Nuevos relatos publicados: 7

Los pequeños problemas de mi hijo (1 de 2)

  • 11
  • 41.736
  • 9,29 (45 Val.)
  • 0

Estaban haciendo unos primeros días de otoño muy bonitos casi de verano con un cielo azul intenso, todavía iba de verano con unos shorts vaqueros bastante ajustados y una camiseta blanca también bastante ajustada con un conjunto de lencería blanca muy bonita, estaba terminando de hacer la comida para mi hijo y yo mientras estaba pensando en lo que me había pasado los últimos meses.

Hace ya casi dos años que mi marido se quiso divorciar de mi para irse con su secretaria de tan solo 19 años, me dijo que estaba muy enamorado de ella, más bien estaba enamorado de la silicona que llevaba ella, un día la vi por la calle tenia los pechos demasiados grandes para ser naturales se notaban que eran de silicona y un culo me apostaría lo que fuese que también estaba siliconado, que le vamos a hacer casi todos los hombres son iguales digo casi porque ay excepciones, no sé qué vio en aquella chica, yo todavía soy joven tengo 38 años pero me dicen que aparento unos cuantos años menos cuando me lo dicen me alaga por supuesto, no es por presumir pero todavía estoy de muy buen ver, tengo todavía los pechos en su sitio y unos muslos y un culo de buen ver, los hombres y alguna mujer todavía me miran cuando voy por la calle, como trabaja o trabajaba en una empresa muy importante el dinero no faltaba nunca en nuestra casa y me dio todo lo que le pedí, se quiso quedar con el piso que vivíamos y me compro uno nuevo, dándome también una importante suma de dinero, mi hijo prefirió vivir conmigo como ya tiene 18 años, no lo he vuelto a ver menos mal.

Mientras estaba ensimismada en estos pensamientos sentí unos suaves labios que me daba dulces besos en la nuca y en las mejillas y unas sedosas manos me acariciaban dulcemente los pechos, seguidamente las deslizo hasta la cintura mientras con la mano derecha la fue introduciendo dentro de mis shorts y mis braguitas llegando hasta mi chochete acariciándolo dulcemente y sintiendo en la espalda los dulces pechos femeninos de aquella persona que me acariciaba.

–hijo que fogoso que estas, esta mañana ya hemos follado.

—no te gusta lo que estoy haciendo mama?

—demasiado hijo —mientras mi hijo sacaba las manos de mi cuerpo me di la vuelta— como te encuentras aun te duelen los pechos?

—casi no, los tengo un poco sensibles nada más.

—me alegro hijo ya sabes lo que nos dijo el especialista no tienes tumores ni ninguna cosa mala solo son pechos de mujer que a muchos hombres les salen y si quieres operarte para sacártelos no pasa nada.

—De esto quería hablarte mama.

—dime hijo.

—veras es que me gustan los pechos que me han salido y no quiero operarme, qué opinas?

—deseaba que me dijeras estas palabras hijo estoy muy contenta a mí me gustas más con pechos.

—de veras mama?

—Si hijo de veras, aunque te los he visto esta mañana y he jugado con ellos un buen rato déjame vértelos para ver cómo evolucionan —se quitó la camiseta presentándome unos pechos femeninos muy bonitos y muy bien formados— creo que ya va siendo hora de ponerte sujetadores si no quieres tenerlos caídos —mientras se los acariciaba con cariño con las manos— qué opinas hijo?

—Seguro que es una buena idea mama y poder ir por la calle?

—claro hijo no tienes que hacer caso de lo que diga la gente. Te daré unos cuantos sujetadores de los míos y un día de estos te comprare de nuevos hijo.

—que mama más comprensiva que tengo te quiero mucho.

—yo también te quiero hijo no quiero que te falte de nada —nos fuimos a mi habitación y dije a mi hijo— que color prefieres cariño?

—Tienes muchos colores y todos son muy bonitos, quiero uno blanco y el otro color carne es muy bonito.

—toma ponte el blanco, sabes cómo ponértelo?

—Creo que sí.

—muy bien hijo lo haces muy bien déjame que te los abroche aun no tienes practica ya iras aprendiendo, que lastima te vienen un poquito grandes, déjame pensar un momento, ya tengo la solución hace unos días compre dos conjunto de lencería para una amiga que dentro de unos días cumple años y tiene los pechos dos tallas menos que yo, yo tengo la 90 y mi amiga la 80, un momento hijo —fui al armario y saque una cajita envuelta en papel de regalo,

—tu amiga se ha quedado sin regalo mama.

—ya le comprare otros no te preocupes hijo. —Quite el envoltorio y abrí las cajas de los dos conjuntos de lencería— no son del mismo color hijo son de color negro y rosa.

—da lo mismo mama son igualmente muy bonitos, llevan aros y sin relleno mama?

—Si hijo son como a ti te gustan —mientras cogía el rosa me dijo:

—también ay braguitas las podré llevar también mama?

—Claro que si hijo mío, mientras se los ponía yo se los abroche, déjame ver hijo como te sienten? Tienes que colocarte bien los pechos en las copas así está mejor, deja que yo lo haga y así aprenderás.

—muy bien mama,

—déjame ver ahora, ni hechos a medida te sientan pero que muy bien, te sientes cómodos con ellos?

—Son muy cómodos y la sensación es muy agradable, son muy suaves —me dijo tocándoselos— gracias mama te quiero mucho —me dijo dándome un largo beso en los labios mientras ponía sus manos en mi trasero.

—Ponte la camiseta para ver cómo se te insinúan los pechos, no está nada mal hijo como tú siempre llevas las camisetas algo ajustadas te hace un pecho muy bonito luego te pondrás las braguitas —le dije dándole las cajas— estas muy guapo como eres rubio y siempre llevas el pelo muy largo, tienes la piel blanca y eres más bajo que alto pareces una chica.

—de veras mama si es así tendré que operarme quitarme la polla y ponerme una vagina.

—esto ni lo pienses hijo me gusta mucho tu polla cuando te la chupo todo mi cuerpo se me estremece.

—lo decía en broma mama.

—ya lo sé hijo no sabes cómo te quiero.

—yo también te quiero mucho mama —mientras nos dábamos un abrazo nuestros pechos se juntaron teniendo los dos un escalofrío de placer— Vamos a comer? Comida de verdad —le dije riendo.

—De acuerdo mama.

Los dos comimos con gusto hablando sobre todo de los sujetadores que le había dado a mi hijo levantándose de vez en cuando la camiseta acariciándose los sujetadores comentando lo cómodos que eran y lo sensual que eran. Yo también coopere con el levantándome la camiseta y jugando con mis pechos, pasamos una sobremesa muy amena y divertida.

Han pasado dos meses desde que mi hijo lleva sujetadores sintiéndose muy cómodo con sus pechos no tiene ningún complejo para salir a la calle pasa de las habladurías y comentarios, tengo que comentar que también lleva braguitas, una tarde después de haber terminado de follar durante unas horas y avernos duchado los dos juntos nos dispusimos a vestirnos para salir a dar un paseo, mientras nos vestíamos mi hijo me dijo:

—creo mama que los sujetadores me vienen pequeños no te parece?

—A ver hijo, tienes razón los pechos te han crecido un poquito más, cuando follábamos y te los tocaba y lamia tuve la sensación que los tenías un poquito más grandes pero pensé que todavía los tenías algo sensibles, ya no puedes llevar estos sujetadores te volverás a probar uno de los míos.

—muy bien mama.

—Toma probate estos a ver cómo te quedan —dándole unos de color carne.

—a mi medida mama me quedan muy bien.

—vaya hijo te han crecido dos tallas ahora tenemos la misma talla.

—te sabe mal que lleve tu lencería mama?

—de ninguna manera hijo al contrario estoy encantada de poder ayudarte y además tengo mucha lencería como tu bien sabes.

—tienes las braguitas del mismo color mamá?

—toma hijo aquí las tienes, que bien así iré conjuntado, te estas volviendo muy coqueto hijo.

—no te gusta que sea coqueto mama?

—por supuesto que me gusta que lo seas.

—que tal me sienta el conjunto mamá?

—vaya estas muy guapo ahora ya parecen pechos de verdad y se te insinúa un canalillo muy bonito.

—estas muy bonita con el conjunto blanco que te has puesto mamá.

—gracias hijo.

—Como iras vestida mama?

—me pondré unos vaqueros muy estrechos como a ti te gustan, una camiseta, unos tacones de aguja muy altos que sé que te gustan mucho y una chaqueta.

—no sé si poder aguantar hasta esta noche mama.

—hijo si solo hace una ahora que acabamos de follar no seas tan impetuoso —le dije riendo y dándole un beso en los labios— y tu como iras?

—también me pondré vaqueros, una camisa, una chaqueta de sport y mocasines, que te parece?

—No sé si poder aguantar hasta esta noche le dije yo también riendo.

Nos miramos los dos en el espejo comentando que estábamos muy guapos y atractivos.

—sabes mama te voy a hacer un comentario creo que a estas alturas uno más o uno menos no tiene importancia.

—dime hijo que ocurre.

—tengo envidia de tus tacones siempre que te los veo puestos, me vuelven loco me gustaría llevar.

—hijo de mi corazón porque no me lo dijiste antes —acariciándole la cara.

—no lo se pensaba que a lo mejor iba demasiado lejos.

—cariño por supuesto que puedes llevar tacones —acariciándole de nuevo la cara y dándole un dulce beso en los labios— estas llorando hijo, por qué lloras?

—Porque soy muy feliz contigo y tengo la madre más maravillosa del mundo y siempre querré estar contigo —a mí también me saltaron las lágrimas.

—yo también te quiero hijo y no me voy a separar de ti nunca, quieres que te deje unos de mis tacones.

—me los pondría con mucho gusto pero yo uso la talla 38 y tú la 36.

—tienes razón hijo se me había olvidado.

—Sabes lo que hay en los locales cuando salimos a la calle? Una zapatería de mujer con unos tacones que siempre que paso se me cae la baba y justo al lado una lencería con unos conjuntos muy bonitos,

—a que esperamos para ir a comprar unos cuantos pares de tacones y unos conjuntos de lencería para mi hijo amado.

—De veras harias esto por mí?

—Incluso daría mi vida por ti si fuese necesario hijo de mis entrañas de adoro y te quiero mucho, pero antes tenemos que ir a secarnos las lágrimas de nuestras caras.

—Por supuesto mama —terminamos de arreglarnos dispuestos para ir a compras.

Nada más salir de nuestro edificio justo al lado del portal hay una zapatería de mujer y una lencería como ha comentado mi hijo, entramos saludándonos una chica muy simpática y agradable.

—Buenas tardes ustedes son los vecinos que viven en este edificio algunas veces los veo pasar.

—Hola cariño como estas.

—Su hija es muy guapa señora tiene un pelo muy guapo y por lo visto está muy bien dotada.

—Soy un chico lo que pasa es que tengo pechos y no me quiero esconder hace unos ocho meses que me han salido y estoy muy orgulloso de ellos llevo sujetadores y también braguitas y ahora quisiera llevar también tacones.

—Que encanto de chico un 10 para ti puede estar muy orgullosa de su hijo señora, si todas las personas hablasen como su hijo las cosas irían mejor.

—Gracias es usted muy amable, señorita?

—Olga, me llamo Olga nos podríamos tutear verdad?

—De acuerdo Olga, eres muy simpática, mi hijo quisiera unos tacones como los que llevo yo de 12 centímetros, con la punta si pude ser un poquito redondeada y tapada.

—Tengo justo lo que quieres, que talla usas cariño?

—La 38 —dijo mi hijo.

—Una talla muy interesante —dijo Olga— un momento enseguida vuelvo. —Al rato volvió con unas cuantas cajas enseñando a mi hijo los zapatos, escogió un modelo de salón negro clásico pero muy bonito.

—Son muy bonitos Olga, te gustan mama?

—Has hecho una elección muy acertada son un encanto.

—El tacón es de 12? —Pregunto mi hijo a Olga.

—si cariño por supuesto.

Después de haberse puesto mi hijo los tacones Olga le pregunto:

—como te quedan te los notas cómodos?

—Si Olga son muy cómodos,

—levantate y anda unos pasos,

—muy bien Olga —mi hijo se levantó empezó a andar con los tacones parecía que había llevado siempre— te gustan mama? Como me quedan?

—Estás muy guapo y elegante hijo —después se volvió a sentar.

—pensé que te caerías de bruces andas muy bien, seguro que nunca has llevado tacones? —Le pregunto Olga.

—No Olga nunca, lo que me gusta es el ruidito de los tacones a vosotras también?

—Por supuesto —dijimos las dos al mismo tiempo.

—Te los quedas? —Le pregunto Olga a mi hijo.

—Por supuesto —comentó mi hijo muy contento.

—Escoge otro par del mismo modelo pero de distinto color —le dije a mi hijo.

—De veras mama.

—si hijo mío.

—Del mismo modelo esta blanco, rosa y rojo —dijo Olga.

—rojos Olga, qué opinas de los colores mama?

—Has escogido los colores adecuados, más adelante ya compraremos otros modelos hijo.

—muy bien mama.

—de acuerdo —dijo Olga mientras nos conducía hasta la caja— os he hecho un descuento generoso me habéis caído muy simpáticos los dos, mientras mama pagaba Olga nos dijo— tenéis mucha prisa?

—No —le conteste.

—os tengo que contar una cosa pero antes voy a poner un letrero en la puerta que dice: Vuelvo en diez minutos. Siempre lo pongo si tengo que ir a algún sitio o al baño —nos condujo hasta la trastienda.

(9,29)