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24.2 La esperanza está en París II

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Noto por la expresión que tiene en su cara que no me entiende y queda asombrado de mi contestación.

-Dijiste que Rayhan estaba empezando a enamorarse de mí, o que estaba enamorado, ¿recuerdas?  -ríe ahora que va entendiendo mi razonamiento y pasa su brazo por mi cintura mientras continúo hablando.

-He pasado toda la semana pensando en ello, dando vueltas a lo que me dijiste y en que pudiera ser cierto y…, ¡ joder!, ¡joder!, ¡joder!, no dejaba de excitarme y ver al chaval con otros ojos, observando su cuerpo y sus posiciones y hasta mirando su bulto, luego evitando encontrarme con él hasta esta tarde que le he tenido que hablar para decirle que voy a estar ausente.

Se aproxima a mí hasta juntar nuestros cuerpos que rezuman semen y se pegan.

-Oye, mientras nos duchamos hablamos, vamos a quedar pegados en nuestra leche.  –le hace gracia y suelta una carcajada.

-Venga vamos.  –salta de la cama y me alarga la mano para ayudarme, tengo que poner una mano en mi culo para detener el flujo de semen que sale de mi ano y resbala por mis pantorrillas.

-¿Y qué hay de malo en ello?, el chaval es muy guapo ya te lo dije y tiene un cuerpo de infarto con su carita de niñito.

-Eres un pervertido Nicolás, parece que estas disfrutando con lo que digo, deberías enfadarte y te lo tomas a risa, como si eso fuera normal.  –se ríe y me abraza cogiéndome por la espalda. Continúo hablando mientras me tiene prisionero en sus brazos.

-¿Qué qué tiene de malo? ¡Joder!, pues que me lo quería follar, o mejor dicho, que me follara. ¿Te das cuenta ahora de todo lo que supone? Yo te quiero a ti, ¡caray! Y sin embargo mi deseo es que un crío me la meta.

-Deja que te lave, ven.  –va pasando la esponja con gel por mi cuerpo, sustituye la esponja por su mano, abre mi culo y mete dos dedos para limpiarlo, dispone de ducha móvil y coloca el chorro de agua en mi entrada y así va procediendo limpiando, acariciando cada palmo de mi piel.

-Daniel yo también te quiero, te amo más que a cualquier persona en este mundo, necesito que me prometas que ocurra lo que ocurra no me abandonarás.  –se ha colocado de pie y sigue pasando sus manos por mi cuerpo, y acariciando mi espalda como si fuera fina porcelana.

-Es delicioso poder tenerte así, tu piel parece seda, promételo Daniel, todo se puede arreglar, pero no me dejes.  –me estremece la congoja que me embarga, recuerdo que alguien me dijo en una ocasión que Nico haría lo que yo le pidiera, cualquier cosa. Ahora pienso que es verdad.

Nos vestimos y suelta su última ocurrencia.

-No nos ha venido mal el que Rayhan te excite de esta forma, ha sido unas de las veces en que nos hemos hecho el amor con mayor fuerza.  –suelta una carcajada y como ve que pongo mala cara me abraza.

-Perdona, perdona, era una broma.  –la verdad es que tiene toda la razón, jamás había sentido esta extrema necesidad de él, de satisfacer mis ansias sexuales.

En el salón están los chicos, Lorian y Alan que se lanzan en mis brazos para besarme y abrazarme formando un solo cuerpo que salta y grita de alegría. Alan parece ser el que ordena, el más serio de los tres, les imparte órdenes y nos dirigimos hacia la cocina, Lorian se abraza a mi cintura y en su locura me besa en la comisura de la boca, en los labios, creo que se sorprende  hasta él y se pone a reír nervioso. Los otros no se han dado cuenta, van delante de nosotros por el pasillo camino de la cocina.

Mientras cenamos Nico nos dice que van a pasar Tommy y su hermano a buscarnos para ir de fiesta, quiere presentar a los chicos en la macro disco donde nos llevó la vez anterior. Les observo y analizo como ha cambiado la casa, ahora es ruidosa y alegre, hay un alto grado de camaradería entre los tres, solamente llevan aquí tres días y parece, por cómo les veo moverse, que hubieran vivido toda la vida juntos en esta casa.

Cuando llegan a buscarnos les estamos esperando en la calle, salen de sus coches y vienen acompañados de otros dos amigos, no está la novia o amiga de Tommy, nos saludamos muy formales, no les conocemos en detalle y no tenemos confianza con ellos, cuando Alan y el hermano de Tommy, Vincent,  se saludan, creo que extienden su saludo más de normal, éste es más joven que Alan, siento una profunda pena por Evans, creo que la química ha empezado a funcionar entre estos dos muchachos aunque puedo equivocarme

Durante el trayecto me coloco al lado del conductor, Tommy; detrás van Lorian y Nico, Alan va en el coche del hermano de Tommy, Vincent y los otros dos amigos. Deposito mi mano izquierda sobre la rodilla de Tommy.

-Gracias, gracias por lo que has hecho.  –acaricio su pierna y recuesto mi cabeza en su hombro para besar su chaqueta, alarga su mano derecha para coger la mía y la llevo a mis labios.

-No ha sido nada Daniel, pero que no se te olvide decirle lo mismo a mis padres. – Nico y Lorian se ríen detrás, yo cojo su brazo y se lo vuelvo a besar. Le estoy tan agradecido…

Nos hemos divertido un rato largo, han sido muchas horas  de bailar hasta que volvemos en taxi, los chicos han quedado encantados y tomado contacto con la vida nocturna de Paris.

Alan ha permanecido mucho tiempo al lado de Vincent bailando y hablando sentados tranquilamente. Estoy contento por ellos, van a conocer nuevos ambientes y en otra situación social y laboral a la de Lille.

Los tres han bebido bastante aunque no llegan a la borrachera. Desnudo y meto en la cama a Nico, voy a la cocina para beber mi último vaso de agua, Alan está intentando quitarle la ropa a Lorian, él está un poco más sobrio, le ayudo y luego lo hago con él, de alguna forma les devuelvo el detalle de cuando ellos lo practicaron conmigo hace meses en Béthune.

**********

 

Sábado

El despertar de este día es suave y placentero, por la luz que penetra atravesando las cortinas en la habitación adivino que es muy tarde, Nico está muy pegado a mí, me retiro un poco, su brazo descansa debajo de su cabeza, un hilito de baba se le desliza y cae en el dorso de su mano, su rostro transmite la paz con la que duerme. Preparo mi desayuno, al venir por el pasillo he visto que los chicos duermen como angelitos, les he cerrado la puerta de sus habitaciones.

Tienen cola cao, leche y galletas, todo muy bien colocado y dispuesto en las estanterías de los armarios. Desayuno solo mientras daba vueltas en mi cabeza al trato tan cariñoso que ahora tenía Lorian con Nico y conmigo que atribuyo a su agradecimiento, a lo que esta noche he intuido surgir entre Alan y Vincent el hermano de Tommy.

Cuando Evans lo sepa me gustaría estar a su lado para consolarle, pero también puede ser una simple aventurilla de un día, o la necesidad de afecto que puedan necesitar en este momento.

Luego medito sobre la actitud de Nico cuando le conté mis sentimientos sobre Rayhan, ¿sabrá él cosas de mí que ni yo conozco?

Recojo mi taza y la llevo a la fregadera, vuelvo a la habitación, todo está en silencio y Nico duerme boca abajo completamente desnudo y destapado, su pierna izquierda esta cruzada en un ángulo de noventa grados con respecto de la derecha, su culo breve y respingón sobresale y se eleva altivo, los hoyuelos en la parte alta de sus nalgas donde acaba la espalda, brillan haciendo sombras con el suave vello oscuro que cubre su piel, su pene y huevos cuelgan al final de la raja de su culo, morcillón y en una postura forzada sobresalen entre la maraña de pelos. Me arrodillo con cuidado a su lado para no despertarle y paso mi mano con suavidad por su espalda bajando hasta su cintura, y en las oquedades me detengo, me inclino y poso mis labios sobre ellas, una y luego la otra reciben la caricia de mis labios y mi lengua.

Se mueve y suspira, se gira ligeramente, su pene que tanto me gusta descansa sobre su muslo, arropado por los colgantes huevos y el vello, enorme aunque no lo tiene hinchado, el pellejo de su prepucio cubre su glande y le sobra, del pellejo escurre algo de humedad que supongo que se trata de pre semen y paso con cuidado mi dedo que se impregna, lo llevo a mi nariz y lo huelo, luego chupo mi dedo, huele y sabe delicioso, sumerjo mi mano en su frondoso vello y voy acariciando su flácido escroto, su verga se va inflando, la piel que la cubre, muy negra, se va aclarando un poco según se estira para permitir que el riego sanguíneo bombeado llene su polla.

Sin tocarle con las manos, mi lengua se abre camino en su pellejo buscando sus jugos, suspira y vuelve a moverse estirando y cerrando un poco su pierna, la piel se estira  y aparece la punta de la cabeza del glande, hurgo con mi lengua en su uretra, mana su precum y su respiración se agita.

Sin descapullar meto la punta de su falo en mi boca, sus manos acarician mi cabeza, elevo la vista para mirarle, tiene los ojos cerrados pero sé que está despierto, sintiendo las sensaciones que le producen mi boca, ahora empleo las manos para bajar su pellejo, su fragancia me inunda, su delicioso sabor se hace más fuerte, ha adquirido rigidez, su cilindro no regular del todo se eleva al cielo, va desapareciendo en mi boca hasta que mis labios abrazan la parte más estrecha en la base del tallo, masajeo sus huevos que se mueven nerviosos en su funda, su vello me hace cosquillas en el mis labios y el mentón, algunos pelos se meten por mi nariz atraídos por mi ansiosa respiración.

He conseguido maestría en mamar su polla, a pesar de su longitud y grosor consigo meterla toda en mi garganta y me vuelve loco el escuchar, como ahora, sus palabras de placer y de gozo.

-Sí…, sí, sigue…, ¡qué rico!, ¡qué gusto!  –me enciendo al sentirle así rendido a mi boca, a mis manos y sobre todo a mi lengua, suspira y tiembla, abre sus piernas y tomo posición entre ellas, abandona mi boca el falo para ir chupando sus testículos, su perineo hasta llegar a la entrada de su ano.

-¡Ah!, lo haces delicioso Daniel, es riquísimo.  –sus estremecimientos son constantes y se tensa, va a descargar su semen, chupo y oprimo la cabeza de su polla con fuerza mientras muevo mi mano lentamente por todo su tronco, sujeta mi cabeza queriendo meterme más verga en mi boca y los chorros expulsados con violencia inundan mi boca, me llena de su leche, un profundo olor metálico me atraviesa, comienza a escurrir de mis labios y a resbalar por el tallo y mi mano, salta su cuerpo en la cama queriendo hincar más y más su polla, suelta mi cabeza y se relaja respirando con dificultad, mi boca no abandona su verga, envuelvo su cabecita con forma de cereza en su propios jugos, juego con ella enredándola en mi lengua, la debe tener muy sensible, emite grititos de placer y queja, trago lo que tengo en mi boca, lamo lo que se ha derramado, como una perra lame a sus cachorros al nacer, paso mi lengua por el vello buscando lo que se ha ocultado entre ellos.

Descansa ahora el monstruo sobre su bajo vientre, lo acaricio con ternura y subo mi cuerpo para quedarme a su lado mirando su cara arrobada de satisfacción y con una sonrisa que no le cabe en el rostro.  Se vuelve y acaricia mi mejilla, pasa un dedo por mis labios y se lo chupo como si fuera su falo.

-Gracias Daniel, ha sido el mejor despertar con esa mamada prodigiosa que tu solo sabes hacerme.   –besa mis labios y mete su lengua en mi boca.

-Hueles y sabes a mi leche mamoncito.

-Estaba deliciosa, tú sabes delicioso, te quiero.  –me ruborizo al hablarle así, pero es la verdad y lo que siento, vuelve a meter su lengua, se la muerdo, ríe gozoso y contento.

-Me gusta verte así y lo paso muy bien dándote placer, tu hermanito es prodigioso y es el mejor regalo, sobre todo cuando empieza a escupir lo que tienes dentro.

-¿Te afeitarás? Me da miedo besarte, me pica tu barba.

-Como tú quieras, vamos al baño.  –abro la ventana para que se ventile la habitación, el olor a sexo lo impregna todo.

Mientras se afeita entro en la ducha, mi verga ha perdido algo de su rigidez no me he corrido, no importa ya que lo he pasado muy bien, ha terminado de afeitarse y entra en la cucha, le he esperado debajo de la cálida lluvia, me abraza por la espalda, su verga vuelve a estar dura.

-Me excita verte, déjame que te la meta.  –no le contesto vuelvo mi cabeza para encontrar su boca, mi polla ha respondido al estímulo del macho que mete la suya entre mis piernas, su beso no tiene fin mientras pasa su polla una y otra vez por la entrada de mi culo, meto dos dedos dentro de mí con gel.

-Métela ya, voy a reventar.  –consigo murmurar, empuja mi cuello para que me incline, apoyo mi brazo derecho sobre el mármol de la pared y sobre él mi cabeza, mi mano izquierda busca su falo y lo llevo a la entrada, mi ano se estremece con el contacto, me inclino más para que tenga expedito el camino y comienza a empujar, la va metiendo sin parar pero con suavidad hasta que llega al final y hace tope, mi esfínter se cierra como antes mis labios atrapando la parte final y más fina del tallo. Lo sabe hacer muy bien, sus embestidas son lentas y profundas al principio, bufa de gusto, yo suspiro y me ahogo de felicidad, aumenta el ritmo, mi falo parece el badajo de una campana movido por la violencia de sus metidas y sacadas de verga.

-Me voy Daniel, me voy, se clava en mi culo, noto sus chorros de esperma que me inundan en lo más profundo y empiezo a correrme como un loco, entre espasmos que mueven todo mi cuerpo, mis chorros de semen se los lleva el agua, me tiemblan las piernas y no puedo dejar de apoyarme en la pared y el cuerpo de Nico que me sostiene abrazado mientras besa mis hombros y cuello.

Nico ha desayunado, y permanecemos un rato en el salón, los chicos no se levantan, hablamos sobre la conveniencia de despertarles para que se preparen y decidir lo que hacemos.

Lorian yace en su cama tapado con una sábana, parece un niño pequeño, tiene el dedo índice de su mano izquierda en su boca, despierta y abre los ojos asombrados al vernos a su lado.

Decidimos comer en casa y salir luego para dar un paseo hasta el centro, yo coloco la mesa del comedor mientras ellos tres preparan la comida, pregunto por un mantel y me dicen que tienen servicios individuales, me da pena usar la mesa tan bella que hay en el comedor, la casa es señorial y está muy bien amueblada y vestida.

La comida transcurre alegre y con camaradería y luego salimos a la calle, tenemos que andar muy poco por Foch hasta coger Raymond Poincaré hasta Trocadero y cruzamos el río, estamos debajo de la famosa torre. El paseo por las calles adyacentes al Sena nos lleva hasta la Place des Vosgues, estamos en el barrio gay de la ciudad y entramos en uno de sus establecimientos.

Nos divertimos viendo el ambiente lujoso gay que se vive a tope, algunos clientes nos miran con curiosidad y deseo, los camareros detectan que acabamos de llegar y somos nuevos, pedimos las consumiciones y nos ofrecen muy educadamente el servicio de chicos. Reímos entre nosotros por la ironía del ofrecimiento, bailamos y al final decidimos retirarnos.

Hoy la bebida ha sido más comedida y están bastante bien, Nico y yo nos retiramos a su habitación, antes hemos quedado para levantarnos al día siguiente un poco pronto para correr, el que antes se levante despertará a los demás.

Nos damos prisa para lavarnos la boca y hacer uso de los sanitarios, tenemos prisa y jugando llegamos a la cama, retira el pantalón de mi pijama, él no ha llegado a ponérselo. Quiero abrazarme a él y no me lo permite, me mantiene alejado.

-Espera un momento tengo que verte antes de tocarte.  –me da un poco de vergüenza la detallada inspección que hace de mi cuerpo, me suben los colores e intento, en un acto reflejo, cubrir con mis manos mi sexo, las voy retirando lentamente, deslizándolas y dejándolas caer a mis costados.

-Date la vuelta, ponte boca abajo. –en su voz se percibe la excitación que le está entrando, suena ronca y autoritaria.

-Ponte de rodillas, eleva el culo y abre las piernas. –parezco un caballo al que vayan a subastar en la plaza, me excita sobremanera el que me vea así expuesto a su mirada, le miro desde mi posición de humillado y le imploro que pare ya, se acerca y se arrodilla detrás de mí, besa mi culo en pompa.

-Eres maravilloso y perfecto. -con sus manos abre los cachetes de mi culo y entierra su cara en mi raja, el raspar de su barba me hace suspirar, observo cómo se balancea su polla, golpeando mis muslos cuando se acerca para besar y chupar mi parte alta, donde comienza la hendidura de los glúteos, su lengua pasa de arriba abajo por la entrada de mi ano y luego hace el camino inverso, deposita su saliva en el hueco de mi entrada, la lame y vuelve a meterla en su boca, intenta penetrarme con la punta de su lengua, me lamento y tirito de ganas de tenerle dentro, lastimeros suspiros de placer salen de mi boca, mi mano sujeta su pierna para acercarlo a mí, para sentir el calor de su polla con mis pantorrillas, la tiene tremenda de tiesa, la pasa entre mis piernas, lima mi perineo y luego discurre por mi raja ayudada por la saliva que va echando, la sujeta con su mano y la usa como si fuera una regla para azotarme el culo con ella y luego la entrada de mi ano, mis suspiros se hacen más profundos, me vuelve loco de placer y gusto, vuelve a chupar mi entrada y quiere morderla, la aspira y la besa con sonoros besos.

-Métela ya, métela.  –atiende lo que le pido, coloca la punta en la entrada, aprieta y yo reculo para ayudarle hasta que noto como se estira mi ano para amoroso acogerla.

-Así Nico, poco a poco, ¡ah!!!, está muy bueno.  –parece que me va a romper pero va entrando sin pausa y me encojo hasta que llega al fondo, se detiene y apoya su pecho en mi espalda, la besa, acaricia y sujeta mis caderas.

-Ya lo tienes todo dentro.  –su voz amortiguada, habla mientras mantiene sus labios sobre mi cintura que besa y lame, la mano que llevo a mi ano comprueba que la tengo toda dentro, sujeto sus huevos, se los acaricio y los pego a los míos, no paro de emitir murmullos, susurros de placentera entrega. Me siento poseído totalmente y me entrego con devoción a este hombre que me ama y me lleva al paraíso.

Retiro mi mano para sujetarme a la ropa de la cama, comienza a embestir sacando y metiendo su falo, se empuja y tira con fuerza de mis caderas para llevarme hacia él, me va a matar de placer, siento un orgasmo que me agarrota el abdomen y causa que caiga en la cama, sin eyacular, solamente expulso el precum que gotea sin parar de mi miembro.

Tira con fuerza de mis caderas para que me eleve, su polla ha quedado a la entrada sin salirse del todo, la mete a fondo con violencia, como si se hubiera enfadado y acelera sus entradas y salidas, sus huevos golpean los míos con fuerza fiera, su piel está húmeda, mi cuerpo se quema y abro la boca angustiado en busca de aire que no encuentro, no me he tocado y siento la leche avanzar a la velocidad de la luz por su conducto, hasta salir disparada de mi polla, hasta llenar la sábana con ella y algunas gotas llegan a mi pecho y luego resbalan cayendo, grito y me muevo convulsivamente y su verga se hincha y se agranda y comienza a dejar todo su semen en mi entre espasmos violentos.

Es sublime el gozo, el placer cuando me siento lleno de él. Se desacopla, me deja y abandona mi interior, el aire frío entra en mi recto, llevo mi mano a mi ano, me puedo meter tres o cuatro dedos, estoy abierto en canal. Nico ve mi gesto de meter los dedos y suelta una nerviosa risa.

-Se te cerrará, no te preocupes. –se agacha y besa mi abierto culo y lo lame, luego me abraza pasando sus brazos por  mi vientre.

-Eres maravilloso y estás buenísimo…  -se separa y se tumba a mi lado, yo me dejo caer de costado suspirando.

Le miro y me lo como con la mirada, está inundado de sudor, nos vamos a quedar fríos y le cojo de la mano para llevarle hacia el baño. Me lava como siempre, con el amor de sus manos, pero no intenta volver a penetrarme, tenemos que cambiar las sábanas y apoyada mi cabeza en su pecho, escuchando el ritmo de su corazón ya calmado, me duermo.

**********

 

Domingo

Es la voz de Alan la que me despierta, abro mis ojos, está en la puerta que permanece abierta, mira nuestra desnudez y su cara se ilumina con una sonrisa pícara, de las suyas que enamoran, cierra y se marcha, muevo a Nico para que despierte, no se ha dado cuenta de nada.

Cuatro jóvenes corriendo y sudando que discurren por el Bois de Boulogne, es de lo más frecuente encontrarse a esas horas de la mañana tan temprano. Desde que accedimos por la Route de Suresnes no había dejado de admirar los cuerpos de Nico y Lorian que iban delante de nosotros, parecían dioses Aquiles volando, sin tocar el suelo con sus pies, como si invisibles alas los sostuvieran en el aire.

Al llegar al Lac Inférieur yo iba agotado, me detuve a recuperar el resuello, apoyé mis manos en las rodillas, e inclinado vi como las gotas de sudor caían en la tierra que las absorbía mezclándolas con la humedad que tenía. Alan se quedó de pie a mi lado, me miraba con conmiseración, acompañando el sentimiento con la ternura de su sonrisa.

-Estás un poco flojo Daniel. Mira como corre Nico.  –se ríe aunque él no está mejor que yo.

-El corre casi todos los días.  –me pongo recto y me apoyo en su hombro, caminamos uno al lado del otro, Nico y Lorian han desparecido.

-¿Qué tal estáis? –me intereso esperando que me cuente algo.

-Muy bien, Nico es una persona estupenda, claro que eso lo sabes tú muy bien. Estamos en su casa como si fuera la nuestra y lo cierto es que no será fácil encontrar una vivienda. Dice que no tenemos prisa y que podemos quedarnos lo que precisemos.

-Eso está muy bien, a él le sobra casa y creo que está contento de teneros con él, si os dice que no os preocupéis es lo que debéis hacer.

-Ya, pero a lo bueno es muy fácil acostumbrarse, luego echaremos en falta tanto lujo del que ahora gozamos. Tommy tiene muchos contactos y todos trabajan para nosotros, nos atienden como si fuéramos amigos de toda la vida.

-¿Y en el trabajo?, ¿estáis contentos?, ¿es lo que esperabais?

-Sí y no. Hay algunos trabajos que están bien, pero nos ofrecen el acudir a fiestas, para entretener a hombres, ya sabes, para que te manoseen y si llega el caso te follen, hasta ahora los hemos rechazados, no sé hasta qué punto podremos seguir haciéndolo y decir que no a ese tipo de trabajo, ahora que tenemos la casa de Nicolás no necesitamos mucho dinero, pero no te preocupes todo se irá arreglando, nunca sería como donde Lucas.

Nada es fácil y para algunos es más difícil la vida que para otros, paso mi brazo por su cintura y se la abrazo mezclando nuestros sudores.

-Vamos a ver si les alcanzamos.  –me da un azote cariñoso en el culo y comienza a correr, le sigo ahora ya repuesto.

Abandonamos la ribera del lago y atravesamos el bosque para llegar al Boulevard Lannes, es recto y en la lejanía vemos las figuras de nuestros amigos, llegamos a Foch y estoy ya que me desmayo, el corto recorrido que me queda para llegar me retraso y corro sin fuerzas detrás de Alan.

A pesar de que iban delante llegan más tarde, vienen con el desayuno y la prensa, vamos a ducharnos, olemos a tigre y somos cuatro mezclando nuestros olores.

En la ducha, después de que Nico me acaricia lo que quiere, soy yo el que lava su cuerpo imitándole, adoro su anatomía imponente y arrodillado beso su falo y en broma me lo llevo a la boca.

-No comiences ahora tú, que sabes cómo se va a poner en unos segundos. –entre risas me la saco y vuelvo a besarla, me cautiva como pende, loca entre sus muslos acompañada por sus huevos en su vaivén hipnotizante cuando mueve su cuerpo.

Alan tiene preparado el desayuno de los cuatro y lo comemos juntos, ahora frescos, relajados y entre amistosas bromas lo pasamos bien. Luego Nico va al salón para leer los titulares, los chicos dicen que van a salir para dar una vuelta, adivino que lo que quieren es dejarnos solos, antes de partir Lorian se sienta al lado de Nico pasa un brazo por su cintura y le estrecha, se acerca para leer lo que el otro está leyendo, Nico se deja hacer. ¡De cuánto amor estamos necesitados!

Alan grita su nombre desde la puerta para que vaya, se levanta y besa la frente de Nico, a mi que estoy en la puerta del salón, me abraza y besa mi mejilla.

-Gracias a los dos.  –susurra en mi oído antes de cerrar la puerta tras de él. Ocupo el lugar que ha dejado vacio Lorian, a su lado me apoyo en él, cierro los ojos y sueño, lleva una camisa muy fina, su calor me envuelve y entibia nuestro contacto.

-¿Vamos a la cama o salimos nosotros también a dar una vuelta? Volverán para la hora de comer.  –me mira, deja el periódico a un lado.

-Tenemos tiempo para hacer las dos cosas.  –me abraza y besa mi cara mientras me va quitando la camisa, escapo y corro hacia la habitación, por el pasillo me alcanza, me abraza por detrás, noto en mi trasero el objeto de mis deseos, palpitante y deseoso él también.

Desnudos en la revuelta cama de la noche, chupo, mamo con deleite su falo, tira de mí y me da la vuelta para que le ofrezca el mío, lo mete en su boca, enrosca su lengua en la punta, nos imitamos lo que uno hace al otro, acariciamos nuestros anos, chupamos y absorbemos nuestros huevos, a veces con fuerza hasta hacernos daño y gemir doloridos y gustosos, no quiero dejar de mamar, él tampoco, chupo mi dedo índice para meterlo en su culo, los gemidos escapan de nuestras bocas a pesar de tenerlas llenas del material esponjoso, suave, caliente y que vibra, jadeamos en el último momento y nos damos nuestra leche, se atora su verga en mi garganta y casi me ahoga, aprieta como un desesperado mientras va regando mi garganta y luego mi boca.

El paseo es suave, lleno de tranquilidad, de un relax inexplicable y asombroso, me desplazo con su brazo en mi cintura que a veces me eleva en el aire jugando, y hace que me tropiece y me fuerza a que me sujete muy fuerte para no caer.

¿Somos dos muchachos enamorados?, ya algo mayores que juegan a disfrutar la vida y los momentos. Llegamos hasta L’Étoile y volvemos, somos los primeros en llegar, le ayudo a preparar la comida, ahora que están nuestros amigos comemos más en casa, me gusta el calor de hogar que se hace notar, ahora no está todo perfecto, hay sillas fuera de su lugar, alguna prenda de ropa olvidada, algún cacharro de cocina fuera de su lugar.

Cuando regresan toman mi  lugar, saben que no me muevo muy bien entre fogones y comida. Toman un vino blanco mientras trabajan y yo les observo, les abro una lata de aceitunas que Nico dice que están desde que estuvieron sus padres.

-Quédate esta noche y vete mañana temprano.  –le miro con inmensa pena, también querría yo quedarme, pero le veo mejor ahora acompañado de amigos y no se quedará solo.

-Tengo el billete del Eurostar para esta tarde y para mi es diferente, tengo que preparar ropa y coger el coche para desplazarme hasta Béthune mañana.  –los chicos asienten a lo que digo salvo Nico que no está conforme.

Es hora de las despedidas, de los abrazos y los besos, seguramente no los veré hasta que pasen varias semanas, el próximo fin de semana espero que Nico vaya a Lille.

Me piden que de recuerdos a Evans, abrazos, muchos besos para él, le echan en falta como si fuera su hermano mayor o su padre. Nico me lleva en su coche, hubiera preferido que fuéramos en taxi pero dice que no lo mueve del garaje y se le va a oxidar, habla de que van a ir los tres algún día, un fin de semana antes de que él marche para España.

Hace planes sin darse cuenta de que no le queda tiempo, la primera semana de Diciembre tiene que marchar para su casa.

Hacemos tiempo hasta mi salida, tomamos una bebida en uno de los cafés de la estación, sujeta mi mano con fuerza, la lleva a sus labios y va besando cada dedo, luego se entretiene en mirar la palma y quererla morder produciéndome cosquillas.

-Me gustas Nico, me enloqueces, ¿lo sabes?, te voy a echar de menos hasta el viernes. -después de un beso sin fin y otros más cortos consigo que me suelte y permita que entre en la zona de seguridad para embarcar. El viaje de vuelta es tranquilo, no tengo a pasajero alguno a mi lado.

Las calles están húmedas pero el viento que sopla las secará enseguida, tengo nuevas y frescas flores en el jarrón, sonrío agradecido y me pongo a trabajar, recoger la ropa que dejé tendida para que se secara el viernes, hacer la lista de compras que tendré que realizar mañana, llamar a mis padres y a Nico. Escucho el murmullo de la conversación que sostiene Nico con los dos muchachos y luego parece que se aleja para poder hablarme en privado.

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