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Mi bella madre durmiente (Parte II)

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Toda la gente piensa distinto no sé si para bien o para o mal, en todo caso, nada es verdad ni nada es mentira todo depende del cristal con el que se mira.

Como explicar mi sentimiento después de aquella mágica noche en que por primera vez pude penetrar las entrañas de mi madre.

Simplemente porque no encuentro las palabras precisas para describir el delirio que provoco en mi recorrer de pe a pa cada espacio de su lindo cuerpo mirar su rostro sus gesticulaciones, la ternura y desesperación que mostro al momento en que su estado febril le arraso y le llevo al orgasmo.

Con ello me hiso sentir el hombre más hombre del planeta, en ese instante no hubo mortal más feliz y dichoso que yo.

Estoy enamorado de ella pueden pensar lo que quieran pero no miento cuando les digo que Rocio es una hembra preciosa que su bello rostro hechiza al más hipócrita,

Que sus verdes ojos iluminan al sol y eclipsan a la luna, que su boca es una jugosa y dulce manzana, que hay que estar loco o tener demasiado valor para despreciarla.

Y qué decir de sus bien torneados pechos que un día emanaron leche y me amamantaron en el origen de mí existir, y hoy parecen emanar miel para alimentar y exacerbar mis instintos.

Estoy loco si… pero de amor por esa linda mujer, y nada me importa si al día siguiente no se acuerda o finge no recordar las deliciosas sensaciones que ambos compartimos cuando unimos nuestros cuerpos al compás del más sublime acto amor.

Esa noche ha quedado grabada a fuego en mi corazón, por eso no me sentí mal cuando al día siguiente Rocío me dijo no recordar aquello.

—¡listo el desayuno!

—qué bueno porque lo de anoche me provoco un hambre espantoso

Rocío se plantó frente a mí con una cara helada y enfurecida.

— ¿a qué te refieres, persistes en tus mentiras?

—es que no es mentira ¿de veras no lo recuerdas?

—no sé a qué te refieres pero me vas a volver loca

Rocío se dejó caer en la silla y lloraba desesperada.

—no por favor, no llores, es cierto estoy mintiendo, perdona no volverá a suceder te lo prometo.

En ese momento vi la necesidad de mentirle no quería que se enfermara por mi falta de tacto. Algo andaba mal yo no estaba soñando, sobre todo esa ocasión no me la podía creer lo que había pasado, llegue a pensar que lo había soñado se me ocurrió rascar la raíz de mi verga y después la olí no había duda el aroma de su feminidad estaba impregnada ahí.

Del acoso a la amabilidad y sobre todo mostrando que lo hacía sin mala intención, debía trabar una buena relación con ella e infundirle confianza cosa que no resulto fácil, siempre se mostraba recelosa, desconfiaba de mi “buena voluntad”.

Una tarde al regresar de la escuela Rocío descansaba viendo el televisor, no esperaba que llegara en aquel momento, tan fue así que aun traía su bata de baño la cual dejo descubierta un de sus lindas piernas, su reacción fue inmediata y la cubrió con premura.

—hola mama, ¿Cómo estás?

—bien hijo llegaste muy temprano

—terminamos rápido algunas cosillas y decidí venir a casa a descansar

— ¿cenas?

—no mama no te molestes me baño y me voy a dormir

Me había propuesto no molestarla, había trascurrido casi un mes desde nuestro primer encuentro.

Era un infierno todo esto, mi cuerpo se estaba consumiendo de deseo.

Me bañe intentando relajarme cosa que logre a medias, el agua golpeaba mi rostro sin lograr mitigar mi temperamental estado, mi verga estaba erecta sin aparente razón comencé puñetearmela pero eso no me satisfizo.

Cuando salí del baño estaba convencido que debía hacer una visita a la recamara de mi madre.

Solo así lograría serenarme.

Lo intente Rocío lo intente mi amor pero no puedo más te necesito.

No es mojigatería si no simplemente no me la hubiera cogido, sin embargo la veía tan trastornada cuando le comentaba lo nuestro que me hiso dudar en continuar con aquello.

Muy a pesar mío no pude controlarlo muy al contrario al considerarlo prohibido el deseo se clavó en mi con más fuerza.

De todas formas no tenía tanta fortaleza mental, ella hacía imposible todos mis buenos propósitos.

Me aplique loción y me recosté a relajarme, filtraba aire a mis pulmones lenta y profundamente por momentos pensé que dormiría, quizá sería lo mejor que pudiera pasarme, la oscuridad de mi habitación parecía más inclemente que de costumbre, desalentado abrí mis ojos no, no podía engañarme, sueño es lo que menos tenia.

No fumo así que ni eso podía hacer para calmar mis nervios.

Me levante y fui al tocador busque en mi cajón y mi pulso se aceleró cuando tuve las llaves de su cuarto en mis manos.

¿Qué puedes pensar cuando las llamas del deseo te han superado?... Nada, solo respondes al llamado de tus instintos.

Una vez en la habitación me recosté junto a ella, había tocado fuertemente a la puerta sin obtener respuesta, además ya no me importaba si despertaba o no.

Ella estaba boca arriba y me acerque para besar su mejilla, más la cercanía con su boca me tentó y pose mis labios en los suyos, chupe sus labios preso de pasión, los mordí ligeramente mientras estrujaba sus esponjados senos, estaba extasiado ojala nunca terminara aquel hermoso momento, el contacto con su cálido cuerpo me estaba quemando.

De su liso pecho resbale mi mano hacia su bajo vientre, a cada momento mi temperatura crecía y mi corazón parecía escapar de mi pecho.

Frote su vientrecito y sentí en mi mano la tela y resorte de sus pantaletas, de pronto se acabó el encanto porque al bajar mi mano hasta el rincón del placer… sentí un bulto exagerado por encima de su calzón.

¡Maldita suerte tenía el periodo!

Estuve a su lado como una hora, después me levante y me fui a mi recamara frustrado pero que podía hacer.

Este inconveniente me sosegó más de lo que yo pudiera pensar, porque logro que pusiera en orden mis pensamientos.

Me sorprendí porque deje de pensar únicamente en lo que yo deseaba.

Comprendí que era muy egoísta, porque a pesar de darme cuenta de que la actitud de mi madre era extraña cuando teníamos sexo, nunca pensé que quizá había una razón.

¿Cuál? No sabía cuál pero decidí averiguarlo.

Pues nada que me entere del padecimiento de mi madre, no era una enfermedad es un trastorno que afecta más a los hombres que a las mujeres.

En este caso a mama le había tocado, se controla a base de fármacos muy potentes, al parecer el que tomaba mama no lograba meterla por completo a la inconciencia.

Al averiguar esto y enterarme de que lo que tenía no era peligroso, me sentí más tranquilo y hasta estudie como debía tratarla, jamás recordaría lo que hacíamos mientras sufría su trastorno. Aun cuando tenía sus ojos abiertos y su vista perdida.

A partir de ese momento me volví más atento con ella, tratando a la vez de mostrarle que mis intenciones no eran otras que ser atento, porque la quería porque era la mejor madre que pudo haberme tocado.

Quiso el destino que Rocio se retirara de mí por algún tiempo. Tiempo que para mí fue un suplicio la verdad me moría de celos pensando que alguien la cortejara y me hiciera aun lado de su vida.

Rocío me quiso lo demostró pues nunca dejo de enviarme dinero durante más de un año que estuvo viviendo en Colima en la casa de mi abuela hasta que ella falleció.

Me pregunto si quería ir al sepelio pero no era mi deseo y decline la invitación.

Casi un mes después de la muerte de mi abuela Rocío regreso a casa con una desagradable sorpresa, tenía pareja nuevamente, esta vez el destino la trato bien al casarse con un hombre 10 años mayor que ella pero con una capacidad económica bastante fuerte.

Regreso por mi quería llevarme a Colima cosa que a mí no me hiso gracia.

Y a pesar de todo aquello tuve que tragarme mi orgullo y acepte más por estar cerca de ella que por cualquier otro motivo.

Trate de llevar la fiesta en paz conviviendo con Rubén lo más cordial posible.

Tengo que reconocer que Rubén era buena persona y sobre todo cariñoso y atento con Rocío.

Poco a poco me fui acostumbrando a la situación hasta llegar a integrarme a ellos como familia.

Todo parecía haber tomado un curso normal, el propósito ahora era cumplido y no volví a intentar nada con Rocío. Me valí de una y mil cosas con tal de cumplir mi intención.

Mis estudios me ayudaban mucho a distraerme, de momento no me interesaba intimar con nadie.

Visitaba ocasionalmente a mi tía Diana y empecé a trabar amistad con mi prima Ámbar, me divertía de lo lindo con ella salíamos muy a menudo, ya a bailar al cine en fin a infinidad de sitios.

Alba era una joven muy linda y alegre 2 años menor que yo.

Parecíamos la pareja ideal apenas había un tiempo libre y nos íbamos a divertir.

Los sábados y domingos solíamos ir a comer o simplemente hacíamos largas caminatas por la ciudad.

Los viernes, noche de antro, por ella encontré el gusto por el baile, bailábamos hasta no poder más.

Esa noche ocurrió algo muy extraño, realmente no encuentro explicación, porque en anteriores ocasiones Ámbar había bebido un poco más que esta ocasión, esta vez habían sido tan solo dos copas y la segunda ni siquiera la había terminado.

El caso es que Ámbar se quedó dormida en la mesa, tan profundamente que tuve llevarla a su auto cargada en mis brazos. Cuando llegue a casa de mi tía Diana, se asustó un poco.

— ¿qué paso?

Me franqueo el paso

—nada tía no te espantes, mira está dormida, se tomó una copa y se durmió en la mesa, no lo puedo creer ella no toma mucho pero eso fue demasiado poco.

Abrió la puerta de su recamara y la deposite en su lecho,

—Ahí déjala después le ayudo a recostarse

Mi tía salió del cuarto y se dirigió a la cocina le di un último vistazo a mi prima y al ver su rostro perlado de su sudor y sus mejillas enrojecidas me salí de su cuarto más tranquilo.

Deje las llaves del auto sobre la mesa de centro, me disponía a marcharme cuando mi tía apareció con dos espumeantes tazas de café.

—no se hubiera molestado tía

—no es ninguna molestia además es indispensable que hable contigo

Me sorprendí un poco de sus palabras había algo de reclamo en ellas, le mire atentamente y entonces me percate de lo tenue de la vestimenta de mi tía.

Recordé entonces… no recuerdo cuando exactamente, fue una plática entre adultos por supuesto, pero referían que mi tía Diana era muy generosa para mostrar sus encantos y de plano la acusaban de ser ligera y cachonda.

Al menos en ese instante las referencias no estaban equivocadas porque ella traía una bata muy tenue tanto que se veían sus enormes globos flotar libres en su interior, sus oscuros pezones levantaban la tela dibujándose claramente.

Pidió mi taza vacía y se encamino a dejarlas a la cocina, no sé si fue a propósito el caso es que al dar la espalda parecía no traer pantaletas al menos sus firmes y estéticas nalgas no denotaban portar prenda alguna, cosa que pude confirmar cuando la vi de regreso a la sala, no, no traía calzones su oscura y abundante mata púbica traslucía claramente, Diana era divorciada tenía más de 5 años separada de su marido, era asombrosamente parecida a mama más corpulenta y más alta casi metro setenta, yo no era muy alto pero si alcanzaba uno ochenta.

Menor que mi madre con 6 años, honradamente bien sabrosa.

Seguramente dio cuenta de mis lascivas miradas sin embargo no intento cubrirse más bien simulo no darse cuenta.

—De que quiere hablar tía

—De ti y de Ámbar

—usted dirá tía

—de entrada no me hables de usted de plano prefiero que me hables de tu

—como tú quieras

—así está mejor, te voy a preguntar algo y quiero que me contestes la verdad

—Tú dirás

—dime ¿serias capaz de cogerte a Ámbar?

—yo… me llevo muy bien con ella nos divertimos pero nada más

—eso no contesta mi pregunta, de hombres… si me dices que sí, no tiene ninguna importancia no te voy a fastidiar la vida por esa razón quiero la verdad, incluso si ya te la cogiste

—no tía aún no en cuanto lo otro te mentiría si te digiera que no, Ámbar es preciosa y esta buenísima

—eres un bribón pero me gusta la franqueza, la traes tan deschavetada que pensé que ya te la habías ponchado

Quise medir el terreno y desenfadado le dije:

—Si me la quiero coger tía pero no así como la traje tendrá que ser en sus 5 sentidos

—Je, je, je vaya que eres atrevido en fin si ella quiere, sabes… a mi gustaría que fueras tu quien la desflorara

—para mí sería un auténtico placer

—y a mi Sergio, serías capaz de cogerme con muchísimo gusto tía

— ¿y entonces… que estas esperando?

—vamos a tu recamara para estar cómodos

Diana se levantó presurosa y me jalo de la mano camino a su lecho, ya sin ningún prejuicio iba deleitándome con el movimiento de sus portentosas nalgas mi verga se empezó a endurecer ante el estímulo visual.

Entusiasmado con Ámbar no me había percatado lo biscocho que estaba mi tía Diana.

De pronto me vi arrasado por el impulso de cogerme aquella linda hembra que era casi el vivo retrato de mi madre. Entramos en la recamara voltee a cerrar la puerta y al volver la mirada a donde estaba Diana vi caer su bata como cascada de agua al piso.

Me miraba retadora luciendo en todo su dimensión su exquisita desnudez, sus enormes melones fruta madura lista para degustar, la perfecta línea de su cintura y su vientre tan plano como el de Roció, no pude dejar de fijar mi vista en el impactante y espeso bosque capilar que enfatizaba la oscuridad de su delicioso triangulo del placer.

Diana era la figura perfecta esculpida palmo a palmo por la naturaleza.

Fuego intenso que incendiaba mis pupilas y aceleraba mis ansias de poseerla.

En cuanto vio que me acercaba a ella se empino sobre su cama, no…no era mi estilo estaba tras de ella que había abierto sus piernas queriendo con ello facilitar la penetración y esperando ansiosa mis embestidas.

— ¿qué esperas cretino que no me ensartas de una vez?

No hice caso a sus chillidos me agache y besé sus nalgas y deslice mi lengua sobre ellas hasta lograr que se erizara su piel.

Diana comenzó a evidenciar lo grato de mis caricias y por momentos permaneció callada, enseguida escuche suspiros y leves quejidos.

—palmea mis nalgas por favor

Hice un hueco en mi mano y el azote mesuradamente

—abre la palma y pégame fuerte cabron

Por alguna razón el tono en que me hablo me provoco coraje abrí la palma y le azote con toda mi fuerza, aquella hermosa nalga se puso colorada y mi mano quedo plasmada en su piel. Pensé que le haría gritar y tan solo se quejó con levedad.

—dame en la otra eso es todo lo que tienes

Esto volvió a causarme molestia y azote ambas nalgas hasta dejarlas rojas como el colorín sin apenas causar un grito.

—Así… así se hace hijo de puta, ahora cógeme, métemela hasta la garganta que me estoy escurriendo.

Quise comprobar lo que decía y metí mis dedos en su panocha.

Era cierto estaba totalmente encharcada, tome mi tranca y se la apunte en el orificio de la vagina seguía molesto y se la empuje toda hasta el fondo, se la trago con una facilidad que me pareció fantasiosa su sexo emitió un ruido al chocar con mi pubis.

La embestí con toda mi fuerza, nunca a nadie había atacado sus entrañas con la fuerza brutal con la embestía a las de Diana.

No sé realmente cuál era su sentir, pero se quejaba cada que recibía uno de mis enérgicos pinchazos.

Intempestivamente comenzó a empujar con fuerza sus nalgotas al encuentro de mi vara, dejo caer su cabeza sobre el lecho y aferrando con fuerza las cobijas se sacudió con fuerza no sé cuántas ocasiones al momento de derramar por completo el elixir de su sexo.

Continúe bombeando su rica vaina sin la menor intención de venirme.

Estaba tan gratamente atrapado que apenas escuche la ronca voz de Diana dándome una indicación.

—Métemela por el culo

Me tomo por sorpresa aquella petición mi verga nunca había estado alojada en ese asqueroso agujero.

Pero tenía que complacerla y además me gano la curiosidad, extraje mi verga del caliente bizcocho de Diana estaba enrojecida y brillosa saturada por los viscosos jugos de su sexo.

Abrí las nalgas de Diana y observe el rugoso agujero saturado de pliegues y además forrado de una gran cantidad de rizados pelos negros y brillantes.

Sin más preámbulos tome mi puya y la apunte ahí mismito donde se forma el nudo de pliegues.

Diana movió en redondo sus nalgas acariciando con ellas la testa de mi verga.

A esta hembra le gustaban los pinchazos violentos y a mi empezaba a gustar su estilo, la tome por la cintura mire que mi verga estuviera en posición y la empuje con fuerza, pues no, no entro sin embargo no iba a darme por vencido la hice recorrerse más hacia atrás de tal forma que su torso ya no apoyo sobre la cama, se inclinó más y su intransigente culo quedo más expuesto e indefenso a los ataques de mi enjundiosa verga.

Los brazos de Diana era lo único que la sostenían de la cama, debía tomarse fuerte o caería de bruces sin remedio yo no la sostenía mis manos estaban ocupadas separando sus nalgas. Volví a colocar mi verga en su ano apoye bien mis piernas en el piso y se la empuje esta vez ocupe más fuerza y logre que la testa se internara en su culo.

Diana tan solo emitió un ligero quejido pero al mismo tiempo sentí un fuerte apretón en mi verga.

—ya entraste mi amor hazlo despacio

A esas alturas sudaba a mares mis piernas empezaban acusar la tensión a la que estaban sometidas, por dentro me dije… despacio estas bien pendeja, esperé un momento hasta sentir que la presión de su ano cesaba de manera total.

No le di espacio de nada y de un solo empellón le sepulte toda mi verga hasta chocar con su nalgas, esta vez Diana emitió un grito más fuerte y me maldijo

—maldito hijo de puta me lastimaste

—Quieres que te lo saque

—no, no por favor sigue hazme rico

La temperatura y fricción dentro de su estrecho agujero se tornó intolerable para mí y después de 4 o 5 empujones me vine sin poder contener una sola gota de mi semen me zafe de ahí con las piernas entumecidas al borde del calambre.

De repente Diana soltó un estridente pedo que se escuchó muy claro dentro de la habitación.

—¿que fue eso?

—todavía me lo preguntas, antes no me hiciste cagar

Tenía ya cierta experiencia y creía saberlo todo pero el agasajo con mi tía Diana fue la más grande y grata experiencia hasta ese momento.

Volver a la realidad fue una pesadilla llevo casi dos meses atizándome a mi tía. Diana es insaciable entre su vagina y su recto me tienen acaparado ni siquiera he podido intentar algo con Ámbar.

Esa noche en la oscuridad de mi cuarto reflexione en cuanto a la situación con Rocío, había tomado una decisión, no tenía por qué hacerme el tonto Rubén se había a ganado a mi madre a pulso se notaba que le amaba y mucho.

Por lo tanto me haría aun lado y los dejaría disfrutar de su amor.

Pero debía poner a Rubén al tanto del padecimiento de mi madre.

Quien mejor que el para atenderla y cuidarla. Fue una charla muy amable entre él y yo. Rubén se mostró agradecido por haberle confiado aquello y prometió pronto atenderla.

La vida es caprichosa y sorpresiva en su curso permanente e imparable.

Cuando todo parecía haber tomado un derrotero firme ocurrió algo inesperado sobre todo porque no había vuelto a ocurrir.

Yo pensé que el dormir en pareja había modificado en algún rango el sonambulismo de mi madre.

Esa noche llegue de la escuela un poco tarde, todas las luces estaban apagadas. No quise perturbar la calma y con paso muy lento busque no tropezar con nada y provocar algún ruido que pudiera importunar a mi madre y a su marido.

Por fortuna llegue sin contratiempos a mi dormitorio, pase junto a su alcoba y solo escuche algunos ronquidos.

Dormían que bueno, descansaban y yo iba hacer lo mismo.

Me desnude así a oscuras y me metí bajo las cobijas, tenía un poco de sueño y empecé a sentir pesadez en mis ojos perdí el sentido no sé cuánto tiempo pero sé que fue un lapso muy corto, porque recuerdo haber sentido un ligero movimiento en mi cama, más el sueño me hiso ignorar aquello, sin embargo percibí la fragancia del perfume de mi madre aspire dando gusto a mi olfato pero sin abandonar el relajamiento que producía mi estado somnoliento.

Me perdí un poco en los brazos de Morfeo, pero reaccione al percibí el calor y humedad de unos labios que succionaban suavemente mi virilidad, era una sensación tan grata que mi verga se estiró en forma instantánea. Pensé por un instante que estaba soñando sin embargo aquellos labios y lengua se empeñaban en mostrarse reales, sus afanes eran cada vez más gratos e insoportables.

Tuve que apartarla no soportaba un instante mas tan deliciosa tortura.

La recosté y bese su boca ella respondió y abrió su boca agitando dulcemente su lengua dentro de mi boca, levante mi pierna y la pose encima de las suyas entonces pude darme cuenta de que estaba desnuda por completo, mi reina adorada a mi disposición sin que nada impidiera copular con ella.

Todos mis propósitos se fueron al infierno no podía ni deseaba dejar ir esa oportunidad, mi mano masajeaba sus turgentes tetas disfrutando de la rica suavidad de su piel, enseguida resbale mi mano hasta posarla en su panochita, que sensación más deliciosa sentir sus ensortijados pelos entre mis manos, hice una pausa y me deshice de mi trusa.

Abrí sus piernitas para colocarme entre ellas, la penetre lentamente, suave, con dulzura, la temperatura en su interior era sumamente grata su ducto bien lubricado alojo sin problema mi dura tranca.

Cuanto tiempo dure sumergido en su interior lo ignoro más si tomamos en cuenta que el tiempo era lo menos importante en ese momento.

Lo realmente importante era el hecho de disfrutar de la dulce suavidad de su cálido huequito.

Rocío era única, ¿que tenía de especial ese ducto que me transportaba al paraíso? ninguna vagina producía esa sensación que ella provocaba en mí.

¿Cuantas veces se vino Rocío? no tiene importancia, porque perdí la noción de ello, solo sé que permanecimos pegados más de dos horas, tiempo en el que nuestros genitales parecían ser uno solo y nuestros pelos quedaron empapados debido a nuestras secreciones.

Había recuperado mi ritmo de respiración cuando de pronto me acorde de Rubén.

Que estúpido me puse a coger como si viviera solo con Rocío, hasta ese momento desenfunde mi tranca y me levante apresurado quería asegurarme de que Rubén estuviera bien dormido, imperdonable descuido me sentiría muy mal si Rubén descubriera la verdad.

Entre a recamara y mi primer sorpresa se dio al darme cuenta que la cama estaba vacía.

Decidí prender la luz para inspeccionar mejor… pues no, no había una sola prenda de Rubén ni pantuflas ni zapatos solo la ropa de mi madre sobre una silla y sobre el buró el sostén y sus pantaletas.

Parece que Rubén no vino a dormir. Regrese a mi dormitorio y lleve a Rocío al suyo sobre mis brazos a pesar de su lasitud no sentí pesado el cuerpo de mi madre, me sentí halagado al llevar su grácil anatomía a cuesta.

La recosté y trate de dejarla lo más cómoda posible, eche un postrer vistazo al delicioso cuerpo que acababa de disfrutar. Me fui a dormir satisfecho, contento, inmensamente feliz.

El sol entro en mi cuarto e hirió implacable mis ojos, me sentí tentado a seguir durmiendo pero escuche que mi madre ya se había levantado, me desperece y me levante a desayunar.

Los alimentos estaban servidos sobre la mesa.

Después de preparar un café se sentó frente a mí, no le había visto el rostro por eso no me había dado cuenta de su seriedad, pero al mirar sus ojos me di cuenta de ello y entonces le inquirí

— ¿qué te pasa?

—eso quiero que me expliques ¿paso algo anoche Sergio?

No sabía nada, eso lo sabía yo de sobra estaba intuyendo, su cosita se había delatado de la actividad a la que había sido sometida.

— ¿Qué debo saber yo de anoche mama?

— ¿Por qué me haces esto, no te puedo decir, no te puedo explicar?

—madre no pasó nada de que hablas

— ¿entonces porque mi… entonces porque estoy…?

— ¿estás que mama?

—no te puedo decir me da vergüenza —Se estaba atormentando y no podía permitir eso.

—pongamos las cosas en su sitio no sé de qué hablas pero si es do lo que me imagino piensa como me voy a meter a tu cama con tu marido en ella

—Rubén no vino a dormir anoche

—¿y cómo diablos iba yo a saberlo, te diste cuenta a qué hora llegue anoche? —si aún estaba despierta

—entonces te diste cuenta que no prendí la luz, que me fui directo a mi cuarto a dormir

—sí, si me di cuenta

—ahora dime ¿de qué hablas tú?

—Tendré que decírtelo abiertamente

—pero ya mama yo también quiero saber de qué se trata

—la cosa es que… mi sexo amaneció escurriendo semen, eso lo se…

—está bien, a pesar de que no he visto nada, no te puedo contradecir pero ¿a qué hora entro yo en este lio? de qué manera ¿y porque tengo que explicar que tengas la panocha atarragada de semen? Me pides que explique algo que no está en mis manos

— ¿me juras que no tienes que ver con esto?

— ¿sirve de algo mama?

—no Sergio no sirve de nada, todo lo que dijiste suena coherente menos el semen en mi sexo

—lo siento no tengo nada que explicar al respecto, en cambio te aviso que me voy de tu casa, llego el momento de independizarme

—no creo necesario tomar semejantes medidas

—yo creo que si dentro de poco tiempo te vas a enterar del motivo, y te darás cuenta que no es por mi si no por ti, quiero que estés bien Rubén es un buen hombre no tiene por qué saber detalles, que solo tú y yo conocemos.

Esto no lo vas a volver a escuchar así que pon atención.

Te amo mama, te amo como a la hembra más hermosa y divina que jamás haya visto en mi vida, como nunca voy amar nadie, porque eso eres para mí, la más hermosa y suculenta hembra que haya dado la creación… adiós mama, nos veremos el día que ya no me tengas desconfianza y que desees verme, entonces estaré a tu lado incondicionalmente.

No te pido perdón porque no he cometido delito alguno, y además no me arrepiento de nada.

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