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La noche exige tu entrega.

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Ya era parte de mi, llegaba del trabajo me despojaba de las horas que llevaba sobre mí, de mis ropas, accesorios y me disponía a tomar una ducha, con una toalla secaba la humedad, relajada y siendo otra salía de la habitación, tomaba un libro y me distraía un rato, pero sin embargo mi mirada no se apartaba del reloj que colgaba sobre la chimenea, el movimiento de su péndulo era una suplicio, sentía que martillaba mis deseos transformándolos en una embriagadora inquietud.

Había llegado el momento esperado, ya era tiempo que me preparara, así que abrí mis piernas dejando mi vulva descubierta, con mis dedos recorrí cada espacio de piel, pequeños pellizco en el clítoris, unas dos o tres palmadas a mano abierta era lo necesario para estar lista y esperar a mi Señor, me arrodillé inclinada con mis manos apoyadas sobre el sofá ubicado frente a la puerta principal, esa era la mejor postura para recibir a mi Amo, quedando  húmeda y expuesta a su disposición.

El ruido de un coche era el anuncio de su llegada, mi corazón se agitaba, más húmeda y deseosa que nunca, lo espero, se abre la puerta, su olor era exquisito, avivan mis sentidos.

Él entra no dice nada, cierro los ojos un escalofrío recorre mi cuerpo, siento como se acerca, la ansiedad me asfixia, de repente siento un azote, se ha quitado su cinturón y descarga con fuerza sobre mí, permanezco inmóvil, cada golpe agita todo mi ser.

- ¿Quién eres? ¡Anda responde! – (Su voz hace que me ponga más excitada)

- ¡Su puta mi Amo, su perra en celo, que muere por sentirlo Señor! -  (en un acto de inconsciencia curveo mi espalda con el único fin de que mi vulva y ano queden en mejor posición de servir)

De súbito siento como me toma el cabello, lo tira, pasa su cinturón por mi cabeza, metiéndolo por mi boca, los extremos son tirados por Él, improvisando una mordaza, la cercanía a mi nariz me permite sentir su olor en el cuero... Ufff me pongo más puta, con inmensas ganas de sentirlo dentro de mí, continua tirando del cinturón, mi nalgas y espalda rojizas, más sensibles, mi piel delata mi sentir.

De pronto me embiste, siento como su miembro duro y grueso entra por mi ano, bombeando, sin ritmo, entra y sale, brotan casi al instante gemidos, sigue penetrando, cada vez más rápido, mientras mis tetas no dejan de moverse, por mis piernas chorrea mis fluidos, Él continua... yo loca, salida, cachonda, perra de sentirme suya, llena de su olor y sus ganas.

Quita el cinturón de mi boca, con una mano azota mis nalgas enrojecidas y mientras su miembro sigue invadiéndome, estoy empapada, chorreo, por mis piernas baja mi fluido, de repente saca su polla y con un pellizco intenso y fuerte toma mi clítoris.

- ¡Puta eso eres! ¡Cerda! ven cómeme la polla, demuestra a tu AMO lo mamona que eres ¡Anda! – (Me tomó del cabello, llevándome a él)

Como una posesa no pierdo tiempo y comienzo a chuparle, lamerle, mamarle su sabroso miembro … ufffff deliciosa, olorosa, la mezcla de su sabor con el mío me volvía loca, podía sentir sus venas con mi lengua, no dejaba de pasar y repasar cada pedazo de piel, sus huevos empapados, aquello era estar en el paraíso, fue cuando me tomó de la cabeza y empezó a follarme la boca, sentía como sus huevos chocaban con mis labios no hacía más que desquiciarme por completo… Él exquisito me insultaba.

- Vamos perra demuestra lo puta que eres ¡Chupa! Demuestra que te mereces estar a mi lado… ¡¡¡Sigue cerda!!! Sácale la leche a tu Señor –

Mis lágrimas brotaban, las arcadas eran indicativas de que su polla entraba hasta el fondo, continuaba, seguía fallándome la boca, mientras sujetaba de mi cabello…

- ¡¡Toma traga zorra!! –

... brotaba su semen espeso, chorros, inundaban mi boca, lo tragaba, sacaba mi lengua blancuzca mostrándole a mi Señor, bebí todo, luego con suma delicadeza, con mi lengua le limpié su polla, no cabía en mí, no había nada que se comparara a ser suya...

Fin.

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