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Con mi compañera de trabajo (2)

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Llegaron a la casa y dieron una vuelta para conocerla y comprobar que estaba todo bien. Pusieron leña y encendieron el fuego, lo que provocó el rápido calentamiento del salón mientras abrían las otras puertas para que el calor llenara todos los rincones. En pocos momentos el ambiente ya era cálido y agradable hasta el punto de que el se quitó el jersey. Fueron a la habitación de matrimonio donde deshicieron el escaso equipaje y se dispusieron a tomar un baño caliente. Al cuarto de baño se accedía a través del vestidor que salía del dormitorio. La bañera era grande haciendo esquina y con hidromasaje. Mientras se llenaba él extendía un botecito de sales de baño. Ella fue un momento al dormitorio para volver con el potente vibrador en la mano, le sentó en el borde de la bañera y se arrodilló frente a él para tomar su miembro con las manos primero, agarrándolo fuerte, dejando sólo el enorme capullo libre. Bajó su boca y como haciéndose de rogar fue dando ligeros golpes con la lengua, primero alrededor y luego metiéndola por el agujerito central. Mirándole a los ojos pudo comprender el estado de semi desesperación al que le tenía sometido y con mirada entre lasciva y misericorde se lo introdujo en la boca para chuparlo y lamerlo. Echaba el cuerpo hacia atrás y gemía de placer mientras ella seguía como queriendo desgastarlo, notándolo cada vez mas duro y mas grande y si dejar de mover sus manos en un moviendo de sube y baja a la vez que de rotación. Estuvo así un rato hasta que decidió levantarlo y llevárselo a la habitación mientras terminaban de desnudarse por el camino. Se tumbó en la cama boca arriba y abriendo ligeramente las piernas le mostró su cueva entreabierta, dejando escapar sus fluidos hacia abajo hasta llegar a su ano, ante lo que el no tuvo otra opción que hundir su cabeza y comenzar a lamer y sorber todo cuanto se encontrara a su paso. Tomó con su mano el vibrador y mientras que con la lengua hacia girar el clítoris lo introdujo en su coño dando empujones duros como a ella le gustaban, paró por un momento para tumbarla de lado mirando a un lado de la cama con las piernas ligeramente flexionadas. Se colocó detrás justo de ella tomando sus pechos entre sus manos y con su capullo tocando en la entrada de su culo. Empujó suave al principio pero viendo que costaba un poquito puso un poco mas de empeño hasta que notó como entraba pero aquello no era lo que esperaba

Ahhhh, eso no es mi culo, pero sigue por favor, no pares. . .

En efecto estaba metiéndosela por el coño junto al vibrador, por eso sentía un roce extraño. Se echó para atrás un poco y la situó de nuevo boca arriba y ahora apuntando expresamente a su coño colocó el capullo justo debajo del enorme vibrador y empujo hasta que la tenía toda dentro.

¡Ohhhhhhh, esto ya es demasiado! ¡Me vas a matar de placer!

Las palabras de ella le daban nuevas energías y seguía moviéndose mientras movía a su vez el vibrador a ritmo contrario al de su polla con lo que se daba a su vez un placer que no había conocido hasta entonces. Siguió un rato así mientras ella acompañaba el movimiento con su pelvis y sus caderas, para luego sacar su polla y, esta vez si, metérsela por el culo empapado de los jugos de ambos que salían del coño de ella. Cambiaron de postura varias veces pero sin sacar el vibrador de su coño. Una de las que mas les excitó fue con el tumbado boca arriba y ella sentándose encima de él viendo en el espejo como le entraba la polla en su coño repleto con aquel pene artificial. Se la sacaba del coño y se la metía en el culo, cambiaba con el vibrador, . . . pero llegado el momento le sorprendió con un sesenta y nueve con ella tumbada boca arriba y el encima mientras sentía como poco a poco le iba succionando hasta que consiguió sacar de él hasta la última gota de su leche. Seguía chupando y lamiendo pero sin tragársela mientras se corría a su vez cuando le mordía y sorbía su clítoris con el vibrador llenando su coño y dos dedos en su culo. Fue al darse la vuelta él para besarla cuando ella le presentó el espectáculo de enseñarle la boca repleta de su crema durante un momento mientras se la iba tragando poco a poco.

Estuvieron un rato juntos mirando al techo de la habitación hasta que repusieron las fuerzas necesarias para ir a darse un baño. Con el agua aún tibia se metieron en la bañera el uno al lado del otro pasándose sus brazos por detrás de la espalda del otro y dejando la mirada perdida en el frente. Así continuaron hasta que terminaron el baño y se vistieron para salir a cenar a un restaurante cercano con un pequeño salón en el que había una chimenea de piedra que, junto a los candelabros de las mesas, hacían el ambiente acogedor e íntimo. Cenaron tranquilamente mientras hablaban de temas de oficina y sus compañeros, que si éste es así, que si la otra era de la otra manera, … cosas triviales y sin importancia al fin y al cabo. No se dieron cuenta de lo tarde que era si no hubiera sido porque el camarero les traía la cuenta y fue en ese momento cuando cayeron en la cuenta de que eran los últimos. Miraron alrededor y ya no había nadie solo aquel camarero, la chimenea, los candelabros y la calentura de ella cuando le vino a la mente hacerlo allí mismo con él. Se comenzó a insinuar mientras firmaba la cuenta y el camarero les ofrecía una invitación de un licor u otra bebida que les apeteciera.

¿Desean los señores algún licor como invitación de la casa?

Si por favor, para mi un Baileys – dijo ella

Para mi un bourbon con hielo pero ¿no será demasiado tarde para ustedes? - respondió el

No se preocupen pueden tomarse sus bebidas mientras recogemos el comedor.

Muy bien, gracias

Esta frase le costó pronunciarla correctamente pues sintió el pié desnudo de ella intentando abrirse paso a través de su entrepierna. Esto hizo que el bulto de él fuera creciendo de forma notable y ella lo sentía. Se abrió un poco mas el escote con la excusa del calor mirando de reojo al camarero para comprobar como la observaba como sin querer verla mientras colocaba las sillas y las mesas. Él no se daba cuenta mas que de lo que tenía delante pero la frase de ella le dejó paralizado por un momento

¿Sabes que ese camarero esta muy pero que muy bien?

¿Qué quieres decir? – respondió el con un aire entre sorprendido y dubitativo.

Espera un momento y verás. ¡Camarero por favor! ¿puede venir un momento?

Dígame la señora en que puedo servirla – respondió el camarero sin poder quitar los ojos del escote abierto que ya dejaba ver la areola de cada pezón.

¿Me puedes poner otra copa de lo mismo por favor?

Si Sra. ahora mismo se lo traigo.

Fue ese el momento que ella aprovechó para sentarse al lado de él y meter la mano debajo del mantel para bajarle la cremallera del pantalón y sacarle su polla mientras le decía

¿Qué te parece como se está poniendo este pobre muchacho al verme estas preciosas tetas?

No juegues con él y déjale tranquilo, que al final va ha tener un calentón de huevos y va a tener que acabar yendo al servicio a hacerse una paja a tu salud.

¿Cómo la que te estoy haciendo a ti cari?

La mano ya subía y bajaba con suavidad mientras notaba la humedad el en capullo.

Aquí tiene su copa sra. ¿desea alguna otra cosa?

No, muchas gracias.

El camarero se dio perfecta cuenta de que debajo de la mesa algo estaba pasando pero actuó como si nada y siguió con su trabajo pero sin poder evitar que su polla fuera creciendo dentro de su pantalón.

Mírale al pobre, lo tiene que estar pasando mal el pobre. Fíjate en el bulto de su entrepierna.

Te lo he dicho antes y te lo repito ahora, déjale en paz al pobre muchacho y déjame por favor que me abroche y nos vamos.

¿Lo has hecho alguna vez en un restaurante? – la mirada de ella ya era provocadora y sibilina

No y déjalo ya por favor que se nota lo que estas haciendo.

Tu polla dice lo contrario que tu. Te crece en mi mano ante la sola idea de follarme aquí ¿verdad?

No sigas por favor… - pero su tono le delataba y no era creíble.

Venga tonto que se que te mueres de ganas por poner tu mano en mi coñito depilado y meterme tu dedo.

En ese momento se dejó llevar y perdió la poca inhibición que pudiera tener y, bajando su mano le subió la falda, le apartó la braguita a un lado y comenzó a rozar con su dedo la rajita ya húmeda de ella.

Fíjate, somos muy malos con él. Sabe lo que hacemos y no puede hacer nada.

Él la miró con extrañeza al principio pero luego se fue tornando excitación al pensar en follársela ambos allí mismo. Ella pareció entrar en complicidad con él al darse cuenta de su estado.

Por favor

Si, dígame Sr, - el camarero atendió rápido la petición de él.

¿Le importaría ayudarme a follarme a esta preciosa putita?

Esto les pilló, a ella y al camarero, de sorpresa y, al principio no supieron reaccionar, pero pasados unos segundos y antes de que se mediase ninguna palabra ella ya le estaba bajando los pantalones al camarero y se estaba metiendo en su boca.

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