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20.2 Cena y noche con los amigos de Nicolás en París

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Cuando sale del baño, estoy vestido y preparado siguiendo su desnuda figura con mis ojos mientras se va secando la piel, mira la ropa que llevo, imagino que para no desentonar y ponerse algo parecido, nos sonreímos mutuamente sin hablarnos, recordando ambos lo sucedido hace un momento en el baño.

Continua sin decirme donde me va a llevar y cuál es ese compromiso tan importante y al que no puede faltar, le dejo actuar, al final lo sabré sin tener que rogarle y robarle la sorpresa.

El taxi invierte más de media hora en el recorrido que hace hasta dejarnos ante unas enormes puertas de hierro, las puertas está abierta. Nico parece conocer el lugar y me dirige por el camino bordeado de setos que sobrepasan en altura mi pecho, hay algunas farolas en el jardín de tipo seta y muy bajas, cuando llegamos ante la fachada de una casa, en la entrada hay un grupo de chicos y chicas, como unas diez personas, un par de chicas besan a Nico entre un barullo de voces, al resto los saluda con un gesto de la mano, mientras accedemos a la casa montan en varios coches que hay aparcados debajo de unos inmensos árboles y parten.

Entramos en un enorme salón donde hay varias personas que hablan en grupo, alguno de ellos vienen a nuestro encuentro, una pareja de mediana edad y un chico joven de nuestros años, después de abrazarse con los dos mayores me presenta, son los propietarios de la casa, conocidos o amigos de sus padres y socios según me enteraré después, y el chico es su hijo, forma parte del equipo del proyecto en el que trabaja Nico en la empresa y universidad me dice en este momento.

 Los mayores van elegantemente vestidos a diferencia de los jóvenes más modernos e informales, espero no desentonar aunque Nico se ha colocado ropa parecida a la mía, o sea que no debo estar tan mal.

Nos llevan hasta el grupo de personas algo alejadas y nos las van presentando, luego en la mesa del comedor veré que somos trece los que nos sentamos alrededor de ella.

Parece que Nico conoce a alguno de ellos, uno es profesor en la Universidad y trabaja con ellos en el proyecto, hay un chico más joven, hijo también de los dueños, una chica que es su hermana y su amiga, el resto son amigos de los padres, el grupo es heterogéneo, estamos seis jóvenes y siete algo mayores, de distintas edades.

No sé quien lo habrá dispuesto, los tres hermanos y la otra chica toman asiendo a nuestro lado en la mesa, y los que denomino mayores, que no lo son tanto, en la otra parte. Las dos chicas van vestidas elegantes pero con ropa moderna, con pantalones ajustados y botines muy altos, una de ellas con camisa suelta de seda. La cena para mí es un espectáculo, tengo que observar a once personas que me son desconocidas, mirándoles hablar y comer se me pasa el tiempo.

Nico y su compañero de trabajo, Thomas, que está en su equipo y el profesor entablan conversación sobre lo que han estado haciendo estos días, explicándolo todo ya que Nico no ha ido. Los hermanos de Thomas y la amiga me distraen de la conversación haciéndome preguntas sobre mi trabajo y consiguen que no me entere de nada de lo que se habla en los otros grupos.

Voy consiguiendo enterarme a lo largo de la conversación de lo que Nico no se ha preocupado en hablarme.

El padre de Thomas es el propietario mayoritario de la empresa donde Nico y él hacen su proyecto, además son amigos de los padres de Nico y estos a su vez son accionistas de esa empresa.

Son temas que no me interesan realmente, ni tienen transcendencia para mí, no obstante resulta interesante saberlo y sale en la conversación sin yo preguntarlo.

Cuando termina la cena nos despedimos de los anfitriones y sus invitados, pensaba que nos íbamos a continuación a la casa de la Av Foch, pero no es así, la gente joven ocupan los coches que hay en el parque de la casa, enfrente de la puerta, Nico me indica que vamos a ir con ellos para tomar una copa.

En el lugar donde nos llevan creo ver a algunas de las personas que abandonaban la casa cuando llegamos, lo confirmaré a lo largo de las horas, la pista de baile está en la planta baja del local, nos suben a un piso superior desde el que se ve la pista de baile y la sala que antes hemos atravesado, una de las paredes es de pulido y negro cristal, parece una vidriera que solo permite la visión en un sentido, todo resulta muy lujoso, la música es menos estridente que la que se escucha abajo y el público parece seleccionado.

Lo cierto es que se está muy agradable pero me va pudiendo el sueño, es curioso ver chicos tan jóvenes emparejados con personas que se ven mayores que ellos.

Me entretengo escuchando la conversación que mantienen Thomas y Nico y observando el heterogéneo personal que ocupa los asientos y la larga barra.

Un hombre mayor abraza a una chica muy joven rubia que no rechaza sus atenciones aun cuando la mano de él acaricia lo que muestra su generoso escote.

En otro rincón dos hombres se besan y uno de ellos tiene colocada su mano en la entrepierna del otro, los hermanos de Thomas han desaparecido y no los localizo, permanece con nosotros la otra chica de la camisa suelta de seda.

Al cabo de un rato Vincent, el hermano de Thomas, aparece y me habla para que baje a la pista donde el resto se divierte, a Nico no parece importarle y me dejo arrastrar por el nervioso muchacho.

Ahora puedo divertirme como a mí me gusta, bailando y disfrutando de la música, de los empujones y roces a veces voluntarios de los que bailan y buscan un contacto más íntimo, quizá el excitarse en ese momento o provocar sexualmente al que está al lado.

Pierdo la cuenta del tiempo hasta que me noto el cansancio, es un grupo divertido el que forman los chicos preocupados únicamente de pasarlo bien, escapando algunas veces para beber en las barras.

A uno de los muchachos parece divertirle como bailo e intenta imitarme y hacer pareja conmigo, baila realmente mal pero me divierte en su intento fallido de lograr algo sexual de mi, frotando el bulto de su entrepierna en mi muslo o abrazando mi cintura y caderas, se va atreviendo a más abrazándome por detrás y besando mi cuello. Me despido de él y me roba un beso en los labios antes de subir para buscar a Nicolás.

Continúan bebiendo ahora sentados en un centro de relax, me incorporo a ellos y en cierto momento Thomas se enreda con la chica y comienzan a abrazarse y prodigarse caricias. Tengo la impresión de que Nico está bebiendo demasiado.

-Nico estoy terriblemente cansado, deberíamos marchar para dormir.  –pasa su brazo por mis hombros y me lleva hacia él para imitar lo que hace su amigo con la chica, y muy tarde, a las tres de la madrugada, esperamos un taxi que nos lleve a casa.

Se le nota más alegre y totalmente desinhibido por el alcohol que ha ingerido y  que tiene en su cuerpo, no ha perdido sus energías y deseos de continuar lo que inició en la sala vip, parece que la fiesta se los ha incrementado aún más.  Me besa al entrar apasionado, su aliento y saliva tienen sabores extraños y huele a tabaco.

-Nico, ¿has fumado? –aparto mi cara extrañado, no le he visto fumar nunca y ni sabía que le gustara.

-Salí con Thomas y su amiga a la terraza y fumamos un pitillo cuando bajaste con su hermano a bailar.

-Pero si tú no fumas, nunca te he visto fumar.  –no es que me desagrade su olor, es muy ligero y combina muy bien con su olor corporal.

-Antes fumaba y lo dejé, pero no te preocupes, ha sido solamente uno.  –me doy cuenta de la cantidad de cosas que desconozco sobre él y su vida pasada.

No me permite seguir hablando, me besa tiernamente en los labios, acaricia mi mejilla y me implora con la mirada para que me ocupe de otras cosas.

Aunque es muy tarde, el baile con aquel chico, sus continuos toqueteos en la sala y en el taxi han conseguido excitarme y desearle, entonces sin más dedico mi atención al bulto que tiene en el pantalón, coloco mi cara sobre él y su olor despierta mi hambre por su verga.

Huele deliciosamente a su aroma de hombre sudado por el calor de la fiesta y sin bañar, su polla se va endureciendo poco a poco y la muerdo sin importar manchar su pantalón con mi saliva, se siente tan rico el contacto aunque sea a través de la tela que continúo mordiendo.

Sujeto sus caderas y voy bajando mis manos para coger en ellas sus hermosas y duras nalgas de macho, las aprieta formado ese huequecito a sus costados que me encanta y empuja hacia mí para aplastar su potencia en mi cara.

Le empujo para que se siente al borde la cama y voy soltando sus pantalones, no puedo pensar y solo miro la escena adorable de su rendido cuerpo medio desnudo, mi boca se llena de saliva mirando sus recias piernas cubiertas de vello, su bóxer salmón manchado de mi saliva que traspasó el pantalón y el precum que va soltando su verga, los pelos que se le escapan por los costados de las perneras y el impresionante paquete de su pene y testículos aprisionados por la tela.

Me arrodillo y meto hambriento mi cara en su entrepierna oliendo y lamiendo otra vez sobre su bóxer, chupando la humedad de la tela, sujeta mi cabeza y la aprieta sobre su miembro a la vez que comienza a gemir haciéndome temblar de deseo excitándome hasta notar como mi polla va goteando en mi slip el precioso líquido.

Murmura mi nombre roncamente mientras yo no puedo hablar al tener mi boca ocupada mamando su polla enjaulada, mojándola totalmente con la baba que genera a torrentes mi boca.

Bajo su bóxer para tener a mi vista el preciado regalo de su enorme pedazo de carne caliente, lamo su base llena de pelos y las venas de su fuste antes de llegar a su prepucio de donde sale la esencia milagrosa y dulce que sabe a gloria, lo muerdo ligeramente y tiro para extraer todo lo que tiene dentro y luego retraigo el prepucio con mis labios para que muestre su glande de color rosa fuerte.

Despacio la voy metiendo en mi boca hasta tenerla totalmente dentro en mi garganta, la disfruto como un loco sacándola y metiéndola, a veces forzado por sus manos que guían mi cabeza, me sabe muy rica mezclando el dulce de su precum y el salado de su sudor y ligero sabor a orina.

Le retiro del todo el pantalón y su boxer y se tiende en la cama, al quitarle sus calcetines me llega su olor a sudor más profundo y coloco su pie sobre mi mejilla para olerlo intensamente, se los voy besando y lamiendo haciéndole estremecer y que soltara pequeños y roncos grititos placenteros.

Tiene unos pies muy bonitos y nudosos con algunos negros pelos y la piel muy blanca hasta llegar a sus tobillos donde el enjambre de pelos se espesa y se vuelven duros y tiesos.

Como todo él es perfecto para mí y me gusta, me encanta todo su ser, estoy arrodillado mordiendo los dedos de su pie y con el otro roza mi bulto logrando excitarme más de lo que ya estoy.

Subo lamiendo sus piernas torneadas y duras de correr hasta llegar a sus huevos grandes y peludos que acaricio notándoles subir y bajar en su bolsa acompañando a sus jadeos y mientras los sostengo con una mano con la otra araño los pezones de sus tetillas estirando de sus pelos, abre sus piernas y veo su ano asomando su risueña cara entre los pelos.

-Déjame que te desnude, para un poco por favor.  –me divierte su excitación y el mover de sus manos buscando donde agarrarme, intenta quitarme la camisa y le ayudo, en poco tiempo estoy desnudo a su lado chupando de su pene y volviendo a dar el masaje a su glande en mi garganta.

-Acércate Daniel déjame acariciarte y tocarte. -comienza a acariciar mi cuerpo y a buscar con su mano mi culo mientras lamo su peludo muslo y le abro más para lamer su perineo y su ano.

Le noto como hurga en mi ano y abro mis piernas para dejarle que pueda comenzar a penetrarme con sus dedos que previamente lame y unta con su saliva, mientras chupo su rico culo en unos minutos tiene metidos tres dedos en mi ano follándome con ellos, rotándolos y abriéndolos.

Nos chupamos nuestras vergas un momento hasta alcanzar con su boca mi culo y me penetra con su lengua.

-Tienes un culo delicioso pequeño, me gusta lo suave que es.  –mete su cara en mi trasero y trata de morder la roseta de mi ano hasta hacerme gritar de deseo pidiéndole más.

-No me canso de comértelo.  –siento su lengua llegar a todo lo profundo que puede y los pelos duros de su barba rozar la zanja de mis glúteos. Hace ruidos de succión y llena de saliva mi entrada.

Juega con mi culo haciendo sacar de mi todo el puterío que siento para entregárselo a él, Nico es un macho prodigioso que sabe llevarme al placer excelso, mueve mi culo con sus manos abriéndolo y cerrándolo con fuerza mientras chupetea de él haciendo notar su placer por la chupada que me está dando.

Nos abrazamos y beso su boca que sabe a mi culo, también a mí me gusta el sabor que porta en su saliva, en su aliento, deseo ser su objeto sexual, su juguete y que obtenga de mí todo el placer que pueda.

Me coloca debajo de él y se tiende sobre mí cubriendo mi cuerpo, una perversa sonrisa abre su boca antes de cerrar con ella la mía que quiere respirar y coger aire. Su lengua caliente me ahoga metida en mi boca hasta mi garganta para combatir con la mía que le detiene en su avance.

Es un beso de macho soberbio sabiendo que es más fuerte y dominante y me aplasta hasta incrustar en mis labios su dura barba.

Abrazo sus caderas con mis piernas y muevo mi culo buscando su duro rabo.

-Métela ya Nico, la estoy esperando, fóllame cariño, dame tu verga.  –se ríe mordiendo mi cuello y mueve sus caderas para hacerse sitio entre mis piernas, sus manos no sueltan mis hombros y cojo su polla para encajarla en la entrada de mi ano, lo tengo muy dilatado y ansioso de verse lleno.

-Empuja, empuja cariño, dámela ya.  –casi no me doy cuenta y avanza llenándome todo mi culo que se estira para admitir esa polla tan gorda y larga y grito satisfecho al sentirme totalmente poseído y dominado.

Se queda quieto y sujeto sus gordas y peludas pelotas con mis manos apretándolas en la entrada de mi ano, siento un extraordinario placer al ser follado por un hombre como él, le noto estremecerse y suspirar en mi cuello.

-¡Ahh!, eres mío ahora me perteneces.  –comienza a bombear mi culo entrando con fuerza haciendo rebotar sus testículos al golpear en mis nalgas. De alguna forma tiene razón  en este instante le pertenezco y soy de su propiedad.

Me arrolla con la intensidad de su follada, no sé lo que ha podido tomar pero le siento más fuerte y potente con su verga engordada al máximo, me impregna del olor a su sudor que resbala sobre mi pecho y jadea sin parar de follarme con fuerza, entra y sale desesperado cayéndosele la baba.

Se detiene un momento sin hablar y sube mis piernas a sus hombros, miro su cara encendida, y ahora me penetra profundamente sin dejar un milímetro de su verga sin meter. Su polla penetra profundamente y siento un ligero dolor que no atiendo. No puedo soportar más el placer y grito.

- Nico, me matas de placer.  –se anima con mis palabras y me penetra más rápido hasta conseguir que eyacule y riegue mi pecho y vientre con mi semen, no descansa y continua mientras me estremezco vencido bajo él.

Hace  su trabajo muy bien y aguanta hasta que se me va el tremendo placer y él comienza a gemir apoyando su pecho en el mío, su cara va a estallar y abrazo su cuello. Muevo mis caderas y tensa su cuerpo para comenzar a gritar y siento su verga que entra hasta mi estómago y comienza a temblar para vaciarse en incontables chorros de semen llenando mi ser.

Puedo separar mis piernas y quedo rendido soportando su peso y notando su respiración fatigada, abraza mi cabeza y beso su clavícula, los pelos de su axila hacen cosquillas en mi nariz y no puedo evitar lamerle los duros pelos y sentir el salado de su sudor.

Me gusta sentirme así aunque me sienta asfixiado por su peso, Nico adorado, mi hombre que me sabe atender y dar placer como un potente macho. Puedo sacar mi cara de su sobaco y voy pasando mis manos con suavidad por sus costados sintiendo al tacto la dureza de su cuerpo.

Nos vamos quedando dormidos y aprieto su culo con mis manos. Su polla sigue dentro de mí como si esperara repetir el asalto y continuar follando mi culo que está encendido y me arde por la tremenda cogida que me ha dado.

-¿Nos duchamos en una minuto mi cielo?  -me estoy volviendo muy fino en mi trato hacia él.

Me envuelve en sus brazos, y limpios después de la ducha nos besamos tiernamente antes de quedarnos dormidos.

 

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Cuando despierto la luz inunda la habitación, miro la hora en mi móvil, son las once de la mañana, está tumbado a mi lado, mirando hacia la otra parte y dándome la espalda, me giro para mirarle, su respiración suena rítmica, acompasada, se mueven algunos músculos de su espalda. Cubro nuestra desnudez y me aproximo hasta pegar nuestras pieles, la mía está fría, la suya cálida, paso mi brazo por su cintura y recuesto mi cabeza, huelo su aroma con restos de olor de la noche pasada.

Hoy no ha habido carrera que nos obligara a eliminar las toxinas, paseamos a lo largo de la Av Foch y atravesamos el Bois de Boulogne hasta llegar a la ribera del Sena. Llegamos hasta el hipódromo y paramos en uno de los restaurantes que hay en los distintos espacios del gran parque para comer. El viento es fresco y está muy bien para pasear, luce un bonito cielo con bastantes nubes.

Nico parece estar perfectamente y antes de salir de casa no tenía fiebre, al parecer no ha sido la gripe la causante de que el jueves se sintiera mal. Después de comer y estar un rato hablando tomando un té, paseamos por el parque, hay algún camino embarrado de algo de lluvia caída recientemente.

Cuando nos cansamos tomamos asiento en un banco del gran parque enfrente de un brazo de agua del lago, cuando suena mi móvil lo abro, María cumple lo prometido y me envía nuevas fotografías de su estancia en Londres con una pequeña nota, hace unos días estuvo con mis padres que habían ido a visitar a sus tíos, aparecen en algunas fotos Raúl y ella, también con Ál y Gonzalo, no puedo apartar mi mirada de ellos ni evitar que dos lágrimas corran por mis mejillas.

Nico me abraza y me quita el móvil, mira las imágenes y lo apaga volviendo a abrazarme.

-¡Pobre niño aún le amas!  Me refugio en su noble pecho para descargar mis sollozos.

-Perdóname Nico, soy un egoísta, por favor perdóname. –me va consolando y logrando que mire con tristeza las ligeras hondas que produce el aire en la plácida lamina del agua.

-No hay nada que perdonar, mi amor, yo te amo, te adoro pero te entiendo aunque me duela.  –va besando con suavidad mi cabello y me abriga del frío de mi cuerpo entre sus brazos.

El paseo, aunque ha habido descansos,  añadido el terrible recuerdo originado por María, resulta largo y cuando volvemos a la casa estamos algo cansados, nos duchamos y decidimos salir para dar una vuelta y comprar algo para cenar. Una vez en la calle Nico decide ir a la zona de Marais, hay muchos bares, cafeterías y mucho ambiente gay, hay de todo por supuesto pero proliferan los chicos guapos, algunos extravagantemente vestidos y volvemos a sonreír a la vida divertidos por los diferentes atuendos que les caen muy bien.

Cenamos en uno de sus innumerables bares y paseamos viendo el ambiente donde todos quieren conseguir a alguien para pasar la noche y divertirse

Esta noche regresamos también tarde a casa, espero que esto no se vuelva una constante de los fines de semana.

Debe haberle acelerado el ritmo cardiaco y deseos sexuales el haber visto a tanto chico guapo, no espera a que estemos dentro de casa para comenzar a besarme, le devuelvo los besos y olvido a Gonzalo y todo lo que ha representado, ahora pertenezco a otro hombre que me adora y al debo responder haciéndole feliz.

Me siento muy feliz de estar a su lado disfrutando de su calor y gozo pensando en la pasión que despierto en él, aunque esta noche se ha rendido ante la evidencia del cansancio. Le acaricio el pecho pasando mis dedos por los pelos que rozan mi piel mientras duerme, el remordimiento me puede y creo que no soy justo con él al no poderle amar como él lo hace.

 

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Ha marchado a correr,  le he acompañado un corto trayecto y luego he vuelto, quiero contestar algunos correos a los que me urge dar respuesta y aunque me cueste, agradecer a María su envío de fotografías que he borrado de mi correo.

Está convirtiendo en un hábito el traer consigo el desayuno a su vuelta de correr. Llega sudando a mares, antes de que se enfríe le acompaño a la ducha para se quite la ropa sudada que trae y nos duchamos antes de desayunar, luego le voy ayudando para que se ponga un slip y camisa nuevos. Siento el agradecimiento en su mirada y que me preocupe por él.

-Gracias mamaíta por tus cuidados y mimos.  –me sujeta las manos cuando abotono su camisa y besa con ternura mis labios.

Nos preparamos y guardo todo lo mío para a la vuelta tenerlo todo en la maleta, le telefonea su compañero Thomas, o Tommy como él le llama, quiere saber cómo se encuentra y si mañana va a ir a su trabajo, le dejo hablando con él.

Leo los titulares de la prensa y viene a sentarse a mi lado, pasa su brazo por mis hombros, lee la página que tengo abierta y cuando me canso me dejo caer  apoyando mi cabeza sobre sus piernas y regazo.

-Thomas parece un chico majo.  –enredo mis dedos con los suyos, llevo su mano a mis labios.

-Lo es Daniel, es muy inteligente y creo que hacemos un buen equipo con los profesores que tenemos y que trabajan con nosotros y nos guían.

-Además es guapo y tenéis mucha confianza.  –voy besando los dedos de su mano que tengo entrelazados.  –se ríe y luego se pone serio mientras repasa mis labios con sus dedos.

-Es normal, Tommy y yo nos conocemos desde niños, sus padres son amigos de los míos, él y sus hermanos han estado muchas veces en mi casa. Seguro que su madre ha hablado ya con la mía y le ha dicho que te han conocido, que era lo que yo pretendía, que vean que vivo contigo cuando puedo y que compartimos nuestra vida. Tienen que empezar a ver normal lo que siento por ti.

-Conozco tan poco de tu vida anterior.  -elevo mis ojos para mirarle, el baja la cabeza para besarme en los labios terminando sus besos en la frente.

-Nunca preguntas nada, pareces un detective que intenta averiguar por si mismo lo que sucede, te contaré lo que desees, lo bueno y lo malo, que de todo hay.

Hablamos durante mucho tiempo, va desgranando las distintas etapas de su vida, a veces se salta años enteros y vuelve atrás cuando se lo advierto, así hasta la hora en que salimos para ir comer.

Le recuerdo que sigue teniendo la ropa que se dejó en mi casa la semana pasada en Lille, para que la semana próxima no lleve lo que no vaya a necesitar.

Aprovecho el viaje de vuelta en el tren para mirar y contestar mi correo, encima de la mesa de la sala están las llaves del coche que le dejé a Rayhan por si necesitaba moverlo, y además, el florero que compró mi madre, y que no tenía flores desde que marchó ella, ahora luce unos hermosos claveles rojos y blancos de brillantes colores.

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