Nuevos relatos publicados: 13

Viaje en el Tiempo 3

  • 5
  • 44.173
  • 8,96 (27 Val.)
  • 0

Luego de unas semanas de haber dado a luz, Lorena no quería tener sexo. Sus pechos y sobretodo sus pezones se habían agrandado y emanaban leche, podía verse las venas verdes cruzando hacia ellos. Su coño se había ampliado y podían caber tres dedos juntos. El sexo había disminuido por el cansancio de Lorena cuando el bebé (mi yo futuro) lloraba toda la noche. Me quedaba a ayudarla con el cuidado para que concluyera con sus estudios de la universidad. 

Al pasar de los meses excitaba su clítoris con mis dedos, la colocaba boca abajo y la penetraba en la pose del misionero, muy despacio, pero solo en sus días no fértiles. Al cumplir seis meses y no darle más lactancia Lorena se sometió a la colocación de la T de cobre para evitar quedar embarazada nuevamente. 

La dejé descansar una semana y desde ese día lo hicimos todos los días. En las poses que se nos ocurrieran. La imaginación era el límite. Y la leche caliente ayudaba a dormir al bebé. Así pasaron ocho años. 

Ya había terminado sus estudios y estaba trabajando en una empresa, en su carrera de contabilidad. Se había cambiado el peinado haciéndose crespos con el uso de ruleros. 

Mi cuerpo estaba irradiado en cronotones que hacían que no envejeciera, pero ya se estaban agotando. Así que tuve que contarle la verdad y que debía regresar a mi tiempo. El choque fue intenso: decirle que no solo eras de otro tiempo, sino que eras su hijo fue un trauma muy grande, pero ya conocía su cuerpo y sus debilidades. 

Me acerqué por detrás y empecé a sobar su teta derecha, masajeando sus pezones mientras le chupaba el cuello y le susurraba palabras dulces. 

-¡Basta! Soy tu madre o lo seré ¡Ya no lo sé!

-Eres mi vida. Eres mi amor. 

Mis caricias llegaron a su entrepierna y acaricié su vulva y clítoris con mis dedos. Ella jadeaba y quería oponerse, pero con sus movimientos decía que siguiera. 

-Soy tu ma…dre… ¡ah! ¡Por favor para!

-¡Qué puta eres, Lore! ¡mami, cachonda! (entre risas)

-soy tu…. Ma… soy tuuu puta. 

La llevé a la cama, le abrí las piernas y se la clave primero despacio para luego aumentar la velocidad hasta correrme adentro. Descansamos un rato mientras ambos recuperábamos el aliento. 

La volteé y le hice la pose del misionero. 

A la mañana siguiente le enseñé a usar la tablet con la información bursátil. Que invierta en determinadas empresas, pero no de golpe para que no sospechen. Lorena renunció a su carrera y se dedicó a hacer agente bursátil.

Me despedí de Lorena con un largo y apasionado beso y con lágrimas en los ojos. 

Al llegar a mi época solo había pasado media hora desde que me había ido. Mi mamá me recibió como siempre. 

Yo me acerqué a ella, la abracé:

-¡Qué tienes! ¡Suéltame! (dijo mi mamá entre sonrisas)

-Fui a conocer a mi padre.

-Sabía que este día llegaría.

-¿Y lo encontraste? 

-Tú sabes que sí, lo estás viendo aquí.

Me cogió la mano y me dirigió al cuarto. Se desnudó despacio. Su piel no era tan suave como antes, pero tenía algo más de color. Sus tetas estaban un poco más caída, pero su tamaño era mayo al que había dejado y le habían salido unas pequitas que le daban un aspecto muy sensual. Su estómago ya no era plano, pero había sacado culo. 

Mi madre se arrodilló y me hizo una mamada. Nunca lo había hecho. Debió aprenderlo en las cortas relaciones que tuvo. Su lengua era una gloria: Lamía desde la base del escroto hasta la punta del pene haciendo movimientos en círculos. Luego me echó en la cama y se subió encima en la pose del helicóptero. 

Su vagina se había estaba estrecha. Pareciera que se había cerrado un poco del tiempo sin sexo. Yo estaba en la gloria. 

-Sí, justo como lo recordaba. Tu verga me vuelve loca. (Yo no recordaba que dijera palabras obscenas, pero me excitaban de sobremanera) 

-¡Así, así, más! ¡Sigue, mamita!

Estuvo en el sube y baja por muchos minutos hasta que me corrí. Los fluidos salían de su coño y caían en mis huevos. Ella los limpió con su lengua. 

-Tanto tiempo he esperado esto. Hoy será una larga noche sin dormir. Podrás hacer todas las cosas sucias que quieras con la puta de tu madre. 

-¡Espero estar a la altura! Ya no eres la joven recatada que dejé. 

-Vuelve a mí, tigre y demuéstrame que valió la pena esperar. Seremos uno solo nuevamente.

Mi mamá se echó boca arriba con las piernas abiertas, su coño estaba encharcado. Mi lengua jugó con su ombligo hasta que ella me dijo que se lo metiera. 

Se lo clavé haciendo movimientos circulares. 

-Sí, ¡sigue! ¡es fantástico! Como recordaba. ¡No pares, por favor, no pares!

Al terminar dijo: 

-¡Fue fantástico, pero te enseñaré a cómo tratarme en la cama! ¿No creas que eres el único que le gustan las palabras sucias? Además que aún no has probado mi ano. ¡Eres quien me ha dado mayor placer, pero te enseñaré a llevarme a un orgasmo mayor!

Ya no había recatos, mi madre era toda una experta en la cama y me iba a enseñar a tratarla como tal. 

(8,96)