Nuevos relatos publicados: 13

Devora “La Consentidora” - I

  • 6
  • 16.069
  • 6,00 (1 Val.)
  • 1

Devora era una chica normal, de mediana estatura, buen tipo bien cuidado con las curvas justas en su justo sitio, con todos los atributos en su buena medida, tenía el pelo rubio y muy corto, ojos azules grandes, no le gustaba vestir de forma provocadora aunque si se lo proponía no le costaba demasiado hacerlo.

De echo lo normal era que procurase pasar lo más desapercibida que podía, porque Devora tenía un pequeño secreto, un pequeño problema y es que era “la Consentidora” era incapaz de negarse a nada, si un tipo por la calle le pedía que se quitase las bragas ella tan solo lo hacía, no podía evitarlo, tenía que hacerlo.

Este pequeño problema la había llevado a cambiarse de residencia, de ciudad incluso. En varias ocasiones.

Hace mucho tiempo, en una ciudad cualquiera, una ciudad lejana o esta misma ciudad, había una calle que rebosaba energías por los cuatro costados debido fundamentalmente a su ámbito de tipo comercial. Los comercios estaban siempre llenos y bulliciosos y el dinero y el alcohol fluían con total naturalidad.

En uno de esos comercios que se dedicaban al noble arte de fabricar y vender zapatos se encontraba trabajando Devora, era su primer día, se encontraba nerviosa pero afortunadamente su primer día pasó con los nervios del comienzo y con total normalidad. Al acabar la jornada sus compañeros la invitaron amablemente a tomarse una cerveza, a lo que naturalmente ella aceptó.

Fueron a un bar de la misma calle, uno de esos que estaban de moda, con terraza fuera ya que el tiempo acompañaba, se sentaron fuera y comenzaron a hablar para conocerse un poco mejor. Después de la primera copa su compañera María se levantó y se escusó, entonces Devora aprovechó la circunstancia para abandonar la mesa y dirijirse a su casa.

La noche era agradable, las estrellas acababan de salir a saludar a todo aquel que se dignara a elevar la cabeza y admirarlas, no hacia nada de frio, pero Devora llevaba puesta una rebequita.

Justo cuando llegó a su casa, cuando tenía las llaves dentro de la cerradura, se vió sorprendida por el vecino de al lado que la lanzó una indirecta, “porque no te vienes a mi casa y te tomas unas birras”, ella directamente guardó las llaves del piso y se dirigió a la casa de Sebas su vecino.

Pasa y ponte cómoda, ¿como te llamas? - Devora – hola Devora, yo soy Sebas, ¿que quieres tomar? - no sé, lo que me ofrezcas – bien pues en ese caso te puedo ofrecer una cervecita fresquita, o cualquier tipo de combinado que se te ocurra - no sé (respondió Devora) – bien pues te pondré una cerveza en ese caso.

Comenzaron a hablar y en ese rato, Sebas observó que Devora era una chica demasiado sumisa, así que dado que llevaba una temporada de mucha sequía Sebas decidió tirarse a la piscina - “este, Devora, te importaría abrirme la cremallera, sacarme el miembro y hacerme una buena mamada” - iba a terminar la frase indicando que era una broma, pero no tuvo tiempo de terminar, ella obedeciendo todo lo que había procesado se puso a la tarea.

Le hizo tal pedazo mamada a Sebas que lo dejó loquito, pero lo peor es que el ya sabía su secreto, sin apenas haber abierto la boca, tan solo para saborear miembro. Cuando terminó, Sebas estaba como una moto así que la ordenó que se desnudara por completo, ella obedeció sin apenas decir nada.

La ordenó que se tumbara encima de la cama y que se abriera de piernas y que cerrara los ojos. Sebas se lamentó de no tener a mano las cuerdas, ni la fusta ni nada de nada, estaba todo en la taquilla del gimnasio, pero llegados a ese punto prescindiría de herramientas en esta ocasión, tan solo usaría lo que tenía a mano.

Se subió encima de la cama entre las piernas de Devora y muy despacito comenzó a calentarle los labios soplando aire caliente sobre ellos, como si estuviera inflando un globo con la delicadeza de no querer que se rompa, poco a poco fue incrementando el flujo de aire, observó que los labios comenzaron a relajarse y abrirse, el clítoris no tardó en asomar un poquito, entonces la lengua de Sebas comenzó a chuparlo dándole pequeños lametazos muy suaves, alternados con los soplidos cada vez de mayor intensidad sobre sus labios.

No tardó en poder deslizar sus dedos por entre los ya bastante húmedos labios, Devora dejó escapar un leve respingo, entonces el subió con sus manos acariciando su cuerpo hasta encontrarse con sus pechos donde se detuvo para hacer un pequeño masaje en torno a los pezones haciendo círculos concéntricos.

Sebas con su lengua comenzó a lamerla todo lo que podía con mayor intensidad, sus brazos en sus pechos, la tensión estaba desbordándose cuando decidió subir desde su pubis hasta sus pechos con la lengua, despacito, saboreándola mientras su erecto pene buscaba vagina como si fuera a acabarse el mundo, cuando sus bocas se encontraron y se fundieron en un beso de lenguas cruzadas, el super erecto pene de Sebas encontró la puerta húmeda de Devora y sin pensarlo entró hasta el fondo presionando con todas sus fuerzas.

Los sudorosos cuerpos no paraban de rozarse, la velocidad del frotamiento estaba constantemente en aumento, mientras la embestía brutalmente con todas sus fuerzas, sus lenguas no paraban de encontrarse, sus brazos se abrazaban, sus pechos se rozaban, entonces de repente Devora soltó un grito de intenso placer y se quedó rendida por los instantes que dura un orgasmo de los que la dejaron temblando las piernas, Sebas que estaba casi a puntito, se tumbó hacia atrás y poniéndola a ella a horcajadas sobre él, he hizo que se corriera una vez más antes de que el soltara toda su leche en un orgasmo de placer incalculable.

Esa noche descansaron poco ya que echaron siete polvos más, a cual más intenso, la madrugada los sorprendió llenos de sudor y con el cansancio vencido por las ganas que se tenían el uno al otro.

Al Alba Devora con las bragas en la mano y los pantalones por las rodillas consiguió entrar en su casa y cerrar con llave, no tenía tiempo de nada más que de darse una ducha calentita y cambiarse y arreglarse para volverse al trabajo

Camino de la zapatería comenzó a pensar en el día anterior, y justo antes de llegar una sonrisa se el dibujó en la cara, por lo menos Sebas parecía un tipo majo y lo que era mejor le atraía físicamente.

(6,00)