Nuevos relatos publicados: 13

Mi esposa y mi sobrino

  • 9
  • 53.066
  • 9,38 (42 Val.)
  • 0

Actualmentre tengo 60 años . Mi mujer, Carmen , tiene 45 y tenemos un hijo de 25, que fué  a Europa y decidó radicarse allá ,trabajando en la empresa del padre de su pareja.

Por cierto problemas urológicos , empecé a tener problemas sexuales ( eyaculación precoz y dificultades eréctiles ) hace un par de años. De todas maneras, sigo teniendo apetencias sexuales y a pesar de todo, logro hacer el amor con mi esposa y trato de que ella no sufra las contingencias de mi mal.

Pero noté cierta abulia en Carmen, lo cual hacía que no me sienta feliz.  Ella no manifestaba descontento y haciendo los preambulos y juegos previos al amor más prolongados, nuestra relación no hizo crisis.

Carmen, es una mujer realmente muy bella. La edad, trajo para ella una serenidad en su porte y  se mantiene delgada, sin adiposidad en su cuerpo. Tiene una cabellera castaña, con ondas suaves. Su cara está lejos de mostrar arrugas y no presenta el paso del tiempo. Su busto, si bien no es ampuloso, es digno de forma , tamaño y firmeza . Percibo en más de una oportunidad, la mirada solapada de los hombres en sus piernas largas y bien formadas , Su cola es realmente encantadora.

Teniendo una relación muy franca entre nosotros, le insinué en alguna oportunidad si se sentía insatisfecha de nuestra intimidad sexual y si quería tener alguna experiencia de penetración con otro hombre. Esto hizo que se enojara y no me hablara una semana.

Así estaban las cosas cuando paso algo que cambió nuestros horizontes.

El hijo de mi primo, que vive en Chubut, viajaría a Aspen en  EE.UU. , para hacer los contratos de la radicación definitiva ,suya y de sus padres, que irían meses más adelante.

Eduardo, estubo en mi casa una semana previa a  su viaje . Dormía en la habitación que había sido de mi hijo. Enseguida noté que sus 29 años no eran impedimento de mirar a mi esposa, especialmente si estabamos en la pileta o tomando sol en el jardín.

Estando a solas en casa, tomando un café, la conversación nos llevó al problema de sexo que afectaba mi matrimonio. Se asombró del tiempo que llevaba el problema y coincidió con mi opinión de que Carmen estaría afectada y deprimida en su fuero íntimo. Esto, me decidió a hacerle una propuesta ya que lo veía una persona seria y mesurado en su proceder. Por otra parte, si se redicaría toda su familia en EE.UU. posiblemente no nos veríamos en muchos años.

Yo llevaría los preambulos intimos con mi esposa y en momentos de excitación, que el estuviera atento y se uniera a nuestro acto al indicarle su incorporación.

-Pero tío,- me dijo- ¿te parece que Carmen aceptará eso que propones?  

- Mirá Eduardo- le pregunté- ¿ A vos te gusta mi esposa?, ¿Te parece atractiva ?

-Carmen- murmuró- es una mujer hermosa.  Entonces dejá todo por mi cuenta- y agregué- trataremos de que se sienta bien.  

Esa noche, despues de cenar, pusimos música e invité a Carmen a bailar mientras Eduardo miraba sentado en un sillón. La musica melosa fué complementada con unos cuantos tragos con alcohol. Hice que Eduardo bailara con Carmen algunos temas lentos mientras yo sopesaba la escena . Carmen parecía sentirse alagada en brazos de un atletico y apuesto joven, y supongo que la proximidad de los cuerpos provocaba algo de erección por parte de él a la cual mi esposa, no estaría ajena.

- ¿Te gusta Eduardo ? -le pregunté a Carmen cuando estábamos ba ilando.

-De nuevo estás pensando en eso.-me dijo mirandome a los ojos.

-Sería alguien que desaparecerá  pronto de nuestras vidas y nunca se sabrá nada .-agregué- Tu le gustas mucho.

- Dejemos las cosas como estan-contestó con seriedad.

Bailamos un rato más. Trate de exitar a Carmen un poco y la fuí conduciendo a nuestro dormitorio. Ella se abrazaba a mi y yo sentía a traves de de su delgado vestido la firmeza de su cuerpo tibio y ansioso.  Cuando entramos al dormitorio, tuve la precaución de no trabar la puerta y deje en penumbras la habitación. La tendí sobre la amplia cama matrimonial y la besaba en el cuello,y levantaba su falda acariciando su pelvis.

Como había planeado con Eduardo, él se aproximó a nosotros y acarició lentamente el pecho de Carmen. Ella ,notó la presencia de él y se levantó inmediatamente.

-¿ Qué hace él aquí ? -exclamó- ¿ Qué pretenden de mí ? -y agregó: -Dani, esto yá lo habíamos conversado y no considero necesario explicar más nada.

-Solo quiero que logres al menos una vez volver a sentir un miembro viril - le contesté.

-Pero yo te amo a tí-dijo con firmesa.

- Por esto , no pienso que perderé tu amor.-aseveré- solo queremos tu felicidad y que te sientas mujer.

Eduardo permanecía en silencio, sentado en la oscuridad , al borde del lecho, mientras yo trataba de convencer a Carmen  de que no me sentiría engañado por ella. Que la amaba y la seguiría amando despues.

- Ustedes son unos degenerados- murmuró mi esposa- y entró en el baño suite de nuestro dormitorio.

Quedamos en silencio Eduardo y yo. Sentados uno a cada lado de la cama.       

-  Me parece que no la hicimos buena- dijo en voz baja Eduardo.

-Espera un poco- le dije- yo la comprendo muy bien . Espera.

Pasaron los minutos y no se escuchaba nada del otro lado de la puerta.

Finalmente ,se abrió la puerta y apagando la luz del baño, pasó Carmen a la penumbra del dormitorio.Se quedó de pié, apoyada en la puerta  y repitió:

- Ustedes son unos degenerados - agregando- jamás se hablará una palabra sobre esta noche y jamas se repetirá.

Mi esposa estaba bellisima . Se había puesto un camisolín corto abrochado al frente con breteles finos que dejaban sus hermosos hombros descubiertos y permitía ver sus bien formadas piernas. Se arrimó del lado mío.Se inclinó, me besó suavemente en los labios.

- Gozaré para que seas feliz -dijo-y sere feliz para que goces.

Eduardo del otro lado de la cama, le tendió la mano para que se sentara en medio del lecho, mientras ella me desabrochaba la camisa , él se desprendio de las prendas suyas . Quedamos desnudos ambos y ella en el centro del lecho con su belleza inundando el ambiente . La  juventud viril de él, se notaba en la erección inmediata a la situación. Yo besé apasionadamente a mi esposa y ella respiraba agitada por la exitación. Eduardo levantó el ruedo del camisolín y lentamente fué quitando la trusa de Carmen, que se había tendido de espaldas en la cama. Yo decidí dejar actuar los bríos y la sangre potente de Eduardo y me puse de lado mirando el rostro afiebrado de mi esposa.

-Bésame Dani. Por favor- me pidió Carmen.-dime cuanto me amas.

Eduardo le quito la última prenda que todavía cubría parte de mi esposa., y besaba sus pechos succionando los pezones y mordiendolos suavemente. Por ser un joven provinciano era muy buen amante.

Carmen se dió cuenta de ello y gemía con exitación. Yo besé su vientre plano y descendí mis labios a su pelvis besando su monte de Venus.Lamí su vagina , mientras ellos se besaban apasionadamente ya sin pudor y casi con desesperación.

Las manos de Eduardo no dejaban de acariciar los pechos de mi esposa y cada centímetro de su cuerpo.

-Dios mío- gemía Carmen- me estan matando de placer. Por favor no se detengan.

-Carmen, es hermosa -le decía Eduardo al oído- ! como estoy gozando esto ¡

-Gozen conmigo-gritaba mi esposa- hagan de mi lo que quieran, degenerados maravillosos.

¿-Te gusta ,mi amor?- consulté a Carmen.

-¡Me estan llevando al infierno , malditos ! - y agregó- Quiero chupartela, Dani.

Me puse de lado a la cama y puse mi pene a la boca de Carmen, mientras Eduardo se ponía sobre ella y metía su pene en la vagina de ella. Los impulsos de la pelvis de mi mujer en frentados a los de Eduardo me exitaban tanto que sentía que mi miembro estaba por estallar.

-Tienes una erección enorme, Dani-dijo Carmen, dejando de lamer mi miembro- ¿Quieres penetrarme, por favor? hazlo.

Puse de lado a Eduardo y me metí entre las piernas de mi mujer y la penetré como hacía mucho no lo hacía.

Eduardo ocupó mi lugar y Carmen entre gritos de placer y exitación le chupaba el miembro erecto de él.

Llegué a eyacular intensamente en la vagina de Carmen , que gritaba:

-Asi, Asi, mi amor. Lléname con tu leche como antes lo hacías- y gritaba- me estan matando ,son mis machos. Por favor sigan.

-Te haremos acabar como una perra- gritaba Eduardo.

- Estoy acabando ahora-lloraba de placer mi esposa, y se aferraba  a las sábanas del lecho- Quiero sentir la verga de Eduardo.

Me puse a un lado y deje el puesto a Eduardo. Pero éste me sugirió ponerme de espaldas y que Carmen se pusiera sobre mi miembro. Lo hice y mi esposa me secundó,metiendo nuevamente mi verga en su vagina llena de líquidos vaginales y esperma. Eduardo salivó en el ano de Carmen, que estaba boca abajo encima de mi y se montó sobrer ella para tener sexo anal. Cuando Carmen se dió cuenta yá era tarde. Sus quejidos de placer fuerón elixir para nuestros oídos. Esta siendo penetrada por dos hombres al mismo tiempo. Sexo vaginal y sexo anal, juntos.

Una vez que ambos hombres habíamos acabado las eyaculaciones y mi esposa sus orgasmos, quedamos tendidos con ella en medio de nosotros, en un lecho húmedo de acabadas y jugos .

-Dani, Sacaste lo más bajo de mí- dijo Carmen- me seguiras queriendo igual que antes.

-Mi amor- le contesté- soy más feliz que nunca. Te amo.

-Eduardo, te agradecemos lo que hiciste hoy por nosotros-dijo mi esposa- Hiciste que Dani tuviera nuevamente un sexo lleno de placer para mí y para él. Nos ayudaste a descubrir un a nueva forma de conocernos. Gracias. Pero por favor ,olvídate  de este día.

-Jamás lo olvidaré-contestó Eduardo-pero les aseguro que nunca hablaré con nadie de esta noche maravillosa.

A los 2 días ,llevamos al Aeropuerto al hijo de mi primo . Lo despedimos ,yo con un abrazo agradecido y mi esposa con un beso   apasionado, no sea que se le olvidara el sexo maravilloso que le obsequiamos. A nosotros nos quedó le experiencia de que los limites del sexo pueden ser tan difusos y sin encasillamientos que  los aburridos deberían  descubrir.  

 

Danino

(9,38)