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11.2 Y las Fiestas terminaron

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Anoche no me enteré de cuando llegaron mis padres, Nico me pidió que fuera yo el que le hiciera el amor otra vez, me encantó que me lo pidiera, aunque sigo con mis miedos a pesar de haberlo hecho hace unas horas, cuando vi su cara de felicidad se me fueron los temores y dormí después como un ángel entre nubes de algodones y abrazado por sus brazos. No puede pasarnos nada malo, cuando el cariño es tan tierno, cuando vivimos el uno para el otro, pero sin avasallar el terreno contrario no pueden suceder cosas malas.

-¿Te está empezando a gustar que sea yo el que te folle?  -acaricio su cabeza oculta en mi pecho mamando de mis tetillas.

-Es un favor que te hago para que cojas práctica, los activos no abundamos, estamos muy solicitados y es bueno que sepas de todo.  –suelta una carcajada, se está burlando de mi.

Chupaba de mí como un loco, me emocionaba que un chico tan varonil y peludo se comportara como un niño mamando de mis tetillas como si fuera su madre, y esa era la imagen que me inspiraba.

Estaba encima de mí aplastándome con su cuerpo, quería que fuera yo el que le follara pero no podía evitar su tendencia a dominar y no paraba de besarme y excitarme.

Le pedí que se diera la vuelta y se pusiera boca abajo en la cama, tiré de sus caderas para que se colocara de rodillas y con su culo levantado. Hacía poco tiempo que lo había perforado y deseaba de nuevo meterme en él.

Tiene un culito de machito muy  varonil, pequeño alto y redondo, con mucho vello y esos testículos gordos y cubiertos de pelos colgando y tapando en parte su polla mirándole por detrás, todo un espectáculo erótico que te sube la líbido hasta el punto de desear enterrar allí tu rostro y lamerlo todo.

Apretaba sus nalgas y lamía su agujero, sujetando su polla tirando hacia atrás para lamerla a menudo, y llevar su precum prendido en mi lengua hasta su ano y así hasta que me harté de su maravilloso sabor a hombre.

Comencé a meterle mis dedos y Nicolás no paraba de suspirar y gemir, le entendía perfectamente porque yo sentía lo mismo cuando era él el que comía mi culo, dando ese gusto exquisito donde deseas que haya algo de dolor para poder soportar el placer.

Él estaba muy excitado y yo también, mis dedos hacían círculos en su interior y empezó a moverse buscando más contacto y placer mayor, deseando que fuera mi verga la que reemplazara a mis dedos.

-Fóllame ya Daniel, méteme la polla.  –me hacía sentir como un puro macho y semental, el que él me pidiera, casi suplicara, que le diera por el culo, que le atravesara, me enardecía y lograba que perdiera el control.

-Quiero sentir tu pene, por favor.  –si supiera como hacia subir mi autoestima, para dejar de pensar que era un puto marica, constatar que otros tienen los mismos deseos que yo, aunque se les vea tan machos sus íntimos deseos son que se les rompa el culo a pollazos.

Se lo quise agradecer, verle alguna vez en mi situación se merecía un premio, acerqué mi cara a su culo y comencé a mordérselo, y se excitaba más y más hasta temblar de deseo.

-¡Joder! Métela ya.  –fue una imperiosa orden que me impresionó y como yo no podía esperar tampoco, le pedí que se tumbara para mirarle a la cara.

-Túmbate boca arriba quiero verte como gozas.  –ahí radicaba la diferencia entre él y yo. El me hubiera cogido y dado la vuelta sin opción y yo no podía mover su cuerpo y se lo tenía que pedir.

Colocó el mismo sus piernas en mis hombros y abrió con sus manos su culo ofreciéndomelo para que lo penetrara y enterrara mi verga en su recto.

Se la metí sin compasión, hasta el fondo, y durante un segundo me sentí mal cuando vi las lágrimas que se le escapaban de los ojos. Me incliné para decirle bajito.

-Lo siento.  -y besé sus labios que destacaban rojos en la negrura de su barba.

Se mordió el labio inferior y cerró con fuerza los ojos, los volvió a abrir y curiosamente sus ojos reían mientras sus labios hablaban.

-No importa,  me encanta, dame y muévete.  –estaba dispuesto a esperar a pesar de mis deseos de meter y sacar mi polla de él, pero fue él quien comenzó a mover sus caderas moviendo sus piernas en el aire. Eran movimientos lentos para adaptar su culo a mi pene.

Al principio mis embestidas fueron suaves sintiendo mi polla muy hondo en su recto, me incliné para meterme sus tetillas en mi boca, lamiendo los vellos que rodeaban las aureolas y subiendo para besar su cuello y su boca.

-Nico que culito tan rico tienes y no veas cómo me la aprietas.  –mis ojos le miraban lujurioso y él solo reía ofreciéndome sus labios para que los devorara.

Mi ritmo se fue acelerando y nuestros gemidos también subían de tono, y le decía lo que estaba disfrutando de él y como le quería, era una apoteosis donde dices todas las tonterías tan bonitas que nos halagan y nos llenan de tiernas emociones y salvajes deseos.

-Sí, córrete Daniel, dame tu semen. – no dejaba de balancear su cuerpo sujetando sus piernas con sus manos y a veces sueltas en el aire, para emplear sus manos en acariciar mi cuerpo y agarrarme de mis nalgas para llevarme hacia él.

Sentía que me iba a correr y como salía mi leche de mis testículos y corría por mi verga y entraba desesperado en su culo llevado por la locura del placer.

No podía hablar y me quedé clavado, y me miraba sorprendido temblándole su labio a la vez que de su verga tan gigante, salían chorros de esperma que llegaban a su rostro.

¡Dios bendito! Mi mirada extraviada no se apartaba de su cara, explorando su placer mientras de mi verga continuaban saliendo las últimas gotas de mi esperma y quedaban en su vientre.

Me sentía estremecer y quería caer sobre él pero no podía dejar de mirar su cara y como su semen iba siendo ocultado entre los pelos de su pecho y su abdomen.

Descendí para besar la humedad de sus labios y lamer las gotas del semen que tenía sobre su cara. Al fin me dejé vencer por el cansancio y apoyé mi pecho sobre la alfombra de sus pelos.

Reía suavemente con mi boca besando su cuello.

-Nico, me encanta ver tu cara cuando te corres. Eres un espectáculo tan tierno y tan salvaje a vez, me encantas, me gustas, me vuelve loco follarte pero más el que me folles tu a mí, no lo olvides.

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Me levanté y fui al salón después de pasar por el baño y prepararme, Nico continúa dormido, mis padres están en el comedor de la cocina y voy a darles un beso de bienvenida y entre bromas comentamos la obra que vieron anoche.

-Debes levantar a Nico, antes de recoger el coche debéis ir a la compañía de seguros y pedirles la documentación para poder retirar el coche después.  –mi madres está en todo y voy a la habitación.  Me da una pena terrible despertarle y con mis besos va reaccionando y abre los ojos, bosteza, se despereza y me abraza y me besa apasionado todo el rostro.

-¿A qué se debe esto?  -le miro sonriente cuando consigo apartarme de él.

-Para agradecerte lo de anoche, te quedaste dormido rápidamente y no me diste tiempo para expresarte las gracias.

-¡Tonto!, me vas a sacar los colores. Venga ya, tienes que darte prisa en prepararte, tenemos que hacer muchas cosas y me tienes que ayudar.  –como siempre está desnudo y con una enorme erección, escapo y me voy a la cocina para seguir la charla con mis padres.

-Os lleváis nuestro coche y vais vosotros solos a la oficina del seguro y a recoger el tuyo en el concesionario. Luego nos pasáis a recoger, vamos a ir a Plenzia a comer en la playa, en el restaurante donde estuvimos en la boda de tu prima.

Desayunamos, mamá se levanta para arreglar el cuello del polo del Nico, ¡Ay!, mama como eres, llorará cuando se separen, sin que se le note, pero llorará.

Tardamos más de dos horas en estar de vuelta, en la agencia del seguro no hemos tardado nada pero en el concesionario, la amabilísima vendedora, nos tiene que mostrar todo, se añade otro vendedor, el que hace años nos vendió el que es de mis padres,

Me recuerda y me atiende, nos estrechamos la mano, entre los dos explican los mandos, que difieren del de mis padres pero son parecidos a los más modernos que he estado usando en U.K.

Tenemos que volver el lunes, han conseguido un permiso especial de Tráfico, pero con las fiestas no han podía realizar los trámites documentales, el lunes estará todo.

En el camino hacia Plenzia paramos en una gasolinera, nos han entregado el coche con el combustible para poder circular cien kilómetros,  mamá saca su tarjeta y paga el gasoil, me da un poco de vergüenza, no paran de gastar dinero en mi.

El restaurante comprende también un hotel, en la terraza nos sentamos para tomar un aperitivo mientras mi madre va a reservar la mesa, Nico coge mi mano y la acaricia, mi padre sonríe cuando se da cuenta. Cuando vuelve mamá cuenta las anécdotas de aquel día, con los hijos de otra prima mía y pasamos al comedor.

Desde donde nos encontramos se ve uno de los diques, desde donde los niños saltan al agua, son unos valientes, yo no lo hubiera hecho a su edad y a la derecha la playa que es pequeña, pero al unirse a la de Gorliz parece una playa gigante.

De comida elige el primer plato mi padre para todos, ensalada de queso, jamón y croquetas, al jamón lo acompañan con pan untado de tomate al estilo catalán y de segundo chipirones a la plancha, luego helado tres gustos y el café lo tomamos en la terraza de nuevo, mirando al mar, había amanecido nublado y poco a poco las nubes han ido desapareciendo y luce el sol.

Charlamos, sobre el viaje que tenemos que emprender la semana próxima mi madre y yo, sobre la obra de variedades que vieron, la verdad es que son muy liberales, no sienten pudor en hablar de las escenas más escabrosas y a veces reímos los cuatro.

Volvemos a casa, he recibido un correo de la chica que estuvo el año pasado en Francia, es inglesa y sumamente amable. Me habla de los inconvenientes de coger la casa en Lille, hay gente que vive allí, pero a las mañanas hay caravanas de coches y es un problema llegar a trabajar, algunos cogen el tren en Lille y se desplazan hasta Béthune donde dejan los coches y desde allí van a la fábrica.

No opina nada malo de Lille pero ella estuvo en Béthune, que aunque es una ciudad pequeña hay de todo, y total, Lille está a menos de una hora de tren, y es muy fácil el desplazarse cualquier día para pasarlo allí. La gente del lugar, en su opinión, es muy abierta y fácil el hacerse amigos.

Una joya de chica, va exorcizando mis temores uno a uno y, al final, mi madre opina que voy a estar mejor en Béthune que en Lille, hay que tomar una decisión, la que sea pero decidirse para comenzar nuestra aventura.

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Algunos primos han preparado una cena y me han invitado a participar, no tengo ganas de comer, estoy ahíto, lleno de tanto meter en el estómago pero voy a ir por verles.

Cruzamos la ría utilizando el Puente Colgante y subimos por Santa María, las calles son muy empinadas y antes de llegar Al Cristo cogemos la calle que nos lleva a la bonita iglesia gótica de Santa María y a la torre, único vestigio que queda de lo que fue castillo de los Señores de Salazar, aquel que escuchaba misa montado en su caballo, antes partir a sus guerras banderizas contra los Butrón o Muñatones.

La torre es ahora museo y restaurante, mis primos se han encargado de todo, de reservar la mesa, de elegir el menú y de estar apelotonados esperando impacientes, quieren conocer a mi amigo, espero que Nico no se tome a mal tanta expectación. Son temores infundados, Nicolás puede con todo en este sentido.

Una prima me abraza y me besa.

-Vaya chico más guapo y no esto que me ha tocado a mí.  –señala al que es su novio y que yo no veo tan mal, pero me hace reír. Luego llega David, todos son mayores que yo salvo David que es un año más joven. Me alegro de haber venido y a Nico le encanta la cena.

Después de cenar nos llevan a un bar de copas, en la parte baja, cerca del parque en María Díaz de Haro, sobrina que fue de D. Diego y que le disputó la propiedad de la Villa. El bar tiene un patio precioso con árboles, donde pasamos el rato.

Nos acompañan paseando hasta el Puente Colgante, para despedirse hasta Navidad en la cena que tendremos unos de los días que pase aquí. David pasa con nosotros al otro lado del río y en el claro oscuro de las farolas que tapan las hojas y ramas de los altos tilos, nos despedimos.

-Tienes un primo muy guapo y elegante.  –me echo a reír, es cierto, David es muy guapo, rubio, alto con cuerpo escultural, ojos azules, una bonita y pícara sonrisa y una nariz excesivamente grande para mi gusto, herencia de su abuelo materno. Tiene novia que está en Madrid y mis amigas siempre han pedido mi intercesión para poder tener algo con él, por lo menos contar con un introductor.

-Es el único que, al igual que yo, en las fiestas de familia no terminaba sin chaqueta y con las mangas de las camisas dobladas, me gusta mi primo y yo también le encanto a él aunque yo sea gay y el hetero, siempre nos hemos llevado bien pero con vidas muy distintas.

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El viernes amanece nublado, con buena temperatura, llevo a Nico al Puente Colgante de Bizkaia ya que deseaba subir a él, se desluce la visita, hubiera sido mejor con sol y el cielo azul pero para él que no lo conoce, le parece bien, le encanta ver el espectáculo desde el travesaño central, suspendidos en el aire y a esa altura.

Le voy mostrando todo el Abra enmarcada entre Punta Lucero y Punta Galea, los nuevos muelles de la margen izquierda, las playas y el puerto deportivo de la margen derecha, es un paisaje que merece la pena ver, bajamos por el otro extremo, el de Portugalete, y paseamos por el viejo muelle de hierro con dos paseos a diferentes alturas.

Llamo a mi padres para que no nos esperen para comer, seguimos el paseo por el muelle que une Portugalete a Santurce y en el puerto pesquero, en lo que antes fuera La Lonja donde se subastaba el pescado, le ofrezco comer, pescado a la brasa de carbón vegetal, viendo llegar a los pocos barcos de pesca que aún quedan.

La comida a base de pescado le fascina y paseamos hasta el monumento a la sardinera, homenaje a las mujeres que supieron sacar a sus familias adelante llevando el pescado sobres sus cabezas, desde Santurce a Bilbao, como dice la canción.

El camino de vuelta es lento, hay mucho público paseando y nos entretenemos viéndolo. Llegamos a casa, estamos un rato y volvemos a salir, mi madre quiere que le deje conducir mi coche, desea familiarizarse con él, tendrá que hacer algún recorrido cuando vayamos a Francia, piensa acompañarme y estar allí hasta dejarme instalado.

Cenamos en casa, jamón, queso, fruta y yogurt, Nico tiene que estar fresco para mañana, quiere preparar un poco la exposición que Carlos quiere que haga sobre sus ideas.

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A las 9 horas ha pasado Carlos para recoger a Nico, le noto feliz y contento y hay un pequeño detalle que me inquieta, el padre de Nico, que no iba a desplazarse para este consejo, al leer el orden de la reunión y ver que Nico presentará la exposición de sus ideas, ha decidido acudir. Espero, deseo, que sea para bien.

También veo preocupado a Nico y le beso al salir para tranquilizarle.

-Tranquilo, todo irá bien. Te quiero, llámame cuando estés libre, yo estaré fuera, puedes venir a casa y comer con mis padres si decides venir.

Mi padre le entrega unas llaves de casa, por si no hay nadie cuando regrese.

Me ha llamado una amiga del colegio, ha venido de vacaciones unos días, trabaja en Alemania y tiene novio que es de nacionalidad alemana, ha venido sola y quiere que pasemos un rato y charlar, quedo con ella y otra amiga más, vamos a pasar la mañana y comer en Lekeitio, me viene bien para llevar el nuevo coche e ir volviéndome a acostumbrar a circular por la derecha, el jueves casi tuve un accidente, me advirtió Nico que iba circulando, en una carretera de doble sentido, por la izquierda. Tengo que volver a hacerme a circular como los europeos continentales.

Llegan para recogerme en el coche de Inés, les digo que llevaré mi coche, dejan el suyo estacionado cerca de casa y emprendemos el camino.

Preferimos coger la carretera de Berriz y llegamos a Lekeitio, tomamos un café en un bar del puerto y nos encaminamos a Karraspio, extendemos nuestras toallas y nos disponemos a tomar el sol. Esta es una playa no muy grande pero bonita y de arenas blancas y finas, mis amigas me aplican la crema solar, ellas están morenas, y yo más blanco. Inés nos hace reír con las anécdotas que cuenta sobre su novio, algunas subidas de tono y de mucha intimidad.

Son curiosas y a veces me ponen rojo a pesar de nuestra amistad, quieres saber lo que se siente cuando te la meten por culo y otras cosas, claro es para reír y pasar el rato, las chicas cuando están en confianza son peores que los chicos.

-Si no fueras gay, para mí, serías el chico ideal, me gustaría que él fuera como tú, pero todo no se puede tener.

Recibo un mensaje de Nico para decirme que la reunión se ha prolongado más de lo que esperaban, se quedará a comer con los que han estado en la reunión, ya les ha avisado a mis padres, todo se ha desarrollado bien, y que ya me lo contará, a la noche estamos invitados a cenar en un hotel de la ciudad, Gonzalo y Ál quieren que esté yo también.

Después de darnos unos baños y llegar nadando hasta una islita cerca de la playa volvemos a la arena, recogemos y regresamos al pueblo para comer. En una terraza del puerto pedimos unos platos combinados y seguimos pasando el rato charlando, recordando a compañeros que hace tiempo que no vemos y riendo de tonterías del pasado.

Volvemos a la ciudad, cuando llego a casa no están mis padres, han dejado una nota de que volverán tarde y que cenarán fuera, a Nico no le han traído aún.

Me desnudo y me doy una ducha, no me preocupa la llegada de Nico, mi padre le ha entregado unas llaves de la casa esta mañana. Después de la ducha me aplico after sun y me pongo un albornoz por encima, estoy un poco quemado y me dedico a revisar mi correo, tengo un mail de la chica que estuvo el año pasado en Francia, tendré que comentarlo mañana con mi madre, me cambia los esquemas.

Contesto algunos de ellos y llega Nico, viene al salón atraído por la música que suena en el reproductor. Me levanto y voy a abrazarle, esta mañana no le he dicho lo guapo que estaba con traje y corbata, se me está olvidando ser amable. Le abrazo y le beso mordiendo su labio.

-Cuéntame, estoy impaciente por saber cómo ha salido tu exposición.  –intento llevarle al sofá, para que me explique hasta el más mínimo detalle, se resiste y continua abrazándome.

-Hueles maravillosamente Daniel.  –se separa un poco de mi y deshace la lazada del cinturón del albornoz.

-Antes de explicarte la reunión tengo algo más urgente que hacer.  -me lleva hacía él y desliza el albornoz de mis hombros, me besa en el cuello y me aprieta contra él, noto su virilidad hinchada, le rodeo con mis brazos por el cuello y sujeto mis piernas en su cintura abrazándole; camina hasta la habitación y no llega a la cama, me inclina sobre el respaldo de la butaca dejando expuesto mi culo, mete su mano para acariciar mi entrada arrancándome suspiros.

-Me tienes loco y he pensado mucho en ti, ¿puedo meterla?   -puede, claro que sí, soy suyo y termino de salir de la ducha, ahora siempre que voy me aplico crema en mi culo y estoy preparado para cuando él quiera y me deseé.

En un minuto estaba desnudo a mi lado, con su polla entre mis piernas e intentando entrar en mi como fuera.

Me hizo el amor con mucha calma y dedicación, sin mucha preparación que corrigió pero con su verga en mi interior. Me la metía con suavidad y sin prisas, colocó unos de mis pies sobre el asiento y así la podía meter más profundo y yo giraba mi cabeza y mi cuerpo sujetándome de su cuello para ofrecerle mis labios y mi boca.

Cuando me besaba no podía ir tan adentro y entonces empujaba de mi cuello para que me inclinara y tenerme con el culo más salido, ofrecido a su polla para que entrara como él quería.

Me llevaba con sus manos a adoptar  diferentes posturas, y ensayaba cual era mejor para que su verga entrara entera, notaba que hacerme el amor en esa postura le gustaba, a mi también, podía acariciar todo mi cuerpo, o era accesible a sus manos y sus piernas y lo único que a mí me limitaba era tener uno de mis pies elevado y usar una mano para guardar el equilibrio.

Era encantador no obstante, el espejo nos devolvía nuestra imagen y me devoraba el placer de ver entrar en mi todo su inmenso miembro, y el mío moviéndose y golpeando mi vientre al impulso de sus caderas penetrándome.

Abrazó mi cintura muy fuerte y gritó cuando se vació en mis entrañas, inclinaba su cuerpo como un gato enfurecido y dispuesto al ataque, proyectando su pelvis hacia adelante para estar metido en mi todo lo que podía.

Intenté evitarlo y no pude, el semen salió  de mí con fuerza y manchó la madera del suelo, el primer estallido llego a un metro de distancia y el resto regó el suelo con sus gotas que parecían brillante escarcha.

Quedó abrazado y montado en mi espalda, jadeando compulsivo dando impulsos a sus caderas muy cortos.  Sentí no poder besar su boca en ese momento pero no dejaba de temblar y temí caer al sostenerme en el suelo en una sola pierna.

Comenzó a besar mi espalda y a reír gozoso, sin salir de mi culo y jugando moviendo sus caderas entrando y saliendo.

-Ha estado genial.  –sentía salir de mi ano y correr por mis pantorrillas su semen, hasta llegar a mi pie manchando también con su esperma el suelo.

-Vamos de nuevo a la ducha. –giré mi cuerpo para recibir en mis labios su beso y retiro su verga de mi interior acompañada de un chorro de su leche.

Limpié con su bóxer el suelo lo mejor que pude, luego lo volvería a limpiar con una toalla húmeda.

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-Les gustó, a todos les pareció una buena idea.  –después de la follada que me ha dado estamos sentados en el salón, sin preguntarle empieza a contarme la reunión que han tenido.

-¿Pero?  -le animo a que continúe.

-Carlos estaba radiante y luego estaba el escollo de Julio, que ponía todas las pegas del mundo por el dichoso dinero.

-El diferencial que resulte puede ser importante, los del estudio sin ver el detalle, ya han realizado algunos cálculos y han visto que será más caro que lo previsto en un principio.

-Hemos salido de la reunión, los del estudio y yo, una secretaria nos ha llevado al despacho de Gonzalo, me pidió que le esperara hasta el final de la reunión.

-A los arquitectos les parece una buena idea, pero esperarán órdenes antes de estudiar el detalle y el costo real, luego se marcharon y esperé hasta que finalizó la reunión, llegó Gonzalo con mi padre, Gonzalo venía sonriendo y mi padre serio, me temí lo peor, pero estaba satisfecho había hecho lo que creía que debía hacer.

-Se va a estudiar, encargaremos un estudio de detalle y costos, pararemos las obras en esa zona hasta tomar una decisión. Va a estar muy reñido el fallo que se tome, ahora el empate del sí y el no lo ha resuelto mi abuelo, que siempre se reserva su voto.  –Gonzalo se acercó y me pasó un brazo por los hombros. 

–Pero a todos nos ha gustado la idea.

-Lo siento hijo, yo he votado que no al cambio.  –interviene mi padre. 

–Saldrá una gran diferencia, al final son salones que se utilizan en muy contadas ocasiones y las habitaciones de Gonzalo pueden trasladarse a la primera planta para utilizar toda esa ala.    –encoge sus hombros, seguramente tenga razón, antes de que los del estudio entreguen el detalle, ya lo ha valorado él y se habrá equivocado en poco.

-No importa papá, has cumplido con tu obligación, tú entiendes un montón de construcción y reformas, seguramente más que nadie.  –hablamos de pie, al lado de una pequeña mesa redonda de reuniones, un poco alejados de la mesa donde Gonzalo mira unos papeles.

-¿Qué tal ese chico?, ¿cómo os va?

-¡Daniel!, papá, se llama Daniel y nos va muy bien, si te quedas esta noche para la cena le verás, vendrá a la cena. Gonzalo insiste en que esté y, claro está, si él no viene, yo tampoco.

Gonzalo no interviene, se que nos está escuchando y lo cierto es que cuando mi padre habló de ti, le miró con cierto disgusto. Sentí celos de que te quieran tanto.

-No quiero que pienses que he votado negativamente tus ideas para molestarte.  –mi padre intentó una disculpa innecesaria, sé que su voto estaba guiado por el ahorro de dinero.

-Jamás pensaría así de ti, tendremos nuestras diferencias pero sé que me quieres, alguien se encarga de recordármelo.  –se levanta Gonzalo y viene hacia nosotros interrumpiendo y salvando la situación.

-Vamos dando un paseo hasta el hotel donde comeremos, no está muy lejos y así puedes ver el cambio que se está operando en esta zona de la ciudad. 

-El hotel está a diez minutos andando desde la oficina, Gonzalo me invita a su habitación para que me lave las manos o me asee antes de pasar a comer, Ál me recibe con un abrazo y charlamos mientras que Gonzalo se ducha y cambia de ropa, yo no tengo para cambiarme, pero tampoco estoy tan mal. Después de comer, toman café en la terraza del hotel y me despido y aquí estoy, junto a mi chico adorado.

-Tus amigos están deseando verte, mi padre se quedará a cenar y pasar la noche en el hotel.

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Nos terminamos de vestir para salir a la calle, podemos llevar el coche ya que tenemos parking en el hotel, damos un paseo por la Gran Vía, ayer fue el día grande de las fiestas pero hoy continúan. En la plaza Elíptica o de Moyúa nos encontramos con Gonzalo y Ál, nos fundimos en un abrazo y Ál y yo no podemos contener las lágrimas, mejor que haya sido aquí y no en la cena delante de todos.

Bajamos andando hasta la Plaza Circular charlando, y no resisto la tentación de llevar a Ál abrazado de su cintura, como aquella vez en Halifax, corriendo y siendo perseguidos por Gonzalo.

Cenamos en la terraza del hotel después  de admirar la exhibición de pirotecnia, los comensales tienen reservada su mesa y su asiento, mesas de unos ocho asistentes, tenemos a nuestro lado a Ál, Gonzalo está en la mesa donde se sientan sus abuelos y el padre de Nico. Muchos de ellos deben haber estado en la plaza de toros, se quejan de lo mal que ha salido la corrida de la tarde, hay dos fotógrafos que no paran, circulando entre las mesas y tomando fotografías.

Después de la cena los comensales se revuelven y se van formando grupos, hay al menos cien personas, más de quince mesas. En la barandilla de la terraza veo a la abuela de Gonzalo, habla con el padre de Nico y me acerco, antes no he podido hacer otra cosa más que saludarla. Me abraza y pregunta por mis padres, nos coge del brazo a los dos y mira la panorámica de Abando Ybarra a nuestros pies, al rato se retira porque la requieren en otro grupo, quedamos solos los dos, él apoyado en la barandilla mirando hacia abajo.

-Estáis consiguiendo que la ciudad cambie y a mejor.

-Se está invirtiendo mucho dinero en el cambio, público y privado, pero la esencia queda, no se ha tirado todo por la borda.  –se vuelve y se me queda mirando.

-¿Te ha hablado de la votación sobre sus ideas?  –no sé si lo afirma o pregunta y vuelve a mirar el entorno.

-Sí señor, me lo ha contado.

-No fue mi propósito echar sus ideas para atrás, miro la rentabilidad de la inversión.  –habla sin mirarme, sostiene un vaso en su mano del que de vez en cuando bebe un sorbito.

-No tiene que preocuparse, él lo sabe, pero mire usted, va a permitirme que le diga algo, hay rentabilidades que se deben analizar según los sentimientos y a muy larga distancia en el tiempo.

-Su hijo quiere conservar, no unas paredes y salones, es lo que significan, lo que han representado en la vida de sus dueños, que generosos los han donado, preservar la memoria de momentos gratos o tristes, de lo que fue su vida, como la de todos nosotros que les hemos acompañado.

-Por una rentabilidad a corto plazo, ¿debemos olvidarnos de lo que hemos querido?, ¿de lo que nos recuerda a los seres que amamos y hasta de esos mismos seres?

Se queda serio y ceñudo, creo que me he pasado, pero tenía que decirlo, defender lo que Nico sentía realmente cuando vio las obras con Carlos.

No conversamos más, aunque en realidad ha resultado casi un monologo monopolizado por mí. Llega Nico y comienzan a hablar entre ellos. Al cabo de un momento me alejo para saludar a Carlos y sus padres, ha traído a la cena a uno de sus hermanos.

Llegamos a casa muy, muy tarde, y no sé quién podrá levantarse mañana a una hora razonable.

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Nos despertamos a las 13 horas, para tomar un zumo de naranja, meternos en la ducha y luego comer, mi madre tiene preparada comida y comeremos en casa.

Decidimos que buscaremos mi alojamiento en Béthune y reservamos hotel para una semana, pensamos que será el tiempo suficiente para encontrar el alojamiento definitivo para pasar allí el año, hasta el día siete de Septiembre que ya me han marcado.

Nico marchará a Bristol mañana lunes, irá con Gonzalo, Ál y sus abuelos, le han invitado a que vaya con ellos en su avión y Jaime le irá a recoger a Londres, luego llama a Gonzalo para confirmarle que irá con ellos.

Acabamos de comer muy tarde, la charla se prolonga hasta que va decayendo y nos preparamos para salir a dar una vuelta. Gonzalo y Ál han dejado el hotel para venir a comer en la casa de los tíos de Ál, pasamos a recogerles junto con María y Raúl, hoy es el último día de fiestas, todos estamos cansados y preferimos pasear hasta el Puerto Deportivo, luego por el muelle rompeolas hasta el faro y volver para tomar algo en una de las numerosas  terrazas que hay.

A pesar de haber dormido hasta el mediodía, el cuerpo está resentido y todos estamos de acuerdo en retirarnos temprano, María y Raúl llevarán a Ál y Gonzalo al hotel donde están alojados con sus abuelos y aquí nos despedimos hasta vernos mañana en el aeropuerto.

 

Estamos solos en casa, tomamos algo de fruta y yogurt y nos vamos a la cama sin esperar a mis padres, caigo rendido en el sueño, abrazado por Nico, notando el calor de su cuerpo pegado a mi espalda.

(9,80)