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Desvelada

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Eran las 1:00 de la madrugada y me encontraba en la cama dando vueltas, No podía dormir plácidamente me acordaba de aquel lindo chico que conocí ayer en la noche en esa aplicación que casi nunca abro de mi teléfono, ajeno al mundo… Lo miraba y no podía dejar de pensar en él desnudo recorriendo mi cuerpo con la lengua… mm esa lengua suave y húmeda.

– Mierda! Ahora sí que no voy a poder dormir!- dije a media voz.

– No es posible que aunque no lo conozco ni eh hablado con él me ponga cachonda…

– No me lo pensé, alargué la mano saque el cel. Y lo volví a ver imagine que estaba a lado de mi durmiendo y que yo tomaba su miembro duro entre mis manos él estaba dormido y no tardó en volver del mundo de los sueños y percatarse de lo que ocurría. Se volvió y metió la mano entre mis piernas (ni hay que decir que para cuando le eché la mano encima, ya estaba desnuda…), estaba húmeda y dispuesta, así que me colocó de costado, dándole la espalda, levantó mi pierna izquierda y sin más me penetró, dentro fuera, dentro fuera, mi mente ya se encontraba en esa nebulosa que te crea el placer.

Al mismo tiempo que me penetraba me tocaba los labios con dos dedos, dibujaba círculos y apretaba el clítoris, yo gemía como una loca.

– (nunca he sido una gritona en el sexo, pero con el dios mío no puedo evitarlo, es que me vuelve loca).

Incrementó  las embestidas y al entrar empujaba fuerte para penetrarme profundamente.

– (entre sueños!).

Aflojó el ritmo y se centró en mis labios y mi clítoris, loca, me tenía loca… Paró y salió de mí, se incorporó e introdujo sus dedos y empezó a lubricar mis labios con el jugo de mi interior.

– (Madre de dios! Este hombre sabe cómo enloquecerme).

Se centró en mí para alargar el placer lo máximo posible y pasados unos minutos volvió a penetrarme, besaba mi hombro y lo mordía y de vez en cuando se incorporaba un poco y atrapaba mi pezón con la boca, mordiéndolo y chupando con ganas. Aceleró de nuevo el ritmo mientras me susurraba al oído.

– Que mojada estás, que bien entra… mmmm te gusta verdad? Grita para mi amor, vente, vente, vente para mí.

-Gemí y grité. Me arqueé y empecé a mover las caderas para ayudarlo a profundizar más y aumentamos el ritmo más y más.

– Enrique me voy a venir.- Le dije fuera de mí.

– Vente, vente mi amor vente para mí!.- me gritó.

Noté como me subía el orgasmo entre jadeos y embestidas. Él llegó primero, se hundió en mí y jadeando y temblando, me penetró dos, tres veces más y me dejé ir también, abrazándolo con los músculos de mi vagina, moviendo lentamente mis caderas para arrancarle unos últimos gemidos.

Me incorpore de la cama toda sudorosa, abrí los ojos y (que había sido eso, fue un sueño, fue real) no lo sé pero.

Yo sonreí y pensé para mí:

-(que había sido el mejor sueño que podía tener en la vida, me di la vuelta y volví a dormir!).

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