Nuevos relatos publicados: 13

Un regalo para ti - Segunda parte

  • 5
  • 13.041
  • 8,83 (30 Val.)
  • 0

La noche aun es joven como tú, bella e iluminada, la noche mas bella que hubiese podido contemplar es cuando por fin pude darte el regalo que tanto había planeado, cuando la mujer mas bella que hubiese podido conocer se a entregado en cuerpo y alma a mi.

Has ido y regresado al Nirvana, reposas exhausta, fundida en la cama, bañada en sudor y placer; apenas puedes respirar y me doy cuenta de ello; lentamente me salgo de ti, tu cuerpo aun se mueve de manera errática, creo que será necesario que descanses un poco, a fin de cuentas, tenemos aun toda la noche.

Me dirijo al rustico sanitario de la cabaña, en una palangana con agua destrozo delicadamente con mis dedos los pétalos de algunas rosas que aun sobrevivían y empapo una pequeña toalla con ello, huele exquisito; regreso a ti, aun estas recuperándote en la cama, con tus ojos cerrados, respirando aceleradamente, con dificultad, brillando con la luz de mil estrellas, de las velas que te rodean.

Lentamente me acerco a ti, tomo la toalla y delicadamente te voy aseando con ella, comenzando por tu rostro, hacia tu delicado cuello, bordeo tus pechos sin tocar los pezones, bajo lentamente por tu pecho, tu abdomen, pongo especial énfasis en tu vulva y los vellos que la resguardan, limpio detalladamente cada pliegue, cada orificio, cada volumen de tu sexo; parece que la toalla es demasiado áspera para esa zona, pero no parece molestarte demasiado; desciendo por tu muslos lenta y pausadamente, percibiendo ahora el sutil aroma de rosas que despide tu piel.

Al llegar a tu plantas sonríes, te sorprendo con leves cosquillas, parece que ya has regresado a este mundo; - "Aun te falta la mitad" - dices mientras te sientas para ponerte boca abajo. Comienzo a recorrerte con la toalla nuevamente desde tu cabeza, ahora también limpio tu cabello y desciendo lentamente mientras beso cada parte que ya he tocado; no tarda mucho en que tu excitación regrese.

Al llegar a tus glúteos no puedes disimularlo mas y nuevamente comienzas a gemir delicadamente, de una manera tan sensual que tengo que dominarme para no penetrarte en esa posición, en cambio, recorro delicadamente con mi lengua la linea que resguarda tu ano, te sorprendes pero no pronuncias palabra, siempre te ha encantado que sea un poco sucio en algunos momentos.

Comienzo a estimular tu esfínter con la lengua, a bordearlo con la punta, sin entrar, mientras tus gemidos cada vez se hacen mas evidentes; quizá, sin quererlo, atrapas mi lengua entre tus glúteos por un rápido movimiento, por ello te doy una delicada nalgada y en el acto me sueltas.

Continuo descendiendo, ¿estarás tan extasiada como yo en estos momentos? por tus movimientos supongo que mas.

Ya en tus plantas, comienzo a abrir tu piernas y a subir lentamente, pegado a la cama, entre tus pies, tus piernas, tus muslos hasta que la punta de mi lengua alcanzo la entrada de tu vagina y comenzó a jugar en ella. Suspiraste fuerte y poco a poco comenzaste a morder la indumentaria de la cama que estaba a tu alcance, poco a poco tu éxtasis volvió a su punto mas alto.

Ya sin descaro y a gritos, comenzaste a gritar una y otra vez - "Entra en mi... ya... entra..." - tus suplicas tocaron rápido mi corazón... era lo que mas deseabas en ese momento; me retire de tu lado y en esa posición que guardabas, deslice mi pene por en medio de tus glúteos, hasta llegar a la entrada de tu vagina y de su solo golpe me hundí lo mas profundo que pude, estabas hirviendo por dentro, sentía como cada centímetro de ese candente túnel me exprimía, me aprisionaba, como si acaso se tratase de peristalsis, tu vagina parecía querer engullirme, jalar todo mi falo hacia su interior y nunca mas dejarme salir.

En contra de mis deseos y los tuyos, pude salirme de ti, te puse de lado y levante tu pierna derecha, me senté sobre tu muslo izquierdo y continuando con la labor, te volví a penetrar en esa posición, mas fuerte, mas rápido, mas adentro; un gracioso ruido a chapoteo se mezclaba con tus gritos cada vez mas sonoros de placer, mientras tanto, con una de mis manos tomaba fuertemente tu pecho derecho y con la otra masajeaba delicadamente tu esfínter anal.

Volviste a llegar varias veces mas y yo estaba a punto de hacerlo; de pronto, mi dedo indice izquierdo logro entrar a tu ano, tuviste un grandioso orgasmo como pocas veces habías tenido, tu vagina se contrajo con tanta fuerza que a manera instintiva para vencer su resistencia mis movimientos se hicieron mas violentos, tanto que sin pensarlo me salí de ti, derramando toda mi esencia entre tus muslos, quedando bañados al igual que la esa ensortijada mata negra que cubría tu sexo...

Quedaste exhausta y entre exhalaciones apresuradas y gemidos cada vez mas quedos, te quedaste dormida; me quede a tu lado, con el pene enrojecido y aun derramando semen, estaba feliz, te había amado hasta el cansancio.

Una suave luz entraba por una ventana y una sensación cálida y agradable en tu sexo te despertó, abriste lentamente los ojos y me viste de nuevo en tu entrepierna, sentí tu despertar y voltee desde abajo para ver tu linda sonrisa - "Es hora de desayunar" - te dije con una sonrisa mientras me asomaba por encima de tu monte de Venus - "Tu ya empezaste" - respondiste tiernamente con una leve risa.

Al lado de la cama un esplendido desayuno rustico adornado por esas rosas roja que tanto te gustan alrededor del plato, te lo acerqué y te bese tiernamente: - "Feliz cumpleaños amor, espero que te gustara tu regalo"- tan solo asentiste; aun faltaba todo un día para regalarle antes de volver con el viejo general de tu padre. Aun estabas sorprendida de como te pudo haber dejado ir, pero eso, no tenias porque saberlo...

(8,83)