Nuevos relatos publicados: 6

50 Schatten (Capítulo 2)

  • 16
  • 7.120
  • 9,25 (4 Val.)
  • 0

Empujo la puerta para abrirla y entro a trompicones, tropezándome con mis propios pies y cayendo de cabeza dentro de la oficina.

Yo y mis dos pies izquierdos! Estoy sobre mis manos y rodillas en el umbral de la oficina del Sr. Grey y sus amables manos están rodeándome, ayudándome a ponerme de pie. Estoy tan avergonzado, maldita sea mi torpeza. Tengo que armarme de valor para levantar la mirada. Dios mío, él es tan joven.

-Señor Martínez –Extiende una mano con largos dedos hacia mí una vez estoy de pie-. Soy Christian Grey ¿Se encuentra bien? ¿Le gustaría sentarse?

Tan joven… y atractivo, muy oh pero que mierdas estoy diciendo es un hombre!! Es alto, esta vestido con un fino traje gris, camisa blanca, corbata negra, rebelde cabello cobrizo e intensos y brillantes ojos grises que me observan sagazmente. Me toma un momento encontrar mi voz.

-Umm… de hecho… -Murmuro. Si este tipo está en sus treinta entonces estoy completamente sorprendido. Aturdido, pongo mi mano en las suyas y nos damos un apretón. Cuando nuestros dedos se tocan, siento un raro y excitante hormigueo recorriéndome. Aparto mi mano apresuradamente, avergonzado. Debe ser la estática. Parpadeo rápidamente, mis pestañas igualando el ritmo de mi corazón- El Sr Martínez está indispuesto, así que me envió a mí. Espero que no le moleste, Sr. Grey.

-¿Y usted es? – Su voz es cálida, posiblemente divertida, pero es difícil saberlo por lo impasible du expresión. Parece ligeramente interesado, pero más que eso, cortés.

-Santiago Steele. Estoy estudiando literatura inglesa con Thom, um… Thomas… um… el Sr. Martínez, en la Washington State.

-Ya veo – dice simplemente. Creo que veo el fantasma de una sonrisa en su expresión, pero no estou seguro.

-¿Le gustaría toma asiento? –Me señala el sofá de cuero blanco con forma de ¨L¨.

Su oficina es demasiado grande para sólo un hombre. Frente a las ventanas que van desde el piso hasta el techo, hay un enorme escritorio moderno de manera oscura en el que seis personas podrían comer cómodamente. Hace juego con la mesa de café junto al sofá. Todo lo demás es blanco: el techo, los pisos y las paredes, excepto aquellas junto a la puerta en la que cuelga un mosaico de diferentes cristales que formaban pequeñas pinturas, treinta y seis de ellas arregladas formando un cuadrado. Son exquisitas, una serie de objetos mundanos y olvidados pintados con detalles tan preciosos que lucen como fotografías. Puestas juntas, son impresionantes.

-Un artista local. Traxn –dice Grey cuando atrapa mi mirada.

-Son adorables. Elevan lo ordinario hasta lo extraordinario –murmuro, distraído por él y por las pinturas. Inclina su cabeza hacia un lado y me observa atentamente.

-No podría estar más de acuerdo, Sr. Steele –responde, su voz es suave y por alguna razón inexplicable, me encuentro a mí mismo sonrojándome. Y no entiendo porque esta reacción tan inesperada. Que el idiota de Thomas sea gay no significa que yo igual o será que si se me prendieron sus rarezas de describir a un hombre..?. Estaba confundido como podía ser que este señor me hiciera pensar esto sin haber entablado una conversación más decente?. No, no debe ser por la presión de que esta entrevista es muy importante para Thom y si sale mal podría hasta no volverme a hablar, y pensar en eso me causaba miedo, Thomas era mi único gran amigo, pero ya tranquilízate Santiago.

Fuera de las pinturas, el resto de la oficina es fría, limpia y reservada. Me pregunto si eso refleja la personalidad del adonis que se hunde con gracia en una de las sillas de cuero blanco frente a mí. Sacudo la cabeza alterada por la dirección que toman mis pensamientos, y recupero las preguntas de Thom de mi mochila. Después, pongo la mini grabadora y soy tan torpe, que la dejo caer dos veces en la mesa de café enfrente de mí.

El Sr. Grey no dice nada, esperando pacientemente –espero- mientras yo me avergüenzo y me pongo más nervioso. Cuando me armo de valor para mirarlo, él me está observando, una mano relajada contra su regazo y la otra ahuecando su barbilla, deslizando su largo dedo índice a través de sus labios. Creo que esta intentando suprimir una sonrisa.

-¿Thomas, quiero decir, el Sr. Martínez, le explicó para qué era la entrevista?

-Sí. Para que aparezca en la publicación de la graduación del periódico escol-Lo lamento- tartamudeo-. No estoy acostumbrado a esto.

-Tómese todo el tiempo que necesite, Sr, Steele – dice él.

-¿Le molesta si grabo sus respuestas?

-Después de que se ha tomado tantas molestias poniendo la grabadora, ¿me pregunta ahora?

Me sonrojo. ¿Se está burlando? Eso espero. Parpadeo hacia él, inseguro de qué decir, y creo que le doy lástima porque cede. –No, no me molesta.

¡Oh! Estas son noticias nuevas para mí y estoy temporalmente preocupado por el pensamiento de que alguien no mucho mayor que yo –de acuerdo, quizá sí años o algo así, y bien, mega exitoso, pero, aun así –va a entregarme mi diploma. Frunzo el ceño, trayendo mi caprichosa atención de vuelta a la tarea que tengo en mano.

-Bien. –Trago nerviosamente- Tengo algunas preguntas, Sr. Grey- acomodo mi mochila un poco nervioso aun y fijo mi mirada en su rostro.

-Pensé que las tendría –dice, inexpresivo.

Se está riendo de mí. Mis mejillas se calientan al darme cuenta de eso, me enderezo y cuadro los hombros en un intento de verme más alto e intimidante. Presionando el botón de grabación en la grabadora, intento lucir profesional… aunque sinceramente me siento un poco torpe.

-Es usted muy joven para haber acumulado un imperio así ¿A qué le debe su éxito?

-Lo miro. Su sonrisa es triste, pero luce vagamente decepcionado.

-Los negocios son siempre sobre las personas, Sr Steele, y soy muy bueno juzgándolas. Se que las enoja, que las hace prosperar y que no, que las inspira y como incentivarlas. Doy empleo a un equipo excepcional y los recompenso bien. –Hace una pausa y fija una mirada de gris en mi- Mi creencia es conseguir el éxito en cualquier plan que uno tenga, para convertirse uno mismo en el maestro de dicho plan, conocerlo por dentro y por fuera, conocer cada detalle. Trabajo duro, muy duro para hacer eso. Tomo decisiones basadas en la lógica y los hechos. Tengo un instinto natural que puede descubrir y nutrir una buena solida idea y a buenas personas. La línea final siempre esta reducida a las buenas personas.

-Quizá solo tiene suerte. –Esto no está en la lista de Thom, pero él es tan arrogante. Sus ojos destellan momentáneamente, sorprendidos.

-No me adhiero a la suerte o a la oportunidad, Sr. Steele. Entre más duro trabajo más suerte parezco tener. Realmente se trata de tener a las personas correctas en su equipo y dirigir sus energías adecuadamente. Creo que fue Harvey Firestone quien dijo:

¨El crecimiento y el desarrollo de las personas en la tarea más importante del liderazgo¨

-Suena como un controlador. –Las palabras están fuera de mi boca antes de que pueda detenerlas.

-Oh, practico el control en todas las cosas, Sr. Steele –doce sin un rastro de humor en su sonrisa. Lo miro, y él sostiene mi mirada firmemente, imperturbable. Mi pulso se acelera, y mi cara se sonroja nuevamente muriéndome en el interior.

¿Por qué tiene un efecto tan desconcertante en mí? ¿Su abrumadora apariencia quizás? ¿La forma en que me mira? ¿La forma en que frota suavemente su dedo índice sobre su labio inferior? Me gustaría que dejara de hacer eso. Porque joder!! Soy un maldito al tener estos pensamientos.

-Además, se adquiere un inmenso poder asegurándote a ti mismo en tus fantasías secretas que nacista para controlar las cosas –continúa, su voz suave.

-¿Siente que tiene un inmenso poder?

-Empleo a alrededor de cuarenta mil personas, Sr. Steele. Eso me da un cierto sentido de responsabilidad… poder, si así prefiere. Si decidiera que ya no estaba interesado en el negocio de las telecomunicaciones y vendo todo, veinte mil personas lucharían para realizar los pagos de su hipoteca después de aproximadamente un mes.

Me quedo boquiabierto. Estoy pasmado por su falta de humildad.

-¿Y no tiene un comité ante el que responder? – pregunto, disgustado…

-Soy el dueño de mi compañía. No tengo que responder ante un comité.

-Levanta una ceja hacia mí. Me sonrojo. Por supuesto sabría esto si hubiera hecho algo de investigación. Pero Dios, es tan arrogante. Cambio de enfoque.

-¿Y tiene intereses fuera de su trabajo?

-Tengo intereses variados, Sr. Steele.

El fantasma de una sonrisa llega a sus labios. Y por alguna razón, estoy confundido y acalorado por su firme mirada. Sus ojos están encendidos con algún pensamiento impío.

-Pero si trabaja tan duramente, ¿qué hace para relajarse?

-¿Relajarme? –Sonríe, revelando unos perfectos dientes blancos. Y esta de vuelta el estúpido de Santiago. Uhg.

-Bueno, para ¨relajarme¨ como usted dice, navego, vuelo, disfruto de varias actividades físicas, - Se mueve en su silla- Soy un hombre muy rico, Sr Steele, y tengo caros e interesantes pasatiempos.

Echo un rápido vistazo a las preguntas de Thom, queriendo salir de este tema.

-Usted invierte en el sector manufacturero. ¿Por qué en ese específicamente? – Pregunto ¿Por qué me hace sentir tan incómodo?

-Me gusta construir cosas. Me gusta saber como funcionan, que hace que se muevan, cómo construirlas y desmontarlas. Y adoro los barcos ¿Qué puedo decir?

-Eso suena como su corazón hablando en lugar de la lógica y los hechos.

Su boca hace una mueca y me mira, evaluándome.

-Posiblemente. Aunque hay gente que diría que no tengo corazón.

-¿Por qué diría eso?

-Porque me conocen bien. –Sus labios se curvan en una sonrisa torcida.

-¿Dirían sus amigos que es fácil conocerlo? –Y me arrepiento de la pregunta tan pronto como la digo. No esta en la lista de Thom.

-Soy una persona muy reservada, Sr Steele. Hago mucho para proteger mi privacidad. No suelo dar entrevistas.

-¿Por qué estuvo de acuerdo en hacer ésta?

-Porque soy benefactor de la universidad, y a pesar de los intentos, no pude conseguir que el Sr. Martínez me dejara en paz. Acoso y acoso a mi gente de RRPP, y admiro esa clase de tenacidad.

Se lo tenaz que Thom puede llegar a ser. Ese es el por qué estoy sentado aquí retorciéndome incómodamente bajo su penetrante mirada cuando debería de estar estudiando para los exámenes.

-También invierte en tecnologías de cultivo ¿Por qué está interesado en esa área?

-No podemos comer dinero, Sr. Steele, y hay demasiada gente en este planeta que no tienen suficiente para comer.

-Eso suena muy filantrópico ¿Es algo por lo que se siente apasionado? ¿Alimentar a los pobres del mundo?

Se encoge de hombres, muy evasivo.

-Es un negocio astuto- murmura, aunque creo que no esta siendo sincero. No tiene sentido. ¿Alimentar los pobres del mundo? No puedo ver los beneficios financieros de estos, solo la integridad del ideal. Echo un vistazo a la siguiente pregunta, confuso por su actitud.

-¿Tiene una filosofía? Si la tiene, ¿Cuál es?

-No tengo una filosofía como tal. Quizás un principio rector, el de:

Carnegie: ¨El hombre que adquiere la habilidad para asumir plena posesión de su mente puede tomar posesión de todo lo demás a lo que tiene derecho¨ Soy muy singular, tenaz. Me gusta el control de mí mismo y de aquellos a mi alrededor.

-¿Así que quiere poseer cosas?-

-Quiero merecer poseerlas, pero si, en pocas palabras, lo hago.

-Suena como el consumidor final.

-Lo soy, -Sonríe, pero la sonrisa no llega a sus ojos. De nuevo esto no concuerda con alguien que quiere alimentar al mundo, por lo que no puedo evitar pensar que estamos hablando de otra cosa, pero estoy absolutamente desconcertado en cuanto a lo que es. Trago saliva. La temperatura en la habitación esta elevándose, o tal vez soy solo yo. Solo quiero que esta entrevista termine. Seguramente Thom tiene suficiente matera ahora, ¿no? Echo un vistazo a la siguiente pregunta.

-Usted fue adoptado ¿Hasta qué punto cree que eso afectó su forma de ser?

-Oh, esto es personal. Lo miro, esperando que no esté ofendido frunce el ceño.

-No tengo modo de saberlo.

Mi interés se ha despertado.

-¿Qué edad tenía cuando fue adoptado?

-Ese es un material de registro público, Sr. Steele – su tono es severo, me sonrojo, de nuevo. Mierda Sí, por supuesto: si hubiera sabido que iba a hacer esta entrevista, habría hecho alguna investigación. Avanzo rápidamente.

-Ha tenido que sacrificar una vida en familia por su trabajo.

-Esa no es una pregunta. – Es seco.

-Lo siento –Me refuerzo, y el me hace sentir como si fuera un pince niño perdido. Lo intento de nuevo- ¿Ha tenido que sacrificar una vida en familia por su trabajo?

-Tengo una familia. Tengo un hermano, una hermana y dos padres cariñosos. No estoy interesado en extender mi familia más allá de eso.

-¿Es usted gay, señor Grey?

Inhala fuertemente, y me avergüenzo, al instante… mortificada mierda ¿Por qué no emplee alguna clase de filtro antes de leer esto directamente? ¿Cómo puedo decirle que solo estoy leyendo las preguntas? Maldito seas Thom y su curiosidad.

-No Santiago, no lo soy –Eleva las cejas, un brillo frío en sus ojos. No parece contento.

-Pido disculpas. Está umm… escrito aquí – Es la primera vez que ha dicho mi nombre.

-O a menos que usted quiera. –Dice mirándome fijamente con esos intensos y penetrantes ojos grises.

Mi pulso se acelera, y mis mejillas están ardiendo otra vez. Nervioso, pongo mi mochila encima de mis muslos.

-¿Estas no son sus propias preguntas? –Evadiendo por completo, lo que segundos atrás me dijo, como sí no hubiera sido nada y la sangre se drena de mi cabeza, recordando su pregunta.

-Esto… no Thom, El Sr. Martínez, compilo las preguntas.

-¿Son compañeros en el periódico estudiantil? –Oh mierda, no tengo nada que ver con el periódico estudiantil. Es su actividad extracurricular, no la mía. Mi cara esta en llamas.

-No, Es mi compañero de habitación.

Se frota el mentón en silenciosa deliberación, sus ojos grises evaluándome.

-¿Te ofreciste voluntario para hacer esta entrevista? –pregunta, su voz mortalmente tranquila.

Espera, ¿Quién se supone que está entrevistando a quién? Sus ojos me queman, y estoy obligado a contestar la verdad.

-Estaba obligado. Él no está bien. –Mi voz es débil y apenado.

-Eso explica muchas cosas.

Llaman a la puerta, y la rubia número dos entra.

-Señor Grey, perdóneme por interrumpir, pero su siguiente reunión es en dos minutos.

-No hemos terminado aquí, Andrea. Por favor cancela mi siguiente reunión.

Andrea duda, mirándolo, parece perdida. El vuelve la cabeza lentamente para hacerle frente y levanta las cejas. Ella se ruboriza de un color rosa brillante. Oh bien. No soy solo yo.

-Muy bien, Sr grey –murmura, luego sale. El frunce el ceño, y vuelve su atención de nuevo hacia mi.

-¿Dónde estábamos, Sr. Steele?

-Por favor no permita que lo interrumpa.

-Quiero saber acerca de usted. Creo que es lo justo. –Sus ojos grises están encendidos con curiosidad. ¿Adónde va con esto? Sitúa los codos en los brazos de la silla y junta los dedos frente a su boca. Su boca… distrae mucho y bueno ya me rendi ante mis pensamientos no se pero odiaba estos nuevos pensamientos, y sabía que era culpa de Thom, el era gay y se que era por eso o no?, suspiro y trago saliva.

-No hay mucho que saber –digo, sonrojándome otra vez.

-¿Cuáles son sus planes después de graduarse?

Me encojo de hombros confundido por su interés. Venir a Seattle con Thom, encontrar un lugar, encontrar un trabajo. Realmente no he pensado más allá de mis exámenes finales.

-No he hecho planes, Sr. Grey. Solo necesito superar mis exámenes finales. Para los cuales debería estar estudiando ahora en lugar de estar sentado en tu grandioso, ostentosa y estéril oficina, sintiéndome incomodo bajo tu penetrante mirada.

-Llevamos a cabo un programa de pasantías excelente aquí. –dice tranquilamente. Levanto las cejas con sorpresa. ¿Está ofreciéndome un trabajo?

-Oh. Lo tendré en cuenta –murmuro, completamente confundido- Aunque no estoy seguro de encajar aquí. –Oh no. Estoy reflexionando en voz alta otra vez.

-¿Por qué dice eso? – Ladea su cabeza a un lado, intrigado, un indicio de sonrisa jugando en sus labios.

-Es obvio, ¿no? –Soy des-coordinado, desaliñado, no soy mujer y no soy rubio. Rio con lo último al igual que él.

-No para mí –murmura. Su mirada es intensa, todo el humor se ha ido, y extraños músculos en lo profundo de mi vientre se aprietan de pronto. Aparto los ojos de su escrutinio y miro ciegamente hacia abajo a mis dedos anudados. ¿Qué está pasando? Tengo que irme, ahora. Me inclino hacia delante para recuperar la grabadora.

- ¿Quiere que le enseñe los alrededores? –pregunta.

-Estoy seguro de que está demasiado ocupado, Sr. Grey, y tengo que hace run largo viaje en coche.

-¿Está conduciendo de vuelta a la universidad de Washington en Vancouver? –Suena sorprendido, preocupado incluso. Mira hacia fuera por la ventana. Ha comenzado a llover- Bueno, es mejor que conduzca con cuidado. –Su tono es duro, autoritario. ¿Por qué debería preocuparse?- ¿Ha conseguido todo lo que necesita? –Añade

-Si –respondo, guardando la grabadora en mi mochila. Sus ojos se estrechan especulativamente.

-Gracias por la entrevista, Sr. Grey.

-El placer ha sido todo mío. –dice, educado como siempre.

Cuando me levanto, él se levanta y me tiende la mano.

-Hasta que nos encontremos de nuevo, Sr Steele. –Y suena como un desafío, o una amenaza, no estoy seguro de qué frunzo el ceño. ¿Cuándo vamos a encontrarnos otra vez? Sacudo su mano una vez más, asombrado de que esa extraña energía entre nosotros siga ahí. Deben ser mis nervios.

-Sr. Grey –Asiendo hacia el moviéndose con una ágil elegancia atlética hacia la puerta, la abre de par en par.

-Soló asegurándome de que llegue a la puerta, Sr. Steele –Me brinda una pequeña sonrisa. Obviamente se está refiriendo a mi anterior poco elegante entrada a su oficina. Me sonrojo.

-Gracias Sr. Grey –digo bruscamente, y su sonrisa se ensancha. Me alegro de que me encuentres entretenido, frunzo el ceño interiormente, caminando hacia el vestíbulo. Estoy sorprendido cuando me sigue fuera. Andrea y Olivia alzan la vista, igualmente sorprendidas.

-¿Tiene un abrigo? –pregunta Grey.

-Si. –Olivia se levanta de un salto y recupera mi chaqueta, la cual le es arrebatada por Grey antes de que pueda entregármela. La sostiene y sintiéndome ridículamente tímido, me encojo dentro de ella. Grey sitúa sus manos por un momento mis hombros, jadeo ante el contacto. Si nota mi reacción, no dice nada. Su largo dedo índice presiona el botón convocando el ascensor, y permanecemos de pie esperando torpemente por mi parte, fríamente dueño de si mismo por la suya.

Las puertas se abren, y me apresuro a entrar desesperado por escapar. Realmente necesito salir de aquí. Cuando me vuelvo para mirarlo, está inclinado contra la puerta junto al ascensor con una mano en la pared. Realmente es muy, muy atractivo. Es una distracción. Sus ardientes ojos grises. Me miran.

-Santiago- dice como despedida.

-Christian- respondo y gracias a Dios, las puertas se cierran.

Respiro hondo al ver como las puertas de este se cierran, suspiro profundamente y mientras aquel ascensor baja me hundo en mis pensamientos ¿Por qué me sentía así? ¿Por qué tenía esos pensamientos? ¿Por qué tenía que venir en primer lugar? Niego con mi cabeza. ¿O será que en verdad Thom ha influido en mí? UGH

(9,25)