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Sorpresas nos da la vida

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En mi vida he visto mucha pornografía, y de todo tipo. Lo que más me gusta mirar son las escenas de sexo grupal.

La primera vez que tuve sexo entre varias personas, me pareció una aventura fantástica. Sucedió durante un viaje de vacaciones en la que tuve relaciones con dos hombres y una amiga. Fue muy intenso e inolvidable, fui penetrada por ellos simultaneamente, mientras ella tambien participaba, a mi solo me importaba mi placer, me daba lo mismo quien me estuviera montando. Siempre que fantaseo con ideas sexuales, necesariamente me recuerdo estando en medio de esa partuza.

Estos sucesos acontecieron, un verano cuando yo tenia 22 años, en esa época yo era muy amiga de Adriana, ella en esos años tenia 27 años y por ser mayor y tener mucha más experiencia que yo, tenia una gran ascendencia sobre mi.

Ese verano, para las vacaciones Adriana me dijo que conocia a unos tipos muy apuestos y caballeros, que la habian invitado para ir de vacaciones por una semana a un exclusivo centro de vacaciones, en los lagos del sur, y que le habian pedido que invitara una amiga. Por supuesto que esa amiga debería estar dispuesta a acostarse con alguno de ellos.

Despues de pintarme un cuadro de maravillas, sobre lo bien parecidos y amables que eran y lo bien que lo podiamos pasar con ellos, ya que eran ejecutivos de una importante empresa y que nunca se fijaban en gastos, por lo tanto no habría restriccion en los gustos que quisieramos darnos. Ella me confidencio que solo tenia dos problemas, lo primero era que ellos estaban un poquito pasaditos en edad, ya que andaban alrededor de los cuarenta y eran casados. El segundo problema era que, habia que partir al sur ese mismo fin de semana.

La verdad es que yo, ya en ese tiempo era muy liberal y pense que era una estupenda oportunidad de pasar unas ricas vacaciones sin costo alguno y ademas a todo dar. Todo esto a cambio de algunas encamadas, me parecia un excelente trato. Ya que igualmente, donde decidiera ir de vacaciones, terminaria encamada con algun tipo, y era mejor hacerlo en un motel con jacuzzi, que en una sucia e incomoda carpa de algun mochilero. Asi que sin pessarlo mucho, acepté acompañarla.

Con el fin de que sus amigos me conocieran y me "aprobaran", salimos a comer y a bailar a una exclusiva discoteca, luego de divertirnos mucho, ellos nos fueron a dejar a nuestras casas. La verdad es que Adriana, los habia descrito muy bien, René era un rubio muy atractivo y de trato refinado y elegante, tenia 41 años, pero representaba mucho menos. Luis tenia 42 años y era un tipo no muy alto, pero de una estampa muy atletica, a pesar de que su calvicie lo hacia parecer un poco mayor, tenia una mirada realmente fascinante, que lo hacia sumamente sensual.

Despues de haberlos conocido, pensé que cualquiera de los dos estaba muy bien para encatrarse y mi unica duda era a cual de ellos tendria montado sobre mi al dia siguiente.

El viaje fue de pelicula, en un BMW extraordinario. Pasamos a almoszar y a tomar onces en finos y costosos restaurantes. Adriana iba sentada adelante, pero como ellos se fueron turnando para manejar, aún yo no tenia pista de cual era el que me lo iba a meter.

Llegamos al centro de vacaciones como a las 19 hrs.. El lugar era divino y la cabaña donde nos instalamos era de un lujo increible. Sentí que habia tomado una de las mejores desiciones de mi vida. Como el la cabaña habia dos dormitorios, se produjo el tipico ambiente de ¿donde? y ¿con quien? nos acomodabamos. Pero Luis elegantemente, nos dijo que nosotras nos acomodaros en uno de los dormitoprios para que nos sacaramos el viaje de encima.

Una vez solas le pregunte derechamente a Adriana, conquien me tocaba. Ella me contó que desde hacia algun tiempo ella habia estado culeando con luis, pero no estaba segura que las parejas se armaran asi, ya que ella no lo tenia muy claro, y que no me preocupara ya que pronto lo sabriamos. Luego de los baños, ellos nos llevaron a cenar a un fino restaurant.

La velada fue maravillosa, bebimos, comimos y bailamos como locos, lo que produjo un ambiente muy distendido entre nosotros. Yo durante los bailes habia sentido contra mi vientre, los duros bultos de ambos, y sin duda habia notado que Luis estaba mucho mejor dotado que su amigo, pero ninguno me habia indicado alguna especial preferencia.

Cuando regresamos a la cabaña, todo fue muy agradable y yo solo pensaba en cual de los dos miembros me iba a llenar la concha me moco. Nos acomodamos en el living y ellos sirvieron otra ronda de tragos.

Luis muy picaronamente, dirigiendose a Adriana le propuso medio en broma y medio en serio, que nos hiciera un show a todos nosotros. René entre aplausos y risas apoyó la moción. Adriana muy envalentonada, se paro provocativamente en el medio de la sala, con las manos en la cintura y les dijo:

-¡Por supuesto que puedo hacerles un show!

Fue hasta el equipo de musica y subio el volumen, mientras sintonizaba una melodia a su gusto. Enseguida comenzo a danzar en medio del living, al ritmo de la musica, realizando sensuales y eroticas contorsiones.

Adriana estaba más bella que nunca. Con sus labios voluptuosos, su cabellera caoba, sus ojos verdes de mirada desafiante y vestida excitantemente. la suave y reluciente tela de su vestido se adhería perfectamente a su cuerpo, incluso por momentos se hundia levemente en lo sinuoso de sus nalgas y por el medio de sus piernas, resaltando su estupenda figura femenina.

El ambiente se fue cargando de una intensa sensualidad, tanto René como Luis, la miraban embelesados y sus manos inadvertidamente rozaban sus incipientes erecciones. Yo francamente sentía una sana envidia, por lo atrevida y sensual que Adriana se veia, mientras bailaba. Extrañamente sentia una curiosa morbosidad por verla hasta donde se atrevería a llegar con su sensual espectaculo.

Adriana comenzó a despojarse lenta y provocativamente de su ajustado vestido. Se hizo un silencio absoluto y solo se escuchaba la musica. Cuando su vestido se deslizó por su cuerpo hasta caer alrededor de sus pies. Aparecio extraordinariamente atractiva, solo cubierta por su ropa interior, llevaba puesto un sosten que aprisionaba solo la mitad de sus pechos y un mini calzón de seda bordeado por un fino encaje. La pequeña prenda la apretaba estrechamente y entre sus muslos dejaba insinuar notoriamente la sombra oscura y prominente de su vulva.

Las nalgas de Adriana, aprisionadas por la seda, revelaban un valle estrecho que despertaba una inquietante curiosidad. Sus calzoncitos estaban pegados a su piel y ni siquiera dejaba entre medio espacio para un poco de aire, entre la suave tela y la carne de sus nalgas, marcando un atractivo y llamativo pliegue entre ellas.

Los aplausos y exclamaciones de admiración, de nuestros amigos, brotaron espontaneos, ella solo sonreía lascivamente, y no dejaba de contornearse, asumiendo provocativas posturas que resaltaban aún más su hermoso cuerpo.

Sin dejar de danzar, se acercó a donde estaba René y girandose de espaldas, le pidió que le desabrochara el corpiño. Prestamente él obedecio y sin poder resistirse sus manos apresarón sus senos, ella puso sus manos sobre las de él, y suave paro decididamente intento sacarselas. René insistio en tocar sus pechos, que resplansecian sorprendentemente, hinchandose y acalorandose al tacto del ansioso manoseo de René.

Sus pezones brotaban insolentes como dos cerezas tiernas y se le endurecian cada vez más, con cada caricia que recibian. Sinceramente a estas alturas el espectaculo era tan lujurioso, que yo me habia calentado terriblemente.

-¡Aguanta tesoro, que aún no he terminado mi función! le dijo Adriana, y se escabullo de entre sus brazos.

Sus desplazamientos comenzaron a ser cada vezmás excitantes, se pasaba una mano por los senos y la otra por las nalgas, y por sus muslos. Despues de unos instantes ella acercó una silla y se sentó sobre ella; separó sus largas y hermosas piernas y de manera muy excitante, corrió hacia un lado su bragas y comenzó a juguetear con sus dedos en su vulva, mostrando y ocultando alterntivemente sus carnosos labios intimos, pasando y repasandolos con sus dedos por los bordes y por el medio de su rosada abertura.

Yo estaba sorprendida y fascinada por las atrevidas maniobras de Adriana, nunca me habría imaginado que ella fuese capaz de tanta voluptuosidad. Ella no solo habia logrado embrujar con sus candensiosos movimientos a nuestros acompañantes, sino que yo tambien habia caido bajo su influjo. Sentía una calida sensación de humedad en mi intima entrada. Eran los suaves y espesos licores de mi voluptuosidad, que poco a poco habian empapado mi ropa interior.

Adriana de pronto interrumpio sus devaneos y se acercó hasta donde yo me encontraba, estiro sus manos invitandome a ponerme de pie. Casi como una automata y sin tener más pensamientos que mi propia libidinosidad, me puse de pie.

Ella me acogio entre sus brazos y comenzó a besar mi cuello y mis prejas, en tanto sus manos recorrían mi espalda y mis nalgas, en una concupiscente danza. No pude evitar entregarme por completo a sus caricias y sin considerar nada, que no fuera mi creciente pasión, le ofrecí mis labios a mi amiga.

Pechos contra pechos, estrechamente oprimida entre los brazos de Adriana, me entregue plenamente a la avida lengua que me acosaba. Manifestaciones hasta entonces desconocidas para mi, recorrian todo mi cuerpo.

Adriana tomó mi vestido y lo deslizó hacia arriba, hasta sacarmelo por encima de mi cabeza. Quede solo con mis cuadros puestos, y unas medias negras que llegaban hasta el nacimiento de mis muslos, ya que esa noche yo no me habia puesto sostén, con el fin de que mis senos y especialmente mis pezones relucieran a traves del vestido.

En ese momento mis ojos me hicieon volver a la realidad, al observar a René y a Luis que se habian ido desvistiendo y solo conservaban puestas, partes de sus elegantes ropas. René estaba sin camisa y habia desabrochado su pantalon para toquetearse su turgente y carnoso miembro, que asomaba cadenciosamente entre sus dedos, mientras se hacia una suave y pausada masturbación.

Luis mantenía puesta su camisa, aunque totalmente desabrochada, era lo único que tenia puesto, ya que se habia despojado completamente del resto de sus ropas, y entre sus piernas sobresalía un descomunal aparato sexual, que seguramente debido a su tamaño no se le habia parado, pero lucía briosamente un largo y un grosor que sinceramente me asustó. Me costaba trabajo imaginar que esa enorme masa de carne, pudiera abrirse camino en lo más profundo de una vulva femenina.

Me pareció que más que un pene masculino, parecia uno de esos aparatos sexuales que muestran en las revistas o los videos pornos. Era de dimensiones extraordinarias, estaba tapizado por gruesas venas y palpitaba increiblemente al contacto de la mano de Luis. Su glande se hinchaba más y más, cabeceando ritmicamente, al tiempo que él se lo iba estimulando en una lujuriosa manipulación.

Ambos tenían sus miradas fijas en nosotras, yo habia quedado atrapada entre las caricias de Adriana. Nuestros cuerpos se exhibian descaradamente ante sus ojos.

En aquel momento noté que René que se habia acercado hasta donde estbamos, empezaba a acariciar mis caderas con suavidad. En tanto nos besábamos y manoseábamos con Adriana, yo sentía su bulto presionando poderosamente contra mi trasero.

Su miembro estaba completamente erguido por efecto de la excitación y se erguía hasta tocar su velludo vientre. La cabeza había engrosado enormemente a causa de la tensión y de la punta asomaba una reluciente gota de semen. Todo esto sucedía en medio de la salita de estar y sentía el sensual aroma emanado del miembro, el que me incremento el trastorno de mis sentidos.

El pasó su mano entre mis nalgas, acariciando e introduciéndome sus dedos en el culo,. Todo mi cuerpo comenzó a estremecerse con oleadas de placer. Noto mi deleite y profundizo lo que más pudo sus dedos en mi trasero, mientras con su otra mano hacia lo propio con mi vagina. Siguió intruseandome el culo pero esta vez no era un dedo el que me penetraban sino dos.

René me lubricaba el culo con sus dedos totalmente ensalivados, me los introducía en toda su extensión, al tiempo que me refregaba el culo con el afán de dejármelo totalmente preparado. En aquel momento, la pasión desbordaba de mi cuerpo y me gustaba enormemente la sensación de algo introducido en mi trasero, lo que me hizo temblar con fuertes estremecimientos eróticos.

Momentos después con la verga firmemente asida con su mano comenzó un lujurioso tratamiento, deslizaba su duro miembro entre mis pliegues vaginales, seguía por entre mis nalgas , luego repetia el camino a la inversa, hasta llegar a mis lubricados labios y me la regrefaga por entre los pliegues. En ese instante los dedos de Gloria y los míos se entretenían con nuestros respectivos clítoris, como una forma de apaciguar nuestros deseos y esperando a alguno de ellos se decidiera por fin a penetrarnos.

Las dos estabamos siendo bien manoseadas, mientras yo podía sentir la enorme verga de René presionando en mis nalgas. Mientras yo le manoseaba su pedazo, René jugueteaba con mis pechos, amasandomelos, frotandolos y pellizcando deliciosamente mis pezones. Mi calentura habia aumentado a niveles increibles.

René se arrodillo detras mio y comenzó a chupar mi culo y mi vagina desde atras, haciendo que mi lubricación, se derramara por sobre su lengua. Mi pasion crecia a cada segundo, Gloria por su parte seguia cooperando a mi lujuria, chupando mis tetas y acariciando mi clitoris.

Separe mis piernas como queriendo que metiera no solo su lengua y sus dedos, sino toda la cabeza en mis entradas. El continuaba lamiendome desaforadamente.

En ese instante Luis, que hasta ese momento solo habia estado observando, decidio incorporarse a nuestros placeres. En medio de mi extasis, pude apreciar como al acercarse, su pene se balanceaba briosamente entre sus muslos; de verdad Luis tenia un miembro formidable, el más largo y gordo que yo habia visto nunca.

Se acomodo detras de Gloria y comenzó a acariciarla, repartiendo a la vez con sus manos, unos lujuriosos manoseos sobre mis pechos. En ese momento Gloria y yo, estabamos de pie entre medio de ambos, sin soportar más la espera, le pedi desesperada a René que me la metiera.

René se reincorporo y separando mis nalgas con sus manos, me puso su duro glande en la entrada de mi cuevita, en seguida me la metió lentamente, muy lentamente hasta el fondo. Yo no hice nada, me quede muy quieta sintiendocomo las paredes de mi vulva se iban ensanchando, creí enloquecer de placer, la sensación de sentir como su rigido aparato penetraba en mi concha, mientras Gloria me besaba en la boca y Luis me amasaba las tetas, era increible. Mientras me penetraba René me decia lo rica que estaba mi concha, en tanto Gloria y Luis lo alentaban a que me la metiera completita.

René sintio el calor abrazador de mi vulva y tomandome de las caderas, empujo aún más fuerte, mientras me decia que sentia en la punta de su pichula, la maravillosa sensación de mi dilatacion vaginal.

Me abrace con fuerza a Gloria besandola apasionadamente. Luis por su parte imito los avances de René, y comenzó a frotar su majestuoso aparato por entre las abiertas piernas de Gloria. Al sentir como Luis le frotaba su órgano genital totalmente endurecido y excitado por entre los labios de su abertura, ella se engolosino y separo con sus propias manos al máximo sus nalgas, dejando el campo libre hacia la entrada vaginal, él comenzó a sobársela y a recorrerla con la punta de su verga.

El no paro ni un instante de excitar y menear el botoncito de placer con su pene, acariciándoselo por entre los labios genitales, Luis separo las nalgas lo más que pudo y coloco el aparato en la entrada vaginal, fue haciendo un movimiento rotativo, pero también empujando. Luis tomando con su mano el inflamado miembro, fue guiando la penetración en la estrecha conchita de mi amiga.

Yo casi podía sentir como su brioso miembro se abria paso por la golosa vagina de mi compañera.Aunque parezca increible no costo nada la penetración y casi al instante él alojo toda la extensión de su aparato en el interior de mi amiga.

En ese instante él empujo fuertemente, enterrando el miembro hasta los huevos en la concha de Gloria y se quedo ahi refregandose contra sus nalgas, mientras balanceaba sus caderas en rotación. Era obvio que estaba gozando a mares de su estrechez.

Cuando ella sintio el terrible monstruo profundizando en su concha, le grito deseperada que se la metiera con fuerza.

-¡Empuja tesoro!

-¡Quiero tenerla entera en mi concha!-

El no hizo no se hizo rogar y hundio totalmente el aparato hasta su base provocandole a la mi amiga intensas convulsiones y gritos de satisfacción. Gloria comenzó a moverse desesperadamente, pidiendole a gritos que le introdujera aún más profundamente el terrible miembro en su grieta de placer.

René en tanto incansable introducía su dura estaca en mi cuevita empujando lentamente y con lujuria comprobaba como este se resbalaba hacia adentro a pesar de las diferencias de diámetro entre mi estrecho agujero y el abultado visitante.

De pie las dos abrazadas, recibiamos en nuestras vaginas los violentos embates que daban René y luis, haciendonos estremecer en cada embestida, parecia que cada envion que ellos nos daban se taspasaba a la otra

Estabamos como dos esclavas amarradas entre nosotras, mientras ellos se solazaban con nuestros sexos, por supuesto que ambas nos consolabamos besandonos y acariciandonos lascivamente.

Despues de intensos momentos en que sus enviones nos remecian enteras. Luis diriendose a René le dijo:

-¡Quiero que cambiemos!

René estuvo de acuerdo y casi al mismo tiempo, nos sacaron sus vergas de nuestros interiores. Luis me tomo de la mano y me llevo hasta el sofa. Me sente en el sillon y quede con su terrible instrumento, justo frente a mi rostro. Me puse muy nerviosa, mis manos temblaban, Luis me acaricio deliciosamente los pezones y uno de sus dedos estimulo mi clitoris. En ese momento me dijo:

-¡No te preocupes, no te voy a hacer ningun daño!

-¡Te la voy a meter con mucho cuidado!

Luis se acerco a mis pechos, yo tenia su miembro firmemente aferrado con mi mano y no cesaba de frotar la pulsante vara, que ya comenzaba a gotear sus primeros jugos seminales. Mis manos se cerraban alrededor del largo y voluminoso miembro, mientras yo observaba como el tremendo aparato se endurecia cada vez más, por efecto de mis libidinosas estimulaciones. La tremenda extension y grosor de aquel enervado mastil sobresalia, por entre mis dedos que se esmeraban en atenderlo.

Le pase la lengua por todo el pene una y otra vez en un largo recorrido, mientras con mi mano seguia masturbandolo. El tremendo grosor y extension de su enervado mastil apenas me permitia sujetarlo con mi mano. A fin de provocar aún más su excitación, le daba insistentes lenguetazos en su hinchado y sobresaliente glande, su miembro reaccionaba abultandose cada vez más entre mis dedos, pormetiendome una experiencia tremenda.

Solo en ese instante me pude relajar. pasado el susto, nuevamente mi vagina, comenzó a reclamar mis atenciones. No podia apartar de mi cabeza la idea de que esa inmensa pichula se meteria en mi pequeña hendidura.

El acomodo su miembro entre mis pechos y yo cooperando, la envolvi apretandome las tetas con mis manos. Nuestras miradas se concentraban inevitablemente en su miembro que se encontraba apresado por mis voluminosos senos. Yo no podia dejar de mirar lascivamente, como su tremendo pedazo resbalaba en el carnoso valle, haciendome disfrutar a mil por hora, de una voluptuosa "pajita rusa".

Aunque era notorio el placer que Luis se estaba dando, yo ansiosa de probar el sabor de su verga, le insistí en que me la pusiera en la boca. Luis fue acercando su inmensa cabezota, lentamente a mis labios. Sin demora deje traspasar la dura extensión entre mis labios. Haciendo un esfuerzo, hice resbalar su miembro poco apoco, hasta que se incrusto en mi garganta.

Su rostro resplandecia de placer, observando como la gigantesca punta de su pene, entraba y salia de mi boca provocandome pequeños ahogos. El tomó mi cabeza con ambas manos, y comenzó a indicarme el movimiento acompasado que yo debia seguir, para mamarsela como a él le gustaba.

Sin dejar de observar a la voluptuosa pareja, mirando atentamente como ellos se manoseaban y se prodigaban caricias con avidez lujuriosa. Luis muy excitado, deslizaba sus dedos por entre mis muslos, manoseando mi excitada vulva, provocándome un exquisito y egoísta placer.

René acomodo a mi complaciente amiga de rodillas en el suelo, y mientras la manoseaba voluptuosamente, Adriana le decia:

-¡Por donde me la vas a meter tesorito!

René solo sonrio y le respondio agitado:

-¡Por todos lados mijita! Hoy la tengo muy gorda y dura, y te la voy a embocar por todas partes.

Ella gimió otra vez. Luis en tanto con sus dedos me acariciaba las tetas, mientras intentaba alcanzar con su lengua la punta de uno de mis pezones, sin dejar de mirar a la ardiente pareja.

En tanto él arrodillado detras, puso sus manos sobre su espalda, y las fue deslizando suavemente hasta llegar a posarlas sobre su firme y moreno trasero bronceado por el sol, comenzó a manosearle el culo y a meterle los dedos en su conchita.

Adriana estaba en cuatro patas con el culito parado y expuesto. Adriana, llevo sus manos hasta la vagina y separo con fuerza los labios, mostrando el rojo interior, ya colmado de los jugos vitales. René sin cesar la acariciaba metíendole la mano entre las piernas y hacia movimientos en su abertura, como si sus dedos fueran un excitado pene, que entraba y salía con furia.

Entonces vi como René se acomodo detras de ella y le enterró el pedazo de carne erecta, hasta que sus huevos hicieron contacto con la abierta grieta de la hembra, comenzó a metérsela con profundas estocadas, alojándole toda la extensión de su verga en la vagina, mientras se revolcaba dentro de ella con sus manos les acariciaba los senos.

René le había introducido su verga a mi amiga, hasta la matriz, cosa que ella disfrutaba terriblemente entre gritos y quejidos sensuales, René estaba imprimiendo un ritmo más veloz en su cabalgata. Penetraba a Adriana con un frenético entusiasmo y ella lo secundaba con abierto delirio moviendo sus caderas a un ritmo perfecto.

Fue en uno de esos ataques, cuando él se la sacó por completo de la vagina y dirigio su miembro directamente al culo de Adriana, se lo enterró en el recto y comenzó a hacer el mismo juego, que momentos antes habia realizado en su vagina.

Este cuadro sin duda era mucho más excitante, ya que cuando el pene se perdia en sus intestinos, su vagina totalmente abierta, era estimulada por los propios dedos de Adriana, él le perforaba el esfinter anal con violencia, ella daba fuertes gritos cuando el miembro le llenaba el trasero.

René se movio dentro del culo ritmicamente, pero con firmeza, hasta que todo su cuerpo, comenzó a sufrir unos briosos espasmos, en ese instante desenchubo su grueso miembro del culo que lo cobijaba, agarró el miembro con su mano mientras acercaba su excitado aparato a su cara, se masturbo hasta que soltó su esperma en el rostro de la chica, su liquido exploto y rocíando su pelo, sus tetas, los hombros, en fin la baño en semen. Ella se encremaba con el moco lascivamente, esparciendoselo por todas partes.

Entonces Luis me acosto de espaldas en el sillon, abri mis piernas y el se recosto sobre mi, inmediatamente pude percibir en mi conchita, los golpeteos que su glande daba en la entrada de mi vulva, puse mis piernas en su espalda, de manera tal que quede con las piernas totalmente separadas y con mi cabeza hundida en su pecho. Desde esa posicion, pude observar en detalle como él se movia encima mio, tratando de encajarme su piston, comenzó suave pero la resistencia que producia mi estrecho agujero, comenzó a desesperarlo, con empujones cada vez violentos logro por fin hacer penetrar la cabezota en mi gruta, siguio empujando más y más, y su mastil comenzó a deslizarse por mi canal. Forcejeabamos como dos bestias, yo apretujada debajo de él, prisionera de su lujuria desencadenada.

La penetracion era poderosa y profunda, en cada nueva arremetida, él se incrustaba vigorosamente en mi interior. Yo me agitaba, temblaba, vibraba, gemia y jadeaba de placer, al sentirme taladrada por su fenomenal miembro.

Mi cuerpo se tensó y desde lo más profundo de mi garganta afloraron roncos gemidos entrecortados. Lo apreté con fuerza hacia mi, empujando todo lo que pude mi pelvis. Sentir aquel trozo de carne ardiente traspasandome en mi interior, trajinando mis paredes vaginales, me hacia perder los sentidos.

De pronto, antes que yo me pudiera preparar hundio su enorme daga en una violenta estocada, haciendo penetrar profundamente su terrible aparato en mi ardiente pero sufrida llaga de placer. Si la naturaleza me hubiera dotado con cavernas menos profundas, seguramente habria tenido que visitar un hospital, pero no se como su formidable invasor, encontro espacio suficiente para acomodar toda la extension de su enorme verga.

El inmenso miembro parecía tener vida propia. No pude, a pesar de las molestias que sentia en mi vulva, dejar de fantasear que me estaba comiendo una larga trompa que me traspasaba por completo. Mi imaginación no hizo más que exacerbar mi lujuria, que me pedia prolongar el inusitado goce que me estremecia por completo. Yo sabia que pronto él gozaria su climax, vaciandome no una, sino varias raciones de su exquisito elixir.

Apoyandose en sus fuertes brazos, bombeo dentro mio con inusitada violencia, a la cual yo respondi estoicamente empujando mis caderas y aferrandome a sus hombros que temblaban con cada fenomenal estocada, que ensanchaba cada vez más, mis sometidas carnes.

Senti llegar su alivio, cuando todo su cuerpo se transformo en una sola y gran tensión de todos sus musculos. Sus manos se aferraron a mis nalgas en un afan postrero de hundir, su voluminoso aparato hasta lo más intimo de mis inteiores.

Violentos torrentes salpicaron mi utero una y otra vez en un acompasado y estremecedor bombeo que se multiplicaba incesantemente, mientras se acercaba al punto más alto de su climax. Su esperma anego cada rincon de mi afiebrada cavidad, deslizandose luego hacia el exterior bañando mis nalgas y mi escondido agujerito anal, que palpitaba como queriendo sorber ese licor espeso y ardiente.

Cuando por fin retiro su aparato de mi vulva, otra increible cantidad de su cremoso semen escapo de mi abertura. El aún no satisfecho en su lujuria, me acaricio el empapado laberinto vaginal, metiendome delicadamente sus dedos, en tanto no cesaba de hacer obscenos comentarios sobre lo anegada que se encontraba mi hendidura. Lo mire extasiada, dejando que observara y recorriera mi sexo a su entera voluntad.

René y Adriana aplaudían y bromeaban, sobre el espectacular asalto que acababan de presenciar; sus comentarios iban especialmente dirigidos a mi golosa y profunda funda sexual que no solo habia logrado comerse por completo tan terrible aparato, sino que ademas sobre lo repleta que lucia mi vagina chorreante de moco, que no cesaba de gotear semen a raudales.

Despues de unos dulces besos y caricias, me dirigi al baño para refrescarme, y por sobre todo para revisar el estado en que habia quedado mi pobre cuevita. Mientras me encontraba bajo la ducha, comence a recapacitar sobre las recientes experiencias. Habia debutado en un poco más de dos horas, al lesbianismo, me habian culeado dos hombres, uno tras otro, habia sido actriz principal en un show porno, y por sobre todo me habia comido el miembro más grande que yo habia visto hasta entonces.

Mientras me duchaba y recordaba los acontecimientos, sentia un constante cosquilleo entre mis piernas, sin poder evitar mi calentura, apunte el surtidor de agua caliente, hacia mi irritada pero apetente vulva.

Cuando senti el calorcito caliente del agua, recorriendo, acariciando y golpeando mi clitoris y mis hinchados labios intimos, mi excitacion fue aumentando progresivamente. Comence a jugar lascivamente con mis senos, inmediatamente mis pezones se endurecieron y saltaron erectos, despertandome en seguida un gran anhelo sensual.

Me acaricie las tetas con la copiosa y caliente lluvia de agua caliente, en tanto mi otra mano se enredaba en mis pendejos, rozando intensamente mi ávido botoncito, que ya se encontraba duro y sensible. Cuando intente introducirme uno de mis dedos, senti una fuerte irritación, que me obligo a retirarlo en seguida.

Pense en lo curiosa conformación de la vagina, Ya que hacia pocos momentos antes, me habia tragado un tremendo embolo de carne, hasta llegar a golpear mi utero y ahora al intentar meter apenas un dedo, mi vulva lo rechazaba. Decidi que por esa noche por lo menos, debia dejar descansar mi golosa gruta. Salí del baño, me arregle un poco y envolviendome pudorosamente en una toalla, regrese donde mis amigos.

Apenas me asome al living, me quede atonita observando una escena magnifica que se estaba desarrollando entre mis dos lujuriosos camaradas y la no menos voluptuosa Adriana.

Adriana estaba de rodillas sobre Luis, ofreciendole su pequeña y hambrienta vagina, como un dulce trono, al augusto miembro de Luis y simultaneamente era poseida desde atras por el no menos considerable pene de René.

Ellos la tenian sitiada por los dos flancos; en tanto René se solazaba introduciendo su respetable aparato por el angosto anillo situado entre sus preciosas nalgas, Luis habia logrado albergar su tremendo organo viril, por la entrada habitual, entre ambos la mantenian firmemente sujeta por los cuatro brazos y totalmente encajada en los dos majestuosos penes.

Adriana empleaba su cuerpo diestramente, movia sus caderas engullendo ambos miembros, mientras los muchachos respondian freneticos a sus estimulos, tratando de seguirle el ritmo. Era la visión más espectacular que yo habia visto en toda mi puta vida.

Me acomode en un sillon frente a ellos a observar las evoluciones eroticas del trio. Comencé a acariciarme los pechos y mi vulva lascivamente con mis dedos. Mi excitación iba en aumento, queria y necesitaba sexo, deseaba darle placer a mi tacto y a mis ojos. Abri mis piernas obscenamente y comence a frotar lujuriosamente mi clitoris, gozando de mis manoseos, sin quitar la vista de mis compañeros. A cada instante refregaba mi clitoris con más violencia y a pesar de las molestias que sentia en mi vulva, no pude evitar meter dos de mis dedos en el interior de mi conchita.

Sinceramente yo estaba impresionada con la lujuria de Adriana, no podia comprender como ella era capaz de gozar tanto, sin demostrar la más minima muestra de dolor, a pesar de estar insertada por esos terribles miembros. Ella se acomodaba con toda soltura, para permitir la doble penetrada. Yo miraba atonita como René totalmente insertado en su recto, deslizaba su verga incesantemente entre las nalgas complacientes de mi fogosa compañera, en tanto ella brincaba, sobre el inmenso pedazo de Luis, enterrandoselo hasta tocar sus huevos.

Adriana resoplaba de gusto. Ella misma imponia el ritmo de la gloriosa fornicada. Era una extraordinaria danza de lujuria. Cada vez que René se la incrustaba en el culo, yo veia su aparato recorrer suavemente el dilatado pasadizo, apretando y haciendo resaltar la hinchada vena central de su verga, luego se dejaba caer haciendo que su vientre se juntara con el de Luis, logrando que su ariete se le incrustara íntegramente en la concha.

Atravesada entre sus cuerpos, deliciosamente zarandeada por las dos entradas de placer, Adriana desencadenaba su gocé con una alocada rotación de sus caderas. Al mismo tiempo mis hurgueteos iban en aumento, tome mi clitoris entre mis dedos, lo sentia como un pequeño pene, y al apretarlo me brindaba un incontenible placer.

Segui frotandomelo con esmero, hasta que consegui arrancarme un intenso orgasmo, que consumio mis entrañas con una maravillosa corriente de lujuria. Grite desesperada y totalmente enajenada mientras me corria.

Mi impresionante orgasmo estimulo a los sibaritas fornicadores, pues casi al tiempo que mis gritos y gemidos se apagaban, René saco su tieso y enrojecido miembro del culo de Adriana y agarrandoselo con la mano, comenzó una violenta masturbación. Todo su cuerpo se tensó, sus labios temblaron y su erecto estilete se curvo hacia arriba, su mano se movio con mayor impetu y René alzando su rostro en un intenso gesto de goce, comenzó a expulsar su cremosa leche en abundantes chorros, que se fueron esparciendo sobre las nalgas de Adriana, en una interminable catarata de espeso y calido reguero seminal.

Adriana al sentirse bañada por el moco, que caia sobre ella en sucesivas emisiones, grito casi aullando, que ella tambien estaba llegando a su climax. Comenzó a cabalgar a Luis desaforadamente, sus nalgas se abrian y se cerraban, siguiendo el ritmo de sus contorsiones, hasta que por fin se derramo en un fantastico orgasmo sobre el inmenso embolo que tenia incrustado en su hendidura.

Breves segundos despues, Luis fuera de si, grito que la inundaria, Adriana en un acto de suprema lujuria, se saco el aparato de la concha y afarrandoselo con ambas manos, se lo meneo ansiosamente, al tiempo que abria sus labios para recibir la descarga que se avecinaba.

No resisti la tentacion de ver de cerca la eyaculacion, pues por experiencia ya estaba enterada de la cantidad impresionante de moco, que René arrojaba cuando se corria. Me acerque a ella, disputandole el gigantesco miembro, entre ambas comenzamos a chupar y a pajear su herramienta, muy pronto saltaron las primeras erupciones de semen, Adriana logro atrapar el moco entre sus labios, y otro resto fue a caer sobre sus tetas, el moco seguia saltando en abundancia, logre atrapar algunas chorros, mientras el resto se iba acumulando sobre los senos de mi amiga.

Estaba en un estado de tal éxtasis, que sin aguantar mis ganas y en un arranque de lujuria, comencé a mamar las tetas de Adriana, recogiendo cada vestigio de semen que encontraba sobre ellas. Ella reacciono haciendo lo mismo conmigo. Estuvimos largo rato disputandonos cada grumo de esperma que encontramos sobre nuestros cuerpos, y sobre la aún latente pichula de René.

Después de pegarle una gran mamada a nuestro compañero, invité a Luis a culearme, lo cual aceptó con rapidez. Puse su miembro entre mis labios vaginales y él empezó a hundirla. A mi vagina le costaba hacerse a ella mientras él metía centímetro a centímetro. Una cantidad de sensaciones nuevas invadieron mi cuerpo. Una vez que mi vagina se hizo a ella, empecé a tener un orgasmo detrás de otro. Gemía sin parar y le animaba a chuparme los pechos mientras yo acariciaba su enorme espalda. Luego empecé a galopar sobre su enorme miembro hasta que me cogió y, con su miembro dentro, me levantó, me empotró contra la pared y empezó a correrse dentro de mí. Parecía que tenía el mango de la ducha en mi interior, de la fuerza con la que el esperma me llenaba. En ese momento quería más y más semen. Cuando acabó me sentí llena de verdad (en todos los sentidos).

Quede exhausta sobre el inerme pene de Luis. Pasaron largos minutos, hasta que pudimos recuperarnos. Nuestros amigos nos atendieron con algo de comer y de beber; despues de fumar el ultimo cigarillo, decidi que por ese dia habia sido damasiado para mi. Estaba muy agotada y con ganas de dormir, asi que me levante y les dije a mis compañeros:

-¡Yo me voy a acostar!

-¡Uds. decidan, quien va a dormir conmigo esta noche!

René se levanto y siguiendo mis pasos respondio:

-¡Esta noche dormiremos juntos!

La verdad es que a mi me daba lo mismo, quien durmiera conmigo esa noche, pues sabia perfectamente, que en los proximos dias, igual estariamos culeando entre todos. Pero la verdad es que senti bastante alivio, de que fuera René, ya que seguramente al despertar tendria que atenderlo, y no deseaba comenzar un nuevo dia teniendo que aguantar dentro mio, la inmensa pichula de Luis.

Jacqueline - Chile

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