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Susana y los chicos (II)

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 Estaba decidida, me iba a follar a mi hermanito a sus dos amigos de toda la vida. La decisión estaba tomada, sólo me faltaba planificar la jugada perfecta, que me situase en una posición de poder frente a ellos. La siguiente sesión de grabación voyeur se produjo esa misma noche y, cómo ya sabía perfectamente el hueco que Javi había buscado para la cámara, volví a masturbarme ofreciendo magníficos planos de mis tetas, culo y coño. Sabía perfectamente que iba a ser el plato fuerte de la sesión del siguiente viernes así que me lucí para dejarlos bien calientes y que estuvieran a mi disposición. Durante el resto de la semana continuó el juego de seducción sutil de mi hermano, exhibiéndome para él de manera disimulada y dejando a su vista de manera casual algunos de mis encantos. Me ponía muy cachonda cuando le pillaba por el rabillo del ojo con su mirada clavada en alguna parte de mi cuerpo.

Por fin llegó el viernes y desde primera hora mi cuerpo estaba muy agitado, todos los poros de mi piel exudaban una mezcla de excitación, sensualidad y pánico. Sí, pánico porque sabía que iba a cometer una locura que trastocaría irreversiblemente mi actual vida y me conduciría hacia un mundo desconocido e imprevisible. Una vez que mis padres salieron, me arreglé para salir y me despedí de Javi y sus amigos, de acuerdo con el plan trazado. Di una vuelta para dejar pasar el tiempo y al cabo de casi una hora volví sigilosamente a la casa, sin hacer ruido. Como suponía, estaban encerrados en el cuarto de Javi disfrutando de su sesión de porno mirón. Subí a mi habitación y me desnudé, aunque me dejé puestas las botas de tacón, pensé que era un toque de zorra muy adecuado. Me miré al espejo y me sentí como una diosa del sexo, dispuesta a conseguir todo lo que se propusiese. Con las piernas temblando, intentando vencer el pánico, me acerqué silenciosamente al cuarto de Javi, y pegué el oído a la puerta. Escuché comentarios parecidos a los que ya había oído, del tipo “qué buena está la tía”, “qué polvo le echaba”, así que supuse que se estaban deleitando en ese momento con mi grabación y, probablemente, masturbándose mientras tanto. Inspiré hondo y sin más preámbulos, abrí la puerta de forma decidida. Durante un instante el tiempo se detuvo y el silencio se hizo ensordecedor. Los tres habían parado su actividad masturbatoria y me miraban incrédulos, con los ojos desorbitados. La suerte estaba echada.

Me acerqué lenta y sensualmente, recorriendo el espacio que separa la puerta de entrada de la silla en la que estaba sentado mi hermano, al fondo de la habitación junto al ordenador, moviendo mis caderas de forma acompasada y de la manera más provocativa que sabía, lo que unido a las botas de tacón que me había dejado como única vestimenta hacía que mi culo y mis tetas se balanceasen obscenamente de lado a lado, visión que dejó a Luís y Raúl, que estaban sentados en la cama de mi hermano, totalmente impactados y casi petrificados. Tuve hasta que contener la risa al ver sus caras de embobados, con la boca y los ojos bien abiertos, no dando crédito a lo que estaban viendo: la hermana mayor de su amigo, a la que conocían desde la tierna infancia y con la que habían compartido juegos inocentes, a la que acababan de ver comportarse como una perrita en celo en el vídeo, se paseaba desnuda insinuantemente  moviendo su culo como un puta.

Llegue hasta la altura de mi hermanito, que continuaba sentado y con cara de no saber qué estaba pasando exactamente, firmemente sujeto a un cojín encajado entre las piernas que había cogido precipitadamente para taparse cuando entré en la habitación. Sin dejar de mirarle a la cara ni un solo instante, me arrodillé lentamente y agarré el cojín con la intención de quitárselo, pero él se resistía, aferrándose a él como si fuera un escudo protector o algo similar, así que con la voz más sensual que encontré, le dije:

-        Qué te pasa hermanito, ¿no me dejas ver tu cosita? Anda, no seas malo

Mi hermano seguía con la boca abierta y la cara de embobado, sin decir palabra, mientras de reojo veía que sus amigos tampoco habían reaccionado todavía, sentados en la cama con sus pollas flácidas al aire, aunque sin perder detalle de la situación. Para provocarles un poco más y llevar la escena a mi terreno, de rodillas como estaba separé las piernas y eche un poco más mi cuerpo hacia delante, con lo que les ofrecí una hermosa estampa de mi coñito y mi anito, a la vez que volvía a decirle a mi hermano:

-        Venga, déjame tonto, verás las cosas que sabe hacer tu hermana, o ¿es que te da miedo? No te voy a comer….

 Sin abandonar esa cara mezcla de confusión, vergüenza y miedo, aflojó la presión que su mano hacía sobre el cojín y por fin pude quitárselo y así poder contemplar por primera vez en directo aquella polla que ya había visto en vídeo en otras ocasiones.

-        Mmmm… que cosa más bonita tienes guardada hermanito-

Dije mientras me relamía los labios, pasando mi lengua por ellos despacio, a la vez que masajeaba mis pechos y mirando primero a su polla, que estaba flácida debido a la situación, a pesar de lo cual tenía una dimensión considerable, y después otra vez fijamente a los ojos, la agarre con una mano y empecé a masturbarle lentamente, mientras la otra mano se fue hasta mi coñito, que empecé a acariciar para deleite de los amigos de mi hermano.

A pesar de la turbación que demostraba en su rostro, gracias a mi masaje la cara de espanto de Javi empezó a desaparecer para dar lugar a otra que revelaba placer, tímido todavía, pero que era el comienzo de algo imposible de parar. En poco tiempo, su polla empezó a hincharse con mis caricias, mientras que yo seguía pasando mi lengua obscenamente por mis labios y masajeaba mi clítoris. A estas alturas, los amigos de mi hermano, que todavía estaban bastante cohibidos, empezaron a dar muestras de que también comenzaba a ser superior su calentura a su timidez o turbación por encontrarse de repente con aquello. Cuando vi que la polla de Javi tenía un tamaño considerable, sin llegar a estar en todo su esplendor, le dije.

-        ¿Te dije que no te iba a comer? Pues te mentí…

Y diciendo esto me embutí todo aquel cacho de carne en barra en la boca de una sola vez, notando como llegaba hasta el final de ella y empezaba a penetrar en mi garganta, haciéndose un hueco. Conseguí tragármela casi entera, solo una pequeña porción quedaba fuera. La convulsión que tuvo mi hermano fue de haberla grabado en video… todo su cuerpo se tensó y emitió un gruñido ininteligible a la vez que se aferraba a la silla con ambas manos, parecía que le había dado un ataque. Supongo que si tu primera mamada es como la que yo le iba a dar a mi hermanito, no es para menos.

Mis labios estaban casi chocando contra su pubis y sus pelillos me hacían cosquillas en la nariz. Aquello me encantó, creo que estuve a punto de correrme en ese mismo momento, me fascinaba esa sensación de asfixia contenida, y toda esa carne caliente palpitando en mi boca y garganta, así que intenté mantener esa posición durante unos segundos, abriendo y cerrando los labios para rodear aún más la base de la polla de mi hermanito a fin de conseguir acomodarla al estrecho espacio. No quería olvidar al resto de mi público, al que seguía deleitando con la visión de mi culo, que intentaba mantener bien en alto, y mis dedos jugando ahora con mi entrada trasera, que lubricaba con el flujo de mi coñito.

Con toda la polla de Javi en la boca, comencé a mover lentamente la cabeza de un lado a otro para sentir toda su envergadura, moviendo mi lengua todo lo que daba de sí el espacio que le quedaba para maniobrar, debido a los niveles que estaba alcanzando aquella polla, en longitud y grosor. Tras unos 20 segundos de este tratamiento, la saque de mi boca, porque necesitaba seguir adelante con mi plan.

Mi hermanito estaba con la cabeza echada hacia atrás en la silla y las manos aferradas como garras a los posabrazos, en estado de pura tensión, pero al sentir su polla liberada de mi boca incorporó la cabeza y abrió los ojos como platos. Me encantó haber provocado ese primer golpe de efecto y me estaba poniendo realmente muy cachonda con aquel papel de loba dispuesta a corromper a un grupo de jovencitos entre los que se encontraba mi propio hermano. Desde mi posición no podía ver a Raúl y Luís, que seguían teniendo una buena vista de mis encantos traseros, pero podía oler la testosterona que emanaban y casi sentir el calor que exudaban sus pollas, lo que incrementaba todavía más mi calentura.

-        Mmmm…que rica,- dije con la voz algo entrecortada por el esfuerzo realizado, pero con la sensualidad de una gatita melosa, mientras volvía a mirar a mi hermano a los ojos, abriendo la boca para que un hilo de saliva siguiera uniendo su polla a mi lengua

El reflejo del vómito había aprendido a controlarlo, pero el de lagrimeo no, así q el esfuerzo realizado había provocado q dos lágrimas corriesen por mis mejillas, cosa que a mi hermano debía parecerle muy erótico, porque noté que su polla daba un par que graciosos brinquitos.

-        ¿Te gusta como la come la putita de tu hermana? Dije mirando fijamente a mi hermano y adoptando nuevamente ese rol de gatita que tanto me estaba gustando, pero esperando algún tipo de reacción por parte de los presentes que pusiera las cosas bien claras.

-        Joder Susana…- pudo articular mi hermano cuando se repuso un poco – no sé qué decir… me dejas flipado… nunca hubiera imaginado

-        Bueno, si quieres me voy y esto se acaba aquí…- dije adoptando una falsa expresión de enfado para poner a prueba a mi hermano, aunque era incapaz de pensar siquiera en dejar aquello, dado el nivel de calentura que mi cuerpo había alcanzado a esas alturas.

-        NOOO – se escucharon al unísono las voces de los amigos de mi hermano que por entonces sólo pensaban con la cabeza de abajo, viendo un panorama que ni en sus fantasías más calientes podían haber imaginado.

Esperé unos segundos observando la reacción de mi hermano, y pude ver claramente en sus ojos que, haciendo gala de una agilidad intelectual herencia de nuestra abuela materna, dirimió la confrontación ética entre la prohibición cultural impuesta que le obligaba a verme como un objeto de deseo sólo en sus fantasías y el impulso carnal incontrolable que le incitaba a pensar en poder follarse realmente a su propia hermana, cambiando repentinamente su semblante, de miedo y desconcierto a una evidente picardía y lujuria incontenibles. Así que, comprobado que mi jugada estaba saliendo a la perfección, continué:

-        ….o bien me quedo y os como la polla a todos y cada uno de vosotros y nos montamos una buena orgía esta tarde. Tú decides…- dije,  poniendo la cara más sugerente que pude encontrar mientras me acariciaba las tetas.

-        Sigue…por favor- dijo por fin mi hermano, intentando todavía desprenderse de sus ataduras éticas, aunque ya dominado por el deseo y la calentura.

-        No, así no se pide- dije yo, suavemente, queriendo jugar un poco más con él y liberarlo definitivamente -hazlo como a mí me gusta…

Mi hermano se quedó extrañado, pero haciendo nuevamente gala de su agilidad mental, y ayudado evidentemente por mi cara de lujuria, reaccionó rápido y replicó:

-        Sigue…putita

-        Eso está mejor – respondí.

Con cara triunfal me volví hacía Raúl y Luís y vi por primera vez desde que había entrado en la habitación sus pollas enhiestas apuntando al cielo, porque vencida también toda timidez, habían retornado a su actividad masturbatoria contemplando la caliente escena.

-        Tranquilos, chicos, cada uno tendrá su momento… sentaos y esperad vuestro turno, mientras os entretenéis con la vista… ahora tengo un regalo preparado para mi hermanito querido…

Me ensalive bien un dedo, sacando obscenamente la lengua, y sin muchas delicadezas lo introduje en mi ano, mirando a los amigos de mi hermano con lujuria. Debo reconocer que la maniobra me produjo dolor, pero mis deseos de mostrarme como una guarra fueron superiores. Mientras perforaba mi culo con el dedo me volví a mi hermano y engullí de nuevo aquél pollón hasta donde pude, llenándome con su sabor y poniendo en práctica todo lo que había aprendido en los últimos días sobre control de la respiración y de los músculos guturales. Nuevamente note como mi hermano se convulsionaba en la silla y emitía una especie de aullido ahogado, mientras su polla se acomodaba a mi garganta. Aquella sensación de ahogo controlado, unida a la reacción que provocaba en mi hermano, me hacía sentir muy guarra, incrementando mi excitación al máximo y haciendo que intentara tragar todavía más polla, mientras seguía masturbando mi culito para deleitación de mis observadores traseros.

Seguí con su polla enterrada hasta el fondo durante otro rato, abriendo y cerrando los labios y haciendo succión, para luego sacarla un poco, sólo lo suficiente para respirar de nuevo y volver a tragármela, todo ello acompañado de las convulsiones que a cada envite mío parecía padecer mi hermano, que seguía con la cabeza hacia atrás en la silla y los ojos cerrados, sólo emitiendo gruñidos y gemidos ahogados.

Era muy consciente de que para un chico de 17 años que nunca ha tenido relaciones sexuales aquello estaba siendo la gloria, que tu primera comida de polla te la dieran de esa forma era algo inusual. Pero también es cierto que aquel chico era mi adorado hermanito, cuyos deseos y perversiones me había encargado de averiguar y que habían despertado mi lado más salvaje y descontrolado. Deseaba conseguir una actitud más dominante y activa por su parte en aquella primera mamada que cambiaría para siempre nuestra relación, así que, sacando momentáneamente mi dedo de mi agujero trasero,  agarré sus dos manos, que estaban apoyadas en los laterales de la silla y las llevé lentamente hasta mi nuca, acompañándolas en un movimiento de mete-saca para darle a entender que quería que fuera él el que marcara el ritmo de la mamada.

Javi captó rápidamente el mensaje, abriendo los ojos y mirando la situación que se le presentaba y que no terminaba de creerse, empezando a marcar el ritmo aunque sin demasiado ímpetu, mientras yo intentaba dejarle claro con mis movimientos que quería tragármela hasta el fondo en cada empuje suyo. A la vez que hacía esto reculé un poco invitándole a que se levantase de la silla, cosa que hizo sin que yo le dejase que retirara su polla de mi boca, a la que ya empezaba a acomodarse perfectamente.

Me agarré con ambas manos a sus caderas, estiré el cuello hacia arriba para facilitar la mamada profunda y le miré sensualmente a los ojos mientras volvía a meterme su polla hasta el fondo, más profundo esta vez debido a la postura, consiguiendo que toda ella quedara fuera de la vista, como una espada enfundada en su vaina, mientras las manos de Javi seguían en mi nuca. Cuando entendió que podía follarme la boca a su antojo su cara reflejó una excitación increíble, que me puso al borde del orgasmo. Entonces empezó a empujar mi cabeza contra su polla, metiéndola hasta el fondo, hasta hacerla desaparecer de la vista de sus amigos, llegando más profundo de lo que había permitido a ninguno de mis anteriores amantes. En poco tiempo, su polla entraba y salía de mi boca a gran velocidad, guiada por las manos de mi hermano sobre mi cabeza, haciendo que cada vez mis labios chocaran contra su pubis, como yo había fantaseado en tantas ocasiones. La experiencia ganada durante las últimas semanas me permitían seguir el ritmo sin ahogarme, lo que me permitía gozar de aquella maravillosa sensación de que mi hermanito me follara la boca, aunque algunas veces me provocaba arcadas que, no obstante, era capaz de soportar, y que hacían que la saliva saliera inevitablemente por las comisuras de mis labios y cayera empapando mis tetas y abdomen. Cuando la postura me lo permitía, miraba fijamente a los ojos a mi hermano, que esta vez sí que estaba bien atento a la escena, deleitándose en ver desaparecer su polla en mi boca y mi mirada de loba caliente que le decía que aquello me estaba encantando. Sin poderlo retrasar más tiempo, tuve el primer orgasmo de la tarde con su polla clavada en mi garganta, sin necesidad de tocarme siquiera.

Sus amigos, a los que no veía por estar demasiado ocupada, pero que sí podía oír, exclamaban cosas como, “ostia, como la come”, “joderrrr que caña” “vaya forma de chuparla” y lindezas por el estilo que hacían que me pusiese más cachonda todavía y que pusiese mi trasero más respingón para que viesen mejor cómo estaba de chorreando. Estaban tan desconcertados todavía que ninguno de ellos se atrevió siquiera a tocarme, cuando estaba deseando sentir algo duro en mis agujeritos, aunque fuesen unos deditos juguetones.

Aquello no duró demasiado por desgracia para mí, que cada vez me sentía más excitada con mi papel de superfelatriz, ya que la inexperiencia de la juventud y el ver cumplida su mayor fantasía sexual con su propia hermana hizo que mi hermano se corriese en menos de 2 minutos de comenzar con el mete-saca oral.

- ahhh, me voy a correr Susana…

Me hubiese apetecido sacar su prepucio hasta mi paladar para poder saborear su leche, pero pensé que ya habría tiempo para eso, por lo que cuando me avisó fui yo la que, dejando el papel de sumisa que había seguido hasta ese momento, me agarré con ambas manos a su culo y le empujé hacía mí, haciendo que su polla entrase aún más en mi garganta, donde empecé a mover mis músculos guturales, apretando la punta de aquella barra que sentía bien adentro de mí..

Aquello hizo que mi hermanito empezase a gritar como un poseso y se le aflojasen las piernas, si no fuese porque yo le sujetaba del culo se hubiera caído al suelo. Sentí bajar por mi esófago un torrente caliente de leche juvenil que llegó directamente a mi estómago, y hasta que no me aseguré de que había salido toda no la saqué de mi boca. Solté a mi hermano y este se derrumbó en el suelo como si le hubiesen dado un puñetazo, suspirando y respirando con dificultad.

Yo mientras, me relamí bien, aunque no había nada que relamer porque todo estaba en mi estómago, y me levante, ya que me empezaban a doler las rodillas después de tanto rato. Mirando a mis otros dos admiradores, sin limpiarme las lagrimas que bajaban por mi cara y la saliva que impregnaba mi cuerpo, dije abiertamente:

-        Bueno chicos, mientras mi hermanito se repone, ¿Qué os parece si os acercáis y perdéis un poco el miedo que me tenéis?

Con sus pollas tiesas y cegados de excitación se acercaron a mí, aunque sin saber muy bien qué tenían que hacer. Se les veía muy torpes, cosas de la juventud y la falta de experiencia. Y aunque a mí me excitaba más asumir un rol sumiso de gatita dócil, entendía que primero debía afianzar su autoconfianza como machos para después poder obtener lo que ansiaba. 

Miré a mi hermano, tumbado en el suelo con cara de éxtasis reponiéndose del orgasmo de su vida, mientras agarraba a sus amigos por las herramientas y los atraía suavemente hacia la cama. Me senté en el borde de la cama y comencé a masturbar ambas pollas con las manos, mientras les decía:

-        Os voy a comer la polla, pero no como a Javi, al menos hoy no… cuando él me de permiso os dejaré que me folléis la boca como queráis, pero por ahora es un privilegio que reservo sólo para él. Así que ahora controlo yo…

Y diciendo esto me metí la mitad de la polla de Luís en la boca, sobando sus pelotas con una de mis manos, mientras seguía masturbando la de Raúl. Como acababa de informarles, aunque me moría de ganas por probar si podía comerme enteras aquellas barras de carne caliente, quería que fuese mi hermano quien tuviese de momento aquel privilegio, hasta que decidiese compartir mi regalo con sus compañeros. Al cabo de un rato de deleitarme con la polla de Luís, me la saqué de la boca y procedí a comerme la de Raúl, provocándoles a ambos para llevarles a mi terreno:

-        Qué ricas…. me encanta su sabor, y que grandes que son… toda la leche que guardáis me las vais a dar ¿verdad?... estoy deseando que os corráis en mi boca para probarla…

Mis agujeros estaban ya que no podían mas, sentía las sabanas de la cama donde estaba sentada empapadas por mis fluidos, y necesitaba algo duro dentro, pero sabía que a estos mamoncetes les excitaba mucho la idea de poder correrse en la boca de una mujer y yo deseaba satisfacer sus fantasías. Ya tendría tiempo de contentar mis instintos más adelante. Seguí durante un rato chupando alternativamente sus rabos y masajeando sus testículos y, aunque sabía que por su inexperiencia no tardarían mucho en darme lo que esperaba, intenté hacerlo todavía más excitante a través de mis palabras, con la voz más cachonda y sugerente que encontraba.

-        Vamos machotes, quiero que me llenéis la boca de semen para saborearlo.

En menos de 3 minutos mi boca empezó a llenarse de espesa leche, primero de Luís, que acompañó su corrida de un gruñido y soltó un auténtico torrente de líquido. Aunque intentaba tragar todo lo que iba saliendo, tal caudal resultaba demasiado para mí, haciendo inevitable que algo de semen saliera por las comisuras de mis labios y resbalara por mi mentón. Aquella sensación de sentir la boca rebosante de leche fresca fue el detonante que desencadenó un nuevo orgasmo… ¡me había corrido ya dos veces con sólo comerles la polla! Los movimientos de mi garganta al deglutir aquel líquido espeso fueron acompañados de espasmos en mi vagina en un orgasmo muy placentero. Cuando noté que había terminado de correrse y aprovechando los últimos estertores de mi propio orgasmo, me metí la polla de Raúl, al que había seguido masturbando frenéticamente durante la corrida de su amigo, de nuevo en la boca hasta la mitad de su extensión, mientras seguía moviendo mi mano de forma acelerada sobre la base de su miembro, apretando suavemente sus pelotas para acelerar la corrida, que no tardó en llenar otra vez mi boca de manera abundante, aunque algo menos que su compañero.

Ambos se dejaron caer sobre los lados de la cama de mi hermano, extasiados por la experiencia de su primera mamada, mientras yo me reponía de mi corrida y degustaba los últimos restos de la descarga de Raúl, que todavía podía notar en mi boca. El primer asalto había terminado mejor de lo que hubiera previsto, dejando plenamente satisfechos a mis tres machitos, aunque mi cuerpo deseaba bastante más de aquella energía juvenil y ya empezaba a planear el reinicio de la orgía. Mi hermano seguía sentado en el suelo, habiendo siendo espectador de mi trabajo con sus amigos y masturbando suavemente su aparato, que volvía a lucir hermoso y grande. Le miré lascivamente con restos de semen todavía en mis labios y me levanté sensualmente de la cama para acercarme hasta él, colocándome con las piernas abiertas en torno a su cuerpo. Sin dejar de mirarle, me fui dejando caer hasta ponerme de rodillas y acercar mi húmedo sexo a su excitada polla, restregándola por la entrada de mi rajita mientras me acariciaba los pechos, con movimientos pélvicos de adelante hacia atrás, hasta que me senté de un golpe y su miembro entró hasta lo más profundo de mi ser, sintiendo un gran placer en aquella maniobra. Mi hermano acerco sus manos a mis pechos y comenzó a masajearlos con energía, a la vez que yo comenzaba a ponerle ritmo a la cabalgada.

-        Ay Susana, que placer me has dado con esa mamada… es increíble… y ahora me estás follando… que gusto…

-        Lo sé hermanito, sé lo que te gusta y yo estoy dispuesta a dártelo si te portas bien conmigo y me das todo el placer que necesito

-        Buff..-dijo Javi, no dando crédito a todo lo que estaba viviendo.

Seguía moviendo mis caderas atrás y adelante, mientras mi hermano magreaba mis pechos y se excitaba con mis palabras. De repente noté una mano que agarraba mi culo y lo sobaba, era Raúl que comenzaba a recuperar fuerzas y deseaba seguir con la fiesta. Tome su mano y la llevé a mi boca para chupar su dedo índice hasta dejarlo bien húmedo, para acto seguido llevarlo hasta mi agujero trasero y hacerlo entrar hasta la mitad de un solo impulso, provocándome con ello un calambre eléctrico que subió por mi espalda hasta la nuca e hizo que mi cara se estremeciera en una mezcla de placer y dolor. Agarrando la mano de Raúl, comencé a hacer entrar y salir el dedo de mi ano mientras seguida moviéndome con la polla de Luís enterrada en mi vagina.

Estaba tan excitada que quería sobrepasar cualquier límite y de paso dar más seguridad a mis sementales, así que mirando a mi hermano le dije:

-        Me gustaría probar a qué sabe…- y saque el dedo de Raúl de mi ano para llevarlo nuevamente a mi boca y chuparlo con ansia, como si de un helado exquisito se tratase.

Era la primera vez que hacía algo parecido, y el sabor no me desagradó. Mientras saboreaba el dedo y emitía sensuales ronroneos, miraba a mi hermano tumbado debajo de mí que me devolvía una expresión en la que podía adivinar su pensamiento “qué guarra eres”. Bien impregnado de mi saliva lo devolví a mi culo haciéndolo entrar un poco más. Miré a Raúl mientras lo metía, luego a mi hermano, y sus caras eran de total excitación ante el espectáculo lujurioso del que estaban participando.

-        Muévelo campeón… mientras yo cabalgo esta polla…

Otra mano había comenzado a tocar mi trasero y mis muslos, Luís no quería quedar al margen de la acción. Así que le di el mismo tratamiento que a Raúl, cogiendo su mano e impregnando su dedo con mi saliva y llevándolo a la entrada de mi culo. Así comenzó un juego morboso, en el que yo cabalgaba a Javi, que ya denotaba una gran excitación al ser su primera follada, mientras alternaba en introducir el dedo de uno de sus amigos en mi culo y chupar lascivamente el que acababa de salir de él. En contra de lo que había fantaseado, era yo la que dirigía la función, decidiendo qué dedo entraba a cada rato en mi puerta trasera, limitándose ellos a moverlo tímidamente cuando lo tenían dentro y dejándose lubricar cuando lo llevaba a mi boca. Era tan lujurioso todo que me sentía en la gloria y no quería que aquello terminase, pero de nuevo la inexperiencia hizo que Javi no aguantase más y me avisase de su inminente corrida.

-        Susana, me voy a correr otra vez...

-        ¿quieres hacerlo en mi coño o en mi boca otra vez?

-        Uff…en tu boca otra vez

Mi hermanito era un auténtico guarrete, y yo me sentía como una perra en celo. Me saque su polla de dentro y el dedo de Luís que en ese momento estaba metido hasta el fondo en mi culito, dejando resbalar mi cuerpo hasta atrapar la polla de Javi con la boca e introducirla de nuevo hasta sentirla en la garganta. Cuando mis labios chocaron con sus pelillos noté su inminente corrida, así que me la saqué hasta media altura y cerré fuertemente mis labios en torno a su tronco, para disfrutar de su leche y evitar que se me escapara una sola gota. Esta vez sí puede degustar adecuadamente el semen de mi hermano, que me supo a autentico manjar y. al ser menor cantidad por el asalto anterior, no tuve demasiadas dificultades para que nada saliese de mi boca.

Cuando terminó de correrse y ya nada salía de su miembro, con una mano traté de exprimirle haciendo presión hacia arriba, logrando que una gran gota espesa se formase en su prepucio, que recogí lascivamente con mi lengua y la mostré a los tres muchachos, tragándola a continuación con auténtico placer. Javi volvía a mostrar signos de agotamiento y se tumbó sobre el suelo a recobrar el aliento.

-        Joder, Susana, eres la leche… -dijo Raúl

-        Sí tía, eres la ostia… - replicó Luís

A pesar del comportamiento que había mantenido desde que entré en la habitación, notaba que aún no se atrevían a ser totalmente lanzados conmigo, por el respeto que me tenían como hermana mayor de su amigo, lo que se notaba en las palabras que usaban, que no eran lo que yo deseaba y tanto me excitaba, pero pensé que poco a poco se seguirían soltando.

-        Ya os dije antes que íbamos a tener una gran orgía, y mis agujeros están deseando que les den caña

Me levanté del suelo y me fui a la cama de mi hermano, poniéndome a cuatro patas sobre ella con la cabeza apoyada en la sábana, y empecé a tocar de nuevo mi rajita y mi agujero trasero, invitándoles a que se acercaran.

-        Venga, Raúl, métemela ahora tu

Raúl se acercó como una flecha y de un solo embate me enchufó su aparato hasta los huevos, provocándome un placer que casi me hace correrme por tercera vez esa tarde. Con el ímpetu de un animal empezó a follarme con gran fuerza, golpeando con sus caderas en los cachetes de mi culo y haciendo que mi cara se enterrara entre las sábanas. Eso duró unos 3 ó 4 minutos, hasta que resoplando como un búfalo se corrió dentro agarrándose a mis caderas con fuerza.

-        Ahora tú, Luís, te toca a ti

Y Luís ocupó rápidamente el sitio de su amigo, metiéndola con fuerza y llevándome definitivamente hasta el tercer orgasmo. Yo estaba en el nirvana, sintiendo tanta energía juvenil en mi interior y presa de la mayor de las excitaciones, que se revelaban en gemidos entrecortados y respiraciones agitadas. Cuando llevaba un rato empujando con furia, Luís, muy listo él, me dijo:

-        Susana, ese culo me trae loco desde siempre, si supieras las veces que he soñado con follarlo…

-        Lo siento, pero eso también está reservado para mi hermano… por ahora… pero me puedes meter un dedo si quieres

De repente noté como su dedo se hacía hueco en mi ano, que con la excitación anterior no puso muchos impedimentos a la penetración, empezando a moverse al compás que marcaba las embestidas de mi semental. Al poco rato eran dos los dedos que exploraban mis intestinos, lo que hizo que volvieran las cosquillas en el estómago, antesala para un nuevo orgasmo. Después de un par de minutos de este tratamiento, Luís se corrió en mi interior, coincidiendo con mi propia corrida.

Levanté mi cabeza de entre las sábanas de la cama y vi a los tres chicos tumbados, agotados del esfuerzo, mientras yo seguía deleitándome con mi último orgasmo. Me levante de la cama y me dirigí a Javi:

-        Papá y mamá estarán a punto de volver, así que será mejor que recojáis un poco la habitación y la ventiléis…

Salí por la puerta volviendo a contonear exageradamente mis caderas, con una sonrisa triunfal cruzando mi cara mientras me dirigía a mi habitación. Me vestí nuevamente, pensando en todo lo ocurrido y en cómo se desarrollarían los acontecimientos a partir de ese momento. Al cabo de poco rato se oyó la cerradura de la puerta principal y a mi madre llamándonos.

Salí de la habitación y acudí al encuentro de mis padres, después de vestirme de manera apropiada y lavarme los dientes para disimular cualquier olor a semen. Mi madre preguntó si había alguna novedad y le dije que no, que mi hermano y sus amigos seguían en la habitación con sus cosas, ahogando la sonrisa malévola que afloraba a mi rostro. La ayudé a colocar las compras en la cocina, hablando de cosas intranscendentes. Al cabo de un rato noté que la habitación de mi hermano se abría y que alguien bajaba por las escaleras

-        Javi, estás por ahí? – pregunto mi madre

-        Sí mamá, voy a despedir a Raúl y Luís que ya se van

-        Vale, vamos a cenar ya mismo

Salí al salón para ver aparecer a mis tres machitos, ninguno de los cuales se atrevía a mirarme a la cara… parecía que habían cometido un crimen o algo así. Sin decir palabra, los amigos de mi hermano se dirigieron a la puerta y estaban a punto de salir cuando les dije que esperaran un momento.

-        ¿No contaréis a nadie lo que ha pasado esta tarde, verdad?

Los tres avergonzados negaron con la cabeza, sin pronunciar palabra. Como mi madre estaba en ese momento en la cocina, me acerqué a Luís y Raúl y dije:

-        Si guardáis el secreto podemos pasarlo muy bien siempre que queráis…-dije mientras sobaba ligeramente sus paquetes- …pero si decís algo os acusaré de haberme violado… vosotros decidís –mi chantaje me sonó poco convincente, la verdad, pero era lo único que se me ocurría.

-        No diremos nada Susana- dijeron al unísono, y salieron.

En cuanto se marcharon, mi hermano se fue a la cocina para no tener que mantenerme la mirada, porque notaba que no sabía qué decir o qué actitud tomar. Estuvo evitándome hasta la hora de cenar, en la que necesariamente debíamos sentarnos juntos en la mesa. Por tradición mi hermano y yo nos sentábamos en el mismo lado de la mesa y mis padres en el lado opuesto, así que la cena empezó como todos los días. Mi madre le preguntaba a Javi por el instituto, por el equipo de baloncesto, etc., y mi hermano contestaba con monosílabos, mientras mi padre estaba absorto en las noticias que daban por la tele. Para echar más leña al fuego, en un momento concreto, pregunté a mi madre:

-        Mamá, ¿has comprado leche? Es que me apetece un buen vaso de leche fresca

Al decir aquello noté como mi hermano se contraía en la silla y me miraba de reojo. Me levanté y fui hasta el frigorífico, saqué el brick de leche y me llené un vaso hasta arriba, volviendo a sentarme en mi silla. Sin dar demasiada importancia al tema, comencé a beber despacio, notando como mi hermano miraba de soslayo cómo tragaba el líquido. Evidentemente, mi intención era que imaginara lo que hacía un rato había hecho con su rabo y el de sus amigos, y creo que lo conseguí, porque notaba como algunas gotas de sudor se acumulaban en su frente.

-        Mmm.. me encanta la leche… - dije de manera natural cuando terminé el vaso, a la vez que miraba descaradamente a mi hermano mientras lo decía y le tocaba la pierna por debajo de la mesa, casi a la altura de su paquete, aprovechando que mi madre estaba distraída en otros temas.

La cena terminó y Javi y yo nos sentamos en el sofá a ver la tele, como hacíamos todas las noches, acompañados de mis padres, que se sentaron en el otro sillón. Yo me hacía la distraída, pero era consciente de que mi hermano no perdía detalle de mi cuerpo y mis movimientos, seguramente recordando todo lo ocurrido y aún bastante confundido. Llevaba una camisa amplia y cómoda que acostumbraba a vestir en casa con unas mallas viejas que me servían de pijama, por lo que mi atuendo no era muy erótico. En un momento concreto mi padre dijo que iba a acostarse, que tenía sueño, y mi madre aprovechó para ir al baño, dejándonos momentáneamente solos. Mi plan tenía que seguir adelante y conseguir lo que me había propuesto, así que en el instante en que mis padres desaparecieron de nuestra vista, me volví hacia mi hermano:

-        ¿En qué piensas hermanito?

-         Ehhh… en nada Susana – dijo azorado

-        ¿No te ha gustado lo de antes o qué? – dije provocándole de nuevo

-        Sí claro, me ha gustado mucho pero es que… no lo esperaba

-        Claro, y las veces que me has espiado y grabado ¿qué?

-        ¿Sabías que te espiaba?

-        Desde hace tiempo, y también sé que os pajeábais a mi costa- no le revelé que yo también tenía grabaciones de él y sus amigos masturbándose

-        No sé que decir…-respondió avergonzado

-        Anda tonto, que no pasa nada… si supieras lo que me excita que os caliente mirarme… además ahora estoy a tu disposición para lo que quieras, como te dije en la habitación…

Mi hermano se quedó pensativo durante unos instantes, sopesando los recuerdos que se acumulaban en su cabeza, y al rato replicó, casi tartamudeando:

-        Es… Es cierto eso que dijiste antes de que sólo dejarías que yo te.. te folle la boca.. –dijo dubitativamente

-        Sí, pero tienes que hacerlo tú, porque quiero que seas quien lleve la iniciativa en eso… - le respondí mirándole a los ojos.

-        ¿Pero cómo…?

-        Cuando te apetezca, sólo tienes que tomar la iniciativa – le dije, acercándome para darle un beso rápido en los labios

La puerta del baño se abrió y mi madre volvió a aparecer en el salón, por lo que volví a centrar mi mirada en la televisión, aunque mi mente ya estaba viajando por paisajes calientes y obscenos y mi intimidad comenzada a rebosar humedad. Javi seguía muy pensativo, supongo que bastante turbado por la situación que le estaba planteando y con un cojín sobre sus piernas, que imagino ocultaba la gran erección que esos pensamientos le provocaban. Así, cada uno con sus fantasías lúbricas estuvimos más de una hora, hasta que terminó el programa que estábamos viendo en la tele.

-        Bueno, yo creo que me voy a ir a la cama – dijo mi madre

-        Yo también, que ya es muy tarde –dijo mi hermano, casi deseando que mi madre hubiera dicho eso y con su cojín todavía entre las piernas.

-        Yo me quedo un rato, que todavía no tengo sueño –repliqué yo.

Mi madre se levantó y se dirigió a su habitación, al fondo del salón, tras darnos un beso de buenas noches a ambos, como era tradición en casa. En cuanto vio que se alejaba, Javi se incorporó del sillón y soltó el cojín con el que se había protegido durante las dos últimas horas, dejando a la vista una erección que hacía que su pantalón de pijama pareciese una carpa de circo. Me miró y con voz serena dijo:

-        Te espero arriba Susana

Y se dio la vuelta, subiendo por las escaleras. El pulso se me aceleró al instante y estaba deseando seguirle, pero la prudencia aconsejaba que me quedara un rato más para asegurarme de que mi madre se durmiese. Tras unos veinte minutos de espera, apagué la televisión y las luces que quedaban encendidas en la planta baja y subí dirección a mi habitación, sin saber qué me iba a encontrar. Cuando llegué al rellano de arriba pasé por la puerta de Javi, que estaba entreabierta, y por un instante dudé en entrar, pero quería que los acontecimientos se decantaran a mi favor, así que pasé de largo y abrí la puerta de mi habitación. Esperé unos segundos y apagué la luz del pasillo, quedando la casa a oscuras, sólo iluminada por la débil luz de las farolas del exterior. De repente escuché unos pasos que provenían de la habitación de mi hermano, y vi su silueta aproximándose hacia mí. Paró delante de mí y acercando su boca a mi oído dijo:

-        Te voy a follar la boca Susana, y no quiero que hagas ruido para que no despiertes a papá y mamá.

Casi a oscuras, noté como sus manos me agarraban por los hombros y me invitaban a ponerme de rodillas, cosa que hice sin oponer ninguna resistencia. A pocos centímetros de mí podía vislumbrar su polla erecta, como había estado durante toda la velada, cubierta por una viscosa tela de líquido preseminal acumulado por la excitación. Puso una mano sobre mi cabeza y la otra la situó debajo de mi mentón, tocando con su palma el contorno de mi mandíbula.

-         Abre bien la boca…-dijo con un susurro

Abrí mi boca lo máximo que pude y saqué levemente la lengua, para dejar paso libre a mi hermano. Poco a poco fue introduciéndola hasta que comencé a sentirla penetrar en mi garganta. Cuando terminó de meterla, cerré mis labios alrededor de la base, teniendo cuidado de que mis dientes no rozarán en ningún momento su miembro y esperé sus movimientos. Mi hermano se quedó en esa postura unos segundos, gozando del placer de tener toda su polla en el interior de mi boca y empezó a retirarla lentamente hasta la mitad de su extensión, para volver a introducirla lentamente hasta la base. Ahí se quedó nuevamente, mientras yo hacía esfuerzos por adaptarme a su tamaño, y sobre todo por evitar emitir sonidos que pudieran delatarnos, ya que seguíamos en el pasillo superior.

En ese momento mi hermano comenzó un proceso cadencioso de meter su polla hasta el fondo, sacarla hasta la mitad y volver a meterla lentamente, mientras me sujetaba de la cabeza con ambas manos. Mis manos se divertían mientras tanto en acariciar su culo suavemente y descender por sus muslos, tratando de darle a entender que aquello, lejos de desagradarme, me provocaba un gran placer.

Se veía que mi hermano estaba disfrutando de la experiencia. Su polla entraba cada vez a mayor velocidad en mi boca, atragantándome con sus embestidas y obligándome a cerrar mis labios en torno a ella para ahogar los sonidos, hasta que de repente se detuvo, dejando alojado su miembro en el fondo de mi boca y noté cómo su culo se contraía, señal inequívoca de que estaba a punto de correrse. Cómo soy buena alumna y aprendo rápido, agarre con mis manos el culo de mi hermano y lo atraje hacía mí justo en el momento que empezaba a correrse, haciendo que su glande se hundiese aún más en mi garganta, contrayendo los músculos como si quisiera tragármela más, notando como mi esófago se calentaba al paso de su semen.

Me sorprendió que Javi hubiera podido controlar sus impulsos y mantenerse en silencio durante todo aquel rato. Prácticamente no hicimos ruido mientras duró la mamada, y al final mi hermano quedo medio acurrucado encima de mí y resoplando ahogadamente.

-        ¿Te ha gustado? – le dije en susurrándole al oído mientras recobraba el aliento

-        Ha sido increíble… alucinante

-        Cuando quieras… ya sabes lo que tienes que hacer … ahora vamos a dormir que es muy tarde

Y dándole un cachete en el culo lo envié a su cuarto, mientras yo me incorporaba para irme al mío. Me tumbé en mi cama y me masturbé frenéticamente para bajar mi calentura a la vez que recordaba lo que acababa de pasar y seguía sintiendo el gusto de su semen en mi interior.

 

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