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19.1 La excursión con Nico

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Lunes

Cuando he ido a coger el coche para ir al trabajo me he llevado una sorpresa, alguien se ha encargado de limpiármelo y en el momento de llegar no me había dado cuenta, está sin polvo y sin barro,  tendré que preguntar aunque imagino que el responsable será el encargado del mantenimiento de la urbanización.

Creía que hoy sería un día de pleno trabajo en la planta que está en pruebas, nada más lejos de la realidad, mi jefe me tiene preparado un día lleno y a tope de reuniones a las que él asistirá y quiere que le acompañe.

Le comento que debo salir más temprano por qué me van a ir a colocar internet en casa, veo en su cara que no le gusta para nada mi petición pero no me niega el que salga, no le digo lo que pienso y soy consciente de que esas horas deberé recuperarlas, tampoco quiero que me regalen nada.

He recibido una carta en la empresa, al fin mi mentor se pone en contacto conmigo, al parecer ha sido el último de todos en tener noticias, a la tarde me comunicaré con él  para ponerme a su disposición si es que desea algo de mí. Sigo sin entender su figura si el que manda en mi es mi jefe en Béthune.

Poco después de comer salgo para mi casa, debo cuatro horas a la empresa. Cuando llego no está aún el técnico y en un lateral de la zona ajardinada veo al hijo del encargado de la finca, me saluda con la mano y me acerco hasta el. Le saludo y me responde amable.

-Me gustaría saber quién ha lavado mi coche mientras he estado fuera.  –se pone ligeramente colorado, es difícil detectarlo en un rostro tan moreno.

-Los de jardinería lo ensuciaron y también estuvieron recogiendo restos de obra, le pasé un poco de agua y un trapo solamente.  –parece como si se estuviera disculpando.

-Quiero agradecértelo, estaba muy sucio, este fin de semana no pude llevarlo a lavar y estaba ya impresentable.  –saco mi cartera y le alargo un par de billetes de diez euros.

-Ten, para que tomes algo y muchas gracias por el favor que me has hecho. –me mira como asustado y se retira dos pasos negando con su cabeza.

-No tiene que pagarme nada, no tiene importancia.  –le miro más detenidamente, impresiona lo grandote y fuerte que se le ve, pero su rostro es de niño, tiene la nariz recta, no aguileña como la tiene su padre y su piel es de un color más suave, su negro pelo ensortijado se mueve, al tenerlo un poco largo, cuando agita su cabeza, sus labios son oscuros y cuando sonríe se le ve la parte interna muy roja.

-¿Cómo te llamas?  -me mira sorprendido abriendo mucho los ojos, son bellísimos y resaltan por lo grandes que son sobre su rostro.

- Rayhan.  –su voz suena fuerte y viril, pronuncia su nombre con orgullo y su sonrisa se ensancha.

-Pues Rayhan, te debo un favor. Gracias otra vez y adiós.  –me doy la vuelta y me encamino hacia mi casa cuando su voz interrumpe mi caminar.

-Ya puede colocar su coche en su zona, han quitado el contenedor que estorbaba, no tiene que hacerlo ahora, hay muchos más lugares sin utilizar. –no me había dado cuenta y lo había vuelto a dejar fuera de mi lugar destinado por la inmobiliaria, o quizá inconsciente creyendo que iban a seguir usando mi plaza de aparcamiento. Lo cierto es que aparte de algunos vehículos de obra o de técnicos que estuvieran trabajando, no había otro vehículo más que el mío.

-Gracias Rayhan, lo haré mañana. –me sorprendí pensando sobre ese chico y lo  guapo y masculino que era, hice un gesto para apartar su imagen de mi cabeza, ¿en qué disparate estaba pensando? Era un niño a mi lado por muy grande que fuera y además, ¿qué tenía que ver conmigo?

Comencé a recoger mis camisas lavadas ayer y puse otra lavadora mientras esperaba al técnico.

Al cabo de unos minutos suena el timbre de la puerta interior, se trata de Rayhan acompañado de un hombre que porta una bolsa de plástico en una mano, y en la otra un maletín que luego veré que se trata de herramienta.

El operario realiza su trabajo mientras Rayhan y yo le contemplamos, conecto el ordenador para configurarlo, no se inicia la señal de haber encontrado una red nueva. El técnico coloca un medidor y dice que no llega la señal hasta la roseta, que no puede hacer la instalación porque no está conectado el sistema.

Tengo que gestionarlo y lamo a la inmobiliaria, enviarán un técnico eléctrico durante esta semana y el operario de internet promete que él lo hará en unos diez días y que me llamará. Resumiendo, he molestado a mi jefe pidiendo un permiso para nada.

Aprovecho mi tiempo ya que me lo he cogido por adelantado, mañana me quedaré un par de horas en el trabajo para ir recuperando. Me entra cierta desesperanza y cuando hablo con mi madre se lamenta de haberse marchado antes de que estuviera todo instalado, pero ya tenía sus billetes y era imposible retrasar su partida.

Tendré que pedir más horas para recibir al técnico electricista y luego otra vez para el de internet, es un coñazo, a mi jefe le va a sentar muy mal que pida tantos permisos.

Tengo muchas cosas que hacer y me pongo a ello para estar despejado cuando reciba la llamada de Nico y poder hablar con él tranquilamente.

Agradezco a Rayhan su compañía, me ve molesto por no haber resuelto mi problema.

-Si puedo ayudar en algo puede pedírmelo.  –es tan amable que tengo que sonreír y dejar de mostrar mi enfado

 

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Martes

A la mañana, cuando recojo el coche para ir a trabajar me prometo recordar aparcarlo en mi lugar a la vuelta.

He estado haciendo mi calendario de vacaciones para Navidad en un descanso y mientras tomo un té, quiero garantizarme el tener mis vuelos. Voy a proponer a mi jefe coger desde el 22 de Diciembre al 4 de Enero, 8 días laborables.

Sigo asistiendo a reuniones a la mañana y a la tarde. A la hora de la comida hablo con mi jefe sobre las vacaciones de Navidad, aprovechando el relax de la comida. No pone objeción alguna y me pide que le haga la propuesta que me la firmará mañana si se la presento.

He pensado durante el trabajo en hablar con Rayhan, pedirle el favor, si puede ser, de recibir a los técnicos, dejarle una llave de casa para que puedan acceder, es un buen chaval y creo que puedo confiar en él. Por curiosidad busco en internet el significado de su nombre del que parecía tan orgulloso,  su significa es fiel reflejo de su persona “Favorecido por Dios”, y realmente así es, al menos en su físico ha sido muy bien dotado.

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Miércoles

Cuando voy a recoger el coche para ir al trabajo veo al padre de Rayhan, al parecer ya está incorporado al trabajo y se encuentra bien, está regando el patio y el jardín, imagino que su hijo estará a la tarde o quizá no vuelva más al trabajo.

Observo la impresionante  imagen del padre, tan parecida a la adolescente del hermoso chico árabe, podría pedirle a él el favor pero no me atrevo, no tengo la suficiente confianza y ciertamente me impone

La mañana se resuelve con una sola reunión, hay un grupo de visitantes y mi jefe me pide que le acompañe, les va a mostrar algunas instalaciones, el protocolo exige que haya una persona de la empresa por cada cuatro visitantes. En su despacho, después de la visita, les entrega unos regalos de empresa y yo me despido de ellos.

Hay una respuesta clara al comunicado que remití a R.H. de York, me han llamado del departamento de personal de Béthune para indicarme que no habían entendido bien el contrato y que me van a abonar la ayuda que brindan por estar desplazado.

A la tarde puedo ocuparme de mi trabajo e ir avanzando en mi análisis de la planta de pruebas.

Vuelvo tarde a casa, Rayhan ya ha abandonado su trabajo si es que ha venido y no puedo verme con él.

De Nico no digo nada, insiste en que no puede vivir sin mí y me lo repite cada treinta segundos que hablamos, aún me falta poner una lavadora para estar al día con mi ropa y me pongo a realizar mi trabajo doméstico.

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Jueves

El día transcurre con tranquilidad, llega la tarde y estoy impaciente por marchar.

Necesito hablar con Rayhan para pedirle el favor pero  no puede ser, mi jefe me llama para tener nuestra reunión personal y semanal, además de explicarle detalles de mi trabajo debo pedirle su opinión sobre algunas dudas que tengo y aprovecho para presentarle mi propuesta de vacaciones navideñas y la cuenta de gastos de mi viaje a York para que me la abonen, debe firmarme ambas cosas y dar su aprobación.

Salgo del trabajo y aunque no es tarde aún, el tráfico me atrapa en la entrada a la ciudad, escucho música  para calmarme, otro día que no podré ver a Rayhan.

Me llama Nico y me pide que tenga dispuesta mi maleta para el sábado, quiere llevarme a una bonita excursión según él, le noto muy contento y alegre, no quiere darme detalles y dice que se trata de una sorpresa, además quiere rodar su nuevo coche haciendo un viaje.

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Viernes

Ha caído alguna lluvia y humedecido el ambiente. El trabajo transcurre entretenido, nos desplazamos a la planta en pruebas y pasamos la mañana, en un momento libre aprovecho para enviarle a mi mentor en Barcelona la contestación a su presentación que recibí hace unos días, continúo sin saber cual será nuestra relación.  También saludo en un mail a esa chica de las oficinas de Barcelona, es la responsable del departamento de productos industriales y plásticos, no quiero perder el contacto con ella.

Hoy consigo salir del trabajo a mi hora, Nico me llama para decime que se encuentra de camino y me va hablando durante el trayecto. Cuando llego a mi casa, al abrir el viejo portón que han automatizado con el mando a distancia, veo a Rayhan en la zona ajardinada, sé que me ha visto entrar pero no se acerca, continua con su labor y voy hacia él, está arrodillado en el verde aún no muy tupido de la hierba, sus anchos hombros inclinados marcan su estrecha cintura y redondas nalgas, eleva su cabeza al escuchar mis pasos y sonríe como un niño enseñando sus dientes perfectos y blancos.

-¡Hola!, buenas tardes, ¿estás arreglando lo que han dejado mal plantado?  -se lo digo por hablar de algo y comenzar la conversación, antes de contestar se pone en píe, tiene sus manos manchadas de tierra y las intenta limpiar en las perneras de su pantalón.

-¡Hola!, sí, son unas plantas de poca raíz y al regar el agua se lleva la tierra, tengo que volver a cubrirlas.  –se queda expectante mirándome sin perder su sonrisa.

Le explico mi problema, él no viene al trabajo a las mañanas como norma ahora que su padre ha vuelto, tiene que estudiar pero lo hablará con su padre para que él también esté pendiente. Entiendo que con su respuesta me está diciendo que si, que acepta mi encargo e implica a su padre, me pide mi número de móvil y él me traspasa el suyo, quedamos en que le avisaré cuando los técnicos vayan a llegar.

-Verás voy a estar de viaje el sábado y un amigo vendrá a mi casa, ¿podrá dejar su coche dentro de la urbanización está noche?  -parece que no hay problemas, en realidad el único vehículo que hay es el mío y está todo vacío, cuando se vaya a marchar pasará por mi casa para que le entregue una llave.

Cuando Nico me llama para anunciarme su llegada le digo que puede estacionar su coche dentro de la propiedad, desde la casa puedo accionar el mecanismo del portón, salgo a recibirle, le hago señas a Rayhan indicándole con el dedo si puede estacionar al lado de mi coche, había vuelto a su trabajo y de rodillas me dice que sí con su cabeza. Comienza a anochecer, las nubes proyectan un tono rojizo sobre la tierra, están muy tupidas tapando el cielo e iluminan con calidez el ambiente.

Abro la puerta de su coche y sale de él, viene vestido con traje y corbata pero sin su chaqueta, sale del coche y me abraza, luego me besa cogiendo mi rostro en sus manos, besa mis labios con suavidad, la frente y los ojos, vuelve a los labios, los aprieta y estruja con los suyos.

Olvido la presencia del muchacho que nos mira para sentir su sabor que me excita desde ahora, está impaciente, recoge su chaqueta y una pequeña bolsa, sujeta mi cintura y me lleva en volandas por el camino de losetas de hormigón que dirige a la puerta del estudio.

La puerta golpea con fuerza cuando la cierra a nuestras espaldas, cae apoyado en ella, me abraza, levanta mi camisa para acariciar mi espalda, me empuja hacia él, me sujeta muy fuerte casi elevado en el aire, me cuelgo de su cuello y le dejo que me haga lo que él quiera.

Aparta la bolsa y su chaqueta que había tirado en el sofá y caemos rodando en él, no ha apartado un momento su boca de la mía, me lastima con sus dientes y le aparto empujando con mis manos.

-¡Nico!, ¡Nicolás!, tranquilo, se suave, va a venir Rayhan para que le deje una llave.

Se aparta y me mira grave, serio.

-¿Quién es ese Rayhan?  -habla sofocado, enterrada su cara en mi cuello mordiéndolo.

-Es el hijo del responsable de la finca, ya te hablé de él, voy a dejarle una llave para cuando lleguen los técnicos a instalar internet, si llegan a venir algún día, que no lo sé, ya no estoy seguro de nada.

Se calma, acaricia mi pecho metiendo su mano derecha por debajo de la camisa, con la izquierda me revuelve el pelo y me mira.

-¿A qué lugar vamos a ir mañana? Háblame de la sorpresa para saber la ropa que debo llevar.  –me mira divertido, sonríe y le beso, su aliento es abrasador, tan dulce y fuerte.

-¿Sabes lo que les sucedió a las ostras curiosas?  -suelta una carcajada.

-¿Qué ostras?, ¿a qué te refieres?  -no tenía ni idea sobre lo se trataba.

-Las ostras de la peli de Alicia en el País de las Maravillas, ¿no recuerdas como se las comieron por curiosas?  –ahora el que río soy yo, mira que acordarse ahora de una peli de niños.

- Nico para ir a visitar un lugar no necesito hacer maleta alguna, preparar la maleta como tú me pediste significa pasar la noche fuera, por eso necesito saber donde me llevarás.

-Vamos a visitar Mont Saint Michel, quiero pasar una noche romántica contigo.  –no deja de sonreír queriendo quitarme la camisa impaciente.

-Pero eso cae muy lejos y resultará carísimo.

-No te preocupes, son solo unas cinco horas y el hotel está reservado ya. Deseo estar cada minuto a tu lado y que no tengas que hacer nada, solos los dos por un día.  –levanta mi camisa y lame mi tetilla empezando a mamar de ella y haciéndome reír.

-Por favor Nico, espera un momento.  –pero no quería que se detuviera, simplemente con su movimiento de lengua me estaba volviendo loco.

Me levanté intentando escapar de su voracidad entre risas contenidas, me persiguió hasta apoyarme en el gran ventanal detrás de la cortina.

-Tanto tiempo esperando, no puedo más. -ya se había aflojado la corbata y sacado su camisa del pantalón, tenía miedo de que nos interrumpiera Rayhan y a la vez deseaba que no se detuviera.

Me abrazó y caímos sobre la gran cristalera, comenzó a besar mi cuello mientras se arrimaba para que notara su tremenda excitación y respondí a sus besos hasta que se fue calmando

Me acaricia con suavidad mientras habla y me mira con ternura, me abrazo a él, le atraigo hacia mí y besa con intensidad mi barbilla mordiéndola. Cuando voy a responder a sus caricias suena el timbre. Estoy hecho un desastre, descalzo, los pantalones caídos, la camisa fuera y no quiero saber cómo tendré mi cara. Me arreglo un poco la ropa y llego a la puerta.

Es Rayhan, se queda en la puerta fijando su mirada en el suelo, seguramente no queriendo que yo notara lo que él tenía que imaginarse al verme en este desastre.

-Venía a recoger la llave, perdone que le moleste.

-Pasa un momento, voy a buscarla.  –lo cierto es que la tenía ya preparada y quizá debía habérsela ido a entregar yo mismo para no hacerle venir a él y el que se percatara de cómo estaba Nico para reafirmar lo que ya adivinaría.

-Gracias Rayhan, te llamaré por el móvil cuando me indiquen que van a venir.  –el chico sigue con la vista baja y nervioso.  –levanta la vista cohibido.

-Verá, es que tenía que decirle una cosa.  –vuelve a mirar al suelo.

-Dime Rayhan, ¿deseas algo?, ¿qué necesitas?

-¡Oh!, no, es que verá, cuando se acercan a las ventanas y están las luces encendidas se le ve la silueta desde fuera.  –el chico mira al suelo y yo debo tener la cara ardiendo y roja como el carmín.

-Gracias por advertírmelo Rayhan, tendré más cuidado.

-Cuando se aleja un poco no se ve nada, pero si se pega a la cortina es cuando se le ve, perdone lo que le he dicho.

-No, no, te tengo que dar las gracias otra vez por advertirme y has hecho muy bien.

Se marcha el chico, miro a Nico que sigue tumbado en el sofá y está rojo conteniendo su risa.

-¡Joder!, vaya espectáculo que darás todos los días, menos mal que hasta ahora no tienes vecinos y solo te verá el chaval.

-Calla, que yo no estoy arrimado en ningún momento a las ventanas, vamos a hacer una prueba, venga ponte delante de una ventana y vete acercando, voy a ver  qué es lo que se ve.

Efectivamente, Rayhan tiene razón, pero hay que estar pegado a la cortina para que se vea la silueta, cuando te alejas dos pasos no se ve nada. Para entender lo que sucede describo el estudio:

Es casi un rectángulo de un edificio reconvertido, imagino que sería algún pabellón que había en el jardín, como cocheras o algo así, tiene mucha altura y a pesar de ser tan pequeño, el estudio tiene tres puertas-ventanas de arco, desde el techo hasta el suelo, se pueden abrir las tres, pero solamente la del centro tiene camino para acceder, las otras dos, que casi nunca las abro, dan a zonas con césped y jardín; según se le mira de frente, la de la izquierda es del salón dormitorio, la del centro es la principal y está entre la cocina y el salón y la de la derecha es la cocina, el baño está al fondo del salón.

Tienen cortinas desde el techo, lisas de un material especial de color chocolate muy oscuras.

A partir de ahora tendré más cuidado de no acercarme demasiado cuando este escaso de ropa, le digo lo último para ver cuál es su reacción y Nico se parte de risa.

-Es majo el chaval, ¡cómo cuida y se preocupa por ti!  -ríe agarrándose el vientre.

-¿Quieres que salgamos, o prefieres quedarte y comer algo aquí?

- Daniel, nos quedaremos aquí, quiero estar a tu lado no me apetece ir de restaurante, venga te ayudo a preparar la cena.

Cenamos, yo una manzana y un yogurt, él come un par de bocadillos de ahumados que dejó mi madre y aún están en el frigo, son muy fuertes los ahumados de aquí y no son mi plato favorito, como siempre le miro como come, nunca me canso, me gusta ver como se mueven todos los músculos de su rostro.

-¿Nico?  -para un momento de masticar, deja de mirar su bocadillo y fija su mirada en mí, deglute, bebe agua.

-Dime. –tiene migas de pan pegadas en sus húmedos labios, se las hubiera comido.

-¡Gracias! –se queda en suspenso mirándome e interrogándome con su mirada.

-Solamente eso, ¡qué gracias!, continúa comiendo.  –deja el bocadillo a un lado, se pasa la lengua por los labios, aún queda alguna miga, se pasa el dorso de la mano por la boca, como hacen los niños, cómo le quiero en estos momentos, me coge la mano.

-No tienes que darme las gracias, no hay motivo.

-Bueno, parece que has preparado un bonito programa para mañana, ya es motivo suficiente y el que me cuides y te preocupes por mí.  –aprieta mi mano derecha con la suya izquierda.

-Eso no es algo extraordinario Daniel, no sé cuál es el motivo, pero tu despiertas ese sentimiento en todos los que conozco, todos quieren protegerte de alguna forma. Ese chico, por ejemplo, ¿cuántos años tiene?, es un niño, tu puedes dominarle, eres mayor que él y tienes más conocimientos y sin embargo, siente la necesidad de ser tu protector.

Le miro profundamente, pudiera ser que lleve razón, mi pensamiento va hasta sus padres, si es cierto lo que él dice, ¿por qué en ellos no se cumple esa premisa? Tiene que ser porque están preocupados por él, lo sucedido con Marc está próximo en el tiempo, sienten miedo de que yo le cause algún daño y pueda volver a caer en su terrible depresión. Todo va a ser cuestión de tiempo, de que le vean feliz y contento conmigo, claro que ellos no se dan cuenta de que lo que le haría feliz es el que me aceptarán a mí.

Son unos padres como otros cualquiera, preocupados por el bienestar de sus hijos, creo que comienzo a entenderlos, no es que no me quieran, es que les doy miedo, están asustados y no saben cómo reaccionar más que intentando apartarme de él.

-Termina el bocadillo y vamos a la cama, mañana tenemos que levantarnos temprano.  –ahora soy yo el que aprieta su mano y me levanto para ir a buscarle agua al frigo, tiene el vaso vacío.

Le dejo un momento comiendo y recojo la bolsa que ha traído y está tirada en el suelo, dos polos de distintos color, blanco y verde y dos bóxer, ese es su único equipaje con unos pantalones vaqueros y unos mocasines ligeros para andar, ni un cepillo de dientes lleva consigo.

-Ya veo que no traes mucho equipaje, voy a preparar el neceser de baño.

Me sigue con la mirada mientras introduzco mi ropa y la suya en mi maleta, dejo fuera lo que vestirá mañana y para mi soy espartano también, total es un día y con dos mudas bastarán.

Ha recogido en papel de aluminio lo que le ha sobrado de los ahumados y lo tiene todo limpio. Al pasar por su lado me sujeta del brazo y tira de mi par sentarme en sus piernas.

-¿Vas a dejar de trabajar? Por favor.  –no le contesto y abro su camisa ara acariciar su pecho peludo, me gusta acariciarle los vellos que adornan las aureolas de sus pechos, le hacen tan varonil, tan hombre.

-Dejaré de trabajar si me llevas a la cama, te quiero Nico y creía que la comida te hacía olvidarte de mí.  –soltó su risa y comenzó a desnudarme, despacio, como a él le gusta a veces, e ir viendo mi cuerpo como se expone a su tierna y deseosa mirada.

Volvía a tener la maravilla de su verga en mis manos, a saborearla en mi boca y lamerla como un loco, iba perdiendo el control de mis acciones y sus caricias hacían estremecer mi cuerpo.

- Daniel, mi amor, déjame comerte el culo.  –sacó los dos dedos que tenía dentro de mi follándome con ellos y me colocó de rodillas sobre el sofá, abrió mis piernas y sentí su aliento en mi ano. No tuve otro remedio que suspirar para sacar mi tensión.

Su lengua acariciaba mi culo mientras intentaba relajarme para que me follara con ella, alargue mi mano para sostener en ella sus testículos que se movían al impulso de su largo miembro.

- Nico, eres tremendo, te quiero, fóllame el culo, sí mi amor.  –todo era placer y lujuria, su lengua entraba como si de un pequeño pene se tratara, lamía las paredes de mi ano abriéndolo tirando de él con sus manos.

-Métemela, fóllame Nicolás.  –sujetó mi polla y tiró de ella para llevarla a su boca.

-¡No! Vas a lograr que me corra.  -dejó mi pene para comenzar a lamer mis huevos, ¡como lo sabía hacer!, me llevaba a las puertas del placer total.

Me dio la vuelta, me trataba como si mi cuerpo no pesara para él y lo movía a su antojo, sujetó mis tobillos con sus manos y me miró desde arriba.

-Prepárate para recibir lo que quieres.  –elevé mi cabeza para ver la erección tan dura de su verga grande y  tremenda, había retirado el pellejo de su glande y brillaba en su color granate, sentía ya el avance de su pene en mi recto antes de que lo apoyara en mi culo.

Empujó y veía en su rostro su esfuerzo, a pesar de las veces que me la había metido mi culo le ofrecía las delicias de su estrechez y poco uso.

-Es muy rico perforar tu culito mi niño.  –estaba mordiendo mi cuello con solo el glande dentro de mi ano, me sentía poseído, tan usado, tan feliz con Nico, mi macho mordiendo mi cuello, disfrutando esperando el momento de empujar y entrar plenamente en mi.

Besó mi boca y metió su lengua, preludio del gran vergón que destrozaría mi recto en segundos,  y con mi boca llena para evitar mis gemidos empujo hasta que su verga su tomando posesión de mi culo y entrando en mi vientre.

Grité al sentirla llegar al fondo de mi ser y abrirse camino más allá de lo humanamente permitido.

-Me duele Nico.  -paró un momento respirando fatigado, acaricié su espalda pasando mis manos por sus costados haciendo que se tranquilizara, sentía la rigidez tremenda de su falo invadiendo mi intimidad.

Su vaivén era soberbio, el roce de su pene en mi ano me llevan al éxtasis y solo sabía sollozar de gozo lleno de la verga de mi amante, no tardo mucho en avisarme de que se iba a correr, estaba repleto de semen que tenía que descargar.

-Lo siento mi amor, me corro, no puedo aguantar más.  –en lugar de responder abracé su cintura y con mis manos en sus nalgas le atraje hacía mi para que entrara más y comencé a mover mis caderas para lograr una excitación mayor en él.

Sus últimas embestidas golpeaban mis muslos con sonoros golpes de cadera, era tanta su potencia que movía todo mi cuerpo sobre el sofá y solo paró cuando de su polla comenzaron a salir los ríos de la vida que expulsaba de sus testículos.

Me estremecía al sentirme lleno de su semen y coloqué mi mano para que mi esperma no nos manchara todo el pecho a los dos al salir con fuerza de mi pene.

Era un milagro de cariño y entrega mutua sentir sus lengua viajar por mi boca después de que su verga abandonara mi ano.

- Daniel, mi Daniel, mi amor, tu culo me absorbe todo, es prodigioso.  –llevó sus dedos para acariciar mi culo del que brotaba el semen que terminaba de dejarme  y se lo llevó a los labios.

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