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31.4 Rompiendo el hielo

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Permanecemos un largo rato abrazados, llorando y consolándonos mutuamente, siento profundamente haberle ofendido sin quererlo.

-Daniel, te quiero tanto, a ti y a Nico, no sé cómo he podido decir esto y además a ti, que eres lo mejor que me ha podido pasar en mucho tiempo.  –llorábamos abrazados, sus manos vinieron a mi rostro y limpiaba las lágrimas con ellas y entonces me besó, posó sus labios húmedos y calientes sobre los míos, muy suavemente al principio, abrí mi boca y se confundieron nuestros alientos, acariciaba mi pelo y yo pasé mi brazo por su espalda para estrecharle contra mí.

-Te quiero Daniel, no sé cómo he podido ser tan ingrato. –me hablaba a milímetros de mi boca.

-Yo también te quiero, y la culpa es mía, no debí proponerte algo que te pudiera ofender.  –la calidez de su boca barre mi cara besándola, le aprieto contra mi cuerpo acariciando su espalda.

-Quiero estar con vosotros si me aceptáis, lo deseo Daniel, estoy ahora tan bien, tan a gusto contigo. -mis manos bajan a su trasero duro, terso y algo frío.

-Vamos donde Nico, estará pensando que nos ha sucedido algo.  -me levanto y tiro de su mano, le sujeto de la cintura estrechándola y salimos al pasillo.

Nico duerme plácidamente en el centro de su gran cama, cubierto por una sábana dorada y una colcha blanca. Aprieto la cintura de Lorian y le miro sonriente, él emite una risita y abraza a su vez mi cintura con un brazo, le retiro la chaqueta, su pecho es blanco como el mármol y se le notan azuladas algunas venas, está ligeramente marcado y solo le cubre el ombligo unos escasos vellos rubios, es increíblemente perfecto, y más bello al natural que como le vi en el reportaje que le hicieron para enviar a las agencias junto con Alan.

Tiro con suavidad del elástico de su pantalón hacia abajo, cuando desciende de sus nalgas largas, delgadas, maravillosas y estupendas, cae a sus pies por su misma gravedad. Su pene no es nada del otro mundo, parecido al mío, unos doce centímetros en reposo, cubierto casi todo su capullo por el prepucio y dos bolitas doradas de testículos, escasos vellos cubren la base del pene.

Perfecto e inmejorable todo él, no puedo apartar mis ojos de su cuerpo, y su rostro va cogiendo color, su pierna izquierda trata de cruzarse con la derecha y noto su timidez ante mi examen.

-Perdona, no te había vuelto a ver desnudo desde que te vi en las fotografías aquella noche, eres perfecto Lorian.  –sonríe pero no dice una palabra, se acerca a mí, solamente llevo el pantalón puesto y hace lo mismo que yo, tira de él y quedo desnudo ante sus ojos, recrea su mirada que le brillan y sonríe delicioso.

-¿Te gusto?  -creo que sí, que soy de su agrado.

-Me deleitas Daniel, ya te vi desnudo la noche que te emborrachaste y Evans te tuvo que desnudar para meterte en la cama, tú no te diste cuenta, ríe con los recuerdos de aquella noche.

En nuestra observación mutua no nos habíamos percatado de que Nico nos estaba observando, había despertado y nos miraba curioso, se había excitado al vernos y debajo de la ropa se le apreciaba el enorme bulto de su entrepierna, sujete la ropa de cama y tiré de ella dejándole como su madre le trajo al mundo, no tenía su polla totalmente erecta pero era suficiente para imaginar lo que podría llegar a ser. No hizo intención de taparse, colocó sus manos detrás de su nuca y se dispuso a esperar lo que nosotros hiciéramos.

La verga de Lorian había cogido cierta consistencia al igual que la mía, me acerqué a él, le abracé y besé en los labios.

-¿Y Nico qué te parece?  -sacó toda su picardía de él, abrió mucho sus ojos y se pasó la lengua por los labios relamiéndose. Se acerco a mi oído para que Nico no lo escuchara.

-Es un macho divino, he visto pocas vergas como la suya.  Le doy un pequeño pero sonoro cachete en su trasero.

-¡Pues vamos a por él!  -nos tiramos en la cama, y acerco mi rostro al de Nico.

-Ahora tú, Sultán, a cumplir. –no le dejo contestar, mi boca se ha pegado a la suya y mi beso se está convirtiendo en pasión desmedida, meto mis manos entre los vellos de sus axilas, se me han quedado un poco frías y baja sus brazos para aprisionar mis manos en sus sobacos, y esposado por ellos voy besando todo su rostro, le veo hacer alguna mueca de placer y miro a Lorian que tiene el capullo de su polla pasándole la lengua y…, ¡cómo lo sabe hacer!, al ver el movimiento de su boca, esos labios tan rojos y sensuales abrazarle el capullo, chupar de él hasta que sus mejillas se hunden por el esfuerzo al succionar, logra que mi pene se ponga para explotar.

Voy besando el pecho de Nico y bajando con mi boca mordiendo, besando y lamiendo hasta llegar a la altura de la cara de Lorian, para admirar como el glande morado y a punto de reventarle la piel de lo tirante que la tiene, es chupado y absorbido dentro de su cavidad bucal.

Sus blancas y delicadas manos sujetan el inmenso falo, su saliva se desliza por el tronco y resbala entre ellas y en ese momento mi lengua lame la saliva de sus dedos, giró su vista hacía mi y chispeaba contenta, retira sus manos y mis labios se unieron al tallo del pene abrazándolo.

Lorian chupaba con furia salvaje de su glande y comenzó a tragarlo, aparté mi cara para que pudiera meter toda la carne en su boca y su garganta, veía como se iba poniendo rojo, más y más progresivamente y aguantando su respiración, ahogado por la verga que mantenía dentro de su garganta, la sacó un poco para poder respirar y volvió a meterla, y así lo hizo varias veces.

Nico sufría espasmos y temblores en su vientre que se contraía y su piernas que saltaban, sacó el falo de su boca, lo había dejado lleno de su saliva y sus babas, volví a ocuparme de él, subiendo y bajando con mis labios por un lateral y Lorian lo hacía por el otro hasta que nuestros labios se unieron en la punta de su polla, nos besábamos y disputábamos el poder beber el precum abundante que despedía por la uretra.

Nicolás subía su cuerpo para observarnos apoyándose en sus codos y a veces su cabeza caía hacia atrás para dejar salir los suspiros de placer de su boca, nuestras lenguas y labios no descansan, lamíamos su glande besándonos entre nosotros, lo manteníamos entre nuestros labios hasta que escuché un grito gutural, de nuestros labios unidos brotó un manantial de nacarado y blanco semen que nos inundo la cara a los dos, colocamos nuestras bocas para recibir sus últimos chorros que ávidos degustábamos y tragábamos, arrebatándonos con nuestras lenguas lo que cada uno podía robarle al otro.

Lorian envolvía el capullo de la verga de Nico entre sus labios y sacaba su golosa lengua llena de semen y también lo hacía yo, sin cansarnos, hasta escuchar la voz de Nico.

-Deteneros, parad ya, no lo puedo soportar. -nos miramos y sonreímos divertidos, acercamos nuestras caras para lamernos los chorros de esperma que teníamos en ellas, enredamos nuestras lenguas en un beso muy suave llenas de la leche de Nico y sin pensarlo nos deslizamos hasta su boca para comenzar a besarle y pasarle el sabor de nuestras lenguas.

Nos tendimos cada uno a un costado y nuestras manos acariciaban los vellos de su pecho, de su vientre y su entrepierna. Había sido delicioso, los tres habíamos gozado pero aún queríamos más.

Nuestras manos se unieron sobre el pecho de Nico, elevé la parte superior de mi cuerpo y le miré, Lorian sujetó mi mano con fuerza y tiró de mí, me deslicé sobre el cuerpo de Nico para colocarme a su lado. Me abracé a él y acaricie su  blanco pecho, tenía miedo de apretar y que se me rompiera, se le veía tan frágil y delicado. Se acercó y lamió mis labios, notaba el olor del semen de Nico.

-Déjame que te la mame.  –mi petición era un ruego y una orden susurrada en su oído  cuando chupaba su oreja, empujé a Nico para que nos cediera sitio en la cama y se dispuso a mirarnos tendido de costado observando nuestros actos. Mis labios se unieron alrededor del pene de Lorian, se lo besé y pude meterlo entero en mi boca sin esfuerzo, su polla era fácil de mamar por el menor tamaño a lo que mi boca y garganta están acostumbrados.

Su sabor me embriagaba y podía moverla y mamarla con relativa facilidad. La sentía cálida y esponjosa contra mi paladar y la sacaba para golpear mis labios con ella. Después de mamarle su verga y besar sus rubios y dorados testículos, acaricié la entrada de su ano.

Lorian emitía profundos suspiros que le salían del alma, acariciaba mi cabeza y movía y bajaba su vientre. Tiré de sus caderas y le coloqué de rodillas en la cama, su cuerpo me entusiasmaba, era la antítesis del de Nico, tan frágil como una porcelana de Sèvres.

Abrí sus nalgas para tener acceso visual  a su ano, coloqué sus piernas en ángulo y lo dejó expuesto para mí, el fruncido de su membrana palpitaba, de color rosa un poco oscuro invitaba a besarle y aproveché el momento. Mi boca se cerró sobre su ano para llenarle de mi saliva y comencé a pasarle la lengua y aspirar de él, suspiraba y gemía, yo solo suspiraba cuando podía. Entonces intervino Nico, pasaba sus uñas por mi escroto y lograba que mi ano se abriera y contrajera como le estaba pasando a Lorian.

Me sentía en el mejor de los banquetes comiéndole su culo y estimulados mis órganos viriles por las caricias de Nico. Veía de reojo como su verga se había recuperado. Se colocó a mi lado.

-Déjame a mi Daniel.  –me aparté para cederle mi lugar en el banquete, sujetó con su mano la verga de Lorian y metió su rostro con fuerza para comenzar a comerle. No dejaba de gemir, me acerqué hasta su cara para besarle en la boca y mordió mi labio.

-Date la vuelta, te la voy a meter.  –no hizo falta que Lorian hiciera movimiento alguno, Nico sujetó sus caderas y le colocó de espaldas, elevo sus piernas que yo sujeté mientras besaba su boca,  me deslicé hacia abajo para presenciar la violación de su ano, Nico tenía sus dedos dentro de él, los metía y los sacaba, su ano estaba muy rojo y dilatado, colocó el glande en la entrada e hizo presión, había cierta resistencia pero Nico no cedió y siguió empujando, hasta que la cabeza de su verga estuvo en su interior. Lorian emitió un quejido y apretó con su mano mi pierna, me giré hacía él, me miraba como pidiendo auxilio y le consolé, acariciaba su frente sudorosa, sujeto mi mano para morder mis dedos y no me quejé.

-Tranquilo ya está toda dentro. – Nico se inclinó para pegar su boca a la de Lorian, sentí un poco de envidia al verles así, fundidos como un solo ser, metido profundamente en su interior y besando con delicadeza sus labios y pasándole la lengua para recoger la saliva que le corría por la barbilla.

Tenía envidia y a la vez sentía una profunda ternura, un sentimiento indescriptible de alegría al sentir su unidad y ver, ahora sí, el placer que Lorian reflejaba en su sonrisa, a pesar de no tocarles en ese momento, me transmitían su sentir y su placer hasta el punto de notar un hondo escalofrío en mi espalda y ver como mi verga se hinchaba y salía un hilo de precum de mí.

Su ano estaba estirado al máximo y parecía imposible que esa barra de carne estuviera dentro de ese cuerpo tan delgado. Continuaban besándose y Lorian comenzó a mover ligeramente sus caderas, llevé mi dedo índice a mi boca y  acaricié el borde tan dilatado de su ano, tuvo una involuntaria contracción y Nico saco la mitad de su verga y la volvió a meter, me escupí en la mano y esperé a que volviera a bombear para depositar mi saliva en el tallo de su polla.

Estaba impresionado mirando entrar y salir ese cilindro de carne de un culo tan delicado. Nico sujeto sus piernas para tenerlas abiertas como si fuera una tijera y me permitió meter mi cabeza entre ellos, lamía los abdominales de Lorian que temblaban cuando la polla entraba en él.

Me atrajo su verga y la metí en mi boca, jugaba con ella sin aspirar muy fuerte para que no se corriera y disfrutara más, Nicolás jadeaba y Lorian empujaba mi cabeza para que me la metiera más profunda, Nico soltó sus piernas y se inclinó, notaba los pelos de su vientre en mis hombros y en mi oreja y me ensordecía el ruido al golpear su pelvis con las nalgas de Lorian.

En un momento se contrajo y su verga me llegó a la garganta, noté como su esperma corría a lo largo de la polla y me llenó la boca de su leche, tragué parte de ella.  Lorian gritaba mientras se vaciaba en mi boca llenándome de su leche, no tuve tiempo de retirarme y mi cabeza quedó entre sus vientres con la polla  de Lorian tirando aún algunos chorros de semen en mi boca.

Lentamente salgo de mi prisión para ver el culo de Nico contrayéndose y empujando para meterse lo imposible y dejar toda su semilla en lo profundo del vientre de Lorian.

Pasé mi mano por los labios para retirar el semen que tenía en ellos y lamí mis dedos hasta dejarlos limpios.  Me conmueve el grupo que forman y me maravilla su perfección y belleza, respiran agitados, agotados y sudorosos unidos sus cuerpos. Una sonrisa dichosa ilumina mi rostro y acerco mi cara a la de ellos. Están los dos igualmente atractivos aunque diferentes.

Y yo estoy aquí, con mi polla que me hace daño y con ganas de que alguien la preste atención, me aproximo a ellos y dejo un reguero de precum en la nalga de Lorian, éste gira la cabeza y me dirige una sonrisa preciosa. Sus manos que acarician la espalda de Nico las lleva a su cabeza y se la gira para que se fije en mí.

-Nico, nos hemos olvidado de Daniel. –ríen los dos y Nico sale de su interior, su verga no ha perdido poder, está brillante del semen que ha sacado de él, la acaricio con mi mano y llevo el semen que recojo hasta la entrada de mi ano, mi deseo es acuciante y lo tengo dilatado, meto sin dificultad dos de mis dedos y al cabo de un momento Nico está dilatándolo con su lengua y sus manos, se coloca encima de mí y me va penetrando, en poco tiempo la tengo totalmente en mi interior, el dolor que me ha producido es insignificante ante el placer de tenerle dentro que resulta enorme.

-Sácala un poco para que me adapte.  –Lorian está a mi lado de rodillas y acaricia mis tetitas, cojo su mano para chupar sus dedos, los lamo y succiono su índice como si fuera un pequeño pene, debe hacerle cosquillas y lo quiere retirar pero sujeto su mano para evitarlo.

Creo estar en el cielo o algo parecido, me siento lleno y lamerle su dedo me causa un inmenso placer y morbo. Nico nos mira dichoso y permanece quieto sobre mí. Le sonrío y paso mis piernas por sus caderas, las deslizo hasta que llegan a sus posaderas y le oprimo contra mí, su verga sale y entra lentamente, me siento dichoso y feliz, alargo mi mano para sujetar la polla de Lorian, la tiene encogida y se la acaricio, tengo que cerrar los ojos y morder mi muñeca para no gritar ante el placer que el roce de la polla de Nico me produce.

-Más, dame más,  -sus golpes de pelvis son muy fuertes, hay momentos en que la mete despacio y luego con rapidez, cuando la mete con lentitud al final golpea muy fuerte y arrastra mi cuerpo, tengo necesidad de correrme o me voy a romper de la tensión de mi cuerpo, mis piernas caen a su costado cuando los chorros de semen sale disparados de mi uretra, en ese momento Lorian cierra sus labios atrapando mi verga y recoge lo último que sale y sorbe salvaje de ella, hace que mi ano se contraiga cerrándose con fuerza alrededor de la polla de Nico sin dejarle salir de mi.

Los primeros chorros de su orgasmo los siento en mi interior muy adentro, mis manos oprimen la elevada curva de su trasero para que no se retire y siga en mi interior vaciándose, la noto palpitar depositando sus últimos restos de esperma y su presencia en mi interior se convierte en un sentir exquisito y placentero, Nico me mira feliz cuando siente mis contracciones anales y Lorian extiende por mi vientre y pecho el semen que ha expulsado mi polla, luego se lleva la mano a la boca para lamerla.

-Besadme los dos, por favor. –nuestras bocas se unen en un inmenso beso de amor.

**********

 

Domingo

Me despierto a la hora que me es habitual, muy  temprano y tardo unos segundos en centrarme y saber donde me encuentro, Nico está a mi izquierda de espaldas a mí, tiene su pierna sobre las nalgas de Lorian que continua dormido a su lado. Aun no ha amanecido y me levanto procurando no moverme demasiado para que continúen durmiendo y voy al baño, mi vejiga me reclama para que la vacíe.

Cuando vuelvo Nico está con los ojos abiertos, ha cambiado y ahora mira hacía el lugar donde yo estaba, me tiendo a su lado.

-Lo siento, no quería despertaros. -pasa su brazo por mi cintura y acaricia mi costado, me habla al oído.

-¿Qué hicimos anoche? –creo que hay cierto reproche en su voz.

-El amor Nico, nos demostramos lo que nos queremos, nada más. –sus uñas pasan leves por mi piel antes de hablar.

-Pero ahora, ¿qué va a pasar?  -me vuelvo hacia él y paso mi mano por su barba.

-Me gustaría que no dejaras solo a Lorian ni él a ti, me siento mejor sabiendo que os apoyáis el uno al otro.

-O sea, ¿qué continuemos follando?  -jolines, que problemas de conciencia tiene, ni que fuera el primer chico al que ha follado.

-No hace falta que estés follando todos los días, pero cuando lo necesitéis podéis hacerlo.  –no  le dejo que hable más, cierro su boca con mis labios y eternizo mi beso.

-¡Ayy!, ¡Ayy!, Daniel, cómo eres.  –no quiero continuar hablando de la mismo.

-¿No vamos a salir a correr?  -me deslizo de la cama y voy al otro lado, me inclino para depositar un beso en las redondas nalgas de Lorian y apretársela para que despierte.

El viento se nota fresco, al entrar en el Bosque de Bologne la humedad de la espesura nos envuelve. Hasta en Foch hay policías a pesar de que la Plaze de la République cae muy lejos, igual hay más de ocho kilómetros. La radio está dando boletines continuos sobre la concentración que se está llevando a cabo.

Corremos hasta caer muertos, yo estoy difunto desde hace mucho tiempo. Cuando volvemos a casa nos duchamos, Lorian en su baño y nosotros en el de Nico, juega con mi culo hasta que me pone caliente y mi verga se eleva. Mi cansancio se lo lleva la lluvia de la ducha.

Sujeto su polla en mi mano envuelta en pompas de jabón. Me dejo llevar por la sensualidad del momento y se la estrujo con deseo lujurioso.

-¿Quieres que te la mame?  -no me permite continuar y empuja de mis hombros para que me arrodille ante él, en unos segundos tengo su polla follándome, me hubiera gustado lamerla y disfrutar poco a poco de él, pero está ciego, deseoso de volver a vaciarse y hunde su polla en mi garganta buscando su goce puntual. La saca con violencia y tira de mis sobacos para ponerme de pie. Me abrazo a él y beso su boca, me devora en un ansia loca. Coloco mis manos apoyadas en la pared y abro mis piernas sacando mi culo hacia él, tiene la delicadeza de meterme sus dedos antes de sentir toda su verga que empuja para meterse en mi recto.

Pasado el primer momento de dolor todos es gozo y placer, tiro mi trasero hacía atrás y lo empino lo que puedo para buscar una mayor penetración, me encanta sentir sus vellos acariciando mis glúteos, comienzo a gozar como poseído y muevo mi trasero en círculos para notarle mejor como punza en mi interior. Gruñe y tira de mi cabello para que gire la cabeza y le ofrezca mi boca, la besa, muerde mis labios y explora con su lengua en un beso salvaje y delicioso, luego empuja mi cintura y abre más mis piernas como si quisiera introducir su cuerpo en mi.

-Me voy Daniel, me voy. –grita desesperado tirando de mis caderas hacia él y me llena de su esperma, comienza a descargar sus testículos y depositar su semen en mi interior y ahora, con una gran laxitud, absorto por el deleite, me corro estrellando mis chorros contra el mármol de la pared.

Me va besando la espalda, apenas puedo respirar, acaricia mi cintura llenándome de sensaciones placenteras haciéndome gemir de dicha y gozo.

Besa mi cuello y su respiración me llena de calor, me encanta como bufa de satisfacción en mi cuello, emitiendo viriles quejidos de satisfecho placer.

-Perdona mi brusquedad, no me podía contener.  –susurra mientras muerde mi hombro.

-Ha estado genial, me encanta cuando me follas así.  –lo termino de decir y no me creo que estas palabras hayan surgido de mi.

-Nunca, nunca podré dejar de amarte, mi nene, mi amor.

Ahora derrama su ternura y cariño, deja su brusca virilidad para convertirse en suave niño. Le quiero de las dos maneras, cuando muestra su fuerza y su poder de macho varonil dominándome y cuando se vuelve la ternura y suavidad hecha persona.

Lorian nos espera en la cocina, sabe desenvolverse y parece un buen cocinero por la forma de mover los elementos que hay allí.

-Te manejas muy bien en la cocina.  –apoyo mis codos en el mostrador para admirar su figura y seguirle en su faena.

-Tuve un buen maestro, recuerda que Evans cocina muy bien.  –me acerco hasta él y le abrazo, me apetece besarle y ahora lo hago en su boca que se abre ofreciéndoseme.

-Te dejo trabajar, ya sabes que yo no entiendo mucho de cocina, voy a leer la prensa y te dejo a Nico para que te ayude.

-Pongo la televisión, están retransmitiendo escenas de la multitudinaria concentración y del aspecto de las calles.

Hacemos la comida en el comedor y les ayudo a colocar la mesa. Los manjares que han preparado huelen muy bien y abran mi apetito, las verduras están deliciosas, para chuparse los dedos y cuando llega la carne estoy lleno.

Vamos pronto a la estación tengo miedo de que, con el numeroso público que hay, tengamos algún problema, tomamos un té allí mientras esperamos, es mejor así y estoy más tranquilo.

Les abrazo y beso a los dos para despedirme, Nico quiere prolongar el abrazo y tengo que separarle de mí.

Cuando llega el momento de pasar los controles de seguridad, siguen esperando hasta que desaparezco, giro mi cabeza para un último adiós, Lorian se apoya en el brazo de Nicolás y me doy por satisfecho.

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