Versos dedicados a cuantos aman la paz y se entregan al AMOR y no al ODIO. Con este poema me despido como relatista, quedando muy agradecida a todos cuantos me han leído. Todos mis besos son para vosotros y vosotras.
La eterna batalla entre el amor y el odio
El amor y el odio se enfrentaron en batalla singular,
pugnando por una migaja, tan solo un lodazal,
y el campo de muerte quedó sembrado,
por la sangre de muertos y heridos regado.
Un miliciano, gobernado por su corazón valiente,
se enfrentó a su hermano, hijo de la misma simiente,
sin reconocer en sus ojos el estandarte compartido,
emblema de la casa a la que habían pertenecido.
El gallardo sollozó arrodillado, igual que un peregrino,
maldiciendo su suerte por el cruel destino,
junto al cuerpo moribundo de quien fue su hermano,
amenazando su propia vida con la daga en la mano.
Un último aliento brotó de los labios del desahuciado,
que quebró el silencio de aquel páramo desolado:
“Dios me reclama y a sus brazos voy ligero,
guarda el puñal y nunca olvides cuánto te quiero”.
Ángeles blancos arrullaron su alma entre la brisa,
mientras con los ojos llorosos dibujaba una sonrisa.
Desde lo alto contempló tanta desolación,
propia del ser humano y de su estúpida sinrazón,
y sintió dolor por quienes quedaban con vida
en un oscuro callejón sin destino ni salida.
Mónica...