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Mi mujercita y los negocios

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Su esposa negocia con el jefe de ventas una maquina para la fábrica de su marido.

La situación que viene a continuación es completamente real. Quizá esto suene a tópico pero es verdad. El caso es que me costó decidirme a escribir esto, pues es una aventura que nos pasó a final del verano del 2001. Hoy por fin me he decidido a contar mi experiencia. Lo he redactado desde mi punto de vista y desde el de mi mujer.

Tony

Mi nombre es Juan Antonio y el de mi esposa Belén. Vivimos en una población del norte de España donde yo trabajo como diseñador en una firma de ropa y ella oficinista en la misma empresa. Estamos casados desde hace menos de un año. Ella tiene 22 años y yo 27. Empezamos a salir juntos cuando ella tenía 17 años y para ella yo soy el único hombre con el que ha estado, cosa que me enorgullece pues Belén es realmente guapa y con un cuerpo muy cuidado.

Cuando la situación económica nos lo permitió nos casamos y así, en julio de 2001 pasamos por la vicaría. Nos fuimos de luna de miel al caribe y empezamos a trabajar de nuevo en septiembre. Con motivo de una feria sobre equipamiento comercial textil que se celebra en Madrid todos los años nuestro director comercial nos envió allí durante una semana con la finalidad de tantear el mercado para renovar equipamiento industrial en la empresa textil.

La situación nos vino de maravilla, y aunque no eran precisamente unas vacaciones nos alegramos de poder trabajar juntos unos días. Así que allá nos fuimos Belén y yo con todos los gastos pagados y en coche de la empresa.

En septiembre en Madrid hace mucho calor y nosotros acostumbrados al clima del norte lo pasamos realmente peor que los oriundos. El primer día, nada mas llegar al hotel nos instalamos y decidimos ira a tantear la feria sin prisas por que aún nos quedaba una larga semana por delante. Nos duchamos, deshicimos las maletas, nos vestimos con ropa cómoda y nos fuimos a la feria. Belén estaba realmente radiante. El moreno que había cogido un mes antes en el caribe le sentaba de maravilla. Llevaba el pelo suelto, con su media melena lisa y rubia, y un vestido corto muy fino azul de tirantes con el cual no podía poner sujetador, Complementando eso llevaba unas sandalias blancas de tacón a juego con el tanga blanco que se acababa de poner.

-Se me nota el tanga? Dijo dándose la vuelta y enseñándome el culito respingón

-No, cariño, qué se te va a notar?

-Lo que se me va notar es la erección de mi polla como siga mirándote

-Qué tonto eres, Tony. Anda vamos.

Así que de esta guisa salimos en dirección a la feria.

Una vez allí empezamos a recorrer los stands hasta que dimos con uno que nos había servido maquinaria el año pasado. El jefe comercial había salido y yo le dije a Belén que esperara hasta que llegase que yo me iba a ver otro stand que me interesaba.

Estuve una hora en el otro stand y cuando llegué no vi a Belén por ningún lado. Entonces me dijo una chica que estaba de azafata que mi esposa estaba en la oficina con el jefe de ventas, que pasase.

Entré y Marcelo, que así se llamaba el tipo me saludó efusivamente. Yo lo conocía de conversaciones telefónicas pero nada mas. Marcelo era un tipo gordo, de unos 60 años, bastante fondón y con una barriga muy prominente, estaba casi calvo y no era muy atractivo precisamente. Estaban sentados uno enfrente del otro en una mesa de cristal transparente. Belén tenia las piernas cruzadas y el vestido mas arriba de lo normal. Marcelo debía de estar alucinando con la vista. Por si fuese poco el aire acondicionado de la oficina del stand estaba a todo rendimiento y los pezones de mi esposa estaban que se salían del vestido. Me senté con ellos y estuvimos negociando una nueva máquina para la fabrica. El caso es que yo tenía libertad para comprar, pero aquella máquina se salía del presupuesto de la empresa. Le dije que el precio nos parecía excesivo y que tal vez mas adelante. Marcelo no podía bajar mas le precio, pero aun así quedamos para que pasase por nuestra fábrica a hacer una demostración.

-Dónde estáis alojados? Preguntó .En un hotel en Barajas

-Bueno, pues esta noche os invito a cenar, y no valen excusas, eh? Miré para Belén y dijo - De acuerdo, por mi no hay problema, así conocemos Madrid

-Perfecto, dijo Marcelo, - Paso a las 10 a buscaros

Le di la tarjeta del hotel y el nº de habitación y nos fuimos. Estuvimos 2 horas mas por la feria y luego nos fuimos pues el viaje nos había dejado hechos polvo.

Llegamos al hotel y luego de comer dormimos una siesta de dos horas. Yo estuve haciendo cosas en el portátil mientras Belén salía a comprar no se qué que había visto en una tienda de al lado del hotel.

A las nueve nos fuimos preparando. Belén se puso un vestido rojo que llevaba una falda con un poco de vuelo, y unos zapatos rojos. El vestido, de tirantes y el sujetador brillaba por su ausencia.

-Qué compraste?

-Una sorpresa, quieres verla?

-Por supuesto, le dije entonces se levanta el vestido y me enseña la sorpresa. Un tanga rojo de encaje que apenas si le tapaba el poco vello púbico que tenía.

- Joder , Belén , estas de miedo.

- Te gusta?

- Me encanta.

A las diez puntual estando en la cafetería del hotel vimos llegar a Marcelo a recepción y fuimos a su encuentro.

Marcelo miraba a Belén casi sin disimulo, parecía que los ojos se le iban a salir de las órbitas. Llegados al restaurante y después de un viaje en el que Marcelo miraba mas por el retrovisor para ver las piernas de Belén que para la carretera, entramos y nos sentamos en la mesa reservada previamente por nuestro anfitrión. Cenamos de maravilla con un poco mas de vino de la cuenta. Entonces Marcelo nos propuso ir a tomar una copa a un pub que conocía cerca de allí. Belén que estaba algo contentilla por el vino le dijo que sí.

Al llegar aquello estaba bastante lleno, así que nos pusimos a esperar que dejaran libre alguna mesa y así fue con lo que nos sentamos los tres.

Marcelo pidió champaña y nos sirvió una copa. Al poco Belén se empeñó en ir a bailar porque "no sabíamos nada mas que hablar de trabajo" textualmente.

El caso es que habíamos estado hablando de la máquina toda la cena porque a mi me interesaba mucho aquella cortadora. Al final la discrepancia eran unas 100.000 pesetas. Decidimos cambiar de tema.

Marcelo me confesó que estaba soltero, que tenía 62 años y que vivía solo en Madrid. No es que fuese de víctima, si no mas bien que asumía su soledad y soltería. Pero a mi me dio mucha pena, porque era un gran tipo.

- No sabes la suerte que tienes , Tony

- Por?

- Eres joven, tienes un buen empleo, y estas casado con una mujer maravillosa. Dijo mirando hacia la pista donde estaba Belén bailando mientras 3 tipos no le quitaban ojo de encima.

- Bueno, le dije, no todo en la vida se tiene. Ahora estamos metidos en un piso y la hipoteca también nos aprieta lo suyo.

Marcelo, que llevaba ya el solito una botella de cava, continuó sincerándose conmigo. A mi pregunta de si tenía novia me comentó que no, que su físico era un lastre para él. Me dijo que se aliviaba de otras formas. Yo inmediatamente pensé en que el tío se iba a putas, y así se lo dije, pero me dijo que no, que tenía un problema irresoluble ya que le era imposible follar con condón. En cuanto se lo ponía la erección le bajaba. Y claro, sin condón ir a putas no era posible. El caso es que como a mi me pasaba lo mismo así se lo comenté.

-No jodas, en serio?

-Como lo oyes, Marcelo

- Y como te arreglas tu?, porque a mi me bastan las pajas, dijo a carcajada limpia

- Bueno, al principio practicaba la marcha atrás, pero era un rollo. Ahora Belén toma la píldora y no tengo problema.

- Al decírselo se quedó mirando para Belén que bailaba en la pista y sonrió.

Con botella y media de cava nos fuimos animando y las risas eran ya de infarto. Marcelo era un tipo cojonudo. Seguía contándome cosas que yo no contaría a nadie. Me dijo que se hacía mogollón de pajas, que le gustaban mucho las jovencitas, sobre todo las colegialas, que a veces desde casa les sacaba fotos con la digital y luego se pajeaba mirándolas, que había descubierto un filón de tías buenas en internet y bla, bla, bla.

Al poco va y me dice:

- y tu? No cuentas nada, o que? Me sentí un poco traidor y me dije, qué coño, voy a sincerarme con este tío.

-Qué quieres que te cuente? a ver

-No se , de tu vida sexual, por ejemplo

-Pues ya sabes, de casado hay que mantener la chispa , porque si no sales de la rutina es matrimonio fracasado.

- hombre Tony, con una hembra como Belén, no me dirás que vas a fracasar, eh?

- No, me refiero a que hay que innovar, porque sino todo se vuelve monotonía

- A qué te refieres, pon ejemplos

- Pues, no se, a hacer el amor en otros sitios a probar cosas nuevas, eso.

- Habéis hecho anal?

- No, a Belén le duele, lo intentamos y le duele.

- Y lo mas morboso que habéis hecho, anda cuéntame. Me decía mientras miraba a Belén a 10 metros de nosotros.

Al fin y al cabo, me dije, la conversación me gusta y me estaba poniendo cachondo hablar intimidades de mi esposa con otro.

-Mira, Marcelo a mi no hay cosa que mas me ponga que ella salga sin ropa interior

-No jodas Tony, Belén lo hace?

-Lo hace a menudo, cuando estamos fuera, de viaje o de vacaciones. Me dice que va mas cómoda, pero yo no puedo evitar pensar que va completamente desnuda bajo la falda. Eso me pone a cien.

-Hoy lleva ropa interior?

-Sí, hoy la lleva.

Entonces se me ocurrió una idea. Le dije a Marcelo que venía ahora, que me esperara un momento. Fui a la pista y le dije a Belén que me acompañase a los baños. Cuando llegamos a la puerta le dije al oído mientras le tocaba el culo:

- Anda, cariño, quítate el tanga por favor, ponme algo cachondo.

- Vaya, así que el nene está calentito, eh?

- Joder, estás de muerte con ese vestido, cariño.

- Pues mira, eso mismo me lo dijo un chico que está en la pista. Espera, que voy al baño. Me dijo tras tocarme de refilón el paquete.

Al salir se me acercó y me dijo:

- Toma anda, así voy mas cómoda, tuviste una gran idea. Y me dio el tanga enroscado en su mano.

Llegué a la mesa donde estaba Marcelo medio mareado por la bebida, pero cachondísimo pensando en lo que iba a hacer. Así que me armé de valor y estirando la mano metí el tanga de Belén en el bolso de la chaqueta de Marcelo, que estaba estirada a su lado.

- Anda, Marcelo, mira el bolso de tu chaqueta que tienes un regalo por lo buen anfitrión que has sido con nosotros.

- No jodas? No tienes que darme nada , hombre, habráse visto. Dijo mientras estiraba la mano y buscaba en el bolso de la chaqueta.

De repente le cambia la cara y saca el tanga rojo de Belen y lo empieza a mirar como si no se lo creyera. Se me quedó mirando como babeando y le dije:

-Lo siento , me habia equivocado, hoy no lleva bragas.

Empezamos a descojonarnos victima el alcohol y el nerviosismo de la situación.

Marcelo me dio las gracias y se las guardó en el bolso de nuevo.

Al poco decidimos irnos a casa. Marcelo se fue a avisar a Belén y ella que lo estaba pasando de miedo lo cogió por el cuello y por la mano y le obligó a bailar una canción de salsa que estaban pinchando. Así estuvieron 5 minutos, hasta que llegaron donde estaba yo, con Belén cogida del brazo de Marcelo y pegándole la teta a su brazo inconscientemente. Salimos del pub por una escalera. Belén iba delante y Marcelo y yo detrás. Éste no le quitaba el ojo al culo de mi mujer queriendo ver mas de lo que ofrecía.

- Tienes razón, me dice Marcelo, saber que va sin bragas pone a uno a cien.

Y estallamos en una carcajada los dos.

Al llegar al coche me di cuenta que Marcelo no estaba para conducir. Así que le pedí las llaves y lo llevé a su casa. Él se sentó atrás y Belén delante.

Me guiaba mientras Belén dormía. Yo por el rabillo del ojo veía que Marcelo no hacía mas que mirar a Belén, a sus piernas y a sus pezones , que con el fresco de la noche ya estaban dando guerra de nuevo. Al llegar a su bloque me dijo que lo metiera en le garaje y que nos quedáramos a dormir esta noche en su casa, tenía un piso grande y mañana iríamos los 3 a la feria de nuevo, o nos dejaría en el hotel para cambiarnos de ropa. Belén estaba sopa perdida así que yo decidí por los dos y le dije que de acuerdo.

Aparcamos el coche y Belén no despertaba. Salimos y abrimos su puerta. La falda del vestido se le había subido al deslizarse ella hacia delante y mostraba mas de medio muslo. Tenías las piernas ligeramente separadas y estaba recostada contra el centro del coche con la cabeza ladeada. Marcelo se acercó a mi y me dijo:

- Subo esa faldita un poco y renegociamos la máquina?

- Adelante!, le dije, casi sin pensarlo.

Me retiré y el se acerco a Belén, le cogió el borde del vestido y como la faldita era de vuelo se lo subió. Ante nosotros apareció ese delicioso chochito que se veía en todo su esplendor debido a la ligera abertura de piernas. Afeitadito por los labios como a ella le gustaba y con un hilillo de pelo en el pubis.

Nunca me imaginé que esa situación me pusiera tan caliente. Tenía la polla a reventar mirando como Marcelo babeaba enfrente de mi mujercita. Él retornó la faldita a su sitio y yo desperté lentamente a Belén, que tras desperezarse salió del coche. Nos dirigimos los tres al piso de Marcelo en el ascensor. Una vez allí nuestro anfitrión nos mostró la habitación y Belén se disculpó diciendo que tenía sueño y se fue para la cama. Marcelo me llamó desde el salón para tomar la última copa.

- Mira, Tony, voy a hablar contigo serio y sin tapujos. Yo tengo una máquina que negociar contigo y tu tienes algo que yo desearía más que nada en este mundo. Creo que si los dos actuamos en confianza sabiendo los límites de cada uno podremos llegar a un acuerdo que nos beneficiará a los dos.

Yo, que aún estaba bajo los efectos del alcohol, ni me inmuté mientras me lo contaba. Podría decir que mas bien la proposición volvía a ponerme caliente.

Marcelo prosiguió.

- No se trata de follarme a Belén, si no más bien de que ella sea un poquito condescendiente conmigo y con mis necesidades como hombre. Ya sabes que por mi físico ý edad tengo realmente difícil el tema de las mujeres.

- Te entiendo perfectamente, Marcelo, le contesté. Entiendo tu propuesta y estoy de acuerdo en ella, pero me temo que Belén no entrará en este trato.

La conozco lo suficiente como para casi asegurarte que ella no haría nada de eso ni a mis espaldas ni con mi consentimiento.

- Tony, yo creo que sinceramente toda mujer en la situación adecuada puede llegar a ser muy pero que muy puta. Te propongo lo siguiente. Tú no le digas nada a ella, yo le intentaré tirar los tejos a ver cómo reacciona. Si lo toma por el lado bueno, la negociación estará cerrada al precio que tu querías, y si no acepta, tu lo arreglarás para que ella no se lleve una mala imagen mía excusándome en el caso que ella te lo contara. Qué te parece?

- Me parece correcto, le contesté.

Nos dimos la mano para zanjar el trato y nos fuimos cada uno a nuestra habitación.

Por la mañana yo me levanté temprano. Belén se despertó y yo le dije que se quedase durmiendo un poco más, que luego Marcelo la llevaría a la Feria. Que cuando lo sintiese levantarse que se levantase ella también, para que la llevara.

- Ah, y se amable, con él, ya sabes...le dije

- A qué te refieres?

- Bueno, mujer, ya sabes que el tema de la máquina está aún pendiente y...

- Y?..... me dijo

- Solo es un pobre hombre, con que le alegres un poco la vista y seas algo melosa con él pues listo.

- Tú estás loco, me dijo, dándose la vuelta para el otro lado y pasando del tema como si yo estuviese desvariando

Belén

Me dormí dos horas mas y cuando sentí ruido me dispuse a levantarme. Seguro que era Marcelo y le tenía que avisar para que me llevara al hotel a pegarme una ducha y cambiarme. Así que me vestí rápidamente y me di cuenta de que Tony se había quedado con mi tanga la noche anterior y no me había de acordado de pedírselo hoy.

En fin, salí de la habitación entré en el baño y fui hasta la cocina donde estaba Marcelo. Le comenté lo de pasar por el hotel y pareció no importarle si no mas bien todo lo contrario. Me di cuenta que me miraba de forma extraña, más intensamente aún si cabe que el día anterior, pero en fin, yo iba a hacerle caso un poco a mi marido y hacerme la despistada, a ver si conseguíamos ese contrato que tanto ansiaba Tony.

Ya de camino al hotel al sentarme junto a Marcelo la falda del vestido me quedó algo subida, pero la dejé allí para alegrarle la vista un poquito. La verdad es que me hacía gracia jugar con él, pese a que era un tipo de aspecto más bien desagradable, ya que estaba gordo, medio calvo y con barba.

Sería la última persona en el mundo con quien yo me acostaría. Además transpiraba muchísimo, eran las 10 de la mañana y estaba sudando a mares el tío.

Llegamos al hotel y le dije que me esperara tomando algo en el bar, que yo terminaba en 15 minutos. Asintió y subí a la habitación. No llevaba ni un minuto en ella cuando picaron a la puerta. Era Marcelo.

-Perdona Belén, pero me dejé le móvil en casa y no tengo suelto para llamar desde del teléfono público, ¿podría llamar desde aquí?

-Sí, adelante, ningún problema, le dije señalándole la mesita donde estaba el teléfono.

-Por cierto, me dijo, creo que ayer olvidaste una cosa en mi casa, me dijo sonriendo y llevándose la mano al bolso de la chaqueta.

Yo creí morir cuando se sacó el tanga y me lo ofreció.

-Gra..Gracias, dije mientras iba a recogerlo y él retiró la mano quedándose con el tanga y sonriendo

-Sabes? ,me encantan las chicas que no llevan braguitas, y ya que yo las encontré que menos que ponerlas en su sitio, no crees? Todos los negocios pendientes se solucionarían con ese detalle, me dijo.

Por un momento pensé en todas las consecuencias de dejarle ponerme el tanga, y al final llegué a la conclusión que era una tontería que podría solucionar un negocio muy Serio.

-Bien, Marcelo, pero solo ponérmelo y luego se va, de acuerdo?

-Ok, dijo arrodillándose ante mi Acto seguido las desenrolló, cogió mi pie y las metió por él, luego hizo lo mismo con el otro pie sin descalzarme. Luego empezó a subirme el tanga muy despacio mientras la falda del vestido también subía. El cerdo de él me estaba viendo el chochito y no acababa de ponerme el tanga del todo. Me lo subió bien arriba tocándome las nalgas a gusto, y cuando le tocó subírmelo por delante hizo una cosa que me dejó petrificada.

Metió su mano por debajo de mis tanga con la palma hacia arriba y me empezó a masajear la vagina sin contemplaciones y sin darme tiempo a reaccionar.

Yo intenté retirarme hacia atrás pero me tenía cogida por el culo con su otra mano.

- Qué hace, le grité? Y sonriendo y babeando me dijo

- Prepararte este coñito de puta que tienes, ¿es que no lo ves?, y más te vale no gritar por que entonces además de follarte te voy a dar de hostias hasta que te rompa la cara.

Yo no daba crédito a lo que oía. Aquel amable y gordito hombre que había conocido solo horas antes se había transformado en un gordo y seboso viejo verde que me estaba sobando mi intimidad sin ningún reparo. Yo personalmente estaba asustadísima por si me podía hacer daño.

- Desde que te ví por primera vez supe que eras muy puta, Belén, y me dije; ésta tiene falta de una buena polla y yo se la voy a dar, me dijo Marcelo Me empecé a poner muy nerviosa porque veía que el tipo estaba hablando muy en serio. Si no cambiaba la cosa, y no tenía pinta de cambiar, el cerdo de Marcelo me iba a follar en la habitación del hotel. Yo, que solo había estado en toda mi vida con Tony, me encontraba en una situación muy delicada. Por un lado si rechazaba sus planes me veía con una buena paliza y por otro lado si aceptaba sumisamente sus intenciones podía quedar como una buena zorra delante de él.

Y todo esto sin contar con el negocio de las máquinas que aún estaba en el aire. Las variantes eran muchas y Marcelo seguía a lo suyo. Su cara babeante estaba a pocos centímetros de mi chochito y sus dedos se introducían cada vez mas en mi intimidad. Entonces tomé la decisión de fingir que lo pasaba bien para que el terminase cuanto antes e irnos de Madrid lo más pronto posible. Y no contarle nada a Tony, por supuesto.

El caso es que el chochito ya se me estaba empezando a mojar cuando de repente Marcelo se levantó y tocándose el paquete por encima del pantalón me dijo:

- A ver zorrita, ahora vas a ponerte de rodillas delante de mí y me vas a mamar la polla hasta que me corra, vale? Decir esto y sacarse la polla del pantalón fue todo uno. La verdad es que lo que ví me dio bastante asco. Llevaba uno de esos slips de hace 20 años y su amplia barriga apenas dejaba ver un miembro pequeño pero muy grueso. Decidí que aquella era una buena oportunidad para terminar con aquel tema pronto.

Le haría una buena mamada como las que le gustan a Tony y cuando se corriese todo acabaría ya.

Así que me arrodillé delante de él y le acaricié la polla con mis manos, y mirándole a la cara sonriéndole como una chica mala le dije:

- Prepárese señor, porque nunca le van a volver a hacer una mamadita como ésta.

- Así me gusta, puta. Sabía que te iban las pollas pero no tanto. Me dijo mientras me cogía por el cabello.

Así que me metí su pene en la boca. Mis labios estaban pintados y poco a poco le iba dejando manchas de carmín en su aparato. Movía la cabeza arriba y abajo y jugaba con mi lengua como le gustaba a Tony. Mientras hacía todo esto le miraba a la cara y le sonreía. El tipo estaba que no aguantaba más.

- Cógeme la polla con la mano derecha, Belén, que quiero ver como tu anillo de casada me roza la polla.

Al poco tiempo empezó a jadear como una bestia mientras me insultaba y de repente se sacó la polla de mi boca y empezó a eyacular por toda mi cara. El torrente de leche que este hombre echó sobre mí nunca lo pude imaginar.

Parecía una fuente de semen. Yo cerraba los ojos y esperaba que todo terminase, pero aquello no se acababa nunca.

Me llenó la cara de semen, el pelo, el vestido, mi cuello, mis manos....

El torrente de semen era alucinante. Aquel tipo debía llevar esperando este momento toda su vida.

Cuando todo acabó me sentí una verdadera puta, pero el caso es que tenía el coñito chorreando, luego pensándolo fríamente, era la mejor de las opciones que tenía el habérsela chupado a Marcelo.

 

Juan Antonio

(8,80)