios entre los de mi boca tirando de ellos, mi tía se estremeció y me dijo:

- Chúpame el clítoris mi niña, chúpalo duro con tu lengüita rica

Comencé a darle a mi tía en el clítoris y ella a menear la cadera, tenía que estar abriendo sus labios con mis dedos para que me dejaran respirar y poder llegar mejor a su perla que ya se había puesto grande y dura. Mi tía apretaba duro contra mi lengua y se frotaba, yo comencé a frotar mi concha contra el borde del sofá y cuando creía que mi tía se iba a venir, me dijo:

- Para, para un momento y ven que te voy a enseñar cómo gozar de verdad, sube aquí al sofá de frente a mí, abre las piernas, así, ahora crúzalas en tijeras con las mías, así, eso, concha contra concha, ahora muévete, así, fuerte, frótate bien contra mí, así mamita, así de rico, mi ángel, dale la lechita a tu tía, que te va a enseñar a gozar.

Nuestras conchas se encontraban pegadas y frotándose una contra otra, los líquidos de mi corrida anterior se mezclaban con los de mi tía y habían puesto brillosas nuestras conchas y el lado interno de los muslos, ella se incorporó y se acostó sobre mí colocando su muslo entre mis piernas y haciendo lo mismo con el mío. Continuamos frotándonos las conchas pero ahora contra los muslos, nuestros pezones se rozaban y las lenguas se entrecruzaban unas veces en mi boca y otras en la de ella, con mi hermano yo nunca había sentido nada como aquello, me sentía en el aire, me estaba dejando llevar, comenzamos a sudar y el ambiente se llenó de olor a sexo, me sentía como embriagada, mi tía no paraba de frotarse contra mi muslo, la intensidad fue aumentando y la presión también, comencé a sentir el temblor del cuerpo de mi tía y casi de inmediato el mío, nos estábamos corriendo, mis jugos comenzaron a salir abundantemente y a chorrear el muslo de mi tía a la vez que los de ella hacían lo propio en el mío, ella no paraba de frotarse y decir:

- Rico, muy rico mi niña, hacía mucho tiempo no me corría así, no pares, muévete, así mueve tu cintura mi reina, dame toda la lechita que tienes y toma toda la mía.

Yo sentía como los líquidos de mi tía me corrían pegajosos por el muslo, escucharla decir todas aquellas cosas y ese líquido caliente me excitaba más aún y sentí como apenas sin haber concluido el primero, un segundo orgasmo, esta vez más intenso, comenzó a nublar mis sentidos, me abracé fuertemente a mi tía y me incrusté su muslo en mi concha

- Tía por Dios, qué me estás haciendo, qué es esto que siento tía, tan rico, dame más, más, no pares por favor, sácame toda la leche tía, toda es tuya. - Terminamos sudadas y agotadas, nos tendimos una al lado de la otra y tomamos aire, la película continuaba en el televisor pero ya ni me ocupaba de ella, la experiencia que había acabado de tener era mejor que cualquier otra cosa. Una vez nos repusimos, mi tía me dijo:

- ¿Te gustó mi niña, ya no sientes vergüenza, ya sabes que también entre nosotras se encuentra el goce? - Sí tía, gracias por esto tan rico e inolvidable, y le di un beso en la boca que me salió de lo más profundo - ¿Habías practicado algún tipo de sexo antes?,me preguntó - Sí, con Felipe, el novio que tenía, ¿Recuerdas?, pero de verdad que nada como esto - ¿Te acostabas con él? - No tía, sólo nos masturbábamos y cuando había más tiempo nos mamábamos, pero aún soy señorita - ¿De veras? No lo imaginaba ¿Te gustaría tener relaciones con un hombre? - Creo que sí pero me da miedo - ¿Pero por qué, si eso es lo más fácil del mundo?, y más con esa concha que te gastas, por ahí puede entrar cualquier cosa sin que te duela mucho, ¿Y no has intentado por el culito? - Sí, pero me duele tía - Oh, es que seguramente no han sabido hacértelo, yo te enseñaré, ya verás

Se incorporó y se fue a la habitación de donde vino con un consolador de silicona de tamaño nada despreciable, aquello me asustó y ella se dio cuenta por lo que me dijo:

- No te asustes, es para mí, ya verás lo fácil que es metérselo en el culo - No lo puedo creer tía, todo eso - Ven levántate, me dijo

Me levanté y de pié una frente a otra comenzamos a abrazarnos y besarnos como si fuéramos dos enamorados

- Hazte la idea que estás con tu novio mi niña, así bésame y tócame

Mi tía quería que nos calentáramos nuevamente, y así fue, nuestras conchas comenzaron a humedecerse, deslizamos nuestras manos hacía la entrepierna de la otra y de pronto sentí un dedo acariciando mi culo, me dejé hacer

- Acaríciame tu también el culo y cuando te diga méteme el dedo, así, mételo ahora, ven acuéstate aquí

Me acostó nuevamente y me abrió bien las piernas

- Te voy a untar algo en tu culito para que no te duela nada, ya verás, pero antes déjame olerlo un poquito, es que me fascina ese olor - Umm, dije yo, igual que a Juan ¿Qué tal? - ¿Cómo así que igual a Juan, como sabes que a Juan le gusta oler el culo?

Me di cuenta que la lengua se me había aflojado mucho pero pensé bueno y qué tal si le cuento a mi tía, Juan es mi hermano y quién mejor que él para que me estrene después que ella me enseñe bien para que no me duela. Y le dije sin ninguna vergüenza:

- Sí tía, a él le fascina ese olor igual que a ti, yo lo sé porque nosotros hacemos algunas cosas de estas a escondidas, ¿Será que es malo? - No que va hijita, malo es no hacerlo, me dijo, pero ..., cuéntame mientras yo sigo aquí, eso me calienta más.

Yo comencé a relatarle los encuentros entre Juan y yo mientras mi tía me olía y chupaba el culo, a veces se pegaba a él y yo creía que me iba a sacar los intestinos por allí pero era una sensación muy rica. De repente sentí que me llenó de algo y que otra cosa comenzó a entrar en mí, paré de contar y me quise incorporar, pero ya era tarde, un dedo estaba totalmente dentro de mi culo

- Tranquila mamacita, tranquila, ya pasó ¿Te dolió?, ves que no, sólo fue el susto y la impresión, pero sigue contando que todo eso es muy interesante ¿Juan tiene una verga grande? - Y realmente había sido así, solo el susto y la impresión porque no me dolió nada

- Sí tía, creo que es grande, al menos es más grande que la de Felipe mi ex y que la de mi papá - Ahh, pilla, ¿Es que también has visto a tu papá? - Sí también, la curiosidad, ¿Tú sabes?, ¿Qué me untaste? - Mira esto, se llama KY y es un lubricante fantástico, te lo pones y puedes hacerte coger por un caballo y no lo sientes, y se rió.

Sacó su dedo y se puso en cuatro patas sobre el sofá, embadurnó bien el consolador de aquella grasa y se puso también en el culo, me entregó el aparato engrasado y me dijo:

- Bueno Ofelia, ahora tu me metes esto despacio en el culo ¿Si?

Mi tía Leo subió las nalgas todo lo que pudo y se las separó dejándome ver claramente un culo grande y marrón y por debajo los labios colgantes de su concha. El culo le latía acompasadamente, se abría y se cerraba y de vez en cuando ella pujaba y los bordes rosados se proyectaban hacía afuera como para pedir que comenzara, yo comencé a introducir aquello que se iba con una facilidad enorme, cuando llevaba unas pulgadas dentro ella llevó una mano hacía atrás y tomó una de las mías y comenzó a planificar la entrada del resto que era bastante. Luego que todo estuvo dentro me dijo:

- Ahora mi niña comienza a sacarlo y meterlo primero despacio y después más deprisa

Me recordé de una parte de la película que ella me había puesto y empecé él entra y saca, sin darme cuenta yo misma me metí un dedo en el culo y luego dos y los metía y sacaba al mismo ritmo con que le daba a mi tía, era increíble cómo ella se tragaba todo aquello y cómo tenía el culo de dilatado, al ritmo del mete y saca los labios de su concha parecían péndulos y yo cada vez me calentaba más y más, mi culo comenzó a pedir que le metiera más y sin pensarlo dos veces saqué aquel aparato del culo de mi tía y junto con él salió también algo de mierda líquida que chorreó y fue a parar al sofá. Mi tía se incorporó y le dije:

- Métemelo tía, no puedo más, métemelo todo

Ella se sonrió picaramente y me dijo:

- ¿Todo? - Sí, todo - No me podía estar tranquila, quería que aquello acabara de entrar, mi tía comenzó a meterlo despacio, pero yo le decía que más, y cuando ya tenía una parte adentro, de un tirón recosté todo mi cuerpo hacía detrás y me lo acabé de meter. Sentí como si algo adentro se me hubiera aflojado, dolor, ardor, me quemaba, era como si me estuviera poniendo una brasa de candela en el culo, sentía mi estómago ocupado, pero no hice por sacarlo, allí lo dejé, ese era su lugar, me estuve tranquila por un rato y mi tía no habló hasta después de algunos segundos

- Te va pasando, tienes mucho valor ¿Sabes?, quédate así tranquila, no te muevas ahora, sentías ardor y dolor, verás estrellas pero eso pasa rápido y podrás gozar después ¿Te lo saco un tantito? - Sí tía un poquito, es que duele y quema mucho

Mi tía me sacó un poco pero al salir sentí una sensación muy agradable en los bordes de mi culo y le dije:

- Tía vuélvelo a meter y sácalo de nuevo, es rico

Así lo hizo una y otra vez, una y otra vez hasta que ya me estaba cogiendo por el culo y yo apenas sentía dolor, me empecé a frotar el clítoris que ya estaba duro y en pocos minutos estaba corriéndome salvajemente, nunca antes había sentido aquello, si la corrida con mi tía había sido espectacular, esta no tiene descripción

- Tía me corro, dije, me estoy corriendo por el culo tía, qué rico, no puedo más, creo que me voy a desmayar - Y era cierto, las cosas me daban vueltas, estaba viendo puntos de colores, no tenía fuerzas, me dejé caer y continúe frotando mi clítoris contra el sofá mientras mi tía no paraba de meterme y sacarme del culo aquella verga de silicona. Sentí salir chorros de fluidos de mi concha

- Dale duro tía, dale duro a ese culito malcriado para que aprenda, por Dios, ¿Qué es esto?, ¿Qué me haces? Dame más, más

Y sin dejar de darme mi tía se montó sobre mi cola y se frotaba la concha contra ella, en pocos instantes también sus líquidos comenzaron a salir y a correr por mis nalgas

Las dos quedamos agotadas, ella tendida sobre mis espaldas y sin sacar la silicona de mi culo y yo como en un letargo. Cuando se incorporó me dijo:

- Sube un poco la cola para sacarte la verga, te va a doler un poquito ahora pero pasará

Eso fue cierto, me dolió, de mi culo salió una mezcla de mierda y sangre que dejó sellada la pérdida de su virginidad, me ardía, pero estaba feliz y extenuada. Mi tía Leo me consintió, me dijo que había sido muy valiente, que me había portado muy bien, me acariciaba mi adolorido culito, lo besaba, le pasaba la lengua sin importarle que estuviera sucio, lo olía, lo consistió tanto que casi me estaba calentando otra vez pero preferí dejarlo así y no le puse mucho cuidado a sus caricias. Ella fue a la habitación y vino con un tarro de crema y unas toallitas, me limpió con la húmeda y me secó, luego puso una cantidad generosa de crema en mi culito y me dijo:

- Ya está, ahoritica verás que te pasa, ahora sigamos conversando pero mejor en la cama, ¿Si?, porque ¿Dormirás conmigo no?, o ... ¿Será que te vas a tu cuarto solita? Y se sonrió - Claro tía, dormiré contigo y me abrazaré a ti toda la noche, gracias por todo esto tan rico - No te preocupes, mucho más vamos a gozar, yo también gocé mucho, no sabía que tenía una sobrina, tan pero tan buena para culiar.

Así conversando nos fuimos a la habitación, yo me costé, mi tía fue al baño y se lavó, continuábamos desnudas, cuando ella regresó y se acostó nos besamos muy tiernamente en la boca y ella me dijo:

- Bueno Ofe, ahora cuéntame bien cómo es la cosa con tu hermano Juan porque eso puede ser otra parte buena de nuestros encuentros ¿No te parece? - Y le conté, le conté todo con lujo de detalles, y hasta lo de Lassie le conté. Ella se masturbó nuevamente mientras yo le contaba y la observaba metida entre sus piernas, le observaba aquel fantástico clítoris y aquellos labios inmensos que quería volver a chupar y de seguro que lo haría, pero no ahora, ahora estaba cansada y un poco adolorida.

(9,38)