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Donde las perversiones son realidad…“The Hill House”

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Nuria es una chica de familia adinerada, acostumbrada a cuanto lujo existiese, prepotente, altiva, engreída y complicada, capricho que se le ocurría era atendido de inmediato, tenía todo, no obstante se sentía insatisfecha con cada una de las relaciones que había tenido, en pocas palabras una mujer difícil de complacer, a sus 27años era una mujer atractiva, de buen ver, pero aún así se sentía aburrida, asqueada de hacer lo que le viniese en gana, de tener control de cada situación o persona que la rodease.

Fue su amiga Silvia, una chica un año mayor que ella, pelirroja, hermosa, fresca, con un cuerpo escultural, quién un día le comentó sobre una invitación que le había llegado de un club que ambas deseaban ir hace mucho tiempo, pero al ser únicamente con invitación previa y extendida por un miembro del club no habían podido asistir, ahora se les presentaba la oportunidad de conocer y no la dejarían pasar en vano, al fin se les hacía realidad, iban a conocer.

“The Hill House” como lo indicaba el nombre, aquel lugar quedaba lejos de la cuidad, al pie del cerro Irazú, era una mansión hermosa, muy espaciosa, rodeada de bosques, propicia para mantenerse bajo el anonimato, se rumoraba era un club muy selecto, discreto y además sus espectáculos eran inolvidables y de exquisita variedad.

La semana se hizo eterna en espera del sábado, día que indicaba la invitación, Nuria, ansiosa esperaba que Silvia pasara por ella, ese día se notaba diferente, la zozobra le había dado un matiz seductor, estaba radiante, había escogido un vestido azul cobalto que resaltaban sus bellos ojos, además la caída del vestido hacía notar sus curvas, haciendo su paso más seductor, al fin llegó Silvia, más locuela que nunca, tomo a Nuria por el brazo en gesto de apuro - ¡Vamos mujer, apúrate!- ambas se montaron inquietas al coche, con un aire de seguridad, de que se comerían el mundo de un bocado esa noche, listas, rumbo a divertirse, iban poniéndose de acuerdo en que harían o como actuarían, fantaseando con lo que podían esperar en aquél lugar, pronto se detuvieron al llegar a la entrada que conducía a la mansión, había un mozo que les solicitaba la invitación:

- ¡Buenas noches, señoritas! ¡Bienvenidas!- revisa sus credenciales y les indica el camino.

Condujeron un kilómetro más, hasta llegar al portal de la mansión, ambas bellas y risueñas, se encaminaron a la puerta, se notaba su estado de exaltación; Dos mozos abrieron las puertas, ante sus ojos y para su asombro un salón gigante, rodeado de lujo, cuadros, estatuas, a los lados dos barras extensas abarrotadas de personas, igual que ellas, parecían ser parte de su mismo entorno social, el lugar estaba colmado de gente habían alrededor de 130 personas.

Al fondo había un escenario donde se encontraba bailando una striptease, mujer de piel oscura, impresionante, pecho abundante, con un trasero redondo que cualquiera deseaba comerlo, ella mantenía al público atento a cada movimiento que su cadera hacia, alguno que otro hombre le gritaba indicativo de lo salidos que estaban, las mujeres por su parte más pausadas, cruzaban las piernas y humedecían sus labios con discretos movimientos de sus lenguas tibias, algunas se les notaba más la excitación pues sus pezones duros se asomabas por debajo de sus ropas, dejando en evidencia como estarían sus coños de húmedos.

Las chicas consiguen espacio en una esquina de la inmensa barra, a unos 10 metros del escenario, ambas se piden un Martini, la bailarina mantiene animado al público al menos por un cuarto de hora más, luego el “speaker” anuncia otro espectáculo, está vez es un chico musculoso, sexy, muy seductor, además dueño de miembro grande y grueso, muy apetitoso, el chico bailaba, las espectadoras femeninas se animan más, Nuria no parece sorprendida, pero el ambiente marea a Silvia con casi tres copas encima decide salir pues se siente agobiada.

-¡Mira qué eres blanda! ¡Anda, sal y respiras! Yo estaré por acá - le dice Nuria en gesto de desilusión.

El número del chico termina al subir una mujer al escenario, y empieza a chuparle la polla hasta que este se corre en su boca, la multitud grita, señal de que los presentes se desahogan de su trajín diario, sacando su instinto animal, y dejándose llevar por el calor del espectáculo, de pronto el speaker anuncia el siguiente espectáculo:

-¡Damas y caballeros! ¡El Gran Ozymandias!-

Sale un hombre rapado de unos 35 años de edad, ojos negros penetrantes, mirada fría, perversa, estatura media, vamos no impresionaría a las chicas en la calle pero en el escenario era capaz de mojar coños solo con la mirada, vestía elegante y en su mano derecha traía una correa, jalaba a una mujer desnuda a cuatro patas con collar, como si fuese un animal doméstico, ella a gatas se contorneaba, lo seguía, siempre tras él, dócil y obediente; Ozymandias sin demostrar sentimiento alguno la pasea por el escenario, una, dos veces, hasta dejarla atada en el tubo de las striptease, Nuria atenta a cada acción, inmóvil y muy asombrada con la aptitud de la chica, pues podía percibir cierto aire de orgullo en aquella posición, inclusive deseosa ante aquella humillación.

No había terminado de asimilar la escena cuando salieron dos chicas más, una morena, pelo corto, cuerpo muy formado, curvas pronunciadas, unos pechos generosos de gran pezón marrón, firmes, hermosos, se encontraba esposada y se arrodillo torno a una silla sacando su lengua; La otra mujer, ataviada con ropas de encaje, rubia, calzaba tacones, muy maquillada, se escoro a uno de los lados, parte del público ya había visto ese número horas antes y aún así se encontraban expectantes pues les había gustado, inquieta Nuria sentía como la excitación le subía, sorbía de su trago continuamente con la necesidad de que apagará todo aquello que la consumía por adentro, a pesar de lo perverso que era aquello le causaba un morbo jamás sentido, la mantenía absorta, ni pestañaba, estaba ida en el espectáculo.

-¡Gracias! ¡Señoras y señores! Yo no vengo a darles un espectáculo al uso, solo he venido a que conozcan a mis esclavas… ¡Solo son una perra, una puta y un cenicero!- (Tímidos aplausos se asomaron, vítores, murmullos, risas de júbilo en otros)

Ozymandias con un gesto de sus brazos pidió silencio y para asombro de los presentes, impávido tomo asiento, saco un puro y lo encendió como si estuviera en casa, una calada, otra bocanada y la ceniza fue dar a la lengua de la mujer cenicero, con su parsimonia habitual fumo un poco más, se levantó y empezó a pasear a la perra, el acto era morboso, una mujer de unos 40 años siendo paseada por un hombre menor.

La bajó del escenario y comenzó a hacerse campo entre el público, incitaba a los presentes que la acariciaran, las manos se pasaban por la espalda de la chica, llegaban a su culo y se extendían hasta su sexo, chorreando, expuesto a cuanta mano quisiera comprobar lo mojado e hinchado que estaba, al pasar junto a Nuria, se detuvo y le ordeno:

 – ¡Lámele los pies perra, ya!- la chica de inmediato se abalanzo a los pies, la descalzo y comenzó a chupar.

Nuria se quedó perpleja, pero aquello la puso muy caliente y deseosa; En un santiamén una chica mucho mayor que ella y desconocida le pasaba una lengua jugosa y caliente por sus dedos…

- ¡Basta! ¡Detente perra! – indicó Ozymandias a la chica en un tono seco y autoritario (la chica le puso el zapato a Nuria, y postro de nuevo su mirada al suelo) disculpa dijo Ozymandias dirigiéndose a Nuria es parte del show, le embozo una sonrisa picará y se dirigió de nuevo al escenario.

Arriba, en el escenario hizo un gesto a la puta, está se acercó, le indicó se sentará en la silla y se abriera de piernas hacia al público, luego le ordeno a la perra:

– ¡Cómele el coño, anda! eres tan perra que solo podrás comer coños de putas, no tienes más nivel -

La perra se echó sobre el coño de la puta, empezó a pasarle la lengua por aquella vulva caliente que palpitaba, chupaba los jugos que le chorreaban por los muslos, dejándolos brillantes a su paso, la perra lamia enloquecida, al hacerlo producía ruido como si estuviese devorando el mejor de los manjares, enardecida le mordía el clítoris, (El público empezó a rugir, llamándolas de todo, animándolas, arengando, las mujeres también les gritaban parecían hipnotizados) mientras tanto Ozymandias seguía fumado su puro, tirando la ceniza en la lengua de la mujer cenicero, inmutable, más frío que nunca observada las reacciones del público, de la puta brotaban gemidos, jadeos, se clavaba sus uñas en sus piernas, venían movimientos involuntarios, se contorsionaba, la agitación era tal que la puta no pudo más y se corrió, dejando escapar un grito, ahogándose en un espalmo, sin aire.

-¡¡Como te has corrido sin permiso puta!! Levantándose Ozymandias enfurecido, la puta sin pensarlo se postro a sus pies y en suplica le pedía disculpas.

- ¡Perdón Mi AMO, no he podido resistirme estaba muy excitada!-

Nuria al ver a la puta sintió como la humedad de sus bragas ya traspasaba la tela del vestido, era lo más morboso, perverso que había visto y escuchado hasta ese momento, e inclusive la ponía cachonda la idea de ser ella la que implorara por aquel perdón; Él hizo una señal a la chica cenicero, está se levantó y abrió una cortina, dejando al descubierto una Cruz de San Andrés, sobre una mesa múltiples artículos, fustas, látigos, pinzas, velas, dildos etc. Ozymandias tomo a la puta del cabello jalándola hacia la cruz, ahí la despojo de su poca ropa, atándola de pies y muñecas, tomo una fusta y le dijo:

 - A cada azote me darás las gracias y me dirás que eres una puta desobediente, ¿Entendido? - la puta asistió con la cabeza

– ¡¡No te escucho puta!! – a lo que la chica rápidamente respondió:

– Sí mi AMO, lo que Usted diga Señor-  dejo escapar el primer azote

-¡Gracias Señor! soy una puta desobediente – así 20 veces más propinándole azotes hasta dejarle el culo rojo.

-¡Está puta aún no ha terminado, Señores! ¿Un voluntario? - dentro del público que gritaba y estaba excitado como Nuria, salió un joven, sube le indicó Ozymandias, podrás hacer con ella lo que gustes durante 5 minutos, no tendrás ni menos ni más que luego ella volverá a mí.

-¡Tiempo! Empieza-

El chico empezó a tocar a la puta, le mordió las tetas, le metió dos dedos por el coño y luego a su ano, se bajó el pantalón y empezó a encularla, la embestía con fuerza, bombeándola cada vez más rápido hasta que el chaval se corrió, al sacar su polla del culo brotaban gotas de leche, de la cantidad de semen que el chico le había depositado, la gente se volvía loca, y aplaudía gritando obscenidades a la puta.

-¡¡Basta, suficiente!!- La autoridad de Ozymandias era tal que el chico se bajo del escenario rápidamente – Esto ha sido mi modesto show– (dijo el hombre como si estuviera en otra dimensión) No es el último, ya saben en The Hill House no paramos, la gente le aplaudió.

El speaker grito – “Ozymandias el AMO” un leve receso y conocerán a Domina Azul-

La perra y la mujer cenicero desataron a la puta y juntas empezaron a recoger y limpiar el escenario, el lugar dónde estaba la cenicero había un charco producto del placer que le provocada servir y sentir a su AMO.

Ozymandias, bajó a la barra pidió un trago y empezó a hablar con las personas que lo rodeaban, Nuria seguía en el limbo, perdida en sus propias perversiones era incapaz de moverse un centímetro, además le da vergüenza que alguien notara la mancha que tenía su vestido, decidió tomarse otra copa, se sentía abrumada y estaba empapada, sus pezones estaban a reventar, el solo roce con su vestido la ponía a desvariar, fue cuando levanto la vista y ahí estaba él, conversando y riendo con la personas, no le quitaba la vista de encima, lo estudiaba atentamente, de repente él la miró y alzó su vaso en gesto de brindis, Nuria nerviosa quito rápidamente la vista, se sentía sonrojada, bebió de un solo su trago.

Él despidió a las personas que lo rodeaban y se acerco a Nuria:

-¡Buenas noches!–

-¡Buenas! (le respondió Nuria intentado recuperar la entereza) ¡Felicidades!  Reconozco que nunca había visto un show así-

-Ni nunca te habías corrido así- Respondió él.

-¿Qué? – le dijo Nuria con aire de sorpresa.

Ozymandias, se acerco a su oído y le murmuro:

-Sé cuando veo a una sumisa, se reconocerlas, inclusive sé a que huele su coño, y tu eres una más como las del escenario, deseas ser usada-

Toda la entereza y orgullo que caracterizaban a Nuria se desborono, aun así intento no darse cuenta de lo que le decía, negándose y resistiéndose, de pronto Ozymandias le pasaba su mano por debajo del vestido, tocando su suave piel, sintiendo lo caliente que estaba, hasta llegar a su sexo empapado

-¡¡Ohhhh!! ¿Lo ves? Estás que chorreas perra, te haré correr miles de veces suplicarás porque te use, ven conmigo y disfrutaras como sumisa-

Nuria, lo volvió a ver, ella no era mujer que reprimiera sus deseos, alzó su vista y sin pensarlo le respondió Si, te sigo donde me digas, Ozymandias sacó su mano empapada y le da un dedo a que lo chupe, le sonríe mientras ella lo lame desesperada y es cuando anuncia:

-¡Atención, les pido su atención! ¡Les presento a la nueva sumisa de mi show! ¡Podrán disfrutar de ella como sumisa en mi próxima presentación!- (Señalando a Nuria, que continua chupando sus fluidos de su mano) El público enardecido aplaude e insulta a Nuria…

… Continuará...

PD: Agradezco de ante mano sus calificación y sus comentarios, eso me ayudará a crecer y mejorar mi manera de escribir. kerisum.

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