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Soy profesora de educación preescolar.

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Tengo 26 años, no soy fina más bien llenita, con unas anchas caderas y un culote redondito, mis pechos son algo llamativos y despiertan pasiones por lo que he podido comprobar.

Soy soltera solo 1 novio en mi vida había tenido malas experiencias con el sexo. Digo esto porque estaba ya mayor un poco traumatizada con el tema del sexo.

Desgraciadamente mi novio, cuando lo éramos nunca me respetó siempre, fue el hecho de nunca llegar a consumar nada solo una vez.

Al final llegué a disfrutar mucho con el sexo pero de un modo más bien conservador. Siempre disfruté de orgasmos. Nunca de una relación sexual.

Yo estaba estudiando cuando lo conocí. Los primeros años todos los compañeros notaron mi alegría y simpatía, pero a falta de sexo quedé bastante desanimada de él y porque me faltaba el sexo. Me masturbaba a menudo pero no era suficiente, necesitaba un hombre, sentirme deseada y querida.

Como dije estaba bien físicamente así que notaba las miradas de los cerdos de mis compañeros y de los hombres por la calle, aunque yo soy recatada en el vestir. Sin embargo para satisfacerme siempre me compro ropa interior sexy, ligas, medias negras y bragas y sujetadores provocativos. Me miraba al espejo y me desnudaba, mientras me tocaba la vagina y los pechos. Era todo lo que podía hacer.

Hasta que lo conocí un día……..

Un muchacho apuesto su nombre Enrique al cual lo conocí por internet quedamos de vernos planeamos una cita tuve que viajar 5 horas para verlo

Estuve todo el día pensando en el asunto, era un chico atractivo pero había mucha diferencia de edad

Me puse mi blusa más provocadora, de seda, casi transparente, falda ceñida negra, medias y zapato de aguja. Me mojaba solo de pensar lo que iba a pasar en unos minutos. Fue puntual, llego por mí a la central y noté que se quedó helado solo de ver lo atractiva que estaba. Me acercaba cada vez más a él y le puse mi mano sobre la suya, nos miramos a los ojos.

Acerqué mis labios a los suyos y nos besamos suavemente.

Fuimos a comer y platicamos un poco de nosotros de mi viaje de como estuvo todo terminando la comida nos fuimos a mi hotel…..

Nos sentamos en el sofá, a esas alturas mi falda estaba subida de modo que se me veían las braguitas negras. Me acariciaba las piernas y puso su mano sobre mi pecho por encima de la blusa. Nos seguíamos acariciando y besando como desesperados. Estábamos muy calientes. Noté un bulto en su pantalón, su pene rozaba con mis bragas, me empezó a tocar las nalgas y todo el cuerpo con sus manos, los senos por encima del sujetador que aprisionaba mis grandes pechos deseosos de explotar.

Manoseaba sobre mi sujetador negro, me acariciaba con timidez, le ayudé con mi mano para darle confianza, mientras uníamos nuestras bocas en un beso húmedo.

Mis pechos son grandes pero nada caídos, su aureola es cafecita y pequeñita… con unos pezones que en reposo son de medio centímetro, grandes y deseables. Pensé que se le salían los ojos. Mi vagina estaba recortadita, ya que siempre me gusta traerla afeitada y sin vellos púbicos desordenados… mi culo es regular no muy grande.

Yo estaba en sujetador braguitas y medias negras con liguero. Le dije que esperara que íbamos a mi habitación, estaríamos más cómodos. Le quité los pantalones y la camisa, mientras besaba su cuerpo con cariño, como una caricia. Me tumbé en la cama, subí las piernas despacio, las flexionó, mi vagina, quedaba perfectamente a la vista, la vio y se le salían los ojos de pasión, se mordía los labios, babeaba, miró detenidamente aquella vagina, sus labios eran grandes, muy grandes, rosados, húmedos.

Se acercó a oler porque el olor que de ella emanaba se podía percibir perfectamente en el ambiente.

Mis jugos empezaban a escurrirse por mi entre pierna, puso su lengua allí, la movía despacio, me iba a matar de placer, cerré los ojos y acerqué su cabeza más a mi vagina húmeda, le crucé las piernas detrás de su cabeza, no se podía escapar, quería más, más placer.

Mi clítoris se podía ver a simple vista, en plena excitación, lo tocaba con la lengua, lo succionaba, no pude más, tuve un fuerte orgasmo, me puse a gritar como una loca, le encantaba que lo hiciera gritando su nombre, seguía chupando, lamiendo, mamando.

De repente se incorporó, se arrodilló en la cama, levantó bien mi culo. Le dije que me acariciara y si quería era todo suyo.

La vista era impresionante, aquel culo latía, los labios de la vagina me latían al compás. Le pedía que me la metiese por ahí. Y así fue, puse su glande apoyado en aquel culo y de un empujón me penetró.

Estuvimos al menos 10 minutos con arremetidas y vaivenes. Fue muy excitante. Finalmente eyaculó en mi trasero, noté el escozor de la leche caliente en mi interior. Quedamos exhaustos, satisfechos, nos dormimos unos minutos. Transformamos nuestras ganas en fuego, con la intensidad del ser, tratamos de ser nosotros, en el ayer, Ser nosotros, en el mañana, Ser fin en el principio.

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