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Lujuria (Capítulo 2)

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He pensado todo el día
en nuestro último encuentro
en la cara que ponías
en como movías tu cuerpo.

Acariciaba tus senos
con manos ávidas de deseo
y exhalabas tus gemidos
con cada movimiento.

Dentro de ti resbalaba
en lascivo chapoteo
mientras tú te arqueabas
gozando esos momentos

Y al final, casi gritabas.
Mordías con fuerza tus labios
mientras eras sacudida
por ramalazos internos

Húmeda, ardiente, gozosa
sobre mi te derrumbabas
sintiendo aun dentro de ti
el palpitar de mi sexo.

 

 

Aún recuerdo tú rechazo. Rechazo de mirada perdida y facciones confusas, recuerdo haber extendido mi mano para ser estrechada con la tuya ¿pero, acaso era tan insignificante para  ti?  Seguramente solo era la intrusa, la arrebatadora infantil de amor paternal. No,  me miraste sonreírte y por un momento solo por ese momento creí ver luz en ese arcoíris visual escapando entre el bosque de pestañas negras y espesas, pero solo… fue ese momento.

La niña de cinco años se desvivía por entrar en la vida de Demiann, siempre cariñosa, siempre atenta y amorosa ¡siempre lo que todos esperaban de ella! Después  de tantos esfuerzos cuando por fin me permitiste acercarme y tocar por primera vez esa capa de piel morena y aperlada para fundirnos en un abrazo que tú mismo propiciaste. Ese día, ya no quería más.

*********************

 El cuerpo me pesaba pero extrañamente me sentía flotar, los ojos de un azul profundo se tornaban hinchados pero totalmente descansados mientras una respiración tranquila y acompasada inundaba la habitación. Me mantenía despierta sobre mi cama mientras por mi mente se alojaba una masa de ideas y preguntas que aún no tenían solución ¿sería un sueño? Seguramente, como todos los sueños sofocantes y excitantes  que mantuve sobre Demiann durante toda mi adolescencia, sentía la cabeza abotargada de ideas estúpidas pero es que ¡había sido tan real! Toque mis labios sintiendo los suyos, carnoso y firmes. Recorrí mi cuerpo sintiendo sus manos, grandes y expertas. Su olor  seguía  pegado al mío recordándome  el tacto de su piel  rosando la mía  mientras me devoraba insistente mente en esa lucha de labios y lenguas, su cabello pegando sobre mi rostro mientras succionaba gustosamente mis turgentes pechos firmes, cerré mis ojos y suspire manteniendo recuerdos agridulces en mi pervertida mente “solo fue un sueño, Vanessa” y me quede dormida de nuevo.

Sus manos se posaron sobre mis pies desnudos provocándome cosquillas, los moví tanto como pude tratando de escapar de mi tortura mientras las manos juguetonas seguían insistentes pero esta vez accediendo más arriba de lo justo.

―¡Detente papá! Jajajajaajaj … estoy despierta, estoy despierta . Dije perezosamente con mis ojos aun cerrados mientras me envolvía más en los cobertores blancos .

Las manos subían cada vez más hasta llegar a mis blancos muslos descubiertos. David nunca actuaba de esa manera, todos los días cuando era perezosa entraba a mi recamara tomando mis pies entre sus manos hasta hacerme  sonreír para después abandonar mi recamara con su habitual frase― ¡Van, eres una perezosa hija mía! ¿Qué será de ti? El cuerpo cubrió el mío dejándome boca abajo sobre mi propia cama, sentía su respiración caliente golpear mi nuca

―¡No soy  papá, Vanessa!

―¿De… Demiann? La voz me tembló mientras mi hermano depositaba un beso sobre mi nuca separando los cabellos negros que se deslizaban sobre mi espalda

―Esperabas a alguien más pequeña ¿Acaso no soy suficiente, Van? Su voz ronca inundaba mis oídos mientras seguía prisionera de su imponente cuerpo

―Son las 3:00 pm. Y aun no despertabas, así que tuve que venir a ver si estabas bien

―Estoy perfectamente así que lárgate de una vez  

―¡huy , que insolente! Jajajajaajajaj creo que tendré que enseñarte modales Vanessa. Inclino mi rostro quedando pegado al suyo, podía sentir su aliento dulzón  deslizándose por mi rostro.

―Pero en fin, hoy no tengo tiempo para juegos. Beso mi mejilla y se deslizo tan ágil como había llegado ―por cierto, el abogado… disculpa, tu novio. Me pidió que te dijera que quiere verte. Su sonrisa era burlona y altanera

―Solo te daré este consejo, Vanessa. No ilusiones a ese pobre abogado sería una pena que solo provoques el sufrimiento de ese hombre, además dudo que sepa lo perdida que estas por mí

Su comentario hizo hervir mi sangre ¡lo odiaba! Además con qué derecho se sentía de afirmar que yo estaba perdida por él

―¡ Te equivocas! No engaño a nadie y deja de llamarlo abogado su nombre es Daniel, eres un egocéntrico que piensa que todo el mundo gira sobre ti, las mujeres que caigan en tus brazos  me pasan sin interés pero con migo te equivocas entendiste. Tus ideas son erróneas y tus argumentos estúpidos

La rabia inundaba su mirada. Los ojos felinos de Demiann me seguían lascivamente.

―Tan segura estas. Dijo  roncamente arrastrando las palabras  mientras se dirija a mí 

Me acurruque entre mis sabanas tomando mis piernas pegadas a mi pecho. Era como una niña temerosa que se escondía mientras suplicaba mentalmente no ser encontrada, pero Demiann fue más rápido. Tomo mis largas piernas por los tobillos tirando con fuerza de ellas hasta dejarme frente a él, lo mire instintivamente. Se acercaba respirando sobre mi cara, tomo mi mentón fuertemente hasta arrastrar mi boca cerca de la suya.

―¿ESTAS SEGURA?  Su voz sonaba más ronca, su aliento inundo mis fosas nasales mientras mis labios se derretían entre mi saliva por poder besar esa fina línea que ahora se dibujaba sobre su rostro .Mi lengua surco mis carnosos labios que habían quedado secos ante la pregunta.

―¡hay Vanessa, eres tan predecible! Dime, quieres besarme o prefieres que yo lo haga por ti. Es que esa duda me mantiene en incógnita hermana

Se acercó más. Roso la punta de su lengua sobre mis labios resecos, un escalofrió inundo mi cuerpo mientras sentía la firme línea rosa sobre mis labios sedientos de su boca, no pude resistir y abrí mi boca para que pudiera hacer de ella lo que quisiera mientras un sabor a chocolate se deslizaba sobre mi lengua caliente y ansiosa, el pecho me temblaba en compas con mis manos que se levantaban para acariciar a mi furtivo amante. Rose su fuerte cuello pero antes de poder tomarlo entre mis manos se deslizo  felinamente  y me dejo con los ojos cerrados y las manos vacías, no respiraba, no podía moverme y lo peor de todo es que el me miraba burlándose entre una risa suave y cruel. El alma dentro de mi cuerpo ardía como si se quemara, un punzante dolor presionaba mi pecho ¡CORAJE! ¡RABIA! Esos pensamientos dominaba mi abotargada mente mientras estrujaba los cobertores fuertemente entre mis dedos, Rabia con migo misma por ser tan débil, me humillaba burlándose de mis sentimientos, tomaba mi ser entre sus manos y lo apretaba hasta hacerlo polvo, era una más entre su lista “la chica tonta” con la que se divertía para dejar en claro que podía humillarla cuanto quisiera.

―jajajaajajajajaj ¡Me ha quedado  claro, Vanessa! Esfuérzate quizás para la otra te crea un poco.

Lance un cojín sobre él aire pero cuando llego a su cometido ya era demasiado tarde, la puerta se cerró y mi coraje aumento. Salía de mi asfixiante recamar mientras acomodaba instintivamente mi largo cabello negro, un vestido de lana color vino cubría entalladamente mi fina figura a juego con unas media de invierno negras que envolvían un par de taconeas negros de tira, coloque el abrigo negro sobre mi cuerpo cerrando los dos primeros botones tome mi bolso y me dirigí al frio asfalto de la ciudad. Caminaba agradecidamente por haberme puesto esa pashmina sobre el cuello, el frio de esa tarde picaba sobre la piel como finas agujas perforando los cuerpos incautos. Ya casi eran las cinco de la tarde y entraba al restaurant con retraso en tiempo, respire profundo al verlo tan sereno como siempre. Sonriéndome, deposite mi abrigo sobre las manos de uno de los empleados y camine sonriendo de igual manera a Daniel, se levantó y me saludo con un beso sobre la mejilla dándome lugar a tomar asiento frente a él.

―Te ves hermosa ¡Van!

―Gracias Dany

―Siento mucho, bueno. No haberme despedido esta mañana  pero la verdad es que tampoco deseaba perturbar tu descanso

―No, la verdad  no tienes nada de que disculparte. Jugueteaba con mis guantes inquieta, pensando sobre el tema que aún quedaba pendiente entre los dos

―Me imagino que sabes el porqué de la llamada y la invitación a comer, dejamos un tema pendiente Van y por ningún motivo quiero postergarlo más. La verdad es que quiero saber ¿Tú y yo? Digo ¿Nosotros tenemos algo serio?  Suspiro derrotadamente, No tengo claro que quieres o esperas de mi pero hoy quiero que me des una respuesta certera .Yo estoy dispuesto a ir muy seriamente con esta relación   ¿y tú Vanessa?

Sabía que preguntaría eso. Mis nervios estaban a tope con los sentimientos encontrados, planeé todo lo que diría esa tarde por más de una hora y en estos momentos lo único que hacía era asentir como una completa estúpida a todo lo que él decía, quería decirle que lo apreciaba y hasta cierto punto le quería pero que no lo amaba. Que boba, pensaba ¡aún esperas ese rayo de luz sobre tu hermano! ¿Enserio crees que te ama, o que al menos le interesas? No te quiere, no lo hizo antes y mucho menos ahora, juega  con Tigo por que le diviertes, no te recordó en  nueve años y cuando salga por esa puerta de vuelta a Londres será lo mismo

―Vanessa ¿escuchaste lo que te dije?

―Discúlpame Daniel, claro que si

―¿ Si, que?

―También deseo tener algo formal con Tigo Dany. Una sonrisa falsa se dibujó sobre mi rostro  mientras tomaba sus manos sobre las mías, me incline y deposite un casto beso sobre sus labios fríos

Su sonrisa irradiaba sinceridad pura  y eso me alegro. Toda la comida mantuvimos conversación neutra, jamás me aburría de su compañía ya que era una persona con mucha platica y  con muy buenos temas de conversación. Salíamos del restaurant  con dirección a su automóvil enfundados en los abrigos con Daniel tomándome con sus brazos en un común abrazo amistoso.

―Van, quisiera seguir con Tigo pero tengo mucho trabajo legal para esta noche cariño

―no hay problema Dani, ya tendremos más tiempo para nosotros

Llegábamos justo delante mi residencia. El frio era terrible y la noche de principios de octubre demasiado triste , las hojas de los arboles tronaban bajo nuestros pasos cansados mientras caminábamos sigilosamente hacia la puerta de madera .Estábamos frente a frente cohibidos sin saber cómo despedirnos dándole fin a la primera cita oficial como pareja, Daniel tomo mis brazos tirando hacia su cuerpo logrando desequilibrar mi postura firme hasta ese momento, sentí su aliento a menta antes de sentir sus labios chocar contra los míos fríos y suaves , su mano se posó sobre mi nuca intensificando el momento e incluso sentí  gusto al sentir su cuerpo ¡me siento muy bien entre su cuerpo! Pensaba,  mientras mis ojos se abrían lentamente para separarnos y poder respirar  me encontré con la figura de Demiann postrada como una estatua frente a nosotros mirando detenidamente la imagen .La puerta del Ford 1969 Mustang Boss 429  se cerraba secamente frente a mis ojos ahora aturdidos, el automóvil negro se perdió entre las calles obscuras  dejándonos sobre el asfalto de la enorme avenida.

Pasaba de media noche y la incertidumbre sobre la ausencia de Demiann me impedía dormir ¿Qué me importa ese estúpido? Que haga lo que mejor le plazca y nos deje en paz ―Pero, y si en verdad mis pensamientos no me engañaban y estaba “celoso”. Estúpida niña sigue soñando, recosté mi cuerpo sobre el sofá de mi habitación dejando reproducir la música del iphad que inundaba toda la habitación.

Sentí su mano rozar mis piernas. Recorriendo mí figura inerte pero dentro de mí mente solo escuchaba una voz melódica gritándome ¡LOCURA!, Muse retumbaba dentro de mi cabeza interpretando Madness. Abrí mis ojos cansados  y lo vi como otro sueño, inclinado a la orilla del sofá perdido en sus pensamientos con sus ojos empañados alabando mi cuerpo, desabrocho el cordón de las zapatillas   dejándolas caer suavemente para después depositar suaves besos sobre toda mi larga pierna enfundada aun con las medias, una por una  demostrando devoción ante un cuerpo sin movimiento subía su boca exhalando aire caliente que  penetraba sobre la tela. No  era capaz  de percatar mi presencia mientras miraba atenta como se entregaba completamente como un niño sediento de cariño entre la figura femenina que se postraba como su salvación, se veía tan simple y débil  que incluso su mirada  reflejaba tristeza y miedo. Recorrí su espesa melena obscura paseando mis largos dedos sobre su frente, consolándolo ¡animándolo! A que siguiera  poseyéndome. Los destellos dorados en sus ojos se hicieron  presentes chocando con mis pupilas obscuras, su dorado cambio a un opaco mientras trataba de alejarse al ser descubierto. Tome su mano fuertemente temiendo que se fuera y no regresara, nos miramos aun perdidos en la desesperanza de nuestros sentimientos no correspondidos ¡era a hora o nunca! De un salto alcance su boca aprovechando su sorpresa para introducir mi lengua sedienta y cálida ―si no me quería, no tenía nada que perder. Mi límite de humillación hace tiempo había pasado, si esta era la última vez, seria mío. 

―¡Por favor! Un hilo de voz salió de entre nuestros labios.

―¿por qué?  .Era su única respuesta ante la súplica elaborada, después como al principio su mirada regreso a ese dorado profundo para recostarme fuertemente contra el sofá 

Sus manos subían firmemente por mis piernas para después descender arrastrando la tela que cubría mis blancas piernas, levante mi cuerpo para facilitarle el camino. Sentía sus dedos rozar cada parte mi piel expuesta besando detenidamente desde mis pies hasta mis muslos , humedeciéndolo  con cada paso , dejando aire caliente sobre cada pedazo , deliciosamente lento mientras mis manos revolvían sus cabellos negros, subió el vestido hasta mis caderas para dejar a la vista una tanga de encaje color uva mientras abría mis muslos para besar la parte interior de la nívea pierna , suspire hondo cuando sentí su fina nariz  rosar con la pequeña tela que apenas cubría mi intimidad .Lamia ferozmente mi vientre  hasta llegar a mis pechos cubiertos por el encaje obscuro , chupo y succiono mis pezones sobre la tela  presionándolos a su antojo, la piel ardía a cada toque y el aroma a almizcle combinado con whisky chocaba con el mío mientras descendía nuevamente para quedar entre mis muslos abiertos para él .Su lengua paso sobre la delgada tela dejando un fino camino de humedad sobre esta , mi cuerpo se estremeció mientras uno de sus dedos retiraba a un lado la barrera entre nuestras pieles, un nuevo lengüetazo recorrió mi vagina húmeda erizando mi piel y arqueando mi columna, sus dedos pellizcaban fuertemente mis rosados pezones casi lastimándolos mientras su lengua se hacía paso dentro de mi vagina penetrándola ágilmente mientras mordía suavemente mi clítoris hinchado, sus movimientos cada vez eran más profundos y rápidos provocándome escalofríos. Tome sus largos cabellos con fuerza entre mis manos

―¡hamm! Más… Demiann

―sigue, por favor

Mis largas piernas se enroscaban entre sus anchos hombros presionándolo contra mi cuerpo. Se levantó cuando la mescla del cosquilleo tan conocido se agolpaba en mi vientre, mi corazón latía rápidamente junto a una respiración casi inexistente , mi rostro completamente rojo dejaba resbalar unas finas gotas caer sobre mis senos de sudor aperlado mientras mi pecho subía y bajaba desesperadamente, mordí mis labios con la sensación agridulce en mi cuerpo ¿Por qué se detuvo? Mis pupilas dilatadas se dirigían hacia tu rostro  sonriente

―¿por qué?

―porque quiero más de ti

Su lengua regreso con la mía  haciéndome probar el sabor de mi propia intimidad. La chaqueta de piel negra cayó al piso  junto con la playera negra dejándome una preciosa imagen de su cuerpo hermosamente trabajado parecía estar  cincelado en una fina piel morena , mi cuerpo se movía por inercia dirigiéndome hasta su cuerpo  quede sobre mis rodillas para besar su pecho cubierto por la fina capa de bello , chupe y succione su piel llenándome de su aroma atrape sus tetillas entre mi boca para poder morderlos suavemente, Demiann suspiro ante mi acción dándome valor para dirigir mi lengua hasta su cuello varonil , mis senos chocaban contra su pecho firme pero no era suficiente así que retire veloz mente  la tela que aun los cubría rosando mis hinchados pezones con su piel caliente

―Muy bonito, el lunar de abajo ―Suspira admirado sobre mi oído.

Y los pezones se me endurecen todavía más. Baja su boca hasta mis pechos descubiertos, me chupa suavemente un pezón mientras con su otra mano desliza mi seno descubierto rodeando en círculos muy suavemente el otro pezón, tira de él gimo y siento como una dulce sensación me deshiende hasta la ingle. Estoy muy húmeda. Oh, por favor, suplico para mis adentros agarrando con fuerza la sabana. Cierra los labios alrededor de mi otro pezón y cuando lo lame casi ciento una convulsiones.

―Vamos a ver si conseguimos que te vengas así, Vanessa ―me susurra. Y sigue con su lenta y sensual incursión. Mis pezones sientes sus hábiles labios y dedos, que poco a poco encienden todas mis terminaciones nerviosas hasta el punto que todo mi cuerpo gime en una dulce agonía, pero él no se detiene

―Oh… por favor ―le suplico

Tiro la cabeza hacia atrás, con la boca abierta y gimo, sus dedos expertos hurgan entre mi húmeda vagina

―Déjate ir, Vanessa.  Déjame llevarte con migo al más grande placer ―susurra acaloradamente

Me aprieta un pezón con los dientes, con el pulgar y el índice tira fuerte del otro mientras acomete toda mi intimidad ágilmente con sus manos, masturba firmemente mis zonas más sensibles, mi cuerpo se agita y estalla en mil pedazos.me besa profundamente, metiéndome la lengua en la boca para absorber mis gritos.

― ¡así, Vanessa! 

Me mira con una sonrisa satisfecha, vuelve a besarme pero mi respiración es todavía irregular mientras me recupero del orgasmo, desliza una mano hasta mis caderas. Cierra los ojos por un instante y contiene la respiración.

―Estas muy húmeda. No sabes cuánto te deseo  

De repente baja completamente mis bragas echándolas sobre el piso. Se quita también rápidamente el pantalón y los calzoncillos liberando su erección ¡Dios! Es hermosa, un firme trozo de piel morena enfundado en ese bello negro estéticamente arreglado que termina hasta su ombligo asomando unas cuantas venas hinchadas hasta llegar a su glande  rosado. Se inclina sobre mi cuerpo tomándome de las caderas para depositarme sobre la cama fría para después quedar suspendido por encima de mí.

―¿De verdad quieres hacerlo?   Su respiración es trabajosa y sus ojos suplican que no termine este momento.

―Por favor ―le suplico.

―Es la primera… la primera vez Demiann. Mi rostro se esconde entre mi cabello avergonzado.

Sonríe triunfante mientras sus ojos  brillan  bajo la capa de pestañas negras haciéndolos ver dorados. Levanta mis rodillas  mientras coloca la punta de su miembro erecto delante de mi sexo.

―te voy a hacer mía, Vanessa

Y me penetra bruscamente.

Un grito ahogado sale de mi boca al desgarrar mi virginidad, ciento una extrañas sensaciones en lo más profundo de mí. Se queda inmóvil y me observa con eso ojos profundos donde brilla el triunfo y la lujuria.

Tiene la boca ligeramente abierta y le cuesta respirar. Gime.    

―estas muy cerrada, Van. ¿Te encuentras bien?

Asiento con mis ojos cerrados y agarrándome a sus brazos. Me siento llena por dentro y sigue inmóvil para que me adapte a la invasiva y abrumadora sensación de tenerlo dentro de mí.  

―Voy a moverme, nena ―susurra

Retrocede con exquisita lentitud. Cierra los ojos, gime y vuelve a penetrarme por segunda vez. Grito de nuevo y se detiene

―¿Más? ―me susurra con voz salvaje

―si

Gimo. Mi cuerpo lo acepta… Oh, quiero tanto que siga

―¿Otra vez?  Su voz esta vez es más ronca

―si ―suplico

Y se mueve, pero esta vez no se detiene se apoya sobre los codos de modo que siento su peso sobre mi cuerpo aprisionándome. Al  principio se mueve despacio, entra y sale de mi cuerpo. Y a medida que voy acostumbrándome a la extraña sensación, empiezo a mover las caderas hacia las suyas ¡que delicia! Gimo y me enviste con fuerza, cada vez más deprisa, sin piedad, penetrando profundamente, toma mi cabeza entre sus manos besándome bruscamente introduce su lengua profundamente  para después tirar de mi labio inferior.

―¿ Te gusta, muñeca? ―su pregunta  la formula entre susurros

―si… ―gimo ferozmente entre sus brazos

Sus manos bajan hasta mis caderas y las levantan dejándome  inclinada sobre la cabecera, mis glúteos chocan contra las blancas almohadas mientras me penetra nuevamente, mis piernas se abren para el recibiéndolo, enrosco mis muslos sobre su cadera mientas se inclina sobre sus rodillas quedando a la misma altura que yo. Gime sobre mi cuello succionando  los restos de sudor que se pegan sobre nuestros cuerpos desnudos. Toma casi con violencia mis caderas dejando las marcas de sus dedos sobre mi carne, penetra fuerte, una… dos… tres, veces. Se detiene y regresa nuevamente despacio. Sin previo aviso toma mi cuerpo levantándolo en el aire y me deposita sobre la cama, los dos levantados erguidos frente al espejo, levantados sobre nuestras rodillas, mirándonos uno al otro. Demiann detrás de mí penetra sin paciencia, inclina mi cuello para devorarlo y con su dedo corazón hurga entre mi vagina para después deslizarlo hasta mi boca.

―Chupa ―ordena agitado

Introduce un par de dedos entre mis carnosos labios, los degusto como si de un manjar se tratasen, los chupo y  lleno de saliva mordiéndolos suavemente.

No resisto más, siento que algo crece en lo más profundo de mí, como antes. Voy poniéndome tensa  a medida que me penetra una y otra vez. Muerde mi cuello  sin piedad haciéndome daño, succiona y estruja mis pechos entre su mano izquierda mientras que la otra es saboreada por mi boca. Me tiembla el cuerpo, me arqueo, estoy bañada en sudo y la imagen del espejo me lo demuestra, mi cuerpo se pone rígido.

   ―vente para mí, Vanessa ―susurra sin aliento mordiendo nuevamente la piel sensible

Llego al clímax y estallo en mis pedazos sobre su cuerpo. El grita mi nombre da la última envestida y se viene también, cuatro chorros se disparan en mi interior calientes, inundando mi estrecha vagina .Demiann se queda inmóvil vaciándose dentro de mí.

Nuestras respiraciones son trabajosas, nuestros cuerpos tiemblan mientras el sudor resbala delineando la figura de nuestra piel caliente, abrasados. Nos miramos en el espejo con la vista turbia aunque dulce. Respira y termina de salir de mi cuerpo con un último suspiro dejándome una extraña sensación de vacío.

Caímos exhaustos sobre la enorme cama, mirándonos, explicándonos todo sin palabras.

 

(9,50)