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Perdiendo la inocencia

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Mi nombre es Camila, soy una veiteañera, guapa, y alegre, con ganas de vivir. Pertenezco a una buena familia y en el entorno en que me muevo hay que guardar las apariencias.

Desde pronto comencé a salir con chicos, y a estas edades, de hormonas disparatadas, no te duran los novios si no les das sexo. Pero la verdad es que no me apetecía mantener relaciones hasta que pasara cierto tiempo y saber a donde me llevarían los noviazgos que iba teniendo, vamos que no soy de las de polvo el primer día. Así que para tener a mis parejas contentas, sin llegar al coito, pensé que la solución, aunque no me gustaba demasiado, podría ser hacerles sexo oral, y funcionaba! al menos durante un tiempo, hasta que fui yo la que cambié, y me volví adicta.

De pronto ya no me duraban los novios, pero era yo quien los dejaba, no había pasado un mes y ya me aburría del mismo pene, del mismo sabor, de la misma forma, comencé a ir a la disco con mis amigas, y a acierta hora me demarcaba del grupo; buscaba todos los fines de semana algún chico que me llevara a los aparcamientos, era perfecto para mi, barra libre, cada fin semana estrenaba pene. Pero en seguida se corrió la voz, todos lo sabían y venían a buscarme, sentía que las cosas se me iban de las manos. Una noche acababa de hacer mamada en el aparcamiento, el chico había despistado a su novia que estaba bailando, se corrió en a penas un minuto y se fue dejándome verdaderamente caliente, entonces vi a Pablo, ya le había hecho “un trabajito” unas semanas atrás, me reconoció y me sonrió, iba con un amigo y se acercaron a mi. Pablo es un tipo muy agradable y guapo, a su amigo se le veía bastante tímido, comenzamos a charlar a acabamos en mi coche los tres charlando, pero sabiendo que iba a suceder algo, la tensión se notaba dentro de aquel coche, yo nunca daba el primer paso, y su amigo tímido, del que nunca supe su nombre, era puro nervio, entonces Pablo rompió al fin el hielo.

-Oye Cami, ¿Cuánto nos cobrarías por chupar dos pollas a la vez?

Aunque logré contenerme, mi primer impulso fue darle un guantazo y echarlos del coche.

-¿Qué dices cabrón? ¿Has creído que soy una puta?

-Perdona, perdona, yo no quería…

-Eres un cabrón Pablo!

-Joder, no te pongas así, no quería ofenderte.

Su amigo estaba petrificado, el pobre tenía una cara tan patética, que me dio pena, y comencé a reír.

Los dos amigos se miraron, y yo comencé a darme cuenta, de que estaba excitada, la idea de mamar dos pollas a la vez ya estaba en mi cabeza desde que entramos los tres en el coche y tenía  el corazón acelerado, pero fue que me quisiera pagar como si fuera una puta… lo que de veras me estaba excitando, soy una puta pensé, y me excitaba la idea. Y de pronto, no sé cómo fui capaz, pero lo dije:

-40 € y os la chupo a los dos

Pablo sonrió, su amigo se quedó sin respiración, yo no podía esperar ni a que dieran una respuesta, lo haría de cualquier formas, aunque fuera gratis, me daba igual, el calor me subía por el cuerpo y estaba taquicárdica, Pablo se bajó los pantalones y calzoncillos hasta los tobillos mientras yo le bajaba la cremallera a su amigo, la polla de Pablo ya la conocía, tenía curiosidad por ver la nueva; y vaya herramienta que gastaba el calladito, debía tener 20 cm, y era gruesa, con las venas marcadas, mmmmm, me mojé inmediatamente al verla, casi no tenía vello, comencé a meterla en la boca, tan dentro como podía, pero era imposible engullir aquel rabo, lo lamía con desesperación, le bajé nerviosa los pantanos hasta los tobillos, quería tener fácil acceso a su huevos, mmmm que rica dios mío!!

-Eh! que yo también pago!

Me había olvidado de Pablo, me giré hacia él sin dejar de masturbar el otro rabo, lamí y mamé, le pasé la lengua cerca de su ano, a Pablo ya lo conocía y me propuse acabar pronto con él, quería centrarme en su amigo, así que le masturbé haciendo giros con mi manos mientras sorbía, mmmm que placer tan indescriptible es mamar, todo eran gemidos en el coche… no podía con tanta excitación, entonces el tímido sin previo aviso se corrió en mi mano….

Que decepción joder! yo ni había empezado, tenía la mano pringada, me gusta el semen pero me da mucho coraje mancharme, entonces, acerque mi mano a la boca de Pablo.

-¿Qué haces puta?

-O me limpias o paro.

El tímido, tomó mi mano, se la llevó a la boca y me la limpió chupando, me puso como loca, volvía mamar sin manos a Pablo, me desabroché los jeans, y los bajé como pude, agarré la mano del tímido y la llevé a mi raja accediendo desde atrás, era la primera vez que me dejaba penetrar aunque fuera con los dedos por algún desconocido, pero esa noche había perdido el control, mamaba y mamaba mientras “Don tímido” me masturbaba, mmmm.

-mmmm, que rica Pablo, me encanta tu polla….

También era la primera vez que rompía mi silencio, esa noche también empecé a descubrir lo hermoso de decir palabras sucias, lo caliente que me pone expresar mi excitación.

-¿Te gusta mamar pollas?

-Mucho Pablo

-¿Te gusta mi polla?

-Me gustan todas las pollas

De pronto el tímido me dio un azote en el culo, no me lo esperaba y di un respingo dejando escapar un gemido, me volví instintivamente a mirar, la tenía dura de nuevo y se estaba haciendo un pajote, su cara se había transformado, tenia cara de salido; me volvió a azotar de nuevo.

-mmmmm, siiii, azótame, mmmmm

Era una noche de descubrimientos, para mi sorpresa, mi cuerpo aceptaba con excitación los azotes, mi culo se contoneaba con vida propia, buscando un nuevo impacto, Don Tímido, me tomó por las axilas, tenía mucha fuerza, me llevó hasta él, y posó su rabo en mi cara, no tuvo que decir más, la engullí…. que rico sabor, la baba me caía por la cara y el cuello, era una perra en celo, me gusta estar en ese estado, Pablo, sin preguntar, me dio un nuevo azote en el culo con todas sus fuerzas, abrió con sus dedos mi entrada, y de un brutal empujón me metió la polla sin miramientos, estaba tan mojada que llegó hasta el fondo de mi alma, comenzó follarme duro, como nunca lo habían hecho, tuve un orgasmo, me corrí, mmmmm convulsiones brutales recorrían mi cuerpo, no dejaba de gritar, rómpeme cabrón!, quiero tu polla!, intentaba que mis gritos aliviaran mi excitación, era sólo conseguían aumentarla,  nunca había eyaculado hasta aquel día, dejé una mancha en el suelo. Al borde de mi agotamiento, y mis “amigos” proseguían incansables y excitados su trabajo, Mientras uno me follaba la boca el otro seguía su salvaje cabalgada, Pablo comenzó a gemir.

-No te corras dentro!!!

Haciéndome caso, se levantó y acercó su polla a mi cara, su amigo comenzó también a gemir, me agarró la cabeza, y comenzó a follarme literalmente la boca, era unos empujones tremendos, casi no podía respirar…mmmmmm, comenzó a correrse en mi garganta, la leche caliente me inundaba, una parte la tragaba, otra parte se me acumulaba, se me escurría por la boca, y Pablo casi sincronizado con su amigo, se me corrió en la cara, me frotaba la polla caliente y me embadurnaba, por todas partes me caía el néctar de aquellos rabos deliciosos, me sentía puta, una diosa caliente, una perra furiosa.

Gemidos y más gemidos, ambos estaban en sus últimos estertores, se frotaban contra mi, contra mi cara, contra mi  cuello, contra mis labios, yo no sabía a cual atender, ansiosa por saborear, por palpar, por oler, sabía que quedaba poco y me masturbaba con asías, quería correrme y lo logré de nuevo, por segunda vez eyaculé aquella noche; las respiraciones se fueron calmando, los chicos, guardaban sus pollas que empezaban a languidecer, se colocaron las ropas, yo estaba temblando aún en el suelo, abrieron las puertas de mi coche y entró el frío de la noche, Pablo dejó 40€ sobre el asiento y cerraron las puertas, me quedé a solas con una sensación extraña, aún desnuda de cintura para abajo, acariciando mi humedad, ajena a los ruidos de fuera, me volví a masturbar; me gusta la puta que llevo dentro… Quiero disfrutar.

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