Nuevos relatos publicados: 0

Evelia, mi hermana y yo

  • 5
  • 59.426
  • 9,18 (34 Val.)
  • 2

Con 22 años, mi prima Evelia ya era una experta en el amor. Cometió uno que otro error pues se dejó embarazar dos veces por andar de calenturienta. Pero sí que sabía mover el culo y vaya que tenía un rabo precioso. 

Ese día, falleció mi tío Nacho. Un hombre que se pasó la vida dejando hijos por todos lados y que no tuvo descanso ni en su velorio pues se aparecieron tres de sus mujeres con todo e hijos. Mi madre me preguntó si queríamos asistir mi prima Evelia, Laura y yo, pero nos negamos y al contrario, Evelia decidió quedarse pues ella detestaba los velorios y más que en todos se quedarían toda la noche en la funeraria.

En fin, nosotros no estábamos tan tristes como el resto de la familia. Quizá porque estábamos cansadas o bien, no quisimos ir. De cuando en cuando, a pesar de que soy fanática del sexo (una ninfómana, como me decía Evelia) esa noche no tenía ánimos para ver a nadie. Quizá en el fondo sí resentí un poco la muerte del tío. A pesar de ser mi tío lo descubrí una que otra vez mirándome el culo y queriendo aventarse como un león a su presa. Pero nada pasó. Se murió y ya descansaría en paz o al menos eso creíamos.

Mi hermana Laura, dos años más chica que yo, en ese entonces yo tenía 18, decidió acostarse y se colocó su bata, parecía un santo viejo y Evelia le hizo burla, pues ella se quitó todo y se quedó en calzón y brassiere. Yo admiré a la tipa, tenía un culo precioso y unas tetas formidables. Yo igual me dejé el calzoncito y me puse una batita transparente. En lugar de dormir no dejábamos de hablar y reír. Ni nos acordábamos del tío muerto.

Cuando consideramos que ya era hora de cerrar los ojos apagué la luz y realmente me dispuse a dormir. Quizá pasó como una hora. A oscuras, mi pierna rozó la pierna de Evelia. Mis piernas, las amo tanto, siempre he tratado de que estén suaves. Ese contacto nos encantó a ambas. La verdad es que sentí como una corriente eléctrica en mi cuerpo. Seguí con los ojos cerrados pero no pude dormir y seguía yo sintiendo la suavidad de la pierna de mi prima. Traté de dormir y pensar que sólo fue un pequeño accidente pero no quité mi pierna. Yo quería sentir y me estaba excitando.

El momento fue tan dulce que mi prima comenzó a acariciar mi muslo. Sus manos, gruesas pero suaves me excitaron. Yo estaba comenzando a sentir como mi vulva escurría. Seguí simulando que dormía pero yo quería gritar y gemir, pues mi prima, toda una experta, acarició mi vulva apenas cubierta por mi calzón. Abrí los ojos en la oscuridad y pude sentir su respiración. Tenía su rostro muy cerca del mío y me miraba fijamente. Acercó sus labios a los míos y me besó lentamente. Pasó su lengua por mis labios y yo también saqué mi lengua. Ella aprisionó mi lengua con sus labios y yo creí morir de placer. La deseaba y permití que siguiera jugueteando con mi vulva.

Sin embargo, Evelia no se detuvo allí. Se colocó boca arriba y estiró su mano derecha para acariciar las nalgas de Laura, mi hermana y también le pasó el dedo por su vagina. Lo curioso es que Laura no despertaba y si acaso se movió y apretó sus piernas cuando comenzó a sentir placer. Allí estaba mi prima, dando placer a las dos. Laura despertó y no dijo nada, sólo se dejó dedear por una experta como Evelia. A esa edad yo había besado chicas y había lamido una que otra vulva, pero nunca había tenido tanta excitación con una mujer como con mi prima.

Yo me desnudé completamente y Evelia le quitó su bata a mi hermana. Ambas quedamos desnudas y nos excitamos mucho pues Evelia metía sus dedos en nuestras vaginas. Chupaba nuestras tetas y nos tenía vueltas locas con el enorme placer que nos daba. Yo no pude más y me corrí dando un grito de placer y le pedí a Laura que sacara una bolsa que estaba en el cajón del buró que estaba de su lado. Me obedeció y sacó un dildo que siempre utilizaba para consolarme cuando tenía ganas.

Jugueteamos con él, sin embargo, aún faltaba más pues Evelia se bajó hacia mi vulva y la chupó muy rico. Yo gemía y gemía sin parar, mientras que introducía el dildo en la vagina de Laura.

Poco después, nosotros le metimos el consolador en su vulva y se movía como toda una experta. En ocasiones sacábamos el aparato de su vagina y mi hermana y yo lo chupábamos, así probamos los deliciosos jugos de Evelia, toda una gran zorra y que nos repartió auténtico placer.

Al final, todas quedamos agotadas. Las tres tuvimos maravillosos orgasmos y dormimos abrazadas.

Al otro día, la familia llegó, triste y nosotras, muy contentas les recibimos con una rica comida que preparamos las tres. A pesar que ya no hicimos nada esa noche, me despedí de Evelia al otro día. Me dio un rico beso en mi boca y quedamos de vernos en otra ocasión. Tuvimos uno o dos encuentros y nos dimos mucho placer cada vez que estuvimos juntas.

(9,18)