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La saga

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PRÓLOGO

Esta historia se remonta al año 1986, en tierras del Norte de España, D. Ramón Fraga de la Torre cuenta en esa época con 66 años, es dueño y señor de una basta extensión de terrenos en el centro de los cuales se encuentra su gran mansión, una especie de castillo medieval perfectamente amueblado y modernizado, con todos los adelantos de la época. La Villa más cercana se encuentra a 12 kilómetros de la mansión de los Fraga, tiene 3500 habitantes, en ella D. Ramón posee un precioso palacete en el cual pernocta cada vez que coge una de sus grandes borracheras o simplemente no desea regresar a la hacienda por tener cosas más importantes que hacer, simultáneamente la casa es habitada por los miembros de la familia que por determinados motivos tengan necesidad de residir en la Villa.

En la Villa no se mueve una aguja sin el consentimiento de D. Ramón, ni que decir tiene que todas las fuerzas vivas de la misma están a las órdenes directas de él, en una palabra D. Ramón es el Cacique de la Villa de Cruces donde hace y deshace a su antojo. D. Ramón es una persona a la cual los habitantes de la Villa de Cruces admiran y respetan pero sobretodo temen como al mismísimo demonio, no porque él sea especialmente malo, en el fondo no lo es, él da trabajo a la mayoría de la gente del pueblo y ayuda siempre que alguien lo necesita, lo que ocurre es que D. Ramón es borrachín, pendenciero y mujeriego, quien realmente le teme son una buena cantidad de mujeres y sus respectivos maridos, la mayoría de los cuales sienten normalmente ciertos dolores en los laterales de sus frentes por los cuernos que les hace salir D. Ramón. D. Ramón cuando ve a una mujer y se le antoja sea en el campo o en el pueblo no tiene mas que ordenar a su fiel Capataz Calixto que se la lleve si es que no la coge el mismo lo cual suele ocurrir normalmente.

En el campo D. Ramón disfruta como un enano cada vez que pilla a una infeliz haciendo sus labores aislada de los demás cosa que se las ingeniaba muy bien el pícaro Calixto con la intención de satisfacer a su amo, cada vez que Calixto veía a su amo inquieto y nervioso automáticamente ordenaba a la primera que se le pusiera a tiro se dirigiera a cualquier lugar apartado y solitario para realizar la labor que fuese, en ese momento la mujer ya sabía a lo que iba y automáticamente ya se daba por jodida, si el marido tenía la mala suerte de encontrarse en el lugar el pobrecito bajaba la cabeza y seguía con su trabajo, eso sí, con tremendo dolor de corazón y de cabeza, pero no había nada que hacer, era el destino y quien manda, manda.

La familia de D. Ramón estaba compuesta por su esposa Dña. Pilar, 18 años más joven que él, tiene 48 años y un estado físico excepcional a pesar de haber parido seis hijos, todos los días monta a caballo durante largas horas amén de practicar diversos ejercicios de mantenimiento gracias a los cuales su cuerpo se mantiene dentro de lo que cabe en un estado muy aceptable, mide 1,68, sus tetas todavía están firmes y su vientre a pesar de estar cubierto de una ligera capa de grasa no es prominente es mas eso la favorece, sus caderas son potentes y sus nalgas grandes, duras y firmes, sus muslos rellenitos y redondeados, sus piernas largas y torneadas aunque normalmente nadie podía vérselas, excepto aquellos que tenían el privilegio de desnudarla o simplemente levantarle las faldas desde atrás, debido a los largos vestidos que se usaban en la época. De Dña. Pilar se puede decir que con sus 48 años esta para comérsela cosa que hacía años D. Ramón NO hacía, concretamente desde que parió a su sexto hijo, según él, tubo la desgracia de ver como salía el retoño de aquel coño que a él tanto le gustaba, al ver salir a su hijo todo ensangrentado por aquel enorme agujero le cogió tal asco que nunca mas se volvió a acercar a ella, de esto pasaron ya 14 años. Dña. Pilar que era una calentona de mucho cuidado, el hecho de que su marido se alejara de ella no le afectó en absoluto al contrario eso le permitio satisfacer mas de una de sus muchas fantasías sexuales totalmente ignoradas por él, el cual excepto los primeros años era totalmente desconsiderado, a su mujer la utilizaba únicamente para satisfacer su libido, no le importaba en absoluto si ella se corría o no, en cuanto el disfrutaba de su orgasmo automáticamente se ponía a roncar, con el tiempo aprendió que si la mujer quedaba satisfecha mayor satisfacción le produciría a él.

Ramón Junior, el primogénito tiene 28 años, con mucho debe de ser él más inteligente de todos, mide 1,82, su cuerpo es el de un verdadero atleta, estudió Ingeniería Técnica en la Universidad de Salamanca y a los tres años de haber finalizado la carrera sin que nadie pudiese frenarle incluida su queridísima Madre se embarcó hacia Cartagena de Indias donde reside actualmente, se dice que en un corto periodo de tiempo ha sido capaz de amasar una gran fortuna. Ramón Junior se diferencia de su padre en que es mucho más frío y calculador y no prueba el alcohol, las mujeres para él son simples objetos de placer, fuera de ahí su valor es cero, a las únicas que llegó a querer con locura fue a su queridísima Mamá y a su hermanita Inés de la cual estaba profundamente enamorado pero una triste tarde al regresar a casa después de arreglar unos asuntos en Santander se encontró con el triste espectáculo de ver a su hermanita y madre follando como descosidas con un peón de la hacienda, en ese momento él tomó la decisión de abandonar la casa familiar.

Inés tiene 24 años, es el vivo retrato de su Madre, su cuerpo es excepcional, sus tetas aunque no de una forma excesiva son grandes y muy bien formadas, su vientre totalmente plano, la cintura de avispa y sus caderas y culo son rotundos siguiendo unos muslos y piernas de una perfección exquisita, la imagen de Inés era mareante pero en contraste con tanta belleza tenía un alma ruin y déspota, en ella todo era lujuria y para conseguir sus fines no existían barreras.

Lucía tiene 21 años, se diferencia de su hermana Inés en que ella es todo bondad, en lo demás sus cuerpos parecen copiados y su rostro aún siendo distinto es de una belleza excepcional. Con respecto al sexo Lucía no hacía mucho que se había iniciado pero desde que se inició le cogió tal afición que no pierde ocasión de practicarlo.

Alejandro tiene 19 años, mide 1,78 es igual de atlético que su hermano Ramón, algo menos inteligente pero muy vivo, sigue fielmente los pasos de su padre y su mundo es la Hacienda y... "Todas las mujeres que en ella habitan" Para Alejandro en el terreno sexual no existen barreras, una mujer es una mujer, no importa como se llame ni el posible parentesco que les pueda unir, como una fémina se le meta entre ceja y ceja puede darse por jodida.

Sigue la familia con Magdalena, tiene 17 años salió pelirroja y muy pecosa, su rostro no es excesivamente agraciado pero en compensación su cuerpo es una verdadera bomba, mide 1,73, sus medidas rondan los 110 – 72 – 110, es una amazona consumada, tremendamente activa y muy simpática, para conseguir sus fines no tiene escrúpulo de ninguna clase (quien mejor lo sabe es su padre D. Ramón)

Por último está Jaime, tiene 14 años es casi tan inteligente como su hermano mayor Ramón por el cual sentía una profunda admiración, su mayor afición era enterarse de todo lo que ocurría en la Hacienda, tenía un tutor particular porque su padre pretendía de él que fuese algún día letrado y desde luego llegó a serlo y de los mejores, en cuanto terminaba sus clases se dedicaba a recorrer toda la casa y alrededores siempre buscando afanosamente algún espectáculo digno de una buena paja, esta afición procede de hace año y medio cuando sin querer sorprendió a su madre follando a toda pastilla con el cura de la villa que había ido de visita, por supuesto ellos no llegaron a darse cuenta de su presencia, desde aquella su madre era para el era una verdadera obsesión y no perdía una sola ocasión de espiarla, por otro lado si en sus incursiones se topaba con alguna de sus hermanas o alguna criada de la hacienda le daba exactamente igual la cuestión era aplacar el demonio que tenía entre las piernas que siempre estaba erecto siendo la mayor parte de las veces hasta doloroso posiblemente debido a las dimensiones de su aparato genital, Jaime con 14 años se gastaba una herramienta de 23 por 4,5 centímetros lo cual no ignoraban las féminas de la casa porque en cuanto alguna de ellas llega a vérsela automáticamente desea probarla.

 

CAPÍTULO (I) El patriarca

D. Ramón tiene actualmente 66 años, mide 1,78, pesa 80 kilos y a pasar de su vida de borrachín y crápula se conserva fenomenalmente, su cuerpo no tiene ni un ápice de grasa y todo él es una pura correa, también es verdad que todos los días se levanta a las 6 de la mañana verano e invierno y generalmente participa como uno mas en los trabajos de la hacienda lo cual le hace mantenerse en una forma divina, los trabajos del campo le excitan tremendamente, le encanta el olor de la tierra y si cerca tiene a una fresca lugareña la combinación de ambos perfumes son para él el mejor de los afrodisíacos de modo que pasadas unas horas D. Ramón abandona el campo y se dedica a otear el horizonte en busca de un lugar donde enterrar su ya erecta y tremenda estaca, ahí de inmediato interviene su fiel Calixto...

―¡María! Es necesario recoger hierva fresca de allá donde está la arboleda.

María resignadamente y con mal disimulada alegría mira de reojo a D. Ramón (el cual se hace el Sueco) y se dirige rápidamente al lugar indicado, pasado un rato D. Ramón se dirige también al mismo lugar paseando indolentemente (es el amo) llegado al lugar tarda poco en localizar a la corderita María. María es una lugareña corpulenta y maciza de unos 38 años con unas tetas y culo de unos 120 cm. lo cual a D. Ramón le pone a mil, este se le acerca sigilosamente por atrás y de improviso se aferra a sus caderas y culo, María da un gritito mas de alegría que de susto pues casi todas las mujeres que trabajan para D. Ramón consideran un honor ser elegidas a parte de beneficioso (el siempre es generoso) no obstante una regla del juego es que ellas siempre tienen que oponer resistencia lo cual excita tremendamente a D. Ramón.

María al sentirse atrapada por atrás soltó una coz que mandó a D. Ramón a 1 metro de distancia, este se levantó furioso y se lanzó sobre ella la cual (pobrecita) esta asustada pensando que había hecho daño a su querido amo, no obstante todavía opuso algo de resistencia, D. Ramón la agarró violentamente, María estaba excitada como una mula en celo, pasados los primeros juegos la cosa cambiaba radicalmente (D. Ramón desde que se había alejado de su mujer aprendió a tratar a las mujeres, se dio cuenta que cuanto ellas mas disfrutaban del sexo mucho mas placentero era para él máxime que a partir de ahí siempre estaban receptivas y deseando ser poseídas por él) D. Ramón firme pero a la vez delicadamente reclinó a María sobre la fresca hierva y comenzó a besarla y desnudarla parsimoniosamente, ella con los ojos cerrados se dejaba hacer como oveja que se inmola en sacrificio, la realidad era que su coño ya estaba totalmente encharcado pero la parodia había que seguirla hasta el final, a D. Ramón le encantaba y volvía loco de excitación, cuando descubrió los tremendos senos de María con unos pezones enormes totalmente erectos y durísimos a D. Ramón comenzó a caérsele la baba, le encantaban las tetas grandes con grandes pezones (le recordaba las de su mamá) con sus manos cogía una a una aquellas enormes tetas y chupaba con fruición los enormes y gordos pezones, María jadeaba quedamente y no pudo evitar coger con sus manos la cabeza de su amo y dirigirla alternativamente del uno al otro pezón, D. Ramón mientras chupaba las sabrosas tetas alargó su brazo derecho y su mano se perdió bajo las largas faldas de María, ésta aparte de las enaguas tenía como ropa interior una especie de pantaloncito el cual estaba abierto al centro por lo cual no había nada que impidiera que su mano alcanzara plenamente el ya encharcado coño, ella facilitó el acceso abriendo las piernas al máximo, los dedos de D. Ramón se perdieron en el interior de aquella sabrosa gruta entrando y saliendo de ella cada vez a mayor velocidad mientras que su pulgar masajeaba el muy excitado clítoris, D. Ramón cuando consideró que la mujer estaba preparada metió su cabeza bajo las largas faldas y comenzó a comerse aquel cálido y húmedo manjar que desprendía un picante y profundo perfume el cual ponía a D. Ramón a mil, sin sacar sus dedos del conducto vaginal su boca se apoderó del enorme clítoris chupándolo afanosamente, María comenzó a tensarse y a temblar como una hoja al viento mientras daba grititos y estertores, de pronto lanzó un sonoro grito y comenzó a correrse de una forma descontrolada, D. Ramón sacó su cabeza de tan delicioso lugar, se limpió la boca con las faldas de la mujer e inmediatamente se desnudó por completo apuntando su enorme y erecta polla a la boca de María, ella golosa no se hizo de rogar, apenas le entraba en la boca pero él la enganchó por los pelos y se la metió hasta la garganta, la boca de María inmediatamente se amoldó al tamaño del tronco que la había penetrado, D. Ramón sin soltarle los pelos comenzó a salir y a entrar cada vez a mayor velocidad, literalmente la estaba follando por la boca mientras las manos de ella cogían y masajeaban el resto de polla que le sobraba y los enormes testículos de D. Ramón, él cuando comenzó a estar a punto y siendo muy consciente que a su edad uno ya no está para muchos alardes rápidamente retiró su polla de la boca de María esa fue la señal para ella, en un santiamén se desnudó por completo, estaba deseosa de recibir aquel pollón en su ardoroso coño, se volvió a tumbar sobre la fresca hierva situándose D. Ramón entre sus abiertos muslos, ella misma cogió con sus manos aquella estaca ardiente y la situó en la entrada de su encharcada gruta, D. Ramón gentilmente comenzó a empujar suavemente mientras ella con sutiles movimientos de sus caderas facilitaba la penetración, cuando los testículos de D. Ramón tocaron el culo de María esta lanzó un suspiro de satisfacción e inmediatamente cruzó sus generosos muslos sobre las caderas del macho, él inició un mete saca muy suave, paladeando la dulzura de aquella cueva suave y tibia que le quedaba como un guante, los dos se movían acompasadamente disfrutando plenamente del placer que ambos se estaban proporcionando. D. Ramón pensó que esto no podía terminar así, aquella moza estaba muy buena y había que aprovecharla a tope por lo cual de improviso se sacó la polla del caliente coño de María ante el asombro y desconcierto de ella, él la cogió de las ancas e hizo que se girara colocándola a cuatro, ella entendió la jugada pero se equivocó de carta cuando sintió como D. Ramón trataba de introducir su enorme estaca en su virginal escroto, D. Ramón sin piedad empujó firmemente y en cuanto venció la resistencia de la entrada la mitad de su polla penetro en el interior de María lanzando ella un grito lastimero, había dicho antes que este hombre había aprendido a tratar a las mujeres y esta le había caído muy bien por lo cual frenó repentinamente su presión sobre el culo de la mujer y comenzó a acariciar suavemente sus tetas y pezones mientras los dedos de su mano derecha acariciaban dulcemente el clítoris y labios menores, a María paulatinamente le fueron desapareciendo los dolores siendo estos reemplazados por una muy placentera sensación, sentía el pollón de su amo en su recto y notaba que en lugar de molestarla le estaba gustando en cantidad, como él seguía sin moverse inició ella un tímido movimiento de ondulación de sus caderas, D. Ramón inició entonces un lento movimiento de mete saca, sus dedos seguían excitando el clítoris de María, los movimientos de caderas de la mujer fueron en aumento mientras las arremetidas del macho cada vez eran mas violentas, María se sentía en la gloria divina, los pequeños orgasmos se encadenaban uno detrás de otro en una sucesión tremendamente placentera y se preveía una explosión final la cual no se hizo esperar cuando D. Ramón afianzándose fuertemente con sus manos a sus cadera lanzó un mugido y comenzó a lanzar en el interior del recto de María un torrente de semen, a María aquel terrible calor en el interior de su ano le produjo como una explosión en su cerebro, entre gritos le sobrevino un tremendo orgasmo que la dejó semi inconsciente, de no estar fuertemente sujeta de las caderas se hubiera ido de bruces al suelo.

D. Ramón delicadamente la recostó en el suelo y le dio un ligero beso en la frente, ella ruborizada bajó la cabeza...

―¿Cómo te llamas?

―Mi nombre es María Señor.

―Bien María a partir de hoy seré tu protector y trabajarás en la casa ¿Estas casada?

―Sí Señor

―¡Bueno! No importa, seré discreto contigo ¿De acuerdo? ¿Te gustó lo que acabamos de hacer?

―¡Oh! ¡Sí, Señor! Nunca había gozado tanto, es Usted maravilloso haciendo el amor Señor.

María a partir de esa fecha pasó a formar parte de la servidumbre de la casa y al igual que alguna mas de las que por allí había, su principal labor era satisfacer a su amo o... AMOS.

 

CAPÍTULO (II) Doña Pilar

Doña Pilar se casó a los 19 años con D. Ramón, hija única de una rica familia cuyas posesiones eran limítrofes a las de D. Ramón por lo cual a la muerte de sus padres la hacienda original se multiplico por dos por mutuo acuerdo, aquellos eran tiempos felices su mayor preocupación era pasear a caballo por sus extensas posesiones y hacer el amor donde les diera en gana, a los 20 años tubo a su primogénito, las relaciones mejoraron todavía mas y siguieron funcionando durante 14 años hasta el día del nacimiento del benjamín ese aciago día la visión que D. Ramón tubo de su mujer en lugar de gratificarle obró el efecto contrario, le cogió una aprensión horrenda. Doña Pilar sufrió lo indecible, no podía entender que le había pasado a su marido, desde que dio a luz a su pequeño Jaime él se pasó seis meses fuera de casa, cuando regresó parecía no conocerla de nada se limitó a saludarla fríamente y a continuación ordenó se le preparase una habitación para él solo, esta actitud de su marido sumió a Doña Pilar en una profunda depresión, los primeros meses sufrió horriblemente su único consuelo era el cariño constante de su hijito Junior que no se separaba de ella ni a sol ni a asombra. Pasaron dos años, Junior tenía 17 y era un mocetón en todo el sentido de la palabra, alto, musculoso y muy bien formado sobre todo en lo que respecta a su atributo sexual, en esto había salido a su Padre y posiblemente incluso le habría superado.

Una tarde Doña Pilar se encontraba bastante deprimida pero sobretodo sofocada, hacía bastante calor y ella notaba sensaciones extrañas, sensaciones que después de la separación de su marido creyó no volver a sentir, notaba como una angustia que oprimía su pecho, los senos los tenía tan duros que incluso le dolían y tenía los pezones totalmente erizados al mismo tiempo notó que su vagina estaba húmeda y muy caliente, de pronto comenzó a llorar y se dirigió a su habitación, Junior preocupado por lo que pudiese pasar a su Mamá se fue tras ella, su Mamá estaba tirada sobre la cama llorando desconsoladamente, él se sentó a su lado y comenzó a acariciar su cabeza dulcemente, Doña Pilar al sentir las caricias de su Hijo sin dejar de llorar elevó la cabeza y la depositó sobre su regazo, él para consolarla le daba dulces besitos por su frente y mejillas mientras sus manos acariciaban suavemente su largo pelo, hombros y brazos, con estas dulces caricias por el cuerpo de Doña Pilar comenzaron a circular una serie encadenada de sensaciones que en principio ella no sabía definir hasta que notó que bajo su cabeza algo estaba creciendo de una forma desmesurada, Junior era incapaz de refrenar su instinto animal y las caricias que estaba prodigando a su querida Madre le habían excitado tremendamente, Doña Pilar engañándose a sí misma y para no avergonzar a su querido retoño hizo como que no notaba absolutamente nada, cerró los ojos y se hizo la dormida, ella tenía puesta una blusa abotonada al frente y una larga falda que se fijaba a la cintura con dos botones laterales, Junior con la intención de que su Mamá estuviese mas cómoda soltó dos o tres botones de la parte superior de su blusa y los botones laterales de su falda, hecho eso se la quedó mirando atentamente a la cara, Doña Pilar simulaba no haberse enterado de nada, los turgentes pechos de Doña Pilar asomaban por la abertura de la blusa y Junior como hipnotizado alargó su mano y acarició primero uno, luego el otro pasando la palma de su mano sobre los erectos pezones, Doña Pilar soltó un leve gemido el cual asustó a su Hijo que paró en seco, este al ver que ella seguía con los ojos cerrados soltó el resto de botones para poder contemplar y acariciar aquellos pechos en toda su plenitud.

Doña Pilar sabía que lo que estaba ocurriendo era inmoral y totalmente incorrecto pero al mismo tiempo los deseos carnales después de tantos años de abstinencia eran tan intensos que su mente se había nublado totalmente, Junior siguió acariciando los pechos de su Mamá con una mano mientras la otra atrevidamente la metió por la cintura de la larga falda en busca de los misterios ocultos bajo ella, Doña Pilar se removió un poco solo con la única intención de acomodarse mejor abriendo ligeramente sus muslos y permitir un mejor acceso de aquella mano que le estaba proporcionando dulces sensaciones, en cuanto se movió Junior paro su avance pero al ver que no pasaba nada siguió avanzando hasta que su mano se encontró con un muy poblado bosque de pelos, la sensación que sentía en sus dedos era agradabilísima, Siguió avanzando y se encontró con una grieta totalmente húmeda y muy caliente, ahí Doña Pilar no pudo aguantar mas y soltó un sonoro gemido abriendo los ojos lo cual asustó sobremanera a su hijo pero cuando este quiso retirar su mano su Mamá se la sujetó fuertemente, mirándole fijamente a los ojos le animó a que siguiera con lo que estaba haciendo, Junior no se lo pensó dos veces, se abalanzó sobre las tetas de su madre comenzando a chuparle los pezones desaforadamente mientras su mano hurgaba toscamente entre los labios de su coño, Doña Pilar tubo que calmarle, con dulces palabras susurradas en sus oídos comenzó a indicarle paso a paso lo que tenía que hacer, cuando el chico se calmó Doña Pilar se desnudó totalmente ordenándole a él lo hiciese también, en cuanto el se desnudó Doña Pilar se quedó con la boca abierta por la admiración, el Pene de su chico era una verdadera obra de arte, tendría unos 21 centímetros de largo por 4 de diámetro totalmente rodeado de gruesas venas y una preciosa cabeza totalmente roja y brillante, Doña Pilar lo cogió con sus manos delicadamente acariciándolo durante largo rato hasta que en un momento dado su boca trató de tragarse aquel rico manjar, solo daba abarcado el prepucio y poco mas, pero para Junior era demasiado, en su vida había sentido placer semejante, en unos segundos inundó la garganta de su madre con su preciosa leche que ella trató de tragar so pena de ahogarse, debido a que él por instinto había aprisionado la cabeza de ella contra su poderosa polla, cuando Junior la soltó Doña Pilar respiró a gusto pero su conejito pedía a gritos que alguien le consolase por lo cual se tumbó sobre la cama e indicó a Junior lo que tenía que hacer, él se colocó al lado de su madre y comenzó a besarla y acariciarla, sus manos recorrían su cuerpo acariciando cada rincón del mismo, su boca cogía cada uno de sus senos y los acariciaba y besaba con pasión, Doña Pilar con sus manos sobre la cabeza de su hijo le guiaba paulatinamente en todos sus movimientos, luego de sus senos ella fue empujando la cabeza de su hijo suavemente hacia abajo, el se dejaba conducir y su boca fue trazando un suave surco de saliva por todo el vientre materno mientras los dedos de su mano se enredaban en el suave y poblado bosque de Venus de su Mamá, ella siguió empujando la cabeza hasta que la boca y nariz de Junior se internaron por la muy húmeda grieta, Dña. Pilar con sus manos guiaba la cabeza de su hijo y él chupaba los caldos de ella con verdadera lujuria y pasión su lengua recorría cada uno de los pliegues internos del conejo de su Mamá hasta que sus labios se apoderaron del excitado clítoris chupándolo con fruición, esto desencadenó un tremendo orgasmo a Dña. Pilar. Junior estaba excitadísimo, se colocó entre los abiertos muslos de su progenitora, por instinto animal su enorme aparato quedo alojado en la entrada de la caliente gruta de su madre, ella tubo que hacer verdaderos esfuerzos para que él no se la metiese de sopetón, hablándole tiernamente consiguió calmarle y la preciosa barra de carne y músculo de su hijo fue penetrando lentamente en ella, Doña Pilar suspiraba quedamente, lo que estaba sintiendo era inenarrable, la sequía que había pasado ahora se estaba compensando concreces por otro lado para Junior el hecho de estar introducido en su Madre mas que acongojarle le producía una satisfacción infinita, era el cúmulo de sus sueños, su primera paja ya fue pensando en su queridísima Mamá y ahora su Mamá era de él y de nadie mas, la quería con locura y su instinto le dictaba todo lo que tenía que hacer para que su amante disfrutara lo mismo que él estaba disfrutando, sus bombeos eran al mismo tiempo enérgicos y suaves, moviéndose con gallardía, Dña Pilar había abrazado a su hijo con brazos y piernas, sus caderas se movían acompasadamente sincronizadas con los movimientos del chico, ambos estaban subiendo lentamente a la mismísima gloria, Junior pasó sus manos bajo el cuerpo de su madre, la aferró fuertemente por sus nalgas mientras su polla iba y venía de lo mas profundo a la mismísima entrada de aquel ardoroso y suave túnel, su boca besaba y lamía al mismo tiempo las preciosas tetas de su Mamá, ambos al mismo tiempo incrementaron la velocidad de sus embestidas entre gemidos y suspiros, en principio ahogados, para terminar en una explosión final que les llevó a la mismísima gloria, Junior lanzó en lo mas profundo del útero de su madre un verdadero manantial de espeso y caliente semen lo cual produjo a Dña. Pilar él más rico orgasmo de su vida. Junior se dejo caer al lado de su querida Mamá sin soltarla ni salirse de ella, el estar dentro de su Mamá le producía una dicha y amor infinito, ambos se miraban y besaban dulcemente sin decir ni una sola palabra, no era necesario decir absolutamente nada.

 

CAPÍTULO (III) Junior

El primogénito de los Sres. De Fraga es un chico tremendamente inteligente, frío y calculador, su sexualidad se despertó sobre los doce o trece años un día que por casualidad al pasar por delante de la habitación de su Mamá la vio a esta totalmente desnuda, la puerta estaba muy ligeramente abierta, ella no se había dado cuenta y el se quedó durante todo el tiempo que ella tardó en vestirse contemplándola fijamente, le gustó tanto lo que vio que se enamoró perdidamente y a cuenta de ella se hizo su primera paja, su vida transcurría normalmente (siempre pegado a las faldas de su madre) hasta los 17 años que por primera vez hizo el amor con una mujer y por añadidura esta fue su queridísima Mamá, su libido se desató de una forma exagerada y necesitaba hacer el amor casi constantemente, como he dicho antes él era frío y calculador y no le servía cualquiera para estos fines a él le gustaba la belleza y las mujeres bien hechas y su madre no siempre estaba disponible. Ramón al terminar sus tareas se dedicaba a la busca y caza, un día a sus 22 años se llevó una muy grata sorpresa una de las criadas había llevado a casa acompañándola a su preciosa hijita de unos 14 años, la niña era delicada como una flor, rubita de tez muy blanca y 1,60 de estatura aproximadamente, su cuerpo estaba casi totalmente formado, sus pechos sin ser grandes tenían el tamaño justo, destacaban soberbiamente debido a que era mas bien estrechita de hombros, su cinturita casi se podía abarcar con las dos manos pero a continuación destacaban unas caderas y culo rotundos lo cual dejaba adivinar unos muslos y piernas deliciosos, Ramón inmediatamente le puso los ojos en cima y con el beneplácito de su madre se llevó a la niña consigo con el pretexto de dar un paseo y mostrarle parte de la Hacienda. Estábamos en pleno mes de Julio, eran las cuatro de la tarde y hacía un calor sofocante, Ramón cogió de la mano a Marina que así se llamaba la niña y se dirigió hacía un riachuelo que discurría a trabes de la hacienda a un kilómetro de la casa aproximadamente, en cuanto llegaron él sin mas se desnudó quedándose en calzoncillos como la cosa más natural del mundo, Marina se le quedó mirando muy roja por la vergüenza pero mas que mirarle a él lo que miraba era el gran bulto que destacaba en su entrepierna, él como sin darle importancia...

―¿Por qué no te pones tu cómoda Marina? ¿No tienes calor? Aquí nadie nos puede ver.

―Me da mucha vergüenza.

―No seas tonta mujer, aquí solo estamos tu y yo y no me voy asustar.

Ella entonces se sacó su largo vestido quedándose con una especie de camisa larga bajo la cual se le transparentaban sus calzoncitos y sus hermosas tetas totalmente libres de toda tela, la polla de Ramón saltó como un resorte en cuanto la vio, para disimular y no asustar a la niña se metió de inmediato en la fría agua del río, después de darse un chapuzón la llamó a ella...

¡Marina, ven! El agua esta buenísima y aquí no cubre.

Ella tímidamente se adentró en el agua, iba tan azorada que tropezó y cayó, Ramón gentilmente la cogió de inmediato, la camisa al mojarse se le pegó totalmente al cuerpo y sus tetas parecían estar al descubierto, aun dentro del agua Ramón no pudo resistirse y su polla reaccionó inmediatamente, sin poder evitarlo comenzó a acariciar delicadamente a la niña, esta estaba un poco asustada pero sobre todo excitada, el al fin y al cabo era el Señorito y ella sabía que no debía oponerse por lo cual inteligentemente decidió disfrutar del momento, el la acariciaba por todo su cuerpo, cogiéndola en brazos salieron del agua depositándola cuidadosamente sobre la hierva que tapizaba el suelo, Ramón la besaba y acariciaba tiernamente, su boca golosa se llenaba con los ricos pechitos de la niña que estaban duros como piedras. El contacto de la boca del Señorito sobre sus pezones produjo en Marina un cúmulo de sensaciones, su cosita en medio de sus piernas estaba muy caliente y la notaba muy mojada ¿Se habría hecho pis? ¡Que vergüenza! Ella tenía la cabeza embotada y no podía pensar, estaba muy calurosa y solo deseaba que el Señorito terminara de desnudarla, Ramón como si leyese los pensamientos de la niña la incorporó un poco y le sacó sus enaguas mientras la besaba apasionadamente, la niña aprendía rápidamente y ya su lengua se enroscaba en la de su Señorito, las sensaciones que recorrían su cuerpo eran maravillosas, el Señorito siguió besando su cuerpo y cuando llegó a sus pantaloncitos se los fue bajando lentamente con mucha vergüenza por parte de ella, Ramón se los sacó totalmente mientras besaba la conchita de Marina que era una verdadera delicia, tenia pocos pelitos y muy suaves la vagina era rosadita de labios muy finos, Ramón con sus dedos se los abrió quedando admirado de la cantidad de flujos que ya afloraban al exterior y su rojo y excitado clítoris sobresaliendo entre la comisura de los labios mayores, él acercó su boca y comenzó a lamer suavemente entre suspiros y grititos de la niña que no entendía lo que le pesaba pero lo que le estaba haciendo el Señorito era riquísimo, Ramón muy pícaro introdujo un dedo muy despacito en el conducto vaginal hasta tocar el himen de la niña ahí paro y comenzó a entrar y a salir cada vez mas rápido ensanchando al mismo tiempo el agujero hasta que consiguió introducir dos de sus dedos, mientras sus labios chupaban suavemente el botoncito entre delirios de placer de la niña que ya había sufrido una serie de espasmos y contracciones, Ramón calculaba que ya había tenido dos o tres orgasmos consecutivos, entonces dejó su conchita y fue subiendo por su cuerpo muy despacio acariciando y besando su vientre, en cuanto estuvo en posición entre las piernas de la niña cogió su pene que a esas alturas estaba como una barra de hierro y lo depositó en la entrada de su vagina comenzando a empujar suavemente este fue penetrando en el interior de la niña que lo recibía con verdadero deleite, cuando se encontró con la resistencia del himen retrocedió un poquito y luego dio un golpe seco a consecuencia del cual su pene se alojó en la vagina de Marina hasta las mismísimas pelotas, ella lanzó un grito de tremendo dolor y comenzó a llorar desconsoladamente, Ramón muy cariñoso se quedó quietecito besándola suavemente hasta que ella se calmó entonces comenzó a moverse muy despacio, el coñito de Marina rápidamente se adaptó al invasor y las ricas sensaciones resurgieron de nuevo, este se le había lubricado de una forma tremenda y el pistón del Señorito se deslizaba por su interior con tremenda suavidad produciéndole un placer infinito, por instinto cruzó sus piernecitas sobre el culo del Señorito empujando frenéticamente su pelvis contra la de él, Ramón tenía su polla como en un guante de terciopelo totalmente ajustado a ella, cuando la niña cruzó sus piernas sobre él las sensaciones fueron infinitas y su capacidad de resistencia comenzó a desaparecer rápidamente, acompasó sus estocadas a las frenéticas arremetidas de ella y ambos entre estertores y gritos comenzaron a correrse de una forma desaforada.

Ramón ignoraba que había existido un testigo de su hazaña y este no era mas que su hermanita Inés que por esas fechas tenía 18 años e increíblemente todavía era virgen, Inés había salido de casa con la intención de darse un rico baño en el río y cuando llegó al lugar se encontró con su hermano y aquella niña que no conocía, le picó la curiosidad y en lugar de acercarse se quedó oculta entre los árboles detrás de unos matorrales desde cuyo lugar podía ver todo sin ser descubierta, cuando vio lo que su hermano hacía a la niña su excitación fue tremenda, sin poder evitarlo su mano se perdió bajo su vestido haciéndose su primera y fenomenal paja obteniendo su primer orgasmo casi al mismo tiempo que ellos, mientras ellos se lavaban y se vestían ella desapareció rápidamente pero con una idea fija en la cabeza "Su hermano tenía que desvirgarla al igual que hizo con la niña"

Pasaron unos días y Ramón andaba desesperado, la niña no había vuelto a su casa y su Mamá había tenido que ir a casa de sus padres por problemas de salud de estos, el calor era tremendo y esto le excitaba terriblemente, se planteó o bien tirarse a una de las criadas lo cual le repugnaba o irse al río y hacerse una buena paja, finalmente optó por esto último.

Inés intuía lo que le pasaba a su hermano y creyó llegada su oportunidad, cuando vio que él se dirigía al río le siguió sigilosamente, Ramón en cuanto llegó comprobó que estaba totalmente solo seguidamente se desnudo y se tendió sobre la fresca hierva, su mano asió su ya excitado pene y comenzó a moverla suavemente con los ojos cerrados pensando a saber en que, tan concentrado estaba que no se enteró de la presencia de su hermana Inés...

―¡Hola hermanito! ¿Te ayudo?

Ramón se llevó un tremendo susto...

―¿Qué haces tu aquí?

―Ya ves venía a darme un baño y mira tu con lo que me encuentro.

Inés mientras decía esto se había sentado al lado de su hermano y su mano sustituyó a la de él, le fascinaba la dimensión del aparato de su hermano, este al principio un poco sorprendido pero al mismo tiempo muy halagado se dejó hacer ¿Qué diablos importaba que fuese su hermana si antes se había follado a su madre? Inés se inclinó sobre la soberbia barra de su hermano y su lengua comenzó a darle pequeñas pasadas sobre la cabezota acariciándola suavemente mientras sus manos seguían acariciando la verga haciéndole una paja fenomenal, Ramón no permanecía ocioso y sin impedir lo que ella estaba haciendo procedió a desnudarla lentamente, cuando descubrió los pechos de su hermana se quedó asombrado por sus dimensiones pero sobretodo por lo bien formados que los tenía, comenzó acariciándoselos con las manos pero pronto su boca golosa se dirigió a sus erectos y espléndidos pezones, mientras Inés había comenzado a chupar tímidamente la pollaza de su hermanito, este poco a poco se fue girando sobre si mismo con el fin de desnudar por completo a su hermana, si había quedado admirado de sus espléndidas tetas mayor admiración le causó su maravilloso monte de Venus plagado de una maraña de tupido y sedoso pelo negro donde más abajo se adivinaba una hermosa grieta seguida de unos muslos y piernas admirables, su hermana era un verdadero monumento, sus manos acariciaron suavemente los hermosos muslos sobretodo por la sedosa cara interna donde la piel tenía una suavidad increíble, Inés había abierto las piernas por efecto de la calentura que su hermano le estaba produciendo y él pudo apreciar como la grieta se había abierto y ya se notaba un ligero brillo producido por sus primeros flujos vaginales así como la punta del clítoris que asomaba rojito por la parte superior, Ramón no se lo pensó dos veces y su boca se dirigió de inmediato a comer aquella fruta madura, con sus dedos apartó la maraña de pelos y comenzó a dar lengüetazos de abajo arriba y viceversa, ambos se acoplaron en un maravilloso 69, Inés había conseguido acompasar sus movimientos de manos a lo largo del mástil de su hermano mientras su boca y lengua chupaba y acariciaba todo lo que podía, Ramón cogió con sus labios el excitado clítoris mientras introdujo primero uno y luego otro dedo mas en el conducto vaginal de su hermanita entrando y saliendo suavemente de él tratando de ensancharlo al mismo tiempo, claro está que esto a ambos les fue aproximando al paroxismo, las manos y boca de Inés aceleraron sus movimientos como indicando a su hermano que el hiciese lo mismo, el entendió el mensaje y aceleró la arremetida de sus dedos mientras su boca y lengua chupaba y acariciaba el ardoroso clítoris, Inés golpeaba con sus caderas la boca de su hermano y este literalmente se follaba por la boca a su hermana, ambos simultáneamente se tensaron y mientras del coño de Inés comenzó a salir un torrente de sus cristalinos y espesos flujos de la polla de Ramón salió un manantial de espeso y caliente semen el cual impregno prácticamente toda la boca y cara de Inés que no lo daba tragado, luego de descansar un rato Ramón con las enaguas de su hermana le limpió la cara y el encharcado coño, luego de besarla dulcemente y chuparle durante un buen rato sus hermosos pezones apuntó la cabezota de su polla que volvía a estar como un riel en la grieta de su hermana y comenzó a empujar suavemente, su sorpresa fue infinita cuando se topó con una barrera que bajo ningún concepto se esperaba, se quedó mirando fijamente a los ojos de su hermana y está cerrándolos de improviso propinó un seco golpe de caderas sobre la pollaza de su hermano que se incrustó hasta el mismísimo fondo de su vagina, ella lanzó un grito de tremendo dolor, él intentó quitársela pensando que le había hecho mucho daño pero ella rápidamente cruzó sus piernas sobre él impidiéndole el movimiento, ella gemía sofocadamente moviendo sus caderas suavemente tratando de adaptar su cuerpo a la barra candente que tenía incrustada dentro, su vagina comenzó a segregar entonces una gran cantidad de flujos, sus gemidos en principio de dolor se fueron convirtiendo paulatinamente en gemidos de maravilloso placer el cual se fue incrementando en cuanto Ramón comenzó a desplazar su herramienta de adentro a fuera y de afuera a dentro aumentando las arremetidas paulatinamente, por su cabeza en un momento pasó el conducto vaginal de la niña Marina pues el de su hermana le estaba proporcionando exactamente la misma sensación de bienestar, su polla se desplazaba apretada pero suavemente y la sensación para ambos era riquísima, Inés comenzó a gemir y a dar grititos de tremendo placer notaba subir el orgasmo en oleadas, Ramón comenzó a sentir calambres por sus muslos y como se contraían sus testículos, cerró los ojos lanzó una especie de mugido y de su polla surgió un torrente de ardiente semen que inundó las entrañas de su hermana, esta ya hacía rato que había comenzado a tener una sucesión de pequeños orgasmos pero al notar en lo mas profundo de su útero el tremendo calor del semen se su querido hermanito en su cabeza estalló un tremendo relámpago, su cuerpo se convulsionó como si fuese recorrido por una infinidad de descargas eléctricas, lanzó un tremendo grito y prácticamente perdió el conocimiento, Ramón se dejó caer de lado todavía con su polla en el interior de su hermana hasta que perdió el vigor y ella sola se escurrió del precioso estuche donde estuvo alojada, Inés abrió los ojos se quedó mirando a su hermano y sivilinamente...

―¡Hermanito! Creo que a partir de hoy te daré mucho trabajo, me has quitado mi bien mas apreciado y eso tendrás que pagármelo.

―¿A que te refieres?

―Me has desvirgado por lo cual a partir de hoy tu y tu polla me pertenecéis.

―Por eso no te preocupes hermanita estaré siempre a tu disposición.

Junior se sentía él más feliz de los mortales, era el poseedor de las dos hembras más hermosas del entorno pero por desgracia las vacaciones de verano se terminaron y tubo que regresar a Santander para continuar sus estudios de Ingeniería.

Pasaron tres años, tenía 25, terminó la carrera con las más brillantes notas y regresó a casa pensando en el futuro que no tenía muy claro, sabía que tenía que dejar su casa si quería forjarse un futuro, él no quería depender de nadie, por otro lado le dolía dejar a su querida Inés y a su querida Mamá, pero un aciago día en el cual él había regresado a casa de improviso al pasar por delante de la habitación de su madre escuchó unos suaves gemidos lo cual llamó poderosamente su atención pues allí solo él entraba, cuidadosamente abrió la puerta quedando alucinado, el espectáculo que se presentó ante sus ojos ni loco se lo podía imaginar, un fornido peón de la hacienda poseedor de un tremendo pollón estaba enculando a su queridísima Mamá mientras esta comía afanosamente la concha de su hijita Inés, Junior en principio desconcertado y luego muy mal humorado inmediatamente tomó una decisión "Tomaría rumbo América" Preparó sus cosas y al siguiente día se despidió de todos ante el desconcierto general, su Mamá y su hermana Inés lloraban pidiéndole que no se marchara, él muy enfadado las cogió a parte y les contó lo que vio el día anterior, ellas enrojecieron y ya no dijeron nada mas.

Ramón embarcó hacia Cartagena de Indias con 28 años allí primero con su trabajo como Ingeniero y luego por su habilidad con los negocios en pocos años amasó una gran fortuna.

 

CAPÍTULO (IV) Inés

Inés siempre fue retraída caprichosa y déspota, su carácter era dominante, las criadas y peones de la hacienda ya desde pequeñita le tenían sumo respeto, su vida fue anodina hasta que su hermano Junior la desvirgó ahí su libido se desató y tenía que buscar afanosamente quien la satisficiese, mientras Junior estaba en casa no había problema él siempre estaba dispuesto y pasaban largas horas haciendo el amor lo peor era cuando él tenía que marcharse.

Inés tenía un grave problema, Junior la había marcado con la dimensión de su herramienta y encontrar algo que se le pareciese casi era imposible puesto que había que combinar las dimensiones del aparato genital y que la presencia física fuese de su agrado.

Inés estudiaba en la Villa de Cruces, durante la semana pernoctaba o vivía en el palacete que su padre allí poseía, el palacete tenía unas dimensiones bastante considerables casi totalmente rodeado de un frondoso jardín. Un ala de la casa era de uso exclusivo de Don Ramón de la cual entraba y salía sin que las demás personas de la casa se enteraran de su presencia excepto una fiel y vieja criada la cual mantenía esa parte de la casa como una patena para su querido Señor, esta parte de la casa por añadidura contaba con una puerta justo en el único sitio que no había jardín y daba a una calle lateral siempre muy solitaria, Don Ramón podía entrar y salir, sobrio o borracho, solo o acompañado. Inés vivía a sus anchas sin que absolutamente nadie la molestase, se puede decir que el palacete era para ella sola pero al mismo tiempo se aburría, no le agradaba masturbarse y antes de que su Junior la desvirgase no pasaba nada pero después las cosas cambiaron, al encontrarse sola en casa y empezar aburrirse su coño le pedía guerra y no sabía como aplacarle. Una tarde mirando por una ventana hacia el jardín vio como el jardinero se acercaba a un seto y abriéndose la bragueta comenzó a sacar una especie de manguera, él debía de estar muy caliente porque de inmediato comenzó a menear aquel tremendo instrumento que a grosso modo debía de medir unos 24 centímetros de inmediato el coño de Inés comenzó a mojarse, se fijó bien en el muchacho y se dio cuenta que tendría unos veinte años, mediría 1,80, su complexión era la de un verdadero atleta, Inés tomó una decisión de inmediato, bajó al jardín como una exhalación y se acercó al chico sin que este se diese cuenta...

―¿Qué haces?

El chico se llevó un susto de muerte con su tieso pollón en la mano sin saber que hacer ni que decir, Inés riéndose le cogió de la mano, le condujo al interior de la casa y le ordenó que se bañara, el chico azoradísimo no sabía que hacer, ella le miró muy seria y él se desnudo de inmediato metiéndose a continuación en la tina que ya estaba llena de agua, ella le dio jabón apoyándose a continuación sobre el marco de la puerta mirando al chico detenidamente, lo que miraba le gustaba y ni corta ni perezosa comenzó a desnudarse parsimoniosamente delante del, el chico no perdía detalle, en cuanto ella terminó de desnudarse él al ver aquellas preciosas grandes y duras tetas y aquel frondoso monte de Venus su pollón que un poco antes había quedado en estado de reposo total despertó de golpe poniéndose mas tieso que nunca, ella al ver asomar aquella maravilla de cabeza bajo el agua de la tina se acercó y suavemente la acarició con su manita, entonces ella misma cogió el jabón y se dedicó a lavar con detenimiento todo el cuerpo del joven (la verdad es que le hacia buena falta (a saber cuando había sido la última vez que se había bañado) Inés cuando dio por finalizado el baño cogió una toalla y secó al chico detenidamente dejando la maravilla que portaba entre las piernas para el final, lo cogió con sus manos y mientras la izquierda acariciaba y sopesaba los enormes testículos la derecha bajaba y subía la piel en una deliciosa paja mientras su boca trataba de tragar todo lo que podía de aquel precioso salchichón, al chico nadie jamás le había hecho uno cosa semejante, tal era el estado de excitación que tenía que en un par de minutos comenzó a lanzar un verdadero torrente de espeso y caliente semen a la boca primero y cara y pelo después debido a que Inés tubo que sacar el cipote a toda prisa de su boca so pena de ahogarse. Inés estaba más caliente que una mula en celo, se cogió con sus manos al borde de la tina y colocando el culo en pompa indicó al chico lo que tenía que hacer, a este que su pollón no se le había bajado ni un ápice lo apuntó a la entrada de la gruta de la Señorita y empujó sus caderas suavemente comenzando la introducción de aquella enorme barra, Inés tenía la sensación de que la estaban empalando pero al mismo tiempo el placer que sentía era exquisito, ella le pidió que parara y comenzó a mover sus caderas suavemente clavándose ella misma poco a poco toda la preciosa herramienta, cuando notó los testículos de él en su culo suspiró con satisfacción y le ordenó que comenzase a entrar y salir pero muy despacio, él obedeció dócilmente, sujetando con su brazo izquierdo a su ama por las caderas y cintura su mano derecha acariciaba suavemente las ricas tetas de la Señorita, mientras su émbolo entraba y salía ahora con suma facilidad en la caliente gruta donde estaba alojado, Inés gemía y suspiraba de inmenso placer, ni su hermano había conseguido darle tanto gusto, el chico comenzó a arreciar sus envites e Inés comenzó a chillar por la sucesión de pequeños orgasmos que le estaban viniendo, cuando él en una estocada suprema descargó en lo mas profundo de su útero su ardiente esperma ella lanzó un chillido y prácticamente se desmayó por el tremendo placer que sacudió su cuerpo, fue un orgasmo increíble.

Pasados unos meses donde Inés mas que estudiar lo que hacía era follar a todas horas con su jardinero su padre D. Ramón la ordenó regresar a casa, ella muy mal humorada daba vueltas a su cabeza buscando la forma de llevarse al jardinero a casa su hermano ya no la satisfacía en absoluto y su coño ansiaba ser llenado por su Jacobo (el jardinero) Un buen día al pasar por delante de la alcoba de su madre escuchó un gemido apagado y muy cuidadosamente entreabrió la puerta, su sorpresa fue enorme al ver a su hermaníto Ramón follándose a toda pastilla a su querida Mamá, ella en principio quedó muy desconcertada, luego lanzó una muy falsa sonrisa, cerró la puerta cuidadosamente y se dijo para sí... ¡Mi problema ya está solucionado! Al siguiente día...

―Mamá, ayer te vi con mi hermano Ramón.

―Y que ¿No me ves casi todos los días?

―Sí, pero follándote no.

Doña Pilar se puso muy roja y mirando detenidamente a su hija le dijo muy bajo...

―¿Qué es lo que quieres?

Inés contó a su madre lo que había hecho en la Villa de Cruces con el jardinero, se lo describió también que inmediatamente la vagina de Doña Pilar comenzó a mojarse al imaginarse el pollón del chico, de inmediato y con la excusa de arreglar los parterres que rodeaban la casa ordenó trasladasen de inmediato a Jacobo a la hacienda. En cuanto el chico llegó Doña Pilar se le quedó mirando, se fijó en el tremendo bulto que se marcaba en el frontal de su pantalón y pensó para sí... ¡Dios mío, si en reposo se ve así como será empalmado! Esto no me lo pierdo, Inés que la estaba observando lanzó una sonrisa y se le ocurrió una idea diabólica, se acercó a su madre y le cuchicheó al oído...

―¿Quieres probarlo Mamá?

Doña Pilar sin pensarlo un segundo...

―¡Pues claro Hija!

―Pero tenemos que participar las dos.

―Pero... eso... ¡Esta bien! ¿Por qué no?

Inés radiante cogió a Jacobo de la mano y... ¡Zas al baño! De allí a la habitación de su madre donde ya esta les esperaba totalmente desnuda, en cuanto vio a la Señora desnuda la polla de Jacobo se puso como un mástil, Inés la cogió con sus manos y la acarició suavemente, seguidamente se la ofreció a su madre la cual no se hizo de rogar, ella la cogió con sus manos y seguidamente se la llevó a la boca, el pollón de Jacobo apenas le entraba en la boca mas ella chupaba de él con verdadera fruición, su hija Inés mientras se acostó entre las piernas de su madre comenzando a lamerle toda su raja, Doña Pilar se moría de gusto máxime cuando su hija impregnó sus dedos en sus propios flujos y comenzó a introducírselos suavemente en su culo dilatándoselo todo lo que le era posible, Doña Pilar cuando consideró que Jacobo estaba muy a punto se puso en cuatro y le ordenó que la enculase pero muy despacio, en principio la penetración fue lenta y dolorosa, la polla de aquel tío era demasiado grande y gruesa, ella a cada rato le ordenaba que parase, cuando los testículos de Jacobo golpearon sus glúteos ella suspiró con gran satisfacción, Jacobo comenzó a desplazar su enorme barra en el caliente recto de su hermosa ama mientras la hija de esta se despatarraba delante de la cara de su madre la cual comenzó a dar lengüetazos al dulce coño de su hija, tan concentrados estaban los tres que ninguno de ellos llegó a enterarse que desde la puerta alguien les estaba mirando entre asombrado e indignado, era Junior que cerrando la puerta nuevamente salió hecho una furia. Doña Pilar movía su culo al igual que una bailarina Turca entre suspiros de tremendo placer, Inés jadeaba como una loca, su madre a pesar de ser la primera vez que comía un coño lo hacía con verdadera maestría, lamía las paredes internas suavemente introduciendo luego la punta de su lengua todo lo que podía en el conducto vaginal para terminar lamiendo y chupando tiernamente el excitado clítoris de su hija, Inés con sus manos acariciaba la cabeza de su Mamá dirigiéndola ahora arriba, ahora abajo entre grititos de placer, de pronto comenzó a tensarse mientras un terrible hormigueo recorría su cuerpo, su Mamá había introducido dos dedos en su conducto vaginal mientras chupaba afanosamente su clítoris, el terrible orgasmo la sacudió de pies a cabeza quedando desmadejada sobre la cama mientras Doña Pilar se concentraba en la barra candente que le estaba produciendo un tremendo placer, Jacobo la aferró fuertemente de las caderas y con una tremenda estocada introdujo totalmente su pollón en el recto de la señora comenzando a descargar su semen a borbotones en lo más profundo del mismo, Doña Pilar al sentir el tremendo calor de aquel líquido milagroso lanzó un estertor, el orgasmo fue terriblemente bestial, en su vida había gozado tanto, a partir de esa fecha aquel semental prometía grandes cosas.

 

CAPÍTULO (V) Lucia y Alejandro

Lucia y Alejandro eran de todos los hermanos los mas unidos, el hecho de que ella fuese dos años mayor que él no era inconveniente alguno al contrario eso quizás les uniese mas, él siempre estaba pendiente de ella aunque en su mente veía a su hermana como a un precioso trofeo que debía conseguir. Alejandro era fanático del campo le encantaban todas las actividades que en la hacienda se hacían, desde muy pequeño acompañaba a su padre y a su fiel Calixto aprendiendo todo lo que podía aunque el muy pícaro lo aprendía todo y las escapadas de su padre a lugares solitarios a donde previamente Calixto había mandado a alguna de las mujeres no se le había pasado inadvertido, en principio le sorprendía pero un día a los 11 años dio un rodeo y comprobó lo que su padre hacía, eso le gustó un montón y a partir de esa fecha comenzó a fijarse detenidamente en las tetas y culos de las mujeres que le rodeaban, un día a los 14 años subió a uno de los desvanes de la Casona a buscar algo, allí se encontró a una de las criadas que estaba haciendo la limpieza, ella tendría sobre 45 años, tenía unas tetas enormes, como hacía calor ella llevaba el vestido medio desabrochado y por la abertura se veían aquellos enormes globos, Alejandro se quedó embobado mirándolos, ella que se había dado cuenta siguió con su tarea como si nada pasase pero a partir de ahí comenzó a menear su enorme culo y procuró que sus tetas destacasen mas, la situación la divertía pero al mismo tiempo la mujer estaba calentona, Alejandro en principio tímidamente se acercó a ella y se la quedó mirando fijamente a las tetas.

―¿Qué pasa mi niño, te gustan las tetas de la vieja Marta?

―Tu no eres vieja Marta ¿Puedo tocarlas un poquito?

―¡Pues claro mi niño!

Marta inmediatamente se abrió el vestido y sacó sus enormes globos al exterior, Alejandro se quedó embobado mirándolos y con sus manitas comenzó a acariciarlos suavemente, inmediatamente los enormes pezones de Marta se erizaron y Alejandro instintivamente se llevó uno de ellos a la boca chupándolo con deleite, ni que decir tiene que eso provocó que la vagina de Marta comenzase a cosechar flujos de inmediato, ella alargó su mano y acarició la entrepierna de Alejandro sobre el pantalón, su sorpresa fue enorme, Alejandro con 14 años ya tenía un pene de unos 18 centímetros, en un rincón del desván había unos viejos colchones y ella impaciente arrastró allí al niño desnudándolo de inmediato, al quitarle el pantalón la polla del chico saltó como un resorte apuntando a la cara de Marta descaradamente, ella se la quedó mirando impresionada, en su vida había visto nada semejante, solo conocía la de su marido y la de él medía poco mas de la mitad de la que tenía el chico, arrobada la cogió con sus dos manos acariciándola suavemente, como si se tratase del mejor caramelo se llevó el rojo prepucio a la boca chupándolo ardorosamente, para Alejandro que era su primera vez el placer fue inaguantable y su polla comenzó a largar verdaderas salvas de caliente y espeso semen a lo mas profundo de la garganta de Marta a la cual no le quedó mas remedio que tragárselo a toda velocidad aunque lo hizo con verdadera satisfacción, la polla del chico seguía tiesa como un palo entonces Marte se acostó sobre los viejos colchones después de levantares sus largas faldas e indicó al chico que se situase entre sus gordos muslos, él sin dudarlo un momento se colocó como le indicaba Marta y su polla de inmediato quedó alojada entre los enormes labios del gordo coño de Marta que lo tenía hinchado por la excitación, Alejandro por la inexperiencia lanzó sus caderas hacia adelante de golpe introduciendo su enorme barra de un solo golpe en el interior de la mujer, esta lanzó un bramido de dolor, la pobre no estaba acostumbrada a recibir semejante herramienta en su interior y en principio el daño fue tremendo, Alejandro por el susto se quedó quietecito permitiendo al pobre coño de Marta acostumbrarse al invasor, ella lanzó un suspiro y comenzó a mover sus caderas suavemente, entonces el chico siguiendo las instrucciones de Marta comenzó a bombear suavemente, el conducto vaginal de la mujer comenzó entonces a segregar flujos en una cantidad inaudita permitiendo que aquel adorable embolo se desplazase con suma facilidad, el calor y el placer que Alejandro sentía era tremendo y sin poder evitarlo lanzó una tremenda descarga de semen que hizo delirar de placer al mismo tiempo a la pobre Marta que hacía mucho tiempo no sabía lo que era un buen orgasmo, el chico a pesar de todo no paró en sus embestidas, era la primera vez que metía su polla en un lugar tan suave y cálido y tenía que aprovechar a tope, el ritmo de su bombeo fue creciendo paulatinamente lo cual volvió a poner a Marta en órbita los orgasmos se sucedían uno detrás de otro, aquel niño la estaba matando de placer, cuando Alejandro eyaculó por tercera vez cayó rendido sobre el inerte cuerpo de Marta que hacia ya rato había dejado de moverse debido al terrible cansancio que tanto orgasmo le había producido, después de descansar un buen rato ambos se vistieron y ambos se dedicaron a sus quehaceres...

―¡Ah, mi niño! Cuando quieras mamita Marta siempre estará dispuesta para ti.

Alejandro se la quedó mirando lleno de orgullo y satisfacción alejándose rápidamente del desván, esta experiencia para él fue divina y a partir de ahí su afán por las mujeres se multiplicó por mil, en principio perseguía todo aquello que tuviese faldas y no opusiese demasiada resistencia pero después de cumplir dieciocho años se hizo mucho más selectivo, a las criadas ya se las había pasado prácticamente a todas y ahora sus metas estaban mas arriba por lo cual comenzó a fijarse en sus hermanas, empezó por hacer un seguimiento de Inés y cual no sería su sorpresa cuando descubrió asombrado que ella era la amante de su Hermanito Ramón, este hecho le produjo un morbo terrible, por lo cual se dedicó a seguir los pasos de su hermano Ramón con el fin de tratar de descubrir algo más, en efecto no se equivocó, maravillado descubrió que Junior también era el amante de su Mamá, eso en principio le desconcertó terriblemente, él en su Mamá nunca había visto a una mujer y por añadidura le tenía un respete terrible, a partir de la fecha del descubrimiento su forma de mirarla fue completamente distinta. El morbo de saber que su hermano se follaba a su hermana Inés y a su Mamá le hizo agudizar el ingenio para tratar de follarse a su hermanita Lucía, ella tenía 20 años y él estaba seguro de que todavía era virgen pues era muy mojigata y siempre andaba metida en cosas de religión y ayuda al necesitado, su obsesión aumento sobremanera un día que al pasar por delante de la habitación de su hermana esta se estaba cambiando de ropa, por despiste había dejado la puerta ligeramente abierta y Alejandro al ver el espléndido cuerpo de Lucía se puso como un toro, su determinación fue total ¡Tenía que follársela! Comenzó a idear como lo conseguiría y pensó que quizá el mejor día podía ser el de las fiestas de la hacienda. Don Ramón a mediados del mes de Agosto organizaba una gran fiesta para todo el mundo que trabajaba para él, a esta fiesta por obligado cumplimiento asistían absolutamente todos los trabajadores de la hacienda, autoridades y por supuesto toda la familia, Alejandro comenzó a maquinar su plan, a Lucía le encantaba un dulce licor casero exento de alcohol el cual preparaba con gran maestría una de las criadas, Alejandro consiguió convencer con muchas zalamerías y un buen polvazo a dicha criada para que preparase una jarra especial de dicho licor pero con una buena carga de alcohol, los días anteriores a la fiesta Alejandro fue el mas amable y solícito de los ayudantes de Lucía con lo cual se granjeó su total confianza y agradecimiento, el día de la fiesta Alejandro no se separó de su hermana para nada la ayudó en todo lo que ella necesitase para atender a los invitados y ella le estaba profundamente agradecida, por la tarde noche a la hora del baile a pesar de que ella nunca lo hacía no supo negarse a los requerimientos de su hermano por lo cual accedió a bailar con él, Alejandro muy pícaramente desde bastante antes de comenzar el baile le hizo probar el nuevo licor que había preparado la criada, a ella en principio le desagradó un poquitín pero mas tarde le cogió el gusto y ya cuando comenzaron a bailar Lucía estaba muy caliente pues el licor al mismo tiempo resultó ser un potente afrodisíaco, también ayudó el hecho de que a Don Ramón le gusta la música lenta y dulzona y esto permitía a las parejas abrazarse estrechamente y este hecho lo aprovechó a tope Alejandro, procuró alejarse prudentemente de miradas indiscretas y sus manos no paraban de acariciar a su hermanita, ella en principio le riñó dulcemente advirtiéndole que era su hermana y que ciertas cosas no se podían hacer entre hermanos, Alejandro se reía y le decía que no pasaba nada que simplemente eran caricias cariñosas sin maldad de ningún tipo, la calentura de Lucía iba en aumento y cuando su hermano se atrevió a acariciar sus pechos sobre el vestido ya no tubo voluntad en absoluto para oponerse, ella notaba una gran desazón entre sus flancos, las piernas le temblaban y notaba su cosita muy, muy caliente y como si se hubiese hecho pis pues la notaba muy mojada, nunca se había sentido así y ahora deseaba ardientemente que su Alejandrito la acariciase mas intensamente, él hacía rato que se había dado cuenta de que su hermana estaba totalmente vencida, la cogió de la mano y dando un rodeo entró en la casa por la parte trasera, llevó a Lucía directamente a su habitación, ella no supo o no quiso oponerse, los deseos que la atenazaban eran horribles y al mismo tiempo su mente estaba totalmente nublada impidiéndole cualquier pensamiento racional, Alejandro dulcemente comenzó a besar y acariciar a su hermanita y ella comenzó a responder apasionadamente a estos besos y caricias, su cuerpo ardía de deseo y su mente estaba totalmente en blanco, Alejandro comenzó a desnudarla lentamente (todavía no podía creer que esto estuviese ocurriendo realmente) en cuanto la tubo desnuda totalmente se desnudó el en un santiamén, enseguida reclinó suavemente a su hermanita sobre la cama, su boca y manos acariciaron entonces los hermosos pechos que se le ofrecían duros y desafiantes, Lucía con sus manos cogió la cabeza de su hermano y la guió del uno al otro pecho alternativamente, las lamidas y chupetones que él prodigaba a sus pezones la estaban volviendo loca de placer, Alejandro deseaba ardientemente comer el coño de su hermana por lo cual venciendo la resistencia de las manos de ella sobre su cabeza (sus manos seguían acariciando tetas y pezones) su boca se encaminó vientre a bajo en busca de su objetivo. Lucía cuando tomó conciencia de lo que su hermano hacía en su cosita creyó morirse de placer, jamás había sentido un placer semejante. Alejandro no era muy ducho comiendo coños, de hecho era la primera vez que hacía una cosa semejante pero su instinto para estas lides era formidable y cuando sus labios y lengua detectaron algo duro y protuberante en la comisura superior del coño de su hermana supuso que debía chuparlo pensando acertadamente que esto le proporcionaría mas placer a su hermanita, el resultado fue una verdadera explosión por parte de ella, las caricias de Alejandro le produjeron un tremendo orgasmo que la dejo semi inconsciente, Alejandro ahora estaba fuera de sí, su polla estaba como una barra de hierro incandescente, se situó entre los hermosos muslos de su hermana y con su mano guió su formidable herramienta a la entrada de la vagina de ella empujando ligeramente sus caderas, Lucía tenía el coño tan encharcado con sus flujos que en principio la polla de su hermano se deslizó en su interior sin ningún problema, el problema se presentó cuando este se encontró con una fuerte resistencia, Alejandro desconocía lo que era el himen en una mujer por lo cual tiró sus caderas hacia atrás y empujo de golpe, de una forma brutal su herramienta se coló hasta el fondo de la vagina de su hermana la cual lanzó un tremendo grito de dolor, Alejandro sorprendido y asustado frenó en seco, se quedó quietecito acariciando y besando a su hermana dulcemente tratando de calmarla, después de un buen rato de esta guisa ella comenzó a sentir un hormigueo muy agradable, su cosita comenzó a mojarse de nuevo y al mover ligeramente las caderas notó como el roce que producía en su interior la barra de su hermano le producía un placer exquisito, ella entonces le pidió a él que se moviese muy despacio y él obediente comenzó a desplazar su falo suavemente de adentro a fuera y viceversa, para Alejandro era inenarrable el tremendo placer que su hermana le estaba proporcionando, las paredes internas de la vagina de su hermana eran suaves como el terciopelo, ella instintivamente acompasó sus movimientos de caderas a los movimientos de él, el fruto de esta sincronización fue que simultáneamente ambos comenzaron a gemir fuertemente, ambos comenzaron a sentir fuertes espasmos y ambos subieron a la cumbre del mas intenso de los placeres, Alejandro descargó en lo mas profundo de su hermana un verdadero torrente de semen el cual se mezcló con un no menor torrente de flujos generado por el gran orgasmo que ella había tenido, ambos se quedaron abrazados mirándose intensamente, ella no entendía que es lo que había pasado, como se había producido aquella situación pero era tan placentera que ya nada importaba, besó agradecida a su hermano...

―Esto que pasó hoy será un secreto entre tú y yo, a partir de hoy serás como mi marido y te juro que de no ser así te cortaré esa cosa que te cuelga entre las piernas.

La realidad fue que Alejandro a parte de su Hermana Lucía se siguió follando a toda hembra que se le pusiera a tiro, Lucía le cogió tal gustirrinín a los juegos del amor que pasado un tiempo su hermano era insuficiente para ella, por lo cual cualquier macho que estuviese apetecible irremediablemente pasaba por entre sus piernas

 

CAPÍTULO (VI) Magdalena

Por ser la más feúcha de la casa Magdalena digamos que estaba un poco relegada con respecto a los demás, mientras los demás hermanos obtenían lo que querían ella al ser el patito feo prácticamente nadie le hacía caso, la verdad era que Magdalena con doce años era realmente fea, su cuerpo era alto, flaco y desgarbado, su pelo pajizo y su cara era un tremendo mapa lleno de pecas, al mismo tiempo casi no tenía dientes (los segundos tardaron mucho tiempo en salir, aunque cuando salieron estos eran preciosos) por todo esto se comprende perfectamente el hecho de que fuese una niña solitaria prácticamente sin el cariño de nadie excepto en contadas ocasiones en que Don Ramón dentro de alguna de sus borracheras fuese cariñoso con ella, a pesar de todo ella estos gestos los agradecía profundamente por lo cual quería a su padre con locura, al mismo tiempo el hecho de sentirse apartada forjó su carácter haciéndola independiente, fuerte y sagaz.

Pasados los trece años Magdalena comenzó a cambiar radicalmente, aunque su cara siguió siendo pecosa y más bien fea esto lo compensaba con un carácter despreocupado y alegre, sus piernas comenzaron a llenarse y formarse convirtiéndose en dos verdaderas columnas perfectamente torneadas, sus caderas se ensancharon, su culito se hizo firme y respingón, la cintura estrecha y unos pechos impresionantes, en resumen Magdalena se estaba convirtiendo en una real hembra, con quince años Magdalena estaba casi totalmente formada y su sexualidad era desbordante, cuando en el campo veía una pareja de animales apareándose si se encontraba sola se tumbaba sobre la fresca hierva y se hacía unas pajas tremendas, en una de ellas no se había dado cuenta de que el hijo de uno de los peones de la hacienda estaba cerca, cuando ella se acostó él trató de cercarse sigilosamente para poder ver lo que hacía su amita pero pisó una rama, el ruido alertó a Magdalena que levantándose de inmediato sorprendió al chico, éste tenía sobre 20 años era mas bien alto y fuerte y su rostro muy agradable, Magdalena se le quedó mirando intensamente y él fue incapaz de moverse o articular palabra, ella estaba caliente al igual que una mula en celo y la aparición del chico para ella fue como un regalo del cielo...

―¿Cómo te llamas? ¿Quién eres?

―¡Señorita, discúlpeme! Mi nombre es Pedro y soy hijo de uno de los peones.

―¿Qué estabas haciendo aquí?

―No pretendía hacer nada malo señorita, solo que me sorprendió su presencia y...

―Y querías espiarme ¿No? Bueno, ven a mi lado y siéntate, lo que ocurra aquí ¡Nunca! Se lo contarás a nadie de lo contrario te arrepentirás ¿De a cuerdo?

Pedro que de tonto no tenía un pelo se relamió el hocico imaginando el rato placentero que le esperaba, solo él pensarlo hizo que su polla se pusiera a mil levantando un bulto considerable en su pantalón, Magdalena que se fijó le ordenó se lo sacase fuera, él sin rechistar obedeció de inmediato, el aparato de Pedro no es que fuese una enormidad pero tampoco estaba nada mal, mediría unos 16 por 4 centímetros, para Magdalena que era el primer pene que miraba le pareció monstruoso...

―Este aparato es demasiado grande y gordo, es imposible que pueda entrar en mi cosita.

―¡No! Al contrario, yo creo que es pequeño, las veces que lo hice con alguna chica ninguna se quejó.

―¡Bueno, ya veremos! De momento desnúdate.

A Magdalena ya no le importaba nada, notaba un tremendo calor en su vagina y de alguna forma tenía que calmarlo, en cuanto Pedro se desnudó ella cogió con sus manos aquella enhiesta polla y la sopesó, cada vez le gustaba mas, instintivamente inclinó su cabeza y comenzó a darle besitos aquel brillante capullo para de sopetón tragárselo de un golpe y comenzar a chupar de él como hacían los becerritos a las vacas cuando mamaban, esto a Pedro nunca nadie se lo había hecho y se sintió en la gloria pero cuando estaba a punto de correrse por lo que pudiera pasar retiró su polla de la boca de la señorita y expelió un verdadero torrente de semen que dejó boquiabierta a Magdalena, nunca había visto cosa semejante, inmediatamente ella se desnudó totalmente, ahora le tocó a Pedro quedarse con la boca abierta, la señorita estaba descomunal, ella se recostó sobre el suelo y Pedro dulcemente comenzó acariciarla y besarla, ella suspiraba y gemía quedamente, Pedro goloso se dirigió a las hermosas y rotundas tetas de la señorita y comenzó a chupar sus enormes pezones con extremado deleite para ambos, después de un buen rato de chupeteos mientras sus manos acariciaban en círculos aquellos tremendos melones su boca se desplazó lentamente vientre a bajo, cuando alcanzó el poblado y sedoso monte de Venus Pedro bajó sus manos colocándolas bajo las nalgas de la señorita, ella intuyendo lo que se acercaba elevó sus caderas lo cual facilitó el que Pedro pudiera introducir su lengua dentro de la sabrosa gruta que se le ofrecía comenzando a dar lametones a diestro y siniestro, las sensaciones que Magdalena sentía eran sublimes pero estas se multiplicaron cuando Pedro astutamente soltó una de sus manos e introdujo primero uno y poco mas tarde otro dedo en el conducto vaginal chupando afanosamente al mismo tiempo su clítoris, Magdalena estaba totalmente electrizada y sus caderas golpeaban rítmicamente los dedos y boca de Pedro hasta que lanzando un sonoro grito se corrió de una forma apoteósica, Pedro que tenía otra vez su polla como una barra de hierro al rojo se acomodó entre los hermosos muslos de Magdalena quedando esta alojada justo en la entrada de la caliente y encharcada gruta, empujó ligeramente y se deslizó sin dificultad alguna hasta que hizo tope en el himen que Magdalena todavía mantenía intacto, Pedro sabía de que iba la cosa por lo cual colocó sus manos bajo el culo de ella y comenzó a presionar suave pero constantemente, ella en principio se quejó pero en cuanto la barrera inexorablemente traspasó la barrera el dolor se convirtió en un placer inaudito, Pedro comenzó a bombear a ritmo lento y constante en principio, ella cruzó sus piernas sobre las caderas de él y acompañó sus bombeos con un dulce vaivén de sus caderas, ambos entre gritos y gemidos de puro placer arreciaron sus movimientos y ambos simultáneamente llegaron a la más alta cúspide del placer supremo entre besos, gritos y gemidos. Pedro se llevó de este encuentro con la señorita unos profundos arañazos en la espalda que ella inconscientemente le produjo cuando alcanzo su divino orgasmo.

Pasados unos días Magdalena andaba por la hacienda como una perra en celo en busca de su adorado Pedro y no le daba encontrado por ninguna parte, cuando por fin encontró al padre de Pedro le preguntó por este, el hombre le contestó que a su hijo hacía unos días le habían destinado como jardinero al Palacio de la Villa de Cruces, Magdalena cogió una rabieta tremenda, ella se había enamorado de Pedro y le necesitaba por lo cual comenzó a maquinar la forma de que su padre consintiese que ella estudiase en la Villa lo cual era muy difícil debido a que Don Ramón era enemigo acérrimo de la excesiva formación en las mujeres, el consideraba que la excesiva formación en las mujeres lo único que aportaba era una fuente de problemas añadidos, había consentido que estudiase Inés debido a que en su día se lo había prometido a su mujer pero ninguna más. Magdalena iba por el campo ensimismada en sus pensamientos cuando de improviso se topó con su padre que estaba muy concentrado contemplando el culo de una de las campesinas, ella pudo observar como en la parte delantera de su pantalón se le iba formando un gran bulto, de pronto lanzó una sonrisa feroz y se le ocurrió una malévola idea...

―¡Hola papi! ¿Qué haces?

Don Ramón cogido de sorpresa pegó un brinco...

―¿Qué haces tu aquí?

―Estaba dando un paseo ¿Me acompañas?

Para que él no pudiese negarse Magdalena le cogió de la mano y le obligó a acompañarla, cerca había una frondosa arboleda y Magdalena encaminó sus pasos hacia ella, Don Ramón la seguía inconscientemente, iba desasosegado hacía muchos días que no se había desahogado y su hija fue a romperle el plan justo cuando estaba a punto de concretarse, el culo de aquella mujer le había puesto a mil y ahora...

Magdalena según caminaban miraba hacia abajo a la entrepierna de su padre y se dio cuenta que su polla todavía seguía semi erecta, ella se sonreía ladinamente, llegados a la arboleda y según caminaban ella rozaba insistentemente su cadera contra él o buscaba la forma de rozar sus poderosas tetas contra su brazo de modo que llegado un momento Don Ramón disimuladamente comenzó a fijarse en el tremendo cuerpo de su hija, nunca la había visto como mujer de hecho nunca jamás había puesto la vista encima a ninguna de ellas y ahora debido al estado de excitación en el cual se encontraba descubrió que su pequeña era un monumento, llegados a un clarito en medio de la arboleda, un lugar muy tranquilo y solitario...

―¿Descansamos aquí un poquito papi?

―Cómo quieras.

Ambos se sentaron hablando de infinidad de cosas sin importancia, bueno quien hablaba era ella Don Ramón estaba concentrado en el prominente bulto que hacían sus tetas.

―Hay papi que calor hace, si estuviera sola en este sitio tan solitario me pondría mas cómoda estas ropas me dan un calor tremendo.

Don Ramón la miró sonriente y astutamente...

―Bueno hijita al fin y al cabo soy tu padre y no pasará nada por el hecho de que te pongas cómoda, mira yo me quitaré la camisa y el pantalón, también para estar más cómodo, me quedaré solo con el calzoncillo.

Magdalena se hizo la inocente y hasta se sonrojó un poco, interiormente se sonreía sus planes se estaban concretando mucho mejor de lo que ella había previsto, muy modosita soltó los botones de su largo vestido y se lo sacó quedándose solo con una ligera y semi transparente camisita la cual dejaba ver en todo su esplendor los enormes y hermosos pechos y su pantaloncito que también dejaba entrever su frondoso monte de Venus, Don Ramón al ver aquella belleza sin poder evitarlo se empalmó al igual que un burro...

―¡Hay papi! ¿Qué cosa es esa tan grande que te sale ahí?

―¿No sabes lo que es cariño?

―No papi nunca vi una cosa como esa ¿Qué es, para que sirve?

Don Ramón excitadísimo ni corto ni perezoso se quitó el calzoncillo quedándose totalmente desnudo ante el regocijo interno de la no tan inocente hijita, él de inmediato se dispuso a dar a su hija una lección de anatomía...

―¡Mira Hijita! Este es el órgano sexual de los hombres, se llama Pene y aparte de servir para mear bien colocado en esa cosita que tenéis las mujeres entre las piernas por la cual hacéis pipí y se llama Vagina, también sirve para dar mucho placer a ambos.

―¡Pero papi! Esa cosota tan gorda y grande no puede entrar en mi Vaginita.

―No te preocupes hijita, sácate esas ropas y ya verás como entra.

Magdalena rápidamente se desnudó totalmente, Don Ramón se quedó asombrado al contemplar el cuerpo desnudo de su hija, su niña era un verdadero monumento.

―Mira cielito ahora te voy acariciar para que tu vaginita se moje y en cuanto esté mojadita te pongo mi pene y ya veras como entra y nos da mucho gustito a los dos ¿Vale?

―Si papi, pero... no me hagas daño.

La muy zorra con estas palabras dulcemente se dejó convencer, Don Ramón como un lobo sé hecho sobre las tetas de su hija mamando de sus pezones como un corderito, después de un buen rato de estas prácticas mamatorias siguió el recorrido vientre abajo lamiendo y besando cada centímetro de piel que se le ponía por delante, Magdalena ronroneaba como una gatita en celo, Cuando Don Ramón alcanzó el centro de placer de su hija esta le paró en seco tirándole de los pelos, Don Ramón muy sorprendido...

―¿Qué pasa hijita?

―Hay papi, quería pedirte una cosa.

―Pídeme lo que quieras cariño, está concedido de antemano ¿Qué es lo que quieres?

―Quiero estudiar en la Villa en el sitio de Inés.

Don Ramón pensó rápidamente, si ella se queda en la casa de la Villa él tendría mas oportunidades de satisfacer sus ansias sexuales con ella.

―¿Te quedarás en la casa de la Villa?

―¡Pues claro papi!

La muy zorra de Magdalena se dio cuenta rápidamente de las intenciones de su padre pero al mismo tiempo ella se podría aprovechar de mil formas distintas precisamente de esas intenciones. Zanjada la cuestión Don Ramón se lanzó de cabeza al dulce coño de su hija, con sus dedos abrió la apetitosa raja y su lengua comenzó a recorrerla en toda su longitud de arriba debajo de abajo arriba chupando y lamiendo el excitado clítoris de la niña, Magdalena se retorcía como un lagarto, su papi era un verdadero experto en la materia tanto que en pocos segundos Magdalena tubo una sucesión de orgasmos consecutivos que la hacían gritar de placer, Don Ramón tenía la polla como un hierro al rojo, cuando creyó que su hija estaba totalmente a punto se colocó sobre ella dirigiendo la cabeza de su polla a la deliciosa y abierta grieta de su hija, empujó suavemente sus caderas y para su gran sorpresa su polla se fue al fondo totalmente sin oposición de ningún tipo, con los ojos abiertos como platos por la sorpresa se la quedó mirando, ella le miró con una falsa y tierna sonrisa...

―Papi, hace unos días estaba jugando con una zanahoria y...

Don Ramón pensó para sí ¡Esta es mas zorra que una gallina, pero que diablos, un trabajo menos! Comenzó entonces a bombear y lo que sentía era realmente delicioso, su niña a pesar de haber perdido la virginidad tenía el coño apretadito y se adaptaba a su falo como un guante de terciopelo, ella elevó sus piernas cruzándolas sobre las caderas de él rodeando con sus brazos al mismo tiempo su cuello, los movimientos de sus caderas eran rapidísimos, literalmente era ella quien dirigía el coito, Don Ramón como buen experto se adaptó rápidamente a sus vaivenes, sus manazas la cogieron de las nalgas y sus estocadas eran lentas y profundas, Don Ramón no recordaba un polvo semejante ni siquiera en los mejores años de su juventud, Magdalena lanzaba grititos entrecortados, la polla de su padre en su interior le estaba produciendo sensaciones sublimes, su cuerpo era sacudido por infinidad de descargas eléctricas que la recorrían en todas direcciones, con la mente nublada calculaba que había tenido ya tres o cuatro pequeños orgasmos encadenados y algo muy fuerte se estaba acercando, cuando de pronto escuchó al lado de su oído un sordo estertor y notó un tremendo calor en lo más profundo de su útero, esa fue la señal, lanzó un potente grito entre fortísimos espasmos quedando a continuación totalmente desmadejada, su padre se dejó caer de lado totalmente agotado. Ambos con sus pensamientos, Don Ramón pensaba que ya no estaba para estos trotes sobretodo con chicas jóvenes, Magdalena se decía para sí ¡Joder! Cómo se nota el buen hacer de un veterano experto.

Ni que decir tiene que a partir de esa fecha Magdalena obtuvo todo lo que quiso y más incluido a su Pedro del alma el cual regaba su jardín con gran dedicación prácticamente todos los días.

 

CAPÍTULO (VII) Jaime

Como se decía en la síntesis de cada uno de los miembros de la familia Fraga de la Torre, Jaime el benjamín era el azote de la hacienda siendo además tremendamente inteligente, sentía una gran admiración por su padre y hermano mayor al cual trataba de imitar en todo, todos los demás, hombres y mujeres le importaban un rábano.

Con catorce años ya estaba tremendamente desarrollado, su estatura rondaría el 1,74 y su cuerpo era perfectamente armónico, no obstante su principal atributo era su tremendo pene que a esa temprana edad ya le medía 23 por 4,5 centímetros acompañado de una sexualidad exacerbada, se la había despertado de golpe hace ahora año y medio una tarde que al pasar por delante de la puerta de la biblioteca le pareció escuchar un gemido apagado, por su innata curiosidad pegó la oreja a la puerta y escuchó atentamente, muy apagadamente le llegaba un rumor de voces y gemidos, la biblioteca tenía un pequeño tragaluz que daba a uno de los desvanes, Jaime perfecto conocedor de la casona inmediatamente se dirigió a toda velocidad a dicho desván y cuando con mucho cuidado se asomó su asombro no tubo límites, en la biblioteca se encontraban su Mamá y el Arcipreste de la Villa de Cruces que había ido de visita, en principio no entendía que era lo que pasaba pero lo que el cura le hacía a su Mamá debía ser muy bueno por que ella le cogía de la cabeza y le decía...

―¡Sí, por ahí! ¡Mas, mas, más rápido!

Su Mamá estaba tumbada sobre la mesa central de la biblioteca con las piernas muy abiertas y el Arcipreste con la cabeza metida entre ellas lamía y chupaba afanosamente la conchita de su Mamá, después de un rato el cura se abrió la sotana y bajándose el pantalón rápidamente saco su pene y comenzó a metérselo por la conchita a Mamá, ella suspiraba y gemía mucho y comenzó a gritarle al cura que le diera mas fuerte, Jaime sentía una sensación extraña y se dio cuenta que su propio pene le dolía de lo duro que lo tenía, sin dejar de mirar lo que su Mamá y el cura hacían se lo sacó del pantalón y comenzó a menearlo desesperadamente, justo cuando su Mamá lanzó un grito apagado de su pene comenzó a salir un líquido blanquecino y espeso acompañado de un placer exquisito, le llamó profundamente la atención que cuando el cura sacó su pene de la concha de su Mamá de su interior también comenzó a salir un líquido parecido. A partir de ese día la mayor obsesión de Jaime era su Mamá, él deseaba ardientemente hacer lo mismo que había hecho el Arcipreste, si el cura lo había hecho, él que era su hijo ¿Porque no podría hacerlo? Durante un año espió a su madre buscando obsesivamente una ocasión propicia, durante ese tiempo ella fue su centro de atención y el objetivo de sus numerosas pajas y por fin la ocasión se presentó pocos días después de la partida de su hermano Ramón, Mamá estaba desconsolada llorando en su alcoba, Jaime solícito entró cerrando la puerta a sus espaldas, Mamá estaba tumbada sobre la cama y se la veía hermosísima, él se tumbó a su lado abrazándola amorosamente, Doña Pilar correspondió al cariño de su retoño abrazándose también a él entre suspiros, Jaime entonces inició una serie de lentas caricias e infinidad de besos lo cual Doña Pilar aceptaba placenteramente, Jaime inocentemente recostó su cabeza sobre los hermosos pechos de su Mamá que a pesar de sus cuarenta y ocho años estaban todavía duros y firmes, ella con sus manos acariciaba dulcemente los cabellos de su niño, el niño juguetón con su boca soltó los botones superiores de la blusita de su Mamá quedando sus hermosas tetas separadas de su boca solo por una suave y fina telita, Doña Pilar inconscientemente se estaba excitando y sus pezones se estaban poniendo duros a una velocidad vertiginosa, Jaime al igual que un niño travieso cogió uno con su boca sobre la tela y comenzó a chuparlo suavemente, como si se estuviese amamantando, Doña Pilar sintió un cosquilleo por todo su cuerpo y sus manos siguieron acariciando los cabellos de su hijito presionando al mismo tiempo su cabeza para que no dejara de hacer lo que estaba haciendo, Jaime que tenía el brazo derecho libre astutamente aprovechó para acariciar tiernamente a su Mamá vientre, cadera y muslo sobre su larga falda sin atreverse todavía a pasar su mano sobre el vértice que formaba la unión de sus piernas, ella comenzó a jadear quedamente y Jaime consideró que era el momento, muy despacio fue aproximando su mano a dicho vértice pasando suavemente su mano y dedos sobre el monte de Venus, miró a la cara de su Mamá para comprobar su reacción y vio con satisfacción que ella tenía los ojos cerrados y seguía gimiendo quedamente, siguió entonces chupando alternativamente sus pezones y soltó los botones que fijaban la falda a la cintura, introdujo entonces su mano por el hueco y osadamente bajo el elástico del pantaloncito, al no haber reacción adversa alguna siguió su avance hasta que se encontró con el poblado monte de Venus, sus dedos se introdujeron entre aquella mata de pelos recorriéndola suavemente, los gemidos de Doña Pilar se incrementaron, él siguió con su mano hacia abajo y ella automáticamente separó sus piernas dejando libre acceso a su ya muy húmeda y excitada grieta, por primera vez Jaime tocaba el coño de una mujer y su textura le parecía deliciosa, al mismo tiempo estaba asombrado de que su madre se dejase hacer sin oposición de ningún tipo por lo cual su atrevimiento fue total, cogió la mano de su Mamá y la colocó sobre su excitadísimo pene, ella al notar semejante bulto abrió los ojos y como una centella se lanzó sobre la entrepierna de su Benjamín en un abrir y cerrar de ojos sacó al exterior la herramienta de su hijo y se quedó extasiada contemplando aquella maravilla de la naturaleza, era increíble como semejante palo se podía mantener de pie de lo grande que era, con unas tremendas venas que lo rodeaban lo cual le daba un tacto maravilloso y una cabezota roja, brillante ¡Preciosa! Doña Pilar con toda la devoción del mudo comenzó a pasar su lengua suavemente sobre la brillante cabezota mientras con sus dos manos desplazaba la piel rítmicamente arriba, abajo, Jaime se moría de placer, lo que le hacía su Mamá era lo mejor del mundo pero el éxtasis llegó cuando ella se introdujo lentamente la cabezota de su pollón en la boca y la sincronizó con los movimientos de sus manos, esto para Jaime fue excesivo y de pronto lanzó un tremendo chorro de semen en el interior de la boca de Doña Pilar la cual pensó ahogarse, era tanta la cantidad que tubo que retirar su boca rápidamente quedando toda su cara y pelo bañada en semen, Doña Pilar siguió masajeando suavemente el precioso pene de su retoño (no era cosa de dejar que perdiera su fuerza, ella lo necesitaba desesperadamente) Pasados unos segundos Doña Pilar se recogió las faldas y se colocó sobre su hijo, con su mano guió amorosamente aquella formidable estaca a la entrada de su vagina, con cuidado fue bajando su culo sobre ella (A pesar de lo experimentada que estaba Doña Pilar tenía un cierto respeto a las dimensiones de aquel poderoso falo) No obstante este fue penetrando lentamente en ella casi en su totalidad, ella se sentía llena y una gran sensación de bienestar invadía todo su cuerpo, apoyó sus manos sobre los hombros de su hijo mientras le ofrecía sus hermosas tetas, Jaime las amasaba con sus manos mientras su boca iba de uno al otro pezón sin descanso mientras en su polla sentía un sin número de sensaciones, nunca se pudo imaginar lo exquisito que era tener la polla alojada en un sitio tan caliente y placentero como era el coño de una mujer. Doña Pilar controlaba el coito con verdadera maestría, con sus muslos y culo impedía las arremetidas de su impetuoso hijo mientras ella se movía lo justo para sentir en su interior un verdadero torrente de sensaciones que subían lentamente por su columna vertebral, señal inequívoca de que un gran orgasmo se estaba aproximando, por otro lado Jaime notaba como paulatinamente sus testículos se endurecían e infinidad de sensaciones invadían todo su cuerpo, el chico no pudo soportar por mas tiempo el tremendo placer que le estaba invadiendo y en un supremo esfuerzo comenzó a lanzar unas tremendas ráfagas de ardiente y espeso semen el cual esperaba impaciente su ardorosa madre para soltar un torrente de flujos que la llevaron a la mismísima gloria, ambos se quedaron estrechamente abrazados, Jaime mirando intensamente a su Mamá...

―¡Mamita! ¿Me dejaras hacerlo mas veces? Te quiero muchísimo y me ha gustado mucho.

―Tu serás mi consuelo a partir de ahora mi niño, siempre que quieras mami te hará cositas, pero esto no se lo puedes contar a nadie mi niño porque nos meterían a la cárcel a los dos y lo pasaríamos muy mal ¿Me lo prometes?

―Te lo prometo mami por mi no lo sabrá nadie.

Jaime cuando salió de la alcoba de su madre era el ser más feliz del mundo ¡Su sueño se había cumplido! Pero... ahora era cuando empezaban sus aventuras de verdad, ahora que había probado el sexo deseaba ardientemente conocer a mas mujeres, intuía que cada una era distinta y cada una podía proporcionar un placer distinto por lo cual comenzó a centrar su atención en sus hermanas, ya se había fijado en ellas y todas estaban buenísimas pero había una que le atraía especialmente, esta era Lucía, inició su vigilancia hacia ella y cual no sería su sorpresa cuando descubrió que su hermanita se entendía muy bien con Alejandro cuando sorprendió a ambos en un paraje apartado de la hacienda, al siguiente día de su descubrimiento Jaime llamó a su hermanita...

―Oye Lucía, ayer os vi a ti y a Alejandro.

―¿Qué dices Jaime? ¿Dónde nos viste? Eso es imposible, ayer yo no estuve en la hacienda, yo ayer estuve en la Villa.

―Sí, ya sé, ayer estuviste en la Villa pero por la mañana, a las 18,30 estabas con Alejandro en el paraje de los Sotos y ambos estabais en pelotas ¡Por cierto! Por la forma en que te movías y gritabas tenías que estar pasándolo muy bien.

Lucía roja como la grana...

―¿Qué quieres Jaime? ¿Qué pretendes?

―¡Joder! ¡Qué me dejes hacer lo mismo!

―Tú estas loco, eres muy niño.

―¿Tu crees?

Jaime se desabrochó la bragueta y sacó al exterior el monstruo que llevaba oculto, Lucía abrió los ojos como platos contemplando aquel portento, como hipnotizada alargó su mano y cogió aquella cosa por su base como sopesándola, Lucía reaccionó de pronto, cogiendo a Jaime de la mano rauda lo introdujo en su habitación, inmediatamente y en un abrir y cerrar de ojos desnudó totalmente a su hermano contemplando hechizada aquel rico portento que él portaba entre sus piernas, sentó a Jaime en la cama y ella arrodillándose entre sus piernas con sus dos manos cogió aquella barra candente y comenzó a subir y bajar la piel suavemente mientras sus labios daban besitos sobre la roja cabeza la cual después de un ratito introdujo en su boca chupándola delicadamente, Lucía coordinó también las chupadas con los desplazamientos de sus manos que Jaime aún tratando de evitarlo comenzó a lanzar verdaderas andanadas de espeso y caliente semen entre suspiros de gozo, pasado el momento Lucía se desnudó en un santiamén, Jaime se quedó prendado del hermoso cuerpo de su hermana, ambos se lanzaron sobre la cama y Jaime comenzó a besarla y acariciarla por todas partes, Lucía ronroneaba como una gatita mientras conducía e indicaba a su hermano a aquellos lugares de su anatomía donde las caricias eran mas placenteras pero lo que realmente quería era introducir en su interior aquella tremenda estaca que su hermanito poseía por lo cual ella se colocó sobre él y con su mano condujo el hermoso trofeo a la puerta de su caliente y empapada gruta, en cuanto lo tubo encajado comenzó a bajar su culo lentamente, todavía no había introducido ni la mitad y su vagina le dolía pero al mismo tiempo sentía un placer inenarrable el cual no le permitía desistir de su intento de tragárselo todo, Jaime tenía cogida de las caderas a su hermana y seguía fielmente las indicaciones de ella, sabía que de no hacerlo ahí se acabó la fiesta y eso era lo último que él quería, cuando Lucía consideró que tenía suficiente polla en su interior y su coño se había adaptado a sus dimensiones comenzó a subir y bajar su culo suavemente, el pistón de su hermano comenzó a deslizarse de una forma enormemente placentera para ambos, Jaime era el primer coño apretadito que cataba y era maravilloso y Lucía se encontraba desbordada de polla, se sentía absolutamente llena y el placer que le producía era infinito (su hermanito el crío la estaba matando) ella comenzó a gemir ruidosamente, apoyando las dos manos sobre el pecho de Jaime comenzó a mover su culo a una velocidad vertiginosa, Jaime comenzó a sentir unas contracciones terribles en sus testículos y un sin fin de sensaciones por todo su cuerpo y ambos al unísono lanzaron un grito apagado corriéndose como verdaderas bestias, ella exhausta se dejó caer sobre su hermano que la recibió con un gran beso en su boca al cual ella respondió amorosamente (el niño la había hecho enormemente feliz)

A partir de esa fecha Jaime se fue haciendo con el resto de sus hermanas todas las cuales le adoraban, no obstante Jaime jamás se olvidó de su querida Mamá a la cual prodigaba de vez en cuando todo su cariño, se hizo Letrado y dirigió magistralmente todos los asuntos de la familia.

Magdalena se casó con su querido Pedro y D. Ramón les hizo como regalo de bodas el Palacete de la Villa donde ambos siguieron follando como descosidos excepto un detalle y es que la parte secreta que utilizaba para sus correrías D. Ramón ahora la utilizaba Magdalena.

Alejandro se marchó a Madrid donde conoció a una preciosa Condesita con la cual se casó y con la que vive rodeado de cuatro críos tremendamente feliz.

Lucía desde que probó la tranca de su hermanito Jaime no quiso saber nada de otros hombres, actualmente es la solterona de la hacienda aunque y debido a su buen corazón sigue ayudando a todos los necesitados.

Inés se casó con un Ingeniero Agrónomo y se quedó en la hacienda donde su marido dirige todos los trabajos de explotación, la cuestión es que mientras él dirige los trabajos del campo ella trilla su propio prado aprovechando a todo aquel que se le ponga a tiro.

Junior sigue en América aunque sus grandes riquezas le permiten viajar por todo el mundo, eso sí jamás regresó a su tierra natal, sigue soltero y disfrutando de toda hembra que realmente valga la pena.

Doña Pilar murió a la edad de 87 años realmente satisfecha de su vida, aunque en alguna ocasión todavía creía sentir cierto cosquilleo en su ya muy pasada almeja.

Por último D. Ramón murió a la temprana edad (para él) de 74 años debido a un infarto, este se le produjo en pleno campo y en pleno ejercicio amatorio. Se cree que a pesar de todo y por su beatífica sonrisa murió realmente feliz y satisfecho.

FIN

(9,63)