Nuevos relatos publicados: 16

El prefecto y yo

  • 7
  • 14.623
  • 9,22 (51 Val.)
  • 0

Yo soy una estudiante y esto que les voy a contar sucedió el año pasado…

 

En esta escuela, como en todas, hay profesores, alumnos, personal administrativo pero, había uno en especial… Era un prefecto, que en lo personal, a mí me encantaba. Era mi amor platónico. Él es moreno, mide como 1.75, simpático, se mantiene de cuerpo y se veía muy bien pero, lo que me encantaba de él eran sus ojos: tenía unas pestañas increíbles, eran grandes, gruesas y muy rizadas y hacían que su mirada fuera coqueta y seductora (jamás he visto pestañas tan hermosas, coquetas e impactantes como las de él); aunque me lleva como 10 años.

Yo suelo llevarme bien con todo el personal de mi escuela y con él no era la excepción.

Un día, cerca de mi casa, un vecino y amigo organizó una fiesta en la cual, por obra del destino, me encontré con él.

Cuando lo vi llegar, quedé fascinada, se veía más guapo que nunca, vestía una camisa amarilla-dorada con cuadriculado negro, un pantalón tipo sastre negro, cinturón y mocasines cafés. Me quedé embobada unos segundos al verlo tan hermoso y perfecto, la camisa lo hacía verse más fuerte y musculoso.

El al reconocerme me saludó y me dijo que me veía muy guapa. Toda la noche estuvimos platicando, la plática era tan amena que sin darme cuenta ya lo estaba tuteando, dado que en la escuela siempre le hablaba de usted por respeto. Se terminó la velada y yo me fui a mi casa.

Al día siguiente sonó mi celular y escuché su voz (sentí que escuchaba el coro de los ángeles), no podía creerlo, todavía estaba adormilada y no comprendía como él podía tener mi número (después deduje que probablemente mi amigo le dio mi teléfono), me estaba llamando para invitarme al cine, yo de inmediato acepté y me dijo que pasaba por mí en un par de horas.

En cuanto colgó salté de la cama y fui a arreglarme, me puse una blusa roja con cuello V con escote muy sexy, sin caer en lo vulgar, una falda sexy de mezclilla y unos zapatos de tacón rojos.

Cuando llegó por mí, pude ver en sus hermosos ojos la fascinación que sintió al verme tan bien arreglada…

Me dijo: - “¡Estás guapísima! – Yo modestamente le dije que gracias con la egolatría maquillada de que ya sabía que me veía hermosa…

Nuestra salida fue tranquila, fuimos al cine, a comer, a caminar... Ya estaba anocheciendo y me propuso que fuéramos a bailar a un antro pero, tenía que ir por dinero a su casa porque ya no le alcanzaba el efectivo.

Llegamos a si departamento, me invitó a pasar. Debo decir que el lugar era muy bonito, era algo pequeño pero se veía muy acogedor, perfectamente decorado.

Yo me senté en el sofá y me dijo que lo esperara un momento… Él se fue a su cuarto y se llevó un buen rato…

Cuando regresó  me dijo:

-“¿Nos vamos?”

-“Si pero antes, ¿me regalas un vasito con agua, por favor?

El fue a la cocina y regresó con una botella de vino en la mano y dos copas...

-“No tengo agua pero, tengo vino. ¿Gustas?

-“Si, gracias”

Sirvió las copas  y dijo:

-“Brindemos por… lo ¡hermosa que estás!”

-“Muchas gracias que halagador”

-“Es enserio, estás bellísima, nunca me había fijado en lo hermosa que eres”

Yo ya estaba sonrojada, en eso el tomó las copas vacías de vino y las puso en la mesita que está al lado del sofá

Se me acercó y empezó a acariciar mi cara:

-“que piel tan suave tienes”.  Me da un beso en la mejilla, yo me quedé callada.

-“Me gustas mucho, linda” Y dicho esto me plantó un beso, yo correspondí a su beso, era la primera vez que besaba a alguien, yo no hacía nada sólo me dejaba llevar. Empezó a besarme con más pasión, me acostó en el sofá y me besó en el cuello con delicadeza pero al mismo tiempo de una forma muy excitante. Yo no podía creerlo, me sentía tan bien entre sus brazos, me sentía deseada y solo me dejaba hacer… Bajó su mano a mi pierna y la acariciaba por debajo de la falda pero sin llegar hasta arriba y seguía besándome el cuello.

Yo empecé a sentirme extraña, era algo nuevo para mí y me incorporé rápido, el me preguntó:

-“¿Qué pasa? ¿No te gustó?

-“Si, pero yo nunca he hecho esto y me da miedo…”

-“No tengas miedo mi amor, es algo hermoso”

-“Pe… pero ¿y si duele?

-“Seré muy dulce contigo, te deseo con todas las fuerzas de mi ser y sé que tu también me deseas…”

-“Si, yo también te deseo…”

Acto seguido, me besó de forma tierna y dulce, después fue incrementando la intensidad de los besos, fueron muy pasionales, cachondos. Se puso encima de mí y empezó a besarme desde el cuello hasta los senos, comenzó a acariciarlos por encima de la blusa:

-“¡Que ricos senos tienes, amor! ¡Me vuelven loco!”

Bajó mi blusa y metió sus manos dentro de mi sostén, jugaba con mi pezones, los frotaba de una forma tan rica que rápido se me pusieron duritos. Después, el subió mi blusa junto con la copa del sostén y empezó a chuparme el pezón, wow era tan excitante la sensación me estaba poniendo a mil, él jugueteaba con mi pezón, lo mordía, lo succionaba, lo lamía; yo para ese entonces ya me sentía vagando por los pasillos de los campos elíseos.

Después de un maravilloso rato estando gozando de mis senos me preguntó:

-“¿Quieres hacer el amor?

-“Muero por hacer el amor contigo”

Nos fuimos a su cuarto, el se sentó en la cama, me quitó la blusa y el sostén, comenzó a besar mis senos, a lamerlos, morderlos, a succionarlos, los acariciaba con sus manos, estaba enfocado en mi busto. Era increíblemente delicioso todo lo que estaba haciendo, me encantaba; me quitó la falda y yo me quité los tacones… Me acostó en la cama y me quitó la el calzón, el se desvistió súper rápido…

 Me beso en la boca, luego sensualmente en el cuello, los senos, el vientre y subió de nuevo:

-“¿Estás lista mi amor?”

Estaba un poco asustada pero, le dije que SI.

Puso saliva en su mano y la froto en su pene

-“Despacio por favor”

-“Seré todo un caballero, preciosa”

Empezó a jugar con su pene en la entrada de mi vagina, lo subía al clítoris, sentir su miembro en mi sexo es una sensación muy rica y placentera e hizo que me prendiera nuevamente. El se dio cuenta y puso su pene en la entrada de mi sexo y comenzó a meterlo despacio, aunque estaba humectada, me estaba doliendo, sentí un “plop” dentro de mí y deduje que me había desvirgado.

Me dolió un poco pero, no tanto como me habían dicho que dolía, en esperó un rato a que se me pasara el dolor y la metió completa; y empezó un mete y saca despacio, tierno pero, a medida que iba desapareciendo el dolor y apareciendo el placer, fue más rápido, más rítmico. Sentía un calor muy rico, y la sensación de su pene dentro de mí me estaba volviendo loca, fue cada vez más rápido, él ya gemía y yo también; puso mis piernas en sus hombros y era una penetración más profunda y más rica, me sentía en las nubes, era excitante, delicioso, excelente, majestuoso; no quería que dejara de cogerme nunca. Así estuvimos mucho tiempo hasta que sentí que su pene palpitaba y descubrí que mi sexo también y no pudimos más: nos corrimos simultáneamente. Estábamos exhaustos, el se vació dentro de mí, se salió y se acostó a lado mío con la respiración acelerada que poco a poco fue disminuyendo:

-“Estuviste increíble”

-“Pero, yo no hice nada”

-“Pero estás ¡hermosa!, ¡riquísima!, ¡deliciosa!. Nunca había estado con una virgen, eres mía mi amor, yo te hice mujer. ¡Gracias! No tienes idea lo que significa para mí que yo haya sido el primero…”

-“También para mi es importante”

Estuvimos besándonos, abrazándonos e hicimos el amor toda la noche.

Al día siguiente, me llevó el desayuno a la cama y en la charola había una rosa roja y la flor traía una nota que decía: “¿Quieres ser mi novia? Yo encantada de la vida le dije que si…

(9,22)