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Consejos para que ella tenga su mejor noche

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Pasó la otra noche, no se ni yo que noche fue, ya que fueron muchas “una noche”, todas iguales y diferentes, como son ellas, todas iguales y diferentes.

Que pasó? Como fue? Mejor que hablar de que pasa, de cómo es, ya que es como todo: hay cosas que se aplican a la generalidad (y acá me doy el lujo de obviar ciertas particularidades que dependerán de la creatividad que hay en el aire –esposas, látigos, pañuelos de seda, vidrio molido en las rodillas! hay para todo no?-), un caso ilustra cientos, aunque claro, a veces cientos de casos no necesariamente se aplican a uno. Es un relato que fue y no fue, es la hoja de ruta de la noche perfecta para ella, pero vos manejando.

Es un bar, un after office como muchos mas, vos con tus amigos, y tu espalda rozando con la ella, ella con sus amigas. Giran, y vuelven a girar, sin palabras, pero miradas fijas, la miras a los ojos, en menos de un segundo le decís lo linda que te parece, sin siquiera mover los labios; cada vez miradas mas largas, siempre seguro, porque sabes que tu actitud importa mas que nada. La miras, pero no para que te vea, sino para verla, estudiando cada reacción, hacia donde van sus ojos, como mueve sus manos, como evita tu mirada o la desafía, como gira hacia sus amigas con una leve sonrisa en los labios, al poco rato ya tenés una idea de cómo es, tenés toda la información y tenés que usarla. Te morís por ella, te la imaginas desnuda en tus brazos, o durmiendo a tu lado mientras le acaricias el pelo, te la imaginas paseando por la calle, o solo viendo su cabeza acercarse y alejarse de tu pelvis. Te morís, pero no tiene que saberlo (aunque lo sabe!).

Tenés que lograr la “química”, y lo estás haciendo. No sos insistente ni forzado (porque ya sabes que nada es peor que eso), sos sensual, fuerte y tímido a la vez, rudo y gay al mismo tiempo. Le mostrás que no pretendes invadirla, le mostrás lugares para que ella te invada, logrando poco a poco que se sienta segura, no avanzas, le abrís el camino que la va acercando a donde queres, y mientras le cerras los otros. Ya estas cerca, ya estás en contacto, miradas, roces, por un momento le tomás el antebrazo, pero lo soltás antes de que ella reaccione, le estás mostrando que puede estar segura, y que lo que le parecía es verdad, tenés interés en ella.

Pasó ya tiempo, y es el momento de besarla. Sabés que el primer beso debe ser corto, suave, asegurándote que tenga hacia donde retroceder, aunque no lo haga, el beso es rápido, con los labios entreabiertos, y te aseguraste antes de que estuviesen secos. Te separás y mirás, fijo y seguro, no esperás su respuesta, le decís con tu mirada que está bien, que te gusta y que a ella le gusta mas que a vos, la estas hipnotizando. Ahora te acercas nuevamente, tu cara roza la de ella, como si quisieras decirle un secreto, pero no decís nada, dejás que ella perciba tu olor, tu piel. Te alejás un poco y la dejás con las ganas. Despedite! Le decís que tenés que despedir a un amigo y volverás. No importa si tenés o no un amigo a esta hora, te alejas de tu vista, la dejás con ganas de más, eso les encanta a ellas. Te alejas sin perderla de vista, y volves en unos minutos, suficiente pero no demasiado para que piense que la dejaste, y que las ganas se hagan odio.

Volves a su lado, no la tocás!. Volvés a acercarte a su oreja, y le besas suavemente el lóbulo. Lentamente recorres el camino hacia atrás, ves que su mirada te aprueba, y acercas tus labios a los de ella. Primero entrabiertos, dejandole siempre el control a ella. Ella toca tus labios con su lengua, y vos le respondés, un poco mas fuerte, pero si queres operarla de las amigdalas, porque sabes que no es la forma. Mientras la besas acaricias suavemente su cuello, tocás el pelo de su nuca (y eso le va a encantar, sin saberlo te va a estar comparando con el amor que le daba la mama cuando le cepillaba el pelo de chica, le das algo que le recuerda amor y seguridad), la puerta ya esta abierta. Acercas tu cintura a la de ella, ella quiere que la tomes, pero no lo haces, esperás que te lo pida, con su cuerpo, con su respiración, con sus manos. Ella ya piensa como serás en la cama, y vos estás pensando que los pantalones deberían ser elásticos en la entrepierna.

Todo su cuerpo te pide, pero el premio vale lo que cuesta. El ejercicio te enseñó de señales y tiempos, de cómo saber ese segundo donde tenés que hacer algo, porque las ganas pueden covertirse en resignación y odio tan rápido que muchos hombres no logran nunca explicarse que pasó. Pero vos si sabés como es. Lentamente tus manos la tocan, pero no la agarran. Rozas su cola, que lo sienta, que sepa que es adrede pero que parezca casual. Dejás que sienta tu erección en su pierna, que sepa que tenés más de lo que necesita ahí, y vas haciendo que quiera tenerte en ella.

Ya pasó el momento, y no querés que el momento “se pase”. Las excusas son irrelevantes aca, pero la llevás a su casa. Hablas poco, pero la escuchas, la haces hablar, intentas de que ella hable y hable, y que sienta que la escuchas. Acá sabés que tu sexualidad tiene que ser mínima, tenés que ser su sparring y que ella te pueda contar algo que le causa sufrimientos. No manejas como Reuteman! Miedo y egocentrismo no son buenas vidrieras. Vas tranquilo, y le mostras a ella que aprecias el tiempo. En la cama vas a ser igual, y ella lo percibe.

Llegan a su casa, la acompañas abriéndole la puerta desde afuera, le das la mano para que baje y la acompañás a la puerta de su edificio. Ella espera que te insinúes, que avances, y ya preparó su defensa. Pero no lo haces, solo le decís “gracias por la noche mas linda”, le das un beso en los labios, fuerte y seguro, ni largo ni corto, un minuto basta. De repente te alejas, sin dejar de mirarla a los ojos fijamente, diciéndole que te gusta. Tu mano no suelta la de ella solo hasta que sus brazos se hayan estirado. Te alejás hacia el auto, mientras la ves. Esperás el momento… En cuanto se da vuelta con la llave en las manos vas hacia ella, lento, haciendo que te vea.

Te acercas y le decís “realmente querés que me vaya?” con la seguridad de que quiere que te quedes. No vas a insistir, ya que si no es hoy mañana estará desesperada por haberte dejado ir. Ella te pregunta si querés tomar un café, y vos lo sabés, ya está.

Llegan a su departamento, vos escuchas lo de siempre: “no se que me pasa”, “nunca traje a nadie a mi departamento”, “no puedo creer que estamos aca y recién te conozco”. Ella trata de dar excusas de su conducta, de mostrar que no es fácil. Y vos por dentro te estas riendo, ella no sabe que no tuvo nunca oportunidad de resistirse, jaja, tampoco sabe que a vos te interesa poco si es la Vrgen Maria o trabaja de acompañante.

Ella puso el agua para el café, vos detrás de ella la abrazas suavemente, querés que sienta tus brazos, tu pecho en su espalda, que se sienta protegida por tu fuerza. La besas suavemente en el cuello, luego mas fuerte, luego la girás y la besas en la boca (mientras apagas el fuego de la hornalla para que ruido o el olor del incendio no te vayan a interrumpir).

La guias lentamente al sillón. La sentas lentamente. Te ponés a su lado con tu pecho sobre el de ella, pero si aplastarla, sabés que siempre tiene que sentir que puede liberarse, y se lo haces saber. No tocas su pecho, solo le besas el cuello y le murmurás que te encanta, mientras le tocas el trasero por encima de la ropa. Ella te está haciendo lo mismo.

Lentamente la recostas, con la luz encendida siempre, para poder ver su cuerpo y sus respuestas, todavía no la conocés, y estás aprendiendo cuáles son sus puertas. Sentís sus gestos, su respiración, y la igualas. Ella va a tocar tu cinturón, y con su mano lo soltás, ves que ella reacciona, seguís, pero no te lo sacás, todo queda ahí.

Ponés tu manos sobre su corazón, y le decis suavemente “está todo bien”. La estás hipnotizando. Ellá está en trance, y vos cuidas que el escenario que armó en su mente sea el que tiene delante. Hacés una pausa de uno o dos minutos. Sin que nada pase. Ella precisa respirar, recuperar fuerzas, y tranquilizarse un poco. Sabés que si prendés muy fuerte el fuego se quema el carbón en seguida y no llegás a poner la carne en la parrilla.

Le comenzás a desbrochar la blusa, un botón, luego otro, y ahí parás. Acercás tu nariz a su pecho, tocandolos suavemente, mostrándole que su olor te encanta.

Tomás fuertemente una de sus piernas por encima de la rodilla, y la recorres hasta donde comienza. Presionas varias veces, no muy fuerte, y cada vez vas acercando mas tu mano a su sexo. La dejás ahí, presionando, sin moverla, sólo te asegurás de que sienta la presión en su clítoris, suave y fuerte al avez, pero sin moverla. Volves a besarla, y ahora empezás a alternar presión y soltar en su entrepierna.

Desbrochas totalmente su blusa con la otra mano, y comenzas a besarle el pecho, recorres los bordes de su corpiño con tu lengua, y bajás al abdomen. Lentamente recorres el camino hasta el ombligo, cuando llegás, primero lo recorres por fuera con tu lengua, asegurándote que te vea, dos o tres vueltas, y luego lo penetras con tu lengua, le estas mostrando lo que va a pasar, y a ella no puede no gustarle. Seguís jugando con tu lengua. Te arrodillas frente a ella, tomás sus manos con las tuyas y las sostenés con seguridad y fuerza, mientras rescorres los bordes de su bombacha con tu lengua, bajándola hasta donde llegue cada vez que llegás al medio.

Ahora parás, te parás, te quedás quieto, le estas diciendo que ella es la que quiere que pase, que ella te va a coger y no vos a ella.

Tus manos sin soltar las de ella van a su pecho, le tocas los senos, los tomás como si fueses un corpiño de dedos, y liberás sus manos. Ella comienza a quitarte la ropa, y vos la dejás. Vas haciendo lo mismo que ella. No le quitás el corpiño, solo lo bajas, para que ella no piense que podés llegar lo que la gravedad terrestre le hizo. Ella toca tu pantalón, vos le quitas el de ella, lentamente, le bajas el cierre y de golpe lo soltás para quitarle los zapatos.

Le quitás lo zapatos suavemente, mirándola a los ojos. Cada zapato que quitás va a ser un pie que comenzás a masajear. Le quitás la media, y le besas suavemente los dedos. Luego metés su dedo gordo en tu boca, le mostrás que su sabor y su olor no te dan miedo, y que no vas a tener miedo de ir mas arriba. Haces lo mismo con el otro pie, pero mas rápido, porque ella está esperando. Comenzás a subir, tu cabeza llega a su cintura, y cuando tu cara esta frente a la de ella, sin dejar de mirarla, le comenzás a quitar el pantalón (solo el pantalón), solo le mostras tu intención, y vas a esperar que te ayude. Sabés que es imposible sacarle esos pantalones ajustados sin romperlos, dejás que lo haga ella mientaras vos acompañas sus manos.

En este momoento ambos están en ropa interior, desnudos pero seguros. Acá la abrazas, no tocas sus pezones expuestos, sino que pones tu pecho contra el de ella, y le haces sentir el contacto de las pieles. Ponés una rodilla contra su sexo, pero sin restregar, ella quiere ser tuya, pero no todavía. Si ella te comienza a tocar el amigo, cambia de posición, no le quitas la mano, pero la queres hacer desear mas aun ese pedazo de embutido que ya está por comenzar a dar la vuelta a tu pierna. Seguís besándola y frotando su sexo con tu pierna, que ya sentís mojada en este momento.

Vas a sus pechos, comenzás tomándolos completos con tus manos, y te concentras en el primero. Primero lo recorres por el perímetro con tu lengua, cuando llegás debajo lo levantas, y en el costado te extendés casi hasta la axila. Volves y comenzas a rodear su pezón con tu lengua, pero sin tocarlo toadavia. Ahora vas al otro, y haces lo mismo, pero seguís. Comenzás con besos suaves en el pezón, luego abris la boca y comenzas a comerle el pecho, cerrando hacia el pezón, pero sin morderla, aunque haces que sienta levemente tu dientes. Ahora nuevamente vas al otro pecho, haces lo mismo, y acabas de notar que responde mas al izquierdo que al derecho, ahí vas a concentrarte en adelante.

No cerrás los ojos mas que por momentos, solo para mostrar placer, pero siempre la mirás, mostrándole que es ella la que quiere, la que maneja la situación.

Ahora bajás, comenzás a recorrer todos los borde de su bombacha con tu lengua, los bordes de las ligas de sus medias (que sabes que no le vas a quitar en ningún momento). Comenzás a recorrer los lados de su vagina con tu lengua, comenzás a tocar su clítoris con tu nariz, siempre tocando sus manos. Corres un poco su bombacha y recorres la línea de su entrepierna, por dentro, subiendo, hasta el clítoris. Comenzás ahí, con tu lengua, estando fuera de tu boca, comenzás a bajar y subir la cabeza, suavemente, lentamente, mientras presionas suavemente hacia abajo y arriba su clítoris. Bajás y subís, bajás y subís, querés que ella disfrute, sabés que hoy es su noche, no la tuya. En algunos momentos bajas un poco mas, llevando tu lengua hasta su orificio, pero sin penetrarlo. No es eso lo que ella quiere dentro.

Seguís besando su clítoris, alternando tu lengua con besos en que tus labios cerrados rebotan contra él. Con una mano tomas su teta izquierda, la que ella mas siente, la tomás con seguridad, completa, presionando su pezón entre el medio de tus dedos, no con la yemas sino simplemente con el medio de los dedos.

Ahora tu otra mano baja, separás a un lado su bombacha, y tu índice lentamente presiona sobre la base de su orificio. Lo ponés con la llema hacia arriba, y presionando lentamente hacia abajo lo haces penetrar un poco, no todo, solo querés llegar a ese lugar que conoces. Doblas tu dedo que ya está dentro, como si fuese un anzuelo, buscas el punto, sabés que está hacia arriba, delante de su pelvis, y que se siente rugoso. Lo encontrás y lo tocás suavemente. Comenzás a mostrarle lo que sabés. Solo doblando tu dedo, comenzás a hacer una leve presión en ese punto y soltás, presionás y soltás, y compañás por fuera con tu lengua en su clítoris. Ambos presionan, ambos sueltan. Y vas a seguir, dedos, lengua, manos en el pecho, pones un par de dedos de tu otra mano en su boca para que los chupe, dejas que se de el gusto, que piense que son otra cosa. Los sacas y haces que ellos reemplacen a tu lengua (que ya está exhausta). Vas a besarla en el cuello sin dejar lo que estás haciendo, mientras gemis suavemente, sabes que eso es imposible de resistir, ella esta gozando, y viendo que vos también, si sentir que queres partirla al medio, mañana va a pensar todo el día que nunca estuvo con nadie como vos.

Comenzás a sentir que se viene, dentro, su vagina comienza a ampliarse, como una bolsa que se infla, acá la tocás un poco mas fuerte, no mucho, y al ritmo que ella te muestra con contracciones, de golpe su vagina crece y se achica, con varias contracciones, sabés lo que eso significa. Lentamente quitás tu dedo de dentro, bajás tu cabeza, le das un suave beso en el clítoris, y metés suavemente tu lengua en su orificio, la levantás arrastrando hasta el clítoris, y la dejas presionandolo, sin moverlo ya que le molestaría en este estado, para que su orgasmo se largo. Esperás un minuto, y te retirás.

La abrazás, le acaricias el pelo, y le repetis cuanto te gusta y que linda que es.

Volves a besarla, esta vez frente a ella, y comenzas a fortar a tu amigo contra su entrepierna, si penetrarla, sin siquiera quitarte el calzoncillo. Ella te lo agarra, fuerte y descontrolada, vos le tomas la mano, la acompañas a que te lo agarre, y le mostras como querés, la presión, el movimiento, le mostrás que tenés ganas de que ahora ella participe.

No mucho, no queres que todo termine aca, aunque sabes que podes echarte 3 o 4 sin siquiera necesidad de descansar, pero no es la idea en este momento. Alejas un poco tu entrepierna, tomas un preservativo, te quitas los calzoncillos y te lo colocas, pero siempre tapando la operación manteniendo tu cuerpo pegado al de ella, mirándola a los ojos mientras lo haces. Cuando terminás tomás su mano y haces que tome el medio de tu pene, querés que sienta que lo tenés puesto, y que se de cuenta de todo lo que tenés.

Ella está explotando, lentamente lo frotás en su entrepierna 1 o 2 veces, y la penetrás, suavemente, lo moves una o dos veces dentro, y te quedás quieto, dejándo que lo sienta, que se acostumbre a tenerlo. Comenzá a meterlo y sacarlo, especialmente haciendo que la cabeza se mueva en la entrada de su vagina. A veces la penetras mas, pero con cuidado, si intentás meter todo sabés que le va a doler, y no es lo que querés, vas probando de a poco (tal vez sea de los pocos casos que te tocaron en que todo entraba, pero no es el momento para investigarlo).

Girás lentamente para que ella esté encima, para que controle la situación y los movimientos, te va a dar una clase de “asi me gusta”. Anotas, ritmo, fuerza, que hace, y lo vas a usar después. Separás un poco sus nalgas y la ayudas en sus movimientos, luego las soltas, y la acaricias con suavidad. Y seguis asi. Ya sabés lo que quiere, ahora la llevás hacia vos, la abrazas, ella encima de ti y los pechos pegados, sin soltarla, comenzas a meterla y sacarla, suave primero, fuerte después, y mas suave luego, sus ritmos son diferentes a los tuyos, y son los que importan.

Ahora la tenes mas cerca, mientras la penetras la besas, y haces que sienta que esta haciendolo bien, le decis frases cortas, como “que lindo”, “que bueno”. Sin detenerte comenzas a tocar suavemente su otro orificio con la yema de uno de tus dedos, ves que no te lo quita, así que seguís. Lo mojas en tu boca y volves al mismo lugar, pero esta vez, la yema presiona suavemente, hacia adentro y hacia arriba, y el dedo penetra, solo uno o dos centímetros, sabes que es mas que suficiente. Ella sigue, vos seguis, volves a mojar el dedo, esta vez junto al de al lado, y volves a introducirlo, pero no uno sino dos, solo un poco, casi sin querer penetrarla, mientras seguis pentetrandola con ritmo suave pero seguro por delante, comenzas a separar y juntar levemente los dedos que introdujiste en el otro orificio. La mirás y ves que va a explotar, eso es justamente lo que querés.

Ella esta a punto de llegar, pero piensa si esta haciendo todo bien, y quiere como muchas que vos también acabes, como si eso importase! Pero le vas a dar el gusto, vas a regular el momento de su orgasmo. Solo tenés que indicarle en que momento estás, y ella irá hasta ahí. Le vas a decir que ya no aguantas, que vas a acabar, y ella va a comenzar que le sucede lo mismo, lo repetis, en vos suave y baja, pero cada vez un poco mas fuerte. Querés penetrarla a toda velocidad, pero querés que sea la noche de ella, así que seguís su ritmo, cada vez mas lento, cada vez mas adentro.

De repente ella comienza a tener un orgasmo, en un primer momento con contracciones. Ahí quitas tus dedos del ano, y la tomas suave y fuerte del cuello. Le haces saber que vos también estás acabando, y sentís como todo dentro de ella se abre, como te absorbe como una aspiradora. La penetras hasta el fondo, y te quedás quieto ahí, sin moverte, abrazándola hacia vos con fuerza.

Esperas… esperás que su respiración se tranquilice, que ella sola haga algún movimiento. Ahí retiras suavemente tu pene, y decís algo como UAU!. La abrazas, y le acaricias el pelo.

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