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lluvia y calentura en una ciudad extraña...

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Salí de la Secretaría de Educación alrededor de las 13:00 horas, era el mes de septiembre de 2014 y cuando llegué a la ciudad, había un sol tremendo y cuando tomé un taxi hacia el centro de la capital, ya estaba nublado y a punto de llover.

En la oficina a la que fui primero tuve raras sensaciones. Portaba una falda negra pegada que realzaba mi culo y una blusa escotada en rojo que hacía lucir mis senos.

El primer empleado que me atendió no quitaba la vista de mí y quizá esperaba que le suplicara para que hiciera el trámite. Luego fui a otra oficina y resultó que una hermosa chica no me dejaba de mirar y me lanzaba una que otra sonrisa. Por supuesto que todo eso me gustó. Tuve ganas de decirle a esa joven que fuéramos al baño aunque sólo hubiese sido para conocernos o quizá, tocarnos, pero no lo hice.

Salí de allí y abordé un taxi que me llevó al centro de la ciudad. Cuando salí del palacio de gobierno ya eran las 2:30 de la tarde y llovía con fuerza. Yo quise ganar tiempo y crucé hacia el ayuntamiento y me mojé. Esperé en vano un taxi y había mucha gente deseando una unidad. Yo me mojé tanto que creí que me daría una pulmonía.

Más tarde, como diez minutos después pasó otra unidad y se detuvo frente a mí. Le pedí de favor que me llevara a la central de autobuses y accedió, sólo que debía llevar a una pareja unas cuadras más adelante.

Se detuvo frente a un parque y de allí siguió de frente. Me ofreció una pequeña toalla para que me secara un poco. Era un hombre de unos 55 años y relativamente atractivo que me hizo plática de inmediato.

Indudablemente tenía poco tiempo para lograr algo conmigo y se lanzó a fondo. Me coqueteó e invitó una copa a lo que me negué y me ofreció cualquier tipo de cosas.

Con tal de quitármelo de encima le comenté que era prostituta y que yo cobraba muy caro. ¿Cuánto? preguntó.

"Por ser para usted, serían dos mil pesos, ni un centavo menos", le dije, por supuesto en broma pero él sí que hablaba en serio.

"Va, yo te pago eso pero nos vamos enseguida al hotel", dijo.

Resignada maldije mi bocota aunque yo me interesé un poco pues no estaba nada mal. Si ya estaba allá y tan lejos, no tuve más remedio que aceptar y me fui con él.

Salimos de carretera rumbo al puerto de Veracruz y en una salida que tenía forma de trébol dio vuelta y se introdujo en un motel muy bonito. Pagó y se metió a uno de las cocheras. Yo temblaba de frío pues la mojada había sido impresionante y solo quería secar mi ropa e irme de allí.

Subí primero y él me sostuvo de las caderas. No era tan alto, quizá 1.65, pero tenía manos gruesas y me excitó un poco que me sostuviera.

Fue atento pues preparó el baño para mí y me dijo que lo hiciera rápido para que no me enfermara. Seguí sus instrucciones y el agua caliente me animó y por supuesto que pude bañarme con un rico jabón con olor a rosas.

Me cepillé el cabello y me puse crema y un poco de perfume. Salí en toalla y sonreí al ver que ya estaba acostado en la cama aunque tapado con una sabana. Su ropa estaba perfectamente acomodada y sólo me esperaba a mí.

Puso en la pantalla  una película pornográfica y me acerqué a la cama y me fui desnudando poco a poco. Él abrió los ojos muy grandes cuando vio mis tetas, piernas, vulva y mi culo.

Para mi sorpresa él se destapó y ya tenía su pene completamente erecto. Era una verga carnosa de unos 20 centímetros y un poco deforme de la cabeza. Me repuse de la sorpresa pues mi vagina escurría de pasión.

Le mamé su pito lentamente y le lamí toda la macana y hasta sus testículos. Seguí haciéndolo un rato más pues estaba encantado de esa mamada. Posteriormente me acerqué a su cara y le puse mi coño en su boca y él lo lamió como todo un experto. Realmente sentí mucho placer y comencé a gemir.

La lluvia volvió fuerte y golpeaba la ventana del cuarto y eso le dio cierto romanticismo al momento pues el tipo me besó los pechos y el cuello, lo que casi me hizo gritar.

Acarició mis piernas y se colocó el condón. Me pidió que lo montara y yo lo hice sólo que dándole la espalda y comencé a moverme. Él estaba extasiado de pasión pues yo apreté su pito con mi vagina y me senté en cuclillas para sentir más adentro su verga.

Después se levantó y me clavó duramente en la posición de perrito, mi favorita. Si algo ocurrió es que el tipo duró mucho, pues me continuó cogiendo en distintas posiciones. Debe admitir que él y yo sudamos mucho en ese encuentro. En una hora me cogió tres veces y me logró llevar al éxtasis pues en la última cogida tuve un orgasmo tan intenso que casi me desmayo. Gemí como una loca.

Me bañé mientras él puso en la tv un programa del Discovery Channel y yo me vestí. Mi ropa aún estaba húmeda pero ya no tanto como al principio.

Tal y como fue el convenio, el tipo me arrojó 10 billetes de 200 pesos y me dijo que nunca había cogido tan rico como este día. Fue un halago de parte de un hombre que desde el primer momento, se propuso cogerme.

La lluvia fue lo de menos y si no hubiera sido por el aguacero, no habría cogido tan rico.

 

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