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Vacaciones sexuales

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Terminado el último año del bachillerato de Graciela, Graciela y Jorge se regalaron un viaje a la playa.

Vacaciones sexuales nos decíamos como en broma. Teníamos ciertas fantasías que llevaban cierto tiempo madurando y ahora nos queríamos dar el tiempo y el ambiente para llevarlas a cabo. Volamos a Puerto Escondido y ya ahí tomamos un autobús hacia bahías de Chacagua, un paraiso rodeado por el océano por un lado y pir exuberantes manglares tropicales por el otro. Nada se dijo acerca del motivo del viaje pero sentía mariposas en el vientre, una extraña mezcla de temor y deseo.

Dos días mas tarde conocimos a una pareja de lunamieleros. El (Ricardo) peligrosamente bien parecido de amplias espaldas y piernas marcadas y una naciente barba que lo hacia divino y tentador, incluso para mi, que contadas son las veces en que algún chico me mueve el piso. Ella (Lorena) una de esas chicas que irradian sexualidad por cada poro de su tostada piel. Modelo y fotógrafo de profesion, tal para cual, exuberantes en sus atractivos ambos.

Ellos frente a mi a la hora del desayuno en la enrramada, de espaldas a Jorge, quien ya sospechaba que algo pasaba en mi distracción y en mis miradas fugaces a ese par. Perdí toda cordura cuando le dije a Jorge que fuera a la cabaña por la botella de tequila. Mi mente volaba imaginándome tomando tequila con esa pareja, sobretodo por los efectos que esa bebida ocasiona en mi. Me atreví a dar un paso más y me puse de pie en dirección a ellos:

- Hola, quieren un vaso de tequila?

Ambos me voltearon a ver, el me revisó de pies a cabeza tomandose una fracción de segundo innecesaria en mis senos, duros, tiesos, erectos. Ella me sonrió y me dijo:

- No es un poco temprano para tequila?

Me sentí ridícula, trágame tierra me dije a mi misma. Al final no todo salió tan mal como empezó, mi inoportuno ofrecimiento sirvió al menos para romper el hielo y comenzar una rica charla entre los cuatro.

Terminado el desayuno nos despedimos y quedamos para la noche. El resto del día no me los pude sacar de la cabeza. Sabia el motivo del viaje pero no contaba con la atracción sin control que Ricardo ejercía sobre mi. Esa era una variable que Jorge y yo no habíamos considerado. Ambos sabíamos que durante el viaje yo me entregaría a una tercera persona, idealmente mujer, para experimentar y darle rienda suelta a mis instintos lesbicos que me perturbaban desde mi primera adolescencia, pero en mi camino se había cruzado peligrosamente Ricardo. Lorena también me atraía pero al lado de su marido, este rompía mi compostura. Jorge se veía nervioso, intuía que algo no andaba bien. Yo, pensaba y pensaba cómo Jorge reaccionaria  que le pusiera el cuerno con Ricardo en sus narices. El resto del día nos cruzamos varias veces con ellos, estaba segura que le gustaba a Ricardo, me veía de esa manera en que los hombres miran cuando el deseo los invade. No dejaba de enfocar su vista en mis senos, y eso, me prendía. Lorena, por su parte, también me veía y sonreía. Era casi imposible pensar que las miradas eroticas de su marido hacia mi cuerpo le pasaran desapercibidas. Estaban seduciéndome entre los dos? Lo cierto es que el calor, la belleza del azul del mar, el feroz rugir de las amenazadoras olas de dos metros impactando contra la superficie, las cervezas que nos ibamos tomando para contrarrestar el calor, la belleza de los cuerpos femeninos en diminutos trajes de baño, y los planes que iba maquinando, todo junto, creavan en mi una atmósfera tensamente electrizante. Ante tal cantidad de estímulos mi mente estaba atontada y mi entrepierna haciendo agua. Jorge, callado, no decía nada, creo que de alguna forma sabia que su novia, o sea yo, le entregaria mi cuerpo a un tercero esa misma noche. Los pocos turistas que nos alojabamos en las cabañas coincidimos todos en la playa para ver al sol sumergirse en el agua del mar. Jorge, sentado a mi lado mientras vaciaba suamente puños de arena en mis muslos, pensativo, ensimismado. Sentía dolor de ver que su chica, seis años menor que el y quien no obstante su juventud era quien le había enseñado a coger, se debatía en ponerle o no el cuerno esa misma noche.

Decidieron darse una ducha en el pozo para refrescarse antes de salir a cenar. En medio de la selva, con palmeras bordeando el pozo, y con estrellas como testigo, Graciela decidió intentar romper su destino y, de espaldas a Jorge que se enjabonaba las piernas, desnuda, le ofrecio el culo megreandolo contra su pene. Se colocó en la posición preferida de Jorge, de espaldas a el, parándole las nalgas e inclinando su tórax para que sus senos se le colgaran y Jorge pudiera jugar con ellos mientras la penetraba. Desnuda, en medio de la selva, siendo penetrada en la oscuridad, intuyo la presencia de alguien que esperaba atrás de la cortinilla su turno para ducharse. La posibilidad de saberse espiada, mirada por algún extraño mientras era penetrada en esa posición le ocasionó un orgasmo violento que la tenso de pies a cabeza. 

A la salida de la ducha Lorena se le quedo viendo a Graciela fijamente a los ojos con una mirada cómplice de agradecimiento por el show que le habían dado. Por un momento se volvió a sentir pareja de Jorge. Por ultima vez en la noche.

Se sentaron en la mesa más cercana a la playa, más romántico, la que proporcionaba mas intimidad. Cenaron callados, sin realmente platicar, mas bien comentando sucesos esporádicos, no conectados, sin sentudo. Al final de la cena solo quedaban dos parejas, Jorge y ella y Lorena y Ricardo y un solo foco alumbrando tenuemente la enrramada. Ricardo se acercó animoso, robándo toda la atención, diciendo chistes y haciendo reír a las chicas. De repente se incorporó y se dirigió a donde estaba el único foco, se paró debajo de el y lo desenchufo. La oscuridad se hizo casi total. Lorena prendió un cigarro y les ofreció a todos. Terminando de fumar Ricardo se volvió a incorporar y fue a enchufar el foto. La luz se hizo nuevamente. Regreso y se recostó sobre la hamaca que estaba frente a Jorge y Graciela. Invito a Lorena a acostarse con el. Graciela y Jorge intercambiaron palabras sin sentido, palabras de nervios. De repente la pareja se desnudó totalmente frente a ellos, del pantalon de Ricardo se erigió una herramienta épica de magnitudes monumentales, un falo totalmente rígido apuntando al cielo, cabezón, venudo, recto de principio a fin, sin torceduras. Graciela no lo podía creer, estaba totalmente hipnotizada por ese miembro rebozante de vida que estaba a tan solo tres metros de ella. Jorge y Graciela no daban crédito, frente a ellos sin ningún rubor esta pareja estaba teniendo sexo frente a ellos. La deliciosa verga de Ricardo se untó en las entrañas de Lorena, quien mantenia la vista clavada en Graciela mientras su marido la penetraba. Graciela hubiera gustosa dirigido la mirada hacia algún otro lugar pero todo era obscuridad, lo único que podía ser visto en ese momento era a esta pareja copulando. Una sentimiento entre rubor y deseo se aparecía en el rostro de Graciela. Su entrepierna estaba hecha agua y encima la chica no dejaba de mirarla a los ojos. Ni Graciela ni Jorge pudieron evitar más bajar levemente sus ropas y jugar con sus sexos violentamente. Los dedos de Graciela raspaban sin piedad su sexo mientras con la otra mano megreaba sus dos tetas y pellizcaba sus pezones. Mientras, Jorge se la jalaba de arriba a abajo como un poseso endemoniado. Los dos entregados al onanismo uno frente al otro viendo al fotógrafo y a la modelo en tremendo combate cuerpo a cuerpo.

La verga de Jorge fue la primera en acabar, los primeros dos espesos disparos de semen acabaron en los torneados y hermosos muslos de Graciela. Segundos después Ricardo saco la verga y se vino a borbotones sobre el cuello, cabello, senos y el vientre de Lorena. Graciela gritó un orgasmo feroz después de ver a Ricardo terminar y enseguida se subió los pantalones aunque Ricardo y Lorena la habían estado viendo rasparse todo el tiempo. Lorena se extendio todo el semen sobre su cuello y senos y volvió a la mesa a sentarse como si nada excepcional hubiera pasado. La humedad en su cuello y en el borde de sus senos que quedaban a la vista por entre el escote de su camisa blanca la hacían ver super sexy y súper atrevida. 

De regreso todos a la mesa Ricardo propuso una partida de domino. 

- Que les pareció la cena, les pregunto Lorena a Graciela y Jorge como si nada hubiera pasado, como si nadie hubiera visto la vergota que le acababan de meter hace un momento,  como si no se se viera la humedad de los mecos de Ricardo embarrados en el cuello y busto.

Graciela y Jorge no atinaban que decir. Estupideces con respecto al plato de camarones que se habían cenado. En ese momento, con el estupor de haber fumado y con lo vivido hacia unos segundos Graciela se miraba espléndida. Sus ojos verdes fijados, casi obsesionados con Lorena y su cautivadora belleza y su enigmatica personalidad. Volviéndose a sentir duela de si Graciela entabló una sensual platica con Lorena mientras ambas se cachondeaban sus cuerpos con la mirada y sus sonrisas. La partida fue a parejas, Graciela y Ricardo contra Lorena y Jorge, quien francamente se lo estaba pasando pésimo ya que todo sucedia entre los otros tres. Graciela le pidio a Jorge que regresará a la cabaña por la botella de tequila. Serian mínimo 10 minutos, calculo Jorge entre ir y regresar y temía dejar a Graciela sola con ese par pero no había alternativa más que ir lo más rápido posible y esperar que no se la cogieran durante ese lapso. Aunque ya veía muy prendida a Graciela y sabia que eso era una posibilidad real de regresar y ver a su chica empotrada en el mega miembro de Ricardo.

Al regresar parecía que no había pasado nada, pero veía que Graciela estaba ya peligrosamente ubicada en medio de Ricardo y Lorena que la rodeaban de cumplidos por sus hermosos ojos y su cara de niña. La partida se reanudó tomando tequila, el calor de la noche aumentó en aquella noche sin brisa y poco a poco los jugadores se fueron desprendiendo de algunas prendas para darle frescor a los cuerpos mojados de sudor. Jorge vio como su supuesta recatada novia decidió ir a la cabaña a ponerse ropa mas fresca regresando con una playera blanca tan delgada que dejaba ver que se había quitado el sostén y un pequeño short azul que dejaba ver sus hermosas piernas blancas tostadas por el sol del marplayamar. La partida se desenvolvía y la platica devino en sexo. Un jugador de la pareja perdedora tenía que contar con lujo de detalles una aventura sexual con alguna pareja del pasado. Graciela contó una anécdota desconocida para Jorge hasta ese momento. Fue con su vecino a los 16 años, caminaban en una multitud en una fiesta del 15 de septiembre, ella con una minifalda negra y sus botas negras tipo militar, el con gabardina frotaba su miembro erecto sobre su espalda. Ya muy calientes decidieron despedirse de la familia de su vecino y regresarse al coche para 'ir al cine' fue lo que dijeron. Entrando al auto, rodeados de oscuridad pero de gente pasando por los costados del coche, Graciela se dejó desnudar, Álvaro le subió las botas al tablero del auto del asiento del copiloto y la penetro con fuerza. 

- Ahí, rodeados de gente pero protegidos por la oscuridad me cogieron de lo lindo contó Graciela. Aveces el arriba, en ratos yo me le montaba.

La narración fue tan cachonda que primero Lorena empezó con pequeños toqueteos entre sus piernas, Ricardo se sacó el pito y empezó a jalárselo discretamente al lado de Graciela. Graciela, viendo de reojo lo que hacia Ricardo continuaba su relato totalmente bella, irradiando atrevimiento y sensualidad. Mientras platicaba sus sensaciones de al sentir el falo de su vecino sobre su espalda tomo la iniciativa y colocó su mano derecha sobre la verga de Ricardo haciendo lentos movimientos de arriba a abajo. La imagen de Chela masturbando a Ricardo mientras recordaba sus inicios sexuales a los 16, electrizaron la atmósfera. Ricardo, hecho ya un pervertido del placer colocó su mano izquierda sobre las piernas de Graciela mientras ella se dejaba hacer. Cuando el relato alcanzó la parte en que ella estaba siendo penetrada viendo pasar a la gente al lado de ella se incorporó un poco, justo lo necesario para bajarse el short hasta los muslos. Cuando nos detalló que noto sin preocupación que un chico se detuvo un momento para verla culear se volvió a incorporar, se acomodó sobre Ricardo y se ensartó esa hermosa verga de un solo golpe. Culeando con violencia a Ricardo recargó sus codos sobre la mesa del dominó y besó cachondamente a Jorge mientras era poseída por otro miembro.

- Que buena verga tiene este guey mi amor, le dijo Chela a Jorge, quien al borde de la locura del deseo y de los celos escupio sus mecos sobre la cara de su novia dejándola embadurnada y jadeante y con la cara mas sexy de su vida.

La escena de Graciela, Lorena y Ricardo dándose placer durante toda la noche acabo hasta bien entrada la mañana del día siguiente entre tres cuerpos batidos en saliva, sudor, semen y jugos femeninos. Graciela se prendió sobre la concha de Lorena con ahínco y dedicación, tomo de su sabor y exprimió el falo de Ricardo dejándolo inservible por dos noches. Durante ese tiempo Chela y Lorena se dieron un encerron sexual de dos dias del cual salían solo para ir al baño y comer.

Obviamente Graciela y Jorge no soportaron lo sucedido en ese viaje y rompieron a los pocos días. Nunca se volvieron a ver.

Años después Graciela visitó a Ricardo y Lorena en Guadalajara. Tuvieron buen sexo por algunos días pero nunca alcanzaron la intensidad de lo que hicieron en esa playa.

(9,30)