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Una dura venganza

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Nunca olvidaré esa semana. Es en donde más hombres me penetraron y para más, por el culo.

Un lunes, muy alegre, salí de mi trabajo hacia la casa de mi entonces novio, un joven de 28 años que trabajaba en un banco. Yo llegaba por las tardes y le dábamos rienda suelta a nuestra pasión. Yo quedaba saciada de todo a todo pues el tipo era un portento. Recuerdo que pasé a comprar una tanga, estaba gordita pues fue una época difícil entre los 20 y 22 años. Me acostaba con tipos mediocres, parecía que atraía a los mediocres a 10 kilómetros de distancia. Éste no lo era, aunque era un granuja cogía muy bien y me lo hacía por todos lados.

Al tipo le encantaba mi culo y siempre me pedía que me pusiera tanguitas, aún y cuando yo pesaba 20 kilos más él se apasionaba conmigo, además de que le gustaba cómo le chupaba su pito. Lleguè muy alegre y él apenas se había quitado sus zapatos para disponerse a ver televisión. Llegué como una loca desenfrenada con ganas de sexo a besarlo y tocar su miembro que se erectaba siempre rápido. Se apasionó también y de inmediato me quitó la ropa. Me chupaba la vagina con maestría y me metía uno o dos dedos. Yo lo deseaba a gritos y debo reconocer que me hacía ilusiones con él, al grado de pensar en casarme. Lo tenía todo, era guapo e inteligente y además tenía una rica verga.

Luego de una rica sesión de sexo en donde me cogió parada y pegada a la pared y que finalizó con una penetración en mi culo en el que derramó su rica miel, me dispuse a darme un baño. Disfruté ese baño, el agua cayendo en mi cuerpo me hacía pensar que más entrada la tarde volvería a ser penetrada por mi novio. Sin embargo, el gozo se fue al pozo. A pesar del ruido de las gotas de la regadera, escuché un escándalo por lo cual decidí cerrar las llaves. Fue ahí que escuché los gritos de una mujer: "No tienes vergüenza hijo de la chingada, ni te imaginabas que iba a descubrirte, lo siento por la puta que tienes en el baño que ni saba con qué bicho se está revolcando. Te lo dejo zorra, para que hagas con él lo que quieras".

Lo escuché suplicar y escuché que la mujer azotó la puerta. No hubo más, me sequé el cuerpo, me vestí y salí de ese departamento para siempre. El tipo me buscó al otro día en mi trabajo pero yo no quise más con él. Estaba herida y lloré mucho esa tarde. Tan fuerte estuvo ese sentimiento que decidí que lo mejor sería vengarme de él. Desde luego que no le haría nada, sufriría más con mi ausencia, no volvería a tener mi cuerpo y ese ya era un castigo para él, estoy segura.

Al otro día, cogí con el supervisor de la tienda de conveniencia en la que trabajaba. La bodega fue el escenario del inicio de mi venganza. El tipo que me cogió era casado pero nunca lo ocultó, esa era la diferencia. Me desnudó y me recargó en unas cajas de leche que habían allí. Me cogió por el culo y él disfrutó cómo me moví. Allí me propuso que fuera su amante y que me daría todo lo que quisiera pero no acepté, yo sólo quería un palo para vengarme del cretino que me había engañado. "Eres una puta muy rica" me dijo me supervisor que casi se desmaya cuando le pedí que metiera su pito en mi boca para succionar toda la leche que expulsó.

En el segundo día de mi venganza me use una falda corta que me hacía lucir mis piernas y alzaba mis nalgas. Mis compañeros ya sabían que yo era una zorra, pues a algunos les había chupado sus pitos y dos o tres ya me habían culeado en la bodega. Pedro, uno de mis compañeros más queridos siempre había observado como me dejaba acariciar o bien, que alguno de los chicos me arrimara su verga sobre todo cuando acomodaba la mercanía. Ese mediodía, con mucho calor, le pedí que me ayudar a bajar unas cajas de leche mientras se quedaba un chico nuevo en la caja. Sólo estábamos tres pues había un curso en la empresa. Ya estando en la bodega, Pedro me preguntó si alguna vez había pensado en tener algo con él. Era un chico guapo y muy trabajador, con novia. Yo no dije nada, sólo me acerqué y lo besé. Él se puso como loco de deseo. Yo me agaché para chupar su pene y me llevé una gran sorpresa pues tenía un pito duro y largo. Se lo chupé y él jadeaba cada vez que le apretaba con mi mano su miembro y le pasaba mis delicados labios. Me cogió muy rico y le pedí que hiciera el intento de meterme su pito en mi culo. Lo intentó dos veces pero no pudo y le pedí que abriera una barra de mantequilla que estaba en un refrigerador que estaba en la bodega. Fue y lo hizo y me untó mantequilla en el ano y entonces me cogió. Sentí ese duro mazo en mi culo  y lo disfruté muchísimo. El chico derramó su semen en mi boca y él casi grita cuando le volví a chupar su palo. Una vez que estuvimos vestidos, me pidió que pasáramos la tarde juntos, pero no fue posible pues un amigo pasaría por mí. Él se entristeció pero yo estaba decidia a coger lo más posible para mi venganza.

Hugo pasó por mí en su camioneta pick up, llevaba un estéreo con ecualizador y luego de recogerme pasamos por la casa de mi ex novio, el cretino que era casado. Nunca me vio pero disfruté de pasar por allí y ni siquiera lo extrañé. Hugo me cogió dos veces esa tarde y fue una cogida loca pues yo estaba llena de deseo y para más, me había bebido varias cervezas y el alcohol provocaba en mí más ganas de coger. Hugo me dejó cerca de mi casa y yo me fui a descansar. Ya me habían cogido dos hombres ese día y lo único que quería era tirarme en mi cama. Poco antes de llegar me encontré a Jorge, un chico del que fui novia y cuya madre se había interpuesto para que nuestra relación no llegara a más. Nunca pudo cogerme pero nos quedamos varias veces muy calientes pues él me había metido sus dedos y yo le había chupado su verga hasta que expulsó su semen. "Hola Nancy, tiempo sin verte", me dijo. Traté de calmar sus ímpetus, tenía aliento alcohólico pero me dejé llevar. Yo lo pensé dos veces pues ya había cogido con dos hombre ese día pero respondía  las caricias y besos de Jorge pues me debía ese momento con él. Me invitó a su casa pues su madre andaba fuera y entré a su habitación. Sí, cogimos esa tarde-noche dos veces y para colmo, me cogió por el culo y me dejó ir su semen. Debo reconocer que cuando descansaba en sus brazos  pensé si estaba haciendo lo correcto. Nunca imaginé en ese momento que me fuera a comportar tan zorra.

Pasé los siguientes tres días cogiendo con cuanto chico me encontré. De mi ex novio, el cretino que me engañó no supe mucho, pero volvió con su mujer quien tuvo que soportarlo. Yo en cambio pasé esos años cogiendo muchísimo con cuanto hombre conocí. Mi venganza se quedó en eso, en un mero pretexto, pero lo que me queda claro es que cogí mucho y me dieron por el culo hasta el cansancio.

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