Provenía de una familia aristocrática, se le reconocía una fortuna considerable y había sido formado en prestigiosos colegios ingleses y universidades del Reino Unido y EEUU. Conocido play boy en su juventud, en la que se le atribuyeron romances con modelos y famosas, siendo protagonista de algún escándalo recogido en revistas del corazón de la época. En sus círculos íntimos era conocido como Conrad y obligada su presencia en las fiestas de sociedad .
Actualmente, rondando los 50, es el reponsable del área de negocio exterior, de la multinacional en la que trabaja mi marido, actividad que desempeña con mucho éxito. Hombre culto, simpático, atractivo, educado, seductor, ...... con un halo novelesco del que se cuentan historias que le hacen mas interesante para las mujeres. Como soltero de oro, las empleadas suspiran a su paso y lo ven como un personaje de leyenda inalcanzable. Se conforman con que su mirada se fije en sus tetas o culo, a sabiendas que es a lo máximo que pueden aspirar, aunque ciertos rumores afirman que mas de una ha salido satisfecha sexualmente de su despacho. En cuanto a las esposas de los directivos, las hay que manifiestan que no se dejarían tocar un pelo de un depravado sexual, hasta las que dicen sin recato que se bajarían las bragas para él sin pensarlo.
Hace escasos meses fuimos invitados a la boda de la hija del Presidente de la Compañía. Nos correspondió la mesa en la que estaba Conrad, acompañado de una dama elegante, al parecer Presidenta de una Compañía mexicana, con la que hace importantes negocios para la empresa. Invitada a la boda aprovechó para visitar España y Conrad se ofreció para hacer de cicerone y ser su acompañante en el enlace. Las mesas eran circulares y amplias, nos tocó sentarnos enfrente de él sin que la distancia nos permitiera mantener conversación alguna. Se limitó a cruzar alguna mirada y sonreirme en alguna ocasión a lo largo de la cena, a lo que correspondí.
La fiesta se alargó hasta avanzada la madrugada. En un momento en el que mi marido conversaba con otros invitados y yo con esposas de otros directivos, se acercó y me pidió bailar. No tuve opción y me vi en medio de la pista con sus manos en mi cintura y apretada a su cuerpo. Mis brazos los colgué de sus hombros a sabiendas que mi actitud cariñosa iba a ser objeto de críticas de los invitados mas conocidos. Quizás los efectos del alcohol me hacían mas desinhibida dejándome llevar del momento. Sentía su proximidad y su cara pegada a la mía me producía sensaciones excitantes. Me susurraba halagos y palabras agradables al oido, algunas subidas de tono. Al no rehuirlo me apretaba mas contra él y sentía la dureza de su verga entre el monte de venus y el ombligo, a pesar de mi 1.72 mas los 10cs. de tacón. Su elevada estatura impedía que aquel bulto delicioso encajara donde me hubiera gustado sentirlo. A pesar de eso, mi humedad aumentaba por momentos y el sentirme entre sus brazos me trasportaba a un estado de excitación que me hacía vulnerable, deseaba sentirme suya Volví a la realidad al terminar de bailar y oir su voz diciéndome: " Me gustaría conocerte mejor, eres una mujer maravillosa y seguro tenemos cosas en común que descubrir". " Me gustaría me dieras tu número de móvil". Como una autómata fui enumerando los dígitos.
Si el viernes noche fue la fiesta, pasé el fin de semana alterada, repasando en mi mente todo lo que había sucedido. Me inquietaba su llamada porque sabía que no tendría fuerza de voluntad para negarme a lo que me pidiera. Una parte de mi lo deseaba pero la otra me hacía temer las consecuencias de una cita con él.
Pasó el lunes, martes, ..... a medida que pasaban los días me fuí tranquilizando en la creencia de que se había olvidado de mi, que lo ocurrido solo fue una forma de jugar conmigo, aprovechando una pequeña debilidad mía por efecto de mi alegre estado de ánimo debido a la fiesta.
Continuará.