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Clases particulares en verano

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Antes de nada voy a describirme: soy Roberto, tengo 21 años y estudio Matemáticas en la Universidad, mido 1’78 y peso unos 75kg; me gusta el deporte y reconozco que no tengo mal cuerpo, por lo demás no hay nada que destacar. Bueno, ya les relato mi experiencia.

El verano pasado, unos amigos de mis padres estaban muy preocupados por su único hijo, Carlos, tiene 15 años y en los exámenes de junio había obtenido muy malos resultados; no le querían apuntar a una academia porque preferían un profesor particular y se acordaron de mí para ayudar a su hijo, yo siempre he obtenido muy buenas notas y decidí ayudarle (además, me sacaría un dinero extra para el verano).

A finales de junio comenzamos las clases, era sencillo, iba a casa del chico a las 9 de la mañana, estudiábamos hasta la 1 (apenas 4 horas) y volvía a mi casa a comer. Así todos los días. Pero un día esos planes se alteraron. Os cuento:

Cuando terminamos a la 1, bajamos a la cocina (vivían en un chalet de 2 plantas) y su madre (que luego les describiré a esa belleza) estaba terminando de preparar la comida, el chico la dijo que saldría de casa hasta la noche, tenía cumpleaños con amigos y se iba enseguida. La mujer le recriminó por no avisarle antes, pero lo comprendió. Allí se quedó ella sola en la cocina, puesto que su marido, abogado, llegaría ese día también a la noche del trabajo que tiene. Entonces nos fuimos el chico a buscar a sus amigos y yo a mi casa. Cuando llegué me di cuenta que no había cogido las llaves de casa, mis padres estaban fuera a visitar a unos familiares y no llegarían hasta la tarde. Pensé en llamar a algún amigo para quedar con él pero la imagen de la madre de Carlos se me vino a la cabeza ¿y si me iba con ella? No me lo pensé dos veces y volví a la casa. Cuando llamé a la puerta y me vio la mujer me dijo si me había olvidado algo en su casa pero la dije que no, había olvidado las llaves y mis padres no estaban, entonces algo se le pasó por la cabeza a la mujer que la cambió la cara, sonrió y con una voz muy dulce me dijo:

-Que bien! Así comemos juntos y nos hacemos compañía

El tono de voz con el que lo dijo me gustó, entré dentro de la casa y fuimos a la cocina a comer, ya que la comida estaba terminada. De camino a la cocina ella iba delante y yo, medio hipnotizado, me quedé mirando su movimiento de culo. Llevaba puesto unos shorts negros y un top blanco, muy ajustado ya que podía apreciar sus pezones. La madre de Carlos, Elena, es una belleza, tiene unos 41 años, pero el cuerpo de una chica de 25; es rubia, de pelo largo y liso, tetas perfectas (tendrá una talla 100, y se ve que son muy firmes y apetecibles), cintura estrecha y un culo difícil de ver en chicas más jóvenes (redondo y apretado que dan ganas de cogerlo), y de cara, preciosa, con unos ojos azules que enamoran. Reconozco que esa mujer me encantaba pero por su belleza (y edad) jamás pensé en tener nada con ella, es como si estuviera a un nivel superior.

Bueno, siguiendo con la historia, fuimos a la cocina y la mujer abrió una botella de vino bastante bueno diciendo:

-Esto merece un buen vino, no todos los días como con un chico tan guapo

Mientras me miraba de arriba abajo con una sonrisa picante que nunca la había visto.

Empezamos a comer hablando de su hijo, de sus malos resultados y el buen trabajo que estaba haciendo con él, pero a medida que el vino bajaba, la conversación subía de temperatura, me empezó a decir que su marido la tenía algo abandonada, trabajaba demasiado y cuando llegaba a casa, ni la tocaba; llevaba semanas sin hacerla el amor, y yo, un poco caliente por el vino, la digo:

-Si fuera yo tu marido, dejaba de trabajar por estar contigo y hacerte el amor a cualquier hora

Ella sonrió a carcajadas y contestó:

-Fíjate! Pues no estaría nada mal eso

Reímos los dos, terminamos de comer y salimos de la cocina.

Hacía mucho calor y propuso darnos un baño en la piscina (tenían una bastante grande en la parte de atrás del chalet), yo lo acepté y me dijo:

-Rober, en el baño junto a la cocina mi marido tiene bañadores, ponte uno que te guste; yo subo a cambiarme y ahora mismo bajo.

Entonces fui al baño, me puse uno azul oscuro y salí a la piscina a tumbarme en una tumbona. A los 2 minutos salió ella, no me di cuenta hasta que oí su voz, dijo "hola", la miré ¡¡y estaba solo con un tanga rojo!!

-¿Te importa que me quede así? Hace mucho calor

-No, no, así estás muy bien – dije, me quedé helado al ver sus preciosas tetas

Se tumbó junto a mí, boca arriba y con los ojos cerrados; yo no era capaz de dejar de mirar ese par de tetas perfectas y, como os podéis imaginar, los 18cm de mi rabo reaccionaron. Estaba confundido, excitado y muy nervioso. Entonces me levanté dándola la espalda para ir a la piscina y dijo:

-¿Te vas a bañar? Entonces voy contigo

Me lancé a la piscina de cabeza (para ocultar mi erección) y ella también se lanzó justo detrás de mí. Ya los 2 en el agua comenzamos a hablar:

-Pues se está muy bien en el agua - dije yo

-Sí, hace un buen día para tomar un buen baño, y mucho mejor con tu compañía, muchas gracias por venir

-De nada, estar contigo es un placer, de verdad

-¿Rober?

-Dime

-¿Crees que no me di cuenta antes de cómo me mirabas las tetas? Tenía los ojos entreabiertos

-¿Sí? Perdona Elena, pero en verdad me encantan tus tetas, dan ganas de comérselas

-Tonto, ¿y por qué no vienes y me las comes? Son tuyas

Entonces me acerqué a ella, me abrazó por el cuello, yo la cogí del culo y la levanté un poco para que sus tetas quedaran a la altura de mi cara. Empecé a chupar sus rosados pezones, quería ponérselos duros para morderlos después. Era mi oportunidad para hacérmelo con esta deliciosa mujer. Mientras chupaba sus pezones llevé una de mis manos desde su culo a su vagina, aparté el tanga y se lo acaricié; estaba muy caliente y con ganas de ser penetrado.

-sii Roberr siiii asíiiiii dame placer, soy tuya, ya haz conmigo lo que quieras, utilízame, fóllame como no lo hace el cabrón de mi marido, quiero que seas tú el que me de placer siii, asiiii

-si tu marido no te lo da, seré yo el que te folle – dije, mientras la metía dos dedos por su vagina

-siiiiii asíiiiiiii oohhhhhhh que riiiicoooo – no dejaba de repitir

-Salgamos fuera, quiero que lo hagamos ya - dije

Entonces Elena se separó de mí, me besó en los labios y salimos de la piscina a una parte de césped que había. Nos abrazamos, besamos y mientras acariciaba mi pene sobre el bañador me dijo:

-Esto te sobra

Se puso de rodillas frente a mí, bajó el bañador y mi duro pene la golpeó en la barbilla, sonrió y me dijo:

-Que traviesa la tienes! Voy a tener que castigarla por mala y por lo excitada que me pone

Entonces me empezó a dar la mamada más buena que me han dado, se metía la punta en la boca y chupaba de ella despacio, saboreándola, jugando con su lengua alrededor; la tenía sujeta con las dos manos y cada vez se iba metiendo más hasta tragársela entera, me la rozaba con sus dientes (y eso me excitaba aun más), la chupaba con muchas ganas, se ve que hacía tiempo que lo deseaba. Estaba a punto de correrme y se lo dije:

-aah aaaah elena me corro no aguanto más

-Si cariño, dame tu leche, la quiero en mi boca

El ritmo de la mamada aumentó hasta que no pude más, descargué en su boca tanta leche que la comenzó a salir por los lados, se separó, me miró a los ojos y se la tragó

-ummm que rica, me la darás más veces, ¿verdad Rober?

-Si , tantas como tu quieras – la contesté

-Gracias amor – cogió el pene con una mano y lo besó

Acto seguido, se quitó el tanga, se tumbó en el césped y yo junto a ella; nos besamos en los labios jugando con nuestras lenguas y mientras yo acariciaba una de sus tetas (tenía los pezones durísimos) ella me cogía el pene y lo masajeaba, era su juguete.

-Rober, quiero que ahora me la metas por el culo, será tuyo

-¿Pero ves como estoy? Espera un poco, no puedo – me había dejado el pene totalmente blando

-No te preocupes, eso yo lo puedo solucionar

Entonces, yo tumbado en el césped, ella se sentó sobre mi, puso su húmeda vagina sobre mi pene y se restregó con ella; se movía delante atrás, pasando mi pene por toda su raja y, claro, eso me puso a cien en apenas 10 segundos; cuando lo tuve listo otra vez, se la metió por la vagina hasta el fondo de un golpe y ahí se quedó por unos instantes, me besó en los labios y me dijo:

-¿Ves que poco he tardado?

-Ya veo, ya haces con ella lo que quieres – mientras la sonreía con picardía.

-Me encanta tenerlo dentro, pero quiero que sea por el culo, métemela.

Se levantó, se puso a 4 patas sobre el césped ofreciéndome se culo y yo me coloqué detrás de ella. Al principio fui con la intención de meterla un dedo por el culo (y después otro) para ir dilatando, pero me apartó la mano diciendo:

-No, con eso no, métemela para hacerme más daño, quiero que me duela .

Entonces cogí mi pene con una mano y lo llevé a su culo, yo trataba de metérselo pero no entraba, nada; así es que la volví a colocar en la entrada (ella se relajó un poco) y apreté con más fuerza, esta vez sí que entró, muy despacio, y a cada centímetro que entraba ella gemía con más fuerza (cosa que me excitaba aún más) hasta que la tuvo toda dentro; la debería estar haciendo daño por los gemidos que daba (no eran aun de placer), pero no decía nada, sólo se dejaba penetrar. Fue entonces cuando comencé a sacarla y meterla, despacio porque me la tenía muy aprisionada pero poco a poco más rápido; ya sus gemidos eran de placer, ninguno de los dos decíamos nada, solo gemíamos; como os podéis imaginar yo estaba en la gloria, culeando a una mujer estupenda y la di un cachete en su culo, cosa que ella respondió con una gemido más placentero. Así estuvimos durante más de 15 minutos, ninguno de los 2 queríamos parar hasta que sentí que me corría, y así se lo dije:

-yaaa yaaaa meeeee coooorrrroooooo

-siiiii rooober pero sácalaaaaaa, aaaah correte en aaaahhhh en mi boca, como antes aaaaahhh siiiiii

Tuve el tiempo justo para sacarla, llevar mi pene a su cara (la primera sacudida de semen fue a parar a su mejilla) y se la tragó entera, volví a descargar mi leche en su boca, cosa que ella agradeció mirándome a los ojos mientras se tragaba toda la leche. Al terminar, quedamos los 2 agotados, tumbados en el césped, desnudos y besándonos como dos enamorados.

-Rober, deseaba que me dieras por el culo desde que te conocí, me tenías loca, quiero que esto me lo hagas muchas más veces, no quiero que mi marido me vuelva a tocar, solo me lo volverás a hacer tu, siempre que quieras

-Elena, me vuelves loco y claro que lo volveremos a hacer, muchas veces

Nos volvimos a besar durante un buen rato, Elena estaba enamorada de mí, no me lo podía creer. Al cabo de unos minutos, fuimos a su dormitorio (nuestro dormitorio, como ella lo llamó) y lo repetimos, pero esta vez con más pasión y, al terminar, nos duchamos juntos y como os podéis imaginar, repetimos. Ese día acabé con el rabo como un trapo, pero me encantó. Estos dos últimos encuentros os los puedo contar más adelante si queréis, así como nuestra relación después de ese día.

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