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Relatos de Elisa-episodio 2

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Como comenté en el anterior relato, tiempo atrás comencé a leerlos y algunos me gustaron, le encargue a PobreCain que me ayudara para darles algo de forma porque no se expresarme como él y será quien los publicará en mi nombre.

Siempre me ha gustado el nombre de Elisa y al igual que el resto de los empleados no son los verdaderos, no quiero que nadie nos reconozca o se reconozca.

Todo esto lo guardo en cuadernos; me aficioné cuando de niña me regalaron un diario y hace unos meses los pasé al ordenador aunque sigo escribiendo con pluma que es como me gusta hacerlo.

Aquí está el primero de esta serie de relatos por si alguien siente curiosidad.  http://www.cuentorelatos.com/relato/396-relatos-de-elisa-episodio-1.php

Y así arranca esta segunda historia. Junio de 1998.

 

Nuestra casa es un paraíso, fue un regalo de bodas y con el tiempo la hemos convertido en un verdadero hogar.

Mi suegro tiene una constructora y un equipo del que no quiere desprenderse y por eso suele comprar casas principalmente en el campo y cuando afloja el trabajo las remodela y pone a la venta; una de esas casa nos la ofreció cuando dijimos que nos casábamos; mis padres cubrieron los gastos de la reforma y mientras la hacían vivimos más de un año en la casa de los guardeses de la finca que ahora empleamos como casa de invitados.

A mi cuñado lo había visto poco; lo conocí cuando vino a nuestra boda, estaba completando sus estudios en Londres y hasta que los niños no tenían cinco años no volvimos a verlo; el día que llegó, mis suegros organizaron una comida y a los niños eso de tener un tío les pareció muy gracioso; cuando estábamos en los postres preguntó si al marchar lo acercaríamos al hotel que había reservado, donde pasaría unos días hasta que encontrara un alojamiento que le gustara; venia para quedarse pero no en casa de sus padres.

Mi suegra se irritó un poco y decía que no era ningún problema que se instalara en casa hasta que encontrara algo que le interesara o todo el tiempo que le apeteciera pero Luis insistió en conservar su independencia; Paco fue como siempre muy práctico.

 Te puedes instalar en la casa de invitados y no es necesario que busques nada de momento; como está junto a la puerta principal de la finca tiene acceso directo a la calle y podrás entrar y salir según te convenga y ni que decir tiene que puedes disponer de nuestra casa y la piscina cuanto te apetezca y con quien quieras.

Eso pareció convencer a todos y Luis llamó para anular su reserva en el hotel, marchamos juntos y al poco de llegar Paco le dio llaves de las dos casas y después de mostrarle la pequeña fuimos a la nuestra donde cenamos, después de acostar a los niños tomamos una copa en el jardín y nos estuvo contando.

 Tenía ganas de regresar, en Londres estaba muy bien pero como en casa en ningún sitio. El lunes he de ir a una entrevista que es puro formulismo, el empleo es el mismo que tenía en la central Inglesa pero he de conocer al equipo con el que trabajaré aquí.

Charlamos de diversas cosas y quedamos que pasaría a desayunar ya que su nevera estaba vacía.

Por la mañana nos despertaron los niños; como todos los domingos venían a nuestra habitación a jugar con nosotros.

Por la ventana de la cocina vi que Luis estaba fuera y le dije que entrara. — Te has levantado pronto. ¿No podías dormir?

— Me he despertado como cada día y no me he vuelto a dormir, son costumbres y espero adaptarme pronto al horario español.

Después de desayunar, los críos querían meterse en la piscina y pudimos aguantarlos hasta las once para que el agua no estuviera tan fría pero ellos lo aguantan todo; cuando no pudimos sujetarlos más los desnudé y me metí en el agua con ellos; Paco también lo hizo poco después y le gritó a Luis que el agua estaba muy buena y que aprovechara para disfrutar de un agradable baño.

Luis se fue a la casita y regresó con un bañador de pernera larga y Paco le dijo riendo a carcajadas.

¿Dónde vas con eso, no has visto que aquí todos estamos desnudos? ¿Quieres que los niños pregunten porque vas vestido?

Luis se desnudó y se zambullo en el agua rápidamente, al rato saqué a los niños del agua y los seque un poco antes de ponerles crema y jugar con ellos que es algo que me encanta, poco después salieron los dos hombres y Teo señalando a su tío comenzó a decir.

 No es papá, es un nene. ¿Qué dices Teo? ¡No te entiendo! No tene pelos, es un nene, no es papá no tene pelos como el nene. ¿Cómo que es un nene? ¿Quién te ha dicho eso?

 La seño Mayte, los nenes no tenen pelo, los papas si, el tío no tene pelo es nene, las mamas no tenen pelo.

Eso fue suficiente para que nos fijáramos los unos en los otros en nuestros desnudos sexos, tanto Luis como yo íbamos totalmente depilados y paco lo lleva natural tirando a muy poblado. Nos reímos de la ocurrencia y Paco le cogió la mano a Teo y pasándola por su cara le dijo.

 El pelo es algo que se cae o se lo sacan los mayores. ¿No me miras cuando me afeito?

El niño se dio la vuelta y salió corriendo con su hermana a recoger flores para hacerle un ramillete a su mamá; lo que se hablaba ya no le interesaba. Luis un poco azorado respondió a una pregunta no hecha.

 Tenia una amiga en Londres a quien le gustan los metrosexuales y por eso me aficione a depilarme; se terminó hace poco la relación y eso me ayudó a aceptar esta oportunidad de regresar a casa.

Al rato, los niños aparecieron con unas cuantas flores para mamá; me senté sobre una toalla y me las fueron poniendo en el cabello y oí a Luis decir.

 — Que estampa más tierna, Elisa es tan delicada. A lo que Paco respondió sonriendo.  No creas que siempre es así, es una verdadera fiera en la cama que no para hasta que consigue lo que quiere.

Terminamos de pasar la mañana y después de comer se marchó a la suya y hasta la noche ya no lo vimos, hablamos de los planes para la semana próxima; el martes, Paco marcharía a Madrid para una serie de reuniones que podían proporcionarle trabajo para montar una segunda oficina, los niños, al ser la última semana de clase antes de las vacaciones se quedarían a comer en el cole con sus amiguitos que no verían hasta después del verano, y el martes acompañaría a Luis a comprar algunas cosas que necesitaba, principalmente camisas y demás prendas de verano para él y algunas cosas para la casa.

El lunes fue un día muy tranquilo incluso demasiado al menos por la noche, pensaba despedirme de Paco con una gran fiesta pero me dijo que estaba cansado y que no le apetecía y como otras veces me preparé un baño con aceites olorosos, encendí unas velas y me metí en el agua calentita para darme un homenaje yo solita, me estaba masturbando lentamente y evoqué el falo de Luis y como suelo hacer, fantaseé mientras jugaba hasta quedar satisfecha.

 Por la mañana, me levanté temprano para desayunar con Paco antes de que marchara y después de llevar a los niños al colegio recogí a Luis y fuimos a un centro comercial donde compramos algunas cosas, me invitó a comer en un restaurante frente al que habíamos pasado; guardamos todo en el maletero del coche y lo cambiamos de lugar por si alguien se había fijado en nuestra compra; me paré en una boutic a mirar una blusa con transparencias que me gustó. Se quedó a mi lado mirándola y cuando comencé a andar me dijo.

 Vamos a comprarla, es un regalo que quiero hacerte por lo bien que me estas tratando.

Le explique que no era necesario pero insistió, entramos en la tienda donde había bastantes personas mirando y una dependienta me dio esa y otra para que me las probara; Luis me acompañó hasta el probador y al abrir la puerta vi que era amplio y tiré de su mano para que entrase, había pensado en una diablura para ponerlo cachondo.

Cerré la puerta y ante su sorpresa le dije. — Nos hemos visto desnudos, totalmente desnudos y prefiero que me des tu opinión sin tener que salir, en este espejo me veré pero quiero conocer la sensación que te causa la blusa.

Me despoje de la que llevaba y también del sujetador comentando que las transparencias eran para que se viera la piel desnuda.

Me puse la blusa y me giré para que me viera bien, sus ojos chispeaban y por eso sabía que lo estaba poniendo a  mil, me di la vuelta para sacarme la prenda, por el espejo podía apreciar el bulto que se estaba creciendo en su pantalón, lo estaba excitando y también yo aunque por cómo se había comportado hasta el momento me desconcertó al poner sus manos en mis caderas y comenzar a besarme la espalda.

Llegó hasta el cuello sin apartar los labios y subió sus manos hasta los pechos que cubrió con ellas; notar su verga me hizo vibrar y después de sacarla no sin dificultad al estar de espaldas me levanté la falda y comencé a restregarme con esa maravilla con la que había fantaseado la noche anterior aunque esto era una realidad y me doblé para facilitarle el acceso; apartó el tanga y con una larga embestida me llenó por completo.

Los sucesivos caderazos me empujaban contra el espejo y apoyada en una banqueta aguante como pude, un primer orgasmo no tardó en llegar y es que además de su buen hacer también contaba el morbo de la situación; con Paco nunca había hecho locuras de ese tipo que me encantan pero a él no le atraen estas cosas. Los fuertes espasmos me sacudían y temí caer pero Luis me sujetaba fuertemente sin parar de manchar, siguió y siguió prolongando mi agonía, dichosa agonía en forma de réplicas que me sumían en un mar de sensaciones del todo agradables; siguió hasta vaciarse en mí dejándome exhausta y con el rostro perlado de gotitas de sudor.

Me limpié con la blusa después de limpiarle a él la polla, y con el tanga terminé de quitar cualquier resto que quedara. Salimos del probador y una mujer de mediana edad nos miró con descaro, el mismo con que de devolví la mirada antes de decir.

— ¿Qué le ha parecido padre, cree que le gustara a la madre superiora?

Riéndonos fuimos hasta la caja y Luis le mostro la etiqueta a la dependienta sin soltar la blusa que llevaba arrugada para evitar que se vieran las manchas de semen y la chica, muy servicial preguntó dándole el cambio. ¿Me permite que la ponga en una bolsa?

Luis con una mirada picara le respondió.

 No es necesario, se la pondrá en cuanto lleguemos al coche, quiero ver que les parece a los demás conductores.

La chica nos despidió con una sonrisa y nos fuimos al restaurante a comer. Más tarde fuimos a recoger a los niños a la escuela y al llegar a casa estuvimos jugando con ellos hasta la hora de preparar la cena, cuando estábamos a medio cenar llamó Paco para dar las buenas noches a los niños, hablamos poco y me dijo que la primera de las reuniones había ido bien y que la noche siguiente llamaría otra vez.

Acosté a los niños y de regreso al salón Luis estaba tomando una copa y me preguntó si me apetecía una.

Después, ahora he de colocar esto en la habitación de los niños. Estaba poniendo pilas en el “vigila bebes” que hacía tiempo dejamos de emplear; siempre que puedo trato de evitar problemas y esa era una buena ocasión para demostrarlo.

Puse en marcha los aparatos y con el monitor en la mano tomé la copa que me ofreció Luis y se puede decir que la engullí sin paladearla, me arrimé mucho a él y mientras nos besábamos le acaricié la verga que estaba ya en todo su esplendor y tirando de ella le dije.

Vamos, sígueme y nos fuimos a la habitación más alejada del cuarto de los niños; hasta el próximo año dormirían juntos pero de momento compartían habitación y después de poner atención para oír el sonido del carrusel que suelo dejar en marcha y que dura como una hora comenzó la fiesta.

La forma en que me hizo sexo oral fue espectacular, muy delicado y sin ninguna prisa centrado solo en proporcionarme placer; consiguió llevarme al paraíso en dos ocasiones antes de penetrarme y entonces me demostró de lo que es capaz cuando nada le distrae; sus acometidas largas firmes y potentes nada tienen que ver con la urgencia que parece acompañar siempre a Paco que lo hace como si fuera un conejo, a una velocidad infernal y metiendo apenas la mitad de su vástago, que si bien no está nada mal no es tan espectacular como la de su hermano y además, con su manía de que eso de depilarse no es para él le quita parte del encanto.

No comprendía como la inglesa lo había dejado escapar ni me importaba en realidad; después de pasearme por el mismísimo arcoíris en varias ocasiones, me llenó con su esencia y eso me terminó de satisfacer; Paco suele correrse fuera para no enfangarse sin tener en cuenta lo que me gusta.

Estuvimos en silencio abrazados y al rato nos levantamos; yo fui a ver a los niños y él a la cocina a por una botella de cava y un par de copas, en la habitación de nuevo tomamos unos tragos y me preguntó.

 ¿Y ahora qué? ¿Llegara Paco a enterarse de esto?   Me siento realmente mal por lo que le hemos hecho, y por otro lado no me arrepiento de nada y asumiré lo que suceda pues estar contigo es maravilloso; me has demostrado que no he sido el causante de la ruptura con mi ex y eso es importante para mí.

— No te apures por nada, Paco se hace acompañar por una chica en estos viajes. ¿No crees que podría ir y venir en el día si quisiera?  Son dos horas de tren y sus reuniones suelen ser durante el almuerzo en un restaurante y no en un despacho a las ocho de la mañana.

Luis se quedó pensativo y entonces fui yo quien lo hizo feliz; Paco es reacio al sexo oral aunque me encanta el poder que da sobre el otro, y en las ocasiones que he tenido una buena verga entre los labios he disfrutado de esa sensación además del sabor del semen que me gusta a pesar de lo que opinen unos y otras.

Esa noche fue muy completa y de madrugada me fui a mi habitación por si venían los niños a la mía me encontraran sola; dormí profundamente un par de horas y mientras preparaba el desayuno apareció Luis y con una enorme sonrisa les dijo a los niños que nos acompañaría al colegio esa mañana porque le apetecía mucho ver donde estaban con sus amiguitos.

Fuimos los cuatro y al regresar pasamos un día de ensueño y el resto de la semana hasta el viernes en que llegó Paco fue una fiesta continua; solo nos reprimíamos mientras los niños estaban despiertos, pero el resto del tiempo lo pasábamos en su casa, la nuestra o la piscina que es uno de mis lugares predilectos.

El viernes cenamos pronto y los niños le contaron a Paco todo lo que se les pareció importante de esa semana que habían pasado sin su compañía y comiendo en el cole con sus amiguitos, hablaron y hablaron pero por fin Eva comenzó a bostezar y contagió a su hermano.

Fui a acostar a los niños y les conté un cuento, al regresar los hermanos estaban en el porche y me levaban un par de whiskies de ventaja; Paco me soltó de golpe.  Tu cuñado está en que se quiere ir a vivir a otro sitio, dice que el lunes comenzará a buscarse un apartamento o lo que encuentre para poder marchar de aquí.   Le pregunto si teme que le dejemos a los críos para irnos al cine; ya le he dicho que puede traer a su casa a quien quiera sin necesidad de presentarnos ni que la veamos siquiera.

Luis respondió que no se trataba de eso, que se sentía violento al estar en medio de una familia tan bien avenida y que no le gustaría crear ningún problema Y Paco siguió con su parlamento.  ¿Temes que Elisa te seduzca? Paco se lo había puesto en bandeja  y Luis no perdió la oportunidad para preguntar.  ¿Y cuándo lo descubrieras qué harías? ¿Vendrías a buscarnos con la escopeta?

En medio de una sonora carcajada replicó

 Elisa, es mucha mujer incluso para los dos y ya te comenté que es una fiera, si pudiera se pasaría la mitad del día follando. Yo respondí sonriendo también. — Que exagerado eres, creo que con ocho horas sería suficiente. De todos modos, sería una garantía de que no sale por ahí a golfear; al menos contigo tengo la seguridad que no me abandonará por bien que se lo hagas. No seas tonto y quédate con nosotros todo el tiempo que quieras, cuando te vayas de aquí que sea con calma y porque necesites montar una casa para tu familia si esta no te cuadra.

Me abracé a los dos y notar como mis pechos se chafaban con esos cuerpos me puso a mil; traté de que no se notara mi excitación y cambié de tema. — Loli, la chica que nos ayudó el verano pasado con los niños me ha dicho este solo podrá cuidarlos unas horas pero no podrá  hacerse cargo de la casa. Él lunes, hablaré con una mujer que me ha recomendado ella misma para que venga a ayudarnos entre semana; los niños necesitan mucha atención, y además las tareas de casa me toman mucho tiempo y ese tiempo prefiero tenerlo para mí; para estar bien guapa para mis hombres.

Esto último lo dije haciendo un mohín y los tres reímos.

Tomamos una copa más y nos despedimos hasta la mañana siguiente, Paco esa noche se comportó y es que no le di opción. Quería que estuviera contento para que no pensara más de la cuenta. Era de madrugada cuando le dejé que se durmiera pero aun tuve tiempo de repasar mentalmente algunas de las cosas de la pasada semana y estaba decidida a que no quedaran en un bello recuerdo.

El sábado fue un día corriente; jugamos con los niños en la piscina, comimos en el jardín y por la tarde mientras ellos hacían la siesta nosotros tomamos café alguna copa y jugamos a las cartas; después de cenar y mientras los acostaba tuve una idea que me entusiasmó, me puse una minifalda roja y la blusa que me había comprado Luis, al verme, Paco comenzó a jalearme y es que me queda muy bien; también esa noche habían tomado un par de copas mientras esperaban y Paco estaba algo más bebido de lo que suele. Con la mejor de las sonrisas y pasándole un dedo por la cara le dije a Paco.

¡Quiero bailar! me apetece mucho y nunca me llevas, esta noche quiero quedar agotada y servida porque sé que tardarás a bailar conmigo otra eternidad. Como esperaba Paco replicó.  A mí no me líes, sabes que no me gusta bailar y además estoy cansado, pero podemos hacer una cosa; yo me tomo una pastilla y me acuesto, y para no despertar a los niños, os vais a la casa de Luis y bailáis hasta que os ardan los pies, a él siempre le ha encantado bailar y siempre lo ha hecho muy bien. — De acuerdo, pero cuando regrese me acostaré en la habitación del fondo y de ese modo no nos molestaremos; recuerda que cuando tomas una de esas píldoras sueles roncar.     

Quedamos de acuerdo y mientras yo seleccionaba unos CD, Luis cogió de la nevera un par de botellas de cava por indicación mía. Estuvimos bailando y besándonos más de una hora, y cuando no pude soportar más esa agonía toda mi calma se tornó urgencia, en unos instante había soltado su ropa mientras que él solo fue delicado para desabotonarme la blusa, la falda prácticamente la arrancó; ninguno de los dos llevábamos ropa interior y el sofá fue el testigo mudo de nuestra entrega. 

Fue una noche esplendida en todos los sentidos, el primer orgasmo fue fulminante y me dejó alelada pero Luis siguió y siguió al extremo que me hizo pensar si habría tomado alguna ayuda, pero no se trataba de eso; en unos pocos días comprendí que después de una primera eyaculación se vuelve prácticamente inmune a mis gracias, fueran caricias besos o una gran cabalgada; a lo único que no se puede resistir es a las maravillosas mamadas que le hago.

En uno de los altos mientras servía unas copas de cava él recogió la ropa que había en el suelo y de detrás del sofá sacó un tanga y mostrándomelo preguntó.  ¿Pensaba que no llevabas cuando hemos venido? — ¡No llevaba! ese tanga es de Loli, la chica que conocerás mañana y que cuidó de los niños el verano pasado, quiero que la trates con delicadeza y que te la folles a conciencia; cuando te lo pida con la mirada no dudes pero emplea condón siempre con ella, le tiene pánico a los embarazos y si, somos amantes a pesar de su juventud, desde el día en que me confesó que había dejado a su novio del instituto porque era un niñato que quería follarla sin condón.

Nos vemos con regularidad y lo pasamos muy bien, le he hablado de ti y espero que no nos juzgues ni me dejes en mal lugar, ya verás que es una criatura preciosa y comprenderás porque estamos juntas, ella necesita a un hombre que le dé algo más de lo que de momento solo obtiene de mí y me encantará compartirla contigo.

Luis se sorprendió de mi revelación pero eso no impidió que siguiéramos con nuestros juegos hasta quedar extenuados, y antes de dormirme junto a él y aunque me apetecía mucho decidí marchar. Regrese a casa con la ropa en la mano pasadas las cinco de la madrugada, miré como dormían los niños y me acosté aunque no pude dormir pensando en el panorama que se habría ante nosotros.

Desde aquel día, cuando me apetecía estar con Luis mientras estaba Paco, me ponía la blusa “mágica” y nos íbamos a “bailar” a su casa mientras mi marido se acostaba en compañía de una pastilla; han pasado los años y nuestra situación es otra pero nunca me ha preguntado ni le habría respondido cuando comenzamos a acostarnos su hermano y yo.

 

Agradecería todo tipo de comentarios tanto aquí como en mi correo [email protected]

© PobreCain

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