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32.3 ¿Enseñando qué?

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Los chicos habían terminado, les había sobrado tiempo y seguían jugando con la lanzadera del agua, saltando para no mojarse hasta que el tiempo contratado trascurrió y se cerró el paso del líquido elemento. Se habían mojado con sus juegos pero ahora se colocaron sus ropas de abrigo y podíamos meternos en el cobijo del coche con su calefacción.

Decidimos llevar el vehículo al patio y luego ir andando hasta el centro. Denís iba sentado detrás de mí y se acodó en el respaldo de mi asiento, sentía su aliento en mi nuca mientras hablaba y bromeaba con Rayhan, y como si fuera por descuido pasaba las puntas de sus dedos por mi cuello.

Llegamos a la Grand Place o del general de Gaulle y paseamos admirando la fachada del Theatre du Nord, observando al publico que allí andaba. Iban agarrados de la cintura y Denís algunas veces le reclamaba un beso que el otro le daba sin tardar. Me iba preguntando qué era lo que hacía yo entre aquellos dos chavales que, por lo que veía, no me necesitaban para nada.

No tuve mucho tiempo para mis cavilaciones y Rayhan paso el brazo que tenía libre por mis hombros besando mi cabeza, para que no me separara, Denís agarraba la tela de mi abrigo con la mano que tenía en la cintura de su chico.

Pensé en llevarles al restaurante del amigo de Evans, pero mis pasos se orientaron por el camino contrario, cuando me di cuenta habíamos llegado a la placita de la Catedral y escogimos al azar uno de los muchos bares que hay en sus cercanías, uno coloreado y alegre que nos llamó la atención.

Pidieron un antipasti, surtido que supone bastante comida, yo pedí un pescado al horno, antes un foie para los tres, así podíamos hacer un poco de tiempo mientras nos servían, tenían una fiesta en el piso superior y nos advirtieron de que iban un poco retrasados. Para beber ellos pidieron agua y yo, saltándome mi norma una copa de vino blanco, necesitaba animarme.

Comieron con ganas, me dieron a probar de su pasta, estaba todo delicioso, tuvieron espacio en su estómagos para comer un trozo enorme de tarta de chocolate, para mi pedí un helado de menta. Lo pasamos muy bien durante el tiempo de la comida y Denís me preguntaba muchas cosas sobre España, el vino blanco me sentó de maravilla, me dijeron que se me había puesto rojo el rostro y me sentía un poco flotar en el aire sin llegar a estar mareado.

Tomamos un té  y refrescos en uno de los bares de la Plaza camino ya de casa. Notaba el nerviosismo en los tres al entrar en el estudio, nos quitamos la ropa de abrigo y Rayhan puso en funcionamiento el iPod, permanecíamos en silencio sentados en el sofá escuchando música.

Me acerqué a Denís y comencé a besarle con mucha ternura, enseguida respondió a mis besos y Rayhan, al otro lado, me besaba el cuello, volvía mi cabeza contorsionando mi cuerpo, soy muy elástico y puedo doblarme muy fácilmente, y se apoderó de mi boca. Denís se había colocado en cuclillas en el sofá y se unió en nuestro beso a tres.

Me sentía abrumado por el placer de esas dos bocas que se aplicaban en adherirse a mis labios y a mi cuello. El chiquito sabía besar muy bien y aspiraba de mis labios mordiéndolos.

Le sujeté para separar de mí a Rayhan y le alejé para hablarle.

-Espera bebé, id al baño a lavaros mientras preparo la cama.  –era mejor en ese momento ya que notaba la excitación en nuestros miembros que estaban ya en su máximo esplendor.

Sus ropas volaron por el aire en un momento entre juegos, el potente cuerpo de Rayhan tan desarrollado y fuerte al lado del delicado de Denís causaban un fuerte contraste, éste no tuvo vergüenza alguna en mostrarse sin ropa ante mí, establecieron una guerra para ver quien acertaba al otro tirándose sus prendas y entre risas corrieron hacia el baño. La polla del chico no era muy gruesa pero sí bastante larga, blanca y con el capullo rosa.

Mientras preparaba la cama escuchaba sus juegos y risas en el baño así como el ruido del agua, elevé un poco la calefacción y comencé a quitarme la ropa, una vez desnudo llegué al baño. Rayhan estaba aplicándose la cánula y haciendo gestos obscenos a Denís cuando la introducía en él para limpiarse, vi que se aplicaba la crema y lo hacía todo como le había enseñado, luego le siguió Denís y nos duchamos los tres acariciando nuestros cuerpo, rozándonos unos con otros y besándonos, les envíe a la habitación y procedí a mi limpieza que ya es una acción muy rápida y me lleva poco tiempo por la experiencia.

Cuando salí del baño estaban con las cabezas tapadas debajo de la sábana jugando, y escuchaba el ruido de sus besos sonoros, levanté la sábana y me metí con ellos, Denís salto por encima de mí y se colocó a mi lado izquierdo, me dejaron entre los dos, como el jamón de un bocadillo, comenzaron a besarme y al poco tiempo habían subido el ritmo y pasión de sus caricias y besos.

Retiré la sábana y dejé nuestros cuerpos al aire cálido de la habitación, me arrodillé y empecé a besar las tetitas de Denís, tenía unos escasos pelitos en el pecho y en sus axilas, un caminito de vello bajaba hasta su ombligo y más abajo hasta desembocar en la mata que embellecía su pubis.

Bajaba con mis labios besando y mi lengua lamía sus bonitos y estirados abdominales no muy pronunciados aún, acaricié su ombligo metiendo y haciendo círculos con mi lengua. Rayhan detrás de mi acariciaba mi trasero que elevé para permitirle el acceso a todo él. Antes de comenzar a mamar su verga subí a su rostro y le besé el cuello, las orejas y le lamí las axilas. Denís tenía los ojos cerrados, sintiendo las sensaciones que le daba y su boca abierta dejaba escapar suspiros de placer.

Llegué otra vez a sus pezones y los mordí con los labios y succioné, no dejé centímetro alguno de su abdomen sin besar y calentar con mi aliento. Rayhan estaba nervioso y quería avanzar más deprisa metiendo un dedo en mi ano, lograba que a veces dejara de besar el vientre del chaval para suspirar yo a mi vez, metí su pene en mi boca y contrajo su vientre, creí que iba a eyacular pero no, le mame el capullo rodeándolo con mi lengua apresado entre mis labios.

Cada átomo de mi cuerpo esta a mil grados, su perfecta verga palpitaba en el fondo de mi boca, era, sabia deliciosa y podía jugar con ella en mi boca con mi lengua, moverla de un lado a otro y meterla hasta tener mi nariz envuelta en el vello de su pubis, oliendo su fragancia juvenil de chico que comenzaba a sudar.

Con mi mano acariciaba los pelitos de sus piernas y se las separé para llevar mi mano a la entrada de su ano, al tocarlo volvió a tensar los músculos de su vientre y sus piernas.

-Tranquilo bebé, relájate y deja que te toque.  -comencé a besarle la punta de la verga que me fascina y otra vez, con suavidad, la metí en mi boca, sentía su carnosidad y me apetecía morderla, pero con los labios y jugaba con mi lengua en toda su cabecita lamiéndola y dándole besitos, aspirando con mis labios de su punta los jugos que le salían.

Suspiraba y acariciaba mi cabeza y me tiraba del pelo cuando no podía resistir más. Rayhan me estaba proporcionando mucho placer en mi ano, con tres de sus dedos mete y saca, luego sentía el calor de su boca, la suavidad de su lengua ocupando el lugar de los dedos, vertía mucha saliva para lubricarme la entrada y volvía a meter sus dedos sin cansarse. Chupaba de mi ano haciéndome un beso negro placentero y profundo, mi ano se contraía y estiraba reclamando su pene.

Me dio la vuelta y  tuve que abandonar mi caramelo de carne, Denís se colocó de rodillas a mi lado y veía la actuación de su amigo, con las piernas levantadas continuaba besando mi entrada hasta que le pedí angustiado por el placer que me penetrara, había llegado el momento, ahora recogió el lubricante que había traído y lo aplicó, era también dilatador y se lo agradecía para que Denís no viera, o se diera menos cuenta de mi pequeño y tolerable dolor.

Anhelaba tener su verga en mi interior, continuó unos minutos con sus dedos para que me hiciera efecto y renuncié a pedirle que se pusiera un condón. Se colocó entre mis piernas y apuntó la punta de su polla a la entrada de mi ano que sentía dilatado y deseoso de ser ocupado.

Sujeté una mano de Denís cuando el dolor se apoderó de mi cuerpo y lo soporté sin quejarme, sentía como me rasgaba como un cuchillo a pesar de la pomada, Rayhan estaba muy excitado por la morbosa situación y su verga estaba como nunca la había visto ni sentido, continuaba entrando en mi y quería que llegara al final, que la tuviera toda dentro, mi sangre llevaba adrenalina a raudales y el sudor perló mi frente, noté como pasó lo más grueso de su polla y el resto resbaló llenándome de su miembro viril.

Se quedó quieto mordiendo su labio inferior, con su vista clavada en mí y cara de pena, se inclinó para besarme en la boca.

-Te he causado dolor, mi pequeño. –su aliento penetraba en mi boca, me derritió el corazón con sus expresión de cariño, preocupación y candor. No dejé que mis lágrimas brotaran y mordí mi labio.

-No es nada Rayhan, ha entrado muy bien, deja que me mueva.  -tire de la mano de Denís para llevarle hacia mí.

-Colócate sobre mí y de cara a Rayhan. –le fui guiando, no quería que mirara mi rostro, había observado su gesto asustado al ver entrando en mi la verga de su amigo, quedó en cuclillas teniendo mi cabeza entre sus piernas y mirando a su chico, sus partes viriles rozaban mi rostro y tenía su ano a mi vista.

-Besaros y baja tu cuerpo. -entendieron lo que quería de ellos y se aproximaron para unir sus bocas, al inclinarse tenía su verga y sus testículos al lado de mi boca, podía notar su delicioso olor a macho joven recién lavado.

Realicé un movimiento de mis caderas para indicar a Rayhan que comenzara a follarme y atrapé le polla del otro muchacho metiéndola en mi boca, los tenía así, a uno ocupando mi trasero y al otro mi boca, comencé a mamarle con ganas y recibía en mi ano las estocadas de la otra verga más gruesa.

Era un placer triple, sentirme lleno y bombeado por la barra de carne de Rayhan, chupar la dulce polla del otro chico y acariciar sus testículos y la entrada de su ano.

Gemíamos al unísono mientras incrementaba el ritmo de su penetración, la combinación de los ruidos que hacíamos aumentaba mi tremenda excitación y la verga de Denís se hincaba en mi garganta y notaba que iba a correrse, tiré de él un poco para sacarle de mí y continué sorbiendo con fuerza de su caliente capullo.

Denís gritó y comenzó a saltar sobre mi rostro, su leche llenaba mi boca y salía desbordada, no podía cerrarla para respirar por el placer que me llegaba de mi ano y mi recto, apreté mi culo para darle más placer y Rayhan se clavó, profundo como creo que nunca lo ha hecho y su semilla comenzó a brotar de él llenando todo mi ser.

Me sentía en el cielo, llenado por los chicos que apoyados en mi pecho respiraban con dificultad, no me había llegado a correr, pero era tal mi felicidad que mi vientre se contraía en escalofríos de dicha.

Se habían corrido dentro de mí y aún no había dejado de salir la leche de ambos y notaba sus últimos y débiles espasmos soltando los últimos restos. El semen de Denís sabía delicioso y lo notaba muy espeso en mi lengua y paladar, continué mamando su polla y envolviéndola en la suavidad de su semen y en el calor de mi boca.

Se elevó un poco y saco su verga de mi, se la lamí antes de que la retirara del todo. Rayhan seguía con su polla toda dura en mi interior y le dejó allí mientras iba recuperando el ritmo de su respiración. Denís se colocó tumbado a nuestro costado con su cabeza mirándome.

-Gracias Daniel ha sido espectacular y he gozado como nunca.  –acercó su cara y unió sus labios con los mío, tenía que notar el sabor de su esperma en mi aliento y en los restos que aún tenía en mi boca, recogió algo que tenía esparcido por mi cuello y lo llevo a sus labios,  se limpio los dedos con su lengua, luego volvió a besarme.

Yacíamos los tres sobre la cama. Seguía entre sus dos cuerpos recibiendo el calor de ambos, estaban exhaustos y Rayhan con su verga aún erecta y con ganas de seguir jugando, descansamos un rato y noté la mano de Denís que tocaba la mía y la apretaba dulcemente, me volvía hacía él y tenía la cabeza ladeada para mirarme, acerqué mi cara y juntamos nuestros labios en un tierno beso jugando con nuestras lenguas, el chico era muy dulce y meloso, dejó caer sus pestañas y cerró los bellos ojos.

Coloqué mi mano sobre su verga y comenzó a reaccionar, tenía su cara roja, me arrodille y tiré de su caderas para elevarle y darle la vuelta, su culito se me ofrecía tentador muy abierto, blanco y con sus huevos colgando de color rosa con algunos pelitos que brillaban.

Me incliné entre sus piernas y le soplé en la entrada de su ano que se contrajo cuando le llego mi aliento, Rayhan se colocó en mi misma postura a mi lado, observaba lo que hacía mientas sobaba su verga, la visión del culo de uno y la verga acariciada del otro me la pusieron dura, Rayhan abandonó su polla para atender la mía. Denís abría su culo en un claro deseo de que le metiera mis dedos y lengua.

Cambiamos y Rayhan comía el culo de Denís con ganas, le mordía sus pompas dejándole marcas excitado por los murmullos del chaval, le alargué la crema dilatante, se untó sus dedos y comenzó a meterlos en su culo, el chico ronroneaba de placer, no pude dejar de besar esos redondos y bonitos globos ahora un poco rojos de los azotes que Rayhan le propinaba.

Llegó un momento en el que colocó la punta de su polla en la entrada del culo de Denís, yo le miraba asombrado de su decisión después de los temores que tenía, apretó pero no entraba, lo intentó varias veces y solo conseguía que su verga resbalara, tenía muy cerrado su ano a pesar de haber tenido nuestros dedos y lenguas dentro de él.

Abandonó apenado y con cara de  frustración su propósito, el chico contraía abriendo y cerrado el anillo de su ano pero no decía una palabra.

-Hazlo tú.  -me suplicó, se retiro y ocupe su lugar, volví a meter mi lengua en su culo y mis dedos, jugando con la una y los otros hasta que comenzó a mover su culito, introduje la crema con mi dedo y acaricié las paredes de su recto. Entraban perfectamente dos de mis dedos, le di la vuelta para mirarme en sus ojos y abrí sus piernas.

Me incliné apoyando mi pecho sobre el suyo, sus ojos me miraban temerosos y los labios le temblaban.

-Te la voy a meter Denís, no tengas miedo y confía en mí.  –a pesar del trémulo temblor de sus labios logró sonreír.

Le pedí un condón a Rayhan, Denís me miro y negó con la cabeza.

-No, quiero que lo hagas como Rayhan te lo ha hecho a ti, vosotros estáis bien y yo no lo he hecho con nadie, por favor Daniel, métela así.

Mi polla luchaba por entrar en su virgen culo y emitió un quejido cuando mi capullo desapareció tragado por su ano, respiré hondo y le pedí a Rayhan que le entretuviera besándole. Sus besos le calmaron y le decía palabras llenas de ternura, lo hacía en su idioma y sonaban muy bonitas, besaba su frente quitándole el sudor, parecía impensable que salieran tan tiernas y llenas de emoción de su boca.

-Tranquilo mi bebé, Daniel no te causará dolor, ábrete para él.  -el muchacho aguantaba como un valiente, resultaba extraño y excitante ver un hombre tan grande y tan sentido, sus labios recorrían su rostro en húmedos besos llenos de amor.

Cuando me di cuenta de que se relajaba y dejaba de apretar mi pene, empujé metiendo unos centímetros, así poco a poco, parando y avanzando, terminé con toda mi polla en su interior.

-Ya está chiquitín, tienes a Daniel todo dentro de ti.  –también me sorprendía la generosidad de mi amante, quería que yo desvirgara a su chico para que sufriera el mínimo dolor, era un hombre en un cuerpo de muchacho además de un amante que se estaba revelando sensacional. Me incliné sobre el rostro de Denís, besé su boca y le susurré al oído.

-Ya no eres virgen, ahora tranquilo, me moveré cuando tú decidas.  –sus bellos ojos se abrieron y le corrieron dos lágrimas que su chico limpió con la lengua, una hermosísima sonrisa hacía brillar su cara. Dejé su rostro y su pecho en las manos de Rayhan y me dediqué a su sexo, escupí en mi mano y con mi saliva comencé a acariciar la cabecita de su pene, según iba cogiendo consistencia sentía vibrar su culito abriéndose, acostumbrándose a mi miembro. Sin que me dijera que podía comenzar saqué y metí varis veces mi pene muy despacio, su falo ya estaba rígido y entre sus bocas besándose salían suspiros de placer, sentí que iba por buen camino y ya no paraba de meterla y sacarla  su apretado culito.

Rayhan se colocó detrás de nosotros y comenzó a acariciar y pasar su mano por mi culo y por mi verga al entrar y salir del ano de su amigo, metió un dedo en mi que hizo que entrara profundo en Denís, me cambié un poco para que jugara, me di cuenta de lo que pretendía, dilatarme para metérmela mientras estaba dentro de su chico.

Me encantó su idea, metió dos dedos y los movía en círculo estimulando mi culo un montón, detuve mi mete y saca y levante mi cola para facilitarle la penetración, me tensé un poco ante el dolor pero ya la tenía dentro.

Empezó a meterla y sacarla haciendo que yo entrara y saliera de su amigo a mi vez, giré mi cabeza para buscar sus labios.

-Rayhan que bien me lo haces, dejó de besarme para reír y empezar a darme más fuerte, yo procuraba no hacer daño el chico al que follaba pero a veces era inevitable y entraba con violencia en él.

Era cono si Rayhan nos estuviera follando a los dos, resultaba delicioso y sentía calambres en mi polla y en mi culo, en todo mi cuerpo que se contraía de placer, veía la mirada extraviada del chaval y seguía acariciando su polla con una mano, con la otra me apoyaba en el colchón para paliar las embestidas del macho que tenía detrás montándome.

Fue delicioso cuando sentí los espasmos en el abdomen del chico y su blanca leche salpicaba mi mano y su abdomen en cinco largos chorros, apretaba terriblemente mi polla con su ano, las fuertes contracciones de su culo hicieron que comenzara a llenarle de mi semen, no paraba de descargar mi leche en su vientre, sujetó mis costados y los acariciaba con suavidad, se me escapaba la baba que caía mezclándose con su esperma sobre su abdomen.

Las contracciones de mi ano hicieron a su vez que Rayhan se viniera en mi interior, dando roncos rugidos de placer y apretando para meterse más, su leche entraba a presión en mis intestinos, si hubiera sido una mujer tenía que haber terminado preñada, tal era la cantidad y profundidad donde entraba. Era una locura placentera, mi pene entrando y saliendo del culo de Denís sin problemas por la lubricación de mi simiente y estar recibiendo una profunda enculada con eyaculaciones prolongadas que me llenaban de felicidad.

Cuando abrí mis ojos y los fijé en la cara de Denís una sonrisa de pícara malicia mantenía sus labios abiertos, desee besarle y lo hice mordiendo su gordo y rojo labio, sentía cosquillas por todo mi cuerpo, nos habíamos corrido los tres en una armonía incomparable.

Ya estábamos vestidos después de ducharnos los tres juntos, sin dejar de besarnos con mucha paz, habían pasado varias horas de intenso placer, una tarde de amor donde habíamos desvirgado a Denís, con dolor pero también con muchísimo placer.

Les notaba felices y Rayhan se ocupo del maltrecho culo de su chico aplicándole crema en abundancia, lamenté haber sido el causante de su dolor y le besé largamente.

-Siento haberte causado dolor nene querido.  –se abrazó a mí y me daba rápidos besos.

-Daniel, no digas eso, ha resultado genial y has sido un ángel venido de cielo, tenía razón Rayhan, eres estupendo, te adoro, te queremos los dos.  –la sinceridad brillaba en su mirada.

-Yo también os quiero, mucho, a los dos.  –parece fácil decirlo pero resulta más sencillo hacerlo, es imposible no querer a dos seres tan buenos, tan hermosos que comienzan a vivir su vida, sin complejos y llenos de generosidad y entrega.

Comimos algo de fruta fresca, hacía mucho calor y bajé el termostato de la calefacción, después unos yogures, no tenía más aparte de unas galletitas que no se el tiempo que llevaban en el armario. Nos sentamos a charlar un rato antes de que marcharan.

-Bien, chiquititos ya conocéis el camino para hacerlo cuando queráis.  –Denís miró a Rayhan con una sonrisa pícara y llena de alegría en su cara.

-Todavía tienes que ayudarnos a que Rayhan me la meta. –le miré un poco sorprendido.

-Ahora ya estás desflorado, es cuestión de paciencia y lo tendréis fácil.  –creía que allí terminaba la conversación pero Denís volvió a abrazarme.

-Queremos que sigas ayudándonos, ¿verdad Rayhan?  -le miré, sonreía embobado mirando a su chico abrazado a mí y afirmando con su cabeza.

-Aún me da miedo esa verga tan grande, ¿nos ayudarás verdad?  -seguía besándome para convencerme.

-No sabes lo rica que es su verga, cuando la tengas una vez dentro de ti no vas a querer que te abandone.  –acaricié su mejilla y la bese como si fuera un niño pequeño.

-Pero contigo será mejor y más fácil.  –no quise responderle, tampoco me desagradaba la idea, recordaba la maravillosa tarde que habíamos pasado desnudos y compartiéndonos sin reservas y entregándonos en cuerpo y alma.

Era de noche y les veía a través de los ventanales caminando por el patio, jugando y pisando a veces el césped del jardín, abrazados de la cintura y en mi corazón les desee suerte y que siguieran queriéndose de esta manera tan bella mientras pudieran.

Esa noche dormiría como un ángel flotando en una nube blanca, solo pero muy satisfecho.

**********

 

Domingo

Al despertar sonrío contento recordando a los dos chicos, me desperezo y continuo en la cama, cuando salía del baño recibo la llamada de Rafael, quiere quedar para salir un rato a pasear, decidimos que me encontraré con él en la Gran Plaza.

A pesar de la lluvia que cae intermitente voy alegre y contento, estreno el paraguas transparente que mi madre me compro para dejar en el coche y utilizar en ocasiones como esta.  Rafael se asombra cuando sujeto su cintura y le beso en la boca risueño.

-¿Qué te sucede hoy Daniel?  Cómo me gustas así.  –se aprovecha de mi predisposición y besa con fuerza mi boca, hasta meter profundo su lengua queriendo arrebatarme mis sueños, la alegría que llevo dentro.

-¿Soy yo el causante, acaso, de esa alegría que desbordas?  -río y le devuelvo el beso.

-Es privado, quiero que vayamos a la Catedral un rato para escuchar su música.  –me mira y enarca sus cejas, poniendo un gesto gracioso.

-Ahora resulta que eres religioso.  –me sujeta del brazo colocándose debajo de mi paraguas que no es muy grande y recoge justo a dos personas muy juntas.

-Tonto, he dicho a escuchar música y quizá para pensar, y puede ser que para dar las gracias por algo, por ver feliz a la gente. -sí, pudiera ser por eso.  Me estrecha contra él hasta que entramos en la Catedral.

Nos sentamos y permanecemos en silencio, la belleza de la música me embarga, mi alma se extasía con las angelicales voces, debía de tener una rara expresión en mi rostro, la mano de Rafael sujeta la mía suavemente,  le miro y un ligero y tímido encogimiento de hombros es su respuesta, su gesto tan de niño conmueve mi corazón, se la aprieto con calidez y seguimos disfrutando, podía haberme pasado el resto de día allí, sentado, sintiéndome ingrávido y etéreo, me levanto y le llevo de la mano.

-Era bellísima la música y te veía tan tierno, soñando con los ojos abiertos.  –no le quiero responder.

-¿Dónde vamos a comer? , he salido con la idea de comer contigo.  –le miro y me doy cuenta de que llevamos nuestras manos enlazadas, me suelto de él y me mira frustrado.

-Podemos ir a mi casa que siempre hay algo para comer, o a un bar cerca de allí donde vamos a menudo y no es muy caro.

Pasamos por delante del portal donde vive y nos acercamos al que tengo anotado en la cartulina que Paul me entregó, siento una punzada en mi pecho y miro para ver si atisbo algo a través de las cristaleras de la puerta. Me reprocho por haber pensado en él y tener la esperanza, el deseo, de llegar a verle aunque fuera su reflejo.

Hablamos animadamente de sus estudios, de los tiempos del colegio y de cómo conocí a sus primos, y él me hablaba de su vida en Sevilla, de los amigos que allí tiene y de la forma que vivió sus inicios cuando supo que era gay.

Las lágrimas salían suaves y tranquilas de mis ojos al conocer el trato que le infligió su padre cuando lo supo, estaban pasando unos días en su casa de campo o cortijo, allí tenía un amigo con el que siempre había jugado, desde niños habían compartido sus juegos, tenía doce años y jugando comenzaron a besarse, sin intención alguna de llegar más lejos, su inocencia no les permitía ir más allá.

Les sorprendió su hermano, no sabe lo que pudo contar ni tuvo oportunidad de explicarse, su padre le fustigó salvajemente y despidió al padre del niño que trabajaba allí de jornalero, a partir de aquel momento y durante unos años tuvo que soportar la dureza del trato de su padre que le quería corregir.

Sujeté su mano y la lleve a mis labios, sentía mi corazón oprimido por la tristeza de sus años de niñez.

-¿Nadie te ayudó?  ¿Tu madre o tus hermanos? ¿Ninguno te apoyó?

-En mi familia lo mío es un estigma que mancha el apellido, así es asumido por todos, ya ves que prefieren tenerme lejos de ellos estudiando, de alguna manera me ocultan a los ojos de nuestras amistades y sociedad.

-Rafael esto en España es normal y aceptado por todos.   –no obtengo contestación y solo me da un encogimiento de hombros.

Liquidamos la nota de la comida que nos pasan, quiere pagar la comida de los dos y no se lo permito, lo repartimos a partes iguales.

Su rostro vuelve a cambiar, la sonrisa vuelve a su rostro y la picardía a brillar en su mirada. Salimos a pasear, la temperatura ha bajado y no resulta agradable el andar por la calle. Al pasar por su casa me invita a subir para pasar un tiempo con sus amigos hablando.

No está ninguno de ellos, nos sentamos en el salón y vemos una película que ya había visto en España, El argumento es interesante y trabaja  Demi Moore, aunque hubiera preferido a su ex pareja Ashton Kutcher, siempre me ha gustado físicamente pero no su personalidad. Rafael la seguía interesado y no quise decirle que ya la había visto, me dediqué a observarle. Se volvió y me dirigió una tierna sonrisa, adelantó su rostro y me besó.

-Gracias por escucharme en la comida, nunca había contado esta parte de mi vida. -me abraza y apoya su cabeza en mi pecho, yo le acaricio el cabello y suspira.

Cuando finaliza la película volvimos a salir y tomamos una bebida en un bar camino de la Gran Plaza, nos despedimos allí, quiere acompañarme hasta mi estudio pero es un poco tarde y prefiero que vaya de vuelta para su casa.

-He pasado un día muy feliz  en tu compañía. Me siento muy contento a tu lado. –se abraza a mi e intenta levantarme del suelo.

-Déjame que nos vamos a caer. –respondo a su beso y cada uno se encamina a su casa.

Durante el camino voy pensando en él, y en lo que condiciona a algunos un apellido y una historia familiar cargada de antepasados ilustres. Me agrada Rafael y el tiempo se pasa veloz en su compañía, además he podido ver su sensibilidad y delicadeza, oculta por su carácter alegre y despreocupado.

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