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Nunca digas, nunca más..Las Infidelidades de Esthe

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Hola soy Esther, la de Las Infidelidades de Esther… y les debo confesar que por cosas que uno a veces le da con analizar, había decidido ya no volver a serle infiel a mi marido… Una vez decidido, que me olvidaría de mis andadas, se me ocurrió la gran idea de invitar a mi marido a un hotel. Pensé que unas vacaciones solo para nosotros seria ideal, así que busque un destino turístico que fuera exótico, que invitara a las aventuras, a vivir intenso y después de mucho buscar conseguí el sitio perfecto.

Coordinamos todo y partimos. Llegamos al hermoso hotel en unas cinco horas, la verdad que era impresionante. Aquellas palmeras adornando su entrada, estas únicas columnas en la entrada del mismo, sencillamente daban un toque de majestuosidad. Habían puentes que invitaban a recorrerse tomados de la mano de tú amor, quizás viendo como el sol se ocultaba, dando paso a la bella luna. Miles de flores serpenteaban en hermosos jardines, después de los puentes unas hermosas barritas, para quien deseara un afrodisíaco adicional a tan perfecta escena, la realidad que era un hotel de ensueño. El diseño arquitectónico era estilo victoriano, a decir verdad, cuando ví las fotos me pareció precioso, pero sobre todo me pareció el paraje perfecto para reiniciar aquello tan hermoso que siempre habíamos tenido y que en un momento dado sin darnos cuenta se perdió.

Entramos, nos registramos, se nos guió hasta nuestra habitación y mi marido me invito a pasear por tan bellos pasajes, a lo que accedí gustosa, pues quería saber que otras maravillas tenía aquel hermoso lugar. Vimos la piscina, la verdad siempre me ha gustado el agua, el mar, las piscinas, pero nunca había estado en una tan grande, aquel diseño parecía bordear el hotel, llegando hasta la playa que se divisaba un poquito más allá. En la misma también tenían puentes para quienes quisieran admirar el escenario sin mojarse, en el centro de la misma, incluso había una barrita para quien no quisiera salir del agua, ni a buscar una bebida refrescante. Seguimos andando, aunque no sin mucho trabajo de parte de él pues les puedo asegurar que la belleza de la piscina casi no me deja respirar, solo provocaba correr y sumergirnos en ella, casi a rastras me llevo, cruzando otro puente llegamos al área de la playa, vimos una gran chorrera que caía de la piscina directo al mar, observamos un sin fin de actividades acuáticas, desde buceo, jet skys, el inmenso guineo que iba cargado de al menos 10 personas, brillaba según recorría toda la orilla del mar. También nos percatamos que había un área de la misma reservada para quienes quisieran ir desnudos, o lo que se conoce como nudista. Mire a mi marido, viendo como casi se atraganta, y es que mi marido es muy conservador, jajaja él fue criado muy a lo católico, entonces a veces se escandaliza, pero poco a poco lo trato de hacer entender las nuevas costumbres, incluso yo misma le digo: "Mira, vistes aquella hermosa dama casi desnuda." – el se sonríe pues sabe que tiene suerte de no tener una mujer celosa a su lado, que no le permita ni mirar, que incluso son capaces de formar un drama por observar lo que con tanta facilidad hoy día se exhibe.

Así seguimos caminando hasta que ya de regreso, vimos un edificio más pequeño algo discreto, pero igual de bello que todo el hotel. De repente sentí curiosidad, y halando a mi marido nos dirigimos hacia el edificio. Justo al entrar un área destinada a recepción, pregunte que era y me indicaron que era el Spa, ahí se hacían miles de cosas y entre ellas se daban masajes… Masajes, decirles que toda la vida he soñado con un masaje ufff… a mi mente llego rápido algo que siempre había deseado pero que todavía no había podido vivir, experimentar… no tenía ni idea si allí lo harían pero preguntar no mataría… eso sí tenía que buscar la oportunidad. Así que con "esto" en mente concerté una cita de inmediato. La masajista, quien por cierto era una hembra muy hermosa, me miro de una manera intensa y me indico que podría ser de inmediato, que solo tendría que esperar unos minutos pues no tenía nadie más esa tarde. Mi marido no podía entender mi urgente necesidad de un masaje, pero en fin, después de un rato cedió, eso si, él no participaría bajo ningún motivo del mismo, así que al ver su determinación no insistí, más bien coordine con la masajista cuanto tardaríamos y sabiendo esto ya, le pedí que volviera una media hora antes.

Una vez decidido esto, mi marido me dio un besito, como siempre en mi trompita y pronto se marcho… andaba entusiasmado con unas competencias de pesca que estaban dando, eso sí, antes de irse le recordé la hora exacta en que debía regresar. Y con paciencia me senté a esperar mi turno. Mis ojos recorrieron el lugar, el lugar invitaba a la paz, los tonos de un suave color pastel, en la pintura del lugar usaron la técnica del marmoleado y la verdad era hermoso, en el sitio se escuchaba una música suave instrumental que invitaba a la relajación total. Al cabo de media hora me llamaron, algo presurosa me dirigí al cuarto que me señalaron. Ya dentro la masajista que al llegar yo, me había mirado de una manera muy intensa me dijo: "Desnúdate y acuéstate boca abajo" – no puedo explicarles el porque, pero esto me produjo una sensación de excitación intensa, y algo nerviosa hice lo que ella me ordeno.La verdad como ya mencione, nunca había hecho esto antes, por lo mismo no sabía como actuar, por lo que decidí simplemente obedecer.

Al acostarme ella puso una toallita pequeña sobre mis nalgas, y debo decir que apenas si las cubrían, pues como he dicho en varios relatos, soy muy ancha de caderas, y mis nalgas, definitivamente es la parte de mi anatomía que más orgullo me causa, pues son increíblemente grandes. De inmediato sentí un par de manos en mi espalda, comenzando ella su masaje. Sus manos bajaban por toda mi espalda casi hasta el comienzo de mis grandes pompas. Cada vez que yo sentía aquellas manos rozando mis pompas se me aceleraba el pulso. "Me llamo, Kasandra y tú? – me dijo, preguntando a la vez. "Me llamo Esther" -- le conteste. "Esta es tú primera vez, cierto? Al asentirle con mi cabeza ella de inmediato me dijo: "Te tratare de una manera muy especial, ya veras, no te arrepentirás. Cualquier cosa adicional que quisieras, solo tienes que pedírmelo estamos?" – no se porque, pero para mi, creí escuchar una cierta manera de decir, quizás un cierto énfasis al mencionar cualquier cosa adicional…

Oía como ella se untaba la loción para luego recorrer mi piel, las manos de ella comenzaron a trabajar la zona de mis piernas y subían. Una y otra vez sus manos masajeaban mis muslos, pero pronto comencé a notar que la mano de ella entraba bastante entre mis muslos, llegando hasta mi conchita varias veces, cosa que me tenía verdaderamente caliente. Ella seguía trabajando sin parar, aquel par de manos comenzaban a amenazar mi salud mental, pues mi excitación iba creciendo tanto que pronto sentí mi chochita bien mojada, de tanto rozármela "de una forma accidental". De repente su mano se movió y sentí perfectamente cuando sus dedos palparon mi chochita, y ya no pude resistirme me volteándome le cuestione: "Tú, das masajes eróticos? -- ella me miro de una forma penetrante, tan intensa que me ruborice. "Si, los hacemos también… sabes algo? Desde que te ví me dio la impresión de que eres ser una morena muy caliente." Al decirme esto miro mis pezones que estaban muy paraditos, y reclamaban atención, sus manos se dirigieron a ellos y sin más me rozo las puntas de mis pezones, ya no pude evitar un gemido… "Ahhh, me tienes a mil con este masaje." – le confesé mirando su boca. "Puedes estar segura que aún no comenzamos, ya veras, ahora ponte de frente y acuéstate así boca arriba mi reina dale." Al decirme esto de inmediato me acosté quedando mis senos al aire. De inmediato sus manos comenzaron nuevamente su labor, esta vez sobre mis senos, mis pezones estaban tan duros, completamente erectos, reclamando atención inmediata, cosa que ella entendía, pero que ignoraba mientras seguía su masaje celestial, mi cuerpo sintiendo mil sensaciones, era como si electricidad recorriera el mismo, pronto comencé a contorsionarme.

Kasandra seguía trabajando intensamente, aquellas manos eran maravillosas y pronto las sentí entre mis muslos una vez más pero en esta ocasión me despojo de la toalla, quedando así mi monte de Venus a su entera disposición. Sentí como sus extremidades me exploraban, como ellas con discreción me abrían las piernas. Mi mente ya no pensaba, solo mi cuerpo sentía y aquello que estaba viviendo era increíble, mi ser había tomado vida bajo aquellas manos expertas, y me dejaba llevar solo por el primitivo deseo de Sentir, disfrutar. Sus dedos pronto comenzaron a recorrer mi concha, todos mis labios vaginales, ella se estaba dando gusto tocándome toda, su mano me apretaba mi chochita, y sus dedos pronto se deslizaron en mi interior. "Ahh ahhh ahhh" – se escapaba una y otra vez de mi boca, mi cuerpo a la vez en su loco baile, ya incapaz de detenerse. El sentir sus dedos penetrándome era increíble, una sensación que me enloquecía… Ella metía sus dedos profundo en mi cuevita y luego los sacaba y los llevaba hasta su boca, una vez ahí los succionaba suave para que yo viera su deleite.

Después de haber hecho el amor con Sherezade, esta erótica experiencia me estaba enloqueciendo, pues debo confesar que ciertamente al vivir lo vivido junto a Sherezade ufff solo podía desear más. Pronto ví como se agachaba, llevando su rostro hasta mi cueva. "Ahh ahhh, Dios, ahhh, síí, que rico, sigue por favor." – gemía, pedía, completamente dominada por aquellas sensaciones, cuando al fin sentí su lengua: "Ahhhh, ahhhh" – su boca se posesiono de mi monte de Venus y absorbía, entrando una y otra vez en mi. Ya sintiendo su lengua fuerte, rápida, abriendo su camino hacia mi centro, lamiendo todos mis jugos, como si la vida se le fuera en ello, no pude evitar sentir como se adueñaba de mi cuerpo, esta tensión tan intensa, mis muslos sentían recorrer este orgasmo tan intenso que me sentía como cayendo en un abismo sin fondo, pero sabiendo que nada malo pasaría, todo lo contrario solo ricas sensaciones. Ya así mi cuerpo en un loco vaivén, ella lentamente se fue incorporando, y subiendo hasta mis senos, se posesionaron de mis pezones con una ferocidad que parecía acabar con ella. Poco a poco me incorpore, quedando sentada frente a ella, y ella seguía mamando mis pezones, su lengua, sus dientes ufff que sensación, me daba pequeños mordiscos, y ya no pude quedarme pasiva.

La tome por su barbilla, levantando su rostro, la mire. Su belleza era increíble, era de tez muy blanca, su pelo muy corto castaño y rizado, su boca de labios grandes, "Dios, que boca tan chula, mi reina." – y sin más la bese. Mis labios se acercaron a los de ella muy suave, tentando, explorando, mi lengua comenzó a recorrer sus labios en una abierta invitación, muy suave fui entrando en su tan dulce manjar, mientras mis manos le quitaban su uniforme, uno a uno mis dedos quitaron los botones, sin por un momento soltar su boca. Ella se dejo hacer también, y ahí pase a ser yo entonces quien le hacía. Tan pronto le quite la blusa quedaron estos hermosos senos al descubierto, eran muy blancos, de grandes pezones. "Ahhh, Dios mío que rico pezones tienes mi reina, no sabes cuanto deseo mamartelos," – diciendo esto la mire muy fijo, ella entreabrió sus labios, dejándome ver que su deseo era tan intenso como el mió. Sin más baje mi rostro, mi boca se adueño de aquellos botones hermosos que exigían ser poseídos. A la vez que metía aquel hermoso botón completo en mi boca, lamiéndolo, mordiendo suavemente, mi mano bajó, subiendo su falda y palpando. Ella tenía un tanga que apenas le cubría su chochita, por lo que, con poco esfuerzo, lo rodee y mis dedos pronto suavemente se deslizaron dentro de su cuevita. Que intensa sensación, estaba increíblemente caliente su interior. Sus jugos corrían entre mis dedos, mientras estos entraban más y más dentro de ella.

Muy despacio, sin hacer ningún ruido un hombre había pasado al sitio donde su mujer recibía un masaje, poco imaginaba él la escena que enfrentaría. Al dar varios pasos se encontró con esta única imagen donde dos mujeres sencillamente se estaban poseyendo de una forma salvaje pero tierna a la vez, se tocaban, sus labios se unían, sus manos no se aquietaban por nada, solo recorrían. El como todo hombre siempre había gustado de ver en películas mujeres juntas haciéndose el amor, pero jamás imagino verlo así tan cerca, en primera fila, pero al levantarse pudo ver que la que estaba recostada, pudo ver que se trataba de su mujer, Esther… "No puedo creer esto, Esther… con otra mujer, con otra mujer y haciendo de todo, ufff…"—pensándolo bien recordó, cuantas veces ella, Esther le había pedido que vivieran un trío, él siempre supo que su bella dama era una mujercita bien caliente, es más a veces ella era quien lo volteaba como una media a él, y no es que él hubiera perdido el apetito sexual, sino que su hermosa mujercita, es puro fuego, muy caliente, casi inagotable… y pensando en esto dio varios pasos adelante… "Tengo que complacer a mi bella dama, no puedo dejar pasar esta ocasión y regalarle el que ella haga el amor, conmigo y una hermosa mujer a la vez." – y pensando en esto se aproximo a ellas quitándose la camisa, llego hasta la camilla donde, Esther se encargaba de los hermosos pezones de la masajista, ella al oír pasos levanto un poco la vista, y a medida que él se acercaba ella comenzó a lamer con más fuerza aquellos pezones, Kasandra sintió alguien que se le aproximaba a sus espaldas, y con el rabillo del ojo noto que era el esposo de Esther. Aquel ejemplar no estaba nada mal, era de anchos hombros, y un bronceado envidiable, parecía un Dios griego… y ahí estaba él ahora, bien cerca de ella, justo detrás, parecía buscar un sitio entre sus nalgas.

Esther lo vio acercarse y solo pidió a Dios que se uniera, que le regalara esta experiencia que ella tanto quería vivir. Y cuando lo vio acercarse a Kasandra, sobre todo cuando observo como él, suave se metía entre las nalgas de ella, pensó: "Sííí" – y ya así ella busco nuevamente la boca de Kasandra y se posesiono de ella con fuerza, Kasandra no se quedo atrás y con gran ímpetu tomó a Esther de las nalgas uniéndose a ella, quería que sus pechos quedaran juntos, mientras que él tenía agarrada a Kasandra con una mano por su chochita, con la otra se bajaba los pantalones, y sacaba aquella verga, que viendo aquellas hermosas damas casi devorándose la una a la otra estaba tan tiesa, que parecía a punto de estallar. Kasandra levanto sus pompas, abriendo sus piernas, a la vez que se inclinaba un poco, ofreciéndoselas, para que este no dudara un segundo. Ante tan bella invitación no pudo más que echarle un poco de saliva entre sus nalgas para lubricar tan preciado regalo, y guió su enorme verga hasta aquel orificio anal nuevo para él. Primero asomo su cabeza, ya viendo como Kasandra comenzaba a culear un poco impaciente, se dejo llevar y metió su tronco de una vez. El no podía creer lo estrecho que se sentía aquel hermoso culito, y con los constantes movimientos de Kasandra, no pudo evitar estremecerse, por un lado Kasandra culeando y de frente Esther besando, tocando y poseyendo a Kasandra con sus manos, y sin más Kasandra comenzó a temblar explotando a la vez que el también la llenaba aquel trasero de semen.

Kasandra sonriendo, se posesiono de la boca de Esther mientras que a la vez la empujaba a la camilla nuevamente, ya recostada, se movió haciéndole señales a su esposo para que se ocupara de su conchita, mientras ella se dirigía a su boca, besando, lamiéndola, pues ya entendió bien que Esther le fascinaba sentir, así que su lengua recorrió todo su rostro, encaminándose hacia sus orejas, aquel punto erótico donde no se podía evitar el suspirar cuando se le festejaba. Sus manos se adueñaron de los hermosos senos de Esther que por cierto, no eran para nada pequeños, más bien, más grandes que pequeños y comenzó a estrujarlos con fuerza, agarrándole los pezones con tanta fuerza, que el dolor se mezclaba con el placer. En tanto él marido le abrió sus piernas y comenzó a rozarle con los dedos, él bien sabía cuanto enloquecía a Esther que exploraran su chochita, y se dio gusto, sobre todo cuando sintió lo húmeda que ella estaba, no pudo evitar enterrar su rostro oliendo su aroma de hembra, su lengua comenzó a entrar en aquella cueva, que él sabía muy bien lo caliente que era. Mientras tanto, Esther ya no podía contenerse, el sentir como Kasandra la besaba, intentando sacarle hasta el alma, y aquella mágica lengua de su marido, ufff la estaba enloqueciendo, su cuerpo comenzó a tensarse, a convulsionar en espasmos preorgasmícos, y ya viendo a su bella esposa cayendo en ese mar de sensaciones, pronto saco su lengua, y metió su verga fuerte de un solo golpe, uniéndose los culeos, de Esther hasta que esta comenzó a gemir primero, luego gritar ya que no podía dominar aquel intenso orgasmo que estaba viviendo. "Ahhh ahhha ahhha ahhahah" –gemía y gritaba Esther sin poder detenerse, su cuerpo preso de intensos temblores, su esposo sintiéndola sumergida en tal vorágine, no pudo más que estallar dentro de ella llenándola con su semen caliente. Kasandra viendo la expresión en el rostro de Esther no pudo menos que sonreír, al ver los intensos espasmos que aquel fuerte orgasmo produjo en ella.

Luego de recuperarnos de este encuentro tan caliente y excitante no pude evitar sonreír cuando mi marido, saliendo de la habitación se volteo hacia Kasandra y le dijo: "Reservanos tú último turno mañana, queremos repetir el tratamiento de hoy."

Y fue así amigos, como viví otra infidelidad, justo cuando ya había decidido que Nunca Más!

(9,20)