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El último vuelo

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Había pasado mucho tiempo desde que se fue de Nunca jamás, y no volvió a recordarlo.

Wendy Darling tenía 18 años de edad. Desde hace mucho que había olvidado su corta estancia en Nunca Jamás. Pasó su adolescencia como la de cualquier otra chica: sociable, juguetona y feliz. A estas fechas, era una señorita enamorada ya próxima a casarse. Con orgullo mostraba su anillo de compromiso a amigos y familiares.

—Me da gusto que te cases con James —le decían.

Pero para Peter Pan, su antiguo compañero de aventuras, todo fue muy diferente. Permaneció en aquel mágico lugar sin que ningún cambio ocurriera. Sí, seguía siendo el mismo niño arrogante y vanidoso de siempre.

Pero… demasiado tarde se dio cuenta que esa niña le importaba más de lo que creía:

—La perdí por un dedal, la perdí por miserable y ahora me siento solo. —Exclamó una tarde mirando al cielo.— ¡Maldita sea la hora en que me arrepentí y no le puse la trampa a Wendy, para que regresara!

Desesperado se internó en la casita subterránea que él y los niños perdidos construyeron hace muchos años.

Pero los niños perdidos también se habían ido.

Incluso Campanita. No le dio muchas explicaciones, simplemente se fue... No tardó mucho tiempo en olvidarla, era una hadita como cualquier otra. Pero Wendy seguía en sus pensamientos día a día.

—Me gustaban sus dedales— se volvió a repetir, mientras se tocaba los labios. 

Ya no le servía de nada volar por todo Nunca Jamás, ya no solía ir a la laguna de las sirenas para hacer crecer su vanidad. Tampoco iba a visitar a Tigrilla, la princesa apache.

 

***—**.**—***

 

Peter pan pasó como flecha frente al capitán Garfio, ni siquiera lo molestó como a menudo lo hacía. Solo daba volteretas en el aire, por aquí y por allá.

—Es como un niño, nunca crecerá —dijo meditabundo el capitán, mientras miraba al hombrecillo volador.

—Hasta usted Capitán, ha dejado de perseguirlo.

—Así es, cumplí mi venganza con ese chiquillo y ni siquiera se dio cuenta.

—Lo malo capitán —dijo otro de los piratas— Es que deja que todos crean  usted es el verdadero villano, cuando es todo lo contrario.

—Y qué más da que crean una cosa u otra —dijo mientras jugueteaba con su inmenso bigote negro— todos, en el planeta tierra, creen que nos mataron, pero en el mundo de los sueños, lo que se muere, no perece en realidad. Lo importante es lo que yo crea de mí mismo —meneo la cabeza mientras la filosofía seguía rondando su cabeza.

—Nosotros nos escapamos de las garras de Peter pan, de una muerte segura gracias a usted capitán. ¿Cuántos son los infantes que llegó a matar Peter Pan? ¿A cuántos engañó apartándolos del mundo de la vida?

—Algunos dicen que mataba niños —siguieron argumentando los piratas.

James miró atentamente a Pan: Era tiempo que aún no alcanzaba a comprender porque solo le cortó la mano pero no lo mató. A veces creía que era más cruel de lo que parecía, le gustaba hacer mal a las  personas. Sobre todo alejaba a los infantes de sus padres, que con tanto amor los cuidaban. El nunca dejaría de creer que ese chiquillo que se negaba a crecer era más perverso de lo que cualquiera imaginara.  Eso sí, desde que dejo a Wendy Darling cinco años atrás, no hacía las mismas fechorías, y la muerte de los bebes era aún menor.

Ese niño que se negaba a crecer, era además de todo, egoísta consigo mismo, pues no se daba el gusto de disfrutar las demás etapas de la  vida. Era lo que afirmaba James Hook.

—Eres un tonto —le llego a decir más de una vez el capitán Garfio —. Desperdicias lo que es mejor de lo mejor. Tu juventud. El amor y las delicias de las  relaciones sexuales.

—¡Eso es Asqueroso! —dio una gran mueca de asco.

—Nunca sabrás lo que es tener una familia, todos maduraran, y por eso tú terminaras quedándote solo.

—¡Fácil! Me hago más amigos.

—No es tan sencillo como crees. Los anteriores niños perdidos te abandonaron, lo harán los actuales, lo harán los que siguen, y así sucesivamente. Hasta Campanita que tanto te quiso te abandono. Pero sobre todo, Wendy. ¿Ya olvidaste cuanto te admiraba e idolatraba?

—¡Fue por tu culpa. Tú me  la quitaste y la hiciste regresar a su casa! —Se abalanzó el chiquillo con su puñal

—Solo le hice ver la verdad, no podía abandonar a su familia de esa manera. Acostumbras desfilar con semblante de héroe y eres mucho más villano que yo. —dijo mientras el  chico volaba en derredor de él— .Sino fuera porque tú cobardemente vuelas. Yo te hubiera detenido desde hace mucho tiempo.

—¡Eres un…!

El hombrecillo de verde voló hasta Garfio. Ninguno de los dos evitó esa pelea, con la diferencia que el primero no jugaba, realmente estaba adolorido, los espadazos volaron por todas partes. El joven no tenía el sosiego que ahora conservaba el capitán.

 

***-***-***

 

Peter pan se alejó de ahí, sin comprender  por qué se sentía mal. Un profundo dolor había en su interior. Esa platica tan rara con el capitán, lo único que logró es que recordara su relación con Wendy:

—Ese beso, ese dedal— resopló,— Me negué a que me lo diera, luego se lo robé ¡y llevo más de cinco años sin olvidarla!

En efecto, estaba enamorado de Wendy como Dijo Garfio, por eso es que respetó su vida cuando quiso marcharse, por ello es que dejo de matar a los demás niños. El amor fue injusto con él.

¡Wendy, Wendy! Que difícil sonaba a veces su nombre. Impulsivo cual niño que era, se dirigió a Londres. Recordaba muy bien la casa de la familia Darling. Buscó la ventana de la habitación tan deseada. Espero unos minutos para verla, hacía cinco años que no sabía de ella. La contempló por primera vez, ya no era esa niña de bucles castaños. Ahora era toda una mujer. Así, quedo mudo mirándola a través de la ventana. Su antigua amiga camino con una bata de baño. Se preparaba para darse una ducha… Peter extasiado la siguió sin que ella se diera cuenta.

La figura joven del niño vestido de verde, deambulaba en esa habitación tan conocida, fue a buscarla, la escuchó cantar, se asomó al baño y descubrió a su vieja amiga, su primer impulso fue sorprenderla y asustarla.

Pero la veía diferente. Se quedó absorto mirándola.

La joven abrió el agua tibia. Se quitó su bata, su piel blanca quedó al descubierto para Peter que… bueno era un espíritu antiguo, siempre había sido un niño. Ella se sumergió en el agua con burbujas y ya no pudo  seguir contemplando tan escultural y diferente cuerpo.

“Sus pechos parecen dos montañas. Y ese pelambre en el pubis… ¡yo no sabía de eso!” pensó, entre admirado, sorprendido y asustado

Sus emociones estaban  fuera de control. Sintió algo en su interior. Mucho calor, mucho nerviosismo. Y en su  entrepierna algo le estaba pasando, algo creció, su mano estaba sujetando en esa “metamorfosis” muy cercana a su ingle.

¡Que era esa cosa perversa!

Trató de acomodar su falo, pero el contacto le gusó. Sin dejar de mirar a la chica acarició su miembro. Todo le gustaba, no dejaba de mirarla ni tocar su miembro.

La muchacha se levantó, comenzó a secar su cuerpo con una toalla, la baba casi se escurrió de la boca de Peter

¡Esas gotas recorriendo su cuerpo húmedo! Si pudiera volaría hasta ella y…

Impresionado voló de nuevo hasta Nunca Jamás. En ese momento se dio cuenta que definitivamente ya no era un niño.

El cuerpo desnudo danzaba en la mente del niño, ya no tan niño. Su falo seguía enorme. Guiado por un impulso lo siguió acariciando. La ropa le estorbaba. Descubrió su pálido cuerpo, disfrutando las emociones nuevas. Gritó de placer, un  líquido espeso y caliente salió de su miembro…

No eran orines, no era agua. Era algo espeso y muy diferente. Recuperó el alivio cuando salió la última gota de esa nueva sustancia. Así como estaba durmió en su placida cama, soñando con el cuerpo desnudo de su antigua compañera de aventuras

Despertó cansado pero increíblemente satisfecho.  Dio volteretas por aquí y por allá. El país de Nunca Jamás ya le parecía muy chico. Fue al lago de las sienas, admiró sus pechos, reconoció que esto le causaba emoción.  Pero el cuerpo de las sirenas no le parecían tan hermosos como los de Wendy.

Imaginaba esos glamorosos pezones deambulando en su cara, surcando en su lengua y dándole retozos sexuales. ¿De dónde salían esos pensamientos? Recordó como ella limpiaba su parte más íntima y descubrió por primera vez la feminidad de una manera que nunca antes la había visto.

Si quería volver a ver ese espectáculo, tenía que ir de nuevo a Londres. Pero esta vez ella estaba dormida:

—Wendy —habló muy despacito,— Wendy, despierta

La jovencita abrió los ojos y contempló a ese aun niño con traje de duende.

—¿Peter? —preguntó sin poder creer aun en lo que veía.— Creí que nunca regresarías.

Lo contempló emocionada. Eran muchos años sin verse, él aún se veía igual que hace cinco años, Peter la miraba embelesado. Se dieron un fuerte abrazo, emocionados. Se sentaron en la cama de ella y comenzaron a platicar.

—Me costó volver,  pero lo hice— le sonrió— ¿Aun cuentas cuentos?

—No, hace mucho que no hago nada de eso; Crecí y mis hermanos también

—Vente a Nunca Jamás. —Propuso sin pensarlo,— Vente y nos regalamos más dedales.

—Peter, no puedo ir, eso ya es cosa del pasado. Estoy próxima a casarme.

—¡Casarte! ¿Acaso ya eres mujer? —no pudo evitar que le temblara la boca.- ¿En verdad hay un hombre que te guste? —Una mezcla de celos y tristeza lo invadió, pero no estaba dispuesto a demostrarlo

—Si Peter, si… — le dijo tranquila la niña— ¿Quieres platicar?

Casarse… ser adulta. Algo parecido a un puñal rasgó el alma de Peter Pan ¿Por qué tardó tanto en regresar?. Hizo esfuerzos para no llorar como aquella primera vez en su cuarto. El chico la miro y recordó cuanto odiaba la madures. Wendy, parecía que también había perdido la frescura de la infancia. La miró sin decir nada, su mundo perfecto, acababa de desmoronarse.

En ese momento le hubiera gustado alejarse de ahí y no regresar nunca, pero no pudo.

—¿Me regalas un dedal?

Los  antiguos compañeros de aventuras, se acercaron para darse el tan esperado beso, que en aquellos ayeres llamaban dedal. Los labios se juntaron uno con otro, la humedad traspasó sus fronteras, fue un beso largo, cargado de emociones. Al principio Peter no sabía qué hacer, pero decidió alejar sus miedos y entregarse a ese mundo de nuevas experiencias. Los dos se separaron, sus miradas decían muchas cosas.

Pero Wendy que era más madura, terminó con el momento mágico

—¿Qué es lo que hace que no crezcas? —pregunto Wendy, para terminar con ese momento tan ¿raro?

—Recuérdalo, era vivir en Nunca Jamás. —hizo una mueca tratando de entenderla

—¡Oh sí! — Rememoró sus antiguas aventuras, y sobre todo, ese niño que representó su primer amor

Por unos segundos quiso volver a ese maravilloso lugar. Pero no, su lugar estaba en su casa. Además que ya no creía  en aquel mundo de travesuras y diversión. Tomó el rostro del niño sin pedirle permiso, lo besó de nuevo, él se entregó a ese beso. La pasión estaba encendida.  Lo que resulto en un beso en los labios. Wendy se apartó ruborizada, pero al niño encantado con la nueva travesura ahora era él, el que besaba con picardía y travesura a la niña.

—Un dedal como nos dábamos antes— la caricia envuelta en lujuria siguió.

Peter atrajo su cuerpo, hasta unirlo por completo al suyo, la respiración se tornó más intensa, las manos recorrían el cuerpo, presas de la desesperación por amar

Las caricias llegaron hasta el final de la espalda, quería tocar más abajo

—Espera —Se separó,— eso no está bien

—¿Por qué no? Es parte de tu cuerpo, además yo solo quiero abrazarte —dijo el joven de verde cada vez más intenso, en un nuevo amago de tocarla.

—¡No, eso no está nada bien!

—Apenas hace unos minutos que me ves, y ya te estas enojando.

—Es hora de que te vayas— Dijo la joven desesperada. Comprendiendo que si se quedaba un minuto más con el joven la pasión la abordaría 

Orgulloso y altanero se fue sin despedirse, pero una parte de él, le dijo que no sería la última vez que se verían, y menos aún, sería la última vez que la tocara.

Al día siguiente el joven espero que la muchacha empezará a bañarse de nuevo, la espió como la vez anterior. De nuevo las mismas sensaciones ¡De nuevo todo!

“Con ganas de estar desnudo, con ganas de…”

Contempló el cuerpo desnudo de esa mujer que tanto deseaba, la anheló…  su cuerpo, sus manos, todo era perfecto para él. Peter sin querer hizo un movimiento, golpeando el mueble que lo ocultaba.

—¿Quién es? — Wendy preguntó nerviosa.

¡Era ahora o nunca!

El chico salió de su escondite. Ya no pudo ni quiso controlar sus deseos, eran tan fuertes que le impedían pensar.

—¡Peter! —gritó tratando de tapar su desnudez.

—Wendy…

Sin saber cómo, se abalanzó sobre ella, la besó y deseó aun con más fuerza ese cuerpo húmedo. Ella se resistía, pero él la agarraba con mas fuerza, ella se quería alejar, el besaba su cuerpo con más intensidad.

Ella… él…

Los dos cayeron al suelo, mojado por el baño, era como un remolino, los labios del muchacho la recorrieron toda. Ella ya no sabía si seguirse resistiendo o disfrutar… gritaba, se quejaba,  disfrutaba.

—Peter…  eso no está bien —hablaba la muchacha con débil voz, los labios voraces del joven jugaban con su cuerpo.— ¡Peter retírate! —pero ella tampoco hacia nada por alejarlo. Al contrario, le ayudo a quitarse su camisa.

Afortunada o desafortunadamente no había nadie en casa.

Era la primera vez de Peter Pan, era la primera vez de Wendy... Los cuerpos de los jóvenes adolescentes se movieron presos de los deseos escondidos por muchos años.

Las caricias torpes intensificaron los deseos del muchacho, la ropa de él desapareció en su totalidad, mostrando ese cuerpo delgado, marcado y bronceado por el sol.

Escucharon ruidos afuera

—Aquí alguien nos puede ver.

Salvaje e inquieto como siempre había sido, abrazó a la chica, se la llevo volando desnuda por los cielos, escondidos entre el vapor condensado de una inmensa nube.

—Peter tengo frio— la abrazó para darle calor, la besó y el frio pasó a un segundo término.

No había ningún “te amo”, no había un “te quiero” en los dichos de los  jóvenes, pero si muchos jadeos y exclamaciones.

El ahora muchacho estaba al borde del éxtasis, tenía sentada sobre sus piernas a  esa jovencita, para que no se cayera. Aprovechaba que ella se sujetaba a su cuello para no caerse. Él le manoseaba todo el cuerpo, pasaba desde sus glúteos blancos, para después toquetear sus senos, contemplaba sus aureolas rosadas. Las mordisqueó y beso a su placer. En una de esas la muchachita casi caía, pero él la apretó con su insaciable apetito voraz.

¡Aun quería más, mucho más!

Con ella en brazos fue hasta lo más alto del Big Ben, la recostó sobre su espalda, ella se removió por lo frio de su lecho, pero quería más besos, quería más placer

—Sigue…—pidió pérdida en su mundo.

Sus deseos fueron concedidos. Grito de placer cuando la lengua voraz de él probó sus labios vaginales, mordisqueó su clítoris, no había dolor, solo un gran placer. Ya no había frio, solo un gran calor. El apretó con fuerza  los senos de ella haciéndola gritar.

Los labios de los dos se unieron, cuando él, poco a poco fue introduciéndose en ella

—¡Oh Dios! —Suspiraba la niña —hazlo con mucho cuidado

“Con mucho cuidado que” pensó el joven que no entendía nada. “Ella  debe de estarlo disfrutando tanto como yo”.

Los movimientos eran torpes, él no lograba su cometido. Ella se aferró fuertemente al cuerpo del joven. Él Por fin lo logró, sintió un obstáculo en su afanosa tarea, pero la pasión era mucha, no lo dudó… empleó aún más fuerza para derrumbar la barrera.

—¡Ay! —gritó Wendy

—¿Qué pasó? ¿Te hice daño? —unos hilos de sangre mancharon la entrepierna de la joven.

La inocencia del joven lo hizo espantarse ¿Qué había hecho?

—Perdóname ¡te hice daño! Yo solo quería disfrutar el momento, yo… quería hacerte disfrutar, no entiendo que pasó.

Su deseo no disminuía, al ver llorar a Wendy comprendió que debía hacer algo para reparar el daño. La abrazó, besó sus lágrimas con cariño. Poco a poco ella se fue calmando.  Al verla tranquila la penetró de nuevo, esta vez entró con más cuidado, acompasando los movimientos con caricias tiernas.

Peter no entendía en su totalidad lo que estaba pasando, pero de que le gustaba le gustaba, la besó afanosamente, movía sus caderas con intensidad, al ritmo de los de ella. Sintió sus piernas apretarlo la pasión era demasiada... llegó al éxtasis, gritó de emoción.

¡Nunca había sentido tanto placer!

Extenuados se recostaron un rato. La vista de la ciudad era magnifica. Peter Pan jadeaba lamentándose de no  haberlo hecho antes. “De hoy en adelante diario disfrutare con Wendy. Me la llevare a Nunca Jamás, aunque ella no quiera”.

Pero ella no pensaba lo mismo. Pensaba en su prometido al que quería. Ya comenzaba a arrepentirse. No alcanzaba a percibir ni por qué, ni como se dio todo eso.  Peter tampoco decía nada.

—Wendy —dijo de pronto.— Esto quiero hacerlo todos los días

—¡Que! —Se admiró ella— Vienes así sin más después de cinco años. Entras a hurtadillas a mi casa, me espías y ¡me sometes de esta manera!

—¿Someterte? No puedes negar que lo disfrutaste.

—Sí, pero desde el principio utilizaste la fuerza, no me quedó más remedio que aceptar

—Me deje llevar, soy muy impulsivo—. Explicó sin terminar de entender que había hecho algo malo.— Te prometo que haré las cosas de diferente manera. Haremos también lo que tú quieras.

—No habrá siguiente vez —dijo la chica mirando la luna que brillaba con todo su esplendor—. Yo estoy comprometida. Ya tengo 18 años.

—Si te robo y te llevo a Nunca Jamás estarás conmigo siempre. Y el hombre que te promete, buscara a otra mujer, no hay mucho lio— se encogió de hombros como si fuera lo más fácil del mundo

—Peter, yo… —bajo la cabeza apenada—, Yo lo amo

—Eso tiene que ser mentira, recuerda los besos que nos dimos, nuestros dedales, nuestras miradas y la manera tan elocuente de despedirnos antes.

—Eso eran cosas de niños. Además recuerda que dejaste de buscarme. Tú nunca quisiste crecer

—¡No quería crecer! Pero ahora sí. Wendy mírame, estoy dispuesto a crecer por ti.

—Lo siento —hablaba suave pero con firmeza— Ya decidí mi futuro. Hace un par de años hubiera aceptado, pero ahora…

—Acabamos de hacer lo más maravilloso del mundo—. Empezó a volar alrededor de ella molesto

—Tú me forzaste, me trajiste sin consultarme a este lugar— casi gritaba—.

—Pero tú disfrutaste —dijo sin dejar de reír y jugar alrededor de ella, picaba sus costillas con sus dedos. El frio comenzaba taladrar el cuerpo de la fémina. Ver desde o alto la inmensidad de Londres comenzó a darle miedo.

—Peter, por favor llévame a mi cuarto, tengo miedo. —suplicó

Impulsivo como siempre, tomó a la chica en sus brazos y la dejó en su cuarto. Ella estaba muy asustada. Enojado se fue de nuevo sin despedirse.

Wendy sentía haberlo lastimado. Pero también pensaba en ella misma. No podía echar a perder su futuro, por alguien que siempre le había demostrado ser impulsivo y vanidoso, además de que la trataba más parecido a un objeto que a una persona.

Wendy se miró a través del espejo, sus piernas estaban manchadas de sangre y semen. Se le veía en la cara la decepción y la molestia por todo.

—Yo te amé con todo mi corazón —sollozó la chiquilla, como si Peter pudiera escucharla.— Pero te fuiste, nunca volviste y ahora me enamore de "él"

 

***—**.**—***

 

—¡Yo siempre te he querido! —gritaba Peter Pan.— No tienes idea del trabajo que me costó decidirme a dejar mi niñez y comenzar a crecer.

Recordó como estuvo dispuesto a matar a James Garfió, cuando la secuestró. Ahora estaba dispuesto a matar a quien le quitara su amor:

Acostumbrado a ser siempre el centro de atención de todas las personas, le costó ver el rechazo de esa niña. Lo rechazó por primera vez cuando el no quiso madurar. Y ahora que le daba todo, lo rechazó de nuevo. Le dolió de sobremanera la manera en como la joven lo desprecio.

Voló lo más rápido que pudo hasta su casita subterránea. Se sumergió en sus pensamientos y así quedo, hecho un ovillo.

¡Qué difícil era madurar, que difícil era el amor! Disfrutó por escaza medía hora lo máximo en su vida, y resulta que después le rompían el corazón de la peor manera.

¡Siempre quiso ser niño! Hace cinco años prefirió sus intereses a los de ella Y por eso la abandonó. Claro, ella lo rechazó y él orgulloso no le rogó.

Se decidió solemnemente a no volver a su casa. Pero la decisión le duró solo unas horas. Esa noche fue de nuevo hasta la casa de Wendy Darling. Pero ahora era más tarde. La joven ya dormía. A través de la ventana la admiró dormida, no pudo meterse esta vez, porque la ventana estaba cerrada. Pero forcejeando logró abrirla

Voló muy cerca de ella, estaba a centímetros de tocar su cama. De tocar su cuerpo. Le quito la cobija, y comenzó a acariciar su cuerpo por debajo del camisón. Pero la chica despertó:

—Detente Peter

—No… —susurró— .Te gustó y a mi igual

—Ayer me tomaste por sorpresa y me deje llevar por emociones y demás

—Pues hazlo otra vez —no dejaba de tocarla

La voluntad de la niña era muy débil, sobre todo cuando se trataba de su amor de pubertad. Era tan guapo y tan varonil. ¡Pero no! Recordó su actitud infantil y despreocupada. Sus caprichos e inestabilidad.

¡Ella no merecía un hombre como él!

Aventó al joven con todas sus fuerzas y se encerró en el baño hasta que el otro cansado de golpear la puerta se fue. Corrió hacía la ventana y la cerró, esta vez con llave. Con todo el dolor de su corazón la ventana permaneció cerrada desde ese entonces… y las cortinas. No importaba si escuchaba voces o golpes tras ellas. Jamás volvió a abrirlas

En cuanto a Peter Pan. Al tener relaciones sexuales, descubrió que por más que quisiera regresar a su etapa infantil, ese lobo sexual estaría siempre presente. Algo en él se rompió, ser egoísta y vanidoso solo sirvió para perder a quien amaba. Sin darse cuenta dejo los juegos y las burlas, empezó a buscar la soledad. Se dio cuenta de que la amaba de verdad.

No fue ni una, ni dos, ni tres veces las que volvió a Londres a Buscar a Wendy. Le rompía el alma darse cuenta de que estaba con otro hombre.

Peter por supuesto no fue ni tan puro ni tan casto como él quería. No le costó ningún trabajo seducir a Tigrilla, la princesa india que estaba enamorada de él. Incluso coqueteo lo más que pudo con las sirenas. Tener relaciones debajo del agua era tan peligroso como excitante.

 

***—**.**—***

 

Siguió yendo a Londres a mirarla de cerca. Fue muy duro verla casarse con el hijo de su némesis, el capitán Garfio. Hace mucho tiempo el joven de verde fue capaz de arrancarle una mano, pero su enemigo, ahora, le destrozó el alma.

En alguno de sus furtivos viajes, descubrió a Wendy haciendo el amor con su ahora esposo. No podía dejar de mirarlos, esa mezcla de celos y lujuria lo volvían loco.

—Hazlo también conmigo —Casi le gritó una vez que aprovechando que su esposo dormía la llevó de nuevo hasta lo alto del Bing Beng.

—No Peter, comprende que estoy enamorada. Lo que sentí por ti hace años desapareció, tú mismo con tu egoísmo lo echaste a  perder.

—Pero…

—Entiende que podrás poseer mi cuerpo, pero nunca mi alma —Lo miró de tal manera que el joven por fin pudo comprender la realidad de todo. Sin decir nada más la cargó de nuevo hasta su casa.

“Adiós” fue lo ultimo que se dijeron los anteriores amantes.

Este fue el golpe definitivo para ese muchacho que siempre hizo lo que quiso. Se dice que las poderosas aguas del rio Támesis, fueron las últimas que lo vieron. Si cuando nació fue ave. Tenía la esperanza de morir como un poderoso tiburón.

Sueños al fin y al cabo. Sueños que él gobernaba como al día y la noche. Cerró los ojos… para… despertar en otro mundo.

 

***—**.**—***

 

©Alejandrina Arias (Athenea IntheNight)

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