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13.1 Como se rueda una escena erótica

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La celebración de La Braderie parece que ha finalizado, la alegría de las calles de estos dos últimos días ya no se ve, los puestos de comida y venta de chucherías y adornos han sido retirados, han desaparecido las gigantescas motos tan llamativas, y no se escucha el griterío y los escandalosos ruidos, la fiesta donde se vende todo lo que te sobra en casa había terminado.

Se nota que al estar pensando en nuestro trabajo de búsqueda de vivienda, no hemos disfrutado como debiéramos de sus fiestas, que al final nos son desconocidas salvo por haber visto el espectáculo de la calle.

Nos encanta Béthune, es una pequeña ciudad preciosa, de armoniosas calles y casas, y Lille también lo es pero muchísimo más grande.

Vamos a iniciar otra jornada de trabajo en Lille, una de las viviendas que habíamos previsto ver la han anulado, la otra no es practicable por mala, mañana veremos un estudio y algo más. En le empresa me dicen que busquemos en Arrás, si mañana no sale nada en Lille iremos el miércoles y probaremos en esa ciudad.

En la inmobiliaria nos hemos encontrado con un chico español y su padre, también están buscando alojamiento para él, lleva ya dos años trabajando en Francia y quiere cambiar a Lille su lugar de residencia. Nos dicen que no nos apuremos, que al final encontraremos lo que deseamos.

No me hubiera importado compartir la casa con él, no se han ofrecido y al final lo prefiero así, aunque resulta simpático, pero tiene novia y se alternan las visitas, estaré mejor solo.

Hoy las hordas guerreras y en retirada, o sea nosotros,  llegan vencidas y desanimadas al castillo, a descansar para mañana continuar la batalla.

Vemos a Evans en el mostrador de recepción, nos cuenta que le han cambiado el turno y trabajará de tarde unos días, nos continúa preguntando sobre nuestros progresos en la búsqueda de casa y me encojo de hombros en un signo fatídico de semi claudicación.

Hablo con Nicolás, está contando los días que faltan para vernos, igual que yo, y todas esas cosas que se dicen las personas que se quieren y que aburren a cualquiera menos a ellos que son los interesados.

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Hemos vuelto a Lille y parece, solo parece, que puede arreglarse el problema, hemos visto un estudio que a mí me parece bien y a mi madre…, por fin ha encontrado algo de su agrado, es de nueva construcción y aún están rematando la obra.

Tenemos que esperar a que nos llamen y nos digan cuándo podremos disponer de él, mientras tanto nos quedaremos en un  aparta hotel que hemos contratado en Lille, así mi madre podrá volver a España, echa de menos a mi padre y está preocupada.  Aurora le está atendiendo y él dice que está bien, ¿para qué quiere marchar tan pronto? ¿Será que después de 41 años aún continúan queriéndose?

Como no ha quedado nada concretado, hemos contactado con dos agencias en Arrás y quedado con ellas para ir mañana.

Estamos contentos, yo lo estoy porque veo a mi madre más alegre y confiada.

Evans me pide que salga mañana con él para estar con sus amigos, no sé si es que quiere entretenerme, dejará un poco antes su trabajo y nos encontraremos con Alan y Lorian, hasta el sábado no tienen que volver a trabajar a Lille.

Lo hablaré con mi madre, me causa apuro dejarla sola para cenar con su desconocimiento del francés.

Volvemos para comer en Béthune y aunque hoy no hemos recorrido tantas casas, queda poco que ver en Lille.

Hacemos la comida más distendidos y sin tantos nervios, charlado sobre Nico y me pregunta cómo llevo la separación.

-Me alegro de que hayas encontrado a Nicolás, después de tanto tiempo estoy segura de que vas a tener suerte, me gusta.  –no podemos olvidar el pasado y tenemos que mirar el presente, el futuro ira llegando.

Luego ha seguido preguntando, la verdad es que yo no le cuento mucho y  ella siente curiosidad de saber sobre su vida, si está con sus padres y con sus hermanos.

Le muestro las fotos de Jaime y Lucía que me acaba de enviar, para ella son guapísimos, ya he dicho en alguna ocasión que para mi madre todos los  jóvenes que ve son sublimes, pero en esa ocasión tengo que reconocer que acierta en su apreciación.

Por hablar de algo, me recordaba la historia de un profesor de inglés que tuve y que a ella le agradaba, yo le decía que aquel hombre no me inspiraba confianza. Ahora reconocía la razón que yo tenía.

Tuvimos que exigir a la directora que me lo cambiara, era un joven de unos treinta años y se aprovechaba de la diferencia de edad, insinuándose sexualmente de continuo, colocándose a mi lado con el bulto de su entrepierna rozándome o se lo acariciaba provocativamente para que le viera.

No me atrevía a decir nada en mi casa, mis padres sabían ya mi orientación sexual y habíamos hablado mucho de ello, no quería que estuviéramos dando vueltas siempre a lo mismo.

Sufría sus superficiales toqueteos y roces, que debían darle algún placer, sin protestar, mis quince años y tremenda timidez me impedían reaccionar, hasta un día que nos tuvimos que quedar más tarde de la hora del cierre de la academia.

 Debía realizar bastantes ejercicios, impuestos por la directora para presentarme a un examen de la British Council, se hizo tarde y creo que estábamos solos en la academia.

Estaba haciendo uno de los ejercicios y se aproximó, como siempre colocó el bulto de su verga pegando en mi oreja, me retiré y miré hacia arriba para mostrarle mi desagrado.

Sujetó mi cabeza con sus manos y me besó en la boca, estaba preso de sus manos, de un hombre que aunque delgado, contaba con treinta años y al lado de otro de quince y no muy desarrollado resultaba desproporcionado,  me levantó y continúo besándome, metiendo su lengua en mi boca y produciéndome arcadas, en aquel momento el único beso que había recibido fue el de Gonzalo, un inocente beso en la mejilla hacía más de un año.

Me dio la vuelta para colocarme de espaldas y me inclinó sobre la mesa con mi culo tirado hacia atrás, colocó su bulto apretando y haciendo el movimiento de follarme por encima de la ropa, reaccioné cuando bajó mis pantalones y se sacaba la polla por la bragueta con la intención de violarme.

Pude empujarle y salir corriendo del aula sin encontrar a nadie por el pasillo que atravesé despavorido, un pasillo otras veces tan transitado de estudiantes y profesores hoy estaba vacío.

No quise volver a clase hasta que no me cambiaron de profesor, no dije nada de lo que había pasado y argumenté otras razones, al menos mi madre me daba la razón,  vigilaba mis progresos y no le gustaba como avanzaba con él. Estuvo allí ese curso y luego se marchó para Irlanda de donde procedía.

A mamá le preocupaba Nicolás y pensaba que tenía que estar ya en París buscando alojamiento, pensaba que no iba a tener tiempo suficiente, le salía su instinto de madrecita y ya estaba sufriendo también por él. Tuve que ponerla en el lugar que le correspondía.

-Mamá, tú preocúpate de tu hijo, los padres de Nico, cuando vayan a París, lo harán igual que cuando fueron a Bristol, verán la casa ya puesta y se acabó, como mucho su madre le llenará el frigorífico para ver si le pone como un tonel de gordo.

No es que me importara, pero no entendía que se preocupara de esa forma por él.

Quizá fui un poco brusco y la molesté, nos quedamos un momento en silencio, y de repente se levantó con aire decidido.

-Nos estamos aburriendo, vamos a andar.  –y vuelve a ser otra vez mi madre a la que adoro.

Bajamos para la cena, en la cafetería hay otro camarero, Evans está en el mostrador de recepción, cenamos un emparedado con té frio y vamos al coche a recoger los papeles que ella maneja y que se ha dejado olvidados.

Nos despedimos de Evans que me insiste en que salga mañana con él.

-Iré Evans, pero déjame que le informe a mi madre.

Llamo a Nico para hablar un rato y le comunico lo de la invitación de Evans.

Está encantado de que salga a divertirme y que no debo pedirle permiso.

En realidad solo le he informado lo que ya está decidido que haré.

Con el día terminado me voy a dormir.

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Anoche no puede descansar muy bien, daba vueltas en mi cabeza a imaginarios problemas, me levanté y estuve trabajando en el portátil e internet.

Llamé a Nicolás y le desperté, pensé que como yo no dormía los demás tampoco lo hacían, me di cuenta cuando ya había cogido la llamada, me disculpé de mil maneras, pero no me permitió que suspendiera la comunicación, me pidió que le dejara ir al baño a lavarse la cara y que volvía en un momento.

Sentí unos terribles remordimientos, pero luego, el encanto de su voz lo compensó todo, nuestra charla duró una hora, quise cortar en algunos momentos y no me lo permitía, se daba cuenta de mi necesidad de compañía pero tenía que dejarle dormir.

Me inventé que ya me estaba durmiendo para conseguir interrumpir la llamada de teléfono, después de  besarme virtualmente mil veces, logré que cortara la comunicación.

Le extrañaba demasiado, su cariño, sus protectores brazos y todo él, y también necesitaba que me hiciera el amor y tenerle en mi interior, eran muchos días sin él y mi cuerpo se enardecía imaginando sus caricias y sus besos.

Mi vista tropezó, o mejor dicho, mi mano al manejar el ratón, con el libro que está leyendo mi madre y que estaba entre sus papeles, su cuaderno y lapiceros.

El título no me transmitió nada, pero la imagen fue como un relámpago que cruzó mi mente y lo relacioné con el rostro de “La joven de la perla”,  ese cuadro del pintor holandés Vermeer que sirviera de marco a una novela del mismo o parecido nombre y que en su día leí.

Ese simple detalle me obligó a que lo cogiera entre mis manos, mi madre no me había hablado de él, lee unos cuantos libros al año y casi siempre me suele aconsejar en mis lecturas y no hay fiesta de Reyes sin que de regalo encuentre un libro.

El título tampoco me resultó de relevancia, solamente el rostro de la chica, maravilloso por cierto, “Nos volveremos a encontrar en mi paraíso”, y lo vi como uno de tantos títulos que te impactan pero luego no encuentras lo que esperabas.

Lo abrí y despierto mi curiosidad una entrañable carta, manuscrita.

Aquella carta, o pedazo de la misma, me cautivó de inmediato, hay una fotografía de ella, una niña de quince años, tan bella, inocente y dulce a pesar de su enfermedad y con su imagen me dormí, con la luz encendida y abrazando mi pecho.

A la mañana, durante el desayudo, decidimos que no iríamos a Arrás y que esperaremos noticias de la agencia de Lille.

-Mamá, Evans me ha invitado a salir a la noche y a cenar el viernes.

-Sabes cuál es mi opinión, no tienes que pedirme permiso.

Salimos a dar una vuelta, sin nada en que pensar, mamá se ha vestido con unos vaqueros ajustados, serios y elegantes pero vaqueros y zapatos bajos, con una camisa suelta, se la ve juvenil a pesar de su edad.

Comemos fuera del hotel, en un restaurante pequeño y comentamos la carta que mi familia de Montreal me ha escrito para darme las gracia por el regalo que mamá les envió en Navidad.

Quizá este año, si coincidimos y si vienen a visitar a su abuela en Versalles, podamos vernos. Siento inmensos deseos de abrazar a ese enorme muchachote en que se ha convertido Nicolás y bailar con la rubia, larguirucha y melenuda Cloe.

Cuando llegamos al hotel es muy tarde, Evans me está esperando y le invitamos a cenar con nosotros, permanece hablando con un compañero mientras nosotros vamos a la habitación, quiero prepararme para la noche y aprovecho para llamar a Nico.

 Espera marchar mañana a Barcelona con su padre y gestionar los documentos que necesita en tres o cuatro días, seguramente no vendrá hasta la semana próxima.

-¿Procurarás ver a Marc?   -hago la pregunta sin pensarlo.

-No, ¿por qué habría de hacerlo?   -su tono es seco y cortante y me duele en el alma, no por su áspera respuesta, porque Marc sigue ocupándole el corazón

-Disculpa Daniel, no tengo razón para hablarte así.

-Lo sé, he sido yo el culpable por preguntar.

- Daniel no te lo tomes así, ¡por favor!, soy capaz de coger un vuelo y pedirte perdón en persona.  –me río con ganas y creo que es verdad, que sería capaz de hacerlo.

- Nico.  –me callo y quedo en silencio, con una sonrisa feliz en mi cara.

-¿Qué?  -pregunta y queda en suspenso.

-Te quiero, no es necesario que vengas hasta aquí, te quiero y sé que harás lo mejor.  ¿Hasta mañana?, Esta noche no te molestaré, saldré con Evans y sus amigos.   –antes de cortar la comunicación le escucho susurrar.

-Lo haré, intentaré verle, porque tú lo quieres, lo intentaré.

No  respondo y corto la comunicación, deseo que se vean, que se perdonen lo que cada uno crea que pueda tener contra el otro, y se permitan una nueva etapa en sus vidas para quedar como los amigos que han sido antes que amantes.

-¡Waauu!  -se le escapa a Evans al veme llegar junto a mi madre y consigue que me ponga rojo.

Mi madre y él toman algo en la barra antes de salir para cenar.  Evans no deja de mirarme y consigue que me ponga nervioso, no sé lo que habrá pensado mi madre para decir que ella prefiere quedarse en el hotel y dejarnos solos.

Cenamos en una cafetería del centro. Pregunto por sus amigos al no verlos. La respuesta es muy simple, están realizando un trabajo y luego les recogeremos.

-Estas muy guapo esta noche.  -me saca los colores como si yo fuera una tímida y recatada chica.

-Evans, ¿estás intentando algo conmigo?

-Si tu quisieras a mi no me importaría.  -suelta una risa graciosa y luego se pone serio.

-Es la verdad y así te veo, lo siento si te disgusta.  –pago la cuenta con la tarjeta de mi padre, hago igual que Nico con el suyo, y me coge del brazo al salir a la calle.

Ahora la noche ha refrescado y agradezco su proximidad y el calor que me transmite, compruebo que a pesar de ser pequeño tiene un cuerpo muy fibrado y me sujeta con fuerza. Durante unos minutos paseamos en silencio.

-Ya conoces cual es el trabajo de Lorian y Alan, vamos a ir a recogerles tenemos que trabajar en casa un poco y quiero saber tu opinión, que estés presente.  –guardo silencio esperando que continúe y parece que ha llegado al final de su explicación.

-Creía que en Béthune no había ambiente gay.  –no entendía el que algunos días fueran a trabajar a Lille a la disco de Lucas habiendo lugares aquí.

-Existe en todas partes Daniel, hay bastantes bares con y sin baile, al que vamos te va a gustar aunque es más pequeño que el del otro día en Lille.

A mí no me parece tan pequeña y a Evans le conocen en todos los lugares. Me lleva a una zona de la sala directamente y habla con un camarero que encontramos en el trayecto para preguntar por sus amigos.

Están con algún cliente, los esperaremos y quiero ir a la pista a bailar.

 -Te advierto que no lo hago muy bien.  –dejamos nuestras bebidas donde hay un grupo de chicos que me miran curiosos sin saludarme cuando a él le besan.

Su abrazo en el baile es estrecho pero sabe dejarme suelto para permitirme el movimiento cuando lo necesito. Paso mis brazos por su cuello y coloco mi barbilla en su hombro.

-No lo haces tan mal Evans, ¿siempre te quitas méritos?  -me aparto para mirarle y poco a poco unimos nuestros labios, es un beso muy largo mientras nos movemos ondulando nuestros cuerpos, me gusta su aliento y el calor que me transmite, cambia para besar la comisura de mi boca y aprieto mi pelvis sobre la suya.

Me voy sorprendiendo de lo que va creciendo en su entrepierna y llevo mi mano allí, es imposible de creer. De mi boca sale una risita nerviosa.

-Evans, esto es más grande que su dueño.  –me besa en el cuello apretando mi cintura.

-Sí, lo es.  -nos separamos para no rozarnos y evitar seguir excitándonos.

-Me encantaría que la probaras y follarte, pero creo que es mejor que no, quiero ser tu amigo y no sería lo mismo.  –vuelvo a besarle en la boca muy brevemente.

-Ahora mismo la deseo Evans, pero pienso que tienes razón, es mejor dejarlo como está aunque me va a resultar difícil si sigo teniéndote así.

Bailamos un rato sueltos y también lo hace bien, aunque ahora no baile a menudo, son recuerdos de su vida anterior cuando tenía que entretener a sus clientes.

Cuando volvemos al lugar donde dejamos nuestras bebidas nos sentamos, la zona está un poco oscura, pero se ve claramente como las manos de algunos hombres viajan buscando las entrepiernas de los chicos, que saben hacer su trabajo muy bien hasta que cogidos de la mano desaparecen.

Se acerca a mi oído para hablarme.

-Tienen que hacer lo que sea para salir de aquí, las agencias les piden de todo, book de fotos, y estar preparados para que les follen si es necesario, pero es el camino, la forma de poder decir adiós a esto.  –se que habla de sus amigos aunque no entienda mucho de lo que me está hablando.

Después de unos minutos veo caminar hacia la barra del bar a Lorian, iba acompañado de un tipo bastante alto, vestido con chaqueta pero llevaba vaqueros.

Evans le hizo una seña y como nos debió de ver se encaminó hacia nosotros con el hombre que le acompañaba, ahora pude verle más en detalle, tendría unos cuarenta y tantos años y era bastante fuerte, el pantalón lo llevaba muy ajustado y marcaba un gran paquete en su bragueta, su cara era redonda con un poco de mofletes y lucía un gran mostacho que le tapaba el labio superior.

Lorian se inclinó para darnos un beso y el hombre se lo dio también a Evans, a mi me ofreció su mano con una sonrisa agradable, se veía que era conocido de ambos y llamó al camarero preguntándonos si queríamos tomar algo.

Yo tenía suficiente y se sentaron a nuestro lado, Evans comenzó a hablar con el hombre, pero este estaba más interesado en el chico al que no dejaba de acariciar y meterle la mano entre las piernas.  A Lorian se le notaba inquieto o nervioso pero le gustaban las caricias del tipo y de vez en cuando reía acariciando el bulto del otro.

Pensaba que venían de algún reservado y que ya había cumplido en su trabajo con él, y no me explicaba que estuviera tan caliente que se le comía delante de nosotros.

El caso es que no marchaba y no creo que quisiera ponerse a follar delante del público que estaba allí.  Y por fin llegó Alan, y por supuesto todos se conocían.

Al llegar éste, Evans le preguntó si habían terminado su trabajo, se encogió de hombros y se pusieron en pie, era el momento de marcharse y comenzaron a besarse otra vez como despedida a la francesa o a lo gay.

El hombre debió de pensar que en tres minutos que habíamos estado juntos nos habíamos convertido en amigos, y al despedirse me llevó hasta él para besarme en la boca, me resultó extraño el cosquilleo que los pelos de su bigote me causaron en la nariz.

-Espero verte por aquí otra vez y poder estar contigo, me has gustado y tienes un buen culo como tus amigos.  –no le respondí, ya tenía la propuesta de un follador preparado si lo quería y dispuesto a pagar como haría con Lorian y Alan, y creo que Lorian no le había hablado de mi. Sonreí divertido por la situación.

Tuvimos que coger un taxi para ir hasta su casa, habían dejado sus coches allí, me pareció que estaba un poco retirada de la discoteca donde habíamos estado, yo no sabría volver, no soy muy bueno para orientarme de noche.

Me metieron en un salón y se ausentaron los tres, pasé mi vista curiosa por el local, no estaba mal aunque el mobiliario era barato. Al cabo de unos minutos apareció Evans.

-Se han ido a bañar y enseguida estarán aquí.  –me di cuenta de que un par de lámparas no eran lo que yo me figuraba, resultaron ser focos que encendió y apago de prueba y luego los colocó enfocando a un rincón donde había un sofá extensible, seguía sin hablar y trabajando, preparando una cámara digital y haciendo conexiones en un televisor.  Yo le miraba curioso, esperando que alguna vez hablara, si quería. Por fin terminó  o dio por finalizado el trabajo.

-Ven a la cocina, vamos a buscar algo para beber.  –llené un vaso de agua del grifo y él preparó unas bebidas, eran tres vasos y me pidió que llevara uno de ellos.

Cuando nos sentamos se había quitado la chaqueta y tenía la camisa por fuera del pantalón además de haberse quedado descalzo, estaba sudando ya que no había parado de moverse desde que llegamos, se sentó a mi lado.

-Vamos a grabar unas escenas que les piden en las agencias de modelos, y las habrá eróticas, me gustaría saber tu opinión como público, la cámara está conectada al televisor y quiero que veas las escenas por él que es como en las agencias las verán.

Cuando Alan y Lorian volvieron llegaron cambiados de ropa y se les notaba el pelo aún húmedo por la ducha que se habían dado. Se sentaron con sus vasos en la mano y Evans comenzó a darles instrucciones, no sabía que era aficionado al cine pero parecía un director dispuesto a dirigir la película de su vida.

Encendió los focos y situó a los actores en el sofá del rincón convertido en cama, estuvo regulando los focos y desviándolos hacía un lado y al otro y les pidió que se comenzaran a besar.

Como me había ordenado yo miraba la pantalla del televisor donde aparecía lo que recogía la cámara. Lorian y Alan estaban tanteándose y un poco nerviosos, seguramente no habían pisado muchos platós, yo ninguno.

Estuvo grabando unos minutos, me parecía que la cámara o imagen se movía mucho y hacía difícil que las escenas se vieran bien.  Cumpliendo el papel que me habían asignado se lo comenté. Al final después de varias pruebas decidió que algunas escenas fueran hechas con la cámara fijada en el trípode que tenía sistema de giró, enfoque y zoom, con mando a distancia, así no tenía que tenerla en la mano y evitaba las vibraciones, para otras escenas utilizaría otra cámara móvil. De verdad que estaba preparado.

Les pidió que tomaran una pastilla que adiviné era viagra o un compuesto similar, y después de terminar sus bebidas comenzaron a grabar de verdad.

Comenzaron a besarse y todo iba con mucha suavidad después de los ensayos anteriores, sorprendía algunas miradas directas a la cámara que no me parecieron bien, pero se fueron centrando en lo que estaban haciendo y olvidando que había una cámara grabándoles.

Al principio miraba con curiosidad hasta que poco a poco me fui sumergiendo en la escena, como si yo mismo participara, por similitud escogí el papel de Lorian.

Una larga sesión de besos que erizaban el cabello al ver lo bien que sabían besar y utilizar sus labios y lenguas, se añadía el hecho de tratarse de dos bellos rostros de sensuales labios rojos frotándose con suavidad, chupándose de ellos y pasándoles las rojas lenguas dejándolos brillantes y húmedos.

Utilizaban todas las posturas que se pueda imaginar, podía sentir como si yo fuera Lorian, las manos de su amante enredarse en sus largos cabellos, retirándolos de su rostro para acceder a veces con su boca a la oreja para lamerla.

Me llegué a creer que eran realidad los suspiros de placer que dejaban escapar por sus bocas, y las ansias con que sus lenguas recogían el chapoteo y salpicaduras de sus salivas cayendo por sus barbillas.

A veces miraba el natural que se desarrollaba a mi lado y tenía que volver mi mirada a la pantalla del televisor, los planos manejados por Evans resaltaban mucho más el éxtasis del momento con primeros y excelentes planos, sabía manejar la cámara.

Comenzaron a desnudarse el uno al otro, despacio y moviendo sensualmente sus cuerpos, el de Alan más fuerte que el de su amigo, que podría pasar por el de un chico o muchacha sin desarrollar sus pechos.

Tenían las vergas erectas, la de Lorian pequeña y blanca igual que su cuerpo, con la punta de color rosa apuntando al cielo, era un bello contraste con el color del de Alan más tostado y los músculos más crecidos, su verga eran notoriamente más grande pero no creo que sobrepasara los quince centímetros, muy hinchada y llena de venas azules.

Iniciaron un sesenta y nueve donde cambiaban de posición para que la cámara pudiera captarles de todas los ángulos posibles, ambos comían la verga de su compañero completa y se lamían las pelotas, pasando después sus lenguas por sus labios en gestos sensuales y lujuriosos.

Todo se desarrollaba muy lento, procurando exhibir cada parte de sus cuerpos, o quizá era Evans con su habilidad el que conseguía que se viera todo, sentí un poco de vergüenza cuando tuve que orientar mi verga que me dolía aprisionada en el bóxer, estaba realmente excitado en esos momentos

Cambiaron de posición y Lorian cabalgó a Alan sentado en su vientre, la polla de éste acariciaba sus nalgas, se hizo para atrás para unir ambas pollas con sus manos, se inclinó hasta que las puntas de su larga cabellera entró contacto con el pecho de Alan y lo movía sobre él en eróticas, tiernas y casi etéreas caricias.

Alan se retorcía y elevaba su pelvis haciendo que sus miembros se frotaran atrapados como estaban entre los abdominales de ambos.

Se hablaban con sus miradas y Lorian se inclinó para comerle la boca, la cortina de su pelo ocultaba el rostro de ambos y Alan, en un gesto de insuperable erotismo, retiró con su mano la parte que ocultaba sus rostros a la cámara sosteniéndolo sobre su nuca. Sentí como mi polla se estremecía y casi eyaculé.

La cámara se metió entre ambos, para mostrar el contraste de los distintos rojos de sus labios y lenguas con el blanco de sus dientes.

Alan le dio la vuelta abrazándole y se colocó encima de él entre sus piernas, Lorian le abrazó con éstas por la cintura, parecían gruesas alambres de mármol blanco enredadas en sus caderas y se ponían tirantes apretando sus costados.

El culo del chico buscaba la verga del otro, se movía hasta encontrarla y él mismo se punteaba con ella en la entrada de su ano, ligeramente más oscuro que el resto de su piel.

Alan se fue deslizando sobre él, besando su cuerpo en su descenso hasta llegar a la pequeña polla del muchacho, la lamió para volver a engullirla, estuvo  pocos segundos con ella en su boca y se deslizó para lamer su perineo, Lorian elevó sus caderas en clara invitación para que visitara su culo.

Alan metió allí su cabeza para lamer hasta donde podía llegar en esa postura, se encontraba de rodillas entre las piernas elevadas de Lorian, muy inclinado, con las piernas abiertas y mostrando a la cámara toda la palpitante entrada de su ano.

 Quería mirar su cabeza enterrada entre las nalgas de Lorian y desviaba mi mirada para ver su culo moverse provocativo, pidiendo también polla mientras le comía el culo al otro.

Deseé estar con ellos en ese momento, participar de lo ellos parecían disfrutar aunque fuera mentira, que no creo. Para mí era real y lo estaban pasando bien, gozando de sus cuerpos que parecían virginales.

Después de unos minutos donde logró que Lorian gimiera, se fue arrastrando hasta llegar a su boca para besarle otra vez, volvió a ponerse de rodillas y metió sus piernas debajo de las Lorian y fue, estando así sentado, acercando su polla a la entrada del chico que elevaba su cabeza para ver sus maniobras.

Las manos de Lorian le cogieron la verga, la acarició y envolvió en la saliva que tenía en ellas y se la colocó en la entrada de su culo. Alán permanecía quieto y Lorian apoyándose en la cama, se iba empujando metiendo en él la polla del otro.

Fue un proceso que me pareció excitante pero largo, la penetración se producía con pequeños impulsos que hacía avanzando hacia Alan, hasta que la tuvo casi toda dentro. El mismo se había dado por el culo y al no poder continuar dejó de tensionar su cuerpo unos instantes sonriente y feliz mirando hacia la cámara.

Recobró el movimiento y comenzó a agitar sus caderas, atrás y adelante, a izquierda y derecha, su cuerpo parecía la rama delgada de un árbol movida por el viento agitándose sobre el sofá, clavado en la verga de Alan.

No dejaba de moverse mostrando la perfecta conformación de su cuerpo, haciendo resaltar sus lisos abdominales que se contraían en las ocasiones que elevaba su cabeza, moviendo su cabellera para que cayera semi ocultado su rostro.

Alan se inclinó y pasó los brazos por su cintura y tiró de él, pensé que iba a romper su cuerpo por la mitad, se formó un arco increíble cuando sus hombros y sus glúteos se posaban en el asiento y su vientre se elevaba separado por la fuerza de los brazos de su compañero, sobre ese punto de apoyo elevó, como un equilibrista, sus hombros hasta quedar sentado abrazado por Alán.

Sus cuerpos se juntaron más, Lorian sentado sobre las piernas dobladas de Alan, unieron sus pechos y sus manos abrazaban la espalda del otro, acariciando y pasando después a sus cabezas, practicando tiernas y suaves caricias en sus rostros como si los estuvieran esculpiendo con sus manos, los dos cuerpos se movían como si se tratara de un baile, buscando frotarse para hallar el placer del roce de sus pieles.

Primero fue Alan el que tembló y enterró su cara en el cuello de Lorian, se estaba corriendo y solo tiró su cara hacia atrás abriendo trémulo la boca en busca de aire, Lorian metió su mano entre los dos cuerpos y toco su verga llegando también a un orgasmo henchido de suspiros y lamentos que el otro apagaba con su boca sobre la suya comiéndole el aliento.

Permanecieron así un momento temblando y abrazando muy estrechamente sus cuerpos, Lorian con su cabeza apoyada en el pecho de Alan y este jugando delicadamente con su cabellera, peinándola con sus dedos. Giró su cabeza y sonrió a la cámara, creía que la pantalla saltaría en pedazos al no poder soportar la belleza de su sonrisa preludio de la risa sin permitirla salir.

Unos segundos después la pantalla se nublaba y fundía en negro, y Evans daba por finalizada la grabación, se quedó de pié mirándoles, no había sido testigo sin sentimientos de lo que allí había sucedido, una tremenda hinchazón se le veía por encima de su entrepierna.

Yo estaba anonadado por la belleza que había presenciado, no había sido una escena erótica cualquiera, toda ella encerraba una tremenda armonía que deseaba que en las agencias supieran ver.

Se acercó a los chicos y ayudó a levantarse a Lorian, de su culo salía el esperma de su amigo corriendo por sus piernas y tenía todo el vientre húmedo de su propio semen.  Me sonrió y salió a paso rápido poniendo su mano en el culo para que el resto de lo que estaba expulsando no manchara el suelo.

A Alan tuvo que sostenerle unos segundos, por la postura mantenida y al haber soportado sobre ellas a Lorian, sus piernas necesitaban fortalecerse y sin mirarme se deslizó por donde había escapado Lorian.

Evans vino a sentarse a mi lado, me miró y notó mi excitación, la suya no era menor.

-Nos han emocionado con su número erótico.   -se rascó su verga en un gesto muy varonil y masculino, un poco impúdico que me hizo morder mis labios queriendo llevar mis manos a su polla, me contuve, él tenía que notar mis deseos, el olor de mi sudor me delataba. 

Se le escapó una risa gruesa y se levantó, recogió los vasos de los que habían estado bebiendo y salió, unos minutos más tarde volvía a entrar, le acompañaba Lorian, éste venía desnudo y portaba un vaso en cada mano al igual que Evans.

Me ofreció un vaso que tomé y sin pensarlo llevé a mi boca, bebí un largo trago para recuperar el agua perdida con mi sudor. Evans volvió a sentarse a mi lado y Lorian se colocó de rodillas entre sus piernas, bebieron de sus vasos y comenzó a acariciar la entrepierna de Evans que ya no tenía tan marcado el tremendo bulto que antes lucía.

Desabotonó el pantalón y tiró de él, Evans levantó su culo del asiento para ayudarle a bajarlo hasta sus tobillos, arrastrando su ropa interior a la vez. Yo solo miraba lo que había aparecido debajo de su bóxer que había quitado junto con el pantalón.

Descansaba sobre su bajo vientre una hermosa verga morena con un inmenso capullo, Lorian terminó de sacar su ropa por sus pies y le abrió las piernas, dos huevos muy grandes y peludos cayeron por el borde del asiento, su escroto era muy grande, como para contener alguna pieza más o esperando que alguna vez sus testículos llegaran a llenar la bolsa. Todo resultaba muy extraño ahora, me sentía marear y no podía apartar mi vista de la boca de Lorian lamiendo la inmensa bolsa colgante.

La polla de Evans reaccionaba a las lamidas del otro dando pequeños saltos y dejando escapar por su uretra un hilillo de precum que se escurría sobre la piel de su ingle.  Deseaba cogerla en mi mano y llevarla a mi boca, era un deseo irresistible que secaba de nervios mi boca y volví a beber de mi vaso.

Mi mano, como si tuviera vida propia, se posó sobre el muslo de Evans y se fue acercando a su verga que empezaba a separarse de su lugar de reposo y a coger fuerza.

Evans me miraba y nuestras miradas coincidieron, mi mano llegó a su tallo y lo agarró con suavidad, me estremecía al notar su calor y sedosidad, llevé mi dedo a la punta y toqué la gota de precum que manaba de él, llevé mi dedo a la boca y su sabor me inundó, bajé mi cabeza hasta oler su profunda fragancia a sexo de hombre, metí su capullo en mi boca y degusté su sabor ligeramente perfumado de orina y sobre todo al precum que habría secretado durante la grabación.

Alan se encontraba de pie observándonos, vestido a diferencia de Lorian, comenzaba a volverme loco de placer su sabor y fui metiendo su verga más y más hasta llegar a mi garganta, se deslizaba sin querer, aún sin alcanzar su máxima rigidez.

De repente noté como la mano de Lorian se posaba sobre mi polla envuelta en mi pantalón, la apretó y tuve que sacar la verga de mi boca para coger aire. En ese instante me di cuenta de lo que estaba haciendo, lo que quería y necesita hacer, pero pensé que traicionaba el deseo de Evans, de tenerme como amigo y reaccioné, como lo hice, y creo que no debió ser así.

Aparté su mano y me puse en pié, Evans no se levanto, solo sonreía desde su posición y Lorian había acogido en su boca lo que yo dejé.

Alan me agarro de la mano.

-Vamos Daniel te llevaré al hotel.

Durante el camino pensaba que habían sido muchas las emociones vividas en pocas horas, me abrazó tiernamente sin salir del coche y se despidió.

Cuando entré en la habitación fui deprisa al aseo, me desprendí de mi ropa, seguía con mi verga como si fuera una roca de dura, me masturbé pensando en lo que estaría sucediendo entre Lorian y Evans y lamentando no estar allí siendo sujeto activo del acto.  Eyaculé con violencia y gordos goterones de esperma cayeron sobre el inmaculado y blanco lavabo.

 

Me duché y me metí entre las sábanas.

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