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21.1 Las flores que llegan de sorpresa

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Empiezo la semana con alegría, no tengo vecinos arriba ni a mis costados aunque estos días han estado enseñando los estudios a potenciales inquilinos,  puedo poner la música un poco alta sin molestar a nadie, mientras desayuno y me preparo voy pensando en la escena sentimental y de lloros que monté al pobre Nico al ver las fotografías que María me había enviado.

Los claveles que ha colocado en el florero Rayhan lucen preciosos. Tengo que recordar el darle las gracias a la tarde, es un detalle inapreciable y que resultó  inesperado, aparte de su dulce cara infantil, nada presagiaba que pudiera sentir la belleza de esta manera, con ese aspecto rudo y el cuerpazo que se lleva, porque además ha sabido colocarlos, mezclando algunas ramas verdes que hace que destaque más el blanco y el rojo de los claveles.

La ropa que lavé anoche no se ha secado aún, ya tengo trabajo para la tarde en recogerla. Le envío un beso a la foto de Nico y me encamino a la puerta de salida.  El coche está brillante, añadido al detalle de las flores, todo me hace suponer que Rayhan estuvo ayer domingo aquí.

El trabajo transcurre sin novedades dignas de mención, aprovecho un momento para reservar los billetes de autobús que me llevará al aeropuerto en las vacaciones de Navidad, había pensado en llevar el coche hasta Charleroi y dejarlo en el parking del aeropuerto hasta la vuelta de vacaciones, me han convencido de que por prudencia es mejor que vaya en autobús, puede haber nieve e impedirme que llegue con el tiempo necesario de presencia antes de embarcar.

Aprovecho el tiempo sobrante de la comida y contesto algunos correos. La conversación en la mesa ha versado sobre los escándalos de los políticos españoles, me causa pena el que se rían de nosotros. A la tarde había quedado con la ingeniería que ha diseñado el nuevo sistema de filtrado, una reunión de trabajo sin más, le agradezco al director de esa línea su ayuda y colaboración y el que me gestione las reuniones. Sigo pensando que el ambiente de trabajo no es parecido en absoluto al que reinaba en las oficinas de Chapel. Sin darme cuenta estoy cogiendo cariño a mis compañeros y a mi casa.

Rayhan me ha evitado el gasto de lavar el coche en la gasolinera y el tiempo que hubiera empleado, me detengo para comprar algo de fruta, leche y yogures a la salida del trabajo. Cuando llego a casa le veo en la entrada donde tienen su local con las herramientas, está entretenido hablando con una chica que vive en las casas altas. Me encamino hacia ellos cuando se está despidiendo de ella. Me le quedo mirando y esbozo una sonrisa, comienza a ponerse rojo, se le nota a pesar de la morenez de su piel.

-Gracias por todo Rayhan, por dejarme el coche reluciente y por los claveles.  –nos quedamos un momento callados, mirándonos a los ojos hasta que él, vencido, baja su vista.

-No me ha supuesto dinero, he cogido las flores de casa, mis padres las cuidan y hay muchas.  –mete sus manos en los bolsillos de su mono de trabajo estirando la tela y marcando aún más sus pantorrillas tan fuertes y torneadas en un gesto muy gracioso de muchacho pequeño.

Entorno los ojos para observarle, al chico que me inspira una ternura muy extraña, y me engaño haciéndome creer que se trata de cariño hacia alguien más pequeño y débil que yo. De alguna manera siento la necesidad de que la conversación no termine.

-Las ramas que has colocado huelen muy bien, a menta y a limón, es un ramo muy bonito, no tenías que haberte molestado y además venir el domingo, podías haber salido con tus amigos y divertirte.  –sonríe de oreja a oreja, los hoyuelos en sus mejillas se intensifican y se hacen más pronunciados.

-Ya estuve con ellos el resto del día.  -está nervioso, no sé el por qué le impongo si procuro ser sencillo y amable.

-Bueno, dale las gracias a tu madre por lo bien que lo ha preparado.  –he intentado decirle que veo unas manos femeninas en la intervención y composición del ramo.

-Se lo diré, me preguntará si le ha gustado.  –después de unas palabras más me despido, le noto violento y cruza y descruza los dedos de sus manos.

Esta tarde no salgo de casa aunque me llama Luis, el chico español que buscaba casa a la vez que yo, su novia que vino a un congreso de médicos ya ha marchado y quiere que salgamos a dar un paseo. Le digo que no puedo, que le llamaré el fin de semana, estoy pensando en llamar a Evans e ir todos a pasar un rato a bailar donde Lucas.

Con la llamada de Nicolás terminó mi día, parece que ha quedado con Tommy para dar una vuelta y cenar en su casa.

-Nico, pensaba que fuéramos un día cuando vengas a bailar donde Lucas, Evans me ha invitado y así llevar a otros amigos, ¿qué te parece?

-Lo que tú decidas amor, lo dejo en tus manos.  –no me ha preguntado nada sobre la famosa escena de mis lloros, seguramente quiere olvidarla como me sucede a mí.

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El día transcurre con bastante movimiento. Mi jefe interrumpe una reunión por una llamada que recibe, me pide que me traslade a la depuradora, ha surgido algún problema y quiere que lo vea y le informe. Hoy no tengo tiempo ni para comer y llego tarde al comedor. He tenido que hablar con los constructores de la planta de depuración, la más importante compañía de Europa en depuración y tratamiento de aguas, el encargado de la depuradora es un chico tímido pero muy atento y me brinda todo su conocimiento, algún día le he visto comer solitario en la cantina.

En Inglaterra opté a un puesto de trabajo en esta empresa especializada en plantas de depuración y captación de aguas, no me aceptaron después de una exhausta selección, ahora voy a colaborar con ellos, con sus técnicos que desplazarán a la tarde.

Me reúno con ellos y el encargado de la depuradora en el lugar del problema, tienen que implementar unos cambios y mejoras. Después de informar a mi jefe y ya muy tarde puedo abandonar el trabajo.

Nico me llama a la noche, estuvo cenando con Tommy y su familia volviendo tarde a su casa.

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Día terrible este miércoles, ha llegado un grupo de los máximos directores de Inglaterra, mi jefe tiene que estar con el director para atenderles, me deja encargado el acudir a todas sus reuniones para informarle después , tengo que suspender mis trabajos y estar pendiente de los suyos.

A última hora se acerca un momento a mi despacho y se lo relato todo, tiene prisa ya que debe estar con esas personas en una cena esa noche; a pesar de todo y con mucha prisa he podido atender a los técnicos de la depuradora para que comiencen a presupuestar las mejoras que se precisan hacer.

A la hora de la comida, en el comedor de la cantina y entre los mandos, no se escucha hablar de otra cosa que de la comida a la que están invitados mañana jueves con los grandes directores que han venido.

 A mí no me han invitado, es normal, yo no formo parte del personal de la fábrica, al menos el día de mañana transcurrirá más tranquilo con todos ellos en sus reuniones y la comida que tendrán después.

En la carretera ocurre un accidente múltiple a la vuelta del trabajo, la gendarmería nos desvía y llego tarde a casa. Hay luz en uno de los estudios de arriba, hasta ahora ha estado deshabitado. Ya tiene inquilinos o se han olvidado y dejado la luz encendida.

De verdad que no tengo ganas de cenar, como únicamente un yogur y se me cae en la pernera del pantalón, lo tendré que lavar y lo haré mañana pues tengo una llamada de Nico entrando en el móvil.

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Puesto que hoy van a estar todos fuera del trabajo habitual, me visto un poco informal, un pantalón vaquero negro un poco ceñido, botines de color gris, una camisa rosa débil y chaqueta corta también gris a juego con los botines. Me gusto y me encamino a buscar el coche, el padre de Rayhan me sigue con la mirada y se encamina al portón para abrirlo, me despide con un gesto de la mano.

Los despachos están desiertos, paso por el laboratorio para prepararme un té, los dos máximos responsables están tomando un café y me dicen que marchan para atender las conferencias que tienen con los visitantes llegados de Inglaterra, se extrañan de que no me hayan invitado, me muestran su invitación a la comida, la dirección los ha invitado por escrito.

Charlo un rato con ellos y subo a mi despacho para ir a buscar a Elie y avanzar en lo nuestro, tampoco ella ha sido invitada, nos ponemos a trabajar sobre los datos que recogió ayer. De repente se presenta mi jefe, me dice que le siga, que deje lo que esté haciendo y se disculpa con Elie.

Me pregunta el por qué estoy allí y no en la conferencia, claro está que le digo que yo no estoy invitado, se enoja y me sujeta del brazo para que le siga. Durante las dos siguientes horas no se separa de mi, en un descanso el director se acerca, me pide disculpas por haberse olvidado de invitarme, su secretaria utilizó la lista de otras ocasiones y no se dio cuenta de que yo no estaba incluido porque soy nuevo.

El hombre parece sinceramente apenado y yo le quito importancia, en realidad es normal que así suceda, aunque en mi interior siento mucha alegría al ver que se preocupan por mí.

Debía haberme puesto otra ropa, pero no contaba con tener que asistir a estos actos y reuniones, me dejo de preocupar cuando veo que hay algunos que por falta de tiempo, llevan puestos los zapatos de seguridad, han tenido que venir desde la fábrica y no han podido cambiarse.

En otro descanso mi jefe me presente a algunos de esos señores tan importantes, hablo con ellos sobre cosas generales, seguro que no saben que soy un estudiante como a veces me dicen. Hablo con uno de ellos un rato más, están los del laboratorio y la charla es en inglés, ellos no lo dominan muy bien y tengo que traducirles algunas palabras.

Me  pregunta sobre cuál es mi puesto y mi trabajo, tengo que decirle que en realidad yo no estoy trabajando en un puesto concreto. Se entera de que soy español y se extraña de que me hayan enviado a Francia, continúa indagando si me puedo entender con la gente y como lo hago, entonces le aclaro que realmente mi francés es mejor que mi inglés y que para las conversaciones normales no tengo problemas.

Él es el director para todas las factorías de Europa, y cuando me escucha suelta una carcajada, él es francés y los dos nos estábamos esforzando en hablar en un idioma más incómodo para ambos.

A la hora de comer mi jefe me pide que tome asiento entre los visitantes, para mantener la conversación en inglés, entre el cuadro de mandos no hay muchos que lo conozcan con fluidez, al final, en el café, a uno de ellos se le cae en la mesa y mancha mi pantalón, ayer lo hice yo con el yogurt y hoy otro con el café, tengo los pantalones gafados.

A última hora puedo volver a mi trabajo, mi jefe al igual que ayer les acompañará durante la tarde y en la cena.

Aún me da tiempo para ir la lavandería a entregar los pantalones que no me atrevo a lavar en casa aunque mi madre me dijera  que puedo hacerlo.

Después de hablar con Nico y comentarle el que Luis, al que no conoce, se encuentra un poco solo después de despedir a su novia, le explico mi propósito de pasar un rato el viernes con los chicos de Béthune y Luis; Nico como ya me dijo el otro día, está encantado de poder salir de fiesta, que lo que yo decida estará bien.

Primero llamo a Evans, está de acuerdo en venir el viernes a Lille, en realidad tanto Lorian como Alan tienen trabajo donde Lucas esa noche y él puede cambiar su turno con otro compañero, luego llamo a Luis, éste tendrá que retirarse temprano, ha quedado con unos de los chicos estudiantes para ayudarle a cambiarse de casa, llevará a una chica amiga suya, estudiante también, que quiere salir a bailar y divertirse.

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La mañana transcurre trabajando junto a mi jefe, analizando las distintas reuniones del miércoles y mi entrevista con los técnicos de la depuradora, no se opone a lo que he decidido hacer aunque realiza algunas puntualizaciones.

Estoy un tiempo con Elie, me ayuda muchísimo para realizar mi estudio, creo que sin ella no lo hubiera podido llevar a cabo, o al menos con el detalle que le aporta por su amplio conocimiento.

La normalidad ha vuelto al comedor y en la mesa hablan de la visita de los grandes jefes, estoy entretenido pensando en Nico y su llegada dentro de unas horas.

Antes de ir a la estación a recoger a Nico, que en esta ocasión viene en tren, paso por la lavandería, quiero ponerme esta noche la ropa del jueves que se que a Nico le encanta aunque cambiaré la camisa.

En la estación Europe tengo que esperar más de quince minutos para que llegue el tren que viene de Paris. Cuando salen los viajeros Nicolás en la distancia me mira serio, como si viniera enfadado, en el momento en que se acerca arranca su sonrisa que le embellece la cara, me arrojo hacía él y abrazo con fuerza su cintura.

-Creía que te había sucedido algo, venías  muy serio y parecías molesto. –suelta una carcajada mientras me besa.

-Era una broma para ver tu reacción y ha sido estupendo ver cómo te preocupabas.  -reímos los dos pero a mí no me ha hecho gracia. Viene vestido con traje y corbata, no porta más que un pequeño attaché de piel. Le miro interrogándole con la mirada.

-No he querido ir a casa, me fui directamente del trabajo a la estación, para no retrasar mi viaje y llegar antes para verte.

-Vale, tienes ropa que te dejaste en mi casa.  – aprieto mi abrazo a su cintura, y elevo la mirada para encontrarme con la suya, me mira risueño, con su brazo por mis hombros y llevándome hacía él.

Cuando llegamos a casa, en el portón, nos encontramos con Rayhan que ya marcha a coger el metro, nos despedimos de él y Nico se le queda mirando.

-Tu guarda de seguridad se quedará tranquilo pensando que estas acompañado, o puede que eso le moleste…

- Nico, por favor, no te metas con él, es un buen chico. –abro la puerta de casa.

-¿Y quién ha dicho que no lo sea, yo también creo que es un buen chaval, cuida de ti? –suelta su risa forzada y me abraza.

–No seas suspicaz, y sonríe un poco.

Me lleva hacia la zona del salón y caemos sobre el sofá abrazados.

-¿Te quedarás a dormir el domingo? Puedes ir directamente a tu trabajo el lunes como la vez pasada.

-Me quedaré, tengo el billete de vuelta para el lunes muy temprano. Le he pedido a Tommy que me cubra las espaldas si llegara tarde.

-Gracias Nico, deja que te quite la corbata.

Desanudo su corbata y voy soltando su camisa, para lavársela y que el lunes pueda volver a ponérsela, comienza a aparecer el vello que puebla su pecho, le beso, sabe que me vuelve loco.

- Nico, pareces un oso, estás lleno de vello, en cambio yo casi no tengo.

-No es para tanto, a mi me gusta que tu no tengas tanto vello.

Le voy dejando desnudo y mientras le voy besando, de pie con mis manos en sus hombros, las suyas en mi cintura y luego paso mis brazos por su cuello para bajar su cabeza y lograr juntar nuestras bocas.

Adopto un papel femenino en nuestra relación amorosa, es algo no forzado y natural que sale de mí sin darme cuenta y me encanta verdaderamente ya que así se refuerza la suya de hombre varonil y masculino.

No me siento una mujer, sé que soy un hombre y me gusto así, masculino en todos los aspectos, pero hay algo en mí que en la intimidad  me predispone a mostrar ese lado sensible y femenino del alma que todos tenemos aunque no queramos reconocerlo.

Puedo y me gusta adoptar el rol de activo a veces, Nico me ha enseñado que puedo pero lo mío es ser pasivo sobre todo con hombres tan varoniles y de aspecto de viriles machos como Nico, bisexual aunque ahora sus preferencias vayan por el lado gay.

Me tendió en el sofá y comenzó a desnudarme, entonces  le agarré su polla que aún no estaba erecta, comencé a acariciarla, lamerla y meterla en mi boca mientras iba cogiendo consistencia. Se la chupé mirándole la cara mientras acariciaba mis cabellos y terminaba de ponérsela rígida como un palo.

Según le iba creciendo yo me excitaba más y más saboreando su glande gordo y rojo, se inclinó y por encima de mi espalda llegó con su mano a mis nalgas, me las abrió y metió sus dedos en la raja para comenzar a jugar en mi ano.

Su verga tan dura a veces me hacía daño en la boca, la tenía tan excitada y tiesa, así estuvimos un rato, yo mamando su polla y el excitando mi culo hasta mojarse los dedos y comenzar a penetrarme con ellos.

Terminé de mamarle el pene cuando me sujetó y me pidió que me tumbara al lado de él dándole la espalda. Cogió mi pierna y la alzó dejando toda mi zona sexual a su vista disfrutando de ella, con su verga pasaba despacio por mi ano jugando con él. Yo pasé mi brazo izquierdo por su cuello para sujetarme y atraerle hacia mí y poder besarle.

Mi culito quedó expuesto para el placer de su vista, de su mano y de su verga, me subió un poco para tener la entada de mi ano justo enfrente de su pene. Tiró de mi cintura y su glande entró en contacto con mi ano. Empujó su cadera y apretó su brazo derecho que rodeaba mi espalda hasta mi pecho y con la izquierda tiró de mi cintura y cadera.

Su pene comenzó a entrar y descansó cuando metió el glande, mordió mi hombro.

-¿Estás bien?  -me besó donde antes había mordido.

-Muy bien, me gusta, ve entrando un poco más.  –giré mi cabeza ofreciéndole mi boca y tirando de su cuello para acercarle.

Nuestros cuerpos estaban pegados, apoyado en toda mi espalda sirviendo de colchón los pelos de su pecho y su vientre, de una forma íntima y tierna que me permitía acariciarle y besarle cuando quisiera.

Su pene se fue enterrando en mi culo hasta que estuvo todo dentro, entonces se detuvo.

-Muévete tú como quieras mi amor, esta toda enterrada en ti.  –empecé a mover mi culo de atrás a delante durante un tiempo, adaptándolo a mi recto y sintiendo la suavidad de su roce en mi ano.

Cuando vio que entraba y salía con facilidad y que mi culo estaba muy dilatado, comenzó a moverse él, a entrar y salir con algo de violencia, tenía que proyectar toda su cadera con fuerza arrastrándola sobre el sofá.

A veces le obligaba a detenerse cogiendo su cuello y haciendo que me besara sobre todo en la boca en besos interminables mientras bombeaba despacio. En un momento bajó mi pierna y me dio la vuelta para dejarme boca abajo sobre el sofá y él sobre mí espalda.

Abrí lo que pude mis piernas para que entrara entre ellas y elevé mis caderas para que pudiera entrar con facilidad y follarme metiendo todo su pene. Cada vez arreciaba más sus embestidas y me aplastaba sobre el sofá, no tenía escapatoria y me tenía a su merced, cada dos empujones tenía que elevar mi culito vencido por su peso.

Dominaba mi cuerpo y mi mente con esa penetración profunda y fuerte, Cada vez que empujaba yo lloraba y suspiraba de placer, no quería que se detuviera, a veces lo hacía para besar mi cuello y decime que me amaba, que me iba a hacer su mujercita querida, muy puesto en su papel de macho dominante.

Me montaba disfrutando tanto él como yo de mi mansedumbre y entrega y creo que mis lloriqueos le excitaban aún más. Resultaba un prodigio de hombre aunque yo poco podía opinar aún, no conocía otros, solamente sabía que me sentía encantado con el dominio que ejercía sobre mí con su polla en mi culo y sus brazos moviendo mi cuerpo a su antojo.

Me mantenía inmóvil sujetándome por los hombros y su boca mordía mi oreja haciéndome sacar lamentos del placer que me daba, sus testículos seguían golpeando en mi trasero cuando avanzaba y se clavaba en mi recto empalándome con su polla.

Se detuvo de nuevo para comenzar una nueva sesión de besos sujetando mi cara y volviéndola hacia atrás para tener acceso a mis labios. Mo movía a su antojo disfrutando de mi cuerpo y yo de todo lo que me entregaba.

Nico notaba que le aceptaba y estaba totalmente entregado, sumiso y obediente al dictado de mi amo aunque esperaba, deseaba, que me llenara y terminar con la agonía que embargaba mi pecho, me abrí más para aceptar del todo su polla y conseguir que se corriera.

Su verga tomo más consistencia aumentando mi placer de modo insuperable, cerré mis ojos para aceptar sus últimas y bestiales embestidas que me mataban y ahora se clavó para comenzar a verter su simiente en chorros incontrolados de esperma mientras jadeaba angustiado.

Era increíble la sensación de su potente pene en mi interior depositando su semen, mordió mi nuca como si fuera su presa sexual y exploté derramándome sobre la cama que quedó empapada de mi semen.

Suspiraba sin fuerzas sobre mi espalda con su polla clavada hasta el fondo de mi alma y de repente salió de mí, sabe que me gusta que vaya saliendo poco a poco mientras baja su excitación y que su verga me deje suavemente.

Me dio a vuelta para mirarme la cara y con mis piernas abiertas metió sus dedos en mi ano para recoger su esperma y extenderlo en mi pecho.

-Daniel, dirás que soy un cursi pero me haces morir de amor, te adoro vida mía.  –no podía apartar mis ojos de los suyos tan sinceros y ahora permeables para que yo viera la realidad de lo que aseguraba.

Me sentía de muchas maneras ante él, sucio y un bastardo aprovechándome de su inexplicable amor y a la vez contento de tenerle para mí sin condiciones impuestas, entregado a lo que yo quisiera.

Tan hombre y vulnerable ante mí que no soy nada. Me abrazo a él y así permanezco hasta que me arrastra para darnos una ducha y prepararnos para salir.

Nos hemos entretenido en el estudio aunque no hay mucho donde escoger para que se ponga y vamos caminando rápido, hemos quedado en un bar de las calles que dan a La Gran Plaza, a veces corremos cogidos de la mano, desbordo de alegría, ha estado delicado y amoroso como nunca, o como siempre, no quería separarme de él hasta que me ha dicho la hora que era y a partir de ese momento todo han sido carreras y nerviosas risas.

Luis y Evans no se conocen aunque los dos saben que hemos quedado con más gente en el bar. Cuando accedemos al local llego rojo de la carrera y agitado cogido de la mano de Nico.

Habían llegado todos y nos están esperando, en una mesa estaban Luis y una chica estudiante española, Natalia, a la que ya había visto en otra ocasión, y muy separados, en otra mesa estaba Evans con sus amigos Lorian y Alan. Los junté y los fui presentando. Natalia miraba asombrada a Lorian, no me extrañaba en absoluto, la belleza de ese chico es de dejarte embobado. Estuvimos un tiempo charlando hasta que Evans hizo notar a sus amigos que debían marchar a su trabajo, nosotros podíamos quedarnos e ir más tarde o bien acompañarles, y eso fue lo que decidimos hacer al final de terminar nuestras consumiciones.

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