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Georgina… toda una vida de travestismo. CAPITULO 6 ME DESCUBREN

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Durante dos años aproximadamente mí rutina no varió: llegar de la escuela, encuerarme, lavarme el culito por dentro y por fuera. Una vez con el culito bien lavado, me aplicaba crema en todo mi cuerpo, me ponía mis medias con la faja-liguero, mi brassier con relleno, mi fondo completo, algún vestido, mis zapatillas, me peinaba mi melena, casi siempre dos coletas con moños, me maquillaba un poco…

Y así completamente vestidita como nena realizaba el aseo de la casa y lavaba los trastos y la ropa.

Imaginándome una linda ama de casa esperando a mi marido… para cerrar con broche de oro me instalaba frente al espejo con mi nuevo consolador de 2 cabezas y me acribillaba el culo sin piedad mientras me masturbaba muy rico.

Lo que no tomé en cuenta es que alguien me descubriera… nunca me preocupé por los vecinos que habitaban el departamento del tercer piso en el edificio que estaba frente a nuestro dpto.

Estas personas nunca estaban en casa durante el día ya  que trabajaban todos y no llegaba a casa hasta la noche… en las noches no me podían ver; ya que me travestía y masturbaba a obscuras.

Sin embargo ahora que acostumbraba travestirme durante el día confiada en que nadie me vería cometí el error de no mirar hacia las ventanas del edificio de enfrente.

Resulta que los vecinos que habitaban el departamento de enfrente se habían mudado recientemente…

Y los nuevos ocupantes de dicho dpto... tenían varios hijos entre ellos uno que se pasaba todo el día en la ventana fisgando hacia nuestro edificio.

En una de mis sesiones me encontraba totalmente vestida de nena, peinada y maquillada, muy entusiasmada dándome de ricos sentones en mi amado consolador… cuando volteo a mirar la ventana y…

 

¡! Mierda… ahí estaba el maldito chico mirón!!... me quedé ¡!HELADA ¡!... me levanté lo más rápido que pude, aun con el consolador ensartado en el culo, corrí al baño lo más rápido que pude, me saqué el consolador del culo, lo lavé y lo coloqué en su lugar detrás del W.C., me desvestí toda temblorosa muerta de nervios y vergüenza… ¡!qué vergüenza dios mío!!... me asomé por la puerta del baño y miré hacia la ventana… y ahí seguía ¡!el maldito!!, riéndose de mí, no tuve más remedio que envolverme en una toalla y salir del baño para vestirme de chico, y sin voltear a la ventana recoger todas mis cosas terminé de limpiar la casa… en ocasiones de reojo miraba hacia su ventana y lo veía siempre riéndose… ¡qué vergüenza!!.

Me imaginaba lo peor… que el maldito contara a todo el mundo como me vio, y que todo el mundo se enterase que yo era un maricón, que me vestía de nena y me metía un consolador por el culo..!!Dios mío qué vergüenza!!

Afortunadamente mi madre seguía en casa de mis abuelos así que sería la última en enterarse, en cuanto a mis hermanos… ellos solo venían en la noche talvez no se enterarían… pero en cuanto a mis vecinos y amigos?... en fin muerta de miedo traté de seguir mi vida de la manera más normal posible…

Lógicamente hubo consecuencias: mis amigos del barrio ya no me trataban igual, algunos de plano me rehuían, otros me hacían bromas veladas sobre homosexuales y otros de plano como uno que le decíamos “el muñeco” porque ere pecoso…. El, de plano cada que tenía oportunidad  me decía “caga leche”. A lo que yo me hacía pendeja como que no entendía por qué me decía así, afortunadamente ni mis hermanos y mi madre no estaban enterados de esta situación.

Incluso sufrí algunas agresiones físicas de algunos que algún día consideré mis amigos, llegando

En más de 2 a los golpes. Afortunadamente me supe defender y respondí a ellos de igual a igual respondiendo a los golpes.

Como es lógico suspendí mis actividades travestis de día y solo continué con mis rituales nocturnos… ahora con mirada siempre atenta a las ventanas y ahora lo hacía con las cortinas corridas.!!Que frustrante!!

 

Canceladas mis actividades diurnas y con un ambiente hostil hacia mí, busqué la manera de ausentarme del barrio durante todas las tardes, así que llegaba de la escuela, hacia el aseo de la casa ¡!vestida de hombre, que horror!!, comía y me iba a la casa de mi amigo el pollo. Y  regresaba a mi casa de noche más o menos a la misma hora que mis hermanos.

El problema es que pasaba casi todo el día en compañía de Sergio eso trajo como consecuencia que me enamoriscara  un poco del pollo, sin embargo estar lejos del ambiente hostil de mi barrio y la compañía de mi amor platónico me ayudaron a sobrellevar esa mala época.

Eso mis rituales nocturnos de lavarme mi culito, travestirme, clavarme mi amado consolador en el culo, mientras me masturbaba pensando que Sergio el pollo me cogía hasta matarme de placer…

Pero… “parece que el destino está empeñado en impedirme ser feliz”…

 

 

 

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