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22. Cumpleaños de Nicolás sin él

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Lunes

Nos levantamos muy temprano y después de prepararnos, entre risas y bromas a pesar de que nos separábamos,  llevé a Nico a la estación sin desayunar y lo hicimos allí, no esperé a que cogiera su tren y partí hacia mi trabajo, también yo tengo que emplear una hora de tiempo en el trayecto.

-No olvides traerte algo de ropa para dejarla aquí, me gustaría que el viernes volvieras a venir en lugar de ir yo a Paris. –parece contento, quizá el hecho de que las noches que pasamos separados igualan a las que estamos juntos impide que le parezca tan larga la espera.

Encuentro a la entrada de la fábrica a Elie y después  de subir a nuestros lugares de trabajo le invito a un café en el laboratorio, ella no  tiene un despacho para su uso exclusivo, está en una sala con mesas de trabajo separadas por mamparas que les cubren y les permite cierta intimidad, salvo que te levantes y estés  de pie.

Me han pintado el despacho, mi jefe estropeó la pared, le dije que me gustaría tener un corcho para colocar notas sobre las que debo reflexionar y tenerlas presentes a la vista y en la cabeza. El mismo vino un día con un corcho enmarcado y quiso colocarlo, desconchó la pared rompiendo el yeso, por eso ha ordenado que se pinte.

Me gusta como lo han dejado, todo de blanco hueso y una banda amarilla alrededor, a la altura de los radiadores de calefacción que también los han pintado del mismo color.

Vamos a recoger datos a la planta y luego trabajamos en mi despacho, Elie continúa mientras acudo a una reunión con mi jefe y así todo se convierte en una cómoda monotonía hasta que se presenta algún problema al que hay que darle solución, pero yo estoy para aprender, mi esfuerzo es menor.

Nico llega un poco tarde, no importa, él no necesita pasar el control de un reloj de fichar para demostrar que está en su puesto, me dice que va a ir a nadar después del trabajo con su amigo Tommy y me causa envidia, hace dos meses que no nado, el deporte que más me gusta practicar además de correr.

Camino de mi casa hay unas instalaciones deportivas, me detengo para informarme, no es necesario hacerse socio, y tienes que pagar según los días que vayas, me interesan las condiciones, antes de decidir si comenzaré mañana y espero poderlo hacer dos días a la semana, me dicen que van a enseñarme el centro. No voy a ir al gimnasio como me sugirió mi madre, aunque no me relacione con la gente prefiero la natación.

Una chica muy amable me muestra las instalaciones, vestuarios, piscina, cafetería y hay un gimnasio. La piscina está muy concurrida y le pregunto si siempre es así.

-No te preocupes nuestro grupo termina a esta ahora.  –no me había dado cuenta de que entre un grupo de chicos jóvenes, uno nos observaban muy cerca, se ha dirigido a mí con la intención de ser amable.

Todos ellos están desarrollando el cuerpo de una forma admirable, pero el que me ha hablado resulta escandalosamente guapo, tiene unos pectorales increíblemente desarrollados, los hombros anchísimos y el abdomen se mueve acompasado por lo agitado de su respiración, el vello negro de su pecho se estira hasta ocultarse en el bañador es como un camino que mis ojos sigue sin darme cuenta.

Su cara es de niño travieso, alargada y fina, con la sombra de una incipiente barba a pesar de ser tan joven, tanto él como el resto le hacen bromas cuando llega a su lado.

No sé el por qué, pero en ese momento decido que este es el centro donde voy a apuntarme para nadar esas dos tardes que quiero emplear en hacer deporte.

En casa tengo trabajo, recoger toda la ropa lavada y hacer la lista de lo que preciso comprar. Al llegar a la urbanización no veo a Rayhan, hace frío en el estudio, la calefacción no se ha puesto automáticamente en funcionamiento.

Voy en busca de mi amiguito el jardinero, tengo que llegar hasta el local donde guardan sus utensilios, es un lugar bastante grande y casi vacío, al fondo se ve luz por una puerta que está abierta, le llamo para saber  si se encuentra allí y me responde, cuando llego está recogiendo de una pequeña mesa útiles de estudio que mete en una bolsa, le voy contando mi problema mientras volvemos a mi estudio, sabe manejar el endemoniado programador y le coloca para que apague y encienda la calefacción a las horas que le indico.

Le observo mientras manipula en el cuadro de mando, ha terminado su trabajo y está vestido de calle con ese pantalón vaquero y gastado que le marca tanto sus glúteos, al ponerse de pie hace un gesto con su cadera para empujar el mueble y devolverlo a su sitio empujando.

No puedo evitar ver el tremendo bulto que oculta su pantalón y cuando me mira me encuentra observándole la protuberancia de su entrepierna, nos quedamos viéndonos sin hablar y al fin nos sonreímos nerviosos. Él ha notado que de alguna forma me atrae y yo noto que le intereso por sus continuas atenciones, aunque no puedo creer que un muchacho tan visceralmente macho sienta interés por personas del mismo sexo.

No tengo una cerveza ni nada para ofrecerle salvo agua, cuando le veo alejarse pienso en lo difícil que va a resultar pagarle, mejor dicho, compensarle de alguna manera por todos los favores que me hace.

Mientras hago cosas en el estudio no dejo de pensar en cómo me interesan ahora los hombres, en una tarde he quedado prendido de dos y eso, aunque no es grave, no lo sentía antes de que Nicolás me abriera al mundo del sexo.

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Martes

Mi jefe interrumpe nuestro trabajo, quiere que acompañe a los de calidad a visitar a un cliente que pide consejo para resolver un problema. Mi programa de aprendizaje continúa y tengo que relacionarme con todo lo que sucede en la fábrica según él.

Me llevan con ellos, se trata de dos personas de mediana edad, primero uno y luego el otro no paran de hablar, mi jefe les ha pedido que me instruyan y se lo toman en serio. El lugar no está muy lejos y nos lleva una hora escasa de tiempo realizar el trayecto, cuando ven el problema y lo estudian se llevan datos consigo para verlos en nuestra empresa, nos invitan a comer en el comedor de la fábrica y hacemos el camino de vuelta inmediatamente después.

Hablo un poco con Elie, mi jefe está en una reunión y le espero comentando el resultado de las pruebas que mi compañera ha evaluado a la mañana. Le informo de mis impresiones y me pide que esté mañana en la reunión que va a tener con los de calidad a los que he acompañado en la visita.

A la vuelta, en la tienda del mismo deportivo, compro un bañador speedo corto, de color rojo, me miro en el espejo del probador, me veo muy delgado como si hubiera perdido masa muscular en estos dos meses de inactividad.

No estoy mucho tiempo nadando, me canso enseguida y tengo que parar dejándome flotar, hay mucho público como ayer y no es fácil el nadar, tengo que compartir calle con otros dos nadadores y prestar cuidado, estar atento en los cruces, veo de lejos al grupo de chicos de ayer pero ellos no me ven y todo queda más despejado después de que se marchan.

En los vestuarios hay otro grupo de muchachos, estos son más jóvenes, parecen amigos por sus bromas y los empujones que se dan jugando, intento evitarlos en el acceso a las duchas, les pido disculpas y permiso para que me permitan el paso, se muestran atentos y se retiran. Una vez duchado, con rapidez, me dirijo a la superficie de mercado donde tengo que comprar mi lista de la semana y luego a casa derecho.

Voy contento, parece que he hecho todos mis deberes del día y me siento muy bien, satisfecho de mi mismo. Me llama mi madre, llegan en este momento de su casa de verano, han ido para pasar el día y recoger vino que mi padre tiene almacenado en el garaje, han comido allí y han vuelto a su casa pronto, les expulsa del pueblo el mal tiempo que hace ya que está lloviendo y hace frío.

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Miércoles

La programación de la calefacción funciona a las mil maravillas, Rayhan la ha sabido colocar para que mantenga la temperatura como a mí me gusta aunque al salir a la calle sienta que me quedo congelado.

Antes de entrar en la sala de reuniones recibo una llamada de Nico, le han citado del estudio de arquitectura para ver las obras de la residencia del abuelo de Gonzalo, va a marchar mañana jueves para España, pasará unos días con sus padres y hermanos, el viernes es su cumpleaños y lo celebrará con ellos, espera regresar el domingo o el lunes a París.

Al principio me embarga la tristeza, luego entiendo que debe de ser así, ya que va a estar en España lo lógico es que pase a ver a su familia y estar un tiempo con ellos.

Me asombra mi jefe, se comporta en la reunión, con los pocos datos que le he podido explicar ayer, como si él mismo hubiera participado en la visita y comienza pidiendo explicaciones y resultados, no me extraña que esté en el puesto al que le han destinado, valora todo con una rapidez pasmosa, no creo que yo llegue algún día a tener esa capacidad de que él goza.

A la tarde, cuando Nico me llama, me pide que vaya con él a España, me encantaría por ver a mis padres, pero él va a trabajar, no podremos estar mucho tiempo juntos y pretender ir a ver a sus padres sin haber sido invitado, no lo considero prudente, es mejor que vaya él y sin preocupación pueda estar con ellos.

Le pido que vaya a hacer una visita a mis padres y si se tuviera que quedar allí a dormir lo haga en mi casa, me promete que así será y llamo a mi madre para decirle que recibirán la visita de Nico.

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Jueves

La tranquilidad de la mañana con las labores previstas se ve interrumpida cuando recibo una llamada de Nico, está en España, en el estudio de arquitectura y van a salir para donde están las obras, Carlos está con él y comerán con Gonzalo que se ha desplazado desde Londres, entre otras cosas para estar con él.

A la tarde me detengo en el deportivo para nadar un rato, deben ser unas horas punta de libertad para todos, la piscina están tan concurrida como los otros días.

Cuando estoy en plena faena de limpieza del estudio recibo la llamada de Nico, ha terminado su trabajo pero se va a quedar a dormir en mi casa y mañana volará a Madrid, ahora se encuentra allí preparándose para salir, le van a atender María, Carlos, Raúl y Gonzalo, se ha integrado plenamente entre mis amigos. Hablamos un poquito y le envío muchos besos para que pase las últimas horas antes de entrar en un nuevo año de vida para él.

Me pide que llame a alguien para salir estos días. Hago caso de su recomendación y llamo a Luis, éste no va a estar, va a visitar a su novia, a Natalia, la chica estudiante que estará encantada de que se la saque de su casa; antes llamo a Evans, tampoco puedo contar con él, pero se ofrece si le necesito y buscará alguna sustitución para su trabajo, no se lo permito y se lo agradezco en el alma.

Natalia es la única que parece estar esperando la llamada de alguien y quedo para mañana viernes con ella. Cuando salgo de la ducha tengo una llamada con un mensaje en el teléfono. Se trata de Alan, ha hablado con Evans y me pide que esté un rato con ellos antes de que comiencen su trabajo, nos veremos en el bar donde siempre quedamos, nos despedimos después de quedar en la hora de encontrarnos.

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Viernes,  7 de Noviembre de 2014

Faltan unos minutos para que abran las puertas de la fábrica, aprovecho para llamar a Nico, antes le he enviado un mensaje para felicitarle, su veinticuatro cumpleaños ha llegado, una sonrisa me aparece cuando escucho su voz.

-¡Felicidades! Te deseo lo mejor hoy y siempre, te quiero Nico. -mi voz me tiembla y tengo que dejar de hablar.

-Lo mejor para mi hubiera sido estar a tu lado, estoy en el aeropuerto, tu madre me ha traído y como siempre antes de tiempo previéndolo todo. Ayer en la cena me pidieron que te abrace cuando te vea y lo estoy deseando.

-Veinticuatro años, eres un niño al lado de un viejo como yo.  –sí, más joven pero a veces parece mayor.

-Solo soy dos años más joven que tú, eso no es diferencia.

-Y tres meses, te olvidaste de ellos.  –al fin podemos reír distendidos y tengo que cortar la llamada un momento para entrar en el parking del trabajo.

Le hablo de mis planes para esta tarde y me pide que me divierta, que de alguna forma celebre su cumpleaños e invite a los chicos a tomar algo para recordarle.

Anoche se retiraron pronto, todos tenían sus ocupaciones para el día siguiente, y le dejaron en mi casa donde mis padres le esperaban despiertos, mi madre querría saber sus impresiones sobre mí, mis padres se han encariñado con él de una forma extraordinaria.

Le pido que no hable nada sobre mi cuando esté reunido con sus padres, y que lo celebre a lo grande, tienen una pequeña celebración familiar esta noche y la gran fiesta será mañana sábado con sus amigos y familiares más cercanos.

Elie me tiende la bata blanca, vamos a tomar algo al laboratorio antes de llegarnos hasta la planta de pruebas, no sé si estoy haciéndolo bien pero al laboratorio, aparte de los que trabajan allí, solo van a tomar café los directores y jefes, a ella le ha encantado ya que antes no iba por allí, todos lo ven con naturalidad y ninguno parece extrañarse, espero no causar a alguien o a mi mismo algún problema.

Cuando volvemos tengo que dejarla para atender una reunión con mi jefe.

A la tarde al entrar en casa veo el búcaro que luce nuevas flores, huelo la verde hierba de menta y limón y salgo para buscar a Rayhan que está realizando sus trabajos en la parte de atrás de los estudios. Nos saludamos y su mirada está desviada hacia el suelo, yo procuro no mirarle aunque el chico resulta un imán para mis ojos, me encanta su morena y risueña cara de niño grande, los poderosos músculos que se le perciben bajo la ropa, el varonil poder que emana de él a pesar de su timidez, sus grandes manos siempre nerviosas sin saber dónde colocarlas para que permanezcan quietas.

-Rayhan, gracias por el bonito ramo de flores que me has traído, no tienes porque traérmelas más veces, me agradan pero para ti es una molestia.

-No he sido yo, mi madre las tenía preparadas para que se las trajera, le dije que le habían gustado mucho la otra vez y además abundan en su jardín y la huerta, no es molestia el traerlas.  –sujeto su brazo y se lo aprieto cariñosamente, el chaval está fortísimo y no abarco con mi mano su antebrazo, se aparta como un poco sorprendido y yo me asusto por su reacción.

-Gracias otra vez Rayhan, dale las gracias a tu madre, es muy amable de su parte.  -entonces me despido, por mi hubiera continuado mirándole terminar su trabajo, no es prudente y le pongo nervioso y ya le he dicho lo que necesitaba.

Me ducho y visto de fiesta pero con un tres cuartos que me cubre hasta casi la rodilla y un fular grueso que me puede dar un par de vueltas al cuello, cojo unos guantes térmicos que usaba el año pasado en Chapel y salgo en busca de Natalia, hemos quedado en la gran Plaza. Me siento abrigado y a gusto dentro de mi ropa.

Encuentro a nuestra amiga caminando por la plaza para no quedarse fría, la estatua del viejo general la sigue con su mirada, me ve y apresura el paso para venir a mi encuentro y abrazarme. Cuando llegamos al bar los chicos no han llegado aún, Natalia pide una cerveza, no entiendo como con el frío que hace les gusta tomar esas bebidas tan frías.

Yo pido un té rojo con limón muy caliente. Observo a Natalia mientras me habla, en su cara un poco alargada destacan sus hermosos ojos de larguísimas pestañas. El hecho de que estemos solos logra que hable sin parar, además de guapa es gesticulera y no para de mover sus manos y su rostro, su desparpajo le lleva a tomar inclusive mi mano mientras me habla.

Nuestra conversación discurre en español donde me vence con su incontenible hablar.

-Hablas muy bien el francés. –quiero cambiar de tema cuando me deja intervenir.

-Mejor lo dominas tú, pareces un nativo parisino.  –nos miramos y soltamos la carcajada al unísono, que forma de echarnos flores el uno al otro.

Natalia ha nacido en Málaga de madre malagueña y padre venezolano, hijo de emigrantes españoles en aquellas tierras, y agradable coincidencia, su conocimiento del francés le viene de que, al igual que yo, estudió en el liceo francés de Málaga.

Me encanta como habla y se mueve, charla sin parar hasta que aparecen Lorian y Alan, les recibimos con un abrazo y un beso, piden su bebida y Natalia monopoliza la conversación ahora en francés. Reímos los tres con sus gracias, en el momento de abonar la consumición les hablo de que hoy es el cumpleaños de  Nicolás y que me ha pedido que les invite, después de permanecer más de una hora hablando salimos para llegar hasta la disco de Lucas.

Alan ayuda a Natalia a ponerse su prenda de abrigo, me había llamado la atención antes, y ahora al ponérsela me fijo en detalle en lo bien que le sienta su chaquetón de paño negro, con grandísimas solapas que le sirven para cubrirse hasta el cuello como si fuera una bufanda, a pesar de ello lleva un fular que se coloca por fuera de las solapas para cerrarlas como si se tratara de un broche. Me gusta y de alguna forma me recuerda a mi quería María en la exquisitez de sus poses tan finas y femeninas.

No necesitamos sacar las entradas, el portero me reconoce y por descontado saluda a los chicos como compañeros suyos que son; aún es pronto, las mesas del fondo están ocupadas por los muchachos que trabajan con mis amigos, algunos nos saludan y se levantan para darnos la mano, otros un beso y los demás saludan simplemente con un gesto.

Estamos algo cansados, hemos bailado sin parar durante mucho tiempo, al principio con Alan y Lorian hasta que desaparecieron y luego con sus compañeros.

Natalia se separa de mi lado y la observo bailar con un hombre que llevaba un rato  en nuestro grupo, doy por supuesto que ella le interesa y ha conseguido emparejarse.

A fin decidimos marchar después de que Natalia volviera a mi lado.

Vive en un lugar algo apartado, la acompaño en un taxi hasta su casa y le pido al conductor que me espere mientras la acompaño hasta la puerta, cuando abre la puerta del portal la hablo.

 -Natalia, ¿te gustaría dar una vuelta por la ciudad mañana?, podemos visitar Le Beffroi y ver los alrededores de la Opera…, solo si apetece. –la he visto dudando y temo haber realizado una invitación inapropiada, la puerta, ya abierta se cierra cuando se vuelve y se acerca a mí, me abraza.

-Gracias, nos lo pasaremos muy bien mañana, te llamaré para quedar en una hora y lugar. –entra en el portal, espero en el taxi su llamada, no sé si tiene ascensor ni en el piso en el que vive. En unos minutos suena mi teléfono.

-¡Ah! Natalia, comeremos algo por ahí, ¿te parece bien?

-Mucho mejor así Daniel, tendremos el día libre para nosotros.  –su voz me ha sonado ilusionada y contenta de poder salir. Espero en el interior del taxi hasta recibir su llamada de que está dentro de su casa alejada de cualquier peligro.

En unos minutos el taxi me deja delante del portón que da acceso al patio del estudio, es tarde y me dispongo a dormir, mañana no tenemos prisa para levantarnos al comer fuera de casa.

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Sábado

Me despierta la llamada de teléfono de Nico, me cuenta como ayer llegó al aeropuerto de Barajas, Jaime se había encargado de ir a recogerle,  le preguntó por mí, se interesó por nuestra situación y hablaron sobre ello, no observa cambio alguno en sus padres y eluden hablar sobre Nico en las comidas y encuentros que tienen de familia. Nico lo está pasando mal, le noto triste y apagado, le animo o ese es mi intento. Para distraerle le hablo de mi salida de la noche anterior y como he quedado para estar hoy con Natalia.

Me encuentro con Natalia en la Gran Plaza y desde allí son solamente unos minutos los que se tarda para llegar hasta donde se ubica el Beffroi. Hay mucho público para subir al campanario y ver las salas de exposiciones. La gente de Lille se debió de ganar a pulso el favor de la autoridad, para poder presumir y tener el privilegio de gozar de esta altísima torre que domina la ciudad.

Le pido que me acompañe para comprarle un regalo a Nico, había visto una bufanda con algún hilo metálico y brillante que me había gustado mucho, quería saber su opinión de mujer, le gusta la que le muestro, aunque al final será otra la que le compre después de mirar y repasar las que tienen.

Paramos para tomar algo caliente, a pesar del frío hay bastante público en algunos céntricos lugares. Volvemos sobre nuestro pasos para llegar a la Opera ubicada tras la Gran Plaza. Las esculturas de la fachada son preciosas. Damos alguna vuelta por las calles adyacentes, Natalia no ha llevado guantes y resguarda sus manos en sus bolsillos o debajo de sus sobacos, le ofrezco uno de los míos y la cojo de la mano, así nos trasmitimos el calor el uno al otro.

Caminamos hasta el restaurante, el que conocemos todos, a la entrada el calor nos azota en el rostro, el dueño nos hace señas para saludarnos y darnos la bienvenida con la mano. Cuando le ayudo a quitarse su chaquetón Natalia me besa, me agradece el que le haya prestado mi guante y le quito importancia abrazándola.

Durante la comida recibo una llamada de Nico, tienen invitados en su casa, la cena fue familiar pero para esta comida han invitado a amigos de la familia y personales de sus hermanos y de él.

Después de la comida, Natalia ha comido muy poco al igual que yo, pedimos una infusión de té de menta, sujeta mi mano entre las dos suyas.

-He tenido mucha suerte al encontraros a Luis y a ti, me siento a gusto con vosotros.   –me pregunta por Nico y le explico a grandes rasgos nuestra situación.

-No te esfuerces Daniel, es inevitable darse cuenta de que hay algo entre vosotros, cuando os vi bailando la vez pasada supe o imaginé lo vuestro, siendo sincera lo comenté más tarde con Luis y él me lo confirmó.

Me mira y sonríe, sus ojos almendrados se cierran con ese gesto.

-Espero que no te incomodes con nuestra presencia, ahora que sabes nuestra tendencia sexual.

- Daniel, tengo amigos y amigas en Málaga iguales a vosotros, no tengo problema alguno.  –acaricio sus dedos antes de separar nuestras manos. Le invito a la comida en nombre de Nicolás.

Después de un paseo hasta el río y los jardines de la Citadel of Lille comienza a anochecer, la acompaño hasta la estación del metro y nos despedimos, me devuelve mi guante y me regala un abrazo y un beso.

Cuando regreso a casa empiezo a trabajar, tengo ropa que preparar para la semana próxima, escucho música y hablo otra vez con Nico, va a salir de fiesta con sus amigos y hermanos.

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Domingo

Desayuno y me preparo para ir a correr un rato, la ribera del río es el lugar ideal, sudo aunque el frío impera,  después de recorrer la orilla atravieso por el Bois de la Deûle para cruzar el río hacía la Gran Plaza, antes de llegar compro algo para comer, ensalada con pollo, una comida ligera, y directo ya, me dirijo para casa.

Después de ducharme para quitarme el sudor, preparo mis trabajos de casa y adelanto algunos puntos que habíamos decidido Elie y yo irlos desarrollando por separado y el lunes contrastar nuestras observaciones y resultados.

A la tarde escucho música y espero la llamada de Nico, hablo largamente con él cuando por fin llega a su casa en París, ha decidido realizar el viaje de vuelta hoy.

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