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14.2 El inicio de un prostituto II

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Notaba a Alan cansado, llevaba hablando mucho rato sin descansar.

-Vamos a pasear un poco y te relajas, luego continúas con tu historia. –llegábamos al Palacio de la Opera y Alan me sujetó del brazo.

-Quiero continuar, me sienta muy bien contarte mi vida.  –apreté con ternura su cintura asintiendo.

[Hasta la noche no tuvimos que enfrentarnos a nuestros actos, llegamos del colegio y después de merendar hicimos nuestros deberes como todos los días, sentí llegar el coche de su padre y como lo metía en el garaje. Cuando nos llamó para que bajáramos a cenar, miré con temor a Olivier, durante el día le había estado cuestionando sobre ello y a él siempre se le notaba muy tranquilo.

Sus padres nos esperaban sentados en la mesa, estaban colocados los platos pero no había ni rastro de la comida, permanecían los dos serios y nos sentamos enfrente de ellos.  Metí la mano debajo de la mesa para buscar la de mi amigo y apretársela nervioso.

Aún no habíamos cumplido catorce años y teníamos que decirles a dos personas mayores que dos chicos se amaban, es cierto que nos querían, pero no quitaba nerviosismo al interrogatorio que se avecinaba.

-Bien,  ¿qué tenéis que decir de lo de anoche? –indudablemente algo habían escuchado y el detalle de las sábanas era una, de por sí, confesión o la prueba de un delito.

-Quiero a Olivier.  –lo dije sin darme cuenta y los dos abrieron los ojos como platos e inmediatamente dirigieron su mirada a su hijo, este estaba rojo a pesar de su tranquilidad.

-Creo que yo también quiero a Alan, bueno estoy seguro de que le quiero y anoche hicimos el amor.  -nada más. Si antes sus ojos estaban abiertos como platos ahora parecía que se les iban a salir de sus cuencas.

Su padre puso un gesto raro de disgusto.

-¡Vaya!,  han resultado mariquitas los dos.  –no sabía cómo interpretar su salida.

-¡Papá!, es en serio nos amamos, desde hace mucho tiempo aunque lo hayamos descubierto anoche.  –su padre se puso serio.

-Si sois unos niños, ¿qué sabréis vosotros del amor? –su madre se había puesto en pie y comenzaba a servir la cena.

-¿Habéis hecho el amor hasta el final?, ¿sin protección os habéis penetrado?  -su padre preguntaba y Olivier asentía.

No se habló más hasta después de terminar la cena y todos los alimentos quedaron sobre la mesa, ninguno tenía ganas de comer. Estaba muerto de miedo de lo que sucedería cuando se lo dijeran a mi madre.

-¿Papá estáis enfadados?  -los dos nos miraron un momento.

-Verás, a Alan se le notaba pero no pensábamos que tú también fueras lo que seas.  –Olivier miró a su padre con cierta arrogancia.

-Gay, papá, eso tiene un nombre y siento haberos defraudado.  -se puso a llorar y las lágrimas resbalaban también por mi cara, a pesar de todo éramos dos niños asustados, su madre vino por detrás para cogernos por los hombros y besar nuestras caras.

-Ellos no tienen culpa de nada, no seas cruel, tú no eres así, nunca lo has sido y necesitan nuestro apoyo.  –le hablaba a su marido en tono de súplica.

De repente se levantó bruscamente de la mesa y vino hacia nosotros, sentí un estremecimiento de terror, nos pusimos en pie como si tuviéramos un muelle en el culo, yo lo que tenía era cierto escozor. Abrió los brazos y nos cobijó en ellos en un fuerte abrazo al que se añadió su madre.

-Os ayudaremos pero lo pasaréis mal.  –nos besaba con ternura y lo estaba pasando realmente mal.

A partir de ese momento nos fueron hablando y aconsejando lo que nosotros ya sabíamos y que quizá debieron habernos dicho antes. Continuamos durmiendo en la misma habitación, nos pidieron que no lo hiciéramos todos los días, que no nos centráramos en el sexo, que estudiáramos y todas esas cosas, pero no había quien parara nuestro despertar a la vida y Olivier me follaba cuando quería y lo hacía muchas veces,  yo también lo deseaba y me encantaba nuestra relación. Quizá lo que menos me agradaba era que nunca se dejaba penetrar por mí y yo lo deseaba pero no me atrevía a pedírselo. Yo era su mujercita y así debía de ser salvo que el opinara lo contrario.

Todo funcionaba a las mil maravillas hasta que cumplimos quince años, llevábamos más de un año de novios o como sea que fuera, habíamos hecho el amor de todas las maneras que internet nos enseñaba y cada día estaba más enamorado y entregado a Olivier.

Seguía durmiendo en mi casa los fines de semana, ya no me preocupaban los amantes de mi madre y entendía que ella necesitaba también un hombre o los que fueran. Un día se presentó con un chico muy joven, muy guapo tan varonil que impresionaba, mi madre tendría ya cuarenta años aunque estaba muy bien y el chico no creo que llegara a veinticinco.

Era joven y me trataba como a una persona, no mucho pero era diferente a las decenas de hombres que había visto desfilar por nuestra casa, y además me gustaba como hombre, no como Olivier pero me hacía sentir débil y acomplejado cuando estaba a mi lado.

Pensaba que sería uno más, de un fin de semana o dos pero fueron pasando las semanas y siempre llegaba con Lubin, el mismo chico joven y con mucha testosterona en la sangre que le hacía ser tan macho y deseable, mi madre tenía suerte al haber encontrado un chico así que la quería y la hacía gritar como una loca a las noches sin importarle el que yo pudiera escucharla.

Resultó que Lubin no tenía trabajo en esos momentos y tampoco debía tener casa y se quedó a vivir en la nuestra, aunque yo continuaba marchando a la de Olivier cada domingo a la tarde y pasaba la semana allí con él.

Un día mi madre decidió, aconsejada por Lubin, que me cambiara a vivir definitivamente a nuestra casa, ya que él estaba allí y podía atenderme y encargarse de mí. Me opuse y los padres de Oliver le pidieron que no lo hiciera, que estaba mejor con ellos y creo que eso la reafirmó en que debía dejarles y volver a vivir con ella, mejor dicho con Lubin ya que ella seguía trabajando fuera todas la semana.

Tuve que aceptar lo que se me imponía y Lubin seguía siendo amable y amigable conmigo, dejaba que Olivier y yo hiciéramos los deberes juntos pero tenía que dormir en mi casa todos los días. Un día le pedí que dejara que Olivier se quedará para hacer unos ejercicios para el colegio.

Lo cierto es que Olivier llevaba peor que yo la separación y tenía unos celos tremendos de Lubin, no podía ver y soportar que me tocara, o que algunas veces me cogiera para jugar entre sus potentes brazos, nunca vi nada que me hiciera dudar de su aprecio. Llevábamos muchos días sin que Olivier tuviera a su mujercita como él me decía cuando estábamos solos y me calentaba pidiéndome sexo o que se la chupara cosa que hacíamos en los baños del colegio, pero no era lo mismo.

Lubin no puso objeción alguna y a la tarde después de hacer los deberes cenamos con él, se supone que después trabajaríamos en nuestras labores del colegio, le ayudamos a recoger y nos sentamos un rato para ver la tele, estaba sentado entre los dos y Lubin comenzó a acariciar mi pierna o mi costado como hacia muchas veces hasta delante de mi madre, yo no le veía malicia alguna, me gustaba recostarme sobre él y sentir su olor a macho que me envolvía, a veces se me ponía el pene duro pero creía que era por mi chico, extrañaba el sexo que teníamos antes y que ahora me faltaba.

Vi la cara furiosa de Olivier cuando comenzó a acariciar mi pierna y se levantó tirando de mi mano.

-Vamos a hacer nuestro trabajo.  –tiraba de mi enojado.

-Tendréis tiempo y podéis estar un rato más aquí. –Lubin me retenía de la otra mano cediendo a veces a los tirones de Olivier, yo me divertía viendo la competición aunque comenzaban a dolerme los brazos de tanto tirar. Al fin Lubin cedió y nos fuimos a mi habitación.

-¡Ese cabronazo quiere cogerte el culo y hacerte suyo!  -su reacción me hizo reír.

-No digas eso, quiere jugar porque es joven y se aburre. No le ves lo machote que es, ¿para qué quiere mi culo si tiene a mi madre o cualquier chica que se le encapriche?  -conseguí calmarle y que comenzará a hacer lo que estábamos deseando y para lo que habíamos venido.

Nos fuimos al baño, yo no lo tenía incorporado en mi habitación como él y salimos al pasillo, podíamos escuchar el sonido de la televisión en el piso inferior donde estaría Lubin aburrido.

Terminamos la ducha y volvimos a la habitación, íbamos muy excitados, habíamos estado jugando y Olivier quería metérmela en el baño, pensé que igual lo necesita Lubin y que era preferible dejarlo libre.

Al entrar en la habitación pasó sus brazos por mi cintura colocándose detrás de mí  y no me dejaba caminar, su verga aún erguida la pegaba entre mis nalgas y me besaba el cuello.

-Tenía ganas de esta así contigo, ahora vamos a disfrutar los dos.  –me besó apasionadamente como todo un hombre aunque era un crío y me sentía enteramente entregado a él.

Me devoraba con su boca mordiendo mi cuello y me fue empujando hacia la cama, caímos sobre ella y sujeto mi cabeza llevándola hacia su polla en una orden muda donde mandaba que se la mamara.

En este tiempo había conseguido tragarme toda su verga y convertirme en un experto dándole placer como él deseaba, sujeté su polla con mi mano y lamía sus ricos jugos que emanaban de su verga como un manantial, se la sobé con la mano pasándola por el tallo mientras mi boca chupaba golosa de su glande.

Su polla habría crecido un par de centímetros y engordado, ahora tendría unos diecinueve y lucía un hermoso tapiz de pelo en su base, sabía deliciosa y no dejaba de mamarla siguiendo los movimientos que me indicaba con sus manos que llevaban mi cabeza hacia arriba y hacia abajo.

Mi mamada debía resultar de su gusto y comenzó a emitir gruñidos de placer, tenía la polla muy dura y sobresalían henchidas de sangre las venas discurriendo por su tronco, yo solo quería ordeñarle y sacar todo su jugo.

No tardó mucho en comenzar a temblar y a empujar su cadera hacia arriba para entrar en mi garganta, y comenzar a vaciarse saliendo de su polla una cantidad de leche impresionante, como si llevara meses sin vaciar sus testículos. Tragué como un gatito mamando a su madre, sin dejar que una sola gota se perdiera, y continué hasta que dejó de manar su esencia de macho al que amaba como no he querido nunca a nadie.

Se quedó tendido en la cama con los brazos en cruz exhausto, aún le temblaba el cuerpo, me senté a caballito sobre su pecho pero dándole la espalda y me incliné para lamer y limpiar su verga, mi culo quedó expuesto a su vista y no tardó en llegar con sus manos a él y comenzar a explorar la entrada de mi ano que pronto sería suyo.

Movía mi culito para animarle y su polla volvía a levantarse de su abdomen con fuerza, abrió sus piernas para sujetarse y subir la cabeza para meterla entre mis nalgas y llegar con su lengua a mi culo.

-Eres una verdadera puta y te voy a reventar el culo.  –al hablar gritaba y yo reía de júbilo como si no hubiera nadie, y estuviéramos solos en el mundo, no dejaba de comer mi ano metiendo su lengua y dándome sonoras palmadas que hacían arder mis nalgas.

Me sentía extraviado y no razonaba del placer que me daba, estaba totalmente entregado a sus besos y a su lengua que taladraba mi culo, quería ser penetrado ya, que me follara de una vez y se lo pedía a gritos.

-Fóllame ya, dame tu verga de una vez, perfora mi culo, lléname de tu polla.  –él era el que mandaba y no atendía mis súplicas.

-Tienes el culo muy rico.  –y seguía lamiendo de él y metiendo sus dedos como un salvaje, abriéndomelo más y más, me rendí y me sentí entregado a su voluntad, de repente me levantó para dejarme en la cama y se colocó encima de mí con su verga entre mis muslos.

-Eres un puto, quieres verga y la tendrás.  –abrí mi culo para él, deseaba entregarme al macho que me iba a  follar y tomar posesión de mi.

-Sí, lléname el culo, dame tu leche.  –era un frenesí de deseo más allá de lo humano, me sentí un demonio vicioso, el más puto de los putos y me di cuenta de lo que me encantaba que la verga me entrara por cualquiera de mis agujeros, el caso era tenerlos llenos.

Me sujetó las manos a la espalda mientras rendía mi cabeza sobre la cama y empezó a meterme la polla, mi ano ofreció una ligera resistencia que venció y me penetró todo seguido sin parar hasta tener todo su pene en mi culo.

-Tienes un culo riquísimo puta.  –movió violentamente su polla haciendo palanca y grité de dolor, intenté que la sacara dejándome caer pero me sujetó por las caderas para que su verga continuara su labor de taladrarme.

-¿No querías polla?, ahora te aguantas.  –y sin darme tregua ni cuartel comenzó a meterla y sacarla con fuertes golpes de cadera, los muelles de la cama rechinaban y mi cabeza se hincaba en el colchón por furia de sus embestidas.

Estuvo mucho tiempo bombeando sin parar y lo disfrutaba como un poseso suspirando de placer y pidiendo más, él sudaba y bufaba en mi espalda, no estaba siendo delicado  y no importaba. Solo quería notarla como anchaba mi ano, y como la metía tan profundo tirando de mis hombros y doblando mi espada para posesionarse en su terreno. Olivier se estaba haciendo muy fuerte.

-Métetela tú.  –me ordenó soltando mis hombros y sujetando levemente mis caderas.

Comencé a mover mi culo metiendo su verga en él, ¡qué puta era en esos momentos!, la puta más grande para servirle a él, se notaba que disfrutaba con su polla en mi ano y él lo notaba.

-¡Qué culo más bueno tienes!, eres mi mujer, mi puta y solo serás para mí, me tienes loco, mételo más.  –me animaba y yo comenzaba a sudar.

Me sujetó muy fuerte y empezó su trabajo metiendo y sacando a una velocidad endiablada su miembro, era mi hombre, mi macho que me dominaba, y yo su mujer, su puta entregada a su placer para que hiciera lo que deseara con mi culo y con mi cuerpo.

En unos minutos más se clavó empujando como un animal, como si quisiera sacar su verga por mi boca y se corrió de nuevo llenándome ahora el culo con su leche. Cayó rendido sobre mi espalda y yo me masturbé hasta que eyacule gritando de placer con su dura verga aun en mi culo.

Nos limpiamos con una camiseta, no quería salir al pasillo y tener la posibilidad de encontrarnos con Lubin y nos dormimos enseguida. Olivier me abrazaba por detrás y me decía lo bien que se lo había pasado y que follaba muy bien, no sé porque lo diría, que yo supiera solo lo había hecho conmigo.

A la mañana siguiente Lubin tenía preparado nuestro desayuno, comimos entre risas mientras Lubin nos miraba maliciosamente, me encontraba feliz como nunca. Aun no sabía que esta era la última vez que Olivier me haría el amor, la última vez que su verga me daría placer.

A la tarde cuando volví a casa Lubin me esperaba sentado en el salón y al escuchar abrirse la puerta me llamó.

-Alan, estoy en el salón ven aquí.  –dejé mi mochila en el suelo del hall y fui a su encuentro.

Estaba sentado ante la televisión pero no la tenía encendida.

-Siéntate aquí un momento, vamos a hablar de tus clases.  –me senté a su lado y pasó amigablemente su brazo por mi cuello.

-Anoche lo pasabais muy bien en tu habitación, tanto que me hicisteis tener envidia.  –agaché la mirada y la vergüenza me puso roja la cara, se había dado cuenta de lo que sucedió.

-No tengas vergüenza, eso es normal y nos ha pasado a todos, no te preocupes. –comenzó a hacerme cosquillas y yo le seguía el juego encantado, no parecía molesto por lo que hicimos y además me gustaba cuando me abrazaba entre sus brazos de oso jugando, de pronto cogió mi mano y la llevó encima de su entrepierna.

-Vamos a ser sinceros entre nosotros y llevarnos bien, ¿no te parece que debe ser así?  -le hice un gesto con la cabeza e intenté retirar mi mano, me la sujetó con fuerza.

-A ti te gusta la verga, ya sé que eres un puto, quiero que juguemos un ratito y me hagas lo que ayer le hiciste a tu amigo, tú y yo somos también buenos amigos y estoy seguro de que mi polla te va a encantar y dejar satisfecho.

Lo que tenía bajo mi mano era como un hierro candente y duro, me parecía una enorme culebra debajo de su ropa que se movía y crecía sin parar, despacio fui dejando de hacer fuerza y comencé a acariciar el animal que respiraba debajo de su pantalón.

La puta que vivía dentro de mi despertó de repente, cuando me quise dar cuenta le había bajado los pantalones y el bóxer sin que él me lo pidiera, delante de mis ojos apareció una verga de ensueño morena y jugosa y la boca se me hizo agua. Era más grande que la de mi novio, más gorda, con venas más marcadas y su uretra era una fuente de donde manaba el néctar.

Era un imán para mí, y mis labios fueron a buscarla y se la mamé con gusto y placer hasta que me lleno de gruesa y espesa leche la boca. Sabía diferente a la de Olivier pero también me gustaba, quizá más, tenía un sabor más fuerte y era más jugosa, y luego de mamársela hasta que quedo rendido me tuvo a su lado acariciándome y besando mi cabeza, me daba las gracias y me decía que me había portado muy bien, que siempre seríamos amigos.

Me mandó a hacer mis deberes y en la habitación lloré por mi traición a mi chico, y me prometí que se lo diría para que me perdonara y no lo volvería a hacer nunca más. Bajé para cenar cuando me llamó, todo en él eran atenciones y palabras bonitas. Esa noche no hubo un rato de televisión, recogimos los platos y al subir las escaleras me cogió en sus brazos como si fuera un novio que lleva a la novia a la cama en su noche de bodas.

-A partir de ahora vas a dormir conmigo para que pueda protegerte.  –y no me negué, solo abracé su cuello y me dejé llevar a la habitación y a la cama donde follaba a mi madre cada fin de semana.

Me folló como no lo sabía hacer Olivier, su gran verga ocupó todo mi culo, por primera vez lamía y besaba unos testículos de auténtico hombre, pesados, duros y grandes que no cabían en mi mano, de un sabor que me mareaba y besé un cuerpo formado y musculoso y cuando se corrió en mi culo, bramando y gritando, llamándome puta como hacía Olivier, metido en mi vientre y dejando allí su esperma, supe que nunca podría negarme cuando quisiera utilizarme y meterme su polla, me había convertido en su puta y esclava.

Era su servidos y me sentía consciente de ello, y lo peor de todo era que me gustaba, estaba loco por cumplir sus deseos, los que fuera porque el placer que su polla le dio a mi culo no lo olvidaría nunca.

A partir de aquel día dormiría en su cama todos las noches, cuatro a la semana, y tres las reservaba el macho de la casa a mi madre, empecé a sentir celos cuando les escuchaba gritar por las noches sabiendo que su verga ocupaba el coño o el culo de mi madre en lugar del mío que la deseaba. Cuando se lo decía a Lubin este se reía y respondía que yo tenía más suerte, podía tenerle cuatro noches mientras que para mi madre solo eran tres.

Lo peor estaba por llegar, unos meses después ya no le apetecía follarme tanto o con tantas ganas, yo lo deseaba como siempre o más y quería tener su polla en mi culo cada segundo que estaba con él, pensé que me volvía loco imaginando que estaba con otro u otra y le satisfacía en sus necesidades sexuales.

Mi relación con Olivier se había ido a la mierda, le amaba pero quería la verga y el cuerpo de Lubin, cuando razonaba me sentía una puta mierda, y nunca mejor dicha la expresión para reflejar lo que era en realidad. Le evitaba a toda costa y no quería estar a solas con él, organizó algunos espectáculos públicos acusándome de lo obvio, de que ya se daba cuenta de que Lubin me estaba cogiendo por el culo, evidente para él aunque yo lo negara.

Pasaron unos meses y un día que llegue del colegio, me llamó de la misma forma que la primera vez para que fuera al salón, iba contento pensando que querría que se la mamara, y la boca se me derretía de gusto pensando en su verga en mi garganta escupiendo su carga hasta llenarme.

Lubin no estaba solo, le acompañaba un señor de unos cincuenta años, grueso y bien vestido que me miraba fijamente, me hizo un gesto para que me sentara a su lado y me abrazó besándome en la boca.

-Mira Alan este es un amigo mío que necesita que le ayudemos, tienes que darle cariño y hacerle lo que me haces a mí, le he hablado y a él le gustaría que fueras bueno, lo vas a pasar bien con él y lo disfrutarás.

-¿Protesté?, ¿puse alguna objeción? -No. No. No, hice lo que me pedía y desnudé al tipo que tenía una gorda barriga llena de pelos, una polla normal y muy gorda con unos huevos grandísimos y se la mamé poniendo todo el cuidado en darle placer como me  indicaba Lubin sentado a nuestro lado, no se corrió con la mamada y quería meterla en mi culo y vaciar sus testículos en él.

Era un hombre mayor, amable y cariñoso, dulce en sus caricias que pasaba sus gordezuelas manos por mi cabeza y luego por mi cuerpo cuando Lubin me quitó la ropa del colegio. Comencé a sentir placer con su gorda polla en mi boca, las vergas de las personas mayores tienen más sabor y son más ricas y jugosas y son agradecidos en sus muestras de cariño.

También me gustó como sabía la polla de este hombre y sentí desilusión de que no me diera su leche en la boca, y la follada que me dio fue plácida con una abundante eyaculación cuando me llenó de su esperma de macho mayor. Me sorprendieron sus detalles de preocupación por mí ya que continuamente me preguntaba si lo estaba pasado bien.

Así fue pasando el tiempo, no traía a sus amigos o conocidos todos los días, una o dos veces a la semana, pero viendo como me follaban esos hombre él se excitaba y entonces me ponía a mamar su verga y luego me la metía follándome como un loco con gran placer por mi parte.

Un día sorprendí a uno de aquellos supuestos amigos, así los presentaba siempre, entregándole dinero, me di cuenta de que me estaba vendiendo, se había convertido en mi proxeneta que vendía los servicios de su amante, resultaba más puta que mi madre, cuando se marchó le dije que no volvería a dejarme follar por sus amigos ni por él y que iba a volver con mi novio.

Se puso furioso y me abofeteó el rostro tirándome al suelo.

-Tú eres una puta que hará lo que te mande su amo, tengo fotografías de como todos estos tíos te han follado y solo tengo que enseñárselas a tu madre. –volví a llorar recordando a Olivier, y retorné a hacer lo que él quería.

Había cumplido dieciséis años y esa tarde tenía mi trabajo, debo decir que no me disgustaba hacerlo con las mayoría de los hombres que me traía, casi siempre eran diferentes salvo dos o tres que eran habituales, la mayoría mayores y poco exigentes, se conformaban por tener a un chico joven rozando su cuerpo de piel tersa y utilizando su boca y su ano hasta que se corrían de placer.

El hombre de esta tarde estaba penetrándome duro y yo gritaba gozando con una gran polla en mi culo, resultaba un macho de los que no llegaban normalmente y con gran potencia sexual, llamaron a la puerta, Lubin fue a abrir mientras el individuo seguía follándome con ganas, y cuando levanté la vista Olivier estaba delante con Lubin a su lado sonriendo con cinismo. Olivier escapó corriendo y yo seguía con la verga dentro de mi culo y disfrutando de la gran follada que recibía.

Los meses iban pasando, perdí ese curso y mi madre se enfadó conmigo y con Lubin, Olivier comenzó a salir con Nadine pero ya no me importaba nada, solo quería disfrutar de las vergas que me penetraban y luego morirme acojonado por mí vicio.

Las pollas de todas las formas y tamaños no me faltaron durante los dos años que siguieron, de nuevo suspendí el curso siguiente, perdí de visa a Olivier al que veía esporádicamente saliendo de su casa, sus padres que tanto quería no me hablaban cuando por casualidad los encontraba.

Faltaban unos días para  mi dieciocho cumpleaños y ese viernes mi madre llegó a casa cerrando la puerta con un portazo tremendo, se llegó donde Lubin y le arreó una tremenda bofetada que pareció un martillazo. No llegué a saber cómo se había enterado, pero indudablemente sabía lo que pasaba entre su hijo y su amante, se mantuvo muy fría mirándome con desprecio. Le ordenó a Lubin que dejara la casa inmediatamente o llamaba a las autoridades, el gran hombre parecía un corderito, y a mí me dio una hora para que recogiera mis cosas y me marchara, no hubo despedida, ni una palabra más.

Cuando baje las escaleras con una mochila, cuatro ropas y el dinero que tenía ahorrado no estaba en casa. Ya habían pasado tres años y nunca tuve noticias de ella hasta que la gendarmería me ha localizado y dado la noticia de su muerte ocurrida hace varios días en un accidente de automóvil.

Deambulé por algunas ciudades y pueblos hasta llegar a Lille, viví vendiendo mi cuerpo, no era difícil, enseguida se fijaban en mí y estaban dispuestos a pagar cincuenta euros por utilizarme. Aquí conocí a Evans y Lorian y el resto ya lo sabes tú.

No tenía que haber dejado a mi madre.]

Se puso a llorar en mitad de la calle y le abracé convulso y horrorizado.

-Alan, tú no tienes la culpa de su muerte ni de haberla dejado, ella te echó de su lado.

-No me podré perdonar nunca, todo lo hice mal y la suerte que tuve fue encontrar a Evans y Lorian, él nos sacó de la calle y nos llevó donde Lucas.  –no dejaba de llorar y los paseantes nos miraban.

Cuando llegábamos a la Gran Plaza se fue calmando, llamamos a Evans para decirle donde estábamos y a mi madre, estaba dispuesto a quedarme a cenar con ellos y para que no me esperara, teníamos frigorífico y comida, ahora ella se arreglaba mejor que en el hotel.

Pedimos una cerveza, la necesitaba, mejor dicho precisaba estar borracho para pasar el mal trago de su historia tan triste y desafortunada.

-Me siento tan avergonzado de ser así, una puta sedienta de sexo.  –le miré con pena.

-Ahora no lo eres y es lo que cuenta, el pasado está atrás y no se puede cambiar, tienes amigos y seguramente tendréis suerte con lo que deseáis hacer. –me costaba entender lo que me había contado, yo no podía juzgarle, era mi amigo y le quería, una víctimas de ciertas circunstancias, se había encontrado con las personas errónea,  otras veces se tiene más suerte y encuentras gente buena y que te quiere de verdad.

-Mi historia solo la conoces tú, no se la he contado ni a Evans, ni a Lorian. No deseo que me tengan lástima por mi roto corazón, Evans es diferente y Lorian también, yo soy el malo de los tres.

Volvió a recobrar la tranquilidad y cuando llegó Evans no se encontró la alegría de la verbena pero estábamos animados. Fuimos a cenar al restaurante de su amigo Martine y tenían que marcha pronto para Béthune, y yo para dormir y pensar un poco en lo que me había contado. Nos despedimos en la puerta del aparta hotel.

-Gracias por escucharme Daniel y dejar que te llene de mierda.  –le di un fuerte abrazo  y un beso, lo mismo que a Evans.

Hay pocas novedades más, salvo la más importante, mi amigo de Nicaragua me ha escrito unas palabras que han supuesto un balón de oxigeno y nueva vida para mí.

Mañana tengo que intervenir en una reunión que trata sobre inductores, le había pedido a mi jefe algunas explicaciones, no quiero ir sin tener ni idea y estaba pensando en ello cuando me llamó Ál.

Estaba solo en Londres, Gonzalo había tenido que volver a USA y no le había podido acompañar, estaba con algunos dolores y tuvo que quedarse para que le hicieran un chequeo, los médicos le habían dicho que no tenía nada y que tenía que estar tranquilo y descansando sin más.

Se interesó por mis primeros días de trabajo y me preguntó por Nicolás, nos despedimos para irnos a dormir ambos.

-Gracias por la llamada Ál y por vuestro interés.

-Te queremos Daniel, no lo olvides nunca, nunca.  –se sentía muy sensible en esos momentos.

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Viernes

Bien, me estoy haciendo al recorrido de Lille hasta Béthune y ya lo veo hasta corto.

Todo el día estoy de reuniones, mi jefe dice que la semana próxima hablaremos del proyecto sobre el que tendré que trabajar.

Siguen alabando mi francés y luego no los entiendo, igual ellos lo ven de diferente forma que yo, también les extraña el que en España haya colegios franceses, americanos, ingleses y alemanes, ellos no conocen esa faceta de enseñanza tan plural en Francia.

Una amiga y compañera, que estuvo conmigo en Cranfield, ha encontrado trabajo en España, vuelve a casa y deja U.K., lo que todos soñamos y pocos consiguen en esta época de crisis.

La inmobiliaria nos ha confirma ya lo del estudio, nos lo entregarán el lunes, o se firmará el contrato, esperamos que todo vaya bien y no se tuerza, tengo que realizarles una transferencia que deberé hacer desde un banco español o inglés ya que aquí sigo sin poderla abrir.

Seguramente pasaremos la semana próxima en el aparta hotel por lo menos hasta el viernes, el sábado y domingo haremos el cambio, así tendremos una semana para prepararlo, contratar internet, hacer compras, ¡buff!, cuanto trabajo, voy a matar a mi madre.

Quedo con Evans para el sábado a la tarde, se desplazará hasta Lille le traerán sus amigos Alan y Lorian que tienen que venir también, quiero saludarles y ver a Alan, estudiar su cara para ver como supera lo de s madre, pero ir donde Lucas me produce corte, quizá nos podamos ver antes de que comiencen a trabajar.

Nico está prácticamente preparando sus maletas, el domingo vuelve a Madrid y el martes vuela a París, esa es la previsión.

De Nicaragua no reseño nada por falta de noticias.

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Sábado

Después de desayunar vamos a Ikea, el estudio está amueblado y, al parecer se necesita un armario, una lavadora, ropa de cama y utensilios de cocina y luego ya se verá.

Madrugamos y aunque todas las compras no las hemos realizado, las primordiales ya están.

Disfruto del coche que me han comprado, por la comodidad que proporciona y recuerdo con nostalgia los primeros tiempos en Leeds, cuando David llegaba de Derby para ayudarme.

Las cosas compradas se quedan en el coche, el armario, que es muy sencillo y la lavadora tienen que personarse para tomar las medidas ya que lo tendrán que instalar y además aún no sabemos si hay instalación de desagüe, toma de agua y electricidad para la lavadora, hay que seguir esperando.

Lo siento por mi madre que la semana próxima va a tener mucho trabajo que realizar.

La mañana transcurre plana, aparte del cansancio de las compras y tengo tiempo para responder a mi correo personal, hacemos una comida ligera y paseamos para volver enseguida.

He quedado con Evans, Lorian y Alan en el bar de la otra vez, no recuerdo donde se encuentra y me proporciona la dirección. Les espero y tardan un poco en llegar.

Aparecen los tres resplandecientes, como son en realidad, nos acogemos con mutuas muestras de alegría, se muestran abiertos, contentos de volverme a encontrar, no hablo de nuestra conversación con Alan, solo necesito mirarle a la cara para constatar que todo va bien.

Cuando nos sentamos con nuestras consumiciones en la mesa no hace falta preguntar, ellos mismos cuentan sus avances en la búsqueda de trabajo que acaban de comenzar, tiene todo el material y han recibido un buen número de álbumes que han comenzado a enviar junto con el DVD. Aun no han recibido noticia alguna y tienen que seguir enviando, una vez pagados hay que emplearlos.

Están entusiasmados, y a pesar de ser como soy, tan práctico, me contagian su alegría de vivir, sus ansias de encontrar, en su búsqueda entusiasta nuevos horizontes donde puedan trabajar.

Sobre las once de la noche nos tenemos que despedir, quieren que les acompañe pero prefiero volver al hotel y les dejamos en la puerta de la disco, Evans se despide de ellos hasta que vuelva después de acompañarme a mí hasta el hotel.

Parece, que despacio y sin parar, voy conociendo la ciudad, por lo menos las zonas donde más me muevo, Evans me cuenta alguna anécdota que le han ocurrido en el hotel de Béthune, en su trabajo y me hace reír con las ocurrencias que tiene.

Nos despedimos con un abrazo y se ofrece, si lo necesitamos, a ayudarnos en el cambio del próximo fin de semana, declino el ofrecimiento, en realidad el cambio va a ser progresivo, iremos llevando poco a poco las cosas para que mi madre las vaya colocando, cuando llegue el final de semana será un cambio de personas nada más.

Pero se lo agradezco infinito, es un chico increíble, ahora volverá para esperar a Alan y Lorian. Como me gustaría que tuvieran suerte los tres.

Se me ocurre mirar en el ordenador, mi madre lo tiene casi todo el día conectado para comunicarse con mi padre, tengo en la bandeja dos mails de Nicaragua que me ponen muy contento, a uno respondo, el otro no, se me está haciendo muy tarde, en esta ocasión leo también un largo mail de Nico que me ha dejado, con fotos de sus ideas sobre el proyecto de la residencia de los abuelos de Gonzalo y disfrutando por anticipado de nuestro próximo encuentro.

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Domingo

Después de desayunar muy tranquilamente, he acompañado a mi madre para buscar una iglesia donde pueda asistir a cumplir con sus obligaciones dominicales, la he dejado allí y me he puesto a pasear.

Debo atenderla bien para que la semana que viene vaya poniendo en orden mi casa, ese pequeñísimo estudios donde voy a pasar un año, ahora ya, menos una semana. Lo cierto es que ayer no compramos muchas cosas

El abrir una cuenta bancaría sigue sin resolverse, espero que cuando me entreguen el contrato de arrendamiento mañana pueda hacerlo, como en Lille es imposible por los horarios, tendré que hacerlo en Béthune escapando del trabajo. Contratar internet es otro problema, me piden una cuenta bancaria de Francia.

La burocracia es terrible en todas partes, ¿pero el señor Napoleón no lo vio?

Comemos en un restaurante muy cuqui, aquel al que nos trajo Evans cuando nos trasladamos de Béthune y donde estuve la noche pasada con Evans y Alan, el dueño nos ha saludado muy amable y nos trata como a clientes asiduos.

A la tarde he trabajado un poco, estudiando y buscando en internet todo lo relacionado con la química orgánica para refrescar lo olvidado o que está archivado en mi cerebro y un poco lleno de polvo.

Ha transcurrido mi primera semana. En general estoy contento e ilusionado, es totalmente diferente que el trabajo en la depuradora y no hablemos del de Chapel. Ahora todo es novedoso y requiere más esfuerzos pero me gusta esa variedad y quiero aprender un montón, lo del agua era muy limitado, o así lo veo yo. Tengo muchas esperanzas y no voy a pensar en el cambio del año próximo y el otro y el otro, me pondría nervioso desde ya.

De Nico no digo nada, ha dejado Barcelona y está en Madrid, le echo muchísimo en falta. Antes nos veíamos cada semana o quince días.

La semana próxima tendremos mucho movimiento con el estudio y creo que va a ser mejor, igual me dicen ya el proyecto sobre el que quieren que trabaje y me iré centrando en él.

 

He tenido noticias de mi amigo de Nicaragua y son esperanzadoras, él es un chico luchador y que no se deja vencer por nada y además alegre, este chico lo tiene todo.

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