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Vamos a la Playa II

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Esa noche después de cenar fueron en comandita con las vecinas a comprar un helado a la plaza y a saborearlo por el paseo marítimo intentando tomar algo de la escasa brisa marina. Pero a diferencia de otras noches en las que Tomás se adelantaba del grupo para explorar la profundidad de la playa nocturna, esta noche Tomás se iba retrasando, iba pensando en algo, en lo que le había ocurrido durante el día con la vecinita (Caty).

Mientras estaba inmerso en sus propios pensamientos, el helado de cucurucho se le estaba prácticamente derritiendo sobre sus manos, al sentir una gota fría sobre sus descalzos pies abrazados por unas tímidas chanclas playeras fue cuando cayó en la cuenta de que se había retrasado un motón. No obstante como solía ocurrir nadie le había echado en falta, era temprano a pesar de ser de noche y aún faltaban un par de horas antes de recogerse a casa a descansar.

Pero lo que más le llamó la atención aparte de la gota de helado en su pie fue una voz en forma de susurro que le venía del callejón y que mencionaba su nombre con delicadeza “Tomaaassss”

Le pareció reconocer la voz, pero pensaba que no iba con el, pues en caso de ser la voz de quien pensaba, se trataba de una persona que no tenía ningún tipo de roce con el. No obstante decidió seguir la voz y adentrarse en el callejón, estaba muy oscuro y por un momento mientras sus ojos se adaptaban a la situación de penumbra nueva, se sintió desprotegido e indefenso.

Entonces vio una figura que estaba de espaldas apoyada contra un contenedor y que no paraba de pronunciar su nombre. Se dirigió hacia ella y justo cuando se encontraba a un par de pasos la figura misteriosa le dijo: “me han dicho que hoy has echo cosas que no debías con alguien” - Tomás se ruborizó – mientras la voz continuaba hablando - “sabes lo que tienes que hacer para comprar mi silencio?” - Tomás apenas acertó a negar con la cabeza sin que una palabra le saliera de la boca.

“quiero que te pongas detrás de mi y que te bajes los pantalones” - Tomás titubeo por un instante, no daba crédito a lo que estaba escuchando - “no tardes o mi silencio se romperá y tus padres serán conocedores de todo lo acontecido en el día de hoy” - Tomás entonces se apresuró a cumplir las ordenes de la voz misteriosa. “Bien” - dijo la voz.

“Ahora quiero que te saques la polla y que te hagas una paja” - Antes de que Tomás pudiera gruñir o decir algo, la voz continuó: “o ya sabes lo que pasará”- Por lo que Tomás decidió aceptar el chantaje en el que se veía envuelto.

“bien, no quiero que te corras, tan solo quiero que te pongas a tono” - “una vez que lo estés, quiero que te acerques a mí y mi subas la falda, verás que no llevo bragas puestas” - “quiero que metas tu polla en mi rajita y que me des suficiente placer para no tener que hablar”

Entonces, Tomás se agarró el miembro todo erecto y como un pingüino se acercó a la chica, le subió la faldita y siguiendo las instrucciones invistió a la chica, metiéndole el miembro hasta el fondo, una oleada de placer le recorrió todo el cuerpo, lo que le llevó a comenzar a dar una serie de impulsos tipo vaiven de un tren de mercancías, comenzó a aumentar el ritmo de las embestidas y empezó a sentir como un volcan que salía de la punta de su pene, iba creciendo y dándole placer, la chica comenzó a gemir levemente, indicando que la furia de las embestidas era bien recibida.

Cuando estaba a puntito de correse, oyó como la chica dió un grito de placer tan grande que seguro que se oyó más allá del callejón, y con un evidente jadeo en la boca le indicaba que se podía correr dentro de ella sin ningún problema, pues estaba preparada.

No tardó en llegar la oleada de placer inmenso, que le recorrió todo el cuerpo mientras se corría con todo lo que tenía dentro de la chica misteriosa. Los espasmos post orgasmo, no tardaron en llegar y agraciar a Tomás con nuevas oleadas de placer que lo dejaron totalmente eshausto ante la chica.

De reprente la chica se volvió y sin mostrarle la cara, se incorporó y acercándose a su oído le susurró,”muchas gracias Tomás, sabes una cosa si eres capaz de follarme cogiéndome en vilo te dejaré que me folles siempre que quieras y no se lo diré a nadie”.

Fue dicho y echo, Tomás la tomó en sus brazos y ella se abrió de piernas para abrazarlo por la cintura mientras recibía nuevamente el super miembro empalmado de Tomás. Ella procuraba que entrara hasta el fondo, mientras el placer la haciá contraerse e intentar que no se quedara nada del miembro de Tomás fuera.

El tan solo la balanceaba como si de una peonza se tratara, ella caia directamtne sobre su polla dándole oleadas de placer, cada vez que llegaba hasta el fondo, lo que probocaba que quisiera llegar más lejos, tanto que pareciá que le iba a sacar la poya por la garganta. La intensidad se comenzó a multiplicar peligrosamente hasta que nuevamente se oyeron dos gemidos ahogados pero intensos seguidos de una oleada de placer justo antes de correrse lo poco que le quedaba sobre la amada chica misteriosa.

Mientras ocurría esto la lengua de ella había encontrado a la lengua de Tomás y estaba jugando con ella al te pillo y te chupo.

Una vez que ambos se habían corrido, el la depositó en el suelo con suma delicadeza y por primera vez en toda la noche pudo observarla con cierto detenimiento y ver que se trataba de María, la hija de Caty.

Ella con un gesto de un dedo en sus carnosos labios le indicó que se callara y que le dejara disfrutar del morreo que estaba intentando darle.

Cuando ambos se dieron por satisfechos, se arreglaron las ropas como pudieron y se incorporaron a grupo que se encontraba en uno de los bancos del paseo marítimo descansando del paseo y dando por terminado el helado.

Esa noche Tomás en la cama, en su propia intimidad, intentaba pensar en lo sucedido y no daba crédito a lo ocurrido, pero lo que si le ocurrió es que se le dibujó una sonrisa en la cara y se dio la vuelta en la cama quedando totalmente rendido y dormido.

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