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Transformándome frente al espejo

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Pues mi vestir no era para tanto. Sin sentir, el tiempo de compras se me hizo muy corto, pero eso sí, muy cansado a pesar de que entré a comer en un restaurant de esos de comida rápida donde estuve sentada casi una hora. Cuando me dí cuenta ya eran casi las 7 de la noche, así que me dispuse a regresar a casita.

Tan cansada llegue, que en cuanto acomodé los alimentos y enseres para el hogar, me quité las zapatillas y luego toda la ropa, quería refrescarme y me di una ducha con agua templada disfrutándo el frescor que sentía en mi cuerpo al correr del agua.  Sali del baño y me puse una tanga blanca el bra y una bata, tomé una botella de brandy unas sodas hielos y un vaso, llevándolos a la recámara. Estaba sola pues mi marido de viaje de trabajo. Me senté en el reposet de mi Luis como queriendo sentir su presencia, su aroma. Me serví la primera cuba de vino y la empecé a beber muy despacio, dándo pequeños tragos catando a placer el vino. Mis pensamientos estaban en mi Luis y mi vista en la cama, recordando las grandes cogidas que damos. Así terminé mi bebida y absorta en los recuerdos, me serví otra cuba pero esta fué mas cargada de brandy y al igual la bebí despacio, un calorsillo entró en mi cuerpo, un calorsillo muy conocido por nosotras las mujeres cuando bebemos y empezamos a tener la necesidad de sexo. La recámara estaba llena de silencio, un silencio cómplice que permite reflexionar, meditar relajadamente.

Fué en esos momentos en que recorrí el dia que estaba terminando. Me serví otra cuba igual de cargada que la anterior, me preguntaba a mi misma el por qué ese día les había llamado tanto la atención a muchos hombres si mi vestir no era provocativo, es mas creo que llamé mas la atención que cuando me visto mas coqueta. Ya las cubas habían hecho efecto en mi y enmedio de esas sensaciones de ebriedad y con la curiosidad de mi misma, tomé el resto de mi bebida de un sólo trago y me paré frente al espejo de cuerpo completo, quería ver el por qué llamaba la atencíon. Ya frente al espejo, vi una mujer común y corriente, muy natural sin maquillaje y con la cabellera alborotada sin peinar, pero satisfecha de esa naturaleza de ser mujer, nunca había prestado tanta atención a mi misma, estaba descubriendome a mi misma, vi mi cabellera frondosa y negra callendo sobre mis hombros, sobre mi espalda, queriendo descubrirme aún más que solo con la vista, pasé mis manos sobre esa cabellera recorriéndola desde la raiz en mi cabeza hasta la punta, el simple contacto de mis manos hizo sentirme mas identificada, mi vista iba recorriendo mis cabellos al igual que mis manos, luego pasé mis dedos y mi vista sobre mi rostro empezando por la frente, muy lentamente mis ojos mis pestañas mi nariz, mis labios, el mentón, estaba maravillada de sentirme a mi misma viendome reflejada en el espejo, luego me serví otra cuba, le di unos tragos y continué con mi autoexploración, me quité la bata quedando solo con el bra y la tanga puestas, me quedé contemplando mi piel morena clara tersa, mi figura y me quité el bra y la tanga, recorrí con mi mirada todo mi cuerpo, mis hombros frágiles, mis pechos redondos y firmes, mis pezones marrón claros a media erección, mi cintura y las caderas bien formadas, redondas, mis vellos vaginales ensortijados y cortitos, mis piernas torneadas desde los muslos hasta los chamorros, acabada la revisión, regresé mi vista a mis ojos, noté un cambio en ellos, pues tenían un brillo diferente, luego con mis manos y mi vista se posaron en mis pechos, recorriéndolos muy suavemente en círculos sintiendo la dureza de estos, hasta llegar a mis pezones que ya estaban un poco mas  paraditos y con las caricias de mis dedos se fueron tornando mas gruesos, mas duros, mas parados, me estaba dando cuenta del cambio que se estaba dando en mi cuerpo, sentía dentro de mi vientre una frialdad que siempre sentía cuando tenía necesidad de sexo.

Ya exitada por las caricias y por la autocontemplación, bajé mis manos a mi vientre, me acariciaba con mis uñas, que hicieron que mi piel cambiara de la tersura a ponerse chinita, hasta llegar a los vellos vaginales, sentí en la llema de mis dedos los vellitos y la textura de mis labios vaginales, luego fui bajando mis manos a mis muslos, mis rodillas y empecé a sentir como se me humedecía mi entrepierna. mi mente ya estaba perturbada por la exitación que cada vez era mayor. Me erguí y nuevamente recorrí con mi mirada mi cuerpo, estaba totalmente cambiado, la mirada turbia de placer, los pezones totalmente parados, gruesos y duros, era otra mujer, me gustó mucho esa transformación, me retiré del frente del espejo que es móvil y me serví otra cuba, me senté en la orilla de la cama y sin dejar de acariciarme los pezones, bebí todo el vino, acomodé el espejo frente a la cama, me recosté poniendo tres almohadas en mi espalda para que pudieta observar bien mi cuerpo, abri y levanté las piernas y mi vagina quedó totalmente abierta y observada por mi, vi mis labios rosados, mi agujero vaginal abierto, era la primera vez que me veia a mi misma a plenitud, no resistí el poner mis dedos en esos labios rosados, y con una mano me tocaba los pezones y con la otra me estaba acariciando mi rajita, comencé a imaginar que mi Luis era el que me estaba acariciando, y cuando me apretaba el pezón parecía que eran mordidillas que me daba Luis, mi respiración se tornó agitada de placer, mis dedos recorrían mis labios vaginales con una maestría que no conocía, mis caderas se levantaban a cada caricia, mi vagina muy mojada quería una verga adentro, sentirse llena, tallada, hasta que mis dedos fueron entrando en mi hueco vaginal, resbalaban facilmente dentro de mi vagina, primero dos dedos, pero quería mas, metí el tercero y mi vista fija en el espejo viendome la vagina cada vez mas abierta, en mi mente seguía estando mi Luis cogiéndome, acariciándome toda, y yo gimiendo muy fuerte de placer, al fin nadie me oía, frente al espejo ya no estaba esa mujer comun y corriente, ahora estaba toda una hembra en celo, retociéndose de placer y lujuria, toda una puta, mis dedos entraban y salían de mi vagina, mis labios internos entraban y salian al igual que mis dedos, pero mi cuerpo quería mas, asi que acomodé mi dedo meñique junto a los otros tres y empecé a metermelos todos juntos, ay Luis grité de placer, que bien me llenas y de pronto los calambrillos en la raja, mi orgazmo estaba en puerta, aceleré los movimientos de mis manos hasta que solté un gran grito de placer, mis dedos estaba llenos de mis liquidos vaginales, cuando terminé mi invreible orgazmo, saqué mis dedos, quedando totalmente agotada de placer. Luego de un rato, me paré de la cama, me puse frente al espejo y me vi a los ojos, diciéndome a mi misma ¿ya vez por que se te quedan viendo los hombres? por que llevas dentro de ti una puta que te aflora a leguas, una hembra de buen cuerpo. Satisfecha de mi misma, me volvi a acostar en la cama quedándome bien dormidita soñando con los angelitos,       

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