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Sexo en un barrio pelgroso

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Hace varios años que mi esposo y yo compramos un lindo departamento. Sin embargo, hace dos años compró un terreno cerca de donde vivimos. El lugar conserva muchos árboles y tiene plusvalía. Sin embargo, el costo fue alto y poco a poco fuimos pagando a un albañil para que levantara varios cuartos. Tenemos planes para ese lugar. En una ocasión, mi esposo viajó a Guadalajara a una convención del laboratorio para el que trabaja y yo me quedé para hacer varios pendientes. Como se fue desde el jueves y regresaría el domingo por la noche yo me apuré a terminar esos pendientes. Entre ellos me pidió que le pagara una cantidad al albañil y me pidió que le hablara por teléfono, sin embargo, el tipo nunca respondió.

El viernes por la noche quedé de verme con una amiga que también es chef para tomar una copa. Decidí que antes pasaría a entregar el dinero al albañil que vive en una colonia que se llama Venustiano Carranza en Boca del Río. Tomé mi auto y manejé hacia Boca del Río. Yo me vería con mi amiga en una plaza comercial y consideré que no demoaría ni cinco minutos para entregar el dinero al albañil. Más o menos me acordaba dónde vivía y entré hacia la colonia. Demoré unos 10 minutos en encontrar el lugar y toqué en una puerta y salió una señora malencarada que me respondió a regañadientes cuando le pregutné por el albañil. Refunfuñó y me dijo que entrara por una reja hacia un pasillo que daba hacia el cuarto del hombre.

Toqué a la puerta y escuché un ¡voy, voy! del hombre y entonces abrió. Llevaba puesto un pantalón y su torso estaba desnudo aunque cubierto con una toalla, era obvio que se había bañado. Le dije que era la esposa del hombre le había contratado y me dijo que me recordaba. Me invitó a pasar aunque no tenía una silla disponible. El cuarto era un desorden y atiné a sentarme a la orilla de una cama que sólo era cubierta por una cobija y dos almohadas. Hacía muchísimo calor pues el techo era de lámina galvanizada.

Saqué el sobre con dinero de mi bolsa y se lo entregué. Me preguntó si querríamos otros trabajos dentro del terreno y le dije que sí, pero que tendría que hablarlo con mi marido. El tipo era bajo, quizá 1.65 y delgado, muy moreno quizá a causa del sol y tenía una mirada muy penetrante. Resaltaba el hecho de que no era atractivo pero su cuerpo se veia interesante -sin ser musculoso- porque aún no se había secado bien.

Me levanté y tropecé con algo y el alcanzó a sostenerme y sentí su mano rasposa en mi brazo y además, con la otra me sostuvo de la cintura. Mi vestido azul mostraba parte de mis senos y eso a él le gusto. En mi interior me pregunté sobre lo que estaba haciendo y fue grande mi sorpresa de que me acercó hacia él y me apretó con sus manos mis caderas. Yo no supe qué hacer aunque ya sospechaba hacia dónde iba todo esto. 

El tipo tocó mis senos con sus manos y yo me dejé llevar. Recorrió una de sus manos de mis senos hasta mis piernas y tocó mi vulva debajo de mi tanguita azul. Yo me excité enseguida y le acaricié su pecho. Sus pezones se pusieron rígidos y los míos más porque él bajo un poco de mi vestido y quedaron mis tetas desnudas. Él aprovechó para besarlas y mordisquearlas . Para ese entonces yo me estaba encendiendo muy rápido y toqué sus nalgas y luego su bulto.

Cuando se quitó  el pantalón y los calzoncillos pude ver que su pene aún no se erectaba y se veía bello. Era un pene oscuro y se notaba que no le habían realizado la crircunsición. Lo froté y comenzó a erectarse poco a poco mientras él introducía sus dedos en mi vagina mojada. Empujó mi cabeja hacia abajo y me tuve que poner de rodillas en ese piso polvoriento y sucio. Le mamé su pene y él se excitó. Era un pene oscuro delicioso de buena proporción, pero era su dureza la que me excitó.

Me poséyó y tuve un orgasmo fascinante. Me quedé acostada mientras fue al baño a llenar unas cubetas No tenía regadera, pero me invitó a bañarme con él y yo accedí. Seguía muy excitada y dentro del baño me lavó mi vagina y mi culo y me mojó todo el cuerpo. Yo seguía excitada y dentro del baño me pegó a la pared, me alzó mi pierna izquierda y me volvió a penetrar con ese rico pene. Me hizo gritar de placer y luego me volteó y me pidió que pusiera las manos en la pared y parara el culo y allí me penetró por detrás. Sentí dolor pero luego me repuse y lo disfruté mucho. Fueron como 10 minutos de arremetidas hasta que él se vino nuevamente y arrojó el semen al piso.

Terminé de enjuagarme y me fui a la cama a secarme. Me sentía rendida y sabía que ya era tarde para ver a mi amiga. Dormité un poco hasta que sentí una mano rasposa en mi vulva. Quería cogerme nuevamente y accedí. Me penetró muy fuerte en mi vagina que yo volví a gritar de placer. Ya llevaba varios orgasmos y él finalmente me volvió a coger por el culo y nuevamente disfruté. Fueron casi 25 minutos de arremetidas y mi pobre culo ya estaba floreado de tanto palo que me había dado. Se vino dentro del culo y luego me dijo que apretara las nalgas para ver salir el semen. Le chupé su palo para tomarme las últimas gotas del semen sobrante y me recosté. Tres palos en una noche me habían dejado rendida. No supe de mí sino hasta como a las 4:00 horas en que desperté y lo vi dormido profundamente. Olía a sudor y el cuarto estaba calientísimo.

Me puse mi vestido y me salí descalza para no despertarlo. Me subí a mi coche y me fui a casa. Llegue´y mis hijos estaban durmiendo y mi sirvienta, que los había cuidado, dormía plácidamente en su cuarto. Yo me acosté y dormí hasta el mediodía del sábado. Me dolían las piernas y el culo, pero no puedo negar que pasé una rica noche.

De mi amiga no me preocupé. Hablé con ella y me dijo que encontró a un galán en el bar y que tuvieron una noche de pasión. Las dos salimos ganando aunque no nos vimos.

 

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