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Mis vacaciones en Málaga

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PRÓLOGO

Soy un chico de 29 años natural de la ciudad de Vigo y mi nombre es Carlos, trabajo como técnico de organización en la Factoría que Citroën posee en mi bella aunque a veces caótica ciudad (Lo de caótica es debido a que normalmente el tráfico es infernal y sistemáticamente todos los días del año la ciudad permanece en obras) La ventaja de trabajar en este tipo de factorías es que en los veranos religiosamente disfrutas tus vacaciones sin traba de ningún tipo.

Soy Ingeniero Técnico Industrial y en los ratos libres me divierto enormemente escribiendo como digo yo "GUARRADAS" No obstante mi diversión favorita es el submarinismo por el que tengo una gran afición, es una gozada perderse en el fondo del mar y disfrutar de la tremenda paz y belleza que allí existe, mido 1,78, por mi deporte favorito soy bastante atlético, muy moreno y peludo como un oso, de mis demás atributos... ¿Qué podría decir? ¡Bueno! Tengo un amiguito del cual estoy sumamente orgulloso, mide 21 por 4,5 centímetros (En plena forma) y siempre está dispuesto para la batalla ¡Ah! Estoy soltero y sin compromiso (Aunque eso ahora depende de María)

 

¡VACACIONES!

Esta historia se desarrolló el año pasado en el mes de Agosto, mis vacaciones estivales, tengo unos familiares residiendo en la ciudad de Málaga desde hace muchos años. A mi primo Moncho y a mí siempre nos ha unido una amistad formidable, hasta los ocho años nos criamos juntos, ambos somos de la misma edad y con unos rasgos muy parecidos de hecho la gente al vernos juntos creen que somos hermanos, él es Abogado y... ¡Curioso! También está soltero. Mis Tíos me invitaron a pasar las vacaciones con ellos puesto que ese año mi primo también las disfrutaba por lo cual ambos las podíamos pasar juntos, no me lo pensé ni un segundo el día 28 de Julio mi Xantia y yo pusimos rumbo a Málaga, salí temprano y el tráfico fue favorable por lo cual a las 20 Horas me encontraba frente al Nº 178 de la Avenida de Andalucía donde viven mis Tíos y Primo, antes de llegar había llamado por el móvil a Moncho y este ya me estaba esperando en la acera, hacía unos 14 años que no nos veíamos (Mis Tíos frecuentemente viajaban a Galicia pero mi primo primero por sus estudios y luego por su trabajo nunca mas volvió) Nos reconocimos de inmediato, seguíamos siendo prácticamente iguales, igual de altos, morenos, fuertes (Él practicaba también mucho deporte) y por lo que pude comprobar mas tarde, igualitos de juerguistas y pendencieros (en el buen sentido de la palabra, nos divertíamos pero jamas nos metimos absolutamente con nadie) Él poseía un apartamento en la Plaza Pío XII donde vivía sus aventurillas. Mi libertad en casa de mis Tíos era total, lo primero que hizo mi Tío después de los saludos de rigor fue entregarme un juego de llaves y que entrase y saliese cuando me diera en gana, ese día después de tomar algo me acosté y de inmediato me quedé como una piedra (estaba deshecho del viaje) Después de dormir unas 10 horas me levanté más fresco que una lechuga, Lucía (Mi Tía) me tenía preparado un opíparo desayuno, justo cuando me sentaba a la mesa llegó Moncho el cual por supuesto me acompañó encantado, en cuanto terminamos salimos los dos en plan de conocer la Ciudad, en la puerta de casa Moncho tenía estacionado su SEAT Málaga, nos pusimos en marcha y él se dedicó hasta la hora de comer a dar vueltas por toda la ciudad, yo no la conocía y me estaba encantando, Málaga es una belleza por sus cuatro costados, después de comer otro tanto de lo mismo pero a las dieciocho horas ocurrió algo sorprendente, Moncho y yo estábamos en una céntrica cafetería tomando algo cuando de improviso entró un grupito de adolescentes, chicos y chicas entre los 17 y 20 años todos ellos muy bulliciosos pero al mismo tiempo muy educados, justo a mi lado coincidió una chiquita preciosa de unos 18 o 19 años rubita pero al mismo tiempo su piel estaba tostada por el sol, tenía puesto un vestidito sin mangas muy veraniego todo lleno de florecillas, por su hombro izquierdo asomaba descuidadamente el asa de su sujetador negro, el vestido le quedaba ligeramente por encima de sus rodillas y las piernas que lucía eran extraordinarias, largas y torneaditas, sus caderas hacían un conjunto armonioso con su cinturita y sus hermosos senos que sin ser grandes tenían la medida justa, en fin toda ella era conjunto armonioso el cual me llamó poderosamente la atención, tan embobado estaba contemplándola que ella percatándose se giró de improviso y con gran desparpajo...

-¡Joer tío! ¿Te gusta lo que ves?

En cuestión de desparpajo yo tampoco ando mal y aunque en principio me corte solo fue un segundo, respondí de inmediato...

-¡Si me gusta lo que veo dices! Pero si creo estar soñando, me parece estar viendo a un Angel ¿Cuando te caíste del cielo preciosa?

-¡Hotia! ¡Hey! Mirad al Gallego como se expresa.

Yo tengo un fuerte acento Gallego como casi todos los Gallegos por eso me ubicó rápidamente, pero cuando se dirigió a sus amigos con esas palabras sus ojos me miraban fijamente y brillaban intensamente "En ese momento se había producido el flechazo"

-Bueno cariño, si no te gusta mi acento yo no tengo nada que hacerle pero eso no quita que te siga viendo como a un verdadero Ángel.

Ella con su tremendo graciejo...

-¡No, tío joer! Si por mí puedes seguir diciendo lindezas, a un tío guapo y cachondo como tu yo le permito... Casi todo, aunque el tío que esta a tu lado y está calladito tampoco esta nada mal ¿Es tu hermano? Os parecéis mucho.

-¡No! Él es mi primo Moncho y desde hace varios años reside aquí en Málaga, mi nombre es Carlos y ayer aterricé en esta maravillosa ciudad ¿Cómo te llamas tú?

-Mis amigos me llaman Wendy y estoy encantadísima de conoceros.

Entonces Wendy sin mas me tomó de la mano y me cuchicheó...

-¡Carlitos! ¿Que vas hacer esta tarde? ¿Tienes algún plan? ¿Quieres que yo te enseñe la ciudad?

Aquella chica era un torbellino y a mí comenzó a gustarme de verdad...

-Espera, hablaré con mi primo.

Moncho que en todo esto no perdía detalle me dijo...

-Cuidado Carlos que parece muy niña, pero ¡Joder! La chica es preciosa tienes una suerte increíble, eso se llama llegar y llenar, al final tendré que darte la llave de mi apartamento.

-Tranquilo tío, dale tiempo al tiempo, la niña y yo tenemos que conocernos y ahora... podrías disculparnos.

Moncho de inmediato se buscó una disculpa y salió escopetado y Wendy con su soltura habitual mandó a paseo a todos sus amigos, ella y yo nos quedamos mirándonos intensamente y sin mas se puso de puntillas y me plantó un "Piquito" Seguidamente me tomó de la mano y salimos a la calle, ella me hablaba de infinidad de cosas, parecía que hacia años nos habíamos conocido, por supuesto no se soltó de mi mano y a mi me agradaba una enormidad cuando de vez en cuando me daba ligerísimos apretones y me sonreía de una forma encantadora, me contó que tenía 19 años y sus padres estaban de vacaciones en Benidorm, ella tenía que recuperar unas asignaturas para Septiembre por lo cual se quedó sola en casa pero controlada constantemente por una Tía solterona hermana de su Papá, esta Señora normalmente la controlaba de Lunes a Viernes por lo cual en el fin de semana gozaba de una relativa libertad, con su habitual soltura me pidió la invitara a cenar y luego a bailar, yo sin dudarlo acepté de inmediato a las 20,30 nos dirigimos a un discreto restaurante donde cenamos bastante bien y luego ella me indicó un pequeño Púb. donde podríamos bailar...

Desde luego el lugar se las traía, su nombre... "La cueva del Pirata" Un lugar bastante oscuro y de lo más discreto, no cabía duda que la niña "No era tan niña" El local a esa hora (Eran las 22,30) estaba prácticamente vacío, nos sentamos en un rincón y yo quizá influenciado por el ambiente suavemente la atraje hacia mí y mirándola a los ojos la besé dulcemente, ella cerró los suyos y abrió sus labios ofreciéndome insinuante su maravillosa lengua, se la chupé ligeramente, mientras acariciaba sus hombros y espalda, no sé cuanto duró este beso, pudo haber sido una eternidad o solo un segundo, cuando fuimos interrumpidos por un camarero disfrazado de pirata el cual nos traía la botella de cava que yo había solicitado a la entrada, le pagué y añadí una buena propina la cual él chaval agradeció guiñándome un ojo y cuchicheándome al oído...

-Tío, si necesitas algo no tienes mas que decírmelo.

-Lo recordare (Le respondí)

Wendy y yo tomamos unos sorbos de Cava entre beso y beso, seguidamente ella tomándome dé la mano me indicó la pista de baile la cual estaba muy oscura con solo dos parejas que más que bailar parecía que estaban follando de pie, ella echó sus brazos alrededor de mi cuello pegándose totalmente a mí mientras me ofrecía generosa su dulce boquita, nos besamos hasta el paroxismo, la excitación que ambos sentíamos era monumental y nuestros cuerpos se buscaban afanosamente, por supuesto mi amigo no tardó en reaccionar y se puso a mil, el impresionante bulto solo era contenido a duras penas por mi vaquero el cual era bastante justito y llegaba incluso a hacerme daño, claro está tuve que bajar una mano para tratar de acomodarlo, la descarada de Wendy se me quedó mirando... lanzó una traviesa sonrisa y bajando su mano derecha soltó la cremallera del pantalón e internó su manita por la abertura, ni corta ni perezosa sin mas sacó a tomar el aire a mí amiguete al cual ese gesto le sentó maravillosamente bien, la prisión en la que se encontraba encerrado era terriblemente incómoda, ella elevó ligeramente el volante de su vestido y rápidamente ocultó entre sus hermosos muslos la fenomenal barra candente que en esos momentos era mi amigo, lo que ocurrió a partir de ahí es inenarrable, seguimos moviéndonos pero yo tenía mis manos sobre sus dos duras nalgas y mi pene estaba en contacto directo con su conchita separado solamente por la fina tela de su braguita la cual se notaba muy húmeda por la abundancia de sus flujos vaginales, justo en ese momento acertó a pasar por allí El camarero pirata y se nos quedó mirando, le hice un gesto, él acercándose a mí me entregó una pequeña llave indicándome con el mentón una puerta situada en un rincón de la pista de baile, disimuladamente nos fuimos acercando a dicha puerta, en cuanto pude introduje la llave en la cerradura entrando rápidamente, aquello era una especie de almacén todo lleno de cajas, en un rincón había una pequeña mesa, acerqué a la pequeña Wendy sentándola sobre ella besándola al mismo tiempo con tremenda pasión, ella de improviso se soltó de mí y como un relámpago se quitó sus braguitas, inmediatamente con sus dos piernas me atenazó totalmente contra ella de forma tal que mi herramienta quedó situada justo a la entrada de su cuevita, moví ligeramente mis caderas para iniciar la penetración, muy despacio por temor a hacerla daño, tenía la vaginita tan lubricada que mi instrumento entró como Pedro por su casa, Wendy tenía el conducto vaginal suave, cálido y muy estrechito se adaptaba a mi ardoroso falo como un guante de terciopelo, ella no se movía en absoluto en cambio sus músculos vaginales eran como anillos que succionaban todo mi pene, esta niña era maravillosa haciendo el amor, gemía dulcemente y sus uñas arañaban suavemente mi espalda produciéndome unas sensaciones infinitas, deseaba enormemente comerle sus tetitas pero por precaución no se había quitado el vestido y estaban inaccesibles, de pronto Wendy aceleró el movimiento de sus músculos vaginales y sus gemidos aumentaron en intensidad, simultáneamente yo arrecié mis acometidas, estaba a punto de sacársela para correrme en el exterior, ella adivinando mi intención me susurró al oído...

-¡Córrete dentro por Dios, tomo anticonceptivos!

Al decir eso lanzó un profundo gemido y al mismo tiempo de mi polla brotó un manantial de semen que fue a estrellarse a lo más profundo de su útero, fue un orgasmo simultáneo y terriblemente placentero, ambos continuamos abrazados y besándonos dulcemente mientras se aplacaba la generosa resaca que nos había invadido. Cuando mi amigo perdió todo su orgullo y se escurrió del dulce alojamiento en el cual había estado metido Wendy se aseó un poquito en un pequeño lavabo que había en un rincón salimos del cuarto rápidamente dirigiéndonos de inmediato a nuestra mesa, al poco rato se acercó el camarero muy sonriente y con la llave le entregué otra generosa propina, el chico cuando la vio...

-¡Joer tío! Hoy me hice el día, vuelve cuando quieras, aquí tienes a un amigo.

Wendy y yo tremendamente satisfechos y muy abrazados salimos a la calle, ella como anfitriona me condujo a casa de mis Tíos, para mi sorpresa se negó a darme su dirección y número de teléfono y peor todavía incluso se negó a darme su verdadero nombre, en cambio me pidió el número de mi móvil ante mi total desconcierto, riéndose muy vivaracha...

-No te preocupes tío, cada cosa a su debido tiempo, yo me pondré en contacto contigo ¿Vale? Recuerda que esto no deja de ser una aventurilla más.

¡Que remedio! Nos dimos un beso de despedida desapareciendo ella de inmediato, yo me quedé solo en medio de la calle como un verdadero tonto.

Subí a casa, me acosté y toda la noche soñé con mi dulce Wendy, aquella niña me había calado ¿Es que me estaba haciendo viejo? Algo comenzó a preocuparme.

Durante toda la semana anduve impaciente y preocupado, todo el tiempo pendiente del móvil, Moncho se burlaba constantemente de mí y con razón ¿Me había vuelto gilipollas? La verdad es que parecía haberme enamorado de verdad, nunca me había pasado nada semejante, el Viernes a las doce de la mañana sonó mi móvil, mi corazón dio un salto...

-¿Carlos? Soy María

-¿María?

-¡Ah! ¡Ja, ja, ja! Es verdad que no te había dicho mi nombre ¡Soy Wendy, tonto! Mi nombre es María.

-Hola María, dime.

-¿Nos vemos esta tarde?

-¿En donde nos vemos?

-¿No me habías dicho que tu primo tiene un apartamento? ¿Te lo prestaría? Tengo todo el fin de semana libre y deseo estar contigo.

-Si, en la plaza Pío XII, Nº 78 – 4º E, a las 16 horas te espero allí, estoy impaciente por verte.

-Yo también amor, hasta las cuatro entonces.

Inmediatamente Moncho y yo nos pusimos en marcha, mientras él echaba un último vistazo al apartamento para comprobar que todo estaba en orden yo me acerque a un Hiper he hice la compra para el fin de semana, en mi mente estaba no salir del apartamento para nada, todo el tiempo me sería poco para estar con mi nenita María, a las cuatro en punto sonó el timbre del portal, abrí y en un par de minutos la tenía en la puerta de entrada, me quedé embobado mirándola, calzaba unos zapatitos planos, vestía una mini falda que quitaba el hipo y un ajustado Top el cual dejaba ver toda su morena pancita, ella me echó los brazos al cuello y me dio un sonoro beso...

-¡Sabes! Te he echado mucho de menos, los primeros días intente olvidarte pensando que lo del Domingo pasado fue una aventurilla mas, pero según pasaban los días tu imagen se metía mas y más en mi cabecita, creo que me he enamorado de ti.

-Me parece que entonces somos dos, creo que yo también me he enamorado de ti.

Nos abrazamos y besamos apasionadamente, aquella chiquilla me estaba volviendo loco, la cogí en brazos y con mi dulce carga me dirigí a la única habitación del apartamento depositándola delicadamente sobre la cama me tumbé junto a ella besándola y acariciándola por todo su hermoso cuerpo, ella respondía con pasión a mis caricias, le quité él Top y ante mí quedaron desafiantes sus duros y hermosos pechitos apuntándome descaradamente a la cara sus enhiestos pezones, abarqué aquellas dos maravillas con mis manos mientras mi boca golosa se apoderaba de los pezoncitos chupando de ellos al igual que un lactante, María ronroneaba quedamente disfrutando plenamente de las caricias que le estaba prodigando, mi boca y manos siguieron su recorrido descendente a lo largo de aquel maravilloso cuerpecito el cual respondía plenamente a estas caricias retorciéndose con verdadera lujuria, solté el cierre de su faldita he inmediatamente se la saque quedando ella solo con su braguita la cual estaba ya húmeda por sus intensos flujos vaginales, besé delicadamente su vaginita sobre la braguita, el perfume que desprendía era intenso y maravilloso, seguí besando y acariciando sus torneados y hermosos muslos, seguí por sus piernas y pies besando cada uno de sus deditos, María con los ojos cerrados sonreía con satisfacción y deleite, invertí el recorrido siguiendo ahora mi boca y manos el sentido ascendente del hermoso cuerpo de mi querida niña, al llegar a su braguita ella impaciente de un tirón se la sacó aplastando con sus manos a continuación mi cabeza sobre su deliciosa almejita, mi lengua se deslizó entre los dulces labios de su rajita recorriéndola detenidamente, haciendo pequeñas pausas sobre su excitado clítoris, bajando a continuación para tratar de penetrar todo lo posible en su conducto vaginal y retornar nuevamente al clítoris, después de un buen rato de estos ejercicios y viendo el estado de excitación en el que se encontraba María me concentré totalmente sobre su excitadísimo caramelito, ella cruzó sus piernas sobre mi cabeza y lanzó un grito gutural, su orgasmo se produjo como una explosión, María temblaba como una vara al viento mientras frotaba furiosamente su vagina contra mi boca quedando a continuación totalmente desmadejada. Mi pene estaba como un bate de Béisbol, después de esperar un ratito a que se recuperara María de su tremendo orgasmo me situé entre sus hermosos muslos comenzando una lenta penetración, ella me miraba sonreía y me besaba con dulzura, aquella niña que parecía tan descarada era una deliciosa mujercita, después de pasar un buen rato me pidió cambio de posición situándose ella sobre mí, con su mano dirigió mi barra a su alojamiento sentándose a continuación decididamente sobre ella comenzando a cabalgar como si se le fuese la vida en ello, se inclinó sobre mi para que besara y chupara sus pezoncitos mientras con mis manos aprisionaba sus nalgas y dirigía las acometidas, yo comencé a notar un tremendo hormigueo que subía por mi columna vertebral y María con los ojos cerrados rechinaba los dientes mientras daba pequeños gritos guturales, de pronto mientras yo lanzaba un potente chorro de semen en lo más profundo de su útero ella se tensó y lanzó un potente grito que debió de escucharse en la mismísima calle, el orgasmo fue simultaneo y maravilloso y durante mucho rato permanecimos quietos acariciándonos suavemente hasta que mi amigo se escurrió por si solo de su interior, María entonces se dejó caer a mi lado, besándome dulcemente susurró...

-¡Te quiero Carlitos! Te quiero como no es posible querer a nadie en este mundo.

Ni que decir tiene que a partir de ahí Moncho María y yo hicimos un trío formidable, María quería a Moncho como si verdaderamente se tratase de un familiar, se terminaron las vacaciones, María y yo seguimos en contacto, diariamente hablamos por medio del Messenger y este verano... ¿Nos veremos en Vigo?

FIN

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